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UNIVERSIDAD GERARDO BARRIOS

SEDE CENTRAL SAN MIGUEL /CENTRO REGIONAL USULUTAN

Datos Generales

Facultad Ciencias y Humanidades

Asignatura Literatura salvadoreña

Docente Licda. Lourdes Ferrufino

No. de Unidad 2: Realismo y vanguardia en El Salvador

Contenido a desarrollar Vanguardia literaria salvadoreña

COMPETENCIAS DE LA ASIGNATURA

Interpretar obras literarias propias de la literatura salvadoreña, valorando los recursos


expresivos, los elementos del género, las características de la época, movimiento o
escuela, las situaciones comunicativas imaginarias y reales; construyendo, además, los
significados y el sentido de cada obra, con el fin de desarrollar habilidades para analizar
críticamente toda clase de discursos y producir escritos de cualquier tipo.
SEMANA 11: DEL 5 AL 11 DE OCTUBRE

CONTENIDO

Metacognición: ¿Existió una vanguardia salvadoreña?

CONTEXTO HISTÓRICO

Uno de los períodos de la historia salvadoreña que ha llamado la


atención es el comprendido de 1931 a 1944. A esta época se le
denomina el martinato, debido a que uno de los militares más
controvertidos, el general Maximiliano Hernández Martínez,
gobernó de manera dictatorial durante cerca de 13 años. Con
este régimen comenzó el ascenso del militarismo, hasta su
culminación con el golpe de Estado del 15 de octubre de 1979.
La oportunidad de ascender al poder del general Hernández
Martínez llegó en diciembre de 1931 con el golpe de Estado
contra el presidente Arturo Araujo, de cuyo gobierno era vice-
presidente y ministro de guerra.

El Directorio Militar que conformaron los golpistas designó al general Hernández Martínez
como presidente interino, quien en pocos días se consolidó en el poder. Este era el inicio
no solo del martinato sino de un largo período en que el ejército definiría a los presidentes
de la república. Maximiliano Hernández Martínez fue nombrado de inmediato como
Presidente interino, porque Araujo había “abandonado” el cargo. Como es sabido,
Araujo ni abandonó ni renunció a la Presidencia. El general supo aprovechar las
oportunidades del momento. Las circunstancias internas y externas terminaron
favoreciéndolo a él y al estamento militar, que definiría en adelante quiénes gobernarían
el país. A menos de dos meses de haber asumido la presidencia de la república el
general Hernández Martínez se dio el levantamiento campesino-indígena,
acontecimiento que fue visto como el primer alzamiento popular en América Latina
apoyado por un partido comunista.

Dicho levantamiento comenzó la medianoche del 22 de enero de 1932 en el occidente


del país siendo sofocado en seguida por el ejército, la Guardia Nacional y la
denominada “Guardia Cívica”, con saldo de miles de muertos y la ejecución de los
principales líderes rebeldes. Uno de los resultados del alzamiento fue la consolidación del
general Hernández Martínez en el poder, quien no solo completó el período del
interinato, lo que correspondía al gobierno del ingeniero Arturo Araujo, sino que prosiguió
por varios períodos más hasta su caída en mayo de 1944. El gobierno del general
Hernández Martínez fue una dictadura centrada en preservar el orden social, aplicando
medidas que limitaran las expresiones políticas de los opositores.
El levantamiento campesino indígena de 1932

Muchas obras de diferentes interpretaciones se han escrito sobre el tema del alzamiento
campesino indígena de 1932. La razón no obedece solo al impacto que tuvo para El
Salvador, sino porque se percibió como el primer alzamiento popular en Latinoamérica
conducido por el comunismo internacional. Con el tiempo que separa el presente de
aquellos hechos, y gracias a numerosas investigaciones, se puede hacer ahora un
balance sereno, aun admitiendo que quedan preguntas pendientes que no se han
podido resolver.

