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Heladas
Heladas
1. Introducción
La floricultura en Colombia se originó en la década de los años sesenta y setenta, gracias a
que, grandes corporaciones estadounidenses identificaron la oportunidad de abaratar costos
de producción (bajo coste salarial, transporte y avances tecnológicos) en comparación con la
producción desarrollada USA, por lo cual estos, relocalizaron esta actividad en Colombia
(CEDAIT, 2020). Actualmente, este sector representa el segundo renglón de exportaciones
agrícolas del país y una gran entrada de divisas (1.402 millones de dólares en 2018). A nivel
mundial Colombia es el segundo exportador mundial de flores, el primer proveedor de flores
de los Estados Unidos (Minagricultura, 2020). Asimismo, este sector generó para el año
2019 alrededor de 140000 empleos directos (69%) e indirectos (31%), distribuidos
principalmente en Cundinamarca y Antioquia (CEDAIT, 2020). Este sector se divide en tres
zonas de producción; a) Zona centro, conformada por el departamento de Cundinamarca que
representa el 66% de la producción (5568 ha sembradas); b) Zona occidente, conformada por
el departamento de Antioquia, que representa el 32% de la producción (2715 ha sembradas) y
c) Zona centro occidente, conformada por los departamentos de Risaralda, Caldas, Quindío y
Valle del Cauca, que representan el 1% de la producción (95 ha sembradas) (Minagricultura,
2020).
Las bajas temperaturas conocidas como “Heladas” son un problema relevante para este
sector. En términos meteorológicos, la helada es la disminución de la temperatura del aire a
un valor igual o inferior al punto de congelación del agua (0°C) a un nivel de 2 metros sobre
el nivel del suelo, donde se ubican las casetas de medición meteorológica (González Y
Torres, 2012; Gómez, 2014; Ramos, 2014); mientras que, como riesgo agrícola, la helada
ocurre cuando la temperatura del aire desciende a temperaturas tan bajas que se produce
algún daño en las plantas (Gómez, 2014). Este fenómeno ha causado en todo el mundo
enormes pérdidas económicas en cultivos hortofrutícolas sensibles. Un ejemplo de esto,
ocurrió en California, en 1990 causando pérdidas de aproximadamente 500 millones de
dólares al afectar frutos y árboles en 450000 ha (Snyder, et. al., 2010). A nivel nacional, en el
año 2010 se reportaron afectaciones del 30% en la producción de flores a causa de este
fenómeno (Portafolio, 2023). En este sentido, y teniendo en cuenta que, según Gómez,
(2014), las áreas que están entre 2500 y 3000 m.s.n.m. son más propensas a sufrir heladas,
alturas en las que se encuentra la mayor parte de la sabana de Bogotá (Altura promedio: 2650
msnm), se hace relevante la investigación y desarrollo de métodos o manejos que puedan
prevenir o aminorar los efectos que estas causan sobre los cultivos de flores. Por tanto, el
objetivo de este trabajo es identificar técnicas o manejos que prevengan o disminuyan los
efectos adversos que causan las heladas en los cultivos de flores en la sabana de Bogotá.
Todo lo anterior, en aras de brindar herramientas que le permitan al agricultor reducir su
susceptibilidad ante este fenómeno.
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2. Metodología
Esta consistió en una revisión de literatura relacionada con el tema de manejo de heladas en
la Sabana de Bogotá. Está literatura fue obtenida mediante los buscadores “Google
académico” y “Google”.
