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¿Debería todo pastor estudiar en un seminario?

En Coalición por el Evangelio hicimos la siguiente pregunta a tres pastores en distintos


contextos: ¿Debería todo pastor estudiar en un seminario? Estas fueron sus respuestas:

El seminario es un ayudante fiel

A esta pregunta, como rector de un seminario, mi primera reacción es responder «¡Sí, por
supuesto!». Sin embargo, para ser fiel a la verdad, debo reconocer que esto no es tan
sencillo.

Antes que nada, quiero mencionar algunas de las ventajas de estudiar en un seminario. La
tarea del pastor es ministrar la Palabra de Dios al rebaño. Por lo tanto, debe manejar las
escrituras con gran pericia. Así que en primer lugar, estudiar en un seminario reformado
con un plan de estudio clásico permite el desarrollo de esta capacidad. No solo permite
adquirir conocimientos detallados sino también algo que puede ser de más importancia: una
visión global e integrada de la teología en todos sus loci theologici (término del latín usado
por Melancthon para referirse a las principales categorías teológicas).

Segundo, el seminario acelera el proceso de capacitación. Aunque un plan de estudio de


tres o cuatro años parece larguísimo, el avance logrado puede ahorrar muchos años de
estudio por cuenta propia. Tercero, ayuda a establecer la disciplina y el ritmo de estudio
necesario para toda una vida de ministerio.

Sin embargo, debe entenderse que el estudio en un seminario no es suficiente. El seminario


puede producir académicos por cuenta propia, pero solo la iglesia puede formar pastores.
Por lo tanto, el seminario nunca puede ser más que un apoyo a la tarea de la iglesia.
Solamente la iglesia puede fomentar la formación de carácter y aportar la experiencia
práctica necesaria para producir pastores maduros. La iglesia, incluso, puede proveer la
capacitación teológica necesaria por su propia cuenta.

La ventaja del seminario yace en su capacidad de especialización. La iglesia, sin embargo,


no debe entregar sus candidatos para el ministerio al seminario y desentenderse del proceso.
La iglesia sigue siendo responsable por cada dimensión de la capacitación para el
ministerio de sus futuros ministros, incluyendo la teológica. Pero en el seminario puede
encontrar un ayudante fiel.

El seminario nos capacita para la enseñanza

Pablo le dijo a Timoteo: «En la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los
vivos y a los muertos, por Su manifestación y por Su reino te encargo solemnemente:
Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con
mucha paciencia e instrucción» (2 Ti 4:1-2). También le enfatizó a Timoteo que él debe ser
un hombre que traza correctamente la Palabra de Dios (2:15). Sin duda, predicar la Palabra
fielmente no es algo opcional, es un deber.

El pastor debe estudiar su Biblia para lograr ese objetivo. Allí es donde el seminario juega
un papel importante, porque provee las herramientas que el pastor necesita para entender
mejor la Palabra y así predicarla fielmente. De esto se va a beneficiar su propia alma y el
alma de las personas a quienes pastorea. En este sentido, el seminario te equipa para servir
mejor a la iglesia en donde el Señor te ha puesto a pastorear. No es un secreto que
necesitamos a hombres en los púlpitos que prediquen con fidelidad la Biblia. Uno de los
desastres más grandes que la iglesia enfrenta hoy es la realidad de que hay pastores que no
conocen sus biblias, no saben predicarla, y esto afecta a congregaciones.

El seminario nos provee un entrenamiento para predicar correctamente. Esta capacitación


es algo que buscamos de diversas formas, pues hay personas que tienen cierta alergia a los
seminarios. Constantemente estamos estudiando la Palabra de Dios con asistencia, cuando
leemos algún comentario bíblico o vemos una predicación en Internet. Sin embargo, lo que
hace el seminario es que enseña de una manera asistida a través de hombres fieles, que
conocen las Escrituras, que nos entrenan para que podamos tener una teología firme y un
mayor compromiso con la Palabra. Sin duda, esto beneficiará a las ovejas.

El trabajo del pastor requiere estudiar

La pregunta se puede entender por lo menos de dos maneras. Por un lado, se puede estar
preguntando: ¿Es mandatorio e indispensable para un pastor estudiar en un seminario? Si
ese es el matiz que adquiere esta pregunta, mi respuesta es no. El seminario no es un
requisito para el ministerio pastoral ni hace a un hombre pastor. El pastorado es un llamado
vocacional y sus requisitos están descritos en la Escritura en 1 Timoteo 3 y Tito 1.

Dicho esto, la pregunta también puede tener este matiz: ¿Es bueno y deseable que un
pastor busque la educación teológica formal? En ese caso, mi respuesta es sí. Un pastor es
un teólogo, un maestro, un exégeta; un intérprete de las Escrituras. Quiera o no reconocerlo,
su trabajo está estrechamente vinculado a estas labores de estudio. Por lo tanto, le sería muy
importante adquirir mejores conocimientos, prácticas y herramientas para el mejor
desarrollo de su ministerio pastoral.

Los seminarios proveen precisamente esta ayuda a la iglesia y los pastores deberíamos
procurar tener, de ser posible, dicha ayuda. Sigamos orando por seminarios que sirvan a la
iglesia y por hombres que vayan al seminario para servir con más herramientas al cuerpo de
Cristo.

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