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EL HOBBIT - Resumen Libro

La novela narra la historia de Bilbo Bolsón, un hobbit que vive en Hobbiton. Bilbo disfruta de una vida pacífica y pastoral
hasta que su rutina es interrumpida por la aparición sorpresiva de Gandalf, el mago. Antes de que Bilbo pueda evitarlo,
Gandalf entra en su casa, se invita a tomar el té e introduce a un grupo de enanos que van llegando paulatinamente y
que están liderados por Thorin Escudo de Roble. Los enanos le cuentan a Bilbo que van a embarcarse en una aventura
para recuperar un tesoro perdido que es custodiado por Smaug, el dragón, en la Montaña Solitaria. Gandalf ha decidido,
muy a pesar de Bilbo, que el hobbit sería una excelente adición al equipo, y que él podría cumplir con el papel del ladrón,
ya que los hobbits pueden ser muy sigilosos y pasar desapercibidos si se lo proponen. Movido por la curiosidad -algo raro
en un hobbit -Bilbo acepta y se suma al grupo.
Durante todo el trayecto, Bilbo y los enanos se enfrentan a toda suerte de villanos y obstáculos. No pasa mucho tiempo
de viaje antes de encontrase con un grupo de trolls. Combinando la magia de Gandalf con las habilidades sigilosas de
Bilbo, todo el grupo logra sortear el obstáculo e incluso son capaces de equiparse con el pequeño tesoro que los trolls
escondían en su morada.
Gandalf lidera al grupo a un sitio donde pueden descansar y atravesar la tierra de los elfos. Es el mes de junio y el aire
está lleno de cánticos y de alabanzas al verano. El grupo se queda en la casa de Elrond, un señor de los elfos y antiguo
amigo de Gandalf. Cuando continúan su travesía, Bilbo se siente deprimido y nostálgico, puesto que el mundo élfico le
ha mostrado maravillas que no sabe si volverá a contemplar.
El grupo entonces atraviesa una cadena montañosa y dos de los enanos, Fili y Kili, encuentran una caverna en la que
pueden pasar la noche. El lugar resulta estar infestado por trasgos, y Bilbo trata de advertir al grupo y luego se escabulle,
para no ser atrapado. Vagando por los profundos pasadizos de la montaña, llega a una caverna con un lago interno,
tropieza, cae al piso y encuentra casualmente un anillo de oro, que guarda en su bolsillo. Allí se topa con Gollum, una
extraña criatura que le propone un combate de acertijos. Si Gollum vence, gana el derecho de devorarse a su rival. Si
pierde, se compromete a enseñarle a Bilbo la salida a la superficie. Gollum pierde, pero no cumple su promesa e intenta
asesinar a Bilbo. No obstante, se da cuenta que ha perdido su anillo mágico. Bilbo comprende entonces que el anillo que
encontró pertenece a Gollum y se lo coloca. Así, descubre que tiene el poder de hacer invisible a su portador y logra
escapar de aquella criatura. Bilbo sigue a Gollum, quien le muestra, sin darse cuenta, la salida de las cavernas. Justo al
salir, Bilbo se encuentra con el resto de la compañía, que ha logrado deshacerse de los trasgos. Juntos, ganan la libertad
del otro lado de las montañas.
Tras estas dificultades, el grupo se enfrenta a otros peligros; son perseguidos por lobos y por arañas gigantes antes de
ser atrapados por los elfos del Bosque Oscuro, quienes no confían en los forasteros, y mucho menos en los enanos.
Durante todas esas aventuras, el anillo de invisibilidad se transforma en una herramienta extremamente útil que le permite
a Bilbo salir airoso de todos los enfrentamientos. El anillo vuelve a ser fundamental cuando el grupo llega a la Montaña
Solitaria, tras escapar de los elfos y atravesar la ciudad de los hombres del lago. Una vez en la Montaña Solitaria, los
enanos discuten sobre quién debe entrar a los salones donde Smaug custodia el tesoro y, ya que Bilbo es el ladrón del
grupo, es quien debe tomar la iniciativa en ese desafío. Así, se interna por los pasillos del interior de la montaña y, a pesar
de que entiende el peligro al que se enfrenta, es atraído por un resplandor rojo que lo guía hasta la presencia de Smaug.
Bilbo logra robar una copa y trata de alejarse a toda prisa, pero Smaug despierta y entra en cólera. El dragón abandona
la montaña y se dirige hacia la ciudad del lago, Esgaroth, para descargar su furia contra sus habitantes. Esto se debe a
que Bilbo, al ser detectado por el dragón, habla con él y le da cierta información que hace pensar a Smaug que el robo
está planificado por los hombres del lago.
En el lago, Bardo, un valiente arquero, se propone hacer frente al dragón, ya que un ave mensajera lo informa sobre una
debilidad de Smaug que Bilbo ha descubierto cuando lo vio: en la parte izquierda del pecho del dragón hay una zona
vulnerable, ya que no tiene las duras escamas que recubren el resto de su cuerpo. Así, Bardo lograr herir de muerte al
dragón y este cae muerto sobre la ciudad de Esgaroth. Los sobrevivientes toman a Bardo como su nuevo rey, pero este
rechaza la oferta y se propone establecer su propia ciudad con quienes quieran seguirlo. Cuando la noticia de la muerte
de Smaug se extiende por toda la región, varios grupos avanzan hacia las montañas para reclamar el tesoro que aquel
custodiaba.
Thorin desea obtener la Piedra del Arca, un antiguo objeto que se encuentra entre el tesoro de Smaug y que le pertenece
por herencia, y jura vengarse de cualquiera que intente impedirle obtenerlo. A pesar de eso, Bilbo decide abandonar la
montaña y ofrecerle la Piedra del Arca a Bardo, así él puede ofrecérsela a Thorin a cambio de una porción justa del tesoro.
Thorin busca cómo obtener la Piedra sin tener que compartir el tesoro con Bardo, pero entonces la batalla estalla entre
los diferentes grupos que se han dirigido allí, entre los que destacan los elfos, los enanos y los hombres. Momentos
previos al inicio de la contienda, Gandalf aparece en escena y anuncia que un gran ejército de trasgos y lobos salvajes
se aproxima a reclamar también el tesoro. La batalla entonces se vuelve contra los trasgos, y los humanos, enanos y
elfos están por perderla, hasta que las águilas y otras criaturas llegan en su ayuda y logran inclinar la balanza a favor del
bien. Durante la batalla, Bilbo es golpeado y se desmaya.
Al recuperar la conciencia, el hobbit nota que está solo en el campo de batalla y que lleva el anillo puesto; por eso no han
podido encontrarlo sus compañeros. Tras recuperarse, en compañía de Gandalf, Bilbo regresa a Hobbiton y lleva consigo
una parte del tesoro. Él y Gandalf llegan a La Comarca en verano. Bilbo descubre que sus allegados lo han dado por
muerto y que sus codiciosos primos, los Sacovilla Bolsón, se han quedado con sus propiedades. Estos se muestran
decepcionados al ver a su primo con vida, y a Bilbo le lleva unos años arreglar el asunto legal de la casa, teniendo que
volver a comprar gran parte de sus propios muebles. Tras esta aventura, Bilbo será amigo de los elfos, los enanos y los
magos para siempre.

EL hobbit - Resumen por Capítulos


Capítulo 1: Una tertulia inesperada
Bilbo Bolsón es un pacífico y hogareño hobbit que ama vivir en su “agujero”, su cómoda casa bajo tierra. Su vida es ideal
para los estándares hobbits, lo que significa que no tiene nada fuera de lo común y sí muchas comidas a lo largo del día.
Bilbo es el hijo único de Belladona Tuk. Los Tuk son una familia acaudalada y de prestigio, pero Belladona y algunos
otros de ellos tuvieron arrebatos aventureros que les quitaron fama entre los hobbits, y definitivamente se ganaron el
repudio de los Bolsón.
Uno de los viejos amigos de Belladona es un mago que se hace llamar Gandalf y que, aunque no tiene nada que hacer
en Hobbiton, un día aparece en la casa de Bilbo. Al principio, no parecen llevarse bien, ya que Gandalf es un extranjero
y los extranjeros no son respetados, puesto que pueden empujar a la gente respetable a cometer locuras. Cuando Gandalf
revela su identidad, Bilbo se muestra más educado y lo invita a tomar el té: recuerda a Gandalf haciendo fuegos artificiales
durante las fiestas y esto le genera cierta simpatía.
Gandalf siempre se trae algo entre manos, y por lo general sabe más que lo que deja entrever. Biblo planea tomar el té
con él el miércoles, pero Gandalf transforma esa invitación en una reunión para planificar una aventura en la que Bilbo
jugará un papel central como ladrón profesional. Por supuesto, el hobbit no está interesado en esto e indica que no tiene
ninguna experiencia, pero Gandalf ya ha llevado a doce enanos a tomar el té, y nadie en el grupo presta atención a las
quejas de Bilbo, sino que solo se dedican a comer hasta dejar la casa sin reservas.
Luego de comer, el grupo se reúne alrededor de un mapa que muestra los alrededores de la Montaña Solitaria, donde
vive el dragón Smaug. Smaug ha robado los tesoros de muchos pueblos y reyes, y Thorin Escudo de Roble, el líder de
la compañía, quiere recuperarlo. Entre Hobbiton y la Montaña Solitaria se despliega un terreno lleno de peligros, y ese es
el principal desafío. Cuando Bilbo despide a sus invitados y puede acostarse, no está para nada contento con la aventura
que parece desplegarse justo frente a sus pies.