3. Resultados y Discusión
3.1 Conceptualización
Por tanto, desde el punto de vista fisiológico, factores como la resistencia o susceptibilidad
del cultivo a bajas temperaturas en sus diferentes estados de desarrollo, altura de la planta
sobre el nivel del suelo y la temperatura de la hoja van a ser determinantes del nivel de daño
(Gómez, 2014).
a) Directo: ocurre cuando se forman cristales de hielo dentro del protoplasma de las
células (helada intracelular), esto causa una ruptura mecánica de la estructura
protoplásmica. La extensión del daño depende principalmente de la rapidez del
enfriamiento y la intensidad del enfriamiento antes de congelarse, pero no del periodo
de congelación. Como se mencionó anteriormente, este tipo de daño se asocia con un
enfriamiento rápido (+ de 8 °C por minuto), sin embargo, esto en condiciones
naturales no se da (Snyder, et. al., 2010; Gómez, 2014).
b) Indirecto: ocurre cuando se forma hielo dentro de las plantas, pero fuera de las
células (helada extracelular) (Snyder, et. al., 2010). El daño comienza por la
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formación del primer núcleo de cristal de hielo dentro de los tejidos, formado a partir
del vapor de agua presente en los espacios intercelulares. Este hielo cristalizado actúa
como aire seco (menor presión de vapor de agua que en la disolución enfriada),
haciendo que se traslade el agua de las células a los espacios intercelulares por un
menor potencial de agua en estos últimos. Esto hace que las células comiencen a
perder agua, ésta fluye desde las vacuolas hacia las paredes celulares y desde allí a los
espacios intercelulares donde se congela en contacto con los núcleos de hielo
previamente formados (Gómez, 2014).
a) Helada por advección: ocurren cuando una masa de aire procedente de las regiones
polares, cuya temperatura es menor a 0°C, se posa encima de una región, desplazando
la masa de aire más caliente que originalmente estaba y presenta una acción continua
por varios días. En estas no se da inversión de temperatura y son características de
latitudes medias y altas (Gómez, 2014; González y Torres, 2012).
c) Helada por radiación: se origina por la pérdida de calor que sufren las plantas y el
suelo, este es cedido a la atmósfera durante la noche por radiación. Esta es la helada
típica de las regiones tropicales, es factible de presentarse a partir de los 2500
m.s.n.m. y ocurren al presentarse un balance de energía negativo, es decir, en la noche
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se pierde mayor cantidad de energía que la que es ganada durante el día (González y
Torres, 2012).
a) Helada blanca: ocurre cuando el aire cercano al follaje y las flores tienen
temperaturas iguales o un poco menores a 0°C, humedad relativa alta y el aire alcanza
la temperatura de punto de rocío; en estas condiciones se da una condensación y de
inmediato el vapor de agua del aire pasa al estado sólido formando hielo. Esto forma
capas de color blanco sobre la superficie de las plantas y objetos expuestos en las
mañanas despejadas y sin viento (Ramos, 2014). En este caso, dado que la humedad
es alta es más probable que el hielo se deposite y libere calor generando un menor
daño en comparación a las heladas negras (Gómez, 2014).
b) Helada Negra: se desarrolla cuando el aire tiene poco vapor de agua (humedad baja)
y la temperatura del punto de rocío es inferior a 0° C; por tanto, existe escasa
condensación y nula formación de hielo en la superficie de la planta. Aunque, si se
produce un daño en los cultivos: Al día siguiente se presenta una coloración negruzca,
por la congelación de la savia de las plantas o del agua de sus tejidos. En este tipo de
helada el vapor de agua que contiene el aire cambia directamente a hielo sin pasar por
el estado líquido (sublimación), lo que origina un incremento de volumen, rompiendo
las células y quemando el follaje. Por tanto, estas heladas causan daños más severos
que las blancas (Ramos, 2014).
a) Transferencia de energía
Se tienen 4 formas principales de transferencia de energía relevantes en la protección contra
heladas: a) Radiación, es la energía que proviene del sol y puede transferirse a través del
vacío; b) Conducción o flujo de calor del suelo, es la transferencia de calor a través de un
medio sólido de célula a célula y puede ser medido como calor sensible (termómetro); c)
Convección, es la transferencia de calor sensible y latente en un fluido; d) Cambios de fase
asociados con el agua (Snyder, et. Al., 2010).
