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El interés superior del menor en la guarda y custodia compartida

Roger Sales Jiménez


Juez sustituto adscrito a los Juzgados de Palma de Mallorca
Licenciado en Derecho

Diario LA LEY, Nº 10412, Sección Tribuna, 22 de Diciembre de 2023, LA LEY

ÍNDICE
El interés superior del menor en la guarda y custodia compartida
I. Introducción
1. Importancia del interés superior del menor en el derecho de familia
II. El interés superior del menor
1. Definición y relevancia jurídica
2. Evaluación y determinación del interés superior
3. Factores considerados en la determinación
III. Marco jurídico español
IV. Evolución histórica de la patria potestad y la guarda y custodia
1. Evolución de la patria potestad y la guardia y custodia
2. Transición hacia la custodia compartida
V. Guarda y custodia compartida
1. Concepto y regulación actual
VI. Evolución jurisprudencial
1. Análisis de casos relevantes
2. Criterios de actuación judicial
VII. Cuestiones relevantes a tener en cuenta en supuestos de guarda y custodia compartida
1. Pensión de alimentos
2. Uso de la vivienda familiar
3. Cambio de circunstancias
4. Guardia y custodia en supuestos de violencia de genero
VIII. Conclusiones
IX. Bibliografía
X. Jurisprudencia

Normativa comentada
Constitución Española de 27 Dic. 1978
TÍTULO PRIMERO. De los Derechos y Deberes Fundamentales
CAPÍTULO III. DE LOS PRINCIPIOS RECTORES DE LA POLÍTICA SOCIAL Y
ECONÓMICA
Artículo 39
Convención 20 Nov. 1989 (Convención sobre los derechos del niño)
Carta 2000/C 364/01 (Derechos Fundamentales de la Unión Europea)
CAPITULO III. IGUALDAD
Artículo 24. Derechos del menor
LO 8/2021 de 4 Jun. (protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia)
LO 1/1996 de 15 Ene. (protección jurídica del menor, modificación del CC y de la LEC)
TITULO I. De los derechos y deberes de los menores
CAPITULO PRIMERO. Ámbito e interés superior del menor
Artículo 2. Interés superior del menor.
L 15/2005 de 8 Jul. (modificación del Código Civil y Ley de Enjuiciamiento Civil en materia de
separación y divorcio)
L 1/2000 de 7 Ene. (Enjuiciamiento Civil)
L 30/1981 7 Jul. (modificación del matrimonio en el Código Civil y procedimiento a seguir en
las causas de nulidad, separación y divorcio)

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RD 24 Jul. 1889 (Código Civil)
LIBRO PRIMERO. DE LAS PERSONAS
TÍTULO IV. Del matrimonio
CAPÍTULO VII. DE LA SEPARACIÓN
Artículo 81
CAPÍTULO IX. DE LOS EFECTOS COMUNES A LA NULIDAD,
SEPARACIÓN Y DIVORCIO
Artículo 90
Artículo 91.
Artículo 92.
Artículo 96
TÍTULO VI. De los alimentos entre parientes
Artículo 146
TÍTULO VII. De las relaciones paterno-filiales
CAPÍTULO PRIMERO. DISPOSICIONES GENERALES
Artículo 154

Jurisprudencia comentada
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 559/2020, 26 Oct. 2020 (Rec. 802/2020)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 558/2020, 26 Oct. 2020 (Rec. 4173/2019)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 15/2020, 16 Ene. 2020 (Rec. 826/2019)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 518/2017, 22 Sep. 2017 (Rec. 314/2017)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 545/2016, 16 Sep. 2016 (Rec. 1628/2015)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 251/2016, 13 Abr. 2016 (Rec. 1473/2015)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 55/2016, 11 Feb. 2016 (Rec. 470/2015)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 51/2016, 11 Feb. 2016 (Rec. 326/2015)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 465/2015, 9 Sep. 2015 (Rec. 545/2014)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 257/2013, 29 Abr. 2013 (Rec. 2525/2011)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 94/2010, 11 Mar. 2010 (Rec. 54/2008)
TS, Sala Primera, de lo Civil, S 614/2009, 28 Sep. 2009 (Rec. 200/2006)

Comentarios

Resumen

Se analiza el interés superior del menor que es un principio jurídico central en el


derecho de familia que guía todas las decisiones relativas a niños y adolescentes. La
guarda y custodia compartida se ha consolidado como una opción preferente, no
excepcional, en la regulación española, reflejando un cambio paradigmático en el
reconocimiento de la importancia de ambos padres en la vida de los hijos.

