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Animales

Venenosos

Rubén González Ayala


Introducción
En esta ocasión, exploraremos el fascinante mundo de
los animales venenosos y su impacto en la naturaleza.
Contenidos

¿Qué son y Química de los Descripción anatómica y Tipos de animales


fisiológica de cada uno de venenosos: cnidarios,
para qué venenos y efectos los distintos tipos de las
insectos, arácnidos,
sirven los corporales de los glándulas productoras de
veneno vertebrados (anfibios,
venenos? venenos reptiles)
¿Qué son y para qué
sirven los venenos?
Los venenos son sustancias químicas producidas por
ciertos animales para cazar, defenderse o competir
por los recursos. Estas sustancias pueden ser
mortales o tener efectos nocivos sobre otros
organismos. Aunque la palabra "veneno" suele
asociarse con algo nocivo, es importante entender
que su papel en la naturaleza es fundamental para la
supervivencia y el desarrollo de diversas especies.

El principal efecto del veneno en los animales es la


caza. Muchos depredadores han desarrollado
glándulas especializadas para producir veneno, lo
que les permite incapacitar o matar a sus presas de
manera más efectiva. Dependiendo de la especie, el
veneno funciona de diferentes maneras, desde
paralizar el sistema nervioso de la presa hasta
causar daños en los tejidos o la formación de
coágulos de sangre.
Química de los venenos
y efectos corporales de
los venenos
La composición química del veneno es extremadamente variada y
compleja, ya que varía mucho entre las diferentes especies de
animales venenosos. Los venenos pueden contener varios
compuestos, como toxinas proteicas, péptidos, enzimas, neurotoxinas,
compuestos alcaloides y muchos otros.

El efecto del veneno en el cuerpo también es muy diferente según el


tipo de veneno y el organismo afectado. Algunos venenos actúan
sobre el sistema nervioso central al interferir con la transmisión de
señales nerviosas, causando parálisis o pérdida del conocimiento.
Otros pueden afectar el sistema cardiovascular y causar cambios en la
presión arterial, frecuencia cardíaca e incluso insuficiencia cardíaca.

Además, los venenos pueden dañar tejidos específicos, como la piel,


los músculos o los órganos internos. Pueden causar necrosis tisular,
inflamación, coagulación sanguínea anormal o destrucción de células
y tejidos. Algunos venenos también pueden afectar el sistema
inmunológico, debilitando las defensas del organismo y dejándolo
más vulnerable a infecciones u otras complicaciones.
Descripción anatómica y
fisiológica de cada uno de
los distintos tipos de las
glándulas productoras de
veneno
Los cnidarios, un grupo que incluye medusas, corales y anémonas de mar.
Estos animales poseen células especializadas llamadas cnidocitos, que se
encuentran en estructuras en forma de tentáculos denominadas
cnidoblastos. Estos cnidocitos contienen cápsulas urticantes llenas de
veneno, conocidas como nematocistos. Cuando un cnidario entra en
contacto con su presa o un depredador, los cnidocitos se activan y liberan
rápidamente los nematocistos, inyectando el veneno en la víctima.

En el caso de los insectos venenosos, como las abejas, avispas y escarabajos,


las glándulas productoras de veneno se encuentran en su aparato bucal.
Estas glándulas secretan venenos que se utilizan principalmente para la
defensa o la caza. Las abejas y avispas poseen un aguijón hueco, a través del
cual inyectan el veneno en sus presas o agresores. Los escarabajos, por otro
lado, pueden expulsar el veneno por medio de una pulverización defensiva.
En el caso de los arácnidos, como las arañas y los escorpiones, las
glándulas venenosas se encuentran en sus quelíceros, las
estructuras en forma de pinzas cerca de su boca. Estas glándulas
secretan venenos que se almacenan en los quelíceros y se inyectan
en las presas o depredadores durante el ataque. Las arañas pueden
tener diferentes tipos de glándulas, como las glándulas de veneno
neurotóxico, que atacan el sistema nervioso, o las glándulas de
veneno proteolítico, que descomponen los tejidos de la presa.

En los vertebrados venenosos, como algunos anfibios y reptiles, las


glándulas productoras de veneno pueden variar en su ubicación y
estructura. Por ejemplo, las ranas venenosas poseen glándulas
especializadas en la piel que secretan toxinas poderosas. Estas
toxinas pueden causar parálisis, convulsiones o incluso la muerte en
los predadores. En el caso de las serpientes venenosas, tienen
glándulas de veneno en la parte posterior de sus mandíbulas, cerca
de los colmillos huecos. Durante el ataque, el veneno se inyecta a
través de los colmillos en las presas.

Es importante destacar que la descripción anatómica y fisiológica de


las glándulas productoras de veneno puede variar en función de la
especie y su adaptación evolutiva. Estas adaptaciones permiten a los
animales producir y utilizar venenos de manera eficiente para sus
necesidades específicas, ya sea para la caza, la defensa o la
competencia por recursos.
Adaptaciones de los
animales para indicar
que son venenosos
Una de las adaptaciones más comunes es la presencia de
colores y patrones llamativos. Muchos animales venenosos
exhiben colores brillantes, como rojos, amarillos, naranjas o
azules, que contrastan con su entorno y llaman la atención.
Estos colores brillantes actúan como una señal visual de
advertencia para otros organismos, indicando que son
venenosos y potencialmente peligrosos. Este fenómeno se
conoce como aposematismo.

Además de los colores brillantes, algunos animales


venenosos también tienen patrones distintivos en su cuerpo,
como rayas, manchas o bandas. Estos patrones pueden
ayudar a identificar a los animales venenosos y actuar como
una advertencia visual para los depredadores potenciales.
Por ejemplo, las ranas venenosas tienen patrones coloridos
y contrastantes en su piel para advertir a otros animales que
no deben ser atacadas.
Otra adaptación común es la presencia de espinas, púas o apéndices especializados. Estas estructuras físicas pueden ser
utilizadas para inyectar veneno o causar daño físico a los depredadores. Por ejemplo, algunos peces venenosos tienen
espinas afiladas en sus aletas o en su cuerpo que pueden clavarse en el atacante y liberar veneno.

Además de las señales visuales, algunos animales venenosos emiten señales acústicas o químicas para indicar su
peligrosidad. Algunas serpientes venenosas, por ejemplo, pueden producir un sonido de advertencia o silbar antes de
atacar. Otros animales pueden secretar feromonas o sustancias químicas específicas que advierten a otros organismos de
su potencial venenoso.

Es importante destacar que estas adaptaciones no solo benefician a los animales venenosos, sino también a otros
organismos en el ecosistema. Actúan como una forma de comunicación visual o química, permitiendo a otros animales
identificar y evitar a los individuos venenosos, evitando así posibles encuentros peligrosos.
Muchas gracias

Rubén González Ayala

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