Capítulo 2: Carnero asado


Cuando Bilbo se despierta a la mañana siguiente, sus huéspedes ya se han marchado. Piensa que ha logrado escaparle
a la aventura, pero Gandalf entra en escena y le explica que los enanos han dejado una nota para Bilbo y que lo están
esperando en la posada del Dragón Verde. Bilbo es forzado a apresurarse hacia allí y llega exactamente a las 11 de la
mañana, la hora señalada. No ha tenido tiempo de juntar las cosas que quería llevar consigo, pero no es posible regresar.
La compañía viaja a una región llamada las Tierras Salvajes y no pasa mucho tiempo antes de que Bilbo se encuentre
más lejos de su casa de lo que nunca ha estado. Rápidamente comienza a desear estar en su hogar, cómodo al lado del
fuego del hogar, tomando té.
El grupo no es tan organizado como Bilbo hubiera esperado. Recién notan la desaparición de Gandalf bien entrado el
día, y no pueden comenzar un fuego para cocinar la cena debido a la lluvia y la humedad. Los dos enanos más
jóvenes, Fili y Kili, casi se ahogan cuando sus ponies, asustados, los arrojan al río.
Mientras discuten cómo cocinar, divisan a la distancia una luz, y ya que Bilbo es el ladrón del grupo, es su trabajo
acercarse a investigar. Al llegar al fuego, Bilbo descubre tres trolls que están asando un cordero. Son, por supuesto,
muchísimo más grandes que Bilbo, pero eso no amedrenta al hobbit, quien decide probar sus habilidades de ladrón
robándoles el contenido de sus bolsillos. Entonces, se acerca a la bolsa que lleva uno de los trolls, pero es descubierto
rápidamente. Los tres trolls, Berto, Guille y Tom, discuten entonces qué tipo de criatura han encontrado; si valdrá la pena
comérselo y cómo deberían cocinarlo.
Los trolls discuten tanto que Bilbo aprovecha un momento de distracción y escapa. Desafortunadamente, los enanos se
cansaron de esperarlo y se acercaron al fuego. Los trolls odian a los enanos, por lo que su aparición los hace entrar en
cólera. No pasa mucho tiempo antes de que los doce enanos son atrapados y apresados por los trolls, que discuten
entonces cómo cocinarlos. Gandalf los rescata desde las sombras. Sin hacerse presente, interrumpe la conversación de
los trolls imitando sus voces y haciendo que se peleen entre ellos durante horas. Así, la luz del día cae sobre ellos sin
que se den cuenta y los transforma en pierda.
Gandalf se muestra contento de su engaño y libera a los enanos. Bilbo ha robado una llave que cayó de uno de los
bolsillos de un troll y encuentra una madriguera en la que aquellas criaturas guardaban sus provisiones y su tesoro.
Capítulo 3: Un breve descanso
Los enanos están felices de estar vivos, y el respiro que les da la lluvia también es una mejoría en relación a su situación
previa. Sin embargo, dejan de cantar, puesto que ahora el peligro parece estar en todas partes. El grupo vadea un río y
lleva a los ponies por un camino desde el que se pueden ver las montañas a la distancia. Gandalf los guía y les advierte
que no hay que desviarse del camino por ningún motivo. Se dirigen al palacio de Elrond, que es llamado La Última Morada,
en el hermoso valle de Rivendell. Este pueblo es el último al oeste de las montañas.
El grupo atraviesa desfiladeros y pantanos antes de llegar al valle secreto de Rivenderll, pero allí sus espíritus se sienten
rápidamente aliviados. Bilbo puede oler un perfume particular en el aire, y pronto comienzan a escuchar las canciones de
los elfos que colman el valle. Los cansados viajeros están felices de poder descansar y se sienten a gusto, a pesar de la
antigua rivalidad que existe entre los enanos y los elfos.
Dentro de la casa de Elrond, Bilbo puede deleitarse con las comidas más variadas, y le gustaría quedarse allí mucho más
tiempo del que pueden permitirse. Elrond es un alma antigua que tiene como ancestros a nobles estirpes élficas y a
“héroes del Norte”, y les ofrece a los viajeros mucha información valiosa sobre la misión que los ha convocado.
Elrond también les cuenta las historias que puede leer en las runas de las espadas que han encontrado en las cavernas
de los trolls. La espada de Thorin es Orcrist, la hendedora de trasgos; la de Gandalf es Glamdring, Martillo de enemigos,
y perteneció al rey elfo de Gondolin, la antigua capital de los altos elfos en la Tierra Media. A su vez, Elrond observa el
mapa de los enanos a la luz de la luna, y revela una serie de inscripciones hechas en runas lunares, diferentes a las runas
que pueden leerse a simple vista. Estas palabras indican que la entrada secreta a la Montaña Solitaria puede abrirse el
día de Durin, que es el primer día del año para los enanos, entre el otoño y el invierno.
Con esta valiosa información, el grupo se prepara para abandonar el valle la mañana del solsticio de verano y cruzar las
Montañas Nubladas.

Capítulo 4: Sobre la colina y bajo la colina


Elrond y Gandalf definen juntos el camino que el grupo debe tomar para abrirse paso por las montañas. Durante los
próximos días de marcha y peligros, y especialmente en las noches heladas y silenciosas, Bilbo recuerda su agujero
hobbit con nostalgia. El bienestar que embargó a todos el día del solsticio de verano se esfuma poco a poco a medida
que el grupo avanza y se adentra en la montaña. En un momento dado, los miembros más jóvenes del grupo, Fili y Kili,
son enviados a buscar una cueva en la que el grupo pueda guarecerse de la tormenta y de los gigantes que juegan a
lanzarse rocas en un valle entre los riscos de la montaña.
Afortunadamente, encuentran una cueva lo suficientemente grande para albergarlos a todos, incluidos los ponis. Tras
cambiarse las prendas mojadas y fumar sus pipas, los enanos van cayendo dormidos uno a uno. Durante la noche, Bilbo
despierta debido a una pesadilla y ve con terror que, en una de las paredes de la cueva, se ha abierto una grieta por la
que un nutrido grupo de trasgos se precipita sobre ellos. Estas horribles criaturas los sobrepasan ampliamente en número
y los apresan a todos salvo a Gandalf, pues cuando tratan de reducirlo hay una explosión, muchos trasgos caen muertos
y el mago desaparece.
Los trasgos empujan al grupo hacia las profundidades de las cavernas. Mientras descienden por túneles oscuros, cantan
con voz pétrea sobre las torturas y los sufrimientos que aplican a sus prisioneros. Los captores detienen la marcha en un
amplio recinto iluminado por una hoguera. Allí está el señor de los trasgos, quien interroga a los enanos, aunque estos
saben que, digan lo que digan, solo les espera una muerte dolorosa. Thorin habla con el rey de los trasgos y trata de
convencerlo de que simplemente deseaban cruzar las montañas para visitar parientes. Sin embargo, cuando al rey le
entregan las pertenencias de los enanos y se encuentra con Orcrist, estalla en furia y jura torturar y asesinar a aquellos
“amigos de los elfos”. En ese momento, la hoguera estalla en una lluvia de chispas y una columna de fuego azul se eleva
hasta el techo y comienza a cubrir la sala. Una espada reluciente aparece en la oscuridad y atraviesa el cuerpo del rey
trasgo, que se desploma sin vida. Entonces, una voz queda ordena a los enanos a seguirlos en medio de toda esa
confusión.
Gandalf, que ha aparecido en el momento justo, guía a los enanos por los complejos pasadizos que se internan cada vez
más en las montañas. Grupos de trasgos los siguen, pero pocos se atreven a hacerles frente a aquellos seres que
empuñan las brillantes espadas élficas.
Los enanos se turnan para llevar en hombros a Bilbo, que no puede correr tan rápido como ellos. En un momento, cuando
están rodeados, un grupo de trasgos se abalanza sobre Dori y lo derriban; Bilbo estaba sobre sus hombros, y en la
oscuridad cae y rueda por el piso hasta golpearse la cabeza y quedar inconsciente.

