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No-Kitsch
y la autovalidación
de lo inexacto
* Maestro en Artes Visuales por la Academia de San Carlos, ha expuesto en galerías de Argentina, Uruguay, México y Estados Unidos su trabajo, carac-
terizado por la experimentación gráfico-pictórica.
E
El objeto No-Kitsch es parte de lo contradictorio e
inexacto, se pierde, se niega en el momento en que
se transfigura, la existencia del mismo se sublima al
concepto. La inestabilidad del fenómeno Kitsch está
ligada directamente al objeto y da lugar a una otre-
dad propia de los intersticios para entender, aceptar
y acercarnos a sus formas y a sus prácticas. Contrario
a lo esperado, si desde una otredad se afirma, negar
entonces hace bien, cabe como posibilidad reesta-
blecedora, “purifica” al objeto porque lo arrincona,
lo coloca en un lugar menos impreciso y le da su
nombre, el cual acompaña el carácter contradicto-
rio del hombre y su gusto estético. El pensamiento
diversificado confluye en una serie de objetos que
van más allá de su representación y complementa-
también ser el problema; una negación asumida
desde los objetos y sus prácticas implica un distan-
ciamiento afectivo de los mismos, incluso con sus
taxonomías circundantes, con las asimetrías sociales
y políticas enlazadas a nuestra experiencia interna
y externa. Así, lo sensorial nos propone una inter-
pretación que dicha experiencia completa neuronal-
mente, y el planteamiento propuesto exige desde la
apelación a otros signos, a otros parámetros más allá
de los propios, que llevan a la extrapolación de dicha
autovalidación, escapando al conductismo visual y
afectivo de ese momento.
El escape de la forma no será para el sujeto una
extraña manifestación, será un proceso natural que
involucra sus prácticas cotidianas en direcciones
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La muerte
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Connotaciones
El No-Kitsch,
ontológicas y
negación del
antropológicas,
Kitsch como tal
tradiciones
en los objetos
(Méx.)
Renacer de otra
visión, apariencia,
entendimiento La dialéctica del gusto se diversifica
mas allá de las dicotomías y se
convierte en una heterotopía donde
permea la aceptación
Arte Objeto funcional
y práctico
Objeto
estético
Dimensión
estética;
Sujeto
color, forma y
biografía de vida
texturas + allá
de lo práctico
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Con el Kitsch muere “el gusto” o lo que sus- María Dulce de Mattos Álvarez propone, a su
tantivamente se entiende por él; se da paso a otro vez, entender la etapa posterior a la muerte como un
nacimiento, el de lo aceptado. Si el rechazo es, de renacer vinculado a lo eterno, es decir que del mis-
algún modo, negación y muerte, la aceptación le da mo modo en que nace y muere el día, también lo ha-
nueva vida, lo hace significativo. Krings afirma que cen las imágenes proporcionadas por los astros, pero
“la muerte es un fenómeno que afecta en forma sin- todo acaba para volver a iniciar, como la vida de una
gular a la corporalidad y espiritualidad del hombre; planta, que cíclicamente nace y culmina siendo se-
se revela como un punto crucial donde se anudan milla. La dicotomía conduce al objeto No-Kitsch, en
preguntas ontológicas, antropológicas, éticas e his- tanto es posible tomar a la muerte como “lo bello”,
tórico-filosóficas”.1 aunque su estética no responda a los signos de la
vida, sino de la artificialidad.
Cabe en la muerte la posibilidad de otra estética,
1 Hermann Krings, Hans Michael Baumgartner y Christo-
marginal, tradicional, alternativa, propia de la con-
pher Wild, Conceptos fundamentales de filosofía, Buenos Ai- tracultura (punks, emmos, reguetoneros, bailarines
res, Herder, t. 2, 1974, p. 599. de carnavales obtusos).
