Está en la página 1de 2

Inmigrantes,

ciudadanía en busca
de ciudadanía
Adentrarnos ante la realidad de los inmigrantes
en ese territorio desconocido frente a esos otros
grupos poblacionales, es sumergirnos en la
experiencia del contacto social, de relación y del
encuentro entre dos miradas culturales que aunque
puedan ser parecidas; serán en fin, distintas, y no
solamente relativas a sus experiencias contenidas,
sino también de los valores que están depositados
y que serán los sustentadores de los demás
elementos materiales e inmateriales entre esos
grupos poblacionales que sean encontrados. Pero
aparte hay algo más que los diferenciaran y es su
realidad frente a la ley.
Para el desenvolvimiento de este enfoque
entramos en la cuestión del reconocimiento de los
inmigrantes como ciudadanos frente a simples
individuos en tierra extraña (sin gran garantía de
derechos). En el diccionario Enciclopédico Salvat
(1960) se define el ser ciudadano de la siguiente
manera “El habitante de los Estados modernos
que está en posesión de los derechos de
ciudadanía”, esa ciudadanía es el reconocimiento
por condición de sus derechos en el Estado.
Ese reconocimiento de ciudadano en un primer
momento y término (en el tiempo presente) no
nace de la precisa correspondencia o un deber
retribuido a priori de la persona hacia el Estado,
sino de un reconocimiento del Estado hacia la

Freddy Urdaneta
63
persona y precisamente por ese motivo el
ciudadano goza de su realidad de derechos con su
simple nacer, habitar, pertenecer a esa ciudad
Estado que por condición llega a ser habitante de
la misma.
Volviendo a compaginar la realidad del
inmigrante frente a la condición de ciudadanía
cabe recalcar, que el respeto a la misma ciudadanía
natural y primaria estará garantizado para los
inmigrantes, en la medida que el Estado receptor
asuma una política de regularización de los
mismos y no de ambigüedad, olvido, negación o
de irregularidad.
La política de regulación facilita la ciudadanía
en sus diferentes aspectos, teniendo así en cuenta
la ciudadanía desde la realidad de los derechos
civiles, políticos, sociales, desde la mirada civil
facilitando el reconocimiento y la inserción del
inmigrante. Desde la mirada política la
participación. Y desde lo social, nos encontramos
con el rescate del inmigrante desde su situación en
su realidad más material, promoviendo de esta
manera su desarrollo y tras el mismo, el de la Thomas H. Marshall (1950)
sociedad.
Desde otro frente de argumentación nos
encontramos que la solución ante la realidad de la
inmigración no se reduce en las simples leyes y desigualdad”.
por lo tanto debe abordarse culturalmente. Para En resumen, cabe reseñar que desde una mirada
Gerardo León en su planteamiento sobre la de interrelación (comunicación y adaptación), el
“Migración como Práctica de Comunicación, migrante se induce en un proceso de
Revista. Razón y Palabra. N-66”, expone que la reorganización cultural asumida de manera
llamada ciudadanía como planteamiento universal progresiva a los nuevos escenarios en los cuales se
“fue tan solo un proyecto de los Estados-nación desarrollara las vivencias frentes a los otros, para
puramente normativo formal y elitista”. el encuentro de sus imaginarios de futuro.
Lo anterior expuesto se fundamenta en el hecho “Migrar significa renunciar a derechos y
que dentro la propia naturaleza del Estado garantías que, por derecho socio-histórico un
moderno, se encierran desigualdades sociales, sujeto gana en el territorio-espacio de
políticas y que por lo tanto dificultaría toda nueva pertenencia, por un lado, y por el otro significa
inserción en condición de igualdad de toda asumir una serie de reconfiguración de las
persona ante la otra, para T. H. Marshall “La estructuras simbólicas en otro espacio-tiempo y
sociedad democrática institucional moderna a frente a otras estructuras de significación”, afirma
trabado una severa tensión entre igualdad y Gerardo León.

64

También podría gustarte