Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El luchar contra la depresión exige que uno luche contra la falta de amor
propio. ¿Cómo se puede luchar con destreza contra ese sentimiento?
Con frecuencia, esa voz interior excesivamente crítica que nos condena se
equivoca. En la tabla que acompaña a este artículo figuran algunos
pensamientos distorsionados que son típicos y que contribuyen a generar la
depresión. Aprenda a identificar esos pensamientos equívocos y a
mentalmente cuestionar su validez.
Otra víctima de la falta de amor propio fue Jean, una madre soltera de
treinta y siete años de edad. Ella explicó: “Me hallaba bajo tensión debido a
tener que encargarme de criar dos niños. Cuando veía que otras madres
solteras se casaban, pensaba: ‘Debe haber algo en mí que no gusta’. Al
reflexionar solo en cosas negativas, estas se fueron desproporcionando, y
terminé hospitalizada por depresión”.
Aunque Alexander estaba muy deprimido, se las arregló para conducir una
clase. (Véase la página 3.) Cuando algunos de sus alumnos suspendieron
una importante prueba de lectura, le sobrevino la idea de suicidarse.
“Pensaba que el fracaso era suyo —dijo Esther, su esposa—. Le dije que la
culpa no era suya, que no se puede esperar un resultado perfecto.” Sin
embargo, su desmedido sentimiento de culpa bloqueó su mente y lo
condujo al suicidio. Con frecuencia, se desarrolla un sentimiento de culpa
exagerado cuando se asume una responsabilidad injustificada por el
comportamiento de otras personas.
El apóstol Pablo escribió: “Olvidando las cosas que quedan atrás [...]
prosigo hacia la meta para el premio”. (Filipenses 3:13, 14.) Pablo no se
entretuvo en meditar en el derrotero equivocado de vida que había llevado
en el judaísmo, habiendo sido responsable, incluso, de aprobar el asesinato.
(Hechos 8:1.) Al contrario, concentró sus esfuerzos en calificar para el
premio futuro de la vida eterna. También María (véase la página 12)
aprendió a no meditar en las cosas del pasado. En una ocasión, le echó en
cara a su madre la manera en que esta la había educado. Su madre le
había dado una especial importancia al atractivo y a la belleza física; por
consiguiente, María era una perfeccionista y propendía a sentir celos de su
atractiva hermana.
“Aunque estos celos ocultos eran la raíz del problema, yo las hacía a ellas
responsables de mi comportamiento. Pero llegó el momento en que pensé:
‘En realidad, ¿qué importancia tiene de quién sea la culpa?’. Tal vez yo
tenía algunas malas inclinaciones atribuibles a la educación que había
recibido de mi madre; sin embargo, la cuestión era hacer algo para
remediarlo. No debía continuar actuando de ese modo.” El reconocer esto
ayudó a María a hacer los ajustes mentales necesarios a fin de ganar su
lucha contra la depresión. (Proverbios 14:30.)
Su verdadero valor
El que Sara reconociera que Dios tenía un interés personal en ella la ayudó
a mejorar su amor propio. “Siempre había tenido un temor reverente por el
Creador, pero entonces comprendí que Él se interesaba en mí como
persona. Sin importar lo que mis hijos o mi esposo hiciesen, y prescindiendo
de la formación que mis padres me dieron, me di cuenta de que yo tenía
una relación de amistad personal con Jehová. Entonces comenzó a
desarrollarse mi sentido de amor propio.”
Siendo el caso que Dios considera valiosos a sus siervos, nuestra valía no
depende de la aprobación de otras personas. Por supuesto, no es
agradable el que a uno se le rechace. Pero el que uno tome la aprobación o
desaprobación humana como punto de referencia para determinar su valía
personal le hace vulnerable a la depresión. El rey David, un hombre según
el propio corazón de Jehová, fue llamado en una ocasión “hombre que no
sirve para nada”, literalmente un “hombre de inutilidad”. Sin embargo, David
reconoció que el hombre que se había expresado en esos términos estaba
afectado por un problema, y no consideró ese apelativo como determinante
de su valía personal. De hecho, como es común entre las personas, Simeí
más tarde se disculpó. Aun si alguien le criticase con razón, véalo como una
crítica dirigida contra algo en concreto que uno ha hecho, no como una
evaluación de su persona. (2 Samuel 16:7; 19:18, 19.)
[Fotografía]
[Fotografía]
Si Dios considera que aun pequeños gorriones tienen valor, de cuánto más
valor seremos nosotros a sus ojos
[Recuadro]