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La ciudad de Sardis
Más de seiscientos años antes de que se escribiera esta
carta, Sardis había sido la capital del reino de Lidia,
siendo una de las mayores ciudades del mundo antiguo.
Además, la estratégica posición que ocupaba le había
convertido en una activa ciudad comercial. A lo que hay
añadir las enormes cantidades de oro que se extraían
del cercano río Pactolos. Su riqueza era proverbial, y
desde los tiempos de Creso, su más famoso gobernante,
se había acuñado la frase "tan rico como Creso". Sin
embargo, en el momento de escribirse Apocalipsis, de
aquella gloria del pasado sólo quedaba el recuerdo, ya
que el estancamiento y la decadencia se habían
apoderado de ella. El contraste entre lo que había sido y
lo que era no podía ser mayor. Pareciera que la facilidad
con la que Sardis podía enriquecerse era la razón de su
debilidad.
3. "Estás muerto"
¡Qué terrible posibilidad! Tener fama de estar vivo pero
que el Señor diga: "¡Estás muerto!". La iglesia en Sardis
era lo que conocemos como "cristianos nominales". Y es
triste decirlo, pero cada vez es más fácil encontrarse en
las iglesias con evangélicos nominales que rara vez
piensan en el Señor Jesucristo y que, sin embargo,
suponen que están en el camino al cielo.
Un llamamiento al arrepentimiento
(Ap 3:2-3) "Sé vigilante, y afirma las otras cosas que
están para morir; porque no he hallado tus obras
perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que
has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si
no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué
hora vendré sobre ti."
1. "Se vigilante"