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Estudio revela que tratar a un

perro como un hijo, es parte


de un trastorno mental.
Por Alejandra Montenegro

El vínculo entre un perro y su humano causa un apego emocional casi tan grande
como el de una madre con su hijo; no necesitamos muchos estudios para saber
eso, ¿pero que ocurre cuando se cree que es parte de un trastorno mental?
¿quizás estamos fallando demasiado?, pues la respuesta a estas preguntas fue
revelada por un reciente estudio de expertos de la Universidad Nacional
Autónoma de México.

Los expertos aseguran que esta conducta puede suponer un problema, tanto para
los humanos como para los propios perros. Según Moisés Heiblum, de la Facultad
de Medicina Veterinaria: “Los animales se convierten en miembros fundamentales
de la familia y se les integra a actividades propias de los humanos; esto es
perjudicial para ambas partes, ya que al pretender que actúen como humanos
afecta su adecuado desarrollo”.

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Según la investigación, esto es más común de lo que se cree, cada vez hay más
personas y parejas sin hijos que mitigan su soledad con animales. Por ejemplo, si
un animal pasa todo el día con su dueño, se crea un apego especial y, cuando el
humano no está, el animal se siente frustrado y puede llegar a sufrir ansiedad.
Llega al punto que el humano, le prohíbe al perro subir a la cama o al sofá de la
casa, cosa que es común para ellos. El perro simplemente no lo entiende así,
para él es normal, es su casa y lo están sacando de su hábitat, por lo que puede
responder con agresividad.

El afecto excesivo de al “perrihijo” podría ser también un foco que indique un


desarrollo de patología mental, por lo que una revisión podría ser necesaria para
determinar si hay o no una cuestión patológica o solo es gran cariño a la mascota.
Esto sumado al apego emocional, que hace que cuando su humano no está en
casa, el animal se sienta ansioso, sufra ataques de pánico, destruya objetos u
orine o defeque dentro de la casa.

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Según el investigador, algunas de las acciones que debería preocuparnos son:
Gastar más dinero en los perros que en personas.
Comprarles ropa “humanoide”
Publicar “selfies” de los animales
Referirse a ellos como “mi bebe” o algún apodo similar.

Hacer que el perro se vuelva dependiente de los humanos, puede llegar a


cuestionar quién realmente lo necesita. Heiblum recomienda que antes de llenar a
la mascota de regalos o llevarla a un restaurante, uno se pregunte quién lo
necesita ¿el perro o yo? Por eso hace un llamado a los dueños a no integrar a los
animales en costumbres humanas porque no lo necesitan ni comprenden eventos
como bodas o fiestas de cumpleaños. Solo necesitan que suplan sus necesidades
básicas.

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“Tratar a un perro como un ser
humano también es maltrato
animal”
El experto en caninos César Millán explicó cómo el exceso de cariño puede
afectar a las mascotas.

En la actualidad las mascotas han ocupado un gran espacio entre los seres
humanos. Incluso, los perros y los gatos se han convertido en hijos y miembros de
la familia. Tanto así, que el experto en caninos Cesar Millán considera que ese
exceso de cariño se ha transformado en maltrato animal.

El amor por los animales hace que las personas los traten como seres humanos y
por eso se pueden ver restaurantes de lujo para perros, escuelas, fiestas de
cumpleaños, clubes, peluquerías, almacenes de ropa y otros establecimientos
dedicados a someter a los animales a actividades propias de las personas.
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Cesar Millán explicó que si bien los dueños de los perros hacen esto porque
quieren mucho a sus mascotas, eso no significa que sea un buen trato. Por el
contrario, humanizar a los animales hace que pierdan su identidad, que se sientan
frustrados, ansiosos e inseguros.

“No se están teniendo en cuenta las necesidades del animal. El ser humano se ha
enfocado en ser profesional y no en tener familia. Por eso quieren llenar ese vacío
con los animales. Pero los animales se sienten incompletos porque no son seres
humanos y tienen otras necesidades físicas y psicológicas”, aseguró Millán en
una entrevista con la revista mexicana Contenido.

Millán también dijo que hace 50 años los problemas psicológicos de los perros no
eran tan frecuentes porque eran tratados como animales y estaban en espacios
grandes. Ahora viven dentro de una casa, aburridos y sin actividad física.

“Un perro de la calle se comporta mejor que uno que vive dentro de la casa. –
Agregó Millán - Tiene ese reto de sobrevivir, de buscar alimento y desarrolla todas
sus capacidades. El perro que vive en la casa no tiene trabajo, no camina más de
15 minutos, no tiene propósito”.

Esta problemática ya está siendo analizada por otros expertos como el


estadounidense Gary Francione, abogado y especialista en derechos de los
animales, quien considera que la humanización de los animales es moralmente
negativa ya que les impone sufrimientos innecesarios. Francione considera
que los dueños les imponen reglas humanas irrespetuosas que van desde los
peinados hasta el maquillaje, y que atentan contra la identidad del animal.

El debate ahora sobre el derecho de los animales consiste en averiguar quién vive
más feliz: ¿El perro vagabundo que sigue libremente sus instintos, sin estar
sometido a ninguna regla, o aquel que está en el sofá de una casa aislado del
resto de sus congéneres?

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