Los hechos son los siguientes: hacia la medianoche del 22 de enero de 1932, en varias
regiones del occidente del país, se alzaron miles de campesinos e indígenas. Armados
principalmente con machetes, atacaron poblados, haciendas e instalaciones militares.
En algunas partes - como Juayúa, Nahuizalco, Izalco y Tacuba - lograron controlar la
totalidad de la población. En otros lugares, como en Ahuachapán, Santa Tecla y
Sonsonate, fallaron en su intento de capturar los cuarteles. Días antes, en varias plazas
militares de la capital, se habían detectado intentos de insubordinación de la tropa, los
cuales fueron controlados. Las acciones rebeldes en el occidente estuvieron
acompañadas de notorias ejecuciones, sobre todo de funcionarios locales y
comerciantes.

La reacción del gobierno fue inmediata, ya que recuperó el control


total del territorio en pocos días. En este etnocidio, el empleo de
armamento superior fue el elemento decisivo en la confrontación,
y los relatos cuentan las oleadas de indígenas barridos por las
ametralladoras. En seguida se dio una severísima represión,
ejecutada por unidades del ejército, de la policía, de la Guardia
Nacional y voluntarios organizados en guardias cívicas. Las víctimas
de “la Matanza” se contaron por miles, sin que se haya podido
establecer hasta ahora una cifra exacta. Diversas estimaciones de
los autores oscilan entre 7,000 a más de 25,000.

Por supuesto, la mayoría de los muertos fueron indígenas y campesinos sublevados. Por
el lado de las fuerzas del Gobierno fueron pocas las víctimas. En la Memoria de Guerra,
Marina y Aviación, solo se contabilizan 10 elementos de la Guardia Nacional. Una
publicación periodística del 6 de febrero de 1932 únicamente habló de nueve muertos
de la Guardia Nacional y diez más que resultaron heridos.

Los especialistas sobre el tema consideran que fueron varias las causas del alzamiento.
Para algunos autores, el despojo de tierras en 1881 y 1882, cuando el Estado decretó la
abolición de las tierras ejidales y comunales para favorecer la propiedad individual,
afectó a muchas comunidades indígenas y creó el descontento. Esta causa se conoce
como “el malestar agrario”. Para otros, el problema étnico, es decir, la profunda
distancia entre indígenas y ladinos desde los tiempos de la colonia, fue determinante. El
historiador Héctor Pérez Brignoli, en su estudio Indios, comunistas y campesinos. La
rebelión campesina de 1932 en El Salvador, señala que los indígenas acumularon por
años un fuerte resentimiento que explotó como una bomba al producirse el
levantamiento. En estos casos no se miden en absoluto las consecuencias. Un tercer
punto de vista sostiene que hubo dos movimientos paralelos: una insurrección
campesino-indígena espontánea, y una conspiración comunista en función de la toma
de poder. Según esta tesis, la conspiración comunista obedecía a una estrategia basada
en el socialismo científico. Ha llamado mucho la atención la tesis del historiador
estadounidense Erik Ching, en la cual el papel del partido comunista en la insurrección
queda bastante disminuido, pues este era muy pequeño, de reciente creación y
sumamente dividido por discrepancias internas.

Una explicación más reciente es el trabajo de Jeffrey Gould y Aldo Lauria-Santiago,


1932: Rebelión en la oscuridad. Revolución, Represión y Memoria en El Salvador. La obra
cuenta una visión coherente de lo ocurrido en 1932. Esta gama de factores, más la crisis
de desempleo generada por la estrepitosa baja de los precios del café a raíz de la caída
de la Bolsa de Valores en Nueva York en 1929, produjo un hecho sin paralelo en la historia
de El Salvador y de Latinoamérica.

ORÍGENES DE LA VANGUARDIA

En Centroamérica como en Europa (particularmente El Salvador), las corrientes de


Vanguardia, reaccionan contra las normas ya caducas; contra los amoldados gustos
estéticos, modernizar, no solo, significa, cambiar lo viejo por lo nuevo; en un sistema,
sucede en el mismo proceso creador de la literatura y en el arte; en tiempos de la historia
y en todas las realidades del mundo. En lo literario, es la lucha constante por renovar
(desde el tema mismo), hasta las expresiones del lenguaje y sus anhelos de romper estilos,
metáforas, expresiones inventadas, trazos, formas, simetrías, sonidos, colores en el arte;
estas corrientes vanguardistas, nacen, toman auge, luego decaen, son efímeras o siguen
perviviendo en el espíritu de algunos creadores y en otras realidades que no son las
nuestras.

