Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LA RESTAURACIÓN S.XX
En 1900 se crean las primeras leyes laborales relativas a las mujeres. A finales del S. XIX y principios del
S. XX se creaba la Comisión de Reformas Sociales (1883). Esta era la encargada de proponer reformas
legislativas orientadas a la defensa de la clase trabajadora. Esta comisión dará paso a dos instituciones
encargadas de arbitrar medidas a favor de la mujer trabajadora:
La paulatina incorporación de la mujer al mundo laboral llevaba aparejada una discriminación salarial a
principios del siglo XX que continua en la actualidad. A principios del siglo XX el jornal medio femenino
venía a representar la mitad y, en algunos casos menos, del salario masculino. A las mujeres se las
apartaba del trabajo para evitar la competencia.
MOVILIZACIÓN FEMENINA
Con el incremento del coste de la vida se impulsaría la movilización de las mujeres durante el primer
tercio del siglo XX.
En la década de los años veinte se consolidan las asociaciones sindicales femeninas de tinte socialista o
católico que contaban con unas diez o quince mil afiliadas encuadradas en lo que se denominaba el
sindicato de la aguja. La sindicación preparaba la senda o camino hacia la reivindicación o la lucha.
LA II REPÚBLICA
Se abría camino el derecho de las mujeres al trabajo extra-doméstico. Recibía un fuerte impulso la
igualdad en la enseñanza y un cierto aunque limitado (según Bustillo) proyecto de coeducación. El voto
era conseguido por las mujeres poco después de ser implantada la II República.
La II República reconoció a las mujeres como ciudadanas y como sujetos de su propia existencia. En la
arena política encontramos mujeres como:
Clara Campoamor
Margarita Nelken
Victoria Kent
Estas mujeres se hacen oír con su voz y su voto en el Parlamento. La democracia dio lugar a que las
voces femeninas y masculinas se oyesen al tratar temas que atañesen directamente a las mujeres como
la ley del divorcio o la cuestión del voto.
Según Bustillo, algunos modelos de “nueva mujer” se abrirán camino en la época y se grabarían con
fuerza en la memoria histórica y popular. También en este nuevo espacio reproducirán los roles
tradicionalmente femeninos como cocinar, cuidar a los heridos, o la limpieza.
A finales del siglo XIX la prensa sacaba a la luz en sus páginas de sucesos casos de violencia contra
mujeres surgidos tanto en el ámbito rural como el urbano, pero concentrándose en mayor número en
Madrid.
El estallido de la Guerra Civil manda al traste el proceso democrático de la educación en general y por
ende de la educación femenina.
LA DICTADURA FRANQUISTA
EDUCACIÓN FRANQUISTA
Si en la república se defendía un modelo de ideal de nueva mujer, durante la dictadura franquista la
educación recorrió el camino inverso.
La zona sublevada implantó la educación nacionalcatólica, que concedía una enorme importancia a la
enseñanza religiosa y patriótica, y establecía una diferenciación de las enseñanzas con una separación
estricta de sexos en las escuelas: para niños una educación cívica, para niñas una educación en labores y
enseñanzas del hogar.
Al modelo social viril, acompaña un modelo de mujer franquista, encuadrada y exaltada en una
organización oficial, la Sección Femenina, rama femenina del movimiento político falange en España,
fundada en 1934 y liderada por Pilar Primo de Rivera. La Sección Femenina comienza durante la
Segunda República (1931-1936). Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), esta crece en número y
asume cada vez más responsabilidades. Con la muerte de Franco y el principio de la democracia, la
Sección Femenina fue disuelta el 1 de Abril de 1977.
La Sección Femenina de la España de Franco, tuvo como misión formar a las mujeres teniendo como
referente teleológico un modelo nacional-católico de mujer, que en síntesis les otorgaba los restrictivos
roles de ama de casa, esposa y madre (Pérez Moreno H, M., 2008) . Sin embargo, el propósito de la
Sección Femenina no era meramente el de educar a las muchachas y mujeres que habían ingresado
voluntariamente en la organización y aceptaban su programa; éstas constituían la élite cuya tarea era
adoctrinar al resto de la población femenina (SCANLON, G. M., 1977).
Según Bustillo, el ideario de mujer de la Sección Femenina indicaba que: las mujeres serían
fundamentalmente preparadas como “auténticas madres de familia y llama eterna del hogar. El modelo
de “ángel del hogar” había sido ya muy divulgado desde el siglo XIX, y en él la mujer no se define así
misma por lo que es o lo que hace, sino en función del lugar que ocupa en el ámbito familiar.
