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LA NIÑA
Serie Los Cárteles – Spin Off 4
Título: La Niña
Lugar: España
ISBN: 9798865356394
Mario Benedetti.
Contenido
DERECHOS DE AUTOR
SINOPSIS
UNO
DOS
TRES
CUATRO
CINCO
SEIS
SIETE
OCHO
NUEVE
DIEZ
ONCE
DOCE
TRECE
CATORCE
QUINCE
DIECISÉIS
DIECISIETE
DIECIOCHO
DIECINUEVE
VEINTE
VEINTIUNO
VEINTITDÓS
VEINTITRÉS
VEINTICUATRO
VEINTICINCO
VEINTISÉIS
VEINTISIETE
VEINTIOCHO
EPÍLOGO
PRÓXIMO LIBRO
DERECHOS DE AUTOR
Queda prohibido: la distribución o copia de esta historia fuera de
Wattpad. Todos los derechos reservados.
Camelia Da Silva:
Mi corazón estaba tan roto, él lo destrozó, me hundió en la miseria.
Ahora estaba de vuelta en mi vida, quería protegerme. Mentía, quería
seducirme de nuevo, mi mundo estaba patas arriba. Mi hermano le había
encomendado una misión a Marcelo, él estaba muy dispuesto a cumplirla.
No se lo pondría fácil, nunca lo hago con nadie. Dos hombres querían
protegerme, uno era el mejor amigo de mi hermano, el otro era el hombre
que me destruyó.
Niccòlo Barccola:
Fui un estúpido al dejarla, un maldito idiota cegado por otra mujer.
Nunca debí abandonarla, mucho menos el día de nuestra boda. Me di cuenta
muy tarde del error que había cometido, mi esposa no era lo que yo
pensaba. Y extrañaba demasiado mi tiempo con Camelia. La quiero de
vuelta y no me importan las consecuencias, ella me pertenece, le di su
primera vez y seré quien le dé la última.
UNO
Camelia
La Niña. Todos creen conocerme, pero ninguno lo hace, ni siquiera mi
familia. Esa que se alejó de mí cuando sólo tenía quince años. Mi mundo se
vino abajo, pasé de tener unos padres presentes, un hermano increíble, unos
tíos que me amaban y unos primos que adoraba, a no tener nada. Me quedé
sola. Absoluta e increíblemente sola. Cuando yo tenía quince años, alguien
atacó a mis tíos, que en realidad eran los mejores amigos de mis padres, en
su propia casa. Los asesinaron a sangre fría, Marcelo y Mikel, los hijos
varones, quedaron gravemente heridos. A Yara se la llevaron, sólo para
devolverla, meses después, muerta.
Yo... Realmente creí que esta tragedia nos uniría como familia, pero no
fue así. Mi hermano se alejó de mí, se centró en su trabajo y en cuidar de
Mikel, le dio a él todo el amor que, al parecer, yo no merecía.
Dos años más tarde, cuando tenía diecisiete años, mis padres volvieron
de uno de sus múltiples viajes, mi hermano invitó a nuestra casa a unos
nuevos socios, unos italianos. Raffaelle, Ginevra y Niccòlo Barccola. Fue
cuando lo conocí, él tenía veinticuatro años, siete más que yo. Quedé
prendada, todo lo que Niccòlo hacía o decía me parecía extraordinario, él
me prestaba la atención que tanto deseaba, se preocupaba por mí. Me fui
enamorando de él poco a poco. Un año más tarde, en mi dedo anular, lucía
un hermoso anillo de compromiso. Estaba comprometida con el hombre que
tanto amaba, el hombre que me sacó de aquel pozo oscuro y lleno de
soledad. Estaba tan emocionada por esta unión, Niccòlo me llevó de paseo
por Río para celebrar nuestro compromiso, me invitó a cenar a un
restaurante increíble y después me llevó a una suite en un hotel lujoso,
había pétalos de rosas rojas por todo el suelo y la cama.
Iremos despacio.
Eso fue lo que susurró en mi oído. Esa noche, me entregué a un hombre
por primera vez. Niccòlo me trató con tanta delicadeza y amor, me sentí tan
amada, tan cuidada y protegida. Fue la noche más feliz de mi vida.
Mis padres me sacaron de Nueva York ese mismo día. Fue Bastian quien
se encargó de los Barccola. La única explicación de Raffaelle fue que
Niccòlo no estaba feliz conmigo y que había conocido a otra mujer que lo
hacía verdaderamente feliz. Se disculparon por no haber dicho nada hasta
que fue demasiado tarde. Bastian quiso vengarse, pero nuestro padre lo
detuvo, le debíamos la vida de mi hermano, el estúpido honor los detuvo a
ambos. De nuevo, yo había sido desplazada a un segundo plano, volvía a
estar sola. Me juré a mí misma que nadie más me pisotearía, la Camelia que
una vez existió, la que sufría por la soledad, había muerto. La nueva
Camelia había nacido para disfrutar de la vida, una vida que merecía.
Comencé a salir, a vivir, disfruté del sexo, de las fiestas, de los viajes. Dejé
atrás a todos los que me dejaron atrás a mí. Desde ese día sólo existía yo,
Camelia Da Silva "La Niña".
Todo este recorrido me trae hasta el día de hoy, un día que llevo
planificando tres meses. ¿De verdad pensaron que podían encerrarme? ¿A
mí? Por favor, ni siquiera me conocen un poco.
-Te amo, siempre fue así, amore- leo el mensaje otra vez, esta vez en voz
alta- Vuelve a mí, sabes que eres mía y yo soy tuyo.
Después de tanto tiempo, después de seis años sigue doliendo. ¿Cree que
puede volver a engañarme? Se equivoca. Puede quedarse con su amada
esposa y sus tres hijos. El bastardo me llora por mensajes para intentar
confundirme mientras se sigue follando a su mujer y la deja embarazada.
Comienzo a alejarme del barrio, quizás esta sea la última vez que lo vea.
Voy a extrañar tanto a Eric y a Jeren, son mis bebés, pero necesitaba hacer
esto. Nunca seré feliz ahí encerrada, espero que algún día lo entiendan.
¿Phoenix? Nadie sospecharía de ese lugar, creo que podría estar bien ir
allí. Aunque no me quedaré mucho tiempo, supongo que debería moverme
para no levantar sospechas. Saco dinero del bolsillo pequeño de mi mochila.
-Sí.
-Placer- miento.
-Yo vuelvo a casa, he estado algunos años ayudando en las zonas más
pobres de Brasil.
-Gracias, supongo.
Él sonríe.
-Nathan.
Me encojo de hombros.
-Mierda- se ríe.
-Esto no está bien- dice negando con la cabeza- Nos podrían pillar.
-Quiero ver.
-No, te estoy ofreciendo casa hasta que encuentres algo para ti.
Lo pienso unos segundos, supongo que estaría bien quedarse en una casa
en vez de en un hotel.
-Está bien, pero pagaré mi parte de los gastos- le digo.
Stronzo: Imbécil
Amore: Amor
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Niccòlo
Ha huido.
-¿Tu esposa?
Niego con la cabeza, Thea también es una buena amiga, siempre está
dispuesta a escucharme.
-¿Camelia?- me pregunta.