Es decir, cuando también en un lugar, estos


movimientos viven su apogeo, en otros lugares van
entrando en decadencia, pues sus valores estéticos
entran en crisis también, por las mismas contradicciones
en las cuales se encuentran. Por ejemplo, en El Salvador
y Centroamérica, poetas, escritores, pintores, músicos;
no, nos hemos escapado, a las influencias de la
“Vanguardia”, gustos estéticos difícil de sacudirse en el
proceso creador en El Salvador.

El siglo XX, significo un periodo elemental en la nueva forma de poetizar hacia 1919-1920,
Hispanoamérica manifiesta un proceso de destrucción estética tradicional para generar
un nuevo estilo de la forma. Es importante recalcar, que dicha renovación literaria tenía
como antecedentes directos la primera guerra mundial y la revolución mexicana.
Asimismo, es importante destacar que cada país de Centroamérica posee su propia
historia y por tanto su propio proceso en la construcción poética vanguardista.
Pueden establecerse dos corrientes en la producción literaria, una se centra en renovar
la forma y la técnica y dos, aquella que demuestra el sentir del poeta para con la
sociedad. Busca que la poesía sea una voz que tenga eco en la sociedad convulsionada
y oprimida por las diversas circunstancias que la rodean.

Entre algunas de esas dificultades se puede mencionar la política, social, económica y


cultural. Todo ello lleva al escritor a realizar su rol en la intelectualidad, a descubrir cuál
es su función como intelectual en la sociedad y cuál es la función de utilidad de su
poesía. El poeta con su conciencia social ya implantada, crea poesía que genere una
crítica hacia el sistema político gobernante que tiraniza a las clases menos favorecidas.
Esto explica por qué en algunos países de Centroamérica se haya ejecutado una
renovación poética en medio de una crisis política imputada a una línea gobernante de
carácter dictatorial a lo que responde el comportamiento social del poeta.

ANTECEDENTES

Para hablar de la vanguardia en El Salvador se requiere de un recorrido hacia la historia,


para determinar el primer indicio sobre quiénes son los primeros autores salvadoreños
que muestran rasgos vanguardistas en la poética salvadoreña.

Se suele afirmar, que tanto El Salvador como Honduras permanecieron marginados de


los intentos recientes de renovación estética hasta los años cuarenta. Pero, dicho
planteamiento es totalmente erróneo ya que existen muestras que en los países vecinos
se estaba gestando la vanguardia. Aproximadamente en los años veinte comenzaron a
darse diversas renovaciones estéticas, que, desde hace ya, varios años estaban dando
qué hablar en Europa, ya que se hablaba de una poesía exagerada que se estaba
dando por todas partes. Es de vital importancia, mencionar que en El Salvador se habla
de un poeta, el cual, es considerado como el iniciador de la vanguardia antes los años.

Según Toruño (1957) “En 1913, Julio Enrique Ávila, huye del
giro modernista y quiere encontrar en la vanguardia su
ámbito, a la que nunca llegó. Aunque la literatura de Ávila
solamente fue un indicio a la vanguardia”. Por lo tanto, la
literatura de Ávila se tiene como un posible antecedente,
aunque él nunca se liberó del modernismo. Pero en su
literatura se encuentran rasgos vanguardistas, lo cual lo
llevaron muy lejos, en las renovaciones poéticas ya que trato
de crear nuevas formas que se escribían en ese momento
en El Salvador.

En El Salvador no se tienen los lineamientos necesarios para que determine la ruptura del
modernismo, para el paso de la vanguardia. Para los años veinte y treinta ya se empieza
a diferenciarse la poesía modernista. Salazar Arrué (Salarrué), Carmen Brannon (Claudia
Lars), Serafín Quiteño, Alberto Guerra Trigueros, eran algunos de los que estaban
brindando nuevos valores estéticos, sociales y culturales a las letras salvadoreñas. Pero
anterior a estos escritores ya se tiene el único poeta que busca la salida del modernismo:
Julio Enrique Ávila (San Miguel, 1892-1968)
¿Por qué surgen? ¿Cuáles quizás, prevalecen, dentro del proceso creador de nuestras
letras o arte salvadoreños?

