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Variable s pre dic toras y

conse cue ncias d e l acoso


sexual a los e studiante s e n
e l e spacio unive rsit ario
Carmen M. Véliz-Escobar*

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2080-5757
Facultad de Humanidades,
Universidad de San Carlos de Guatemala
*Autor a quien se dirige la correspondencia:
carmencita.veliz@gmail.com

Recibido: 15/5/2020
Aceptado: 25/9/2020
DOI del artículo: 10.36631/RPH.2022.04.01

Resu men
El objetivo del estudio fue interpretar el acoso sexual y sus consecuencias
en el espacio universitario y la relación con las variables predictoras, planteadas
en el diseño de la investigación. Para ello se utilizó un enfoque mixto secuencial
de corte transversal. En la fase cuantitativa la muestra fue de 210 estudiantes
con base en el muestreo probabilístico por racimos y, en la cualitativa fue de
ocho estudiantes con el empleo de un muestreo de casos tipo y bajo el principio
de saturación de la información. La fase cuantitativa correspondió a un diseño no
experimental, y la fase cualitativa a uno fenomenológico. Se usaron las técnicas
del cuestionario y la entrevista semiestructurada. Las variables del estudio fueron
acoso sexual, sexismo ambivalente, autoestima y rendimiento académico. Se
encontró que el 74.3 % de la muestra sufrió alguna forma de acoso sexual en
la universidad estatal. Se generó un modelo con un adecuado ajuste de acuerdo
con la prueba Hosmer-Lemeshow, p> .05, en el que aportaron significativamente
las dos variables; el ser mujer que aumenta un 3.43 la probabilidad de sufrir
acoso sexual y tener bajos niveles de autoestima social, el valor resultante
aumenta en un 1.5. La autoestima también se observó como consecuencia del
acoso sexual, viéndose disminuida en un -.0163 por cada punto de acoso sexual
que aumentaba; es decir que existe una variación inmersamente proporcional,
a más acoso menos autoestima. Se concluye que las variables predictoras y
consecuencias coinciden con elementos discursivos de los y las estudiantes
víctimas de acoso sexual, pero que las causas de los mismos son estructurales
y se relacionan con pautas culturales y machismo institucional.

Palabras clave: violencia de género, sexismo ambivalente, autoestima,


rendimiento académico, machismo

P e r s p e c t i v a s , P r o p u e s t a s d e i n v e s t i g a c i ó n e n p s i c o l o g í a , 2022 1
Va r i a b l e s p r e d i c t o r a s y c o n s e c u e n c i a s d e l a c o s o s e x u a l

Pre dictor variable s and


conse que nce s of sexual
harassme nt in stude nts at
Unive rsit y grounds
Carmen M. Véliz-Escobar*

ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2080-5757
School of Humanities,
Universidad de San Carlos de Guatemala
* For correspondence:
carmencita.veliz@gmail.com

Reception date: 5/15/2020


Acceptance date: 9/25/2020

Abstr act
The goal of the present study is to interpret sexual harassment at University
grounds, its consequences and its relation to proposed predictor variables. A
mixed cross sectional and sequential method was used. In the quantitative
phase, the sample consisted of 210 students, based on cluster probability
sampling; whereas the qualitative phase consisted of eight students and was
based on model case sampling and the principle of information saturation.
The quantitative phase had a non-experimental design while the design of the
qualitative phase was phenomenological. Questionnaire techniques and semi-
structured interviews were used. The different variables were sexual harassment,
ambivalent sexism, self-esteem and academic performance. The study determined
that 74.3 % had suffered some form of sexual harassment at the state university.
A model was generated with proper adjustments in accordance to the Hosmer-
Lemeshow test, p> .05, in which two variables were significant: to be a woman,
which increased 3.43 the probability of sexual harassment; and to have low
levels of social self-esteem, which augmented it 1.5. Levels of self esteem were
affected as a consequence of sexual harassment, decreasing -.0163 for every
point of harassment increase. The study concludes that predictor variables and
consequences coincided with the discursive elements of the students who were
victims of sexual harassment, but that the causes are structural and associated
to cultural patterns and institutional male chauvinism.

