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EXAMEN FINAL
Respuesta:
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Ante la pregunta, “¿nos es posible entender a los otros?” puede ser fácil que
caigamos en posturas negativas. Nuestro modo de experimentar la realidad
trae consigo ciertas limitaciones en cuánto a nuestra relación con los demás.
La más notable, que no podamos realmente salir de nuestra propia percepción
y experimentar la manera en que otros sienten. Esto trae complicaciones al
momento de relacionarnos con los demás, pues sabemos con certeza lo que
ellos piensan de nosotros, lo cual puede ser a lo sumo bastante complicado.
Por poner un ejemplo, una pareja pueda estar junta por 50 años de matrimonio
y, aun así, pueden no conocerse del todo bien.
La buena comunicación es, pues, un elemento importante de nuestra relación
con los otros. Empero, ¿cómo saber si la persona con la que nos comunicamos
es confiable? Al dejarnos llevar por las apariencias, puede que no lleguemos a
conocer realmente cómo es el otro. Es tristemente común en las relaciones de
pareja que la persona que nos guste termine no siendo cómo ella se nos
presentó al inicio. Puede que solo esté poniendo una cara agradable para
ganar nuestra confianza y así aprovecharse de nuestra ingenuidad, tal como
suelen hacer los estafadores.
¿Cómo superar dicha dificultad cuando todos, en potencia, pueden resultar un
peligro para nosotros? Como respuesta a la interrogante que nos planteamos,
Davidson propone lo que llama “principio de caridad”. Dicho principio estipula
que debemos confiar en que la otra persona dice la verdad y busca hacer el
bien, lo cual al inicio puede parecer ingenuo, como si tuviéramos que asumir
que absolutamente nadie es capaz de mentir. Sin embargo, la desconfianza
generalizada termina llevándonos a una existencia cerrada al otro.
Si acaso llegamos a poner en duda la intención de los demás en todo
momento, corremos el riesgo de ser nosotros quien termine perjudicando a los
demás. Tenemos que asumir entonces el principio de caridad no como un
imperativo absoluto, sino una metodología de convivencia general que nos
permite operar en la sociedad.
En efecto, si acaso alguien nos pide ayuda en determinada situación, ¿cómo
estar seguros si acaso lo que quiere es engañarnos o si realmente necesita de
nuestra ayuda? Pues bien, si negamos toda ayuda a los demás en principio,
inevitablemente nuestras acciones van a terminar perjudicando a alguien. En
dicho caso, si realmente no nos importa el daño que podemos hacer a los
demás, ¿qué derecho tenemos para pedir que las personas se fijen en
nosotros? Es a través del principio de caridad como guía general de la
convivencia que tenemos la oportunidad de establecer vínculos seguros con la
gente.