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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA

FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS, FÍSICAS Y NATURALES

ESCUELA DE GEOLOGÍA

CÁTEDRA DE CARTOGRAFÍA CÁTEDRA DE HIDROLOGÍA


Y CONSERVACIÓN DE SUELOS DE SUPERFICIE

PEDOLOGÍA, GEOMORFOLOGÍA Y ESTRATIGRAFÍA DEL CUATERNARIO


DE
LA CUENCA BAJA DEL ARROYO SOCONCHO, DPTO. CALAMUCHITA,
PROVINCIA DE CÓRDOBA

INFORME FINAL

CAPÍTULO VII

MODELOS DE EVOLUCIÓN DE SUELOS


por
Geól. JORGE ALBERTO SANABRIA
Geól. GRACIELA ARGÜELLO
para la SeCyT

SECRETARIA DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA


DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA

Resolución N1 117/97
CAPÍTULO VII

MODELOS DE EVOLUCIÓN DE SUELOS

CONSIDERACIONES SOBRE LA EVOLUCIÓN DE LOS SUELOS.

VII.1 CONCEPTOS PRELIMINARES.

En 1974, Dijkerman describió el método científico aplicado a la


pedología a través de siete pasos: 1) selección de un sistema, tal como el
horizonte, el pedón, el paisaje, etc; 2) la medición de propiedades dentro de éí;
3) el ordenamiento y la síntesis de los datos, por ejemplo a través de una
clasificación; 4) la explicación de los datos a través de hipótesis; 5) la
comparación de las hipótesis con nuevos datos; 6) la estructuración de las
hipótesis confirmadas, por medio de leyes científicas, que en su conjunto
forman un cuerpo de teoría formal bien establecida, y 7) el uso de las leyes
para predecir nuevos fenómenos aún desconocidos.
Para poder aplicar una metodología como la descripta, es necesario
reducir la complejidad del sistema natural hasta un nivel de abstracción que
pueda ser manejado racionalmente. El resultado de esa simplificación, es lo
que se conoce como "modelo conceptual".

Cline (1961) enfatizó al respecto, que cada modelo conceptual


pedogenético representa la síntesis del conocimiento sobre los suelos, en un
momento dado del desarrollo de la Pedología.
Smeck et al (1983) a su vez, advirtieron que "los modelos pueden ser
limitantes del progreso, si son aceptados como hechos más que como fuentes
de hipótesis. Todos los modelos deberían en última instancia destruirse a sí
mismos, parcial o totalmente, ya que sólo representan una serie de
aproximaciones a la verdad"

VII.2. TIPOS DE MODELOS CONCEPTUALES.

Hoosbeck y Bryant (1992), separaron los modelos pedogenéticos según


tres criterios de clasificación: a) grado relativo de computación; b) complejidad,
y c) nivel de organización.
a) Según el grado de computación que se aplica, los modelos pueden
dividirse en cualitativos y cuantitativos. Dentro de los primeros se incluyen los
mentales, los verbales y los descriptivos.
Los modelos mentales fueron definidos por Dijkerman (1974) como
conceptos e ideas que slo existen en la mente humana, para posibilitar el
trabajo del cientfico dentro de la complejidad del sistema natural del suelo.
Una vez que los modelos mentales son expresados en lenguaje hablado
o escrito, se constituyen en modelos verbales, que describen relaciones entre
los componentes del sistema. Unos y otros son modelos cualitativos mientras
no alcancen expresiones numéricas, sea porque los elementos no se han
medido en una situacióá particular, o porque no son mensurables.
Los modelos cuantitativos son de carácter matemático, y expresan
abstracciones a través de algoritmos, que pueden ser a su vez determinísticos
o estocásticos.
Los modelos determinísticos presuponen que un sistema simulado sólo
puede tener un resultado único y bien definido como respuesta a un conjunto
de datos ingresantes.
Los modelos estocásticos no implican una solución determinada, sino
más bien una distribución alrededor de un promedio, ya que toman en cuenta
un cierto grado de incertidumbre que suele ser común en los sistemas
naturales complejos.
Según este criterio de clasificación, todos los modelos aplicados en el
presente proyecto son cualitativos.
b) Según la complejidad de la estructura utilizada, los modelos pueden
ser definidos como funcionales o mecanicistas.
Son funcionales aquellos modelos que usan relaciones empíricas o
simplificadas entre los datos observados y simulados, sin profundizar en cada
uno de los procesos involucrados. En ellos la causa y el efecto se relacionan a
través de una caja negra. Por su simplicidad son preferidos para decisiones de
manejo y planificación.
Los modelos mecanicistas incorporan los mecanismos fundamentales de
los procesos involucrados, hasta un grado de complejidad que refleja el estado
de avance de la ciencia. Son obviamente los de mayor uso en la investigación
científica.
Debido a que el presente proyecto es de investigación, pero con un claro
objetivo hacia la aplicación en medidas de manejo y planificación, se han
incluido modelos de ambas clases. Así, por ejemplo, Johnson et al (1987), y
Simonson (1959) son funcionales; mientras que Runge (1973) y Smeck et al
(1983) son mecanicistas.
c) De acuerdo con el nivel de organización, o escala de análisis en uso,
los modelos se diversifican, pudiendo considerarse que en cada nivel
estudiado, hay un sistema involucrado, el cual se divide en subsistemas de
niveles menores, o constituye un subsistema de un nivel mayor.
El nivel central está constituido por el pedón, con el valor i, reservándose
los valores positivos i+1, i+2 e i+3 para el polipedón, la catena y la región
respectivamente; mientras que los valores negativos i-1,i-2 e i-3, representan al
horizonte, los agregados, y la interacción molecular, respectivamente.
En el presente estudio se han considerado los niveles desde i-1 hacia
arriba en la escala.