Key words: gender violence, ambivalent sexism, self-esteem, academic


performance, male chauvinism

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Carmen M. Véliz-Escobar

El acoso sexual es un problema que ha sido objeto de estudio y discusión,


ya que ha estado presente en varios momentos y contextos de la humanidad.
Este se entiende cómo un «comportamiento en función del sexo, de carácter
desagradable y ofensivo para la persona que lo sufre. Para que se trate de acoso
sexual es necesaria la confluencia de ambos aspectos negativos: no deseado y
ofensivo» (Organización Internacional del Trabajo [OIT], 2013, p. 1). Además, el
acoso sexual es una forma de violencia sexual u otros delitos sexuales, que en
ocasiones es la antesala al abuso sexual o violación (Logroño, 2009).

En un estudio realizado sobre la incidencia del acoso sexual en la Universidad


de San Carlos de Guatemala, se reportó que nueve de cada diez estudiantes
se ven afectados por el acoso sexual y, que la mayoría de los acosadores
conocidos son catedráticos universitarios, aunque también son acosadores pares,
personal administrativo y personal de mantenimiento (Asociación de Estudiantes
Universitarios [AEU], 2019). A pesar de estudios que revelan esta realidad en el
espacio universitario, los delitos de acoso sexual se tienden a mantener en la
oscuridad, muchas personas saben del problema e incluso de los victimarios, pero
no se toman medidas al respecto, pues se ha minimizado.

Este fenómeno puede tener muchas explicaciones, pero algo importante a


resaltar es que tradicionalmente la educación superior no tenía cabida para las
mujeres, pues era un espacio privilegiado para los hombres, algo que fortalecía
la división sexual del trabajo (Papadópulos y Radakovich, 2004). Esto daba a los
hombres la exclusiva oportunidad de desarrollarse profesionalmente, mientras
las mujeres eran relegadas a roles reproductivos y la vida en el hogar.

Y aunque en la actualidad los escenarios hayan cambiado y las mujeres


ya pueden asistir a la universidad, estos aun son recintos para los hombres, en
donde el hostigamiento, el acoso y la violencia de género están normalizados
(Ordorika, 2015). Además, la segregación de género en carreras, trabajos y
salarios es una dura realidad para muchas mujeres, quienes sin importar su
nivel de formación y capacidades, no logran las mismas condiciones que el
género masculino (Papadópulos y Radakovich, 2004). Cabe resaltar que este
contexto machista no afecta únicamente al género femenino, muchos hombres
sufren de las exigencias relegadas a su género, así como de violencia y acoso
sexual, con pocas posibilidades de denuncia.

El progreso de los colectivos y teorías feministas contribuyen al aumento


de las denuncias sobre el acoso sexual de manera sistemática, lo que también
ha permitido que se hable del tema y que incluso llegue a penalizarse en
algunos países (Mingo y Moreno, 2015). En Guatemala, el acoso sexual no se
encuentra tipificado como un delito en el Código Penal, razón por cual se limita,
en muchos casos, el acceso a la justicia y la protección a la víctima (OIT, 2013).

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La confluencia entre la coyuntura cada vez más abierta a la denuncia y


la renuencia al cambio, por el fuerte posicionamiento del sexismo en la cultura
social e institucional, ha favorecido la elaboración de cada vez más estudios
sobre el acoso sexual, algo que también es resultado de un proceso histórico
(Cortés, Cantón, Cantón-Cortés, 2011; Mingo y Moreno, 2017). El análisis de un
problema social desde la academia es un paso importante para el proceso de
solución y erradicación de este, pues permite generar nuevos posicionamientos.

Con base en lo anterior se estableció como objetivo general del presente


estudio: Interpretar el acoso sexual en relación con las variables predictoras y
sus consecuencias en estudiantes en el espacio universitario.