I. Introducción
Este artículo, examinará el interés superior del menor en el contexto de la
guarda y custodia compartida, una medida que ha ganado popularidad y
reconocimiento legal en las últimas décadas y que comienza a ser
predominante a la hora de establecer las relaciones paterno filiales tras la
separación de las parejas con hijos menores. Este enfoque pretende
equilibrar los derechos de los padres con las necesidades psicológicas y
emocionales de los menores buscando siempre su máximo beneficio.

1. Importancia del interés superior del menor en el derecho


de familia
El concepto del interés superior del menor es una piedra angular en el ámbito del derecho de familia. Esta noción,

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que subyace a las convenciones internacionales y a las legislaciones nacionales, guía la toma de decisiones
judiciales y administrativas que afectan a los menores. El principio se basa en la premisa de que las necesidades y
derechos de los menores deben estar al frente de cualquier consideración legal y social, particularmente en
situaciones de ruptura familiar y en la asignación de la guarda y custodia.

Para elaborar una comprensión holística del tema, exploraremos la evolución histórica de la custodia de los menores,
el marco jurídico actual y las decisiones jurisprudenciales que han marcado el camino hacia una interpretación
contemporánea de la custodia compartida. Cada sección, basada en el análisis de textos legales, estudios
académicos y resoluciones judiciales, contribuirá a una discusión informada sobre las mejores prácticas en la
protección y promoción del interés superior del menor en la actualidad.

II. El interés superior del menor


1. Definición y relevancia jurídica
El interés superior del menor es un principio jurídico y normativo que se sitúa en el centro de todas las decisiones
relacionadas con los niños y adolescentes. Este principio garantiza que todas las acciones, ya sean gubernamentales,
legislativas o judiciales, consideren primordialmente el bienestar y desarrollo óptimo de los menores implicados. En
el ámbito jurídico, el interés superior del menor actúa como una regla de interpretación y aplicación de cualquier
norma relativa a los menores. Estamos, sin lugar a dudas, ante un concepto jurídico indeterminado cuyo punto de
partida puede situarse en la Convención sobre los Derechos del Niño de 20 de noviembre de 1989 (LA LEY
3489/1990), posteriormente plasmado en el artículo 24.2 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión
Europea del año 2000 (LA LEY 10902/2000) y que por ende debe estar implantado en la totalidad de Constituciones
europeas, al igual que en la española donde su artículo 39 manifiesta que «los poderes públicos aseguran la
protección integral de los hijos y que los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que
velan por sus derechos». Esta inclusión en la carta magna española viene desarrollada posteriormente en la Ley
Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor (LA LEY 167/1996) y s e o b s e r v a e n l a s
disposiciones de los Arts. 94, 160, 172 bis y 173 bis, 178 , 202, 203, 213 y 214 del Código Civil.

2. Evaluación y determinación del interés superior


Determinar qué es y cuando se da el interés superior del menor es un proceso complejo que requiere una evaluación
detallada de todas las circunstancias relevantes. Las autoridades pertinentes deben examinar caso por caso las
condiciones de vida actuales y futuras del menor, sus relaciones familiares, su salud física y emocional, la de los
padres e integrantes de la familia y su nivel de desarrollo y necesidades especiales, entre otros factores. Para
obtener este análisis debe de realizarse un listado de elementos o ítems de evaluación posteriormente analizado por
profesionales antes de la toma de decisión alguna sobre el menor. La jurisprudencia ha establecido que esta
evaluación debe ser exhaustiva y llevarse a cabo caso por caso, evitando generalizaciones y preconceptos pero
teniendo siempre presente el bienestar del menor.