Desde los inicios del Modernismo, un “maestro ejemplar”, como Francisco Gavidia (1863-
1955) y su relación con Rubén Darío (1867-1916), en El Salvador desde 1882, por primera
vez que lo visita, ambos, semilla del Modernismo, que floreció entre 1800 a 1930-1940, ya
encontraba la oposición de las “Vanguardias”, que venían surgiendo desde Europa, más
que todo en Francia. Nuestro país tampoco pudo sacudirse las vanguardias. Incluso, aquí
en El Salvador, la poesía de Claudia Lars (1899-1974), insigne poeta de Nuestra América,
con dejos postmodernistas todavía, es influenciada por corrientes de vanguardia.

Pero en aquellos años 30 del siglo XX, ese “modernismo decadente” ya no funcionaba,
pero todavía en la literatura salvadoreña, vibraba en la poética de Hugo Lindo (1917-
1985), Raúl Contreras (1896-1973), Vicente Rosales y Rosales (1894-1980), Ricardo Trigueros
de León (1917-1965), Ricardo Martel Caminos (1919), Lilian Serpas (1905-1985), Gilberto
Gonzales y Contreras(1900-1954), Julio Enrique Ávila (1892-1968).

A pesar de ello, Alberto Guerra Trigueros, expresa su dolor, ante la delicada situación de
crisis del 1932, la desintegración social, económica en que vive la sociedad, la tragedia
del pueblo, pedía desde la redacción del diario Patria [fundado con Alberto Masferrer
(1868-1932)], que había que resistir, pero sin violencia. Una especie de “Resistencia
pasiva” como la califica Miguel Huezo Mixco, quien apunta, el mismo concepto de la
trama novelesca de “Hombres contra muerte” de Miguel Ángel Espino, de esos años.
Alberto Guerra Trigueros, místico, de un espíritu nacionalista liberal, impulsador de la
cultura, con una diferencia personal de otros, un simpatizante de Sandino, también.

Pero Rubén Darío dejaba más adeptos, el caso más fehaciente, Raúl Contreras, su
soneto “El Viaje inútil”, oigamos: “Pues todo era azul en la primer salida…/ Azul la
embarcación, azul el puerto; / el corazón, hacia la luz abierto, / soñaba con la tierra
prometida.” (El viaje Inútil) Palpable la influencia del bardo nicaragüense hasta en lo
simbólico del color “Azul” de su gusto. Contreras, impregnado de los modernistas, se
preocupó por embellecer el paisaje salvadoreño, abrió balnearios, parques, jardines en
diferentes lugares, cuando ocupo la dirección de Turismo.

Un poeta bohemio, de acento modernista, cultivador del verso


en depuradas formas métricas, de tonos liricos musicales, como
lo exalta en su “Euterpologio politonal (1938), es Vicente Rosales
y Rosales, pocos poetas como él, de peculiar expresión dariana.
Pero según la crítica académica, su único poema de valor
es: “Invierno”, de su libro “El bosque de Apolo” (1929), aunque
con sesgos de un modernismo agotado, pues lo que más
predomina en su estilo, es una poesía sacralizada de un idealismo
metafísico, pero “INVIERNO”, refleja ya un giro distinto, cierto
humanismo abstracto con carácter social, poema que en parte
responde a los inicios de una nueva poesía , ya con leves reflejos
del Vanguardismo: “Brumoso el ideal, la carne inerte…/ Para otro
dieron lana las vicuñas…/ En este invierno –macho de la muerte-
/¡ Cuántos nos hemos de comer las uñas” ! tres meses de hospital a leche cruda / o
terminar mendigo y en muletas./¡hoy esta noche dormirás desnuda/mientras se mueren
de hambre los poetas!, Se cuentan casos extraordinarios/ de los que el frio flagelo
siniestro;/ con estos casos se hacen hoy los diarios./ ¡Tal vez mañana se refiera el
nuestro!”, poema que según se dice, marca los primeros atisbos del vanguardismo en el
país, poema digno de una antología.

