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Con la ejecución del hurto se viola la posesión de las cosas muebles, considerada como
mero estado de hecho, cualquiera fuere su origen, represente o no el ejercicio de
un derecho subjetivo sobre la cosa misma. No reclama la legitimidad de la detención por
parte de aquel a quién inmediatamente se sustrae la cosa; basta que el apoderamiento
sea ilegítimo. Cualquier posesión actual y no solo la civilmente amparada, se protege por
la ley penal.
Es requisito del hurto, como de los demás delitos contra el patrimonio, la existencia de una
intención especial del autor, lo que técnicamente se conoce como elemento subjetivo del
injusto, que es el ánimo de lucro, la intención de obtener cualquier enriquecimiento o
utilidad con la apropiación; de este modo es posible diferenciar conductas totalmente
lícitas (por ejemplo, tomar una cosa para examinarla), de las que tienen una clara ilicitud.
Incurrirá en delito de hurto aquel "el que se apoderare ilegítimamente de una cosa mueble,
total o parcialmente ajena."3 Este tipo se diferencia del robo en que el último implica
además que el acto se realice "con fuerza en las cosas o con violencia física en las
personas, sea que la violencia tenga lugar antes del robo para facilitarlo, en el acto de
cometerlo o después de cometido para procurar su impunidad."4
España[editar]
Tipos específicos de la legislación española:
Venezuela[editar]
Científicamente, hurto calificado o agravado es el que viola, además de la propiedad, otro
bien jurídico. La calificación o agravación se asienta en el criterio jurídico de
la complejidad delictiva, es por ello que parece recomendable la distinción entre hurtos
agravados y hurtos calificados en forma cuantitativa.5