Capítulo 5: Acertijos en las tinieblas


Bilbo se encuentra solo y perdido en un oscuro túnel. No sabe a dónde pueden haber ido sus compañeros, ni hacia dónde
debería caminar. Sin embargo, comienza a moverse de todas formas. Tropieza y cae de bruces al suelo. Accidentalmente,
detecta con su mano un objeto metálico que parece ser un anillo, lo levanta del suelo y lo guarda en su bolsillo sin prestarle
atención, aunque el narrador nos dice que este será un momento decisivo en la vida del hobbit. Mientras camina, recuerda
que tiene escondida la daga elfíca que encontró en la cueva de los trolls; la desenvaina y comprueba que brilla con una
luz azul muy leve, lo que le indica –tras haber visto a Glamdring reluciendo en presencia de los trasgos– que no hay
enemigos cerca, aunque tampoco están muy lejos como para que la hoja se mantenga apagada. Pensando que no tiene
otra alternativa, comienza a caminar hacia delante, por un túnel que parece descender sin fin.
Finalmente, llega a una caverna más grande en la que hay un lago subterráneo. En una isla del lago vive una extraña
criatura a la que los trasgos llaman Gollum, por el ruido que emite con su garganta cuando habla. Gollum se acerca a
Bilbo en balsa, y le pregunta quién es y qué hace allí, mientras piensa en capturarlo y devorarlo. Pronto, Bilbo y Gollum
se encuentran en medio de un desafío de adivinanzas: si Bilbo gana, Gollum debe enseñarle la salida hacia la superficie,
pero si pierde, Gollum tiene derecho a comérselo. Así, se desarrolla una contienda de preguntas y respuestas que Bilbo
está a punto de perder, hasta que lleva una mano a su bolsillo y nota que tiene un objeto que no recuerda. Entonces,
pregunta en voz alta qué tiene en el bolsillo, y Gollum piensa que ese es el acertijo que se le plantea.
Al no poder contestar, Gollum regresa a su isla para buscar “cosas” que, dice, le ayudarán a guiar a Bilbo a la superficie.
En la isla, Gollum busca el anillo pero no lo encuentra. Monologa, hablando consigo mismo en plural, y deja entrever que
ha perdido algo importante. Antes llevaba el anillo siempre puesto, hasta que se cansó y lo colocó en una bolsa alrededor
del cuello, pero esta terminó lastimándolo con su peso, por lo que lo escondió en la isla y solo lo sacaba para usarlo.
Hacía unas horas lo había usado para cazar un trasgo, y ese es el último recuerdo que tiene del anillo. Entonces, comienza
a llorar y a preguntarse a gritos en dónde está su precioso, hasta que empieza a sospechar que se trata, justamente, de
eso que Bilbo tiene en su bolsillo.
Entendiendo que aquella criatura probablemente lo mataría, a pesar del trato, Bilbo comienza a escapar túnel arriba.
Gollum lo persigue, siseando siempre detrás. De pronto, Bilbo siente cómo el anillo se desliza en uno de sus dedos
cuando lleva la mano a su bolsillo y, acto seguido, Gollum pasa a su lado sin verlo. Sin comprender, Bilbo ve cómo Gollum
sigue buscándolo pasillo arriba y decide seguirlo, puesto que volver al lago no tiene sentido. Tiempo después, Gollum se
detiene y se larga a llorar mientras habla consigo mismo otra vez. En ese diálogo, Bilbo comprende que el anillo tiene
alguna propiedad especial, y que Gollum se dirigirá hacia la salida de la montaña pensando que Bilbo debe conocer el
camino y está tratando de escapar. Así, guiado por la criatura que en realidad quiere matarlo, Bilbo recorre los pasillos y
escapa de la presencia de los tragos hasta llegar a un sitio en el que Gollum se detiene y no quiere avanzar más. Entonces,
Bilbo salta sobre su cabeza y escapa, mientras Gollum trata de apresarlo sin poder verlo, gritando todo el tiempo: “¡Bolsón
ladrón!”.
Esto alerta a los trasgos, que llenan los pasillos y custodian la puerta de salida hacia la superficie. Pero Bilbo es invisible,
por lo que puede escurrirse entre ellos y gana la puerta entornada. Así, consigue escapar y se encuentra de pronto del
otro lado de las Montañas Nubladas.

Capítulo 6: de la sartén al fuego


Bilbo escapa de los trasgos pero se encuentra totalmente perdido. Se da cuenta de que está en la falda este de la
montaña, justo al inicio de lo que se conoce como Las Tierras de Más Allá. Teme que sus amigos estén perdidos y
considera la posibilidad de regresar para buscarlos pero, afortunadamente, encuentra al grupo y los sorprende con su
presencia, ya que gracias al anillo puede escabullirse y aparecer justo entre ellos. Una vez reunidos, les cuenta la historia
del Gollum, pero no menciona el anillo.
Aunque se hayan salvado, el grupo corre peligro si no se aleja de las montañas antes del anochecer, puesto que los
trasgos saldrán a cazarlos en cuanto el sol se ponga. Gandalf los insta a continuar y se internan en los bosques que
faldean la montaña. Allí, una manada de lobos los cerca y los obliga a trepar a los árboles para salvar sus vidas. Los
lobos y los trasgos son aliados y suelen reunirse para atacar pueblos aledaños a las montañas. Sin embargo, esta vez
los trasgos no han aparecido porque están todavía lamentando la muerte de su líder y reorganizándose.
Para salvar al grupo del ataque, Gandalf comienza a prender fuego mágicamente las piñas de los pinos y las arroja sobre
los lobos. Rápidamente, un incendio se desata en el bosque y los lobos quedan cercados por las llamas. El grupo no se
encuentra en una situación mucho más prometedora: los árboles a los que han trepado comienzan a incendiarse también,
pero entonces el Señor de las Águilas se presenta y rescata a Gandalf. Al poco tiempo, otras águilas llegan para salvar
al resto del grupo y dejarlo en una zona libre de peligros.

Capítulo 7: Extraños aposentos


Bilbo se levanta temprano y el grupo se pone pronto en marcha, en los lomos de las grandes águilas, que los dejan en
una enorme explanada que Gandalf describe como la Carroca. Un conocido del mago vive en las cercanías, y hacia su
casa se dirigen para pedir ayuda. Sin embargo, como se trata de una criatura solitaria y particular, Gandalf les recomienda
ser corteses y hablar lo menos posible. Así, el grupo se dirige hacia la morada de Beorn, un “cambia pieles” que tiene la
capacidad de convertirse en oso. Antes de llegar a la casa, el grupo se detiene y el mago les indica que él se presentará
primero junto a Bilbo, y que luego los enanos deberán llegar de dos en dos cada cinco minutos.
Beorn los recibe con modales hoscos y los hace pasar a su casa. Allí, Gandalf comienza a contarle la historia que han
vivido en las Montañas Nubladas, aunque es interrumpido constantemente por la llegada paulatina del resto del grupo.
Las interrupciones sirven para generar suspenso e interés en Beorn, quien está finalmente encantado con la historia,
principalmente porque es un gran enemigo de los trasgos y de los lobos. El hombre oso los invita entonces a cenar y a
dormir en su enorme y cómoda casa de madera; la comida es servida por ponis y perros amaestrados que parecen ser
la familia de aquel extraño ser.
Durante la noche, Beorn sale y no regresa hasta dos días después. Gandalf también se pasa todo el día siguiente fuera,
siguiendo las pisadas que decenas de osos han dejado por el territorio y buscando al hombre oso. A la mañana del
segundo día Beorn despierta al grupo y les cuenta que ha capturado a un lobo y a un trasgo, y que estos han confirmado
la historia que Gandalf le contó. Al saber que el grupo no mentía, Beorn se muestra más amistoso y les da provisiones
para que puedan subsistir las semanas siguientes. También les presta ponis, aunque solo hasta la linde del Bosque
Negro.
El grupo entonces emprende de nuevo el camino y viaja durante varios días hasta llegar al inicio del Bosque Negro, el
más grande de las Tierras Salvajes. Allí, Gandalf anuncia que es momento de despedirse, pues él tiene otros asuntos
que atender en la región. Los enanos y Bilbo se muestran abrumados ante la perspectiva de tener que atravesar ese
terrible y ominoso bosque sin la ayuda del mago, pero no hay nada que puedan hacer al respecto. Antes de adentrarse
en ese nuevo peligro, devuelven los ponis, que trotan felizmente de regreso a la casa de Beorn. Luego, se despiden una
última vez del mago, quien les recuerda que por nada del mundo deben abandonar el sendero que les ha marcado, puesto
que se perderán irrevocablemente. Con este augurio oscuro, los enanos y el hobbit se internan en el Bosque Negro.