El caso del Dr. Hugo Lindo, poeta muy fino en la métrica, novelista, cuentista,
diplomático. Muy estudioso de nuestra literatura, al colaborar en la investigación de la
Historia literaria salvadoreña. Se va más allá de la realidad, pues es de vertiente
metafísica, a veces mesiánica, onírica, culta es su poesía, oigamos su “católica biografía
del dolor”: “Repítenos Moisés, tu lección primitiva. / ¿Dinos como los pájaros, llamaradas
del canto, / hacían el incendio musical de la aurora en el Edén.”

Los mencionados poetas desarrollaron la mayor parte de su obra, en elucubraciones de


conciencia conformista, reflejan su visión de mundo, nada estimulante al momento
histórico que se vivía por esa época en el país, los años de 1930-40, en ellos no hay juicio
crítico en su poesía. Claro “estimulante”, a “intereses creados”, personales, el
compromiso oficial; intelectuales, amoldados a favor de un sistema injusto. Sí,
comprometidos con gobiernos militares fascistas, con oficios de Embajadores, Ministros,
Representantes culturales de gobiernos oficiales, puestos burocráticos Internacionales.

Paralelo a este Postmodernismo de 1920 en adelante, los críticos, hablan aquí en El


Salvador, en el género narrativo, por esa época, del llamado “Regionalismo
Costumbrista”, el mejor ejemplo, el escritor impresionista Arturo Ambrogi (1875-1936), por
su pintoresco “Libro del trópico” (1907). Ambrogi fotografía la escena campestre, la
describe en todos sus detalles, es puro “Realismo costumbrista”, de estampas regionales.
También se oye hablar del “Realismo social”, una culminación en este movimiento, en la
narrativa es, Salvador Salazar Arrué (1899-1975), su joya literaria: “Cuentos de Barro”
(1933), publicado en 1933, en los inicios de la dictadura del General Maximiliano
Hernández Martínez (1895-1968).

La entrada del “VANGUARDISMO EN EL SALVADOR”

La crítica lo ubica entre 1930, aunque ya Neruda y García Lorca estaban influyendo en
el ambiente. Esta nueva vertiente, se concentra en un importante núcleo, el
llamado “Grupo Seis.” Venimos hablando de 1930-1940.

Estos poetas y narradores salvadoreños, que después de Invierno de Rosales y Rosales,


son los precursores, que dan origen a las corrientes “Vanguardistas en El Salvador,
destacan el caso del “poeta salvaje” Antonio Gamero (1915-1974), Pedro Geofroy Rivas
(1908-1979), Oswaldo Escobar Velado (1919-1961), Cristóbal Humberto Ibarra (1920-
1988), Carlos Lovato (1911-1999), Manuel Alonso Rodríguez (1916), Rafael Álvarez
Monchez y su principal animadora, Matilde Elena López (1923-2010), escritora, que
ejerce, la docencia, el teatro y la crítica. Grupo que tienden a desprenderse de un
“modernismo decadente”, a diferencia de los poetas metafísicos anteriores, quienes
siempre estuvieron bien con Dios y con el medio acomodado que los halagaba.
No en vano había surgido los grupos de vanguardia, como el grupo Seis, el comité de
escritores antifascista, con voluntad de lucha y compromiso con el pueblo”, diría más
tarde Matilde Elena López, en autocritica a esta generación de la época en mención.

Se oye hablar de otros, del grupo, como Alfonso Morales (1919), Manuel Aguilar Chávez
(1914-1957), José María Méndez (1916), Julio Fausto Fernández, Luis Gallegos Valdés,
Ricardo Trigueros de León, Serafín Quiteño (1906-1987), Pilar Bolaños, Margot O’conor
(después de Van Severen), José Luis Leiva, Renato Cifontes, Rodolfo Jiménez Larios,
Francisco Rodríguez Infante. Y por entonces Lidia Nogales fue noticia en la poesía, de
esa época de 1940, llama la atención, su grito quejumbroso, su lirismo agónico, su
persona de anonimato, se atribuye a Raúl Contreras, como invento de ella, “Lidia
Nogales”, es una incógnita, noticia, que causa alarde en la poesía de esos años.