El calor sensible es la energía que podemos “sentir”, por lo cual la temperatura es una medida
del contenido de calor sensible del aire. En este sentido, cuando el contenido de calor sensible
del aire es alto, las moléculas tienen velocidades más altas y se dan más colisiones entre ellas
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Cabe destacar que cuando el vapor de agua se condensa o congela, el calor latente cambia a
sensible y la temperatura del aire y de cualquier materia en contacto con el agua líquida o
sólida aumenta temporalmente. Por otro lado, cuando el hielo se derrite, el agua se calienta, o
se evapora, el calor sensible cambia a calor latente y por ende la temperatura del aire cae. Lo
anterior denota que, cuando el intercambio de energía es positivo, el contenido de calor
sensible y la temperatura aumentan (reacción exotérmica). En cambio, la temperatura
desciende cuando el intercambio de energía es negativo (reacción endotérmica) (Figura 1)
(Snyder, et. al., 2010).
Figura 1. Intercambio de energía del agua fuente Snyder, et. al., (2010).
b) Balance de radiación:
Según Gómez (2014), el balance de radiación es uno de los principales determinantes de la
temperatura del aire y del suelo. Este integra todos los flujos de energía que ingresan y salen
del sistema suelo-atmósfera-cultivo. La radiación proveniente del sol, al ingresar a la
atmósfera y chocar con algún obstáculo (Nubes, partículas en suspensión) se convierte de
energía electromagnética a energía calórica o cinética, calentando la tierra durante el día. La
superficie de la tierra al emitir permanentemente energía calórica, calienta el vapor de agua y
otros gases de la atmósfera, los que a su vez emiten su propia energía, energía que se suma
para calentar la tierra. Durante la noche, la tierra deja de recibir energía del sol, pero se
convierte en un cuerpo que irradia energía al espacio.
La radiación neta es la cantidad de energía retenida por la superficie. En el día ésta tiene el
signo positivo (+) (Se recibe más radiación que la que se emite reflejada por la superficie
(radiación de onda larga que calienta el aire que está cerca). Esta energía es aportada durante
el día por el sol. Por otro lado, la radiación neta en la noche, presenta signo negativo (-)
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debido a que no hay aporte de la radiación solar, como tampoco energía reflejada. En este
caso es mayor la pérdida de energía de onda larga emitida por la superficie que la recepción
de energía emitida por otros cuerpos hacia la superficie terrestre.
a) Vapor de agua
El vapor de agua contenido en la atmósfera puede regular la emisión de calor de la tierra,
debido a que este absorbe una poca cantidad de la radiación de onda larga emitida por la
superficie terrestre y la emite nuevamente hacia la tierra compensando en parte la pérdida
original de calor. En este sentido, a mayor cantidad de vapor de agua presente en la
atmósfera, menor será la pérdida neta de calor radiativo hacia el espacio haciendo más lenta
la caída de temperatura (González y Torres, 2012).
b) Suelo
El suelo incide en el comportamiento de las heladas mediante características propias del
mismo como, color, textura, grado de compactación y contenido de humedad, las cuales
afectan el balance energético responsable del calentamiento o enfriamiento de la superficie
terrestre. Los niveles intermedios del suelo son una fuente de calor durante la noche ya que,
en el día, los diferentes compuestos que conforman el suelo (materia orgánica, aire, agua etc)
almacenan energía mientras que en la noche la transfieren hacia el aire. Esta onda de calor se
mueve hacia arriba dentro del suelo y reduce el enfriamiento nocturno. Así mismo, la
humedad del suelo acelera este flujo de calor haciendo que en suelos húmedos se tenga una
alta conducción de calor y por tanto la probabilidad de ocurrencia de heladas sea baja,
mientras que en suelos secos ocurre lo contrario (Gómez, 2014; González y Torres, 2012).
c) Vegetación
Un suelo cubierto por vegetación favorece el enfriamiento del suelo. Esto se debe a que en el
estrato interferido por la vegetación se disminuye la circulación del viento; asimismo durante
el día, esta impide la recepción de la radiación solar por el suelo y el almacenaje de calor en
el mismo y, durante la noche, impide que el calor se difunda con rapidez hacia las capas bajas
de la atmósfera Además, dicha vegetación puede intensificar el enfriamiento cuando ocurre
una helada debido a que en la transpiración, el agua líquida absorbe energía para pasar a la
fase de vapor, consumiendo calor sensible del medio circundante al vegetal (González y
Torres, 2012; Gómez, 2014).
d) Viento.
