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El Tao de la vida cotidiana

Orientación para alcanzar


La bondad universal

Con lo que se propone a continuación tu gloria espiritual


y tu inmortalidad serán fortalecidas:

Escoge la senda que conduce a la conducta virtuosa, y evita


el camino de la maldad.
No tomes los atajos que te aseguran triunfar con rapidez.
No hagas en la oscuridad lo que piensas que nadie sabe.
Practica autodisciplinas que te beneficien a ti y a los demás,
para de ese modo desarrollar tu fortaleza interior,
pero no alardees de ella.
Sé compasivo con todos los seres vivos.
Sé leal a tu buen trabajo.
Ayuda a tus padres y mayores cuando lo necesiten.
Sé amistoso y compasivo con los más jóvenes.
Endereza primero tu vida antes de enseñar a los demás.
Ten compasión de los huérfanos.
Ayuda a la viuda desvalida.
Protege a los más jóvenes.
No lastimes a ningún insecto, planta, arbusto o árbol sin
una buena razón.
Compadécete de los problemas de otras personas.
Alégrate de los éxitos de los demás.
Ayuda a los demás cuando lo necesiten.
Salva a la gente del peligro.
Considera el logro de otra persona como si fuera el tuyo.
Ten compasión por la pérdida de otro, y considérala
como si fuera tu pérdida.
No pongas en evidencia los defectos de los demás, ni pretendas
deslumbrarles con tus propios méritos.
Detén la expansión de influencias negativas y colabora en el desarrollo del bien.
Aceptar algo incompleto, no protestar cuando te humillan
y sorprenderte al recibir un favor son signos de crecimiento espiritual.
Cuando ayudes a otra persona, no esperes nada a cambio.
No sientas remordimientos por haber beneficiado a la gente.

Quien siga estos consejos demostrará ser una persona de rectitud. Todo el mundo respeta a quien así
actúa. El Cielo la protege. Su vida es una fuente de bendiciones y de gozo. Las fuerzas negativas se
mantienen alejadas de ella. Todos los dioses la defienden. Realizará todas sus aspiraciones. Con
toda seguridad alcanzará la gloria espiritual y la inmortalidad.
Aquel que aspire a alcanzar un alto nive1 de realización espiritual debe seguir un modelo de
perfección espiritual. Aquel que desee vivir una vida normal con un pleno potencial espiritual debe
hacer lo posible por seguir estos consejos.
Comportarse con perversidad e ir contra la naturaleza moral del universo daña la vida espiritual. Por
lo tanto, debes evitar por todos los medios lo siguiente:

Emplear tu talento con maldad y tu capacidad de acción


con crueldad, para dañar a otros.
Planear intrigas que lastimen a las personas o participar en ellas.
Intentar dañar la armonía de una nación o de una familia.
Ser irrespetuoso con el maestro que ha nutrido tu espíritu.
Ser desleal con tu obligación.
Engañar a los que tienen poca capacidad mental.
Difamar a tus compañeros de estudio.
Ser hipócrita y tratar a los demás con falsedad.
Persistir en tu obstinación y no ser amable.
Ser arrogante y asertivo.
Ser irrazonable, injusto y desleal.
Favorecer la maldad y dar la espalda a la rectitud.
Perseguir la fama personal oprimiendo a tus subordinados.
Adular a tus superiores para obtener un favor especial.
Mostrarte desagradecido con quienes te han ayudado.
Abrigar un profundo resentimiento hacia alguien.
No valorar ni respetar las vidas de otras personas.
Alterar el orden de la paz del mundo.
Fomentar la maldad.
Castigar al inocente.
Ganar dinero asesinando a otros.
Conseguir una posición quitándosela a otro.
Matar a quienes se han rendido o han sido capturados.
Boicotear la rectitud y la virtud.
Oprimir a las minorías y a los desvalidos.
Aceptar sobornos.
Hacer que lo correcto parezca incorrecto y lo incorrecto,
correcto.
Castigar un delito menor como si tuviera gran importancia.
Decidir el castigo de alguien mientras se está enojado.
Ser consciente de un error o un hábito personal pernicioso
y no corregirlo.
Conocer algo positivo y no aplicado en tu vida.
Culpar a otro de algo que es de tu responsabilidad.
Impedir que otra persona lleve a cabo buenas acciones o
prácticas o impedir que se desarrolle interiormente.
Extender rumores maliciosos o atacar verbalmente a los
sabios.
Transgredir la natural ley moral.
Matar pájaros u otros animales, molestar a los que están hibernando,
tapar madrigueras, destruir nidos, dañar a
las crías o romper los huevos sin ninguna buena razón.
Desear que otras personas tengan problemas.
Destruir el éxito de los demás.
Decir a otros que no corren ningún riesgo cuando en realidad
lo que deseas es ponerles en peligro.
Beneficiarte de las pérdidas de otras personas.
Cambiar un objeto sin valor por otro valioso.
Perjudicar a la gente por motivos personales.
Adjudicarte el mérito de alguien.
Ocultar la bondad de otra persona para que los demás no
lo sepan.
Describir la fealdad de otro.
Revelar la vida privada de otras personas.
Consumir los bienes de otras personas.
Separar personas unidas por una estrecha relación.
Arrebatar a la gente aquello que más ama.
Ayudar a otros a cometer malas acciones.
Emplear una fuerza bruta superior.
Valerse de un superior para humillar a otros.
Destruir los esfuerzos de otra gente.
Perjudicar el matrimonio de una persona.
Enorgullecerte de tu fortuna.
No afrontar tu propia conciencia.
Hacerte con el mérito de otro y negarte a asumir la responsabilidad.
No aceptar tu propia responsabilidad, y culpar a otro del
incidente.
Actuar motivado por la promesa de la fama y el éxito social.
Ocultar tus peligrosas intrigas o las de otro.
Disminuir los éxitos de los demás.
Proteger tus propios defectos.
Valerte de tu poder para amenazar a la gente.
Estimular a las personas a matar.
Desperdiciar la comida.
Animar u obligar a las personas a participar en guerras o
hacedles realizar tareas sin ningún sentido.
Destruir los hogares de otras personas y robar sus bienes.
Provocar incendios o dañar diques con la intención de lastimar
a la gente.
Destruir los planes y empresas de otro para arruinar su
éxito.
Destruir las herramientas de otro para que no pueda llevar
a cabo lo que se propone.
Desear que la gente pierda su fama cuando descubres que
tienen éxito.
Desear que la gente pierda su fortuna cuando se enriquecen.
Desear tocar a alguien cuya belleza admiras.
Desear la muerte de otros porque tienes una deuda con
ellos.
Odiar a una persona porque no te da lo que le pides.
Al ver que una persona sufre un accidente, opinar que ha
ocurrido por su culpa.
Reírse de un lisiado.
Frustras a una persona con más talento que tú para obstaculizarle
una buena oportunidad.
Forzar a la gente a darte lo que tú quieres.
Ser violento y agresivo en la vida.
Abandonarte a los placeres de la carne.
Tratar a los demás injustamente.
Tratar mal a tus subordinados.
Amenazar a otros.
Quejarte.
Pedir algo prestado y no devolverlo.
Reclamar un pago adicional.
Utilizar la energía de otro para realizar tu propia
expansión.
Mostrar una apariencia amable bajo una mente ponzoñosa.
Enseñar algo incorrecto o falso.
Gustar de alardear.
Sentir celos a menudo.
Tener preferencias.

La siguiente lista no perjudica a los demás, pero perturba tu propia energía espiritual,
especialmente en un entorno natural.

Maldecir el viento o la lluvia.


Cruzar un manantial cuya agua se utiliza para beber.
Andar sobre utensilios o materiales de cocina.
Andar sobre la comida.
Saltar sobre el cuerpo de otra persona.
Abortar.
Tener hábitos peculiares.
Emborracharse en los días y noches sin Luna, y al final de
cada estación (durante los períodos de transición).
Enojarse a inicios de Luna nueva o por la mañana.
Estar de cara al norte mientras uno realiza sus necesidades
en el exterior.
Cantar o llorar delante del horno o cocinando.
Cocinar los alimentos en una cocina que arde con leña sucia.
Levantarse desnudo por la noche para orinar.
Matar o cazar durante los equinoccios y solsticios.
Escupir a las estrellas fugaces,
Ser irrespetuoso con las fuentes naturales de luz, como el
Sol, la Luna y las estrellas.
Utilizar el fuego para cazar durante la primavera.
Maldecir mientras se mira hacia el norte.
Dejar el cuerpo exhausto.
Dejarse llevar por ataques de ira.
Abandonarse a pequeñas o grandes borracheras.
Experimentar un excesivo sufrimiento.
Abrigar odio.
Vivir sumido en el miedo.
Ayunar en exceso.
Comer con exceso o ingerir alimentos demasiado fríos, duros o calientes.
Abusar del sexo.
Asustarse.
Ser desequilibrado, trabajar demasiado o no hacer nada.
Mantener el cuerpo demasiado caliente o frío.
Llevar un sistema de vida irregular.
Pensar demasiado.
Hablar demasiado.
Dormir demasiado.
(36:46-51)
(36: The Story of Two Kingdoms (1989)

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