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ESTÉTICA Y SEMIÓTCA

El potencial de la poesía en Julia Kristeva:


una revuelta intima.

Sofía Alonso Blanco


Grado en Filosofía 2022-2023
Pienso (…) que desde antaño siempre pertenece a
las esperanzas del poema hablar (…) en nombre
de una causa “ajena” quien sabe si de otro
totalmente Otro.
Cada cosa, cada hombre, es para el poema que
mantiene el rumbo hacia ese Otro una forma de
ese Otro.
Paul Celan, “Obras completas”.

1
ÍNDICE

1. Un acercamiento Julia Kristeva

2. La obra literaria como praxis. Una nueva salida para la

semiótica.

3. La revuelta íntima: extranjeros a nosotros mismos.

4. El potencial de la poesía. La expresión de lo no simbólico.

5. La subjetividad como proceso. Dos momentos enfrentados.

2
El objetivo del presente trabajo es mostrar el potencial del lenguaje poético en la obra
de Julia Kristeva y la gran apertura teórico que supuso su obra en el campo de la
semiótica. Además, se desea también presentar la concepción de esta autora del
lenguaje poético como parte del mundo afectivo, y no solo como objeto de estudio
semiótico. El lenguaje poético como medio de escape a la lógica del lenguaje simbólico.

Todo ello se mostrará a partir de la lectura de varias de sus producciones como son “El
porvenir de una revuelta”, “El sujeto en cuestión” y “La revolución del lenguaje
poético”. Todas ellas permiten entender el lenguaje poético como acceso a una revuelta
íntima, la cual permitirá el encuentro con nuestra propia extranjeridad, concepto
fundamental en toda su obra.

Todo ello, se encuentra inserto en el marco en el que según Kristeva debía situarse la
nueva deriva de la semiótica. Esta no debía perder de vista a la escritura como una praxis
da comienzo a la construcción de subjetividades nunca acabadas.

1. Un acercamiento a Julia Kristeva.

Julia Kristeva, actualmente considerada como filósofa, teórica de literatura y feminismo


y psicoanalista. Elaboró grandes aportaciones al campo de la semiótica y de la crítica
literaria. Todo ello, no podrá ser comprendido sin un pequeño esbozo de contexto
personal e intelectual.

Julia Kristeva nació en la ciudad de Sliven, Bulgaria (1941). Se desplazó tiempo después
a Francia para desarrollar sus estudios universitarios. Por ello siempre se vio atravesada
por dos lenguas, la búlgara como materna, y la francesa como intelectual. El gran valor
que tiene el término de extranjeridad en Kristeva no es solo de carácter teórico, sino que
está atravesado por todas las vivencias que encarnó como migrante en Francia. “Soy un
monstruo del encuentro y la confrontación” llega a decir Kristeva. Esta experiencia de
contener en sí un lenguaje que ya le fue queda reflejado en sus palabras cuando dice: “el
búlgaro es para mí, ya casi una lengua muerta. Una parte de mí se fue apagando
lentamente a medida que aprendía el francés (…) el exilio volvió cadáver ese viejo cuerpo
y lo sustituyó por otro, al principio frágil, ahora ya el único con vida: el francés. Me
inclino a creer en el mito de la resurrección cuando ausculto este estado bífido de mi

3
mente y de mi cuerpo. No he hecho el duelo de la lengua infantil en el sentido en que
duelo “terminado” sería un desprendimiento, una cicatriz, hasta un olvido…”1

Es a la edad de 24 años cuando decidió trasladarse a París. Allí Roland Barthes, semiólogo
de gran calibre, dirigió su tesis doctoral; la cual se centraba en la polifonía de la literatura
en Bajtín. Elaboró así su idea de intertextualidad: siempre se da presencia y remisiones
de otros textos en cada obra. Esto sería lo que Derrida denominó injerto. El estudio de
una obra implica abrirse siempre a otras.

Estos mismos desarrollos teóricos, le permitieron posteriormente elaborar un interés por


el lenguaje poético como medio de disolución de los binarismos y normatividad del
lenguaje estructural.

Es totalmente necesario situar su obra en un momento de crítica al estructuralismo, con


grandes influencias de Roland Barthes, Jacques Derrida y ante todo del psicoanálisis de
Lacan. Su desarrollo como intelectual se situaba de pleno en el considerado
posestructuralismo francés de los 70 y 80. En toda su proyección teórica se observará una
crítica en contra de las estructuras esencializadas; abogando siempre por una subjetividad
en proceso.