Cuando hay ausencia de viento, la formación de la inversión de temperatura durante la noche
es más factible y por lo tanto es de esperarse la ocurrencia de una helada. Los cielos
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despejados en la noche provocan que haya una alta pérdida de calor por radiación saliente
efectiva, por lo cual cae la temperatura drásticamente. En este caso, cerca de la superficie la
temperatura disminuye más rápido provocando una inversión, lo que hace que el aire se
estratifique rompiendo con el gradiente normal de temperatura (“inversión térmica”). Sin
embargo, a cierta altura, la temperatura se comporta de acuerdo con el gradiente normal
(techo de inversión). Por tanto, el movimiento del aire actúa como un factor defensivo contra
las heladas, ya que la turbulencia que este produce provoca que los vientos de los estratos se
mezclen rompiendo la inversión haciendo descender las capas superiores que están más
calientes y elevando las inferiores (González y Torres, 2012; Gómez, 2014).
e) Topografía.
El relieve juega un papel importante, debido a que el aire frío es más denso que el aire
caliente, por lo cual éste tiende a ocupar los niveles más bajos del terreno, desplazando al aire
más caliente. Por tanto, los terrenos en ladera y de pendiente, son menos propensos a heladas
que los valles u hondonadas. De igual manera, la orientación de la ladera también es un factor
importante dado que terrenos orientados hacia el sur recibirán durante el día mayor cantidad
de radiación solar manteniendo así un balance de energía positivo y disminuyendo la
probabilidad de sufrir una helada (González y Torres, 2012).
Las áreas más susceptibles a heladas se encuentran en los Altiplanos fríos, localizados entre
2500 y 3000 msnm, con temperaturas medias entre 9ºC y 12ºC, con cielos despejados, escasa
nubosidad y con humedad muy baja, lo cual favorece la pérdida de radiación terrestre en la
noche y madrugada. En este sentido, el altiplano Cundiboyacense donde se encuentran
situados los cultivos de flores es una de las zonas con mayor susceptibilidad a heladas junto
con los altiplanos de Túquerres e Ipiales y el de Paletará (González y Torres, 2012). La
probabilidad anual de presentación de una helada en áreas críticas del altiplano
Cundiboyacense supera el 90% (Funza-Madrid-Mosquera, Nemocón-Ubaté y Duitama-
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3.2 Manejos
Los manejos implementados para el control de heladas se basan en métodos pasivos, activos
y un control preventivo basado en el pronóstico de la aparición de este fenómeno. Todos
ellos, con el fin de anular los efectos inmediatos de una helada, protegiendo y contrarrestando
las secuelas ocasionadas por dicho evento en los cultivos (Snyder, et. al., 2010). Los métodos
de protección activa (de corto plazo), buscan intervenir la helada en el momento en que ésta
sucede o con un máximo de un día de antelación; por tanto, éstos se basan en equipos y
soluciones técnicas que tengan implicaciones físicas para crear ambientes artificiales que
contrarresten desde el punto de vista energético las bajas temperaturas. Mientras que, los
métodos de protección pasivos (de largo plazo), abarcan criterios ecológicos y biológicos, los
cuales son implementados con bastante anterioridad a la época de heladas (Gómez, 2014;
Snyder, et. al., 2010). Por último, el pronóstico se basa en la utilización de modelos que al
integrar diferentes variables de tipo meteorológico y de balance energético permitan predecir
la aparición de heladas (González, 2018).
3.2.1 Pronóstico
Pronosticar una helada permite conocer de manera anticipada la ocurrencia de este evento, de
tal manera que se puedan implementar medidas de protección y control con el fin de
disminuir al máximo los daños ocasionados (Gómez, 2014). En este sentido, según la CAR,
(2020) las variables más importantes a tener en cuenta son la predicción de la temperatura
mínima y cómo la temperatura puede cambiar durante la noche. Por tanto, esta autoridad
propone en primera instancia consultar los servicios de pronóstico y predicción
meteorológica del IDEAM para el territorio CAR, y utilizar estos modelos de meso escala
(regional) como una referencia para la micro escala (zonal).
