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SOMOS LEGIÓN

Cuantas molestias nos ahorraríamos si la sociedad funcionara del


mismo modo que el ánime, sería cuestión de observar minuciosamente
en la primera cita y sabría si corro el riesgo inminente de acabar con un
cuchillo en el cuello por su amor incontrolable o si debo relajarme
porque su temperamento infantil solo me traerá inconvenientes
menores.

Podría clasificar, sin mayor esfuerzo a todas las mujeres de mi vida


(vaya cosa más maravillosa), mi hermanita menor sería bokkuko, lo
cual me salvaría de sus cambios permanentes de temperamento y otra
serie de personificaciones casi demoniacas que debo soportar a diario.
Mi hija, a petición de mi instinto materno, sería meganekko, así sus
gafas bonitas serían mi única molestia, podría dormir tranquila, lidiando
apenas con algún fetichista ocasional, podría prescindir de los otros
cientos de rasgos que la caracterizan aumentando de forma
exponencial mi dificultad de comprenderla. Mi compañera de trabajo ya
no sería una mujer distinta con cada cambio de humor, con cada
cambio de clima, con cada ciclo menstrual, con cada acontecimiento,
podría ser por ejemplo una kuudere, así, previsible y plana, sin
sorpresas ni alteraciones cotidianas.

A mi jefe le vendría bien ser Tsunshun, así sabría con seguridad que un
día de estos se va a arrepentir de su hostilidad y seremos felices
comiendo perdices.
Parece que clasificar a la gente por estereotipos simplificara la vida,
pero me temo que algo tan sistemático solo funciona si tienes menos de
dos dimensiones y estás estampado en papel o en una cinta de video.

El ser humano es altamente más complejo, en una mujer real pueden


confluir sin inmutarse una kuudere, pequeño robot con corazón, una
Yandere dispuesta a asesinar por amor, una tierna moe y una dulce
dojikko, metiendo la pata por doquier. y esto puede ocurrir en un
pequeño lapso de tiempo, porque al día siguiente nuestra tierna
psicópata puede ponerse sus lentes seductores y pasarse la mañana en
la biblioteca de la universidad.

Somos legión.

El espíritu humano está provisto de un sinfín de rasgos que lo hacen


sorprendente, impredecible.

Hay cierta propensión a comportamientos y actitudes que en ocasiones


se van volviendo típicos y que de forma involuntaria nos predisponen y
afectan la convivencia, pero la aleatoriedad del comportamiento
humano hace que debamos replantear cualquier certeza y estar
preparados para todo.

Es ese desconcierto lo que hace de la socialización un juego confuso y


emotivo de roles y aventuras.

Ahora, si hablamos de algo más específico…

Deredere, palabra que hace referencia al amor, da lugar a varias de las


personalidades del ánime, lo cual hace que sea imposible hablar de los
estereotipos ánime sin abordar este tema aún más complejo. Los
humanos, a diferencia de los personajes a que hacemos referencia
podemos amar y odiar de maneras insólitas, variables, con distintos
niveles de intensidad y todo ello a una misma persona y también, en un
corto lapso de tiempo. Podemos ir por el mundo presumiendo ser
yangire, la más cruel de todas las yan, “enfermas” pero un día
conocemos a alguien que nos pone de cabeza y nos volvemos torpes
(dojikko), luego sumisas y acabamos mutando en moe, lo más tierno, o
kawaii, del ánime. La explicación más simplista consiste en atribuir a
nuestro género una desmesurada y casi enfermiza inestabilidad
emocional, pero una lógica solidaridad de género me obliga a plantear
otras opciones, quizás, y lo siguiente no pretende ser una hipótesis
psicológica, sino una elucubración proveniente de mi sentido común,
quizás solo respondemos a estímulos externos, somos un poco más
susceptibles… más impresionables.

La idea generalizada de que las mujeres somos criaturas


incomprensibles fue lo que sin duda motivó a la cultura japonesa a
plantear este abanico de personalidades femeninas, los hombres en
cambio se encuentran “a salvo” de una clasificación tan limitada, su
espectro se presenta ante la sociedad ya bastante reducido.

Eh aquí entonces un intento más por tratar de descifrarnos, de


interpretarnos, de acceder a nuestras mutables personalidades como se
accede a un libro de Paullo Coelho. ¡Vano intento!

Somos legión.

Y nuestros demonios se manifiestan aleatoria o voluntariamente según


la ocasión.
De modo que si buscas a una mujer fácil de comprender tendrás que
enamorarte de una chica ánime, sexar con un personaje hentai y
mudarte a vivir a un colorido paraje virtual, porque las mujeres de tres
dimensiones… Somos legión.

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