M at eri al e s y m é to d o

P o b l ación y m ue str a
La población de conformó por estudiantes de último año/semestre,
inscritos en una de las dos unidades académicas de la Universidad de San
Carlos de Guatemala: Facultad de Veterinaria y Escuela de Ciencias Psicológicas.
La población aproximada correspondió a 420 estudiantes.

Para la fase cuantitativa se utilizó un muestreo probabilístico por racimos.


Los clusters fueron todas las secciones del último año de la carrera universitaria
y se tomaron en cuenta todos los electivos, así como, jornadas de ambas
unidades académicas, que sumaban un total de ocho. Se hizo una selección
aleatoria de cuatro clusters con el uso del software SurveyMonkey, con un
nivel de confianza de 95 % y un margen de error de 5 %. En los clusters
seleccionados se evaluó el total de unidades de análisis, es decir, el total de
estudiantes que se encontraron presentes al momento de la evaluación, quienes
sumaron un total de 210 estudiantes.

En esta primera fase se consideraron los siguientes criterios de inclusión


de las unidades de análisis: ser estudiante de una de las dos unidades
académicas seleccionadas (sin importar edad y sexo), estudiar al menos un
curso del último año/semestre de la carrera, estar inscrito en el ciclo 2020 de
la universidad estatal en Guatemala y firmar el consentimiento informado de la
fase cuantitativa. Los criterios de exclusión fueron: rellenar de forma aleatoria
los instrumentos, no completar la totalidad de los instrumentos y presentar
algún tipo de discapacidad auditiva, visual o mental.

Para la fase cualitativa se utilizó un muestreo de casos tipo. Los casos


que se incluyeron fueron aquellas personas que refirieron ser víctimas de
acoso sexual en el espacio universitario. La selección del número de personas
se realizó bajo el principio de saturación de la información. Posteriormente,

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se analizó la información para considerar la realización de nuevas entrevistas.


Finalmente, se efectuaron un total de ocho entrevistas, cuatro de estudiantes
de la Facultad de Veterinaria y cuatro de la Escuela de Ciencias Psicológicas.

Se consideraron los siguientes criterios de inclusión de las unidades de


análisis: haber formado parte de la muestra de estudio de la fase cuantitativa de
la investigación, haber tenido alguna experiencia de acoso sexual en el espacio
universitario, haber llenado la hoja de datos personales parar ser contactado
o contactada para la fase cualitativa del estudio y firmar el consentimiento
informado de la fase cualitativa.

Ins tr um e ntos y pr ocedi m i ent os


El alcance de investigación fue predictivo transversal y el enfoque fue
mixto secuencial. La fase cuantitativa se hizo desde un diseño no experimental
en la que se aplicaron cuestionarios y escalas estandarizadas; por su parte, la
fase cualitativa fue a partir de un diseño fenomenológico con base en estudios
de caso a través de entrevistas semiestructuradas.

Para la recolección de datos se manejaron fuentes primarias. Los instrumentos


de la fase cuantitativa se aplicaron en horario de clases, en los salones donde
habitualmente las reciben. La aplicación de los instrumentos duró aproximadamente
media hora, y se solicitó al catedrático asignado al salón su apoyo, para hacer
la recolección de datos más eficiente. Se emplearon los siguientes instrumentos:
Encuesta sociodemográfica, Cuestionario para la medición del acoso sexual en
instituciones de educación superior (IES) de Lourdes Larrea, Inventario de sexismo
ambivalente (ASI) de Glick y Fiske y Escala de autoestima de Coopersmith (SEI)
versión de adultos, correspondientes a las variables de estudio.

Para la fase cualitativa se utilizó una guía de entrevista semiestructurada,


elaborada por la investigadora, en la que se plantearon cuatro temas generales
con sus respectivas preguntas generadoras.

