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El documental analizado trata, principalmente, tres temas: la Inteligencia Arti cial, el

crecimiento demográ co y la brecha de género. En este breve escrito resumiré los que a
mi juicio han sido los momentos claves del mismo y expondré de forma crítica y
documentada posibles visiones alternativas a la ofrecida.
En primer lugar, al hablar del avance de la IA, se menciona que es claramente la Cuarta
Revolución Industrial, y que podría ser aún más disruptiva que las anteriores, ya que la
primera, la segunda y la tercera fueron industriales, pero ahora también se transformarán
los servicios y los modelos de negocios. No obstante, es cierto que la tercera (que
incluyó la aparición de los ordenadores, entre otras cosas) ya transformó el sector
servicios por completo, automatizándolo y digitalizándolo. En el vídeo se exponen los
principales bene cios que esta nueva revolución comportará, principalmente en el ámbito
de la salud (un programa entrenado con IA puede, por ejemplo, identi car tumores con
un menor margen de error que los mejores oncólogos) y el de los transportes (con los
vehículos autónomos). Uno de los principales riesgos que comporta esta Cuarta
Revolución Industrial, según el documental, es la destrucción masiva de empleos. Martin
Ford a rma que «en el futuro no habrá trabajo en ninguna parte, hasta los artistas o
novelistas se quedarán sin trabajo». Si miramos la experiencia de las revoluciones
industriales pasadas, si bien es cierto que supusieron una destrucción de empleos, estas
no fueron ni mucho menos tan exageradas como la que se dice que sucederá en esta
ocasión. Parece bastante probable que aquellas personas que realizan trabajos manuales
o poco creativos sean reemplazadas por robots (apoyados en Inteligencia Arti cial) en un
plazo de tiempo relativamente corto. Es el caso, como se dice en el vídeo, de los
conductores de camiones que transportan mercancías, por poner un ejemplo.
Efectivamente, el avance de los coches autónomos ha hecho que en los próximos años
todos los coches podrían circular sin piloto, si acaso no es ya una realidad: como en
otras cuestiones, el retraso viene dado más bien por la falta de regulación al respecto y
por la difícil resolución de los problemas éticos que acarrea. Volviendo a los supuestos
daños al mercado laboral y al tejido social, sabemos que en España hay en torno a
500.000 camioneros, dedicados al transporte logístico. La completa automatización de
esta tarea supondría su expulsión de la red laboral, y hemos de tener en cuenta que
estos trabajadores, en su gran mayoría, no poseen una formación que les permita
fácilmente acceder a trabajos que requieran de una mayor cuali cación; si bien tampoco
podemos olvidar que una parte de ellos (aunque pequeña, probablemente, dada la baja
demanda de mano de obra no cuali cada que efectúa el sector informático) podrían
recolocarse en profesiones de bajo valor añadido y escasos requerimientos de
conocimientos técnicos. Por otro lado, esto no parece algo apocalíptico, por varios
motivos: el primero es que, por mucho que una determinada tecnología exista, su
difusión en los mercados suele ser algo paulatino y poco rompedor. Aunque no sea buen
ejemplo, se puede asemejar a los modelos de lenguaje del estilo de ChatGPT, que
iniciaron su andadura hace más de un año y aún son contadísimas las industrias o
empresas de servicios que están aprovechando sus funcionalidades, y mucho menos de
forma generalizada; y no parece que vaya a revolucionar el mercado en los próximos
años, a pesar de tratarse de un software libre que cualquiera podría implementar
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inmediatamente. Por eso, en el caso de los vehículos autónomos, que son medios de
producción caros de conseguir y cuyo uso aún tendrá que ser aprobado en los distintos
ordenamientos jurídicos, no parece que vaya a forzar un cambio brusco en la situación
del sector a corto plazo. Además, la profesión de camionero resulta cada vez menos
atractiva a los jóvenes, por lo que su automatización podría ser en los próximos años
más una solución a la escasez de oferta laboral del sector que un factor pernicioso en el
mismo.
En relación a lo anterior, me gustaría ampliar la mirada y ver, en el medio y largo plazo, la
reestructuración del mercado. La implantación de tecnologías de conducción autónoma
supondría un aumento de la demanda de informáticos y otros profesionales del sector
por parte de la industria automovilística. Esto supondría, por las leyes de la oferta y la
demanda, un aumento de los salarios o una reducción del desempleo en dicho sector; lo
que supondría incentivos a la aparición de nuevos informáticos (más gente estudiando
informática) al ver los bajos niveles de desempleo y/o los buenos salarios. El resultado
nal sería entonces, tras la adaptación del mercado laboral (posterior a la
correspondiente reasignación de recursos en el aparato educativo), una mayor cantidad
de informáticos y un aumento de la rentabilidad empresarial, ya que la suma de los
costes de la tecnología de conducción autónoma y los nuevos informáticos contratados
debía ser menor que el coste de los camioneros para que el empresario decidiese
emprender el cambio. La mayor rentabilidad empresarial provocaría aumentos salariales
generalizados y/o mayores bene cios empresariales, que a su vez, a través del ahorro y
la acumulación capitalista, se reinvertirían (al menos en parte) aprovechando nuevas
oportunidades de negocio que prometieran otro aumento de los rendimientos. En
resumen, la lógica capitalista de libre mercado. Sé que la secuencia económica no es tan
sencilla: por ejemplo, en la actualidad, existen numerosas barreras a la salida del
mercado laboral, por lo que el empresario no puede deshacerse sin más de ‘x’
camioneros para sustituirlos por ‘y’ informáticos. No obstante, a la larga creo que sí
tendería hacia ese punto.
