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aquella vastísima ciudad le acogiese en su casa, para preservarte de los pestíferos aires de ese Nilo
por lo que fue a pasar la noche en Melania, distan- del mundo, que son los embustes y errores de los
te de Jerusalén como una hora de camino. herejes Montanistas, Novacianos, Luteranos y
Calvinistas, los cuales pretenden que este precepto
es de pocos días, como invención de frailes y clé-
Además aquel mismo pueblo que le había honrado rigos, ¡Insensatos! ¿Quién ha visto jamás que el
con aquellas palabras ; Bendito el que viene en el legislador se obligase a sí mismo a la ley? Y
nombre del Señor a pocos días gritó: Quita, quita: ¿habrán puesto los eclesiásticos la ley de la confe-
crucifícale. Los que se habían despojado de sus sión, cuando vemos que todos, sin exceptuar ni el
vestidos Y los habían tendido por el camino, des- Sumo Pontífice, se deben sujetar al tribunal de la
pués le despojaron de los suyos; y los que habían Penitencia, si quieren alcanzar el perdón de sus
cortado ramos de los árboles y los habían esparci- pecados? ¡Ó condenación ó confesión! Esta es la
do por la tierra, le prepararon y presentaron des- segunda tabla que nos queda después de perdida la
pués una cruz. ¡Oh, qué cosa tan desemejante, ex- primera que es la gracia bautismal; y el que no se
clama san Bernardo, Quita, quita, crucifícale, de abrazare con ella en el naufragio de la culpa, irre-
aquel Bendito el que viene en el nombre del Se- misiblemente se perderá para siempre. Por eso
ñor! ¡qué cosa tan desemejante, Rey de Israel, del mismo te la pongo aquí, hermano mío, para que si
No tenemos rey, sino a César! ¡qué cosa tan dife- a la violencia de los vientos de fuertes tentaciones
rente, ramos verdes y cruz, flores y espinas! A tuvieses la desgracia de perder la cesta espiritual
quien primero tendían los vestidos ajenos, hé aquí que te he labrado, extiendas tu mano inmediata-
que es despojado de los propios, continúa el mis- mente a la tabla de la confesión, con la misma
mo san Bernardo : Cui prius sternebant vestimenta presteza con que los náufragos se agarran de un
aliena, ecce suis exuirtur. Si a un Dios rey inmor- trozo de la deshecha nave; si así lo haces, le ase-
tal de los siglos, a quien se debe todo honor y loda guro que no perecerás, sino que llegarás finalmen-
gíoria, que estuvo tan lejos de buscar honores, que te al puerto de la gloria en donde nos veamos to-
se anonadó a sí mismo , tomando forma de siervo, dos. Amen.
así se le trata, ¿qué debemos nosotros esperar de
todo este fausto y oropel humano? Consideremos
que todo lo del mundo no es mas que vanidad y
adicción de espíritu ; y de hoy en adelante nobles
y plebeyos, ricos y pobres, grandes y pequeños, no
nos gloriemos sino en la cruz de Nuestro Señor Je-
sucristo, por el cual el mundo debe estar crucifica-
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mundo por jueces en el tribunal de la Penitencia, do a nosotros, y nosotros al mundo, porque en Je-
para condenar ó absolver, no de cualquier modo, sucristo nada vale sino la rectitud de corazón. Así
sino según leyes de buena moral, oída la causa, es como has de librarte, hijo mío, de las siete bo-
mediante la confesión del reo, y acordándose dé la cas del Nilo del mundo, y para mejor preservarte
cuenta que tendrán que dar a Dios del uso que hi- de los pestíferos aires que le rodean, lee en con-
cieren de su jurisdicción. Por el mismo hecho y clusión de esta obrita el apéndice siguiente.
con las mismas palabras manda Jesucristo a todos
los pecadores que se sujeten a la potestad de juz-
gar que ha comunicado a los sacerdotes, si quieren AIRE HÚMEDO DEL RIO NILO
lograr el perdón; de otra suerte habría sido aquella O
una facultad fantástica y puramente de nombre.
FALSAS MÁXIMAS DEL MUNDO.