Lo que le hizo distintiva de otros semióticos del momento fue su interés por la naturaleza
heterogénea, su preocupación por analizar lo aparentemente no analizable, lo no
reducible al lenguaje simbólico.

Su interés por el psicoanálisis le dirigió a elaborar una teoría del sujeto como proceso,
tiempo más tarde, elaboró una serie de estudios sobre la depresión y la melancolía.

Se intentará articular su pensamiento en este trabajo tratando de poner el foco


principalmente, en la intención de Julia Kristeva por mostrar la potencialidad de la obra
textual como constituyente de la subjetividad, y viceversa.

Presentar, ante todo, esta subjetividad como un proceso abierto que no es sino una
revisión constante de la propia identidad. Proceso, denominado por Kristeva, como
revuelta íntima. Revuelta que se da en parte vehiculada por el lenguaje poético, que lleva
siempre implícito una especie de “crisis del yo”.

1
KRISTEVA. J (1999): El porvenir de una revuelta FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Argentina
pág 59.

4
2. La obra literaria como praxis. Una nueva salida para la semiótica.

Kristeva propone un acercamiento a la obra literaria más allá de un análisis semiótico.


Esta pensadora no desea defender un subjetivismo, sino la idea de que realmente, toda
textualidad es una producción de un cuerpo deseante.

Es importante, en parte, entender que toda obra literaria, y en concreto aquella construida
a partir del lenguaje poético, esta inserta en un carácter histórico y siempre envuelta en
una esfera emocional. Hay todo un mundo afectivo que suscita la producción y el modo
de recibir una obra. La literatura para Kristeva ofrece hospitalidad a todos nuestros
estados, de gracia o de crisis.

Un nuevo acercamiento es proponer la obra literaria como praxis, es en cierto modo,


entender la literatura como una rebelión. Pensadores del mismo momento intelectual que
Kristeva, articularon esto a través de la idea de textualidad como espacio de liberación de
los cuerpos. Kristeva dará una especial importancia a esa liberación de lo oculto mediante
una revuelta íntima. Revuelta que como se verá, se articula a través del lenguaje poético.

Kristeva enseguida supo ver que todo análisis semiológico tenía que ser comprendido
más allá de la propia lingüística. En una entrevista que realiza María Dolores Aguilera a
esta pensadora, expone que, desde un primer momento en sus análisis semióticos, supo
ver que había un “sujeto parlant”. Esto es lo que hace que Kristeva se encontrase a medio
camino entre el legado freudiano y el marxismo, ya que este “sujeto parlant” le obliga a
elaborar un análisis sobre un sujeto psíquico-social.

De este modo, lengua presentada como una estructura, pero también como aquello que
necesita siempre de una subjetividad, es decir de un sujeto en devenir. Sujeto que, a
diferencia del presentado por la tradición metafísica, solo se presta la historia; no es
presentado como un sujeto analizable.

En parte lo que en sus obras está proponiendo Kristeva es encontrar otra forma de
entender la práctica textual la cual sea capaz de transgredir el lenguaje simbólico. Desea
desarrollar un discurso teórico que de acogida a lo disidente.

5
¿Cuál es entonces aquí el papel de la semiótica que propone Kristeva? El punto de partida
según esta escritora es el de tomar la experiencia de la escritura como una experiencia
arriesgada para la identidad de la persona que se compromete en ella. 2

Esta experiencia arriesgada para la identidad de la que Kristeva habla no es sino su idea
de “revuelta íntima” proceso que debe darse a través de la poesía y en el que nos
desechamos de ese lenguaje simbólico que no deja expresión a la extranjería.

Como ejemplo de esta literatura que da espacio a la revuelta, Kristeva expone la literatura
revolucionara de Ducasse y Mallarme. Es una revolución no por tener deseo de
transformación social, “no se trata de una contestación política, sino del regreso a lo
reprimido, lo rechazado, que encuentra gracias a esta escritura un lugar preciso”.

Así, Kristeva entiende que hay un lenguaje del cuerpo, esto es, la semiótica. Es lo que en
un análisis más formal Kristeva denominó como genotexto. Es decir la entendida ciencia
de los signos es el fenotexto, es la mirada formal y estructuralista. Pero esto es siempre
inseparable de los fenómenos psíquicos, de lo corporal. Esto es de lo que también debe
tratar la semiótica, de su nueva salida.