Por último, cabe tener en cuenta señales previas a la ocurrencia de heladas las cuales, según
CAR, (2020) son: un día despejado, alta radiación solar, temperaturas altas, baja humedad,
mínima nubosidad, calmas durante la noche (sin vientos), noches despejadas y caída del
punto de rocío; Así mismo, se recomienda monitorear la temperatura mínima de congelación
la cual ocurre entre las cuatro y seis de la mañana.
Estos manejos integran métodos de protección pasiva que usualmente son menos costosos
que los activos y buscan evitar o reducir la necesidad de usar métodos de protección activa.
Según Snyder et. al. (2010), los métodos pasivos comprenden:
Figura 2. Flujo de aire frío desviado fuente Snyder et. al. (2010).
c) Selección de plantas
Las plantas con mayor tolerancia a bajas temperaturas minimizan las pérdidas tanto
productivas como económicas. Dicha tolerancia está relacionada con la disminución del
punto de congelación o un aumento en el grado de subenfriamiento, un incremento de la
concentración de solutos en el protoplasma y un grado más alto de desecación debido a la
plasmólisis del protoplasma.
Por tanto, las plantas se pueden subdividir en 4 categorías según la sensibilidad de estas a el
daño por heladas: a) frágiles, plantas tropicales que no han desarrollado ningún mecanismo
para evitar el daño por helada; b) ligeramente resistentes, están árboles subtropicales y
cultivos hortícolas, los cuales son sensibles al enfriamiento hasta los -5 °C; c)
moderadamente resistentes, plantas que pueden acumular solutos para resistir el daño por
deshidratación hasta temperaturas de -10 °C; d) muy resistentes, capaces de evitar la
congelación intracelular y el daño por desecación. Algunas de estas plantas referidas a la
producción de flores de corte se evidencian en la figura 3.
Figura 3. Categorías de resistencia a congelación de flores anuales fuente Snyder, et. al.,
(2010).
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d) Nutrición
De manera general, las plantas enfermas son más susceptibles al daño por helada y la
fertilización mejora la salud de las plantas, así que por regla general una buena fertilización
disminuye la susceptibilidad de estas al daño por helada. Asimismo, una buena fertilización
permite aumentar la resistencia al daño, dado que permite aumentar la acumulación de
fotosintatos en los tejidos sensibles de la planta. Sin embargo, el nitrógeno aumenta la
susceptibilidad al daño por helada, dado que promueve el crecimiento de nuevos brotes que
tienden a tener menos solutos que las partes de las plantas más viejas lo cual los vuelve
menos resistentes al daño por deshidratación. Por otro lado, el fósforo mejora la aclimatación
de las plantas, pero también intensifica el crecimiento por lo cual puede tener un efecto
ambiguo. Por último, el potasio tiene un efecto favorable tanto en la regulación hídrica como
en la fotosíntesis, por lo cual permite aminorar los efectos adversos de la deshidratación del
protoplasma causado por la helada en las plantas.
e) Cubiertas plásticas.
En los cultivos de flores es usual el uso de invernaderos. En estos, las cubiertas de plástico
transparente permiten que la luz del Sol pase durante el día, a su vez que hacen que la pérdida
de calor desde la superficie durante la noche sea más lenta. Asimismo, si se forma
condensación debajo del plástico, se liberará calor latente, lo cual calentará el plástico y
proporcionará mayor protección. Por último, estos invernaderos pueden funcionar como una
barrera que impide la entrada de flujos de aire frío.
f) Riego.
El contenido de agua afecta la conductividad térmica y el contenido de calor de los suelos.