Capítulo 8: Moscas y arañas


Bilbo y los enanos se adentran en el bosque por un sendero oscuro y serpenteante que pronto se transforma en un túnel,
ya que los árboles se cierran sobre él e impiden la visión del cielo abierto. Al grupo se le hace difícil dormir, porque en la
oscuridad absoluta del bosque solo brillan decenas de ojos de diversos colores y formas. Conforme pasan los días, las
provisiones de comida disminuyen y el grupo debe ajustarlas para sobrevivir. En un momento del viaje, internados ya en
la profundidad del bosque, el grupo encuentra el arroyo de aguas negras sobre el que Beorn les ha hablado. Saben que
sus aguas están encantadas y no deben bañarse en él ni llenar sus odres vacíos. Del otro lado del río, Bilbo logra divisar
un bosque. Guiando a Kili, uno de los enanos más jóvenes, consiguen aferrar un gancho metálico atado a una soga y
traen el bote hasta la orilla. En turnos, todo el grupo cruza el río, pero cuando el último de ellos, Bombur, está
descendiendo a la orilla, un ciervo embiste contra ellos y. con el sobresalto, el enano pierde el pie y cae a las aguas
turbulentas. Sus compañeros logran sacarlo, pero Bombur está profundamente dormido y no despierta en los días
siguientes.
El grupo sigue adelante, cada vez más hambriento. Un día, notan que el bosque ha comenzado a cambiar su fisonomía,
y hayas y robles comienzan a aparecer en espacios más abiertos y menos asfixiantes. Bilbo entonces es enviado a trepar
hasta la copa de un enorme roble para tratar de encontrarle fin al bosque. Sin embargo, al subir, todo lo que puede ver
es un mar infinito de copas que se extienden hacia todas partes. Esto desalienta al grupo, que ignora en verdad lo cerca
que están de llegar al límite del bosque.
Abrumados como están, la noche siguiente contemplan fuegos ardiendo en la profundidad del bosque y, llevados por el
hambre, se acercan a ellos sigilosamente. En los claros del bosque hay elfos que están celebrando banquetes, pero cada
vez que un enano se aproxima, las antorchas se apagan repentinamente y los elfos desaparecen sin dejar rastros. Así,
el grupo corre enloquecido de un resplandor a otro, tratando de entablar contacto con aquellos seres esquivos, sin éxito.
En un momento, Bilbo es el primero en entrar a un claro y, cuando lo hace, cae dormido por efecto de un hechizo que los
elfos han colocado.
No sabe cuánto tiempo pasa así, pero despierta para descubrir que una enorme araña ha comenzado a envolverlo en su
tela. Gracias a su espada, logra cortarla y dar muerte a esa espantosa criatura. Sintiéndose valiente, comienza entonces
a buscar a sus amigos, y descubre finalmente una zona del bosque en la que las arañas tienen a los enanos envueltos
totalmente en sus telas y colgando de los árboles. Aquellas desmesuradas criaturas se comunican entre sí, y Bilbo
comprende que los enanos aún están vivos. Invisible gracias al anillo, comienza a arrojar piedras contra ellas para llamar
su atención y alejarlas de sus presas. También, canta y se burla de las arañas, lo que despierta su furia. Cuando las ha
alejado lo suficiente de sus amigos, vuelve y comienza a cortar las telas que los aprisionan.
Sin embargo, en pleno proceso de liberación, las arañas regresan, y el grupo entabla una batalla para escapar de ellas,
en la que Bilbo destaca gracias a la invisibilidad que le otorga el anillo y a su espada, ahora nombrada “Aguijón”. Cuando
logran escapar y recuperan el resuello, los enanos se dan cuenta de que no está Thorin.
El líder de la expedición en verdad había caído dormido incluso antes que Bilbo, y había sido atrapado por los elfos. Como
prisionero, Thorin es llevado a los palacios del Rey Elfo y encerrado, tras un interrogatorio en el que se rehúsa a explicar
cuáles son sus asuntos en aquella parte del mundo.
Capítulo 9: Barriles de contrabando
Bilbo y los enanos siguen al borde de la inanición, aunque están felices de estar vivos. Mientras intentan regresar al
sendero, son sorprendidos por un grupo de elfos que los apresan y los llevan rápidamente a los salones en la falda de la
montaña. Cuando esto sucede, Bilbo se coloca el anillo rápidamente y desaparece, por lo que no es hecho prisionero
como el resto del grupo. Así, sigue a la comitiva de cerca y logra colarse en el palacio antes de que las puertas mágicas
vuelvan a cerrarse.
Los enanos son llevados frente al rey elfo, quien les hace las mismas preguntas que le ha hecho a Thorin. Al obtener las
mismas respuestas, encierra a cada enano en una celda diferente y en partes aisladas de los subterráneos del palacio.
Allí se quedarán hasta que alguno de ellos decida hablar, les dice. En los siguientes días, Bilbo se dedica a merodear por
el reino elfo, a robar comida y tratar de obtener información que le permita idear un plan para rescatar a sus amigos. Así
descubre que Thorin está recluido en una celda, en lo más profundo de los calabozos, y logra hablar con él. Esto devuelve
las esperanzas al líder enano, quien envía con Bilbo un mensaje al resto de sus compañeros.
Bilbo se comunica con los otros doce enanos y los insta a tolerar el encierro hasta que se le ocurra un plan. Días después
descubre que las puertas mágicas no son el único acceso al reino elfo, sino que existe una compuerta que da al río, por
la que suelen ingresar y enviar barriles con mercancías y comida hacia la ciudad del lago. Bilbo comienza a fraguar un
plan: si tan solo pudieran alcanzar esa compuerta y escapar por el río, el peligro sería grande, pero menor a salir por la
puerta principal (lo que sería francamente imposible).
La suerte lo acompaña: una tarde escucha al elfo encargado de los almacenes que se están preparando los barriles
vacíos para arrojar al río esa noche. Al mismo tiempo, hay preparado un gran festín para todo el pueblo en los salones
superiores, y el vino va a correr generoso entre los comensales. De hecho, el mayodormo de la bodega y el carcelero
deciden probar aquel vino de Dorwinion destinado a los más ilustres señores elfos, y pronto se embriagan y se quedan
dormidos. Bilbo reconoce que no tendrá otra oportunidad como esa: le roba las llaves al carcelero dormido y libera a los
trece enanos. Estos no están conformes con la idea de esconderse en barriles y ser arrojados al turbulento río, pero
tampoco tienen otra opción, por lo que siguen al hobbit.
Sin perder tiempo, Bilbo los guía a las bodegas y los hace entrar en trece barriles vacíos. Para evitar los golpes, trata de
rellenarlos también con paja por dentro, aunque no está muy convencido de que vaya a dar resultado. Cuando está por
cerrar el último barril, con Balin adentro, llegan otros elfos a realizar la tarea de hacer rodar los barriles hasta que caigan
al túnel y la compuerta que da al río. Estos encuentran al mayordomo y al carcelero dormidos y pronto desean también
probar el vino. Afectados por aquella poderosa bebida, no prestan demasiada atención al peso inusual de los barrilles y
los arrojan. En el último momento, Bilbo, que no llegó a esconderse pero que sigue invisible gracias al anillo, salta hacia
el túnel y cae al río justo antes de que se cierre la compuerta.
Las aguas turbulentas están heladas y el hobbit lucha por encaramarse a un barril y no ahogarse. La carga gira a la deriva
por el río, y desde la orilla algunos elfos utilizan pértigas para empujar a los barriles que se bloquean contra la costa. Al
desembocar el río contra el lago, un grupo se encarga de atar los barrilles todos juntos y empujarlos para que lleguen a
Esgaroth, la Ciudad del Lago. Bilbo aprovecha ese rato para obtener comida y dormir en un lecho de hojas, a pesar de
estar mojado y sentir el frío del otoño. Así, al día siguiente, el grupo sigue su viaje dentro de los barriles con Bilbo –
siempre con el anillo puesto– aferrado a ellos y flotando sobre el agua.

Capítulo 10: Una cálida bienvenida


Cuando se aproximan a la Ciudad del Lago, los elfos se detienen, se reúnen con algunos hombres de la ciudad
encargados del comercio y abandonan los barriles en un embarcadero para ir a tomar unas copas antes de cargarlos con
las nuevas mercaderías. Bilbo aprovecha el momento para sacar a todos los enanos, que están magullados y asfixiados,
algunos casi al borde del colapso.
Tras agradecerle profusamente al hobbit por haberlos salvado, los enanos se dirigen a Esgaroth. Thorin irrumpe en la
ciudad proclamándose frente a los guardias como el Rey Bajo la Montaña, de regreso a reclamar lo que es suyo por
derecho. El tono de Thorin es imperioso y su porte realmente recuerda a la de los reyes enanos de antaño, por lo que los
guardias se apresuran a llevarlo ante el gobernador, quien está dando un banquete en el que participan incluso los elfos
que han dirigido los barriles hasta allí.
El gobernador parece no creer la historia de Thorin, pero es tal la autoridad y el conocimiento que demuestra el enano,
que todos alrededor están convencidos de que, efectivamente, es el rey enano que regresa a sus dominios perdidos. La
gente de la ciudad, que ha seguido de cerca al extravagante grupo de enanos, comienza a entonar canciones sobre la
profecía del regreso y la muerte del dragón. Viendo que el pueblo aclama a Thorin y le rinde los honores de gran señor,
el gobernador de Esgaroth, quien ante todo piensa en los negocios, decide tratar a Thorin con los honores de un rey. De
esta manera, el grupo puede descansar unas semanas y recuperar energías antes de partir, totalmente aprovisionados,
hacia la Montaña Solitaria, el último tramo de su aventura.
Capítulo 11: En el umbral
El grupo atraviesa sin sobresaltos el Gran Lago y el Río Rápido, el cauce que corre hacia la Montaña Solitaria. La tierra
alrededor está desolada y el ánimo de los aventureros comienza a decaer ante la perspectiva del largo camino que tienen
por delante. Al tercer día de navegación, la gente del valle deposita al grupo en aquel páramo desolado y regresa
rápidamente a la ciudad.
A partir de allí, el grupo avanza por aquellas tierras que dan cuenta de la capacidad destructiva del dragón. A estas tierras
se las conoce como La desolación de Smaug, puesto que el dragón ha destruido toda la vida que crecía en ellas, incluso
el antiguo pueblo de Valle, del que solo quedan las ruinas grises de las casas y los torreones. Balin, el enano más viejo,
recuerda las historias de sus abuelos, quienes escaparon por poco de la destrucción del dragón. Estas anécdotas reviven
en los enanos el deseo de reclamar todos los bienes que el dragón les ha robado.
Cuando llegan a la falda de la montaña está claro que Smaug sigue con vida, ya que hay humo y vapores asfixiantes por
todas partes. Nuevamente, Bilbo es el héroe en este episodio, ya que logra encontrar el paso bajo la montaña que los
lleva a la entrada secreta, tal como figura en el mapa que Thorin lleva consigo. Sin embargo, la entrada secreta está
sellada de forma tal que ni siquiera puede reconocerse la cerradura para la cual tienen la llave.
Durante días, el grupo da vueltas alrededor de la entrada y busca la forma de abrir la puerta, sin éxito. Los enanos ya han
comenzado a pensar que quizás entonces deban enviar al hobbit a entrar por la puerta principal, de la que salen todos
aquellos humos nocivos, cuando a Bilbo se le presenta la respuesta al enigma del pasadizo secreto: al atardecer del
solsticio de invierno, un zorzal canta en la puerta y esto le recuerda al hobbit las palabras de Elrond sobre la magia de las
runas lunares y los encantamientos de aquella entrada. En el momento en que el sol se esconde, los últimos rayos caen
sobre la entrada de roca y revelan una cerradura mágica en su superficie. Llamado por Bilbo, Thorin coloca la llave que
lleva con él, y la cara de piedra labrada en la montaña cede y abre paso a un pasadizo completamente oscuro. El grupo
está feliz de haber resuelto ese inconveniente, pero se muestran temerosos de adentrarse en la montaña. Por eso, los
enanos deciden que le corresponde a Bilbo, en su función de saqueador, entrar primero solo para realizar un
reconocimiento del terreno.

