Está en la página 1de 8

La princesa de un cuento jamás contado

En un reino lejano
Una niña linda tuvo su nacimiento

Su padre el Rey por sus ocupaciones no lo notó


Y la joven Reina por su corta edad no lo aceptó.

La princesita creció,

En su inocencia nunca notó


Que su reino en ruinas se convirtió

Y la soledad la invadió.

El Rey de su propio reino se exilió

Buscando otra reina, otro castillo, otro lugar


La joven Reina aún no lo podía creer

Porque su impotencia no la dejaba ver.

La joven princesa notó como piedra a piedra


El reino se derrumbó, La soledad todo lo invadió

Y poco a poco la obscuridad de todo se apropió.

La princesa no lo entendía
Ella lloraba en las noches
Anhelaba que su padre el Rey

La abrazara de nuevo y de ella no se alejara.


Pero eso ya no sucedió
El Rey en otro reino sus

Deberes olvidó y a su princesa


De su vida desterró.

Su lindo vestido a jirones perdió,


su hada madrina desapareció,

en las luchas contra dragones


muchas veces perdiendo salió.

Pero el tiempo pasó,

La princesita creció,
Su derruido vestido escondió

Por una fuerte armadura lo cambió.

Hoy, al contemplarse en el espejo

Ya no ve aquella linda niña,


Ve en su lugar a una mujer fuerte

Que, a pesar de sus luchas y batallas


Si es una princesa, una princesa

De un cuento que jamás se contó.


Ausencia

Abrazo y aunque sé que no eres tu


Mi cuerpo aún no deja de extrañarte.
Tu aliento aún no deja de invadirme
Y tus brazos me envuelven aún más

Y es que tu ausencia,
Cada vez se hace más notable
Tú calor aún persiste en mí
Como si te empeñaras en no irte de aquí

Abrazo, y aunque sé que no eres tú


Todas las noches me aferro a tu recuerdo
Imaginando un mundo lejano donde
Tú y yo sin tiempo, ni espacio
volveremos a encontrarnos.

Y hoy, aún abrazada,


mi soledad no encuentra fin
no hay nadie que te pueda igualar
que aún con otro calor
mi alma no quiere aceptar.
Abrazo, y aunque sé que no eres tú
recorro poco a poco de memoria
las cicatrices de tu alma generosa
y extraño hasta doler tu ternura desmedida.

A veces sin querer descubro, a mi alma llorar


Mi cuerpo lo quiere disimular y esconde todo signo
Pero mi corazón parece en mil pedazos explotar
Refleja el enorme hueco que tu ausencia ha hecho en mí.
Redimido Amor
Como no amarte, Señor
Pues sin importarte mi pasado
Mi edad, ni mi código postal
Sin preguntar nada, me dejaste entrar.

Como no amarte, Señor


Si tu sola presencia cambió mi interior
Desechando y transformando mi dolor
Con la inagotable fuente de tu amor.

Como no amarte Señor,


Si, tu tierno y fuerte amor
A mi vida lleno de color
Y a mí obscuridad abatió
Dándome por regalo un nuevo sol.

Llegaste, y no lo había notado


Quizá, siempre me habías aguardado
Esperando siempre el momento indicado
Hasta que mi alma a ti se volvió,
Llenándose de un profundo amor
Tanto que es inevitable, no amarte, Señor.

Sandra Bolaños
Inesperado Milagro

Ya en mi vida en otras ocasiones


Había sido tocada por el amor,
Amores que me habían transformado
Pues a mi corazón habían aletargado

Mi alma lejos estaba de comprender


Lo que el verdadero amor era
Hasta que un milagro inesperado
En mi vientre, me lo hizo entender

Yo no creía en el amor a primera vista


Pues mi alma estaba muy dañada
Con herida mortal de batalla no librada
Y tú, me hiciste ver que estaba engañada

Vibraste y de repente yo sentí


Que ni el dolor, ni las críticas
Cobraban importancia hacia mí
Pues tu verdadero amor de fuerza me llenó

Y de pronto todo lo malo se perdió


Mi vida para siempre cambió
Tu mirada encontró a la mía
No existía nadie más, solo tú, solo yo.
Tu pequeño cuerpecito, tu fuerte respirar
Tu dulce aroma, a mi vida impregnó
Tan fuerte, tan dentro que mis heridas sanó
Y no hubo dudas ya, el cielo de mí se compadeció.

Sandra Bolaños

También podría gustarte