Para el análisis de datos, en la fase cuantitativa se utilizó la estadística


descriptiva para reportar las características demográficas. Se hicieron
estimaciones para las pruebas de hipótesis con un 95 % de confianza. Para
cada prueba se realizó un análisis de consistencia interna valiéndose del
alfa de Cronbach > .6. Se realizó un análisis de regresión logística binomial
y regresión lineal y se evaluaron los factores protectores y de riesgo para
el acoso sexual, así como las consecuencias, las cuales fueron autoestima,
sexismo ambivalente, rendimiento académico y otras variables determinadas en
la encuesta sociodemográfica. Para ello se estimaron los Odds Ratio (OR) sin
ajustar como medida de asociación entre cada variable de exposición.

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La selección de las variables a incluir se hizo según la fundamentación


teórica y, además, se incluyeron las variables que mostraron un valor p ≤ 1
(índice de OR que indica probabilidad). Se hicieron todas las pruebas del modelo
final con un nivel de confianza α = .05.

Para analizar los datos cualitativos se realizó un análisis de contenido


de las entrevistas semiestructuradas realizadas, a partir del cual se llevó a
cabo una codificación para evidenciar el número de categorías encontradas.
Finalmente, se realizó la triangulación de los datos cuantitativos y cualitativos,
con la finalidad de detectar coincidencias entre las categorías de las variables
evaluadas. Para ello se realizaron cuadros comparativos, tablas cruzadas y
mapas mentales que permitieron visibilizar las variables y categorías del estudio;
se compararon los resultados de los instrumentos aplicados.

A sp ectos é ticos
Como parte de las consideraciones éticas de la investigación, se solicitó
consentimiento informado de los participantes en el estudio, en sus dos fases
por separado, la cuantitativa y la cualitativa. Ambos consentimientos informados
exponían de manera clara y concreta los siguientes elementos: datos generales
de la investigadora, propósito del estudio, participación durante el estudio,
confidencialidad de los datos, riesgo de su participación y publicación de los
resultados. Se respetó la voluntariedad a querer o no formar parte del estudio;
se evitó en todos los medios coaccionar los o las estudiantes.

Resulta d o s

C aracter iza ción de la m uest r a de est udi o


Para caracterizar a la muestra de estudio se aplicó una Encuesta
sociodemográfica, de la cual se obtuvieron los siguientes datos principales. Del
total de la muestra de 210 estudiantes, 58 % fueron de la Escuela de Ciencias
Psicológicas y 42 % de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Con
respecto al sexo, el 77 % de la muestra se identificó como mujer y el 23 %
como hombre. La mayor parte de la muestra se encuentra en un rango de edad
entre 21 a 25 años, representando un 67 % del total, que en términos generales
corresponde a un grupo de estudiantes jóvenes que pudieron empezar la
universidad inmediatamente después de haber culminado su educación media,
o unos pocos años después.

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Entre otros datos a resaltar, se observa que el 59 % afirma que


únicamente estudia, mientras un 41 % estudia y trabaja. Con respecto a sus
vínculos sociales, 90 % no tienen hijos, 69.5 % no tienen pareja sentimental
actualmente y 87 % tienen hermanos. Únicamente el 5 % comenta vivir solo o
sola actualmente. La gran mayoría de la muestra, la cual representa un 77 %,
califica sus relaciones sociales en general como satisfactorias.

Var ia ble s pr ed i ct or as del acoso sexual


Se realizó una regresión logística para conocer los efectos del reporte
de haber sufrido acoso sexual a partir de las variables: sexo, edad, unidad
académica, cree en un ser superior, practicas alguna religión, ocupaciones,
calificación de las relaciones sociales (dicotómica), estado civil, a que grupo
social pertenece, sexismo benévolo, sexismo hostil, autoestima sí mismo,
autoestima social y autoestima familiar.

Con la interacción entre las variables se obtuvo la siguiente información:


el modelo, a partir de la prueba de Hosmer-Lemeshow presentó un adecuado
ajuste, X2 = 8.29-, p > 0.05 y explicó el 23 % de la varianza (Nagalkerke R2), esto
permitió que se clasificaran correctamente el 77 % de los casos. Finalmente, las
únicas variables que aportaron significativamente para predecir el acoso sexual
fueron ser mujer y tener menores niveles de autoestima social, por ello aumenta
la probabilidad de sufrir acoso sexual 3.43 y 1.5 de las veces, respectivamente.

