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El tren mágico de la alegría

Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Alegría, un tren mágico llamado "Un
Tres". Este tren tenía la habilidad de hablar y viajar a lugares increíbles.

Un día, Un Tres decidió hacer un recorrido especial por diferentes estaciones para
llevar diversión y alegría a todos los niños del pueblo. El primer destino de Un Tres
fue la Plaza Juegos.

Al llegar, los niños se emocionaron al ver al simpático tren bajando sus ventanillas y
saludándolos con entusiasmo. Los juegos de la plaza se llenaron de risas y sonrisas
mientras los niños disfrutaban de columpios, toboganes y hasta una colorida
calesita.

Un Tres observaba feliz desde su lugar mientras veía cómo la felicidad invadía a
todos los pequeños. Después de pasar un tiempo en la Plaza Juegos, Un Tres siguió
su camino hacia la Estación Circo. Al llegar allí, el circo estaba montado con sus
carpas llenas de magia y espectáculo.
Los payasos hacían reír a carcajadas a grandes y chicos, malabaristas demostraban
su destreza con pelotas y acróbatas volaban por el aire realizando increíbles
piruetas. Todos quedaron maravillados con las habilidades circenses que
presenciaron.

Sin embargo, cuando llegó el momento de partir hacia la siguiente estación, algo
extraño sucedió: ¡Un Tres no podía arrancar! Por más que intentaba moverse, sus
ruedas no respondían. Los niños comenzaron a preocuparse y preguntarse qué
podría estar pasando.

Fue entonces cuando apareció el maquinista del tren, un anciano sabio y amable
llamado Don Félix. Con su experiencia y conocimiento, examinó minuciosamente a
Un Tres y descubrió que algo se había atascado en sus mecanismos internos.

Rápidamente, Don Félix solucionó el problema y el tren volvió a funcionar. Un Tres


continuó su viaje hacia la siguiente estación: Monstruos. Al llegar allí, los niños
estaban un poco asustados al escuchar el nombre de la estación.

Pero Un Tres les aseguró que no tenían nada de qué preocuparse y que iban a vivir
una aventura emocionante. Los monstruos resultaron ser simpáticos personajes
disfrazados que hacían bromas divertidas y repartían golosinas a todos los
presentes.
Pronto, los niños dejaron atrás sus miedos y disfrutaron junto a Un Tres de una tarde
llena de risas y juegos. Finalmente, llegó el momento más esperado: la última
parada en la Estación Baile.

Allí, Un Tres se transformó en una pista de baile gigante donde todos podían mostrar
sus mejores movimientos al ritmo de la música animada que sonaba por los
altavoces del tren. Los niños bailaban sin parar mientras las luces brillantes
iluminaban el lugar.

Al finalizar la fiesta de baile, todos se despidieron con alegría de Un Tres, quien


prometió volver muy pronto para seguir llevando diversión a cada rincón del pueblo
Alegría.

Y así fue como aquel día quedó grabado en la memoria de todos los niños como uno
lleno de risas, juegos, magia y aventuras. Aprendieron que a veces los obstáculos
pueden aparecer en el camino, pero siempre hay alguien dispuesto a ayudar y
solucionarlos.

Además, descubrieron que no hay nada mejor que compartir momentos especiales
con amigos y vivir cada día con alegría. Desde aquel día, Un Tres se convirtió en el
tren favorito de todos los niños del pueblo Alegría, quienes esperaban ansiosos su
próxima visita para seguir disfrutando de increíbles aventuras juntos.

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