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cristianos. Para preservarte de las venenosas sae- 6. Para que nos causase menos empacho el confe-
tas que contra tí dispare la malicia de esta gente, sarnos, quiso Jesucristo que fuese ministro de la
no menos que de los contagiosos miasmas que so- Penitencia un hombre como los demás que, cono-
lo su presencia lleva consigo, bastará que te acuer- ciendo por experiencia propia cuán grandes son
des de aquella importante reflexión que a sus dis- las miserias humanas* supiese condolerse de ellas;
cípulos hacia Jesucristo: Si os aborrece el mundo, y no un Ángel, que no habiendo experimentado en
sabed que primero me aborreció a mi: si fuerais sí mismo la rebeldía de la carne, se horrorizaría de
del mundo, el mundo os amaría como cosa suya; la fealdad de ciertas culpas, y seria mas duro en
pero como no sois del mundo, sino que yo os elegí perdonarlas. Mira con cuánta benignidad y sabidu-
del mundo, por eso el mundo os aborrece... No de- ría se acomoda la divina Providencia a la debili-
be el criado ser mayor que su amo: si a mí me per- dad de nuestra naturaleza en la promulgación de
siguieron, también os perseguirán a vosotros. Ale- un precepto que había de obligar a todos los hom-
grémonos, pues, cuando así nos veamos persegui- bres hasta el Sumo Pontifico. Aquel buen Pastor
dos: llamados por la gracia de Dios a la participa- que vino a dar la vida por sus ovejas , suspirando
ción de los trabajos y de la herencia de Jesucristo, por la institución de un Sacramento que diese vida
vivamos como cristianos, sin avergonzarnos del a las que no la tenían, y la aumentase a las que lo
santo Evangelio; porque escrito está: Que si al- tenían, había dicho a san Pedro: Yo te daré las lla-
guno se avergonzare de acreditar con sus obras la ves del reino de los cielos; y no solo a él, sino
doctrina evangélica en presencia de las gentes, también a los demás Apóstoles había prometido
también Jesucristo se avergonzará de reconocerle que lo que desataran sobre la tierra, seria también
por suyo en la presencia de su Padre celestial. desatado en el cielo : como se lee en san Mateo
XVI y XVIII.
2. ¿Por ventura se avergüenza alguno de gozar
salud entre los enfermos ó de tener juicio entre los 7. Dice el concilio Tridentino en la sesión XIV,
dementes? Pues mucho menos debemos sonrojar- que estas promesas del Salvador se cumplieron,
nos nosotros de conservar entero y maduro el jui- cuando después de su resurrección se apareció a
cio cristiano entre los contaminados y locos mun- sus Apóstoles, sopló sobre ellos, y les dijo : Reci-
danos. Ellos, como desatinados, chillarán, murmu- bid el Espíritu Santo; a los que perdonareis los pe-
rarán, harán mofa de la virtud; pero más necio se- cados, perdonados les son, y a los que se los retu-
rias tú, hijo mío, si por no ser censurado de los lo- viereis les son retenidos. (Joan, XX, 22, 23). Con
cos, hicieses el loco como ellos, mas culpable se- estas palabras constituyó a los Apóstoles y a sus
rias que ellos, que no saben lo que se hacen. Déja- sucesores que son los sacerdotes hasta el fin del
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requisito indispensable para recibir la absolución les seguir las insensatas leyes del mundo; leyes
y la gracia ó el aumento de gracia que ella causa. tanto mas severas cuanto mas injustas, tanto mas
Pero si por tu desdicha cayeses en algún pecado bárbaras cuanto mas irrazonables: porque ¿como
mortal ¡ojalá Dios nos mate primero!, haz luego ha de ser escuchada la razón entre aquellos que se
un acto de contrición, con propósito de confesarte glorían de vivir como brutos? Déjales cantar, déja-
lo mas presto que puedas, guardándole del funesto les gritar, déjales reír; tiempo vendrá en que llora-
error de aquellos herejes soberbios que, por no su- rán. Ya en tiempo de Noé habitaban la tierra hom-
jetarse al sacramento de la Penitencia, se engañan bres bebedores y glotones que pensando solo en
a sí mismos, diciendo que basta hacer un acto de satisfacer los apetitos de la carne, cuando velan la
contrición a los pies de un Crucifijo. ¡Ay misera- condenación de sus vicios en la irreprensible con-
bles, que no conseguirán el perdón! Te lo haré ver ducta del santo Patriarca; cuando le miraban ocu-
con un ejemplo muy palpable. Cuando un monarca pado en la construcción del arca que Dios le había
ha establecido en cada provincia tribunales subal- mandado fabricar, ¿á qué viene, decían, el singula-
ternos que juzguen las causas de su distrito si al- rizarse este iluso, apocado ? ¿será tal vez el único
gún delincuente dijese, yo no quiero que un súbdi- que se ha de salvar? ¿á qué viene ese fanático a