Capítulo 12: Información secreta


El grupo comienza a discutir sobre quién debería entrar a la cueva y, como Bilbo es el ladrón, todas las expectativas están
puestas en él. Balin lo acompaña el primer trecho por el liso y pulido pasadizo de manufactura enana, pero pronto el
hobbit se encuentra solo, avanzando por la oscuridad con el anillo puesto, orgulloso de no emitir ni un solo sonido.
Paulatinamente, el pasillo comienza a iluminarse con una luz rojiza, y Bilbo siente el aumento de la temperatura antes
incluso de llegar al final del túnel y desembocar en el salón principal del Reino bajo la Montaña.
Tendido sobre un tesoro inconmensurable, Smaug duerme con sus alas plegadas, emitiendo poderosos ronquidos. Bilbo
lo observa sin aliento por unos momentos, hasta que es capaz de romper el encanto de aquella visión, sale del pasadizo
y toma un copón de dos asas con el que vuelve al campamento, para mostrarle a los enanos que ha encontrado el tesoro
y al dragón. Desafortunadamente, el festejo se detiene de pronto, cuando hasta la entrada del túnel llegan los rugidos del
dragón: Smaug ha despertado y se dio cuenta de que le falta una pieza del tesoro. Furioso, sale de la montaña y
sobrevuela hasta el risco para contemplar el panorama a su alrededor. Los enanos se escoden con presteza dentro del
pasadizo –incluso Bofur y Bombur, que estaban cuidando los ponis– justo antes de que Smaug descienda de la cima y
arrase toda la región a su paso. Los ponis huyen frente a la presencia del dragón, y este se aleja, persiguiéndolos.
Al día siguiente, recuperado del espanto, Bilbo decide volver al salón a la hora de la siesta, creyendo que encontrará al
dragón dormido. Sin embargo, Smaug lo espera y lo detecta rápidamente, a pesar de que no puede verlo. Descubierto,
Bilbo entabla una conversación con aquella inteligente criatura. Smaug le deja ver que sabe que ellos son catorce y que
Bilbo viene acompañado de enanos, ya que se ha comido sus ponis y puede reconocer el olor de los enanos en sus
monturas. Antes de escapar, Bilbo también comprende que Smaug piensa que la gente del Lago está detrás del saqueo.
Antes de retirarse, embauca al dragón con cumplidos y halagos, hasta que este le muestra su pecho y su vientre,
burlándose de su contrincante, que espera encontrar allí un punto débil, cuando el dragón ha cubierto toda esa zona,
antes vulnerable, con incrustaciones metálicas que lo protegen. Sin embargo, Bilbo es capaz de detectar una zona
desprotegida en el costado izquierdo, y huye con esa información en el momento en que Smaug intenta destruirlo con su
aliento de fuego.
Una vez reunido con los enanos, Bilbo les cuenta su descubrimiento. El zorzal que ayudó antes a Bilbo a descubrir la
cerradura mágica escucha atentamente lo que el hobbit explica y luego se aleja volando hacia el lago. Al terminar su
historia, el hobbit, ahora convertido en líder, ordena a los enanos refugiarse en el pasillo, bien lejos de la entrada, y
mantener esta cerrada, porque presiente que el dragón podría atacarlos allí fuera. Momentos después, la montaña se
sacude cuando Smaug desciende sobre la ladera, en la que se encuentra la entrada secreta y la destruye con su aliento
y su potente cola. Ahora, el grupo se encuentra atrapado en el interior de la montaña.
Capítulo 13: Nadie en casa
Bilbo y los enanos no se pueden quedar esperando indefinidamente en aquel pasillo sin luz y con poco aire hasta que
Smaug los encuentre. Por eso, deciden descender hasta el gran salón donde el dragón ha acumulado el tesoro. Bilbo,
como saqueador, ingresa primero, asistido por una antorcha, y contempla las grandes pilas de riqueza. Una piedra blanca
en extremo brillante le llama la atención; se trata de la Piedra del Arca, una joya tallada para el Rey de la Montaña, y la
reliquia familiar más preciada que Thorin quiere recuperar. Bilbo queda fascinado por su brillo y se la guarda en uno de
sus bolsillos. Por el momento, no piensa compartir su descubrimiento con los enanos.
Thorin y los demás finalmente irrumpen en el salón y se pasan horas y horas contemplando el tesoro y llenándose los
bolsillos con toda clase de gemas y joyas. En un momento dado, se percatan de lo peligrosa que es su situación, y Thorin
los guía al exterior de la montaña. El grupo sale por la puerta principal y se dirige a Valle, para hacer campamento en uno
de los antiguos puestos de observación. La caminata les lleva todo el día, y finalmente se ubican en una estancia grande
y limpia, en el borde sudeste de la montaña. A todos les llama la atención la ausencia del dragón, y se van a dormir
preguntándose dónde estará y por qué no habrá regresado.

Capítulo 14: Fuego y agua


La ciudad del Lago es víctima del ataque de Smaug. Tras hablar con Bilbo, Smaug está seguro de que la gente del lago
colaboró con los enanos y decide descargar toda su violencia sobre Esgaroth. Afortunadamente, los vigías ven
resplandores en la Montaña Solitaria y, aunque algunos piensan que son las forjas del rey que están de nuevo encendidas,
y que el oro correrá otra vez en ríos valle abajo, uno de ellos, Bardo, tiene la lucidez suficiente como para dar la alarma
sobre el ataque del dragón. Gracias a ello, cuando Smaug se aproxima, los hombres del Lago lo esperan armados, y toda
la gente se encarga de aprovisionar agua para apagar los incendios que el dragón pueda causar.
Sin embargo, nada de ello sirve contra Smaug, quien incendia la ciudad con su aliento y destruye los edificios con su cola
mientras se burla de las flechas con que intentan herirlo. Desesperados, los habitantes de la ciudad comienzan a
abandonarla en botes. Entre ellos, el mismo gobernador se da a la fuga, y en la ciudad ardiente solo quedan algunos
guerreros valientes que todavía resisten el ataque del dragón.
Entre ellos está Bardo, descendiente de Girion, señor de Valle, quien no retrocede y enfrenta a Smaug hasta las últimas
consecuencias. En un momento dado, un zorzal se apoya en su hombro y le cuenta sobre el punto débil en la protección
de Smaug. Bardo se sorprende al comprender la lengua del zorzal, pero es un descendiente de Valle y en su sangre lleva
la amistad con aquellas aves. Siguiendo el consejo, prepara su última flecha y, cuando Smaug desciende sobre él, le
lanza un tiro certero que atraviesa la carne del dragón en el costado izquierdo de su pecho y se pierde bien adentro de
su cuerpo. Smaug se retuerce en el aire y se desploma, agonizante, sobre Esgaroth, que queda reducida totalmente.
En la costa, tres cuartos de la población se ha salvado y claman a gritos coronar a Bardo como su rey. El gobernador
interviene y menciona que la gente del Lago elige a sus gobernantes, por lo que Bardo, descendiente de Girion, podría
volver a Valle y refundar allí su reino. Bardo considera esta posibilidad para el futuro, pero por el momento se dedica a
organizar al pueblo desamparado.
Los días pasan y la noticia de la muerte de Smaug se expande rápidamente, llegando incluso hasta los trasgos de las
montañas Nubladas y a Beorn. El rey elfo entiende rápidamente que es momento de avanzar sobre la Montaña Solitaria
y reclamar el tesoro, por lo que cinco días después de la muerte del dragón ya está a la orilla del lago con su ejército. Sin
embargo, al ver los problemas que tienen las gentes que han perdido su ciudad, detiene su marcha y organiza la
reconstrucción de Esgaroth. Antes de partir, deja a muchos elfos trabajando codo a codo con los humanos.
El capítulo finaliza once días después de la muerte de Smaug, con el Rey elfo y su ejército en camino hacia la Montaña
Solitaria. Por el comportamiento de las aves en el cielo, es evidente que una guerra está a punto de desatarse.

Capítulo 15: El encuentro de las nubes


El Zorzal regresa con la noticia de la muerte de Smaug. Como los enanos no pueden comprenderlo, busca a los antiguos
cuervos de la montaña, capaces de hablar el idioma común. Los cuervos traducen el mensaje del zorzal y advierten a los
enanos de la llegada inminente del ejército de la gente del Lago y de los elfos del bosque. Thorin les pide a aquellas aves
que sigan trayendo noticias, y envía un mensaje de ayuda a su primo Dain, en las Colinas de Hierro.
El grupo regresa entonces a la montaña y comienza los trabajos de protección de la entrada: sobre la puerta principal
erigen un sólido muro de piedra y desvían el cauce del río para formar una laguna que evite la llegada de ejércitos por
dicho acceso, dejando solo un sendero estrecho por el que se puede avanzar de uno en uno.
Días después se presentan ante las puertas algunos heraldos de los hombres y los elfos. Al ver la entrada cerrada y a
los enanos defendiéndola, se retiran y, al poco tiempo, Bardo se presenta con un grupo de guerreros a parlamentar.
Aunque las palabras del hombre son justas y pide la ayuda de los enanos para la gente del Lago y parte del tesoro para
la refundación de Valle (parte del tesoro de Smaug es, después de todo, un despojo del pueblo de Valle), pero Thorin,
cegado por la codicia, dice que el tesoro no les corresponde y que él estará dispuesto a ayudar a la gente de Esgaroth
cuando sus emisarios se presenten sin armas y los elfos del bosque hayan regresado a su tierra.
Bardo se retira con esta negativa, y horas después envía una comitiva con un ultimátum: Thorin debe entregar la doceava
parte del tesoro para la reconstrucción de Esgaroth y del Valle, o puede considerarse bajo sitio. Thorin responde
disparando sobre el emisario, con lo que la enemistad queda declarada. Así, la guerra se precipita inevitablemente.

Capítulo 16: Un ladrón en la noche


Thorin sigue buscando la Piedra del Arca y amenaza al resto del grupo, previniendo a quien quiera quedársela.
Escuchando esto, Bilbo comienza a fraguar un plan: por la noche, cubre a Bombur en el puesto de vigilancia y aprovecha
para descender de la montaña y presentarse en el campamento de los hombres y los elfos. Allí, pide hablar con Bardo.
Este lo recibe junto al rey elfo y le pregunta para qué está allí. Bilbo entonces les muestra la Piedra del Arca y les dice
que vale más que un río de oro. Con ella, Bardo podría negociar con Thorin y evitar el derramamiento de sangre inútil.
De esta manera, Bilbo se presenta a sí mismo como un hobbit extremadamente honorable que se preocupa por ayudar
a ambas partes, sin ambiciones personales en el asunto. Al final del capítulo, cuando Bilbo está regresando, es
interceptado por Gandalf, quien acompaña a los hombres y los elfos. El mago felicita al hobbit por su comportamiento y,
si bien no deja que este le haga preguntas, reconoce que quedan momentos difíciles por delante, pero que el hobbit podrá
salir airoso de ellos.
Feliz de haberse reencontrado con Gandalf, Bilbo vuelve a la montaña y se acuesta a dormir.