3. Factores considerados en la determinación


Algunos de los factores más relevantes que se consideran para determinar el interés superior del menor incluyen:

• La opinión del menor: Se debe considerar la opinión de los niños y adolescentes, dándole la importancia
adecuada en función de su edad y madurez.
• La continuidad en su entorno de vida: Se valora la estabilidad en el hogar, la escuela y la comunidad
donde residen, ya que la continuidad en estos aspectos es crucial para el desarrollo del menor. Es claro por
parte de todos los profesionales que resulta poco aconsejable la modificación de estos aspectos, siempre
que sean positivos, para salvaguardar el interés superior del menor.
• La salud y seguridad del menor: Se prioriza la protección contra el abuso, la negligencia y cualquier otra
forma de daños y que estén cubiertas las necesidades materiales, físicas, educativas y emocionales básicas
del mismo.
• Las capacidades parentales: S e e x a m i n a l a h a b i l i d a d d e l o s p a d r e s o t u t o r e s p a r a a t e n d e r
adecuadamente las necesidades del menor, incluyendo sus capacidades emocionales, afectivas y
educativas.

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La aplicación de estos y otros factores debe hacerse con un enfoque individualizado y proporcionado, asegurándose
de que la solución adoptada es la que mejor se adapta a las necesidades y situación específica del menor.

III. Marco jurídico español


El interés superior del menos, viene principalmente establecido en el ordenamiento español mediante artículo 2 de la
Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor (LA LEY 167/1996), cuya última modificación
fue operada por la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio (LA LEY 12702/2021), de protección integral a la infancia y a la
adolescencia frente a la violencia. En dicho precepto, se establece claramente que «el interés superior del menor
será valorado y considerado como primordial en todas las acciones que le conciernan».

La interpretación del citado precepto no deja lugar a dudas a fin de que toda decisión que afecte al menor tomada
tanto por instituciones públicas o privadas, Tribunales u órganos legislativos tienen que tener el foco en respetar los
factores que hemos intentado resumir en el apartado 1.3 anterior relacionados con la vida, bienestar y desarrollo del
menor, respetando igualmente sus derechos como individuos de ser oídos, informados y el de tener un representante
legal (ya sean padres, tutores legales o ministerio fiscal) que vele por sus intereses.

IV. Evolución histórica de la patria potestad y la guarda y custodia


1. Evolución de la patria potestad y la guardia y custodia
Si bien la guardia y custodia deriva de la patria potestad, esta última se define como los derechos inherentes de
cada progenitor protegidos por la ley sobre la persona y bienes de sus hijos. La patria potestad se originó en la
antigua Roma, donde el «pater familiae» tenía todo el poder y derecho para decidir sobre la vida, muerte y bienes de
sus hijos, sin que la mujer tuviera derecho o poder de decisión legal alguno. Posteriormente, con el catolicismo y ya
en la edad media esta tendencia se vio matizada legalmente dando poder al padre, pero limitando en cierta medida
ese poder omnisciente sobre los hijos existente previamente en la legislación romana. No fue hasta la compilación
de Código Civil de 1889 (LA LEY 1/1889) donde apareció la figura de la madre en el ámbito legal a fin de obtener los
derechos y obligaciones anteriormente reservados a los hombres, pero únicamente en defecto de los mismos. Por
fortuna, tras un siglo de lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, y en cumplimiento de los
deberes que impone a los padres la Constitución en su artículo 39.3 (LA LEY 2500/1978), se modificó el Código Civil
en su artículo 154 (LA LEY 1/1889) mediante la Ley 30/1981 de 7 de julio (LA LEY 1557/1981), por la que se reforma
el Código Civil, añadiendo a ambos padres como garantes del interés superior del menor.

Por otra parte, la guardia y custodia es básicamente el derecho a tener el cuidado y la convivencia diaria del mismo.
Antes de la Ley 30/1981, de 7 de julio (LA LEY 1557/1981), la atribución de la guarda y custodia de los hijos
menores en supuestos de crisis matrimonial tendía, en caso de nulidad, a la buena o mala fe, y para la separación, a
la inocencia o culpabilidad. La decisión por tanto giraba entorno a lo que había sido la relación de pareja y no el
interés del menor (1) .

