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ESCENA DOS: TOCADOR DE MORTICIA

Entra MORTICIA furiosa perseguida por HOMERO.

HOMERO
¡Morticia!

MORTICIA
¡Engañada! ¡Humillada! ¡Mortificada!

HOMERO
Cara...

MORTICIA
Le dije a esa mujer Beineke que no había secretos entre nosotros.

HOMERO
Mi hermosa… Mi amada... Merlina no estaba segura del muchacho y yo no
quise preocuparte.

MORTICIA
Ah, o sea que no te atreviste a decírmelo porque soy una madre terrible.

HOMERO
Eres una madre maravillosa.

MORTICIA
Y mira cómo me lo agradecen. Renuncié a mis sueños por esta familia. Quería
viajar. ¡Quería conocer París! ¡Soñaba con ver las alcantarillas de París! ¡Ahora
sé que jamás las voy a ver!

HOMERO
Cara mía…

MORTICIA
Así voy a terminar... sola y olvidada en un cuartito, viviendo de comida para
gatos y sueños rotos... Eso le pasa a las madres. Digo, ve a la tuya. Venía a
quedarse un fin de semana, las semanas se convirtieron en meses; ya pasaron
doce años y sigue allá abajo: defraudada, delirando y fumando marihuana en el
sótano (Pausa) ¡Una anciana olvidada! Me niego a terminar como tu madre.

HOMERO
¿Mi madre? Creí que era tu madre.

MORTICIA le lanza una mirada fulminante.


HOMERO (Continúa)
No, en serio.

MORTICIA
Me mentiste, no puedo vivir con eso.

HOMERO
Ven Tisha, siento la urgencia de tomarte en mis brazos.

MORTICIA
Ahora no.

HOMERO
Pero cara mía...

MORTICIA
¡Fuera!

HOMERO se va.

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