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Doña Rosa y sus tapices

Había una vez, en la encantadora localidad de Huautla de Jiménez, un lugar


donde la magia de la tradición se entrelazaba con la cotidianidad. Las montañas
verdes y el aire fresco contaban historias susurradas por las hojas de los árboles
centenarios, en este rincón mágico, vivían tres hermanos llamados Jonás. Cada
uno poseía un don especial que les fue otorgado desde el día de su nacimiento y
que los distinguía entre si y los hacia únicos, el primer Jonás, conocido como
(Sabio) era un apasionado de la naturaleza y había desarrollado un conocimiento
enciclopédico sobre las plantas medicinales de la región, desde pequeño, había
aprendido de su abuela la sabiduría ancestral de las hierbas y sus propiedades
curativas. Recorría campos y bosques, recolectando plantas y creando remedios
para sanar a quienes lo necesitaban, su vida entera estaba dedicada hacia las
plantas y las maneras tan peculiares en cómo podían ser utilizadas, su fama se
extendió por todo Huautla y más allá convirtiéndolo en un sanador conocido y
respetado. El segundo Jonás conocido como (el músico) tenía un talento innato
para tocar instrumentos tradicionales, desde temprana edad, dominaba el sonido
del violín, la guitarra y el tambor, sus melodías eran capaz de transmitir emociones
profundas y transportar a las personas a un mundo de inmensa relajación, sus
notas musicales hacían transportar a la gente a otra galaxia, o así era como ellos
mismos los describían, cada noche en la plaza del pueblo, tocaba sus melodías
mientras los lugareños se reunían para disfrutar de su música y olvidar sus
preocupaciones, su música se convirtió en un bálsamo para el ama de Huautla. El
tercer Jonás, apodado (el intrépido), con un espíritu aventurero. Desde pequeño,
había sentido una atracción irresistible por lo desconocido y amaba perderse en
las montañas cercanas de Huautla, descubría cuevas ocultas, senderos
desconocidos y paisajes maravillosos, su visa entera se iba en sus expediciones,
cada momento de su vida lo quería vivir al máximo, siempre llevaba consigo una
brújula y una mochila llena de provisiones puesto que podía pasarse días,
semanas e incluso meses perdido entre los grandes laberintos de las montañas,
su valentía intrépida y la curiosidad lo llevaron a descubrir tesoros naturales
escondidos, como cascadas secretas, árboles milenarios y cuevas llenas de
estalactitas relucientes, su espíritu aventurero inspiraba a otros a explorar y
valorar la belleza de su tierra, es por ellos que se convirtió en el defensor de la
madre naturaleza, amaba tanto a su tierra y todo lo que proviniera de ella. Un día
el hermano intrépido reunió a los otros dos Jonás para informales sobre un gran
hallazgo se trataba de una planta sagrada que solo florecía una vez cada cien
años y que se decía tenia poderes místicos, los tres hermanos decidieron unir sus
dones para el beneficio de su comunidad, decidieron recorrer todo Huautla si fuera
necesario, durante su travesía, enfrentaron desafíos, superaron obstáculos y se
apoyaron mutuamente en todo momento. Caminar por senderos empinados y
rocosas en los que si daban un paso en falso, la muerte sería inevitable,
atravesaron ríos y caudalosos, exploraron cuevas oscuras en busca de la planta
sagrada, se encontraron con animales salvajes y místicos pero el hermano sabio
supo cómo calmarlos gracias a sus conocimientos sobre las plantas medicinales y
cómo usarlas a su favor en esos momentos de vida o muerte, así fue como
siguieron con su camino hacia el más grande hallazgo, a su paso se encontraron
con tribus indígenas que les contaron historias asentarles sobre la planta que
buscaban, lo cual les iba ayudar para el seguimiento de la búsqueda y en
agradecimiento Jonás (el músico) les regalo melodías que les hicieron sentir paz y
transportarlos por un momento a un trance de paz y conexión con sus raíces.
Jonás (el intrépido) lidero el camino, utilizando su valentía para enfrentar cualquier
desafío que se presentara puesto que en sus manos estaba la vida de sus
hermanos y la responsabilidad de hallar la planta para hacer un bien a su
comunidad. Después de días de búsqueda intensa, llegaron al corazón de la
selva, el punto predeterminado del hogar de la planta. Ahí, encontraron la planta
sagrada brillando con una luz mágica, su resplandor iluminaba toda la selva, era
tan indescriptible la satisfacción que sentían aquellos hermanos al ver la luz que
pasea, y el gran espectáculo que estaban presenciando, cada uno de los
hermanos utilizo su don para interactuar con la planta: Jonás (el sabio) la analizo
detalladamente sin dejar pasar ni un detalle, descubrió sus propiedades curativas
y los millones de usos que podrían darle, estaba tan asombrado de todo lo que la
planta poseía, cada una de sus anotaciones sobre la planta, las plasmaba en su
bitácora, la cual lleno en unos instantes de investigación, Jonás (el músico) toco la
más bella melodía nunca antes escuchada que resonó en toda la selva, como
muestra de satisfacción por parte de la planta, su luz resplandeció aún más, era
como si las notas musicales que provenían del violín le daban paz y serenidad, al
igual, Jonás (el intrépido) la protegió, creándole un fuerte para llevarla a salvo,
gracias a sus conocimientos sobre sobrevivencia y refugios, así fue como la
trasladaron al finalizar su misión, regresaron a Huautla con la planta sagrada, al
llegar, todos los pueblerinos los recibieron igual que héroes, resonaban tambores
y trompetas en su honor, hicieron una gran celebración con comida sin fin, es lo
menos que podían hacer después de que ellos compartieran sus beneficios con
toda la comunidad. La planta se convirtió en un símbolo de símbolo de unidad y
respeto por la naturaleza del pueblo, Jonás (el sabio) utilizaba sus conocimientos
para sanar a los enfermos con ayuda de esta maravillosa planta, Jonás (el músico)
organizaba concierto benéfico para recaudar fondos para los más necesitados y
de ahí sostener los cuidados que requería la planta, Jonás (el intrépido) enseñaba
a los jóvenes del pueblo a explorar las maravillas escondidas en su alrededor y a
valorar el entorno natural del cual todos estaban orgullosos. Y así, los tres Jonás
continuaron viviendo en Huatla de Jiménez, utilizando sus dones para ayudar a los
demás y preservar la magia de su amado pueblo. Su historia se convirtió en
leyenda y su legado perduro en las generaciones venideras.

Fin.

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