2. Transición hacia la custodia compartida


Cada año se producen en España, de media, más de 80.000 divorcios, de los cuales, según el Instituto Nacional de
Estadística, en casi en la mitad (43,1%) existen hijos comunes menores de edad (2) , a los que hay que añadir un
número elevado de parejas que no estaban casadas y que acudieron a los juzgados a regular su separación en
convenios paterno filiales. Partiendo de esa misma estadística previamente citada (www.ine.es) aparece la siguiente
tabla.

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Apreciando dicha tabla, podemos observar cómo, mayoritariamente, la custodia era para la madre (76,2%) en el
2013, mientras que en el 2022 a pasado a ser de casi la mitad (50,6%) de los divorcios. Históricamente, la custodia
se otorgaba a la madre, basada en estereotipos de género y el papel tradicional de la mujer en el cuidado de los
hijos, sin embargo, a medida que la sociedad avanzaba hacia una mayor igualdad de género y reconocimiento de los
derechos paternos, la legislación española comenzó a reflejar estos cambios. Esta evolución, en base al interés
superior del menor, ha permitido que ambos padres desempeñen roles activos en la vida del menor tras la separación
o el divorcio de sus progenitores al ser beneficioso para su salud y estabilidad emocional.

Esta transición también fue respaldada por la jurisprudencia, que comenzó a interpretar la ley de una manera que
promovía la custodia compartida como una opción viable, por ello, los tribunales empezaron a aplicar criterios más
flexibles y centrados en las circunstancias individuales de cada caso, considerando factores como la capacidad de los
padres para cooperar y comunicarse, la proximidad de sus hogares, y el impacto en la rutina y estabilidad de los
menores.

V. Guarda y custodia compartida


1. Concepto y regulación actual
La guarda y custodia compartida se define según LATHROP GÓMEZ F. como «aquel sistema familiar posterior a la
ruptura matrimonial o de pareja que, basado en el principio de la corresponsabilidad parental, permite a ambos
progenitores participar activa y equitativamente en el cuidado personal de sus hijos, pudiendo, en lo que a la
residencia se refiere, vivir con cada uno de ellos durante lapsos sucesivos más o menos predeterminados» (3) . Esta
modalidad busca garantizar el derecho de los menores a mantener una relación estable y continua con ambos padres,
y a la vez, promover la corresponsabilidad en su crianza y desarrollo.

La Ley 15/2005 (LA LEY 1125/2005) por la que se modifican el Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil (LA LEY
58/2000) en materia de separación y divorcio, introdujo la posibilidad de la custodia compartida y supuso un avance
significativo en este sentido, reconociendo la importancia de mantener una relación equilibrada de los menores con
ambos progenitores tras la ruptura matrimonial. Tras esta modificación, si bien el Código Civil no impone la elección
de una guarda y custodia para alguno de las partes, o la conjunta, si que traslada la decisión primordial a los
progenitores de los menores a la hora de elegir en primera instancia cual es la forma de guarda y custodia que mejor
se adapta a casa caso. Estas reflexiones se ubican en los Artículos 81 y ss del Código Civil (LA LEY 1/1889) y
manifiestan igualmente que los Tribunales no pueden imponer una guarda y custodia compartida si ninguno de los
progenitores la solicita en el procedimiento judicial (Art. 92.8 Código Civil (LA LEY 1/1889)). Remarcar también, que
en caso de falta de acuerdo ente las partes, es el Ministerio Fiscal quien debe de representar el interés superior del
menor en todo momento mediante la elaboración de un informe que coincida en mayor o menor medida con una o
ambas de las solicitudes de las partes en juicio.

Por otra parte, el derecho foral español también ha regulado este apartado, aunque si bien todos ellos se remiten al
Código Civil, si es cierto remarcar como en regiones como el país vasco y Aragón se ha dado prioridad a la guarda y

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custodia compartida, mientras que en Navarra y Cataluña no se han decantado por ninguna de las posibilidades.
Asimismo, todas ellas han adoptado el principio del interés superior del menor a la hora de tomar cualquier decisión
que afecte al mismo, negando igualmente la posibilidad de guarda y custodia compartida en los casos de violencia
de género.