Por tanto, para la protección contra heladas es recomendable mantener la capa más superficial
del suelo húmeda, pero no saturada. En este sentido, se recomienda humedecer el suelo hasta
una profundidad de 30 cm ya que la variación de temperatura diurna es insignificante por
debajo de esta profundidad. Para suelos arenosos se pueden aplicar 25 mm mientras que para
suelos arcillosos se pueden usar hasta 50 mm. Normalmente este método se utiliza en base a
una predicción meteorológica de los factores predisponentes a la helada.
g) Control de bacterias
Para que ocurra la congelación debe iniciarse la formación de núcleos de hielo. Sin bacterias
y partículas formadoras de núcleos de hielo esto sucedería en temperaturas cercanas a los -40
°C. Sin embargo, al estar estas presentes se reduce la temperatura necesaria para que se
formen dichos núcleos de hielo. Es por ello que, por encima de -5 °C, las bacterias activas
formadoras de núcleos de hielo (INA) causan la mayoría de las formaciones de hielo sobre
las superficies de las plantas. Las principales bacterias INA que forman núcleos de hielo son
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a) Calefactores
Este método realiza una compensación de las pérdidas de energía que suceden en una helada
con un uso masivo de combustible (sólido, líquido o gas) quemado en estufas de varios tipos.
Estás proporcionan energía suplementaria (Q) que permite reemplazar la pérdida neta
añadiendo al volumen del cultivo el calor suficiente para evitar la caída de la temperatura
(Figura 4).
En estas la radiación directa va hacia las plantas y a su alrededor causando una mezcla
convectiva del aire en la capa de inversión. La energía se libera como gases calientes y aire
calentado. Cabe resaltar que este método es el más costoso y por ende, una ineficiencia en el
funcionamiento representa grandes pérdidas económicas.
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b) Ventiladores
Estos proporcionan protección contra las heladas aumentando la densidad de flujo de calor
sensible hacia abajo y rompiendo las capas límite a micro escala sobre las superficies de las
plantas. Por tanto, estos ventiladores redistribuyen el calor sensible que ya está presente en el
aire, mezclando el aire caliente de la parte superior con el aire más frío cerca de la superficie
(Fig. 5).
Figura 5. Efecto de ventiladores en una helada de radiación, fuente Snyder, et. al., (2010).
Esta técnica busca enfriar y congelar el agua para reemplazar la energía perdida durante una
helada de radiación. Sin embargo, la evaporación desde la superficie elimina calor sensible y
causa la caída de la temperatura del aire. Para un cambio de fase, de 1 litro de líquido a vapor
de agua (evaporación) y de hielo a vapor de agua (sublimación), la pérdida de calor sensible
es de 2501 y 2825 kJ L-1 a una temperatura de 0 °C, respectivamente. Por otro lado, en el
proceso de enfriar y congelar 1 litro de agua desde 20 °C, se liberan 418,3 kJ L-1. El hecho
de calentar el agua no eleva la cantidad de calor sensible liberado dado que, aplicar un 10%
más de agua libera el mismo calor sensible que calentarla 10 °C. Teniendo en cuenta esta
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disparidad, la cantidad de agua enfriada y congelada debe ser más de 6 veces la cantidad
evaporada o 6,8 veces la cantidad sublimada para que la técnica funcione.
De manera general este método tiene requerimientos de agua mayores a los otros que se
mencionan. En este, la tasa de precipitación depende de (a) Velocidad del viento, a mayor
velocidad del viento mayor evaporación, (b) Temperatura mínima no protegida, a menor
temperatura mayor cantidad de agua a utilizar, (c) Área superficial del cultivo, (d)
Uniformidad de distribución del sistema de aspersión. En este método es usual la utilización
de aspersores de rotación convencionales los cuales deben cubrir las partes de las plantas con
agua y volverlas a humedecer cada 30 a 60 segundos, (preferentemente el menor tiempo
posible) (Fig. 6), asimismo deben garantizar que la distribución de la humedad sea uniforme.
Los cabezales de los aspersores deben montarse a 0,3 m por encima de la parte superior de la
cubierta vegetal para prevenir que las plantas bloqueen la vaporización y se deben poner en
marcha cuando la temperatura del bulbo húmedo alcance los 0 °C o cuando la temperatura
del bulbo húmedo llegue a la temperatura de daño del cultivo (Fig. 6), la cual puede ser
medida mediante un psicrómetro.