VII.3 LOS PRINCIPALES MODELOS CUALITATIVOS.

En 1892, y a través de investigaciones independientes, tanto Dokuchaev


como Hilgard, reconocieron por primera vez la existencia de cinco factores
formadores de suelos. Dokuchaev presentó sus conclusiones en forma de
ecuación:
S= f(cl,o,p) t0
donde S= suelo,
cl= clima de una región dada,
o= plantas y organismos,
p= sustrato geológico (material parental),
y t0= edad relativa.

El quinto factor, correspondiente al relieve, aparecía mencionado en una


nota a pie de página, como un elemento importante para algunos suelos
azonales. La exclusión de este factor en la propia ecuación, fue seguramente el
resultado de la monotonía topográfica propia de la estepa rusa donde
Dokuchaev realizó sus estudios.
En el siglo siguiente, Jenny (1941) propone una ecuación no demasiado
diferente:
S= f(cl,o,r,p,t...)
donde S= suelo,
cl= clima ambiental,
o= organismos y sus frecuencias,
r= topografía, la cual incluye algunos rasgos hidrológicos,
p= material parental, definido como el estado del suelo en el tiempo 0
de su formación, y
t= edad relativa…
Los puntos suspensivos responden a factores adicionales no
especificados.
Jenny considera a los factores no como generadores o como fuerzas,
sino como factores de estado del sistema suelo. Esto le lleva a reformular su
ecuación en la forma de la "ecuación general de factor de estado":
l,s,v,a= f(L0,Px,t)
donde l= propiedades del ecosistema.
s= propiedades del suelo,
v= propiedades de la vegetación,
y a= propiedades animales,
son una función de los tres factores de estado:

L0= estado inicial del sistema,


Px= potenciales de flujo externo,
y t= edad del sistema.

