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El gozo de Jesús en ti
Jesús mismo conectó nuestra vida espiritual diaria con el gozo.
“Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he guardado los
mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Estas cosas les he hablado, para que mi
gozo esté en ustedes, y su gozo sea perfecto”. (Juan 15:10-11)
Si tu alma está satisfecha en Cristo, te gloriarás en Cristo. Quita la mirada de Cristo, y perderás
tu gozo. El gozo cristiano es un barómetro de tu vida espiritual.
No hay que confundir este gozo único con optimismo. El gozo cristiano auténtico no está en el
poder del pensamiento positivo. El gozo no es tener una personalidad burbujeante y optimista.
El gozo no es ser feliz porque la vida va a mi manera. El gozo no se trata de ir por la vida con una
actitud ingenua, viendo el vaso medio lleno.
Jesús dice que es mi gozo… en ti. Y Pablo dice: Alégrense en el Señor. El gozo es la emoción de la
salvación. Es el gozo de ver, conocer, amar, y confiar en Jesucristo. No podemos ofrecernos
este verdadero gozo a nosotros mismos, es el producto del Espíritu Santo en nosotros (Gálatas
5:22). El gozo es una alegría gloriosa y un deleite profundo en la persona de Jesucristo.
Tal gozo no puede ser extinguido por las circunstancias de la vida. Es un gozo que Dios da, mayor
y más fuerte que cualquier problema que llegue a nuestra vida. Como el profeta Habacuc dice,
Aunque la higuera no eche brotes,
Ni haya fruto en las viñas;
Aunque falte el producto del olivo,
Y los campos no produzcan alimento;
Aunque falten las ovejas del redil,
Y no haya vacas en los establos,
Con todo yo me alegraré en el Señor,
Me regocijaré en el Dios de mi salvación.
(Habacuc 3: 17-18)
Como un barómetro espiritual, el gozo no es un esclavo de las circunstancias. La luz del rostro
de Jesús brilla en la noche más oscura. Jesús dijo: nadie les quitará su gozo (Juan 16:22).