La educación sexista no sólo ocurría en las escuelas, también en los métodos y en los documentos
pedagógicos.
Tras la guerra, los años de escasez se vieron caracterizados en el ámbito de la educación por el
absentismo femenino del 30%. Las mujeres se incorporaban a edades tempranas a la vida doméstica
bien en sus hogares o sirviendo en casas ajenas.
En cuanto al ámbito universitario, las mujeres representaban entre el 10% y el 18% en los años 40 y 50.
A partir de esta década comienza un notable incremento de la presencia femenina en las universidades
que se ha mantenido durante toda la segunda mitad del siglo XX y primera del XXI.
A partir de los años 50-60 la mujer emigra de manera acentuada de los núcleos rurales a los urbanos. Se
observan cambios en el ámbito de la nupcialidad y de la natalidad. A este respecto hay que tener en
cuenta una mayor información por parte de las mujeres, la difusión de las medidas de planificación
familiar, y una cierta despenalización en este campo.
Respecto al ámbito del trabajo, se suceden el paro, el trabajo a tiempo parcial y el empleo precario, la
baja formación y la ausencia de preparación técnica, y el trabajo sumergido y la vuelta al trabajo
doméstico.
Con la llegada de la democracia se comienzan a sentar las bases legales que impulsarán el camino hacia
la igualdad:
Al impulso de todas estas políticas a contribuido en gran manera la influencia internacional, los
convenios provenientes de la Organización Internacional del Trabajo (OTI), y las políticas comunitarias
con los Planes de Igualdad.
La discriminación tiene muchas facetas que subyacen en el entorno laboral como es el caso de los
criterios utilizados a la hora de determinar un ascenso, la contratación o no a causa de los embarazos,
cuidado de los hijos… El sexo y el tipo de contrato son las dos variables que más inciden en las
diferencias salariales.
Bustillo presenta que las transformaciones sociales, políticas y culturales que tienen lugar desde el inicio
de la democracia permiten hablar de “la mujer como sujeto de derechos”, cuando anteriormente había
que hablar de “la mujer como sujeto de obligaciones”.
El fenómeno de la inmigración en España en los últimos años ha sido significativo. Tanto hombres como
mujeres llegaban a España buscado un trabajo y una nueva forma de ganarse la vida. La hostelería ha
sido uno de los nichos de empleo de estas mujeres cuando se encontraban en situación legal, aunque en
la mayoría de los casos, y más aún si no disponían de documentos, el trabajo doméstico era su destino.
Las mujeres inmigrantes no comunitarias lo tienen aún más difícil y en muchos casos acaban en manos
de mafias dedicadas a la trata de blancas y a la prostitución. Alonso Torrens FJ nos habla del “límite de la
invisibilidad” y de la necesaria figura de la mujer en el ámbito de la prostitución: “el campo de la
invisibilidad, la explotación y la esclavitud”; y describe así a las mujeres víctimas de esta situación social:
“excluidas pero necesarias, marginadas pero frecuentadas, invisibles pero utilizadas”.
La no necesaria fuerza física procura nuevos caminos hacia la igualdad de género en el terreno laboral.
Desde los años 90 las mujeres han sabido aprovechar este nuevo espacio, creando un lugar propio de
encuentro, el “ciberfeminismo”.
La cara oculta de las nuevas tecnologías nos la muestra la OIT alertando del peligro oculto del
teletrabajo.
No es suficiente con conseguir la integración de las mujeres en las estructuras definidas en el moderno
patriarcalismo, sino que es preciso cambiarlas. El feminismo se ha empeñado, según de las Heras, en
crear mecanismos que permitan a hombres y a mujeres actuar desde el objetivo de hacer efectiva la
igualdad de derechos; para ello hay que reconducir el proceso histórico que ha operado en contra de los
intereses de la mujer.
Para que la igualdad entre hombres y mujeres sea efectiva debe llevar a la sustitución del viejo contrato
social por uno nuevo en el que las mujeres alcancen las mismas oportunidades de realización personal y
social y mediante el cual hombres y mujeres asuman compartir las responsabilidades familiares, el
trabajo y el poder, superando los roles sexistas, en una sociedad donde ambos puedan desarrollar su
capacidad y se enriquezcan en la vida familiar y social lo que supondrá un salto cualitativo de las
reivindicaciones históricas de la mujeres hacia un proyecto político en la sociedad y en los gobiernos.