Me he alargado con el tema de los camioneros, pero era por acercarnos un poco más a
la complejísima realidad de los mecanismos del mercado, ya que no es todo tan sencillo
como predecir «una destrucción del 50% de los puestos de trabajo» y quedarnos ahí.
En otro orden de cosas, me parece interesante el planteamiento que se hace acerca del
resto de profesiones que, según el documental, desaparecerán: son los o cinistas y
periodistas. Respecto a los primeros, parece claro que todo papeleo sencillo podrá ser
reemplazado por máquinas; en relación con los segundos, no obstante, me gustaría
hacer una re exión, ligándolo con otras profesiones. Está claro que una IA que sepa
redactar relativamente bien y que tenga acceso a la web podrá muy pronto sustituir al
periodista más puramente “informativo”. Los artículos de opinión, empero, serán
sustituidos por ordenadores en función de la creatividad y originalidad de los mismos. Me
explico: uno ya puede pedir a ChatGPT que elabore un artículo de opinión acerca de un
tema concreto y este software hará algo simple, sin ninguna novedad, con argumentos
fáciles al alcance de cualquiera; pero no es capaz de “decir algo nuevo”, de sorprender
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con cosas pocas veces antes oídas, ya que sigue cadenas lógicas de pensamiento y
desarrollo de lenguaje que no permiten salirse del molde. Quizá con el siguiente ejemplo
se entienda mejor: los profesores. Recientemente, hablando con un economista de alto
nivel acerca del sistema universitario me comentaba que realmente puede existir mucha
diferencia entre una universidad y otra según la calidad investigadora del profesorado.
Aquellos profesores (investigadores) que se encuentran siempre en el umbral del
conocimiento, que están explorando nuevas zonas de estudio, métodos y teorías
distintas… en una palabra, generando conocimiento, transmiten un saber a los individuos
que se encuentra en un nivel completamente distinto al conocimiento que puede
transmitir un profesor que simplemente repite las mismas tres lecciones desde hace 40
años. El profesor que enseña a resolver mecánicamente unos pocos ejercicios “a modo
instituto” creo que es el más susceptible de perder su trabajo a manos de las nuevas
tecnologías digitales, mientras que aquél que está en el límite del umbral del
conocimiento otorga un valor añadido a los estudiantes que, a mi parecer, ni hoy ni
pronto podrá imitar una máquina. De todos modos, esto solo será posible con una
educación exible y fácilmente adaptable a las demandas del mercado, realidad lejana a
la hoy dominante. En ningún caso, por otro lado, creo que los buenos novelistas y
artistas puedan quedarse sin trabajo en los próximos pocos años, como se a rma en el
vídeo, dada la alta creatividad que se requiere para ello. Todos estos avances
tecnológicos, por último, generan incentivos a que la educación no se base en repetir
operaciones y procedimientos que cada vez más fácilmente hacen los ordenadores (y la
IA), sino que se enfoque en generar conocimiento creativo e innovar, cosa que, a mi
juicio, ni el mejor algoritmo entrenado con Big Data y Machine Learning puede hacer.
En cuanto al tema del urbanismo, me parece interesante la crítica realizada en el
documental: efectivamente, el crecimiento desorbitado de algunas ciudades ha llevado al
caos y la ruina numerosas partes de las mismas. Aunque aquí en España no lo hayamos
notado, es una dura realidad de muchos países de América del Sur y África. No me veo
con conocimientos para opinar sobre el tema, pero quizá sí sería bueno que las
decisiones se tomasen lo más cerca posible del ciudadano que vive en estas situaciones,
vista la creatividad y capacidad innovadora que parecen tener (como se muestra en el
vídeo), y que no debe ser reprimida por las autoridades.
Para nalizar, pasemos al tema de la brecha de género y su existencia: en primer lugar,
hay que tener en cuenta que la brecha de género en ciertas ocasiones se de ne como
«diferencia salarial entre hombres y mujeres que realizan el mismo trabajo» y en otras
como «diferencia salarial media entre hombres y mujeres». En el vídeo, se habla en
términos generales y no queda claro de cuál de las dos es la analizada, siendo su
diferencia nada trivial. Si nos referimos a la brecha salarial de nida del primer modo (la
más claramente discriminatoria), es evidente, según los estudios recientes, que no existe.
