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Castellón de la Plana

(oficialmente en valenciano: Castelló de la Plana)4 es una ciudad y municipio español,


capital de la provincia de Castellón y de la comarca de la Plana Alta, ubicada en el
noreste de la Comunidad Valenciana. Geográficamente se sitúa al este de la península
ibérica sobre una extensión de terreno llano, rodeada por distintas sierras por el interior
y el mar Mediterráneo al este, ante el cual se extienden los 8,6 kilómetros de la Costa
del Azahar de los que disfruta el municipio. El núcleo urbano principal se encuentra a
27 m de media sobre el nivel del mar y a unos 4 km del mar. A medio camino entre la
ciudad y el mar, en plena Marjalería, se cruzan el paralelo 40° norte y el meridiano 0° o
de Greenwich, dos de las circunferencias imaginarias que rodean la Tierra.5 A 30 millas
náuticas se encuentra el archipiélago de origen volcánico de las Islas Columbretes,
declarado reserva marina en 1990 y reserva natural en 1994.6

Castellón es la cuarta ciudad de la Comunidad Valenciana por número de habitantes, ya


que según el INE contaba en 2022 con una población de 171 857 habitantes distribuidos
en dos núcleos urbanos —Castellón y el Grao— y diversos grupos periféricos,
urbanizaciones y diseminados por toda la extensión de su término municipal.7 Su área
urbana funcional se extiende por otros seis municipios de la misma comarca que suman
239 371 habitantes.8 Su área urbana en 2018 se extendía a otros cinco municipios, la
mayoría de ellos de la comarca de la Plana Baja y alcanzó una población de 302 374 en
2016.9 Estas áreas no se corresponderían en extensión con ninguna de las diferentes
propuestas de área metropolitana que se hayan ideado oficialmente o utilizado para la
realización de diversos estudios de entidades públicas o privadas.

La población originaria se situaba en el cerro de la Magdalena protegida por el Castell


Vell, origen del nombre Castellón, hasta 1252 cuando se trasladó al llano gracias al
permiso otorgado por el rey Jaime I de Aragón el 8 de septiembre de 1251, considerada
la fecha de fundación del asentamiento urbano actual.10 Estos hechos todavía se
recuerdan con la celebración de las Fiestas de la Magdalena el tercer domingo de
Cuaresma, declaradas como fiestas de Interés Turístico Internacional.11 El 4 de
noviembre de 1837 la reina Isabel II concedió a Castellón el título de ciudad después de
haber resistido heroicamente a un asedio de tres días por las tropas carlistas en julio de
ese mismo año.12 Desde entonces, y apoyada en su designación como capital de la
provincia de Castellón, la ciudad ha ido evolucionando, pasando en muy pocos años de
mediados del siglo XX de ser una población agrícola dedicada al cultivo de cañamiel,
arroz, cáñamo, cítricos y algarrobo a una ciudad industrial basada en la producción de
azulejos, productos químicos, el refino de petróleo y a la prestación de servicios gracias
a la instalación de diversas instituciones políticas, judiciales, económicas, educativas,
culturales y sociales, como la Universidad Jaime I creada en 1991.

La sucesión de guerras civiles en los siglos XIX y XX provocó una gran destrucción de
patrimonio y densificación del núcleo urbano que se vio incrementado gracias al rápido
crecimiento de la ciudad fruto del desarrollismo y la muy laxa normativa urbanística
vigente en la fecha, que muy pronto se vio desbordada por las circunstancias de la
época, provocando que la ciudad se expandiera sin orden resultando en la construcción
de altos edificios, viales estrechos, ninguna zona verde y escasos servicios públicos, que
colocan a Castellón ante la opinión pública nacional como una de las ciudades más feas
de España,1314 porque como dijo el escritor Joan Fuster «Nueva York es como Castelló
pero más grande»15 por sus diferentes y complejas escalas urbanas solo comparables
con las de la ciudad estadounidense. Sin embargo, el casco histórico, declarado Bien de
Relevancia Local16 conserva prácticamente íntegro su trazado medieval donde destaca
la Torre Campanario exenta, principal monumento de la urbe.

Su esplendor cultural tuvo lugar entre la última década del s. XIX y principios de la
década de los 50 con la creación de numerosas obras artísticas, literarias y musicales, así
como la aparición de numerosas instituciones culturales y deportivas cuyo máximo
exponente fue la firma de las Normas de Castellón, reguladoras de la lengua valenciana
en 1932.17 Tras muchos años de decadencia en este campo, a partir de los años 1990 del
pasado siglo se vivió un renacimiento cultural tras la creación de nuevos espacios
culturales, la rehabilitación o traslado de los existentes, como el nuevo Museo de Bellas
Artes de 2001,18 y la aparición de nuevos eventos multitudinarios, con especial énfasis
en los deportivos, como la celebración de los Special Olympics nacionales en 200819 y
la primera y la segunda fases del Mundial de Balonmano Femenino en 2021.20

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