Este grupo se desata totalmente de las ideas modernistas, buscando una literatura para
el cambio, una poesía a traves de la cual se proteste sobre las diferentes injusticas
acaecidas en el país, tienden a darle otra forma al lenguaje utilizado, temas, imágenes
y metáforas.

Pero de este mismo grupo, un poeta vanguardista neto, es Antonio Gamero (1917-
1974), rompe con el poema “Buscando tu saliva” que exclama: “En esta constelación de
gritos y en este vaivén de olas humanas y difusas, / yo busco la corriente clara de tu saliva
–ungüento iluminado de palabras y risas. / Me quito la camisa, el miedo y los zapatos/ y
subo por escalas de aire y nada para asaltar y desflorar/ la desnuda verdad de la
esperanza.”(“Buscando tu saliva”). Poema extraordinario de Antonio Gamero, marca
rompimiento, atisbos “surrealistas” o “superrealistas.”

Su poemario TNT (Trinitrotolueno), significa, ya un lenguaje


poético personal, coincidiendo con la irrupción del
vanguardismo europeo. Publicado en 1943. Su título TNT
escandalizó en su tiempo, obedece una comparación
metafórica, con un químico explosivo; su poesía fue como
una bomba, que explota ante las viejas formas estéticas del
postmodernismo, al contradecir con sarcasmo, la sobriedad
de una paz aparente y social de su tiempo; poeta que en el
uso de su lenguaje hay crudeza en el hablar, seguidor de este
movimiento, Antonio Gamero, es un poeta que denota
palpables influencias de las corrientes vanguardistas que
entran en El Salvador por esos años.

Pero sonaba la voz vibrante de Pedro Geofroy Rivas (exilado, vive en México un tiempo
por causa de la dictadura militar), quien sorprende con su canto, influido por Neruda y
poetas del 27 de España. Al igual que Salarrué, buscan nuestra identidad nacional.
Ambos son ya grito vanguardista con cierto lirismo, rescata el pasado prehispánico que
nos pertenece (antropólogo social), sus cantos de “Los Nietos del Jaguar”, lo
demuestran, Geofroy Rivas, voz de protesta social, de izquierda, que se ríe de sí mismo,
como de los demás y del mal habido de otros: “Yo soy el que muere pisoteando retoños.
/ el que rompió el milagro. / el intruso de todas las palabras”…al mariguano que me ha
oído discutir con los ángeles”. Poeta franco, cuando habla, habla con ironía y sarcasmo
a sí mismo, auto cuestiona su clase: “Pobrecito poeta que era yo/ burgués y bueno. /
Espermatozoide de abogado con clientela. / Oruga de terrateniente con grandes
cafetales y millares de esclavos / Embrión de gran señor, violador de mengalas y de
morenas siervas campesinas.”

Pero estos son poetas que destacan, su grito de protesta contra todo mal estado de
cosas. Otro que sobresale del Grupo SEIS, es Oswaldo Escobar Velado (1919-
1961), abogado y notario, presa del alcoholismo, su poesía alude a una visión de
búsqueda de una conciencia nacional, una conciencia social de patriotismo y lucha
(aunque de una familia de literatos y de extracción burguesa), siempre fue un poeta
rebelde con el grito de los pobres, los títulos de sus libros lo reflejan desde su “Patria
Exacta” (influido quizás por el canto general también. Influido por Neruda, -según Felipe
Toruño-, Escobar Velado escribió por ejemplo: “Que despierte el cura Cañas”, Neruda
había escrito “Que despierte el Leñador”, solo ahí notemos los efectos de la influencia
nerudiana. Pero es una nueva poesía de vanguardia en El Salvador.