Necesidades de
vida identitarias y
prediseñadas
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4 La negatividad
La negatividad de la que se inviste el arte Kitsch per- aspectos simbólicos o incluso mágicos atribuidos a
mea en otras manifestaciones que radican en mayor los objetos. El objeto del arte visto desde un punto
medida en lo social o en las tradiciones aplicadas de vista ontológico es una verdad, pero genera dudas
con sus consecuentes modificaciones impregnadas sobre la legitimidad y la pertinencia de sus símbo-
de los signos que promueven los medios de comu- los, que pertenecen en todo caso a construcciones
nicación. Hablar de una negatividad que a su vez estructuradas con un sentido específico consumido
delimita los alcances de otra (arte Kitsch, negación como veracidad pura por el grado de internalización
de lo bello, aplicado en determinados objetos mexi- social de las mismas. Las relaciones entre las imáge-
canos), involucra un sentido de aceptación de lo que nes y las personas se generan de manera inconsciente
pudiese entenderse como negativo. y de modo automático, (intermedialidad) sin pre-
Por otra parte la negatividad en sí es rechazada meditación. Son mágenes que pertenecen a la esfera
por la cultura mexicana. No es válido decir que no de lo llamado artístico, lo social, y a las formas que
a una invitación de un modo directo, es mejor emi- se expresan como parte de una estructura compleja
tir un paliativo, una explicación falsa, aunque no se pero asimilada desde lo tradicional y que conviven
vaya a cumplir la promesa; estoy hablando de una con lo fusionado con las manifestaciones culturales
evasión que encuentra su eco en lo visual, que cubre fruto del consumo actual. Ello no nos permite dis-
carencias e incentiva el crecimiento de imaginarios criminar qué cosas o prácticas culturales nos perte-
individuales y colectivos. La mentira del arte nos necen y cuáles son en todo caso adquiridas desde
ayuda a creer en las mentiras de la vida, es decir, en el exterior.
Si después de revisar, experimentar y leer sobre el son rechazados por su cultura plural y diversa, su
Kitsch para llegar al fenómeno No-Kitsch me en- identidad reconstruida.
cuentro con la posibilidad de entenderlo y explicar- En El poder de las imágenes, David Fredberg afir-
lo desde el estudio de las manifestaciones visuales, ma lo siguiente;
más que desde el análisis del arte contemporáneo,
también observo que subjetivizar una serie de prác- Lo que yo deseaba era entender las respuestas
ticas que, de una manera se presentaban objetivas, que me parecían recurrentes, o al menos ex-
simples, plantea reconocer el campo y los límites del plorar las posibilidades de analizarlas. Me lla-
208 objeto interactuando con el sujeto en dos posicio- man poderosamente la atención las respuestas
nes. Por un lado, dejar de hablar del arte elevado, e psicológicas y de conducta, más que las críti-
incluso del arte en sí mismo como centro del univer- cas, que se habían observado manifiestamente
so “hecho” para comprender una posición estética, a lo largo de la historia y a través de las cultu-
que resulta por momentos una sucesión de actitudes ras, ya fueran civilizadas o primitivas. Nadie
cómodas de posicionamiento; por otro lado, buscar se había ocupado de ellas en sus trabajos por
ejemplos de estas formas de sublimación de lo ordi- ser poco refinadas, básicas, preintelectuales,
nario y lo relegado como pruebas de cómo ciertos toscas. Eran un tema demasiado embarazoso
modos de apropiación o de transfiguración de las o burdo sobre el qué escribir, pero continué
imágenes vinculan cultura y construcción personal encontrándolas por azar, en una gran cantidad
de las mismas ideas humildes que parten de objetos de fuentes etnográficas e Históricas, y pare-
provenientes de un (aparentemente sencillo) modo cían estar constante y consistentemente repre-
de composición. sentadas en lugares comunes y en metáforas.2
El objeto de “lo popular” como obra de arte
es lo que se propone ser ante la barbarie de lo de- De ese modo, desde la observación y la crítica,
plorable, de las tragedias sociales de una ciudad en desde la revisión de lo común y los juegos retó-
donde resiste y nos interpela con sus absurdos, sus ricos de la imagen y la palabra llego del Kitsch al
juegos de transfiguración como una posibilidad de No-Kitsch.
resistencia a los discursos de negación impuestos y
de “no asumir” la negatividad que recluye adversa y 2 David Fredberg, El poder de las imágenes, Madrid, Cátedra,
deliberadamente a un estrato limitado, objetos que 1992, p. 12.