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La eficacia de los aspersores depende de nuevo de la tasa de evaporación, que aumenta con la
velocidad del viento. Un indicador de que la tasa de aplicación de agua es adecuada es, si el
suelo se cubre con una mezcla líquido-hielo y la temperatura de la superficie está a 0 °C,
mientras que, si toda el agua se congela y la temperatura de la superficie cae por debajo de 0
°C, la tasa de aplicación es demasiado baja.
Esta técnica permite aumentos de temperatura de entre 0,5 °C y 1,7 °C hasta una altura de
unos 3,6 m durante una helada de radiación.
d) Combinaciones
- Ventiladores + estufas
Una combinación de estos 2 métodos al uno suplementar la energía necesaria para compensar
las pérdidas netas y el otro recircular el aire permiten mejorar su eficiencia. Por ende, al
utilizar esta combinación se reducen los gastos de operación de ambos sistemas y se genera
una mayor protección.
primera instancia los aspersores los cuales tienen un coste de funcionamiento más bajo,
mientras que, si se necesita más protección, se ponen en marcha los ventiladores. Se reportan
dos beneficios de la utilización en combinación de estas 2 técnicas, doblar el beneficio de
utilizar cualquiera de los dos métodos de forma aislada y reducir los requerimientos de agua.
4. Conclusiones
❖ El sector floricultor colombiano es una importante fuente de trabajo y el segundo
renglón de exportaciones agrícolas del país.
❖ Las heladas en el sector floricultor colombiano es un problema relevante que puede
afectar gravemente las exportaciones de flores.
❖ El pronóstico de la ocurrencia del fenómeno de heladas es la base para desarrollar
técnicas que permitan aminorar las afectaciones en cultivos de flores.
❖ Las técnicas de manejo pasivo están enfocadas en la prevención.
❖ Las técnicas de manejo activo están basadas en proporcionar y recircular calor
sensible y radiación de onda larga en el ambiente.
5. Referencias
1. CAR. (2020). Informe del registro e impactos de heladas en el territorio CAR durante
enero de 2020. https://www.car.gov.co/uploads/files/5ff5f29244a04.pdf
2. CEDAIT. (2020). Aspectos sociales de la floricultura en Colombia. DNP.
https://www.udea.edu.co/wps/wcm/connect/udea/f7bf8dd0-7161-4ca3-b2b6-
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MOD=AJPERES&CVID=nmvYyyv
3. Gómez, D. (2014). Caracterización, pronóstico y alternativas de manejo de las heladas
en el sistema de producción lechero del Valle de Ubaté y Chiquinquirá (Colombia)
(Tesis de Magister, Universidad Nacional de Colombia).
https://repositorio.unal.edu.co/handle/unal/30038
4. González, O. y Torres, C. (2012). Actualización nota técnica, Heladas 2012. IDEAM.
http://www.ideam.gov.co/documents/21021/21147/Documento+FINAL+actualizacio
n+nota+tecnica+heladas.pdf/e10a0183-62e6-410a-8e96-7e0739f6f06b
5. González, DF (2018). Planteamiento de un modelo de predicción de heladas en
cultivos de Rosa en la Sabana de Bogotá . Recuperado de:
http://hdl.handle.net/10654/17682.
6. Portafolio. (2023). Heladas afectan gravemente el 30% de la producción de flores del
país. https://www.portafolio.co/economia/finanzas/heladas-afectan-gravemente-30-
produccion-flores-pais-316382
7. Minagricultura. (2020). Cadena de flores.
https://sioc.minagricultura.gov.co/Flores/Documentos/2019-12-30%20Cifras
%20Sectoriales.pdf
8. Ramos, V. (Ed.) (2014). Heladas. Serie: Fascículos (2° edición).
https://www.seducoahuila.gob.mx/proteccioncivilescolar/assets/fasiculo-heladas-
pdf2.pdf
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