VI. Evolución jurisprudencial


1. Análisis de casos relevantes
La evolución jurisprudencial en España respecto a la guarda y custodia compartida se ha forjado a través del análisis
de casos relevantes que han sentado precedentes en la materia. Las decisiones del Tribunal Supremo, empezando
por la STS 614/2009, de 28 de septiembre (LA LEY 184085/2009), han ido delineando los contornos de cuándo y cómo
debe aplicarse esta modalidad de custodia.

En la STS 257/2013, de 29 de abril (LA LEY 37196/2013), se estableció que la custodia compartida no debe ser
considerada una medida excepcional (como cita el Art. 92.8 del Código Civil (LA LEY 1/1889)), sino una solución
jurídica más que debe ser valorada y aplicada en función de las circunstancias específicas de cada caso y del interés
superior del menor. Este fallo marcó un cambio significativo en la interpretación de la custodia compartida,
favoreciendo un enfoque más flexible y acorde con la realidad social actual. Otro ejemplo de referencia es la STS
621/2018, de 30 de octubre, donde se reafirmó que la custodia compartida no debe ser descartada simplemente por
la falta de acuerdo entre los padres, ni por la existencia de conflictos entre ellos. En la misma, el tribunal sostuvo
que lo esencial era valorar la capacidad de los progenitores para garantizar el bienestar del menor y su habilidad
para separar sus conflictos personales de sus responsabilidades parentales.

2. Criterios de actuación judicial


El Consejo General del Poder Judicial, el 25 de junio del año 2020 publicó los «criterios de actuación judicial en la
aplicación de la guarda y custodia compartida», guía establecida por múltiples profesionales del ámbito jurídico y
psicosocial, que a través de la experiencia fijaron los criterios necesarios para enfocarse en el análisis detallado de
las necesidades y el bienestar de los menores. Conviene destacar la escala de valoración de la custodia compartida
realizada por Rafael Alcázar Ruiz (4) que da unas bases para la elección del sistema de guarda y custodia más
efectivo del menor. Algunos de los criterios más destacados son:

• La capacidad de los padres para comunicarse y llegar a acuerdos en cuestiones relativas a los hijos.
• La aptitud emocional y práctica de cada progenitor para atender las necesidades de los hijos.
• La estabilidad de los domicilios y la organización de las viviendas en relación con las necesidades de los
menores.
• El impacto de la custodia compartida en la rutina y el desarrollo psicoemocional de los hijos.
• La opinión de los menores, cuando tienen suficiente juicio y edad para expresarla.

Estos criterios no son exhaustivos ni se aplican de manera rígida, ya que cada caso es único y debe ser evaluado
individualmente. La jurisprudencia ha subrayado la importancia de una decisión basada en pruebas y argumentos
sólidos que atiendan al interés superior del menor, más allá de las preferencias o conveniencias de los padres.
Destacar la STS 94/2010, de 11 de marzo (LA LEY 5294/2010) por la que se establece por primera vez la guarda y
custodia en interés del menor en nuestra jurisprudencia.

VII. Cuestiones relevantes a tener en cuenta en supuestos de guarda y custodia compartida


Una vez establecidos los puntos normativos y jurisdiccionales más importantes, creo por mi experiencia a la hora de
hablar con progenitores que todavía hay una serie de confusiones a la hora de establecer o acceder a los distintos
regímenes de guarda y custodia y que intentaré aclarar en las siguientes líneas.

1. Pensión de alimentos
Si bien el régimen habitual para la guarda y custodia compartida es la inexistencia de pensión de alimentos, ya que
se comparte al 50% las cargas parentales y que el código civil no se refiere en concreto a esta medida, es el Alto
Tribunal, en su Sentencia 55/2016, de 11 de febrero (LA LEY 3342/2016), donde se establece que: «Esta Sala debe
declarar que la custodia compartida no exime del pago alimentos, cuando exista desproporción entre los ingresos de
ambos cónyuges, o como en este caso, cuando la progenitora no percibe salario o rendimiento alguno (art. 146

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Código Civil (LA LEY 1/1889)), ya que la cuantía de los alimentos será proporcional a las necesidades del que los
recibe, pero también al caudal o medios quien los da».