El día que dejé a Camelia plantada en el altar fue un día muy confuso
para mí. Le fui infiel con Corina, mi esposa. Creí que Corina era todo lo
que deseaba, joder, follábamos como conejos cada vez que estábamos
juntos. Le quité la virginidad, iba a ser mi amante cuando me casara con
Camelia. Pero no pude hacerlo, la quería como esposa, ella es una mujer
italiana, criada en nuestras costumbres y tradiciones. Era la esposa perfecta.
Camelia, por el contrario, había sido criada en libertad. Aunque fui su
primer hombre, dudaba que eso siguiera igual durante nuestro matrimonio.
Así que, tomé la decisión de organizar una boda con Corina y casarme con
ella. Fue una casualidad que Corina escogiera la misma fecha para nuestra
boda que la que había planeado con Camelia. No quise que se enterase de
esa forma, pero mi padre me prohibió decir nada, dijo que él se encargaría y
no lo hizo, se acobardó, igual que yo.
-Las manos en la ventana y saca el culo- le ordeno a Thea.
-Gime- ordeno.
-No, está bien, creo que sé a quién acudir para que me ayude.
Bajo al sótano del edificio, donde está mi coche aparcado. Mis hombres
me siguen en su coche en cuanto salgo al exterior, siempre voy
escoltado, La Famiglia tiene demasiados enemigos, nunca se sabe cuándo
pueden atacar.
Nunca entendí del todo por qué Bastian Da Silva no me mató después de
lo que hice. Mi padre me explicó que fue porque le debía una vida, es lo
mismo que dice Bastian. Sin embargo, si yo hubiera estado en su lugar
habría matado al hombre que dejó plantada en el altar a mi hermana para
casarse con otra el mismo día. Sé que no lo hice bien, fui un puto cobarde
por no hablar con Camelia primero y contarle que ella no era la indicada
para mí. Pero, en mi defensa, diré que no estaba preparado para dejarla.
Amaba y sigo amando a esa mujer. Corina sólo era la opción adecuada. Me
ha dado dos hijos maravillosos y tenemos otro en camino. No sé cómo
habría sido mi vida con Camelia, joder, ella era salvaje en la cama. No al
principio, pero sí cuando fue tomando confianza en sí misma. Me pongo
duro sólo de recordar esos momentos, me encantaría revivirlos. Quiero a
Camelia de vuelta en mi vida, no me importa lo que me cueste, seguramente
una guerra contra el puto Bastian. Me da igual, ella es mía y siempre lo
será.
Abro la puerta de casa, todo está en silencio. Bien, mi esposa debe estar
en nuestra habitación. Este maldito lugar tiene el tamaño de una mansión,
diez habitaciones y doce baños. Las dos del servicio abajo y las ocho de la
familia arriba. Todo es de concepto abierto, como a Camelia le gustaba, se
enamoró de este lugar en cuanto lo vio, tenía tanta emoción y felicidad en
sus ojos que no pude decirle que no y lo compré. Veinte putos millones de
dólares, ni siquiera lo noté.
Me deslizo dentro de mi habitación en silencio, me voy desnudando
poco a poco hasta estar completamente sin ropa. Me meto dentro de la cama
con mi esposa, su cuerpo está caliente, debe llevar un rato dormida. Corina
es tan jodidamente hermosa, su pelo largo y rubio está esparcido por toda la
almohada, sus ojos azules no son como los de Camelia, pero también son
bonitos. Tiene unos preciosos labios, el de abajo más grueso que el de
arriba. Me encanta cuando me la chupa. Y su cuerpo, maldición, es un
escándalo que, después de dos embarazos, siga teniendo todo en su sitio.
Sus pechos son pequeños, pero están bien, me gusta lamer sus pezones
rosas.
-Hola- susurro.
Ella empieza a moverse, siempre supo cómo mover sus caderas y es algo
que me vuelve loco. Se le escapa un suave gemido. La levanto un poco para
poder apartar sus bragas. Corina se desliza fácilmente por mi polla.
Le doy un beso en su pelo rubio, mis dos hijos han sacado el pelo rubio
de su madre, pero mis ojos.
Ella conoce bien a Camelia, no le gusta y dudo mucho que le guste más
si se entera de lo que estoy planeando. Quiero mantener a Camelia oculta
ante ella, no necesita saber que la voy a convertir en mi amante principal.
Le daré a Camelia todo lo que me pida. Me encantaría hacerla mi esposa, lo
haré, pero primero Corina debe morir, la amo, por supuesto que amo a mi
esposa, ella me ha dado dos hijos maravillosos y me va a dar otro. Sin
embargo, es un obstáculo para mi futuro con Camelia, ella se convertirá en
la madre de mis hijos, criará a los que ya tengo y me la follaré hasta dejarla
embarazada. Me gusta que aún no haya tenido hijos, seré el primero en
darle uno, su primogénito será mi hijo.
Nate sale del baño, lleva una toalla alrededor de las caderas, no me
equivocaba, tiene un cuerpo muy bien cuidado.
Me rio suavemente.
Se me escapa un suspiro.
-Ojalá se hubiera quedado con ella- murmuro.
-No importa lo que le digas, seguirá pensando que estoy contigo por
interés.
Él me mira de nuevo.
-Joder- gruñe Nate- Está bien, cariño, yo también pediré eso- me dice a
mí.
-¿Algo más?- me pregunta- ¿Quieres que los demás paguemos tus lujos
o sólo mi amigo?
Me paso un brazo por la cintura y apoyo el codo del otro sobre la palma
de mi mano, esbozo una sonrisa mirando a Charlie.
-Eres un puto ignorante- le digo- ¿Crees que no tengo papeles por ser
sudamericana? Te equivocas, tengo mis papeles en regla, mi visa de turista
es de dos años. Y soy más americana de lo que tú nunca serás, Estados
Unidos no es américa, amigo. Brasil, Ecuador, México, Colombia, cualquier
pueblo sudamericano estaba antes que Estados Unidos, hazte un test de
ADN seguro que eres de alguna parte de Europa, mírate, rubio de ojos
azules, vamos joder, ningún amerindio es así.
Agarro mi bolso.
-¿Qué pasa?
-No, está bien, Dani y yo estamos en casa viendo una película. ¿Estás
bien?
-¿Qué?
-¡Es un gilipollas!
Sandra se ríe.
-Este debió caerse de los brazos del médico cuando nació. En serio, es
tan gilipollas, es todo lo contrario a su prometida, ella es tan amable y
cariñosa.
-Espero que se dé cuenta de con quien está prometida antes de que se
case.
-¿Sigues ahí?
-Sí, ahora sí. Te dejo para que sigas viendo la película con El Güero.
Sandra y yo nos reímos. De repente odia que lo llamen así, es por eso
que lo hago, aunque nunca lo haya hecho.
Después de cenar y ver algunos capítulos de una serie, me meto bajo las
mantas de la cama. Son casi la una de la madrugada. La serie, realmente,
estaba interesante, pero ya estoy cansada.
No contesto.
De nuevo, no contesto.
Cierro mis ojos en busca del sueño que tanto ansío, necesito dormir y
que esta noche nefasta pase rápido. Nate no necesita este drama por mi
parte, por la mañana hablaré tranquilamente con él, cuando ambos hayamos
descansado.