Además del análisis estadístico inferencial, en la fase cualitativa del estudio


se preguntó a los y las estudiantes, que reportaron haber sido víctimas de
acoso sexual, sobre cuáles factores a nivel personal consideran que aumentan
la probabilidad de sufrir acoso sexual en la universidad. Se categorizaron las
respuestas para establecer variables predictoras, como resultado se obtuvo que
fue el machismo la que parece explicar mejor los eventos de acoso sexual en
la universidad. Este lo identifican como aquella cultura institucional que autoriza
actos de sumisión y agresión basados en el género. Esta variable se asociaría
a por qué ser mujer aumenta la probabilidad de sufrir acoso sexual, no por el
hecho de ser mujer, sino por la condición de vulnerabilidad que representa serlo a
nivel social (Coordinación de la Unidad de Género, 2014; Mingo y Moreno, 2015).

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Figura 1
Diagrama sobre las variables predictoras del acoso sexual en el espacio
universitario

Dificultad de Dificultad de pedir


decir «no» ayuda o denunciar

Estereotipos
de belleza
Bajos niveles de
«Llamar la
autoestima social
Vestimenta Objetivación atención»

Otras actitudes en las «Dar demasiada


Ser mujer interacciones sociales confianza»

Proceso de Normalización «Ser amable»


educación de la violencia Cultura
machista

Bromas
misóginas Ser víctima de
acoso sexual

Nota. Estas categorías surgen a partir del análisis cualitativo realizado.

La baja autoestima también fue una variable que los y las estudiantes
nombraron como predictora; coincide, por tanto, con el análisis cuantitativo
con respecto a la autoestima social, la cual se entiende como la valoración que
realiza el individuo de sus capacidades, productividad, importancia y dignidad,
en sus interacciones sociales (Coopersmith, 1967). Mencionan además otras
actitudes en las interacciones sociales como variables predictoras (ver figura 1).
Debe subrayarse el machismo como un elemento que filtra y delimita las otras
variables, ya que todas ellas tienen matices relacionados con la condena de
lo femenino y la exaltación de lo masculino; aspecto a exponer más adelante.

E xp eriencia s de a coso sexual desde l as


vo ces de los y las es t udi ant es
El acoso sexual es un problema de alta incidencia en la universidad, algo
que se ha evidenciado en estudios anteriores (AEU, 2019; Caballero, 2003). Con
respecto a la muestra del estudio, el 74 % refirió haber sufrido alguna forma de
acoso sexual en el espacio universitario. Prevalece el acoso sexual ambiental,
el cual se caracteriza por un clima de estudio hostil, lo suficientemente intenso
como para alterar las condiciones educativas, al favorecer un entorno abusivo,
humillante o amenazador para el acosado (Larrea, 2018). El chantaje sexual,
caracterizado por abuso de autoridad y amenazas por parte de un cargo
superior, tuvo menor incidencia, representa únicamente el 8 % de los casos.

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Un elemento que resalta es la relación de la presencia del acoso sexual


con relación al sexo, en donde se denota como cuatro de cada cinco mujeres
ha tenido al menos una experiencia de acoso sexual en la universidad, mientras
uno de cada dos hombres tienen este tipo de experiencias. A partir de estos
resultados se puede afirmar que el acoso sexual es un problema de género, sin
embargo, esto no significa que los hombres no sean víctimas del acoso sexual,
algo que también evidencian los resultados.

Con respecto a los victimarios, los y las estudiantes del estudio afirmaron
que las personas que tienden a acosar en un mayor nivel son los propios
estudiantes, es decir, compañeros de estudio, lo expone un 68 % de la muestra.
El segundo lugar lo ocupan los docentes universitarios con un 25 %. Y del total
de personas que acosan, el 89 % son hombres. En este punto es importante
resaltar que el acoso sexual es un problema producto de diferencias de poder
establecidas y validadas desde un punto de vista cultural legitimador (Cuenca,
2015). En ese entendido los acosadores pueden tener diferentes matices, pero
todos comparten la característica de poder sobre la persona acosada.