La semiótica de Kristeva como lenguaje del cuerpo que escapa a la lógica del signo y el
simbolismo. Esta disciplina debe enfrentarse y ocuparse de aquello que no se deja reducir
al plano lingüístico. La semiótica es para esta pensadora el estudio de obras entendidas
como revuelta, como entidad que trasciende el lenguaje para librarse. La poesía, es para
Kristeva, aquello que emerge como un fallo. En cierto modo, esta pretensión, es la que le
hace acercarse al psicoanálisis.

2
AGUILERA. Mª DOLRES: “El viaje a través de los signos”. Entrevista con Julia Kristeva.

6
3. La revuelta íntima: extranjeros a nosotros mismos.

En este apartado interesa mostrar esa revuelta íntima llega a dar por el lenguaje poético.
Para ello, es importante conocer el acercamiento que esta tuvo al psicoanálisis.

En esta revuelta íntima como proceso de desintegración de la identidad, como proceso de


riesgo, lo que se desea es un “sacar al exterior” lo extranjero, lo patológico. Esto le
acerca mucho al análisis de la locura.

En la literatura carnavalesca de Bajtín, Kristeva vio un potencial de estudio que


conseguiría superar las dicotomías metafísicas entre lo normal y lo patológico, la locura
y la racionalidad. Esto le acerca a querer encontrar una práctica que de paso y luz a todas
estas realidades apartadas a un lado por el estudio normativo y simbólico.

Este proceso, esa expresión de lo ajeno, es o que denomina Kristeva como revuelta íntima.
Esta, en palabras de Lacan sería la cura que permite al sujeto liberarse de la
identificación a un único significante, (…) oculta esto la naturaleza fundamentalmente
3
múltiple de la identidad humana. Aunque Kristeva en ningún momento niega la
problematicidad de es heterogeneidad psíquica, es capaz de asumir la problemática que
ha supuesto la negación de esto a lo largo de la historia teórica. La total homgeneidad
identitaria, no sería sino, un síntoma de total terror a todo tipo de alteridad.

Kristeva dice en su escrito “Extranjeros a nosotros mismos”, extrañamente el extranjero


nos habita: él es la cara oculta de nuestra identidad, el espacio que arruina nuestra
permanencia, el tiempo donde se abisman el acuerdo y la simpatía. De reconocerlo en
nosotros, no nos perdonamos detestarlo en él mismo. 4 Aceptación del extraño, es lo que
Kristeva denomina la revuelta íntima.

Esta revuelta que Kristeva plantea, no es sino una revuelta menor. Es decir, frente a una
cultura de la brutalidad, la cultura de las palabras y la poética, la pausa que estas permiten
otra forma de revuelta. Es una revuelta infinitesimal para preservar la vida del espíritu. 5

3
AVANESSIAN, A (2002): “La locura, la revuelta y la extranjería” Entrevista con Julia Kristeva.
SIGNOS FILOSÓFICOS núm. 7. México. (pág. 290)
4
AVANESSIAN, A (2002): “La locura, la revuelta y la extranjería” Entrevista con Julia Kristeva.
SIGNOS FILOSÓFICOS núm. 7. México (pág. 292)

5
KRISTEVA. J (1999): El porvenir de una revuelta, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Argentina

7
De este modo la revuelta es algo íntimo, es aprender a cavar en nosotros mismos una
zanja identitaria y esto es lo que hace la poesía.

Es evidente aquí la gran influencia del psicoanálisis en Kristeva. Esta pensadora está aquí
planteando la existencia de esa otra identidad, una especie de despliegue negativo de la
memoria que tenemos de nosotros mismos. Un ejemplo clarificador de este proceso
podría ser el planteamiento de San Agustín del yo como cuestionamiento, este dice “he
devenido cuestión para mí mismo”.

Además, en todo este proceso de revuelta íntima hay también una reivindicación de la
locura como dimensión humana, más allá de su tratamiento como patología. Es decir,
entender esta como expresión de dimensiones humanas que tienen que ser expuestas.
Encontramos aquí una cierta relación con Foucault.

Dicha revuelta íntima no sería sino llevar a cabo un extrañamiento de nuestra


subjetividad. Es en este proceso de extrañamiento que nos reconciliamos con ese aspecto
negativo. Aunque no es de un modo definitivo, ni tampoco para asentarnos sobre otra
identidad ajena a nosotros que se asiente sobre la memoria. Aunque en parte es necesario,
es excesiva la necesidad de adhesión de un sujeto petrificado al pasado para asegurarse
una identidad. De este modo, la revuelta íntima es en parte un “descanso para nuevos
cuestionamiento, nuevos renacimientos y nuevas creatividades”.