CUATRO
Marcelo
Me pongo la chaqueta del traje antes de salir de mi habitación. Hoy
tengo mucho trabajo por delante, estamos esperando la salida de un
cargamento hacia África. Es muy importante tenerlo todo bien atado para
que no haya ningún contratiempo.
Bastian sonríe.
-Es curioso que sepas sobre niños sin ser padre- me dice.
Trabajamos duro durante las siguientes dos horas. Hemos dejado todos
los cabos bien atados, el barco debería salir a las cuatro de la tarde.
Siempre viene por las mañanas desde su casa para preguntarnos si hemos
encontrado algo sobre Camelia. Cada mañana desde hace tres semanas,
cuando se fue Camelia.
Tiene razón. Edoardo tiene debilidad por Camelia, siempre fue así. Sólo
yo vi lo mucho que sufrió cuando los dejé, a él y a su esposa, en el
aeropuerto en su primer viaje. No quería irse, pero necesitaba hacerlo, por
el bien de su salud mental. Perder a mi padre, para él, fue como perder a un
miembro de su cuerpo, estaban muy unidos. Isarema tuvo que llevárselo
casi a rastrar hasta el avión. Llamó cada día para preguntar por su princesa,
ama demasiado a esa niña, aunque ella no lo crea. Puede que sus padres se
hayan equivocado en algunas cosas, pero la aman.
Suelto un suspiro. Nadie está bien desde que Camelia se fue. Meto las
manos en los bolsillos de mi pantalón, quizás debería buscarla, sin embargo,
no creo que sea una buena idea, si Bastian se entera se enfadará mucho
conmigo.
Asiente dubitativo.
Cierro los ojos y suspiro, no puedo evitar sentir algo de lástima por ella.
Sé lo que hizo, joder si lo sé.
Se acurruca en las mantas viejas del colchón, sus ojos están sobre mí
mientras abandono su celda.
No es por ser presumido, pero las mujeres desean estar conmigo desde
que entro en este club.
Ella se ríe.
-No corras tanto- me dice con una sonrisa- Vamos a bailar y a pasarlo
bien primero.
-No tan rápido, amerindia- usa un tono burlón al final de su frase- Vas a
tener que explicar de dónde ha salido tanto dinero.
-¡No lo he robado!- grito- ¡¿Quieres saber por qué tengo tanto efectivo?!
Miro a Ashley.
-Realmente, espero que te des cuenta del tipo de basura con el que estás
prometida y huyas lejos de él, no te cases con él, Ashley, por tu propio bien.
-Fóllame, Nate.
Gimo fuerte cuando empieza a follarme más duro, su puta polla tiene un
don para encontrar el punto G. Los golpes de Charlie suenan en la puerta.
-Quédate, Camelia.
-No puedo.
-Quédate- susurra.
-Quizás, no lo sé.
-¿Lo prometes?
-¿Cuál?
Nate sonríe.
-En cuarenta y cinco minutos sale uno con destino a Las Vegas- me dice.
-¿Las Vegas?
Ella asiente.
Podría ir allí, Dani y Sandra se encuentran en Las Vegas, ellos no me van
a decir nada, me acogerán en su apartamento.
-¿Camelia?
-¿Qué pasa?
-Cami.
-¿Qué?
-¿De verdad?
-Gracias, Dani.
Los trabajadores nos permiten abordar el avión diez minutos antes, así
que, ahora mismo me encuentro sentada en mi asiento, esperando a que el
avión despegue. Le envío un rápido mensaje a Nate.
Nate contesta mi último mensaje con una risa. Ojalá les vaya bien a los
dos.
El avión despega media hora más tarde, me queda una hora de vuelo por
delante hasta llegar a mi nuevo destino. Miro el asiento de mi lado. Hace un
mes tenía a alguien increíble sentado junto a mí en otro avión, ahora está
vacío.
Miro en mi móvil la foto que Nate y yo nos hicimos una noche estando
de fiesta, ambos íbamos tan borrachos, tuvo que ir al día siguiente a
trabajar, el pobre volvió con la energía por el subsuelo. Ese día lo cuidé
como él había hecho conmigo otras veces. Nate me ha enseñado que hay
hombres buenos en este mundo, no todos son Niccòlo Barccola, un bastardo
sin corazón. Sólo recordar su nombre hace que mi cuerpo se tensione, mi
sangre hierve y busca venganza, quiero matarlo yo misma.
SEIS
Niccòlo
Thea se agarra de mi brazo, la he traído conmigo en este viaje, no quería
venir sin compañía femenina y estar solo durante una semana. No me fío de
las putas, me gusta follar sin condón. El ruso llega tarde. Llevo un mes
intentando quedar con él, buscando por todos los medios a mi disposición a
Camelia, desde el dieciséis de mayo buscándola, desde el mismísimo día
que se fue. Ya estamos a once de junio, un puto mes que ha sido un infierno,
sin saber dónde está o si corre peligro.
Entro con Thea en lobby del casino. Hace meses que Las Vegas y
Nevada dejaron de ser territorio de La Camorra, los imbéciles perdieron en
su guerra contra Iuriy Kozlov, los rusos se hicieron con este territorio.
Leonas Barretti fue reducido a ruinas, ni él ni su familia sobrevivieron,
ningún miembro de La Camorra lo hizo.
Thea se sujeta fuerte a mi brazo, su cuerpo está en tensión, fijo mis ojos
hacia donde ella mira. Iuriy Kozlov entra por la puerta del casino con una
sonrisa.
-Sí.
-Da miedo.
Puedo imaginar por qué, la cara de Iuriy está llena de cicatrices, una
enorme atraviesa se cara del lado derecho al izquierdo, desde la frente hasta
la mandíbula. Su cuello y sus manos están llenas de tatuajes, por mucho que
lleve un traje a medida no deja de ser un cerdo, un cerdo vestido de marca.
-No hay problema, también traje a los amigos que me pediste, pero
espero poder hablar contigo a solas.
Le hago un gesto con la cabeza a mis hombres para que estén atentos a
cualquier movimiento sospechoso.
-Algunos de mis amigos han traído a sus amantes, ella puede quedarse
con las demás mujeres- me dice Iuriy- Si es tan amable de acompañar a mi
guardia- le dice a Thea.
Thea asiente, la veo desaparecer por un pasillo. Iuriy me hace pasar por
delante de él al entrar en la sala privada de juego, sus amigos y los míos se
nos unen de inmediato. Mi ceño se frunce cuando veo a Daniel Hernández
como croupier. ¿Qué está haciendo él aquí? Mis amigos y yo nos sentamos
a su derecha, Iuriy y los suyos se sientan a su izquierda, hay tensión en el
aire.
-¿Qué haces aquí?- susurro.
Me ignora por completo. ¿Es que el pequeño imbécil no sabe que pronto
seré el nuevo capo? Debería respetarme.
-Daniel- gruño.
-Comencemos- dice.
El ruso se ríe ante el tono irónico de Daniel. Luego me hace un gesto con
la cabeza para que lo siga. Es lo que hago, me lleva hasta un despacho en la
segunda planta. Se sirve otro vaso de whisky antes de sentarse en su sillón
de cuero.