Un aspecto que fue interesante en el estudio fue la voluntariedad a


participar en el mismo. Del total de la muestra, 156 estudiantes afirmaron haber
sufrido alguna experiencia de acoso sexual en el espacio universitario. Ahora
bien, para la fase del estudio cualitativo únicamente 12 estudiantes dejaron
sus datos para ser contactados, y al momento de contactarlos solo ocho
respondieron. De estos, 14 estudiantes habían anotado sus datos para poder
ser localizados, pero por alguna razón decidieron tachar dicha información.
La participación en la fase cualitativa fue mínima, a pesar de que en la fase
cuantitativa se identificó una alta incidencia de acoso sexual. Un elemento a
resaltar en este punto es la noción de silencio impuesto, el cual permite atribuir
la culpa a la víctima, naturalizar y trivializar el acoso, y no denunciar e incluso
normalizar estas formas de violencia (Mingo y Moreno, 2015).

La experiencia de acoso sexual es particular y no se debe buscar la


generalización, más bien, comprender el fenómeno desde las características
comunes y las diferencias de cada individuo, al recalcar el impacto negativo
que tiene en la vida de los y las estudiantes.

Conse cuencia s del acoso sexual en l a vi da d e


es tudiantes
Un último aspecto importante del estudio fue analizar las consecuencias
que el acoso sexual tiene en los y las estudiantes que lo sufren. Para ello
se realizó una regresión lineal entre el valor total de acoso sexual, evaluado
con el Cuestionario para la medición del acoso sexual en IES (Larrea, 2018),
con el sexismo ambivalente y la autoestima. También se realizaron regresiones
logísticas binomiales para conocer la influencia del acoso sexual en las variables:

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promedio, estado civil, ocupación, calificación de relaciones sociales, practicar


una religión y creer en un ser superior.

A pesar de los análisis estadísticos realizados, solamente se encontró una


ecuación significativa con la variable de autoestima (F(1, 207) = 6.5, p < .05)
con un R2 de .026. La autoestima general predicha fue de 17.05 +/-.163. Esto
significa que la autoestima de los y las participantes disminuye -.163 por cada
punto que aumenta el cuestionario para la medición del acoso sexual. Hay que
tener en cuenta que el resultado encontrado representa una regresión débil, por
lo que las interpretaciones deben realizarse con cautela.

Por otro lado, en la fase cualitativa se abordaron las consecuencias en


tres niveles: consecuencias a nivel personal, académico y familiar, determinadas
con base estudios sobre la violencia de género y su impacto en la víctima
(Castaño-Castrillón et al., 2010). Un elemento relevante, que surgió en el
discurso de los y las estudiantes entrevistados, fue acerca del beneficio positivo
de la psicoterapia, en la resolución de las secuelas y consecuencias provocadas
por el acoso sexual en la vida de una persona. Se observó que los y las
estudiantes que hablaron sobre su experiencia de acoso sexual experimentaron
un proceso psicoterapéutico.

Figura 2
Diagrama sobre las consecuencias del acoso sexual en el espacio universitario

Haber sido víctima


de acoso sexual

Proceso de
puede disminuir con
psicoterapia

consecuencias

A nivel A nivel A nivel


académico personal familiar

Angustia de ir No poder Deterioro de las


a estudiar Deterioro del relaciones cercanas
expresarse con
autoestima
libertad

Por no poder Por minimización


Creencia «el
expresarse y culpabilización
mundo es
peligroso»

Nota. Estas categorías surgen a partir del análisis cualitativo realizado. Fuente: elaboración propia
con base a los datos obtenidos durante las entrevistas.

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Entre las consecuencias que describieron los y las estudiantes, en la fase


cualitativa del estudio, se encuentran la angustia de ir a la universidad y posterior
abandono de sus estudios por algunos años, la represión de la expresión del ser
en libertad, la introyección de la creencia de «el mundo es peligroso», así como
el deterioro de las relaciones cercanas por la culpabilización por ser víctima.