Capítulo 17: Las nubes estallan


Las trompetas anuncian la llegada de Dain, primo de Thorin, y parece que la que guerra es inevitable. Una embajada de
hombres al mando de Bardo se presenta ante Thorin con la esperanza de que el proclamado rey enano haya recapacitado
y acceda a entregar parte de su botín. Pero Thorin increpa a Bardo porque los elfos no se han retirado y se niega a
entregar lo que considera suyo por derecho.
Entonces, Bardo muestra la Piedra del Arca que Bilbo le ha entregado e intenta utilizarla para negociar. Le ofrece a Thorin
la decimocuarta parte del tesoro a cambio de la piedra, pero el enano está totalmente cegado por la cólera al ver aquella
piedra en manos de sus enemigos, y no para de preguntarse cómo llegó hasta ellos. Bilbo interviene y confiesa haberla
tomado como la parte suya del pago y ha hecho con ella lo que quiso. Thorin entonces estalla en un acceso de furia,
levanta a Bilbo por los aires y lo sacude mientras lo insulta, pensando incluso en arrojarlo por lo alto del parapeto que
protege la entrada a la Montaña. Sin embargo, Gandalf revela su presencia entre los hombres y pone un alto a la locura
de Thorin. Entonces, el enano suelta al hobbit y le da permiso para retirarse y reunirse con los hombres, aunque antes
maldice su nombre y le retira su amistad.
La embajada entonces se retira, y Thorin se encierra nuevamente. Al día siguiente, el ejército enano llega a Valle. La
hueste de Dain está bien armada y acarrea provisiones suficientes como para sobrevivir el invierno en la montaña. Con
esta protección, Thorin vuelve a negarse ante la última embajada que se aproxima a las puertas de la Montaña, y ambos
ejércitos se preparan entonces para el conflicto.
Sin embargo, en el último momento, antes de que los ejércitos choquen sobre el valle, Gandalf se interpone y les ordena
detenerse. Algo más funesto ocurre: el cielo se ha oscurecido por la tormenta y por nubes de enormes murciélagos; un
inmenso ejército de trasgos y lobos se ha reunido y ahora se precipita sobre las tierras aledañas a las montañas. Los
trasgos son los enemigos más odiados por los pueblos libres, por lo que pronto el conflicto entre enanos, elfos y humanos
es olvidado y las huestes se organizan en conjunto para enfrentarse a esa amenaza mayor. Del otro lado, trasgos y lobos
arremeten con furia y comienza La Batalla de los Cinco Ejércitos.
La batalla es larga y violenta. Por momentos, parece que los pueblos libres lograrán la victoria, pero los trasgos son
demasiados y vuelven a arremeter. Así, llegan hasta las puertas de la montaña y derriban sus protecciones. Thorin y los
demás enanos salen entonces hechos una tromba furiosa y avanzan sobre los trasgos hasta llegar al grupo que protege
a su rey, un enorme trasgo de nombre Bolgo. Pero la furia no es suficiente, y el grupo de Thorin se ve rodeado por
enemigos.
Cuando la batalla parece perdida, llegan las águilas y descienden, mortíferas, sobre trasgos y lobos. Bilbo festeja con
felicidad aquella llegada, hasta que una piedra lo golpea en la cabeza y pierde el conocimiento.

Capítulo 18: El viaje de vuelta


Cuando Bilbo recupera la conciencia se da cuenta de que está solo y debe quitarse el anillo para que los hombres que lo
buscan puedan encontrarlo. Cuando lo hallan, lo llevan ante la presencia de Gandalf, quien le comunica que alguien
necesita verlo, y lo conduce a la presencia de Thorin. El enano está a punto de morir como consecuencia de todas las
heridas que ha recibido, pero quiere antes disculparse con Bilbo por el enojo que manifestó antes de la batalla, y le pide
nuevamente su amistad. Con la conciencia tranquila, Thorin muere. En la batalla también han caído sus
sobrinos, Fili y Kili. El resto de los enanos se ha salvado y la batalla ha sido ganada gracias a la intervención milagrosa
de Beorn, quien ha matado a Bolgo, el señor de los trasgos.
Bilbo permanece unos días en la Montaña, recibe dos cofres llenos de oro y plata –todo lo que puede cargar en un poni,
y se niega a llevar más, aunque Bardo se lo ofrece– y parte junto a las huestes de los elfos, a Beorn y a Gandalf.
El camino de regreso es mucho menos peligroso que el de ida. En vez de atravesar el Bosque Negro, Gandalf y Bilbo lo
rodean junto a Beorn por el norte. Ya no quedan trasgos o lobos en esa región que puedan atacarlos. Tanto el mago
como el hobbit se quedan a pasar el resto del invierno en casa de Beorn y, al llegar la primavera, emprenden el último
tramo del viaje.

Capítulo 19: La última morada


Gandalf y Bilbo llegan a Rivendell el primer día de mayo y se quedan una semana en la casa de Elrond. Allí, Bilbo se
entera de que cuando Gandalf los abandonó a la vera del Bosque Negro fue para participar en un concilio de magos y
expulsar al Nigromante del sur del bosque.
Tras recuperar las fuerzas, el reducido grupo continúa hacia la comarca. Al pasar por las tierras en las que se enfrentaron
a los trolls, recuperan el tesoro que habían dejado enterrado.
Cuando llegan a la Comarca, Bilbo se entera de que sus parientes lo han dado por muerto y están subastando sus
pertenencias. Sus primos, los Sacovilla-Bolsón, pretendían mudarse a Bolsón Cerrado, por lo que están decepcionados
de ver a Bilbo regresar con vida, y pasan muchos años antes de que lo reconozcan como el verdadero Bilbo.
A pesar de la mala reputación que se ha ganado, Bilbo vive feliz. Visita a los elfos, hace extravagantes regalos a sus
sobrinos y comienza a escribir sus memorias, a las que titula Historia de una ida y de una vuelta. Las vacaciones de un
hobbit. Años después, Gandalf y Balin lo visitan y le cuentan cómo prospera el reino bajo la Montaña y la nueva ciudad
de Valle, fundada por Bardo. Bilbo se muestra satisfecho con el papel que ha jugado en la historia. En el párrafo final,
Gandalf explica que las profecías se han cumplido, y que las aventuras de Bilbo no fueron ni mera suerte ni solo para su
beneficio personal. Bilbo es solo un individuo en un mundo enorme, y él da gracias de que así sea.

El hobbit Símbolos, Alegoría y Motivos


La llave (Motivo)
La llave aparece como un motivo recurrente a lo largo de la novela, y se asocia a la sabiduría y a la capacidad de revelar
lo que está oculto y acceder a lo inaccesible. Además, el motivo de la llave precede al del tesoro, y muchas veces es una
condición para conseguirlo.
En el capítulo 2, Bilbo les roba una llave a los trolls y con ella obtienen el tesoro y las espadas élficas que serán de gran
utilidad a lo largo de la aventura. En la Montaña Solitaria, el motivo de la llave se conjuga con el de la puerta secreta, y
es gracias a esta fusión que los personajes son capaces de ingresar a la montaña por un pasadizo alternativo y no por la
entrada principal. Nuevamente, es Bilbo quien descubre el enigma de la puerta secreta, pero la llave que permite su
apertura está en manos de Thorin. En este sentido, las llaves también se asocian a la herencia y al estatuto de un
personaje: Thorin, el líder de la compañía, es quien tiene la llave que les permite el acceso a la montaña.
El tesoro (Motivo)
Las recompensas son un motivo recurrente en los relatos de aventura, y una parte fundamental del camino del héroe:
tras el enfrentamiento con diversos obstáculos y oponentes, el héroe obtiene una recompensa que, en general, en los
relatos tradicionales se presenta bajo la forma de un tesoro, rico en oro, plata y piedras preciosas. En El hobbit, el motivo
del tesoro está atravesado además por la búsqueda de venganza y la reconstrucción del Reino bajo la Montaña: el tesoro
que guarda Smaug es la suma de los maravillosos bienes acumulados por siglos de trabajo entre los enanos de la
Montaña y los hombres de Valle.
El mapa (Motivo)
El mapa es otro de los motivos recurrentes del relato de aventuras: sirve como guía a los personajes en su recorrido, pero
también guarda secretos que deben ser revelados. El mapa se asocia al tema de la sabiduría, y muchas veces aporta
información encriptada, que solo se revela ante quienes saben leerla. Este es el caso del mapa de Thorin y Elrond: quien
puede leer las runas lunares allí escondidas comprende que la entrada secreta solo se revelará en el solsticio de invierno.
Esta información le permite a Bilbo encontrar luego la cerradura de la puerta secreta y abrir el pasadizo hacia el salón
principal de la Montaña Solitaria.
La madriguera (Motivo)
La madriguera representa la protección y la comodidad del hogar, y es un motivo recurrente a lo largo de la novela,
especialmente en la psicología de Bilbo, quien siempre está recordando su agujero hobbit y la comodidad de vivir en él.
Las madrigueras son una representación positiva del motivo de la cueva, que, por oposición, puede presentarse como un
lugar oscuro y peligroso para los aventureros.
El villano (Motivo)
Como en todo relato tradicional de carácter agonista, el villano es un motivo recurrente. En este caso, el principal villano
es el dragón Smaug, que ha destruido los pueblos de los enanos y los hombres y duerme sobre los tesoros robados.
Contra él se dirigen los aventureros, pero a lo largo de su aventura se encuentran con otros personajes que cumplen el
rol de villanos, aunque con menor protagonismo. Tal es el caso de los trasgos, que son criaturas malignas que se oponen
siempre a los objetivos de los personajes.
El alba (Símbolo)
La llegada del alba representa la victoria de la luz sobre la oscuridad, del bien sobre el mal. El alba es un símbolo que
constela en torno a la idea del bien, y aparece recurrentemente en toda la obra de Tolkien. En El hobbit, el alba muchas
veces trae la solución a los problemas nocturnos, o se manifiesta como un momento de renovación de las esperanzas y
los ánimos cansados.
La luz y la oscuridad (Motivo)
La luz y la oscuridad son motivos recurrentes que se asocian al bien y al mal. Hay una larga aparición de ambos motivos
a lo largo de toda la narración, especialmente de la oscuridad asociada a las cavernas y a los trasgos, y la luz representada
por los elfos y sus armas. Gandalf, por ejemplo, hace brillar a Glamdring en la oscuridad de las cavernas del rey trasgo,
y con esa luz guía a los enanos y confunde a los trasgos. En la Batalla de los Cinco Ejércitos, el choque entre la luz y la
oscuridad representa a las fuerzas del bien y del mal luchando por el dominio de la Montaña.
La cautividad, la vigilancia y la invisibilidad (Motivos)
A lo largo de la novela, la necesidad de esconderse se hace presente en muchas ocasiones y es algo que diferencia
particularmente a este grupo de aventureros del grupo tradicional de héroes. Los héroes, por lo general, no deben
esconderse constantemente de sus enemigos sino todo lo contrario; se revelan ante ellos para combatirlos. Pero Bilbo es
un héroe que necesita de la invisibilidad para lograr sus cometidos. Esto también, al final de la novela, se revela como un
plan narrativo de Tolkien: en la inmensidad de la Tierra Media, hasta la criatura más pequeña y anónima tiene un papel
que jugar y puede ser un héroe. Bilbo ha puesto en marcha la rueda del destino y ha ayudado a que se cumplan las
profecías. Sin embargo, su labor es invisible y no será recordado por los pueblos humanos y enanos como el gran héroe
de esta historia.
El motivo la vigilancia, por otra parte, está conectado al de la cautividad, ya que el grupo es capturado en más de una
ocasión, a pesar de los sistemas de vigilancia que establecen. Bilbo también es capaz de cumplir el papel de héroe ya
que es el vigilante: tiene el sueño liviano y nota el peligro antes que los enanos; esto es lo que le permite dar aviso de la
presencia de trasgos en la cueva, o lo salva de ser atrapado irremisiblemente por las arañas en el Bosque Negro.

