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El espacio y el tiempo son ejes fundamentales de los proyectos expositivos, estos

dos componentes le dan sentido y un carácter experiencial a la muestra; ya que,


contemplar una exposición es un doble proceso de percepción visual y duración,
en el que necesitamos tiempo para observar y entender las piezas que se
exponen, analizar la técnica con que fueron elaboradas, armar y desarmar la obra,
entender su concepto, o simplemente quedarnos perplejos ante ella sin meditación
alguna. “los objetos artísticos pequeños y bidimensionales podrían percibirse en
un lapso

relativamente breve, mientras que una obra compleja y tridimensional exige más
tiempo"1 ¿Qué tan verídica es la anterior afirmación? Nos atreveríamos a refutarla,
debido a que algunos trabajos pequeños o bidimensionales pueden poseer más
complejidad teórica y técnica que algunos de mayor tamaño o elaborado en otros
formatos.

El espacio expositivo debe guardar consonancia con aquello que se expone, no


debe prescindir de los objetos a exaltar, por el contrario, debe potencializarlos con
una puesta en escena performática que contextualice los objetos y el espacio
mismo como otro elemento museal, dándole al lugar y a la obra, un experiencia
que para el espectador es vital. ¿Se hace uso de estos fundamentos en los
museos de nuestro país? Podríamos declarar que no, encontramos muchas
carencias de montajes museográficos y curatoriales en algunos de los museos con
los que contamos o que hemos visitado; se necesita interrogar los objetos, dejar
que hablen y que digan qué espacio quieren ocupar, qué historia nos quiere
contar, dejar que se conviertan en todo un suceso y que unísonamente nos
narren un mensaje.

¿Qué lugares son congruentes con los objetos a exponer y el espacio que deben
usar? Como ejemplo tradicional, es el caso de los llamado ecomuseos que están
dentro de la categoría de museos in situ, “idea de museo muy ligada a los
parques naturales y a los museos al aíre libre, sin muros vinculados con la
memoria colectiva y el desarrollo de las comunidades, y centrados prioritariamente
en costumbres y formas particulares de vida: la microhistoria” 2. Memoria, es esta
la huella que debe dejar en nosotros los objetos y esto no se logra solo por la
mera exhibición de estos, se logra desde su puesta en escena que genera
experiencias en el espectador que cuentan historias y que suscita una conexión
con el objeto a contemplar.

FERNÁNDEZ, Luis Alonso y GARCÍA FERNÁNDEZ, Isabel. “El espacio. Estudio y organización”, en Diseño de
exposiciones. Concepto, instalación y montaje, Alianza Editorial, Madrid, 1999. P. 42.
2
WITKER, Rodrigo. Los museos. México: CONACULTA, Colección Tercer Milenio, 2001. P. 6.
Es claro que muchos objetos al ser exhibidos en un museo o galería de arte
adquieren otra significación, muchos de estos son elevados a la categoría de obra
de arte; como ejemplo típico y trillado se puede mencionar la fuente de Marcel
Duchamp que fue el espacio y el pedestal lo que exaltaron el objeto. También, se
pueden citar las obras del artista Piero Manzoni que ponía en pedestales, firmaba
o incluía sus objetos, sus secreciones, entre otros, en espacios expositivos y así
también adquirían un valor de objeto artístico o museal.

“Lo que el museólogo, el conservador o el diseñador tienen que tratar de


conseguir con la traza de la exposición es reconstruir el espíritu del lugar y una
nueva memoria de sedimentación que la amplíe como sistema experiencial para el
visitante”3 sería interesante montar una exposición intentando reconstruir el lugar
que habitaban los objetos, si se hace una exposición con objetos indígenas,
podríamos investigar si las piezas eran artefactos domésticos o de casa y pensar
en reproducir esa cocina, ese paisaje, donde estos objetos narraban historias,
intentar suscitar en el espacio expositivo, esa atmosfera, carga histórica, simbólica
o ritual de la que gozaban estos en el lugar que ocupaban antes de estar en un
museo.

3
FERNÁNDEZ, Luis Alonso y GARCÍA FERNÁNDEZ, Isabel. “El espacio. Estudio y organización”, en Diseño de
exposiciones. Concepto, instalación y montaje, Alianza Editorial, Madrid, 1999. P. 43.
Bibliografía

FERNÁNDEZ, Luis Alonso y GARCÍA FERNÁNDEZ, Isabel. “El espacio. Estudio y


organización”, en Diseño de exposiciones. Concepto, instalación y montaje,
Alianza Editorial, Madrid, 1999. P. 41 – 45.

WITKER, Rodrigo. Los museos. México: CONACULTA, Colección Tercer Milenio,


2001. P. 58.

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