Vale la pena mencionar que la mayoría de las consecuencias del estudio


se determinaron a partir de la fase cualitativa del mismo, por lo tanto se
sugiere, para obtener resultados más sólidos, utilizar otros instrumentos y
evaluar diferentes variables, las cuales puede definirse a partir de los resultados
aquí expuestos.

Disc us ión
El acoso sexual es un problema complejo y al estudiarse, desde un
enfoque predictivo, se visualizan una gran cantidad de elementos relacionados
que forman parte del fenómeno. Uno de los elementos evidenciados en los
resultados es el machismo como una causa estructural del acoso sexual,
expuesto en una cultura institucional, en donde la universidad como institución
legitima diversos actos de violencia basada en género (Mingo, 2016).

Este tema debe ser el punto de partida de la discusión, ya que algo


importante a resaltar es que, si bien el estudio indagó en las variables predictoras
del acoso sexual, evaluándolas en las víctimas de dichas experiencias, estas
se consideran causas determinantes; pero ello no implica que sea la víctima
quien produce el efecto de violencia, pues utilizar ese enfoque sería culparle al
jugar el papel de provocador de la situación. Lo que pretendió el análisis fue
establecer aquellas características de la víctima que aumentan la probabilidad
de sufrir acoso sexual. Es por ello que como se observa en la figura 1, todas
las variables predictoras son filtradas por el «machismo», el cual se interpreta
como los aspectos sociales y culturales, que caracterizan la violencia de género
y surgen de la repetición de convencionalismos de manera ritualizada como,
por ejemplo, la exaltación de los masculino frente a lo femenino (Butler, 2007).

En consecuencia, ser mujer, tener bajos niveles de autoestima social


y algunas otras actitudes relacionadas con la interacción social, resultaron
predictoras del acoso sexual en el estudio. No es que estas variables sean
causas en sí mismas, como se mencionó anteriormente, es la cultura machista
la que detecta estos elementos para predisponer una situación que propende
a sufrir acoso sexual; funcionan como una acción legitimadora culturalmente.
Estas variables no son predictoras del acoso sexual en sí mismas, pero se
constituyen en la performatividad de género, en donde a través del discurso
y el lenguaje se genera una relación causal entre el ser mujer, por ejemplo, y
sufrir acoso sexual (Butler, 2007).

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La autoestima social fue otra de las variables predictoras del estudio. Algunos
autores afirman que esta cultura patriarcal y machista que se ha destacado en
los argumentos, hace que la víctima se sienta llena de vergüenza por lo ha
vivenciado, culpabilizándose de su misma condición de víctima (Guarderas et al.,
2018). Esto va de la mano de un pobre o nulo apoyo social al momento que
la víctima quiere pedir ayuda o denunciar, algo que la hace aún más vulnerable
(Mingo y Moreno, 2015). Se enfatiza de nuevo en cómo las variables que resultaron
predictoras no pueden entenderse como causas finales del acoso sexual.

Por otro lado, algunos estudios demuestran que las víctimas de acoso
sexual en la universidad tienden a ser mujeres, quienes, por razones vinculadas
al género, sufren diversas formas de violencia basada en prejuicios (Aguilar,
Alonso, Melgar y Molina, 2009). Esto no implica que un hombre no sufra de
acoso sexual, pues de acuerdo a investigaciones previas, ellos pueden llegar a
sufrir violencia y hostigamiento de tipo sexual y, en ambos casos, la falta de
una cultura de denuncia es un factor de riesgo (Echeverría, Paredes, Diódora,
Batún y Carrillo, 2017). Los resultados del presente estudio evidencian que tanto
hombres como mujeres sufren acoso sexual, pero siempre es más probable que
lo sufra una mujer.