El hobbit Metáforas y Símiles


"Los ojos pálidos buscaban peces ciegos alrededor, y los atrapaban con los dedos largos, rápidos como el
pensamiento" (p. 68) (Símil)
Este símil completa la descripción de Gollum destacando su visión acostumbrada a la oscuridad y la velocidad, tanto de
sus manos como de su intelecto. Momentos después, Gollum participará de una contienda de acertijos con Bilbo, con lo
que se demostrará que su pensamiento es tan rápido como sus dedos.
"Observaba a Bilbo desde lejos con los ojos pálidos como telescopios" (p. 68) (símil)
Los ojos de Gollum predominan en la descripción de esta criatura. Primero, el narrador menciona que son grandes y
pálidos, y luego agrega que su capacidad es equiparable a la de un telescopio. En verdad, cientos de años de vivir en la
oscuridad han acostumbrado a Gollum a la luz mínima y han desarrollado una capacidad excepcional de ver a pesar de
la falta de luz. El Anillo de poder que posee ha jugado un papel decisivo en el desarrollo de estas capacidades, aunque
esa información no se presenta en El hobbit, sino que el lector puede comprenderlo a partir de la lectura de El Señor de
los Anillos.
"Las noches eran lo peor: entonces se ponía oscuro como el carbón, no lo que vosotros llamáis negro carbón,
sino realmente oscuro, tan negro que de verdad no se podía ver nada" (p. 132) (Símil)
Las descripciones en El hobbit abundan en imágenes visuales y detalles. A su vez, el narrador muchas veces interpela al
lector directamente, como en este caso, para hacer una indicación sobre las particularidades del mundo y la historia que
está narrando en relación a lo que uno puede imaginarse desde su propia realidad. En este caso, por ejemplo, el narrador
compara la noche a un carbón, pero luego hace una indicación sobre la oscuridad de la noche en el Bosque Negro, y
resalta que esa oscuridad no es en nada similar a la de una noche conocida por el lector.
"... el resplandor sólo revelaba unas hileras interminables de troncos rectos y grises, como pilares de un vasto
salón crepuscular" (p. 137) (Símil)
Las descripciones de Tolkien abundan en imágenes, comparaciones y símiles. En este caso, el bosque de hayas se
asemeja a un enorme salón visto a la luz del atardecer. El bosque como un salón se asocia directamente a la presencia
de elfos, criaturas fantásticas en contacto vital con la naturaleza. En el Bosque Negro, conforme los personajes avanzan
y se aproximan a la morada del rey de los elfos, el bosque cambia su fisonomía y se reviste de cualidades que lo alejan
de la percepción salvaje y peligrosa de la naturaleza pura.
"...vio a su alrededor un mar verde oscuro, rizado aquí y allá por la brisa; y por todas partes, cientos de mariposas"
(p. 140) (Metáfora)
Con esta metáfora se describe la impresión de Bilbo al contemplar el Bosque Negro desde la copa de un enorme roble:
hasta donde llega a ver, el bosque se extiende como un mar de aguas agitadas por una leve brisa. Para Bilbo, aquella
imagen presentaría una belleza encantadora si no fuera porque sufre el abatimiento de no encontrarle fin.
"Algo, además, comenzó a resonarle en los oídos, una especie de burbujeo, como el ruido de una gran olla que
galopa sobre las llamas, mezclado con un retumbo como el ronroneo de un gato gigantesco" (p. 201) (Símiles)
Con estos dos símiles se describe la percepción de la presencia de Smaug, el dragón, antes de que Bilbo llegue a verlo.
Las imágenes son domésticas, asociadas al hogar del hobbit, pero magnificadas más allá de toda mesura, lo que las
vuelve terribles y amenazadoras.
"Smaug yacía, con las alas plegadas como un inmenso murciélago" (p. 202) (Símil)
La imagen de Smaug amerita extensas descripciones. Si antes se lo había comparado con un gato, ahora aparece
asociado a un murciélago, pero de tamaño gigantesco. El vínculo con la criatura nocturna es bastante directo, gracias a
sus alas membranosas.
"¡Mi armadura es como diez escudos, mis dientes son espadas, mis garras lanzas, mi cola un rayo, mis alas un
huracán, y mi aliento muerte!" (p. 213) (Símil y metáforas)
En esta cita, Smaug se describe a sí mismo como una criatura mortífera e invencible. Burlándose de los guerreros y la
inutilidad de sus armas contra un dragón, Smaug enumera una serie de cualidades que compara con elementos utilizados
por los humanos para la guerra. La metáfora deriva luego hacia elementos devastadores de la naturaleza, como los rayos
y los huracanes, y termina por asociar la imagen del dragón a la muerte.