-Por favor, amigo, toma asiento- me dice señalando con su mano hacia
una de las sillas que están al otro lado del escritorio- Misha, sirve una copa
para mi amigo- le ordena al hombre que ha entrado con nosotros.
Iuriy sonríe.
-Bien, lo firmaré.
-Tengo una foto de ella- digo sacando la foto del interior de mi chaqueta.
-Ningún problema, ahora dime, ¿por qué la buscas? Y sobre todo, ¿por
qué ha huido?
Suelto un suspiro pesado, estoy tan cansado de estar con este imbécil.
-No tiene que saber nada, su papel es darme hijos. Lo que haga con mi
vida es asunto mío.
Me da un beso en la mejilla.
-Sí.
-Aguanta- gruño.
-Límpialo- le ordeno.
Ella traga lo que le quedaba en la boca y luego saca su lengua para lamer
la mancha de mi pantalón. Thea guarda mi polla en mis pantalones justo
cuando el coche se detiene en nuestro hotel, podríamos habernos quedado
en el Caesar Palace, pero no quería estar durmiendo en un lugar que le
perteneciera al ruso. Conseguí la suite presidencial en otro de los hoteles de
lujo de la ciudad.
-Mañana temprano.
-¿De verdad?
-Sí, querida. Voy a follarme tu coño para poner un bebé dentro de ti.
Paso un brazo por detrás de las rodillas de Thea y el otro por detrás de su
espalda, la levanto del suelo y la saco del ascensor. Uno de mis guardias
abre la puerta de nuestra suite. Entro en la habitación y lanzo a Thea a la
cama.
-Todo va a estar bien- me dice con su dulce voz- Dani no va a dejar que
te pase nada.
Sandra se ríe.
-Es muy guapo, en serio- me dice- Aunque tiene una hermana melliza,
Isabella, y ella tiene una amiga, Emma, alias Brujilda. Son bobitas.
Las semanas fueron pasando, el día del viaje a Houston había llegado.
Pronto estaríamos con la familia de Dani celebrando el día de la
independencia. Por suerte, no supe nada de Niccòlo en mi estancia en Las
Vegas, intenté no salir mucho para no tener ninguna oportunidad de
encontrármelo. Dani escuchó en el casino que su jefe, el ruso ese con la
cara cortada de lado a lado, que estaba buscando a una mujer brasileña.
Venir a Houston es lo mejor que nos ha podido pasar, ya que, en Las Vegas,
estaba empezando a sentirme un poco prisionera. Estoy segura de que el
negocio que Niccòlo tiene con el ruso tiene mucho que ver con la búsqueda.
No puedo creer que ese maldito cobarde se haya atrevido a poner un radar
sobre mi cabeza. No he querido contarle nada a Dani de mis sospechas, él
tiene que cuidar de su esposa y futura hija, ya están haciendo demasiado por
mí.
-Sí.
-Que le hice una paja en mitad del vuelo- contesto con una sonrisa.
-Joder, espera.
-Por supuesto que estaba preocupado por ti, Camelia. Eres la hermana
pequeña de mi mejor amigo, eres mi familia.
Me rio fuerte.
-Porque eres una salvaje con aspecto de ángel, pero es lo que hace que
seas única, Camelia.
-¿De verdad?
-Sí, ¿necesitas dinero?
-No, ese bastardo sigue escondido con esa secta, estamos buscando
entre las sectas locales. Aún no hemos hallado nada, seguramente esté en
alguna de fuera de la ciudad.
-Dime.
-¿Qué?- pregunto.
-Fue una orden de tu hermano, dijo que serías más feliz siendo libre.
-Claro que lo hace, puede que no hiciera las cosas bien contigo, pero
eres una de las personas más importantes para él, incluso por delante de
tus padres.
-Yo...
Marcelo se ríe.
-Tengo que dejarte- le digo- Por favor, no le digas a nadie que has
hablado conmigo.
-No lo haré, ángel. Por cierto, Adriana les habla a Jeren y a Eric de ti
todos los días, el pequeño capo no deja de preguntar por ti.
-¿Lo harías?
-Hazlo, ángel.
Martín, el padre de Dani y Gabriel, organizó una boda para ellos, aunque
ya estaban casados, ahora estaban aquí sus familias. La fiesta fue genial.
Todos nos lo pasamos bien y bailamos, yo terminé un poco borracha, debo
admitir la verdad. Quería celebrar por mis amigos y lo hice. La boda fue
ayer, hoy todos están descansando, he sido la primera en levantarme y estoy
preparando comida para todos, no es que sepa cocinar muy bien, pero
puedo defenderme.
-Buenos días.
Mi corazón se acelera.
-Eso lo sé, claro que puedes cuidarte tú sola, joder. Pero siempre es
bueno obtener ayuda, dime que ponga una bala en la cabeza de ese bastardo
y lo haré.
-¿Lo harías?
-Gracias- susurro.
-¿Frustrada?- me pregunta.
Muevo las cejas arriba y abajo mirando a todas las parejas de la mesa,
Tadeo ha empezado a reír, Gabriel y Mario se miran negando con la cabeza
y las mejillas de Gala y Sofía están sonrojadas. Sara y Amara están
fingiendo no escuchar nada.
Él asiente.
-¡Oh Dios!- exclamo- Dime que has hecho tríos- le suplico con las
manos juntas.
Él sonríe, pero no contesta, creo que lo hace con esa sonrisa. Su esposa
lo fulmina con la mirada, le exige saber con quién ha hecho esas
"guarradas".
Toda la mesa se ríe. Me gusta esto, me gusta estar aquí, aunque extrañe
mucho a mi propia familia, ojalá pudieran estar aquí en este momento.
OCHO
Marcelo
La llamada con Camelia me dejó muy pensativo. Ya hace casi dos meses
de eso. No hemos vuelto a hablar por llamada, pero sí hemos estado
mandándonos mensajes, sobre todo le he enviado fotos y vídeos de los
niños. Aunque en la mitad de nuestro chat hay bromas de ella, Camelia
sigue siendo Camelia.
C: Eso ya lo veremos.
El peso del sueño empieza a hacer mella en mí. Mañana tengo el día
libre y había pensado en llevar a Sheila a la playa. Ya debería haberme
dormido.
Se me escapa una carcajada, aún recuerda eso, pasó hace tres meses,
pero cada vez que puede, Jeren molesta a mi hermano.
Toma a Jeren en sus brazos. Adriana, Ulises y Mikel han recogido todas
las cosas.
Sheila se queda con los labios hacia fuera, no tengo ninguna intención de
despedirme de ella con un beso en la boca. Bastian y yo nos subimos en su
coche, los demás van con Fabiano en el otro.
-Camelia me ha llamado.
Frunzo el ceño.
-¿Herida?
Bastian asiente.
-¿De qué?
-De tu hermana.
-Yo...
-Trabajas para mí, eres mi mejor amigo y sabes lo preocupado que estaba
por ella.
-¿Te habló del ruso y Niccòlo?- me pregunta, asiento- ¿Él sabe dónde
está ella?
-Bien.
Apoyo los codos sobre la mesa entre nosotros, dejo caer mi cabeza entre
mis manos. Nunca le había ocultado nada a Bastian, es la primera vez que
lo hago y me siento fatal, ni siquiera le he contado todo.
