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2. Se casó con una mujer, llamada Susana, hija de Jelcías, muy bella y temerosa
de Dios.
4. Joaquín era muy rico, y tenía un jardín contiguo a su casa; los judíos solían ir
a su casa, porque gozaba de gran estima entre todos.
5. Aquel año fueron escogidos entre el pueblo y designados jueces dos ancianos
de esos a quienes se refiere el Señor cuando dice: "En Babilonia ha surgido la
iniquidad de parte de los ancianos y de los jueces que se hacían guías del
pueblo".
8. Los dos ancianos la veían todos los días cuando salía a pasear, y empezaron a
desearla;
10. Los dos ardían de pasión por ella, pero sin manifestarse mutuamente su
tormento,
11. porque tenían vergüenza de descubrir su deseo de tener relaciones con ella;
15. Una vez, mientras ellos seguían acechando la ocasión oportuna, salió ella,
como de ordinario, con dos doncellas, y quiso bañarse en el jardín porque
hacía mucho calor.
16. No había allí nadie, excepto los dos ancianos, que estaban escondidos
acechándola.
17. Dijo a las doncellas: "Traedme aceite y jabón, y cerrad después las puertas del
jardín, pues voy a bañarme".
18. Ellas hicieron lo que Susana había ordenado; cerraron las puertas del jardín y
entraron en casa por una puerta lateral para traer lo que les había mandado.
No sabían que los dos ancianos estaban allí escondidos.
19. En cuanto salieron las doncellas, los dos viejos se levantaron, fueron
corriendo donde ella
20. y le dijeron: "Mira, las puertas del jardín están cerradas y nadie nos ve.
Nosotros te estamos deseando; consiente y acuéstate con nosotros;
21. si no lo haces, testificaremos contra ti que estaba contigo un joven y que por
eso mandaste fuera a las doncellas".
24. Y Susana gritó fuertemente; pero también gritaron los dos viejos contra ella.
26. A aquellos gritos los criados salieron rápidamente al jardín por la puerta
lateral para ver qué había sucedido.
27. Y cuando los dos viejos lo explicaron a su manera, los criados se sonrojaron
mucho, porque jamás se había dicho de Susana una cosa semejante.
29. Y dijeron ante el pueblo: "Mandad llamar a Susana, hija de Jelcías, la mujer
de Joaquín".
30. Ella vino acompañada de sus padres, de sus hijos y de todos sus parientes.
32. Aquellos malvados le ordenaron que se quitase el velo -pues estaba velada-
para poderse al menos saciar de su belleza,
34. Los dos viejos, en pie en medio del pueblo, pusieron sus manos sobre la
cabeza de Susana.
35. Ella, llorando, levantó los ojos al cielo, porque su corazón tenía puesta su
confianza en el Señor.
36. Los viejos empezaron a decir: "Estando nosotros dos solos paseándonos por
el jardín, entró ésta con dos doncellas, cerró la puerta del jardín y despachó a
las doncellas.
38. Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver la iniquidad, corrimos
hacia ellos;
39. los sorprendimos juntos, pero no nos fue posible atraparlo a él porque tenía
más fuerza que nosotros y abrió la puerta y se escapó.
41. pero no quiso decírnoslo. De todo esto nosotros somos testigos". La asamblea
los creyó, como ancianos y jueces del pueblo que eran. Y la condenaron a
muerte.
42. Susana exclamó fuertemente: "Oh Dios eterno, que ves las cosas secretas y
conoces todo antes que suceda.
43. Tú sabes que éstos han dado testimonio falso contra mí; mira que voy a morir
sin haber hecho nada de lo que la maldad de éstos ha tramado contra mí".
47. "¡Yo soy inocente de la sangre de esa mujer!". Todos los presentes se
volvieron hacia él y le preguntaron: "¿Qué quieres decir con estas palabras?".
48. Él, plantado en medio de todos, dijo: "Israelitas, estáis locos. ¡Habéis
condenado a una hija de Israel sin juzgarla y sin aclarar los hechos!
49. ¡Volved al lugar del juicio, porque el testimonio que éstos han dado contra
ella es falso!".
50. Entonces todo el pueblo volvió en seguida atrás. Los ancianos dijeron a
Daniel: "Siéntate aquí en medio de nosotros y decláranos lo que piensas, ya
que Dios te ha dado la madurez de la ancianidad".
51. Daniel dijo: "Separadlos lejos el uno del otro, y yo los examinaré".
52. Una vez separados, tomó a uno y le dijo: "Oh, envejecido en el mal, ahora has
colmado la medida de los delitos cometidos en el pasado,
54. Así pues, si es que viste realmente a ésta di: ¿Bajo qué árbol los viste juntos?".
Respondió: "Debajo de una acacia".
55. Daniel replicó: "Tu mentira recae sobre tu cabeza; un ángel de Dios ha
recibido ya de él la orden de partirte por medio".
56. Retiró a éste, mandó traer al otro y le dijo: "Raza de Canaán, que no de Judá,
la hermosura te ha seducido y la pasión ha trastornado tu corazón.
57. Así hacíais vosotros con las hijas de Israel, y ellas accedían por miedo a
vuestros deseos; pero una hija de Judá no ha soportado vuestra iniquidad.
58. Di: ¿Bajo qué árbol los sorprendiste juntos?". Él respondió: "Debajo de una
encina".
59. Daniel le dijo: "Tu mentira recae también sobre tu cabeza; ya está el ángel del
Señor esperando, espada en mano, para partirte por medio y exterminaros".
60. Todos los presentes clamaron entonces a grandes voces y bendijeron al Señor,
que salva a todos los que esperan en él.
61. Se levantaron contra los dos viejos, a quienes, por su propia boca, había
convencido Daniel de falso testimonio, e hicieron con ellos lo mismo que ellos
habían maquinado pérfidamente contra el prójimo.
62. Los condenaron a muerte, como prescribe la ley de Moisés, y así aquel día se
salvó la sangre inocente.
63. Jelcías y su mujer dieron gracias a Dios por su hija Susana, así como Joaquín,
su marido, y todos sus parientes, porque nada malo se había encontrado en
ella.
64. Y Daniel gozó de gran estima ante el pueblo desde aquel día en adelante.