La palabra revuelta en su sentido etimológico es un enfrentamiento a lo establecido. Es


abrir un cuestionamiento desde el lugar de un extranjero, el cual no deja de habitarme.

No sin olvidarse, Kristeva es plenamente consciente de que este proceso interminable no


sería fructífero en la soledad. Es necesario un lazo, que sea un proceso de integración de
la subjetividad como múltiple y de la alteridad. Es un proceso de dependencia recíproca.

Es decir, la extranjeridad, no es únicamente planteada en torno a uno mismo, sino que


hay que articular discursos que hagan compatibles la extranjeridad de los otros. Sería
afrontar el proceso de exilio interior como aquel que nos conforma, y a partir de ahí
surgiría un reencuentro del exilio con de los otros. Kristeva propone así una memoria,
incluso una historia, que sea el cuidado del exilio de cada uno. El yo en construcción, en
proceso, nunca se definirá por oposición con los otros, sino inscribiéndose en ellos.

8
Queda claro de este modo, cuando Kristeva dice: “la revuelta permanente es ese
cuestionamiento de sí mismo, del todo y de la nada que evidentemente ya no tiene lugar
o razón de ser”6

4. El potencial de la poesía. La expresión de lo no simbólico.

Kristeva desea mostrar ese enorme potencial del lenguaje poético como vehiculación a
esa revuelta íntima. Las consideraciones sobre el lenguaje poético de esta pensadora, se
anclaban en torno al potencial subversivo de este, no solo como destrucción de la
identidad del sentido y de la trascendencia del sujeto, sino también con respecto al propio
discurso social. Llega a decir que “es a través del lenguaje poético que las instituciones
y el lenguaje pueden mutar”. 7

Kristeva es consciente de que se podría estudiar al lenguaje poético desde su sentido y su


significación, extrayendo de él sus estructuras inmanentes, pero es que precisamente esto
sería no observar su enorme potencial. No se estaría atendiendo a la capacidad de este de
escapar al significado, y es precisamente esto lo que hace que entendamos la literatura
como algo diferente a un saber. La literatura, la textualidad, es un lugar donde se elimina
y a la vez se renueva el código social, y donde se dan salidas a las angustias de una época8.

Es importante también, que este carácter del lenguaje poético como medio de liberación
de lo oculto, como ruptura con lo no dicho, no presente al mismo como desligado de toda
pretensión teórica. Hay que dar a la teoría un objeto que exceda sus propios límites.

En esta pretensión teórica, es clave mostrar la oposición a un lenguaje simbólico, del


discurso unívoco que tiende a no mostrar y ocultar lo considerado pulsional. Hay un deseo
por parte de Kristeva de mostrar el sentido, dentro de los estudios semiológicos, no como
algo unívoco, sino como un proceso. Muestra que la “práctica de la escritura, al

6
KRISTEVA. J (1999): El porvenir de una revuelta FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Argentina
(pág 9)
7
KRISTEVA. J (1981): “El sujeto en cuestión” en C. Levi-Strauss, Seminario: La identidad.
Barcelona.
8
Kristeva es capaz de mostrar cómo lo propiamente subversivo del lenguaje poético es en parte reflejo de
una civilización que ha sido fundada en la dominación del simbolismo y lo normativo. De este modo se
presenta como un medio de superar esto. Dice en su obra “El sujeto en cuestión” que el lenguaje poético
refleja en nuestra época la crisis no solo de las instituciones sociales, sino un giro en la relación del
hombre con el sentido.

9
desplegar el sentido hasta las sensaciones y pulsiones, alcanza el sinsentido y hace
manifiesta su palpitación en un orden ya no simbólico sino semiótico”9

Toda esta revuelta que articula en el lenguaje poético, está atravesado por una enorme
influencia del psicoanálisis, es por ello que podría incluso presentarse de un modo muy
simplificador que el lenguaje poético sería un hijo en guerra con su padre; pero no para
tomar su poder, sino para presentar un proceso de devenir y heterogeneidad. Para
presentar como base fundamental el cuestionamiento de todo significado único y
petrificado. El cuestionamiento como indicio de una vida vivida 10

Este cuestionamiento es presentado por el lenguaje poético. Es capaz de llegar a regiones


en las que toda unidad se ve aniquilada. Es en cierto modo, un reencontrar sentido de lo
negativo. Podemos hacer aquí una pequeña analogía con Theodor Adorno, quien,
mediante sus constelaciones, desea dar expresión a lo específico del objeto que se
presenta como molesto al sujeto en su momento de clasificación al conocer. En su obra
“Dialéctica negativa” hay una tentativa clara de deseo por sacar todas las contradicciones
del conocimiento a la luz.