-Ella cree que el ruso y Niccòlo tienen un acuerdo para encontrarla a ella
a petición del italiano.
-Dani escuchó que el ruso estaba buscando a una mujer brasileña, sólo
tuvo que sumar dos más dos.
Él asiente.
-Entiendo.
Me reclino hacia atrás en mi asiento. Bastian tiene un buen punto de
vista, si nos hacemos con Nueva York nuestros hijos tendrán un futuro más
tranquilo. No habrá forma de que La Famiglia quiera vengarse, no habrá
nadie que sobreviva a nuestro ataque.
-Dime.
Bastian golpea la mesa con su puño, saco mi móvil del bolsillo interior
de mi chaqueta y se lo entrego con el número del ruso en la pantalla.
Siempre suelo buscar información de nuestros posibles enemigos, guardé el
número del ruso desde que Gabriel atrapó a su hermano. La llamada suena
por el altavoz, luego una risa áspera.
-Nueva York.
-Lo sé, ¿por qué crees que he estado esperando tu llamada durante dos
meses?
-Iré con ella, me quedaré con Camelia todo el tiempo que sea necesario
hasta que Fabiano y tú encontréis a Emanuel.
-Está bien.
Le doy al botón de pausa, la voz del ruso suena como la de una cotorra,
extrañamente no me cae mal.
-Trato hecho, si haces algo contra mí te juro que verás mi peor cara.
-Nunca haré algo que ponga en peligro a mi hermana, creo que sabes a
qué me refiero.
-Montreal.
-Pequeña princesa.
Él asiente.
-Hola, ángel.
-¿Necesitas un masaje?
Esbozo una sonrisa, Marcelo ha estado muy atento conmigo estos días en
Houston.
-Lo digo muy en serio, estoy harta de mi mano, y ahora ni siquiera puedo
usarla.
-Ahora vas a ser mi amado esposo- le digo moviendo las cejas arriba y
abajo.
Mi voz sale más alta de lo que pretendía, noto las miradas de los
pasajeros sobre nosotros.
-Anya- suspira Marcelo- Anya Kozlov, sólo tiene dieciséis años, lleva
desaparecida desde los diez.
-Ese maldito Vlad el empalado...
Marcelo se ríe.
-No tienes que agradecer eso- su voz se ha vuelto más grave y ronca- Te
lo dije, eres mi familia.
-Entendido, señor.
-¿Quieres salir?
-Aquí tenéis- nos dice el ruso entregándonos unas llaves de coche- Está
en el parking subterráneo, es un SUV Mercedes EQS de color blanco, está
blindado. El señor Da Silva se lo compró al jefe para vosotros.
Marcelo asiente. Abre la puerta del edificio con su llave, me lleva hasta
el ascensor y pulsa el botón del parking.
-Marcelo...
Niccòlo
-¡Basta!- le grito a mis dos guardias.
Llevan toda la mañana sin darme la información que estoy buscando. El
ruso no se ha puesto en contacto conmigo desde que nos vimos en el casino.
No me gusta que me haga a un lado, mi primo dice que me la está jugando.
No lo debería hacer si no quiere tener a la puta Famiglia en su puerta.
Ella sonríe, sus mejillas se tornan rojas, las acaricio con mis pulgares.
Hace años, su belleza me deslumbró, me acosté con ella la primera noche
que la conocí, iba a hacerla mi amante. Pero Corina era la hija de un
teniente, no era carne de amante. No podía dejarla, me tenía embrujado con
su cuerpo, fue cuando decidí hacerla mi esposa.
-Fui tu mejor opción, amore- me dice- Esa zorra brasileña nunca habría
encajado en la mafia italiana.
Mi corazón se acelera.
-Oh sí, por supuesto que lo hice, fue demasiado fácil, la encontré dos
días después de nuestra reunión.
-¿Qu-Qué?- tartamudeo.
-¿Quieres a mi hijo?
-No, amigo, a tu primogénito, tu heredero. Yo no tengo, sería divertido
ser padre.
-Pu-Puedo darte a una mujer fértil, Thea, ella podría estar embarazada
de mi hijo en este momento, puedes quedártelos.
-Te volveré a llamar en unos días. Tienes mi palabra de que seré un buen
padre para Dominic.
-Doménico- gruño.
-¿Cómo coño puede jugar así con la vida de su hijo?- dice Bastian al
otro lado de la línea.
Viajó a Las Vegas para encontrarse con el ruso antes de volver a Brasil.
Iuriy le dijo que debía comprobar hasta dónde sería capaz de llegar Niccòlo
por tener a Camelia, dijo que así sabría a qué se está enfrentando. Nos
enfrentamos a un completo loco obsesionado con ella.
-Marcelo, no permitas que ese jodido loco ponga una mano encima de
mi hermana.
-Me haré cargo de ellos- dice Iuriy- Sólo son niños, no merecen al
bastardo que tienen como padre.
-Canelones a la boloñesa.
-¡Vamos!- chilla desde fuera- Tengo hambre y planes para esta noche.
-¿Planes?- le pregunto.
-¿Desde cuando eres lesbiana? Creí que lo de la mujer esa con la que
estuviste era sólo algo casual, que estabas experimentando.
Me froto la cara con una mano. Debe estar jodiéndome, ella nunca ha
mostrado ningún interés por las mujeres. Claro que, Mikel tampoco había
mostrado interés por los hombres y va a casarse con uno.
-No- respondo.
El agua fría corre por mi cuerpo, provocando el efecto que tanto ansiaba.
Mi mente se ha relajado y ha dejado de imaginar a la hermana pequeña de
mi mejor amigo teniendo sexo con otra mujer. Ahora sólo tengo que salir
del apartamento antes de que llegue la puta, Camelia no se va a cortar ni un
sólo pelo, tendrá sexo conmigo delante. Nunca le ha importado exhibirse,
más de una vez tuve que detener a la prensa de nuestro país cuando querían
publicar fotos de ella teniendo sexo en la cubierta de los yates de sus
amigos. No le importa y nunca le han importado los ojos curiosos.
Definitivamente, tengo que salir de aquí.
Camelia
Mis ojos se abren de par en par al ver a Marcelo salir del baño, está
completamente desnudo. Su polla es enorme, nunca vi una así, mi coño se
humedece y mi boca hace aguas imaginando las posibilidades.
-¡Joder!- grita él tapándose con sus manos- ¿Qué haces aquí? Te dije que
me iba a duchar.
Señalo hacia la puerta, Marcelo desvía su mirada hacia allí, la escort lo
mira con la boca abierta.
-Marcelo- lo llamo.
Sus ojos están sobre la escort, lo entiendo, ella es alta y hermosa, pelo
negro largo, tetas grandes y operadas, un culo redondo y trabajado, piel
oscura y suave. Puede que pensara un poco en el cuando la contraté, sé lo
que le gustan las chicas negras y la escort es todo lo que a él podría
gustarle.
-Déjate llevar- susurro en su oído- Nadie sabrá lo que ocurra aquí esta
noche.
Marcelo me mira.
Esbozo una sonrisa traviesa, llevo desde hace dos días preparando esto.