Este poeta también sufre cárcel y exilio alguna vez. Pero es poeta que acusa, denuncia,
de fondo su religiosidad de cristiano militante a través de la poesía: “Este Cristo sangrante
que mi mano señala/ se llama Centroamérica/ la piedra de su iglesia se levanta en
Bolívar, / Morazán sostiene su bandera de siglos/ y en un coro de niños su mineral estatua
/ nos abre su esperanza.” (“Cristoamérica”, 1952) y oigamos unos versos más, rescata a
personajes de nuestra historia nacional: “Moriré no hay duda, pero quedará mi grito/
como tambor sonando./ moriré y en mi muerto os invito/ a continuar gritando./ ayer
decía, dije, que andaba la injusticia por el mundo como perro loco./ Pero hoy a que
decir vale tan poco…/ ¿Verdad Luna Y Zapata?... ¿No es cierto Farabundo?/La justicia
camina sin cesar y sabe/a quien ha de golpear eternamente.” (Moriré... Morirá)

Los años de la dictadura (1931-1944)

• Durante esos años en poder, la dictadura de Hernández Martínez reprimió fuertemente


a la población salvadoreña; a consecuencias de ello el desarrollo literario en el país se
vio muy disminuido. Y es por eso que muchos escritores comienzas a ser perseguidos a
raíz de sus ideas de oposición al gobierno de turno.

• En la década de 1940 los escritores e


intelectuales comenzaron a denunciar la violación
de los derechos humanos a través de sus escritos.

• La presencia de este grupo contribuyo al


derrocamiento de la dictadura de Hernández
Martínez, en abril de 1944. A partir de entonces
serian reconocidos como la generación del 44.

La literatura salvadoreña se ha caracterizado por la formación de grupos de escritores


que se pronuncian ante los acontecimientos sociopolíticos de su época. Esta
característica grupal se llama generación. Para ser catalogada de esta manera, debe
reunir ciertas características: Escritores de la misma edad y sienten una común rebeldía,
coincidencia en estudios formativos-educacionales, conjunción ideológica de sus
miembros y un lenguaje literario común, un acontecimiento político - social que los
identifica en acción y lucha.

La Generación del 44 fue una de las generaciones literarias más representativas del siglo
XX en El Salvador, y fue llamada así porque en 1944 un grupo de escritores se
pronunciaron en contra de la dictadura del general Maximiliano Hernández Martínez,
que gobernaba en el país. Esta dictadura sería duramente criticada por un grupo de
escritores salvadoreños, cada uno desde su propio ámbito literario y periodístico. De esta
manera, los escritores de la Generación del 44 jugaron un papel muy activo en el
movimiento democrático que puso fin a la dictadura. La Generación del 44 se transformó
a partir de 2 grupos literarios:

“El Grupo 6”

Toruño y Matilde Elena López se han ocupado, cada uno desde


su propio ángulo, de este grupo, cuyos años de formación
abarcan de 1940 a 41, y los de actividad, de 1941 a 46. Ambos
críticos enumeran así a sus integrantes: Antonio Gamero,
Cristóbal H. Ibarra, Oswaldo Escobar Velado, Alfonso Morales,
Manuel Alonso Rodríguez, Pilar Bolaños, Margot O' Connor, Rafael
Alvarez Mónchez, Matilde Elena López, Elba Cubas, Ricardo
Trigueros de León, Carlos Lobato. Fue el escritor nicaragüense,
con largo arraigo en El Salvador, Juan Felipe Toruño (nacido en
León, Nicaragua, en 1898), quien reunió a los elementos de ese
grupo en la página literaria sabatina de Diario Latino.

"Formulado el programa, como seis únicamente se habían reunido, lo denominaron


Gruposéis. A estos se sumaron otros cuantos más. En 1941, en Sábados de Diario Latino,
apareció una página con un proyecto de trabajo abarcando pintura, escultura y
música: luchar por lo humano, elevar las condiciones del hombre sumido en la pobreza,
a la del que disponía de medio cómodo de vida: el mínimum vital masferreriano
renaciendo. Era el asomo a lo social.