2. Uso de la vivienda familiar


Si bien la regla general, es que el progenitor que se queda con la custodia obtiene también el uso de la vivienda, en
estos casos hay un vacío legal que ha sido muy discutido hasta que aplicando de forma análoga el Art. 96 del Código
Civil (LA LEY 1/1889), se llegó a la conclusión de que se otorgará la vivienda «al progenitor cuyas circunstancias lo
hagan más necesitado de tal uso y a los hijos durante el tiempo que permanezcan con él, incluso aunque el bien sea
privativo del otro miembro de la expareja». Si bien se ha admitido la determinación de distintos plazos de uso de la
vivienda, identificándose, por ejemplo, plazos de un año como tiempo prudencial para el caso de ingresos similares
de los cónyuges (STS 11 de febrero de 2016 (LA LEY 3329/2016), 13 de abril de 2016 (LA LEY 29690/2016), 16 de
septiembre de 2016 y STS (LA LEY 124484/2016) 20 de abril de 2022); dos años (STS 22 de septiembre de 2017 (LA
LEY 129943/2017), 16 de enero de 2020 (LA LEY 364/2020), 26 de octubre de 2020 (LA LEY 151984/2020)); tres años
(STS 9 de septiembre de 2015, STS (LA LEY 119131/2015) 12 de mayo de 2017), anualidades alternas (STS 20 de
febrero de 2018) o hasta la liquidación de la sociedad de gananciales (STS 14 de marzo de 2017) (5) .

3. Cambio de circunstancias
Puesto que toda medida paterno filial se establece en base a una situación y circunstancias concretas, los Arts. 90.3
(LA LEY 1/1889) y 91 del Código Civil (LA LEY 1/1889) posibilitan la solicitud de modificación de esas medidas
siempre que se dé una modificación de las circunstancias. Esta modificación debe ser sustancial, permanente y no
provocada voluntariamente por algunas de las partes a quien pueda beneficiar. Por lo tanto, siempre que se respete
el interés superior del menor en toda modificación, la misma es posible por común acuerdo de los progenitores o
mediante pronunciamiento judicial.

4. Guardia y custodia en supuestos de violencia de genero


El artículo 92.7 del Código Civil (LA LEY 1/1889), dispone que «no procederá la guarda y custodia conjunta en
supuestos en que cualquier de los progenitores se encuentre en proceso penal por intentar atentar contra la vida,
integridad física, libertad, integridad moral o libertad e indemnidad sexual del otro cónyuge o hijos que convivan con
ambos». Asimismo, el Art. 94 párrafos 3º y 4º prevé la suspensión de cualquier régimen de visitas en los casos en
que se esté incurso en un delito por violencia de género, si bien el Juez, atendiendo al bienestar del menor, puede
establecer o limitar el régimen de visitas del investigado con el menor.

Si bien la condena o existencia de un procedimiento penal contra el otro progenitor, imposibilita la adopción de una
medida de guarda y custodia conjunta, el automatismo del primer precepto puede afectar de forma negativa al
interés superior del menor, por ello, fue el Tribunal Constitucional quien declaró en Sentencia 178/2020, de 14 de
diciembre que «ha de atenderse especialmente a las circunstancias concretas del caso, pues no hay dos supuestos
iguales, ni puede establecerse un criterio apriorístico sobre cuál sea su mayor beneficio» y consecuentemente, el
Tribunal Supremo planteó, mediante Auto de 11 de enero de 2023, cuestión de inconstitucionalidad sobre tal
prohibición legal automática ya que puede existir un evidente perjuicio para el menor y el progenitor investigado en
caso de que el inicio del procedimiento judicial terminara con un sobreseimiento, privando al menor de relacionarse
de la forma más adecuada con su progenitor por el hecho de una denuncia que puede no acabar en sentencia
condenatoria.

VIII. Conclusiones
Como hemos podido ver, el interés superior del menor es un principio jurídico central en el derecho de familia que
guía todas las decisiones relativas a niños y adolescentes. La guarda y custodia compartida se ha consolidado como
una opción preferente, no excepcional, en la regulación española, reflejando un cambio paradigmático en el
reconocimiento de la importancia de ambos padres en la vida de los hijos. La jurisprudencia ha sido clave en este
desarrollo, transitando hacia un sistema más inclusivo y equitativo que reconoce la diversidad de estructuras
familiares y las necesidades individuales de los menores mediante sentencias que establecen criterios y
consideraciones detalladas para la aplicación de la custodia compartida, siempre poniendo el interés superior del
menor como criterio rector.