Vi a Marcelo medio desnudo en Houston, esa vez no vi su polla, pero quería
hacerlo. Me pregunté cómo sería verlo con otra mujer, busqué una agencia
de escort de lujo aquí en Montreal, contacté con la más importante y les dije
lo que quería, Sídney, así se llama la chica que está en la cama, cumplía con
todas mis exigencias.
Su pregunta me sorprende.
-Sin pelos, perfecto para que ella te lo coma- su voz sale ronca, jamás lo
vi así.
Sus ojos están tan oscuros como el carbón. Obliga a Sídney a poner su
cabeza entre mis piernas.
Mi cuerpo obedece su orden. Marcelo mete los dedos con los que ha
estado follando el coño de Sídney en mi boca. Comienza a follármela
mientras que con su mano libre se deshace de mi cabestrillo y de mi
camiseta de tirantes. Pone su polla entre mis tetas, no son tan grandes como
las de Sídney, pero tienen un buen tamaño para ser folladas.
Marcelo baja por mi cuerpo, hasta ponerse de rodillas entre mis piernas.
Hay una lucha en su interior, puedo verlo. Sea como sea, su excitación ha
ganado a la lógica. Me sujeta por las caderas y sube mi culo a sus piernas,
luego guía su polla a mi entrada. Va a meterme esa monstruosidad. Sídney
intenta subirse a mi cara.
-No diré nada, Marcelo, tampoco me interesa que Bastian se entere que
me ha follado su mejor amigo con una prostituta delante.
-Gracias.
Sus labios se posan sobre los míos, pongo mi mano detrás de su cuello
para atraerlo más a mí. Tengo un segundo orgasmo con Sídney
lamiéndome.
Él se ríe.
-Lo intenté una vez, pero ella se asustó, creo que le hice daño de verdad,
había sangre. Nunca más volví a intentarlo.
Marcelo asiente.
Marcelo me empuja sobre el colchón, abre mis piernas con sus rodillas y
se pone sobre mí, sujeta mis manos por las muñecas, una a cada lado de mi
cabeza.
-¿Por qué?
-Porque... Quiero repetir, ángel. Quiero volver a estar dentro de ti,
profunda y placenteramente dentro de ti.
-Ángel, mírame.
Abro los ojos, no me había dado cuenta de que los había cerrado.
-Sí, estamos cautivos en una ciudad donde nadie nos conoce, tenemos
derecho a divertirnos.
-He probado algo que no debía- susurra- Va a ser una noche muy larga
para ti.
ONCE
Camelia
Exprimo las últimas naranjas, me he levantado antes que Marcelo.
Quería prepararle el desayuno y darle una sorpresa. Anoche fue increíble,
nunca había sentido lo que él me hizo sentir, apenas dormí, me tuvo toda la
noche abierta de piernas. Pero no me importa, me lo pasé muy bien,
Marcelo sabe lo que hace. La puerta de la habitación se abre, él sale con el
torso desnudo, lleva únicamente unos pantalones cortos de baloncesto. Es
sumamente enorme.
-No es la primera vez que lo hago, hice uno para toda la familia de
Sandra y Dani.
-¿Y no se intoxicaron?
Frunce el ceño.
-Sí, tienes un látigo entre las piernas- respondo con una sonrisa.
Marcelo se ríe.
Marcelo asiente.
-¿Todavía te duele?
-Sí.
-¿Sigues enamorada de él?
-El amor que sentía por él se acabó el mismo día que me dejó plantada
en el altar. Pero me avergüenza haber confiado en él, no me gusta
recordarlo. Me duele, fui tan tonta.
-No y dudo que eso vuelva a pasar. Me he hecho a la idea de que nunca
me casaré y que tampoco tendré hijos.
-Hay alguien para ti, esperándote para amarte como mereces y darte la
vida que siempre deseaste- me dice.
-Lo creo de verdad, ángel. Eres una mujer increíble, habría que ser muy
estúpido para dejarte escapar.
-¿Dónde?
Señala hacia una tienda de lencería erótica. Lo miro con una ceja
levantada.
Marcelo sonríe.
-No.
-Vamos, tengo que probarme todo eso y que me des el visto bueno.
-Nos lo llevamos.
-26cm.
Mis movimientos son lentos, sus ojos están sobre mí todo el tiempo.
Siento cómo se engrosa en mi boca,
-Ángel, me voy...
-Por favor.
Me folla con sus dedos más rápido, lo siento abrirme y lamer cada
centímetro de mi entrepierna.
Me tapo la boca con mi mano, mi orgasmo explota tan fuerte como todos
los que me dio anoche. Jamás había sentido algo tan fuerte, todos los
hombres con los que he estado y ninguno me ha hecho sentir así. Me da un
beso en el clítoris, luego me ayuda a sentarme sobre la otomana.
Aparta el pelo de mi cara con sus dedos, sus labios se posan sobre los
míos. Sabe a mí y yo a él.
Esbozo una sonrisa, hace meses que no voy a ningún club a bailar.
Rodeo el cuello de Marcelo con mis brazos, me levanta de la otomana y me
aprisiona contra la pared.
Repito las palabras que él me dijo esta mañana. Me deja en el suelo con
cuidado, siempre tiene tanto cuidado conmigo. Me giro para mirarme en el
espejo, las manos de Marcelo amasan mi culo desnudo.
Apoyo mi espalda en su pecho, toma mis tetas entre sus manos y las
aprieta.
Niego con la cabeza. Oculto mi cara con mis manos. Marcelo me gira,
intenta apartar mis manos.
-Yo...
-Habla conmigo- dice acariciando mis mejillas con sus pulgares- Estoy
aquí.
-Niccòlo nunca supo valorar lo que tenía, dejó libre a la mujer más
increíble del mundo. Ese bastardo es un imbécil, no pienses más en él.
Nunca la había visto tan emocionada como cuando le conté antes el club
que había encontrado, es como un parque de atracciones para el sexo. Tiene
habitaciones temáticas, habitaciones privadas, shows en vivo de gente
follando, cualquier cosa que puedas imaginar, está ahí.
Traga grueso.
-¿Y la segunda?
-¿Quieres contármelo?
-Sólo... Estaba pensando en que algún cabrón con suerte pondrá un bebé
dentro de ti.
Se ríe suavemente.
-Volverás a amar, ángel. Estás hecha para amar y dar tu amor a un buen
hombre.
-No lo creo, el tiempo pasa y cada vez soy más mayor, los hombres
siempre prefieren a las chicas de menos de veinticinco.
-¿Yo?
-Sí, ángel. Desde que estoy aquí contigo, desde que estamos de esta
forma no he pensado en la muerte de mis padres ni en la de Yara. Y cuando
lo hago no duele tanto.
-Sí, eres un ángel de verdad, Camelia. El hombre que no sepa ver eso es
un gilipollas que no merece que lo mires.
Veo su enorme sonrisa cuando levanta la cabeza para mirarme a los ojos.
Acuno su cara entre mis manos y la beso en los labios. Camelia siempre
mereció cosas buenas, quiero ser quien le dé esas cosas.
Me encojo de hombros.
-Yo no tengo tanto dinero para esto, Marcelo, mis padres y mi hermano
me han mantenido toda la vida.
-Tengo más que suficiente para los dos y para montar un club así en Río.