to como yo me juzgue, sino que me juzgue el mis- reprender nuestras diversiones, saraos, bailes,
mo monarca, dime, ¿qué se le responderla a este convites, vestidos y juegos? pero ¡ay!.., viene el
insolente, cuando presentase sus memoriales ó pe- diluvio,., y todos quedan sumergidos menos Noé y
dimentos? No hay lugar para el suplicante; acuda los que con él tuvieron la suerte de entrar en el ar-
donde corresponde. Semejante respuesta dará Je- ca. ¡Oh, cómo se lamentarían al verse con las
sucristo a los soberbios que rehúsen sujetarse al aguas a la garganta! ¡oh, cómo exclamarían: Noé
tribunal de la Penitencia que él mismo ha estable- ha sido el sabio, y nosotros los necios é insensa-
cido, prometiendo aprobar en el cielo la sentencia tos! ¡Noé se salva, nosotros por momentos vamos
pronunciada por su ministro en la tierra, Haz peni- a ser ahogados! …
tencia como se hace en la Iglesia católica, que es
confesando tus pecados al ministro del Señor; no
digas, yo lo hago ocultamente delante de Dios, a 3. Podrá ser muy bien, hermano mío, que pase
quien he ofendido. Con estas palabras reprochaba contigo lo mismo; que digan los mundanos: ¿A
san Agustín la presunción y altanería de los falsos qué viene ese fanático y melancólico a reprender
penitentes; y al pie de las mismas, el Juez de vivos nuestra conducta y la de nuestros compañeros ale-
y muertos escribirá el fallo de eterna reprobación. gres y divertidos? ¿Por qué condena la lectura de
libros curiosos y prohibidos? ¿Por qué nos hemos
de privar de los espectáculos y comedias? ¿Por
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qué de los cortejos y bailes*? ¿Es decir que, según a adorar esos becerros de diversiones y ocupacio-
su dictamen, no podremos jugar ni divertirnos? ¿ni nes nocivas, que el demonio ha inventado para
tener apego a las riquezas y honores ? Pero lo que pervertir y echar a perder la incauta juventud: vete
mas les ha de exasperar y provocar todas sus bur- sólito al templo santo y adora al Dios verdadero,
las, sátiras y sarcasmos, será el verte fuertemente ofrécele las primicias de tu vida, que son los años
agarrado de la cesta espiritual: ánimo, no obstante, de tu juventud. ¡Oh, cuánto le gustará esta ofren-
querido hijo; afírmate mas en ella, día vendrá en da! Ofrécele también las décimas, esto es, la re-
que ellos, arrebatados por la corriente de la iniqui- cepción de la sagrada Eucaristía cada [ día, sema-
dad al abismo de la perdición, viéndote a ti, cual na o cada] diez ó quince días, ó cada mes [según
otro Moisés, librado de las aguas, ó salvado como como haya celebración del Santo Sacrificio de la
Noé del diluvio de los vicios, desesperadamente misa en tu pueblo]; porque ya sabes que el vino de
arrepentidos se lamentarán y gritarán: Nos insen- este Sacramento es vino que hace vírgenes, que su
sati: ¡Nosotros hemos sido los necios! pan es pan de fuertes, comida angelical, que hace
¡Verdaderamente hemos errado!... Nosotros mirá- en el alma lo que el pan material en el cuerpo; de
bamos como una locura la cesta de los celestiales manera que así como desmaya el cuerpo si le falta
avisos... y he aquí que los que se acogieron a ella este cotidiano alimento, también desmayará el al-
"han sido salvos y son contados en el número de ma que se olvidare de comer el divino pan euca-
los Santos y de los hijos de Dios : nosotros ¡ay in- rístico.
sensatos! hechos el juguete de las olas y de los
vientos en el tempestuoso Nilo del mundo, vamos
a ser sepultados para siempre como esclavos del 5. Debe comúnmente preceder a la Eucaristía el
diablo en los abismos del infierno. sacramento de la Penitencia, que borra las man-
chas del alma, como el agua limpia las del cuerpo.
¿Qué dirías de uno que pasase muchos meses sin
i. Acuérdate, hijo mío, de Tobías que, sin embargo lavarse, ni cortarse las uñas, ni mudarse la cami-
de ser de los mas jóvenes de su tribu, nunca jamás sa? ¿No dirían todos que era un asqueroso? Con-
se ocupó en tonterías de joven. Cuando los otros viene, pues, lavarnos a menudo las manos y cara
iban a adorar los becerros de oro que había hecho aunque no estemos sucios; así también te limpia-
Jeroboam, él se apartaba de aquellas reuniones y rás frecuentemente en este santo baño de la Peni-
se iba solo al templo de Jerusalén, en donde ado- tencia, aunque no halles en tu corazón inmundicia
raba al verdadero Dios y le ofrecía sus primicias y de culpa mortal, acusándote de las faltas leyes de
décimas. Haz tu lo mismo; no pierdas el tiempo en la vida presente y de alguna mas notable de la vi-
necedades pueriles; no vayas con los otros jóvenes da pasada, con verdadero dolor y propósito, que es
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