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Manuel Reyes, Hoy no soy yo, México, D.F., Peñón de los Baños, 2014.
culmina para dar lugar a la reconstrucción empí- bello. Prefiero que tengan cabida fórmulas estéticas
rica y premeditada de la forma. La intención es propias del tránsito, que van más allá de la negación
incorporar, asumir, dar crédito a las propuestas y el escape del territorio Kitsch.
sugeridas desde los imaginarios del absurdo y la En la foto tomada en el Peñón de los Baños titula-
contrariedad. Así aparecen vestidos nunca vistos da “Hoy no soy yo” podría caber el término “México
en el modelo original sobre el cual se inspiran los no es México”. El sentido del humor se propone casi
personajes de la foto. como un acto de escape imaginario lúdico, gozoso. El
La muestra gráfica de crueldad gratuita es una carac- pleonasmo negado plantea otra opción para ver la foto,
terística más de los tiempos que atentan hoy contra una posible puerta para la interpretación que otro es-
un país marcado por gestos de lo violento y lo des- pectador con deseos de búsqueda pueda ejercer.
piadado, ruidos visuales y mentales lo invaden casi En Lo que no se ve, Tomás Eloy Martínez habla
todo y ser indiferente a lo terrible no es opción pero sobre una fotografía de Josef Koudelka (Czechoslo-
nos llena el silencio. Recurrir a lo que no es Kitsch vakia, 1963 Slovakia, Jarabina. Reconstruction of a 215
no resulta sencillo, pareciera una evasión de lo real Homicide, © Josef Koudelka). Afirma que “toda foto
y una contradicción que recurre a incorporar perti- es un vacío de la realidad” y que solo es una pequeña
nencia y razón desde sencillas prácticas y realidades, parte lo que puede capturar de lo que en realidad
como en este caso. sucede: omite algo y repara apenas en lo evidente.
Dice que el objetivo de la imagen no es el personaje
Análisis iconológico retratado ni lo que hay detrás de él. Somos nosotros,
Ver ciertos sujetos convertidos en una representación en calidad de contemporáneos observadores, el pun-
emuladora de otros personajes no los hace inmedia- to de mayor interés del fotógrafo.
tamente objetos Kitsch. Planteo, pues, una duda a Agrega Eloy Martínez que hoy ese instante ha de-
la existencia del fenómeno. La actitud carnavalesca jado de ser tan fugaz, por la ráfaga de imágenes que
y el “uso” fetichista y ritual del disfraz desdibujan es posible emitir en segundos, gracias a la era digital.
aún más aquella referencia original. Los personajes Propone un juego basado en imaginar esa foto toma-
no estaban pensando más que en su propio gozo da, suponiendo ya no solamente lo que está fuera del
cuando fueron interceptados para ser registrados en cuadro, sino tomándonos un momento para enten-
una rápida composición prefabricada, que tenía por derla a otra velocidad, como un tiempo de registro
fin confrontar una posterior discusión sobre las ver- continuo casi inasible en donde todo es capturado:
tientes interpretativas que escapan al Kitsch desde la los espectadores con sus gestos juiciosos, incluso. El
fotografía de un fenómeno popular. No-Kitsch acude a la parcialidad del objeto Kitsch y
No deseo que el término No-Kitsch sea visto solo contempla aciertos e insatisfacciones asumidas. La
como una tipología de la forma no aceptada de lo fotografía pudo registrar esas felicidades parciales en
instantes continuos, como diminutas parcialidades llevar lejos algo local y allí extrapolarlo. Transporta
de la vida y la mente, por ello su importancia ante las negaciones auténticas, es un fenómeno que como
la inmediatez y la amplitud. “Hoy no soy yo” (per- lo No-Kitsch transmuta en el sentido o la dirección
sonajes del Peñón) es una imagen local en su defini- que le proponemos. La complejidad de la mente hu-
ción y transitiva, en su conjunción; habla de culturas mana hace la complejidad de sus imágenes: objetos o
híbridas rediseñadas, que fusionan su tradición con prácticas transfiguradas. La parcialidad de la imagen
el devenir del consumo de masas. En ella cabe la ne- es la reconfiguración de un todo fallido, caótico, in-
gación que se asume desde la estética de lo relegado comprensible como la muerte y la belleza, que puede
(imitación y falsedad), de lo no valorado tanto estéti- autocompletarse en la mente.