-La Asociación de Escritores Antifascistas (1942-1944)

Estuvo formada por Luis Mejía Vides, Ramón Hernández Quintanilla, Alberto Quinteros,
Luis Gallegos Valdés, Matilde Elena López, Alfonso Morales, Raúl Elas Reyes (pintor),
Manuel Aguilar Chávez y José Francisco Ulloa. Eran los años de la dictadura del General
Maximiliano Hernández Martínez, la cual vio de reojo y desconfianza a aquella
asociación. Esta se manifestó en artículos, conferencias, y una publicación efímera,
denominada Proa, de la cual apenas salieron unos dos números. Hubo una reunión de
los Escritores Antifascistas en la Biblioteca Nacional, en la que participó el doctor Arturo
Romero, que más adelante sería el líder del movimiento revolucionario del 2 de abril de
1944.
El aporte de la Generación del 44 fue el hecho de pronunciarse sobre el régimen
autoritario en periódicos, revistas, conferencias y en reuniones intelectuales; también
produjeron obras de mucho mérito y se dieron a conocer públicamente situaciones que
les ocasionaron persecución y exilio. Esta Generación fue conocida también como
Generación de la dictadura, generación antimartinazo y generación antifascista.

Características de la Generación del 44

 Denuncia de injusticias sociales y políticas.


 Lucha por lo humano, por elevar las condiciones del ser humano sumido en la
pobreza.
 Proyectos de trabajo por cada autor desde cada especialidad artística y literaria.
 Exigencia académica y calidad en la producción literaria de cada uno.

CONSIDERACIONES FINALES

La Vanguardia que se plantea en los años 30 en Centroamérica, en Hispanoamérica, se


da en forma distinta, cómo se gesta en Europa. Aunque hay puntos de contacto con
esas ideas estéticas a través del espíritu mismo. Caso particular aquí, en El Salvador y en
Nicaragua. La Vanguardia literaria en El Salvador y Nicaragua, se proclaman en el
sentido de “recobrar lo nacional ante el modernismo exótico”, planteado, llevado a un
modernismo decadente, apogeo que había marcado Rubén Darío en su culminación
de aquel movimiento cosmopolita desde América hasta Europa.

Nuestra vanguardia salvadoreña, también supo amoldarse a una


conciencia creadora en relación a la historia. Pero debemos estar
claros, estas obedecen a sus propios estadios geográficos donde
se dan, pero la vanguardia nuestra obedece a problemas propios,
nuestros, con retoques europeos. Decimos que la “Vanguardia
Literaria en El Salvador, como en toda “Centroamérica”, surge en
oposición al “Postmodernismo”, rechaza, manifiesta lo nuevo,
surge en rebeldía contemporánea. Pero será un vanguardismo
literario y artístico, con realismo social y crítico con brotes distintos
de lo europeo.
ACTIVIDAD DE EVALUACIÓN DE LA SEMANA
Nombre de la Actividad Caligramas inspirados en Antonio Gamero
Tipo de Actividad Buzón de tareas
Tipo de Participación Individual
Interpretar obras literarias propias de la literatura
salvadoreña, valorando los recursos expresivos, los
elementos del género, las características de la época,
Competencia especifica movimiento o escuela, las situaciones comunicativas
imaginarias y reales; construyendo, además, los
de la asignatura
significados y el sentido de cada obra, con el fin de
desarrollar habilidades para analizar críticamente toda
clase de discursos y producir escritos de cualquier tipo.

Luego de la lectura del documento, deberá investigar el


poema “buscando tu saliva” de Antonio Gamero y
elaborar un caligrama a partir de un epígrafe elegido en
el texto. La herramienta sugerida para elaborar el
Instrucciones para la
caligrama es WordArt.com. Guardar el resultado,
actividad
colocarle una carátula y enviarlo al buzón de tareas.

*El documento podrá recibirse por medio de URL del sitio


web usado o mediante carga de archivo.

Fecha de Entrega Límite: 11 de octubre de 2020 a las 11:59 p.m.


Instrumento de evaluación Lista de cotejo
Ponderación 30% del laboratorio 2- segundo cómputo

RECURSOS COMPLEMENTARIOS
Recurso Título Cita referencial

Sitio web Word Art https://wordart.com/615dde6ek4oy/caligrama

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