Y frente al típico argumento de que no existe porque está prohibida (completamente
cierto) caben explicaciones algo más profundas acerca de este fenómeno. Hay dos
diferencias fundamentales entre hombres y mujeres que lo pueden explicar, de orden
cualitativo y cuantitativo: en primer lugar, en términos cuantitativos, los hombres trabajan
de media más horas que las mujeres, por lo que su remuneración debe ser, obviamente,
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mayor. Según los últimos datos del INE (2022) los hombres trabajan una media de 38,6
horas semanales, frente a las 33,8 de las mujeres. Además, el porcentaje de hombres con
trabajo parcial ha sido en el último trimestre de un 7% respecto al total de hombres
ocupados, mientras que dicha ratio es de casi un 27% en el caso de las mujeres. Por
último, casi un 40% de los asalariados de sexo masculino realizan horas extras, frente al
27% de las mujeres. Pasando a los factores cualitativos, encontramos que los
trabajadores tienen de media una mayor antigüedad, categorías profesionales de mayor
rango, trabajos con mayor responsabilidad (especialmente de supervisión) y están
ocupados en sectores con mejor remuneración (por ejemplo, hay más hombres que
mujeres en el sector energético, frente al mayor número de mujeres en el sector de la
hostelería; teniendo salarios medios mayores el primero). La última variable que in uye en
la diferencia salarial es la explicada por Claudia Goldin (laureada recientemente con el
premio Nobel), quien expuso que la remuneración por hora trabajada no es lineal, lo que
conlleva que los trabajos que requieren realizar muchas horas de trabajo u horas extra
estén mejor remunerados que los que no lo requieren. Por ejemplo, una consultoría, que
necesita realizar informes rápidamente y para ello exige jornadas laborales muy largas a
sus empleados es más exitosa, y, por tanto, paga más que una que no lo hace.
Se puede llegar a las mismas conclusiones mirando los estudios empíricos que realizaba
la Inspección de Trabajo hasta el año 2016: según los datos recogidos analizando
decenas de miles de puestos de trabajo, en los dos últimos años el porcentaje de
empleadas afectadas por la discriminación salarial era del 0,1 y el 0,4%, cifra que
evidencia la falta de cualquier tipo de discriminación, explicando entonces la diferencia
en los salarios los factores expuestos con anterioridad.
Ahora bien, todo esto es compatible con las tesis que de enden que no es que las
mujeres cobren menos a igual trabajo, sino que la discriminación reside en que las
mujeres, debido por ejemplo a factores culturales, desarrollan en mayor medida las
tareas domésticas, eligen educación que reportará unos menores ingresos (humanidades
frente a ingenierías, por ejemplo) o no pueden acceder a los puestos altos por la
existencia de techos de cristal (son quienes explican la brecha salarial como la segunda
de nición que mencionábamos). Frente a esto, los últimos estudios demuestran que la
diferencia de ingresos y de puestos de trabajo viene dada exclusivamente por la
maternidad. Efectivamente, la decisión de ser madres es lo que lleva acarreado unos
menores salarios, tal y como muestra The Economist (copio los grá cos al nal), que, tras
analizar numerosos países, concluyó que los ingresos de las mujeres son muy parejos a
los de los hombres (o superiores, en algunos casos) hasta que tienen un hijo, momento
en el cual sus ingresos se desploman, no recuperándose ya al menos en los siguientes
10 años (que es el periodo analizado, quizá luego sí convergen con los masculinos). Es el
caso de EEUU, donde los ingresos pasan a ser un 40% inferiores a los de los hombres;
de Austria, donde tras bajar un 80% se recuperan hasta ser un 40% más bajos que antes
de tener el hijo; de Alemania, de Suecia, de Gran Bretaña, de Dinamarca… Resumiendo,
la discriminación no es tal, sino que se debe a la decisión libre de la maternidad, dándose
que hasta los 30 años las mujeres no cobran menos que los hombres.
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Bibliografía
INE, Encuesta de población activa (varios datos). Disponible en: https://www.ine.es/
dynt3/inebase/index.htm?padre=979&capsel=979
Moconomy (2023): La economía del futuro | Inteligencia Arti cial | Economía mundial:
https://www.youtube.com/watch?
v=5AGMprAHunc&list=TLPQMTMwNzIwMjOAKFZoBc6pVg&index=5
The Economist (2019): How big is the wage penalty for mothers? Disponible en: https://
www.economist.com/graphic-detail/2019/01/28/how-big-is-the-wage-penalty-for-
mothers
El Diario (2022): Por qué las mujeres cobran menos que los hombres: la brecha salarial
explicada en dos minutos: https://www.youtube.com/watch?v=ycAe_jXnbPE
Rallo, J. (2020): ¿Existe la brecha salarial?: https://www.youtube.com/watch?
v=5pN2yxjmEOw&pp=ygUWcmFsbG8gYnJlY2hhIGRlIGdlbmVybw==
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