A nivel de universidad debería de existir una ayuda a la estudiante


mujer para este tipo de cosas […] Me siento frustrada al hablar del
tema porque igual no te podés [sic] defender como quisieras, porque
[sic] aunque te defendás [sic] no lográs [sic] sacar nada, no se puede
(estudiante mujer de 32 años, Licenciatura en Veterinaria, comunicación
personal, 5 de marzo de 2020).

A partir de este análisis es posible que exista el discurso de que tanto


hombres como mujeres sufren acoso sexual y, por lo tanto, no se trata de
un problema basado en género. En esta línea es importante resaltar las
características de los acosadores, en donde se pudo observar que la gran
mayoría de ellos son hombres. Esto quiere decir que, si bien un hombre puede
sufrir acoso sexual, este va a ser acosado por otro hombre. Esto demuestra
que, efectivamente, se trata de un tema de género, en donde la cultura
machista da permiso a lo masculino hegemónico de tener conductas violentas
y dominantes, basadas en relaciones de poder (Cuenca, 2015; Logroño, 2009;
Mingo, 2016). Y estas relaciones de poder hacen referencias a cuando una
persona posee una posición jerárquica en la comunidad universitaria, la cual
puede ser simbólica, como en el caso de otros estudiantes que acosan a sus
compañeros y compañeras (Echeverría et al., 2017).

Finalmente, el último aspecto a discutir es sobre las consecuencias del


acoso sexual en el espacio universitario. Como se pudo observar, la autoestima
es una variable que parece verse afectada por el acoso sexual. Es posible
que esto se relacione con la crianza de las mujeres, en donde se enseña que
lo más preciado es su sexualidad, pero no desde su libertad de expresión

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sino desde el resguardo de la misma, por ello cualquier ataque contra esta
representa un ataque contra su valor como mujer (Igareda y Bodel, 2014). De
modo que la autoestima femenina está fuertemente determinada por la vivencia
de su sexualidad desde lo socialmente establecido, culpabilizándola si sufre
alguna forma de violencia sexual, lo que conlleva a desvalorizarla.

Otro elemento, que surgió en la fase cualitativa del estudio con respecto
a las consecuencias del acoso sexual, fue el tema de psicoterapia. Estudios
discuten sobre como la psicoterapia ayuda a las víctimas de acoso sexual a
tener un proceso de curación, pues impulsa el reconocimiento de los daños que
la experiencia provocó, lo cual permite el paulatino rompimiento del silencio para
que finalmente, se interponga una denuncia (Barreto, 2017). No es casualidad
que las personas que formaron parte de la fase cualitativa del estudio hayan
pasado por proceso psicoterapéuticos.

Es necesario enfatizar que, si bien los resultados no evidenciaron consecuencias


en el área académica desde la medición del rendimiento académico, en el
discurso de algunos estudiantes surgió el tema del abandono temporal de sus
estudios tras haber sido víctima de acoso sexual. Esta variable debe estudiarse
más a fondo para dar conclusiones más certeras al respecto, pero se puede
mencionar como la universidad mantiene desinterés deliberado en torno al acoso
sexual que se da en la institución (Mingo y Moreno, 2015), las autoridades voltean
«la cara hacia un lado» y empujan a los y las estudiantes a escapar de ese
entorno, aun cuando esto implique el abandono de su carrera académica.

Conclusione s
De acuerdo con los resultados obtenidos, se comprobó que el ser mujer
y tener menores niveles de autoestima social aumenta la probabilidad de
sufrir acoso sexual en el espacio universitario. Asimismo, la disminución de la
autoestima es una de las consecuencias del sufrir acoso sexual, junto con el
abandono de los estudios y el deterioro de algunas relaciones interpersonales.
La psicoterapia juega un papel importante en la disminución de dichas
consecuencias. Una de las limitaciones del estudio fue que, si bien se realizó
un muestreo probabilístico para la selección de la muestra cuantitativa, los
presentes resultados son generalizables para la población del estudio, pero no
para otros grupos, unidades académicas o universidad.

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Va r i a b l e s p r e d i c t o r a s y c o n s e c u e n c i a s d e l a c o s o s e x u a l

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