Esta idea de que el lenguaje poético da expresión a la marginalidad, aquello excluido del
orden vigente, no es sino una muestra de la lucha contra el lenguaje simbólico.

5. La subjetividad como proceso. Dos momentos enfrentados.

En su obra “La revolución del lenguaje poético” deja muy bien reflejado como se da una
coexistencia entre una ley de discurso normativo y la propia disolución de este. Esta
aparente contradicción es la que recoge la poesía.

Kristeva a lo largo de su obra, hace una distinción entre lo simbólico y el orden semiótico.
Este último orden, es aquel lugar donde no se ha dado el lenguaje simbólico, lo que ella
denomina chora. Esto es una reinterpretación del receptáculo platónico. En términos

9
KRISTEVA. J (1999): El porvenir de una revuelta FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Argentina
(pág 23)

10
Julia Kristeva, en su obra “El porvenir de una revuelta” (1999), expone de forma clara que es
precisamente este acto de revelarse contra nosotros mismos, un reflejos de poseer vida psíquica, de estar
vivos. Se plantea que “si todos no fuéramos traductores, si no expusiéramos íntegramente la extrañeza de
nuestra vida íntima (…) ¿gozaríamos de una vida psíquica, seríamos seres vivos? Extrañarse de sí mismo
y volverse un intermediario de esa extrañeza permanentemente recobrada”

10
psicoanalíticos, Kristeva lo propone como el momento anterior a que “la ley del padre
imponga la prohibición”. Una vez que aparece el orden simbólico, el chora se disuelve.

El lenguaje poético se presenta, así como una lucha entre ambos momentos. La revolución
poética según Kristeva sería el momento de extrañamiento en el que se permite que la
chora, desestabilice y disuelva el orden de lo simbólico.

Kristeva es consciente de que dichos términos son comprensibles siempre en términos


metafóricos, pero elabora esta misma idea en el plano semiótico, subyaciendo a todo ello
la misma idea de eliminar el lenguaje simbólico que aprisiona muchos aspectos de lo
plural.

De este modo, esta interacción entre los dos ámbitos enfrentados se traduciría en el campo
de la semiótica con términos mencionados anteriormente, como son, el genotexto y el
fenotexto. Este último no sería sino el reflejo de las estructuras comunicativas y la idea
de comprender siempre un sujeto estable y trascendente de enunciación. Por su parte, el
genotexto es presentado como un contra-discruso, un proceso de desestabilización del
lenguaje simbólico.

Es en esta interacción entre los dos ámbitos donde nace el potencial de la poesía, la cual
parece elaborar una subjetividad en proceso. Es decir, no se rechaza el orden simbólico,
ya que estamos insertos en él, pero no se abandona la posibilidad del lenguaje de liberar
lo oculto. El lenguaje poético abarca la totalidad de manera singular y desafía toda
generalización y univocidad del sentido.

- Conclusiones.

Así en la poesía, se ha fisurado toda identidad homogeneizada y esta nos permite


descubrir la extranjeridad que llevamos dentro, todas esas alteridades que no pueden
manifestarse en el lenguaje simbólico y cotidiano.

De este modo Kristeva presenta el lenguaje poético como una liberación del lenguaje
simbólico. En la poesía muere el sujeto, y es necesario que este lo haga, en ella mueren
tanto el semiólogo como el poeta. La poesía, es la complementariedad del yo y del otro,
es reflejo de esa subjetividad que es un constante proceso de construcción.

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BIBLIOGRAFÍA:

AGUILERA. Mª DOLRES: “El viaje a través de los signos”. Entrevista con Julia Kristeva

AVANESSIAN, A (2002): “La locura, la revuelta y la extranjería”. Entrevista con Julia Kristeva
SIGNOS FILOSÓFICOS, núm. 7, enero-junio, 2002, p. 279-294 Universidad Autónoma
Metropolitana Unidad Iztapalapa Distrito Federal, México.

SABATÉ PLANES, D (2001): “Revolución del lenguaje poético en el texto femenino” Entre la
estética y la política. Universidad de Santiago de Compostela. (pág 163-170)

KRISTEVA. J (1999): El porvenir de una revuelta FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


Argentina

KRISTEVA. J (1981): “El sujeto en cuestión” en C. Levi-Strauss, Seminario: La identidad.


Barcelona.

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