Luego comenzarás a ganar tu propio dinero.
Acaricio sus pezones con mis pulgares a través del vestido, están duros.
-Te voy a llenar las tetas y los pezones con mi semen, ángel.
-Sí, lo hicieron.
Él sonríe.
-Sí, ángel. Pero sólo yo puedo tocarte. ¿Quieres que pase alguien?
-Sí, me gustaría.
-Deja que entren seis personas, no importa su sexo, sólo avisa de que no
pueden tocar.
-Ángel.
Obedece de inmediato.
-Saca mi polla.
-Chupa, ángel, que todos vean que tu preciosa boca puede con mi
enorme polla.
Sus labios acogen la cabeza de mi polla, echo una mirada a la gente que
está en los sofás, luego les hago un gesto para que se acerquen y vean mejor
lo que mi ángel es capaz de hacer.
-Aprieta mis muslos con tus dedos si esto está bien para ti, ángel.
Ella lo hace.
Vuelve a apretar con sus dedos. Acelero un poco mis embestidas, las
barbas han empezado a caer por las comisuras de su boca.
Mete su mano entre sus piernas y me muestra los dedos, brillan por la
humedad que emana de ella. Saco mi polla de su boca, la levanto del suelo
abruptamente. Me deshago de mis zapatos y el resto de mi ropa.
Camelia me sonríe.
-Salvaje- me dice- Quiero que todos vean como me follas, Marcelo, por
favor. Quiero que me folles duro.
Doy un tirón de sus piernas, tomo jugos de su coño y mojo mi polla con
ellos, ella gime sólo con este acto. Alineo mi polla con su entrada, es
estrecha, pero se abre para mí a medida que me meto más en su interior.
-Ángel, córrete por mi polla, deja que esta gente vea cómo te corres tan
fuerte.
Su squirt explota por toda mi polla, el chorro moja las sábanas de seda
de la cama. A la gente parece gustarle esto, no dejan de masturbarse,
algunos entre ellos.
-¡Ángel!- gruño.
-Vamos a limpiarte- le digo- Aún tenemos mucho que ver en este club.
TRECE
Traducciones del capítulo
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Niccòlo
Miro a mi hijo correr detrás de su hermana, no sé qué coño hice. Nunca
debería haber jugado con su vida, Doménico merece una vida mejor que
esta, debería enviarlo lejos de aquí. En Italia estaría a salvo, puedo nombrar
como mi heredero a Sandro. Lo mejor sería enviar a los cuatro lejos, a mi
esposa con nuestros hijos, mantenerlos a salvo del ruso y de mí. Sigo
queriendo a Camelia a mi lado, es a donde ella pertenece, pero no quiero
poner en riesgo a mis hijos.
Asiento.
Frunce el ceño.
-Camelia.
-No, papá.
-Ese era mi plan, pero Corina siempre estaba diciendo que Camelia
nunca sería la mujer que yo necesitaba, ella no se crio en nuestras
costumbres.
Doy otro sorbo y luego otro, necesito acallar las voces de mi mente que
no me dejan vivir.
Me levanto tan rápido de mi silla que ésta cae hacia atrás, golpeando el
suelo.
-Siéntate- me ordena.
-Tienes que sacar a Doménico del país, envíalo a Italia con nuestra
familia, ellos lo protegerán- me dice mi padre- Llama a tu tío Teodoro y
explícale la situación, él te aconsejará qué debes hacer con el ruso.
-¿Y Camelia?
-Hay mujeres que necesitan ser domadas, Camelia es una de ella. Clara
era así cuando la conocí, ella quería ser una mujer libre, pero la encarrilé, la
convertí en la mujer sumisa que es hoy día.
-¿Violaste a Clara?
-Tuve que hacerlo, con el tiempo dejó de luchar y se sometió
voluntariamente a mí. Ahora es feliz con nuestros hijos, viviendo la vida
que debería haber vivido siempre.
Froto mi nuca con mi mano, quiero eso para Camelia, quiero que ella
viva feliz a mi lado. Si a mi padre le funcionó, también debe funcionarme a
mí.
Mi padre sonríe.
-No creo que a Corina le haga mucha gracia que estés tan entusiasmado.
-Corina hará lo que se le ordene, que no olvide su lugar. Por cierto, ¿qué
vas a hacer con ella cuando tengas a Camelia a tu lado?
-Entiendo. Habla con tu tío, él puede ayudarte con todo, incluso puede
que encuentre a tu mujer.
Mi tío Teodoro, el hermano de mi padre, es su consegliere. Él puede
ayudarme a encontrar a Camelia ahora que mi padre sabe de mis planes.
Debería haber acudido a él desde el principio, pero pensé que no me
apoyaría. Ahora veo lo equivocado que estaba.
-Busca aliados- me dice de pronto- Hay que acabar con los rusos, no voy
a permitir que un figlio di puttana se quede con mi nieto.
-El Outfit podría estar dentro, Vittoria será la esposa del futuro capo.
Mi padre asiente.
-Nada que sea asunto tuyo- le contesta mi madre- Las cosas de un capo
son sólo suyas, Corina, ya deberías saber cuál es tu lugar.
-Mamá- advierto.
-Debería haber dejado que te casaras con esa puta brasileña, mi padre
podría haberme conseguido a un hombre mejor que tú.
-Por supuesto, esa puta tenía que sufrir por intentar robar a un hombre
italiano.
-También te odio a ti, sois tal para cual. Algún día le contaré a Doménico
todo el daño que me hiciste, mi hijo se vengará de ti y de esa puta.
Salgo corriendo para el baño cuando siento que el vómito quiere salir.
Creo que estoy expulsando hasta mi primera comida. Apoyo el codo en la
taza y mi cabeza en mi mano.
Marcelo se agacha a mi lado, frota mi espalda suavemente.
Esbozo una débil sonrisa y asiento. Ha sido muy dulce conmigo todo
este tiempo, la vez anterior que me vino la regla me cuidó y me compró
toda la comida basura que quise, vio películas conmigo y yo vi las series
que a él le gustan. Creo que mi corazón lo ha elegido, después de seis años
de infierno, ha comenzado a latir de nuevo por el hombre que está entrando
en el baño con una de mis bragas en su mano.
-Te dejo algo de intimidad- me dice- Voy a prepararte un caldo, ángel.
Tu madre me ha dicho que te gustan los de pollo y verduras.
-¿Qué?- le pregunto.
Vuelve unos minutos más tarde con una bolsa, su sonrisa me lo dice
todo. Comienza a sacar un montón de dulces de chocolate, mis batidos de
fresa, snacks salados y bolsas de patatas fritas.
-Sí, ángel, para que pases este maldito día lo mejor posible.
Me entrega un bote de calmantes y una botella de agua.
Él se ríe.
-Porque dices que soy tuyo y, sin embargo, me compartes con Sídney.
-No... Yo...
-¿Quién?
-Ángel, cálmate.
-¡Eres mío!
Lo beso con rabia, Marcelo manosea mi culo con sus manos. Meto mi
mano entre nosotros y agarro su polla, es mía, no de Sídney.
-Cálmate.
-¿Te da asco?
-No, pero...
-Joder.
-Sí- gimo.
-Sí.