Sin embargo, también es importante reconocer los desafíos que presenta la custodia compartida, especialmente en

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casos de desacuerdo parental o cuando las condiciones no son óptimas para su implementación. La adaptabilidad y
la revisión constante son cruciales para asegurar que las disposiciones de custodia sigan siendo las más adecuadas a
medida que los niños crecen y sus circunstancias cambian.

En conclusión, el enfoque social y jurisdiccional hacia la custodia compartida y el interés superior del menor es un
ejemplo de cómo el derecho de familia puede y debe evolucionar, reflejando los valores de la sociedad y protegiendo
los derechos de los más vulnerables.

IX. Bibliografía

• CASTILLEJO MANZANARES R. «La atribución por el Tribunal de la guardia y custodia compartida» Revista
Boliviana de Derecho, IDDN-2 2070-8157, N.o 6 2008, pags. 121-132
• https://www.ine.es/prensa/ensd_2022.pdf
• LATHROP GÓMEZ, FABIOLA, «Custodia compartida de los hijos», Editorial La Ley, Madrid, 2008, pág. 286.
• ALCÁZAR, R. (2014). Diseño de una escala para la evaluación de la custodia compartida en el ámbito
judicial. En Enrique Pastor (Ed). El Trabajo Social ante la crisis y la educación superior (pp. 271-278).
Murcia. Azarbe. Revista Internacional de Trabajo Social y Bienestar.
• CRISTINA GUILARTE MARTÍN-CALERO «Custodia compartida y violencia de género. Comentario a la STS
de 28 de marzo de 2022». Revista Cuadernos Civitas de Jurisprudencia Civil 120 septiembre-diciembre 2022
ISSN 0212-6206

X. Jurisprudencia

• STS, 614/2009, de 28 de septiembre (LA LEY 184085/2009)


• STS 257/2013, de 29 de abril (LA LEY 37196/2013)
• STS 621/2018, de 30 de octubre
• SSTS 94/2010, de 11 de marzo (LA LEY 5294/2010)
• STS 55/2016, de 11 de febrero (LA LEY 3342/2016)
• STS 11 de febrero de 2016 (LA LEY 3329/2016), 13 de abril de 2016 (LA LEY 29690/2016), 1 6 d e
septiembre de 2016 (LA LEY 124484/2016) y 20 de abril de 2022
• SSTS 22 de septiembre de 2017 (LA LEY 129943/2017), 16 de enero de 2020 (LA LEY 364/2020) y 26 de
octubre de 2020 (LA LEY 151983/2020)
• SSTS 9 de septiembre de 2015 y STS (LA LEY 119131/2015) 12 de mayo de 2017
• STS 20 de febrero de 2018
• STS 14 de marzo de 2017
• STS 178/2020, de 14 de diciembre

(1)
CASTILLEJO MANZANARES R. «La atribución por el Tribunal de la guardia y custodia compartida» Revista Boliviana de Derecho, IDDN-2 2070-8157, N.o 6
2008, págs. 121-132

(2) https://www.ine.es/prensa/ensd_2022.pdf

(3) Lathrop Gómez, Fabiola, «Custodia compartida de los hijos», Editorial La Ley, Madrid, 2008, pág. 286.

(4) Alcázar, R. (2014). Diseño de una escala para la evaluación de la custodia compartida en el ámbito judicial. En Enrique Pastor (Ed). El Trabajo Social ante la
crisis y la educación superior (pp. 271-278). Murcia. Azarbe. Revista Internacional de Trabajo Social y Bienestar.

(5) CRISTINA GUILARTE MARTÍN-CALERO «Custodia compartida y violencia de género. Comentario a la STS de 28 de marzo de 2022». Revista Cuadernos Civitas
de Jurisprudencia Civil 120 septiembre-diciembre 2022 ISSN 0212-6206

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