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Prueba V3
Prueba V3
Relaran había escuchado historias del trabajo de los Llamadores. Antaño, cuando las
murallas sólo eran conocidas por los distritos interiores, la primera línea de defensa era
compuesta por los soldados de más alto rango de la guardia. Personas que incluso se
adentraban en las profundidades de los pozos en las regiones alejadas y hacían
labores de reconocimiento para mantener a salvo a la ciudad.
Cuando inevitablemente morían la administración hacía grandes esfuerzos por
recuperar sus cuerpos, dependiendo de la importancia del soldado dedicaban incluso
divisiones enteras sólo para traer de vuelta el cadáver, muchas personas —con justa
razón, vale decir— encontraban este comportamiento inexplicable hasta que
aparecieron los Llamadores.
Lo que Relaran tenía frente a él eran los doce mejores soldados que había alguna vez
visto la ciudad, sus almas amalgamadas en una bestia implacable de protección,
El cuerpo sin cabeza de Relaran yacía sentado frente a un muro en la mitad de la calle,
los últimos rayos de luz del sol atardeciente iluminaban su cuerpo inerte. La multitud
que había visto la pelea se había ido hace ya tiempo, los guardias tenían órdenes de
dejar el cuerpo al aire libre hasta la mañana siguiente.
Relaran vivía otro día. La rebelión se extinguiría con la noticia de su muerte, la guardia
ya no estaría en alerta y descuidarían los castillos administrativos. Era hora de golpear.