ca como socialmente (expresión y verdad). El objeto que negando afirma (fotografía No-
Se acercan así discusiones desde los textos de Kitsch, en este caso), es bello en la medida en que el
aparente afirmación de una verdad y conviene reen- sujeto lo determina, marginal y masivo. No es moda,
216 tender hasta dónde creemos en la estética como un se trata de un modo de imitación que no reproduce
fenómeno libre y en las prácticas legitimadas afecti- sino que reconstruye y establece sus propias relaciones
vamente desde la foto. Así el objeto de la fotografía se dialógicas con el mundo en diferentes niveles de in-
propone dinámico y transitivo, el texto abre puertas tensidad. Así, la fotografía como recurso reivindicato-
a las actitudes dialógicas con el mundo desde el mar- rio acerca una verdad parcial de una apariencia estéti-
gen hacia el centro. ca negativa, pero hace falta una conciencia liberadora
Lo obtuso (planteado por Barthes) en imágenes de ciertos signos del objeto para dejar paso a su nueva
de naturaleza ambigua se explica desde múltiples des- resignificación. Quizá el juego y el absurdo permitan
fases de la objetividad esperada, pero reconfigurada, ese registro de lo gozoso, inesperado y absurdo.
con intención de capturar la otredad de lo Kitsch. ¿Adónde llego?
Ello, no en el sentido de lo literal reconocible tras- • A la reconstrucción y a la transfiguración de objetos
nacionalmente, sino como lo particular significativo y espacios intersticiales del fenómeno Kitsch.
y vivo. Podría pensarse así que lo común, repetible • Al diálogo entre posiciones refractarias y posiciones
en práctica e imagen, pierde valor por su bajo nivel reivindicatorias del término Kitsch.
de diversificación en detrimento de su alto nivel de • Al efecto rebote que va del borde al centro, porque
identificación. Es decir, la gente se reconoce en lo la adecuada amalgama de residuos vuelve al objeto
simple y lo cotidiano al tiempo que se identifica y placentero: se abre un estilo gozoso, lo No-Kitsch.
fortalece en sus creencias. Es decir que la cámara puede adquirir un punto
En la imagen que presento, lo identitario no es de (¿mayor?) interés cuando plantea un cuestio-
absoluto, es fallido, y resulta interesante la trascen- namiento sobre los límites del sentido y el foco se
dencia, más allá de sí misma, como posibilidad de ubica adyacente, en impredecible posición.
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Bibliografía
Baumgarten Gottlieb, Alexander, Reflexiones filo- Kulka, Tomas, El Kitsch, Madrid, Casimiro Libros,
sóficas acerca de la poesía, Buenos Aires, Aguilar, 2011.
1955. Martínez, Tomás Eloy, Lo que no se ve, México,
Fredberg, David, El poder de las imágenes, Madrid, d.g.e, 2005.
Cátedra, 1992. Palazón Mayoral, María Rosa, La estética en Méxi-
Krings, Hermann, Hans Michael Baumgartner y co, México, Siglo xxi/unam/fce, 2006.
Christoph Wild, Conceptos fundamentales de fi-
losofía, Buenos Aires, Herder, t. 2, 1974.