El hobbit Ironía
El héroe de la novela tiene que ceder injustamente ante disputas familiares
Cuando Bilbo regresa a la Comarca no recibe la cálida bienvenida que podría esperarse, sino todo lo contrario: están
subastando sus bienes materiales y la casa ha pasado a posesión de sus primos, los Sacovilla-Bolsón. Resulta irónico
que, después de haberse enfrentado a dragones, trasgos, arañas y lobos, y de haber conseguido un tesoro más grande
de lo que sus compatriotas podrían siquiera imaginar, Bilbo regrese a su hogar para enfrentarse a disputas familiares
sobre sus pertenencias y tenga que comprar sus propios muebles a sus parientes para volver a equipar su casa.
El cadáver de Smaug logra incidentalmente lo que el dragón no ha podido hacer en vida
Bardo logra dar muerte al dragón, pero este se desploma sobre lo que queda de la ciudad y la destruye por completo, por
lo que la victoria no deja de ser amarga: la gente del Lago se ha librado de un peligro, pero eso le ha costado su ciudad.
Resulta irónico que el dragón no haya logrado destruir la ciudad del Lago, y lo haga en cambio su cadáver, simplemente
cayendo desde el cielo sobre ella.
EL HOBBIT – Super Resumen
1. Una Tertulia Inesperada
Bilbo Bolsón era un hobbit acomodado que vivía en Hobbiton, en La Colina. Una mañana como cualquier otra Bilbo había
acabado de desayunar y estaba fumando una pipa a la puerta de su casa , cuando llegó un anciano
llamado Gandalf ofreciéndole participar en una aventura (habéis de saber que a los hobbits no les gustan las aventuras,
ni cualquier cosa que se les parezca). Pero Bilbo la rehusó amablemente invitándole a tomar el té al día siguiente.
Pues bien , al día siguiente no apareció solamente Gandalf, sino que con él llegaron ¡trece enanos!. A la cabeza
estaba Thorin Escudo de Roble, hijo de Thráin y nieto de Thrór, que habían escapado de su hogar, situado en la Montaña
Solitaria, al lado del Lago Largo, tiempo atrás por culpa de un gran dragón llamado Smaug el Dorado. El resto de la
compañía de enanos eran Balin, Bifur, Bofur, Bombur, Dwalin, Fili, Kili, Glóin, Óin, Dori, Nori y Ori. Los enanos habían
decidido hacerse con los servicios de Bilbo para recuperar su hogar, y por supuesto, el hobbit no pudo rehusarse y al día
siguiente tuvo que partir con ellos.
2. Carnero Asado
Atravesaron las tierras de los hobbits y llegaron a un bosquecillo donde se disponían a acampar. De pronto vislumbraron
una luz y decidieron que , ya que el trabajo del hobbit era el de saqueador, Bilbo fuera a averiguar que era esa luz.
Y allá fue Bilbo, y descubrió que en aquel bosquecillo habían acampado tres trolls y habían hecho un fuego. Bilbo fue
descubierto y poco después los enanos, pero gracias a la astucia de Gandalf, que hace que los trolls se conviertan en
piedra con la luz del sol, consiguen salir ilesos de esta aventura.
3. Un Breve Descanso
Partieron de nuevo y llegaron a las Montañas Nubladas pasando por Rivendel, donde fueron aconsejados por Elrond el
Medio Elfo. Este descubrió las runas lunares que escondía el mapa de Thorin, que ponían: «cinco pies de altura y tres
pasan con holgura». Gracias a Elrond descifran lo que les quedaba por descubrir del mapa. A la mañana siguiente se
ponen de nuevo en camino por las Montañas Nubladas.
4. Sobre la Colina y Bajo la Colina
Cuando llegaron a las Montañas, tuvieron problemas de nuevo , esta vez causados por una tormenta que los obligó a
resguardarse en una cueva. Pero ocurrió que esa cueva era la entrada a las cavernas de los trasgos, y los atacaron de
noche y los hicieron prisioneros.
Tuvieron la suerte de contar con Gandalf , que no había sido hecho prisionero. Con la sorpresa, los enanos se revelaron
matando a algunos trasgos, y consiguen liberarse; pero fueron perseguidos por los túneles y Bilbo se perdió.
5. Acertijos en las Tinieblas
El pobre estaba muy asustado y fue arrastrándose por los túneles cuando su mano tocó algo metálico y pequeño, un
anillo. Bilbo se lo guardó y continuó arrastrándose hasta que llegó al borde de un lago, donde se encontró con una
inesperada compañía. En el lago vivía una criatura espantosa llamada Gollum. Era pequeño y delgado , pero era muy
rápido, y además, para alimentarse tenía un anillo que lo hacía invisible.
Fue este el anillo que encontró Bilbo, y fue gracias a él que escapó tras jugar a las adivinanzas con Gollum , el cual le
había prometido que le enseñaría la salida si le ganaba. Bilbo ganó, pero tuvo que salir por patas ya que Gollum estaba
hambriento y enfadado.
6. De la Sarten al Fuego
Cuando logró salir encontró a sus amigos rápidamente y siguieron su camino. Pero tuvieron un percance: unos trasgos
y huargos fueron detrás de ellos cuando pensaban que ya había pasado todo. Tuvieron que refugiarse en lo alto de los
árboles, y Gandalf prendió varias piñas para espantar a los huargos.
Pronto estuvieron envueltos en llamas y el Señor de las Águilas fue para ver qué pasaba. Viendo la situación de Gandalf
y sus compañeros, los sacó de allí volando. Así consiguieron dejar las Montañas Nubladas.
7. Extraños Aposentos
Después de que las Águilas les dejaran, siguieron su camino a pie. Se desviaron, y llegaron a la casa de Beorn, un
hombre que se podía transformar en oso. Beorn no estaba acostumbrado a las visitas, y Gandalf se las ingenió para que
aceptara a todos los enanos, haciéndoles llegar escalados en el tiempo. Estuvieron hablando de sus aventuras y Beorn
los ayudó dándoles poneys para que llegaran rápidamente al sendero del Bosque Negro.
8. Moscas y Arañas
Bilbo y los enanos pronto encuentran dificultades en el corazón del Bosque Negro. Las arañas consiguen apresarlos a
todos menos a Bilbo, que gracias al Anillo se vuelve invisible y consigue escapar del ataque. Bilbo hace un plan excelente
por el cual consigue derrotar a todas las arañas y liberar a los enanos usando a Dardo.
9. Barriles de Contrabando
Cuando los enanos intentan encontrar la salida del Bosque Negro son capturados por los elfos y llevados ante su Rey
Thranduil. Este les interroga sin éxito acerca de sus planes, por lo que decide encerrarlos a todos en celdas separadas.
Mientras, Bilbo, que había conseguido escapar haciéndose invisible, descubre una compuerta en la ladera de la colina,
donde nace el curso subterráneo del río del Bosque. Se le ocurre un plan y, aprovechando que el guardia que vigila las
celdas de los enanos se queda dormido, los libera y los aleja de los dominios de los elfos metidos en barriles.
10. Una Cálida Bienvenida
Siguiendo el cauce del río llegan a la ciudad de los hombres del lago, Esgaroth, construida sobre la superficie del Lago
Largo. Los elfos de la almadía y los barqueros corren a celebrar la llegada de los barriles de mercancía y enviarlos de
regreso. Mientras tanto el hobbit saca uno a uno a todos los enanos.
Los enanos se presentan ante el gobernador, con Thorin a la cabeza. El gobernador, temeroso, los acoge con
hospitalidad. Una vez repuestos y bien provistos de alimentos, caballos y poneys abandonan la ciudad y parten en busca
de Smaug.
11. En el Umbral
Tras varias jornadas de viaje agotador, encuentran una piedra tras la cual se levanta una pared desnuda. A pesar de no
tener cerradura por ninguna parte, están seguros de haber encontrado la puerta de la montaña. Tratan de abrirla de todas
las formas imaginables, pero no lo consiguen.
De repente, durante la puesta de sol, un rayo rojo cae sobre la superficie lisa de la roca. Se desprende un trozo de la
pared y aparece una especie de cerradura. Thorin introduce la llave que lleva colgada del cuello, y la pared cae. Poco a
poco aparece ante ellos una puerta. Todo tiene lugar como indicaban las letras lunares.
12. Información Secreta
El hobbit se introduce en la montaña y, a través de un túnel, llega al sótano donde Smaug esconde el preciado tesoro.
Mientras el dragón duerme plácidamente, Bilbo coge un copín de doble asa y huye, lo que provoca la ira de Smaug al
despertar. El dragón busca sin éxito al ladrón por toda la montaña. Los enanos se han escondido en el túnel para no ser
encontrados.
13. Nadie en Casa
El grupo avanza a través del túnel hasta el salón del tesoro. Bilbo encuentra la codiciada Piedra del Arca y se la mete en
su bolsillo sin que nadie repare en ello: todos han quedado estupefactos ante la grandeza del tesoro. El hobbit los apremia
a buscar la salida antes de que el dragón regrese. Guidados por Thorin encuentran la Puerta Principal y salen al exterior.
14. Fuego y Agua
Smaug se enfrenta contra los hombres de Esgaroth, la Ciudad del Lago. Cuando la ciudad se encuentra prácticamente
destruida, Bardo, capitán de un grupo de arqueros, logra mantenerse firme hasta el final y dispara una flecha sobre el
punto débil del dragón, un hueco en su pecho izquierdo, causándole la muerte.
Los hombres nombran rey a Bardo, que solicita la ayuda de los Elfos para reconstruir la ciudad arrasada y marchar a la
Montaña en busca del tesoro.
15. El Encuentro de las Nubes
Los enanos, al ser avisados de que los ejércitos de los Hombres del Lago y los Elfos se dirigen hacia allí, mejoran las
fortificaciones de la entrada principal, única disponible, para impedirles el paso.
Hombres y Elfos llegan dispuestos a negociar el reparto del tesoro, pero la avaricia ha endurecido el corazón de Thorin y
ante su negativa a compartir el tesoro, que considera exclusivamente propiedad de los Enanos, deciden sitiar la Montaña.
16. Un Ladrón en la Noche
Bilbo, harto de todo el asunto, toma la decisión de iniciar conversaciones por su cuenta con el Rey Elfo y Bardo, a quienes
entrega la preciada Piedra del Arca, pensando que así facilitará futuras negociaciones con los enanos.
17. Las Nubes Estallan
Bardo y el Rey Elfo, con la Piedra del Arca en su poder, intentan de nuevo negociar con Thorin, el cual enfurece al
descubrir la traición de Bilbo. Al final, confiando en que la inminente llegada de Dáin Pie de Hierro y su ejército de Enanos
le libraría de cumplir su parte del trato, Thorin accede a dar la catorceava parte del tesoro en oro y plata a cambio de la
codiciada Piedra.
Pero los enanos de las colinas de Hierro, conducidos por Dáin, no eran los únicos que se dirigían hacia la Montaña
Solitaria: un ejército de Trasgos y Huargos los seguía muy de cerca.
Así se produjo la Batalla de los Cinco Ejércitos entre Trasgos, Huargos, Elfos, Hombres y Enanos, además de la
participación de las Águilas en contra de las criaturas oscuras.
18. El Viaje de Vuelta
Tras ser golpeado en la cabeza con una piedra y haber quedado inconsciente, Bilbo se recupera y es llevado ante Thorin,
que yace en su lecho de muerte, para reconciliarse con él. Bilbo es informado más tarde acerca del desenlace de la
Batalla: a pesar de que los Trasgos eran superiores en número, fueron derrotados.
El tesoro se repartió con justicia entre los vencedores y Thorin fue enterrado bajo la Montaña con la Piedra del Arca sobre
el pecho. La aventura había terminado y Bilbo podía regresar a su añorado hogar.
19. La Última Morada
En el camino de vuelta junto a Gandalf, Bilbo hace una parada en la casa de Elrond, donde permanece una semana
recuperándose del cansancio acumulado a lo largo de su aventura.
Por fin llegan a La Comarca y tras la sorpresa inicial de que sus bienes estaban siendo subastados al haber sido declarado
«presuntamente muerto», pudo volver poco a poco a su vida cotidiana.

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