En esta corrección del modelo, está implícita la idea de que cada una de
las propiedades del ecosistema y del suelo, se relaciona individualmente con
los factores de estado. En definitiva, esto permitiría investigar la relación entre
una determinada propiedad y un factor de estado, en regiones donde ese factor
de estado es dominante respecto a los demás.
Con esta premisa, es posible definir ecuaciones de biofunción,
topofunción, climofunción, etc, según que se entienda al suelo esencialmente
como resultado de las características biológicas, topográficas o climáticas
respectivamente, en una determinada zona.
Si bien se han realizado y se realizan esfuerzos por cuantificar esas
funciones, el modelo de Jenny sigue siendo considerado como cualitativo, y
cabe mencionar que autores como Runge (1973), cuestionan severamente la
posibilidad de resolverlo, porque en última instancia los factores son
interdependientes.
En 1959, Simonson presenta su Teoría generalizada de génesis de
suelos, la cual esencialmente se aplica al nivel de organización i-1 (horizontes)
y permite describir cuatro tipos básicos de cambios: adiciones, remociones,
transferencias y transformaciones. Según este modelo, las diferencias entre los
suelos y sus correspondientes horizontes pueden explicarse en términos de
diferencias relativas en las intensidades de cada uno de estos cambios. El
hecho de que los mencionados cambios no son descriptos en su real
operatividad, hace que el modelo sea considerado funcional y no mecanicista.
Runge (1973), plantea un modelo evolutivo, llamado modelo de energía,
que puede considerarse mecanicista, y que también es aplicable a nivel de
horizontes. En este esquema, la fuente de energía es la gravedad, y el
desarrollo del suelo en una porción definida del paisaje se considera
dependiente de los montos relativos de agua que escurre sin producir
desarrollo neto del suelo, respecto al agua que infiltra y sí lo produce.
Las ideas de Runge se basan en las dos primeras leyes de la
termodinámica, las cuales rigen en un sistema cerrado; su aplicación en un
sistema abierto como es el suelo, imposibilitan la cuantificación, razón por la
cual es también un modelo cualitativo, pero de un innegable valor conceptual.
Así, puede decirse que un sistema cerrado en equilibrio presenta su
mínima energía y su máxima entropía (grado de desorden). En el caso de un
material parental loéssico, tendrá inicialmente una elevada entropía,
requiriendo para su ordenamiento una energía externa, la cual es provista por
el agua del perfil, que provoca la formación de horizontes.
Otro de los modelos conceptuales que se han tomado en consideración
es de carácter geomorfológico, y se refiere a los umbrales. Este concepto ha
sido introducido para explicar el comportamiento de los sistemas de suelos
(Birkeland 1984).
El umbral pedogenético se define como un límite de estabilidad de la
morfología del suelo, el cual es excedido por un cambio intrínseco (morfológico,
químico o mineralógico); o por un cambio en uno de los factores formadores de
suelos, (Birkeland op.cit). De esta manera es posible explicar diferencias
edáficas, a partir de pequeñas variaciones en el clima del suelo.
A su vez, la condición climática del suelo, para materiales parentales
similares, está controlada por la forma del paisaje y el gradiente (Hall y
Olson,1991).
Otro modelo cualitativo, funcional y de nivel i-1 que fue tomado en
consideración es el de Johnson et.al. (1988), quienes señalan que el suelo es
producto de dinámicas tanto progresivas, como regresivas.
S = (P,R)
Las dinámicas progresivas (P) producen sucesivamente una
diferenciación de horizontes, a partir de los procesos de evolución de suelos.
Las dinámicas regresivas (R), están relacionadas con una interrupción en la
evolución del perfil edáfico, debida a un cambio en las condiciones extrínsecas
e intrínsecas, tales como procesos erosivos.
Este modelo se basa en dos conceptos fundamentales: El primero se
asocia con la existencia de procesos de engrosamiento de suelos, donde en un
lapso, los suelos pueden sufrir procesos de profundización, acumulación
asimilativa, acumulación no asimilativa (sepultamiento), permanecer en estado
estacionario, o sufrir un rejuvenecimiento por fenómenos erosivos, Johnson
et.al (1985).
El segundo concepto señala la existencia de procesos que llevan a una
horizontación, es decir un desarrollo progresivo de horizontes, o a una
haploidización u homogeneización del perfil edáfico, (Hole 1961, Johnson
et.al.1987).
VII.4 APLICACIÓN DE ALGUNOS DE LOS MODELOS EN EL ÁREA
ESTUDIADA.
La aplicación de modelos evolutivos se efectuó en función de los datos
de laboratorio de las dos calicatas realizadas, de dataciones efectuadas, de
datos y observaciones de campo, y mediante la extrapolación de datos de
campo y laboratorio y dataciones para suelos similares en áreas vecinas, que
han sido investigadas por el mismo equipo de trabajo.
Con la base citada, se presentan algunas inferencias relativas a los
modelos conceptuales.
Los resultados de la aplicación de cada uno de los modelos utilizados
en cada una de las unidades representativas se sintetizan en el cuadro N°1.
Se ha incluido en ese cuadro, una columna correspondiente a los
procesos pedogenéticos y geomorfológicos, ya que son conducentes al estado
actual del sistema en estudio.
Del análisis de los cuatro modelos seleccionados entre los expuestos, se
puede concluir que los de Jenny,H. (1941- 1980) son losl más adecuados para
interpretar la evolución de los suelos de la región. Por otra parte, son los únicos
que consideran al tiempo específicamente. A pesar de que las dataciones son
todavía escasas, y la edad de los materiales superficiales presenta cierto grado
de incertidumbre, los tiempos obtenidos para la depositación dan un marco
orientativo que permite explicar las características de los suelos,
fundamentalmente las relacionadas al grado de desarrollo en aquéllos
considerados zonales, por cuanto ya se sabe que en los bajos y pendientes, el
factor primordial es el relieve.

D. BIBLIOGRAFÍA
BIRKELAND,P.W. 1984 "Soils and Geomorphology" Oxford University Press.
DIJKERMAN, J.C.1974." Pedology as a Science: The Role of Data Models and
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