-Te amo, Camelia, llevo semanas queriendo decirte esas dos palabras. Te
amo, ángel.
-Me voy a correr, ángel, ojalá no tuvieras ese puto DIU y la regla.
-Oh, joder- gime- Me estoy corriendo más que nunca, tu coñito está tan
lleno de mí.
Tengo un pequeño espasmo en mi útero. Marcelo mete su mano entre
nosotros y frota mi clítoris.
-¡Marcelo!- chillo.
-¿Ahí, ángel?
-¡Sí!
Nos corremos juntos de nuevo. Marcelo besa mi cara por todos lados, me
siento tan llena de amor, de su amor. Él me ama como yo lo amo. Se acabó
compartirlo, lo quiero sólo para mí, es mío y me pertenece.
-¡Tita!
-¡Monito!
-Claro que tienes muchos amigos, porque eres el niño más bueno del
mundo- le responde ella.
Jeren sonríe.
-¡Jeren!
-Ha corrido por las escaleras del avión y ha traspasado a los rusos, joder.
Está aprendiendo a escabullirse demasiado deprisa.
-He encontrado esta cosa- dice- Quizás alguien de por aquí sepa qué es.
-Lo siento, pequeña princesa, tienes razón. Pero, oye, los hermanos se
roban cosas.
Mi ángel se ríe más fuerte. Veo a los demás salir por las puertas, Adriana
viene negando con la cabeza.
-Tito- me llama Jeren.
-Salir corriendo.
-Mami, quería ver a los titos- le dice con tono triste- Los amo mucho.
-Ni siquiera sé cómo ha conseguido llegar hasta aquí, esas puertas por
las que hemos salido venían de un pasillo con mil puertas más.
-Papi dice que soy muy inteligente y que el capo puede hacer lo que
quiera.
Miro a Ulises.
-Por favor- escucho a Isarema- Este niño pesa demasiado y estoy a punto
de perder los brazos, vayamos a algún lugar.
Eric se ríe.
-Trato de que todo esto le resulte más fácil, salimos a bailar y a comer,
de compras, no sé, cualquier cosa que necesite.
-Princesa- la llama su padre desde los asientos de atrás del coche, Jeren,
Isarema y él vienen con nosotros.
-Dime, papá.
Aprieto el volante con mis manos, jodido Edoardo, no deja pasar ni una.
-Estoy bien, sólo algo cansada. Anoche casi no dormí por la emoción de
volver a veros- responde con una sonrisa.
-¿Juntos? ¿Vosotros...?
-Sólo te advierto que esta vez mataré a quien sea si mi hija resulta
herida, Marcelo, no me importa si eres mi hijo.
Mira a su hija.
Camelia se ríe.
-No le digáis nada a Bastian, por favor, queremos hablar con él a solas-
le pide Camelia a sus padres.
Él asiente.
-Vale, tita.
-Te amo.
Jake
-------------------------------
Camelia
No puedo creer que ya tenga veintiséis años, los cumplí el día después de
que mis padres llegaran. Lo celebramos en un lugar que Marcelo había
reservado, un jardín botánico, hicimos un picnic, él se había encargado de
todo, del catering, del pastel, de los regalos. Creo que nunca había sonreído
tanto como ese día y mis padres se dieron cuenta de todo lo que él me ama
y está dispuesto a hacer por mí.
No hemos tenido mucho tiempo para estar juntos, sólo por las noches y
han sido algunas, ya que Jeren y Eric han querido dormir algunas de esas
noches con nosotros en nuestro apartamento. En las que tenemos para
nosotros no hemos podido quitarnos las manos de encima.
-Oh, venga ya, Adri- murmuro en voz alta riéndome- Sus tetas han
crecido, todos han debido darse cuenta.
Unos suaves golpes suenan en la puerta de mi apartamento, me acerco
para abrirla. Adri está apoyada sobre el marco de la puerta.
-¿Cómo lo sabes?
Niccòlo Barccola.
-¡Marcelo!- lloro.
-Esto lo hago por nosotros dos, amore. Tienes que volver conmigo.
-¡No!
-Eres mi mujer, amore- gruñe- Tanto tiempo sin estar dentro de ti.
-Adri- sollozo.
-Mamá- lloro.
-Ángel.
Levanto lentamente mi vista del suelo hacia sus ojos, no quiero que me
vea así.
Niego con la cabeza a la vez que miro hacia otro lado, hay mucha gente
a mi alrededor, ya no importa que nadie me vea así.
-Vete- le digo.
-Me ha tocado.
Marcelo me atrapa entre sus brazos, mis piernas flaquean mientras lloro
desconsolada en su pecho.
-¡Marcelo!- grito.
-Misha no estaba.
-DIU.
-Lo tendré todo listo, vuelvo enseguida ángel, sólo voy a buscar a
Bastian y pedirle a Iuriy los materiales necesarios para tus bombas.
Asiento débilmente.
-Sí, pobre pantera, hace tiempo que Bastian no le lleva a nadie para
jugar. Yo le llevaré a tres bastardos que intentaron destruirme.
-Corina y Raffaele.
Me encojo de hombros.
-Princesa.
-Lo sé, no quiero hacerles daño, pero merecen una vida mejor.
-Iuriy dijo que se haría cargo de ellos llegado el momento- dice Marcelo-
Lo avisaré para que esté pendiente.
-Todo arreglado- le digo a mi madre- Obtendré mi venganza y esos niños
tendrán una vida mejor que con esos enfermos.
-Es a Niccòlo a quien voy a matar después de que Bagheera juegue con
él.
Me agacho a su lado.
-Ángel.
-Sí.
-¿Por eso estás haciendo todo esto? ¿Para reemplazar sus asquerosos
sonidos con sus gritos de dolor?
Ella asiente.
-Vale.
Poso mis labios durante varios segundos sobre su sien, luego pego mi
frente en el mismo lugar.
-Estoy aquí, yo jamás te haré daño, cuando estés preparada sólo ven a
buscarme.
-Te amo, Marcelo. Te prometo que cuando haya acabado con él todo
mejorará.
-Lo sé, ángel. Eres jodidamente fuerte y valiente, creí que volvías a ser la
Camelia de hace siete años antes de que pasara todo esto, pero me
equivoqué. Eres mejor que esa Camelia y serás mejor cuando hayas salido
de esta mierda.
-Quiero que todo pase, estar contigo, dormir en nuestra cama abrazados.
-Lo lograrás, siempre lo haces, ángel. Y esta vez no estás sola, me tienes
a mí, incondicionalmente.
-Iremos a por él, ángel, vas a hacerle todo lo que quieras. No voy a
permitir que nadie lo toque, sólo tú.
La puerta del apartamento se abre, miro por encima de mi hombro.
Isarema entra sin hacer ruido, se acerca a su hija y le da un beso en la
cabeza.
Los ojos de Isarema se encuentran con los míos, hay tanta tristeza y
derrota en los suyos. Está volviendo a pasar por lo mismo que hace treinta y
un años cuando Yamila violó a su esposo.
-No lo hará, sabes que son muy diferentes, ella se parece a ti y al bruto
de Bastian.
-Estoy de acuerdo.
-¿Y Ginevra?
-Bastian me lo ha dicho.
-No me gusta.
-¿Lo harás?
-Gracias, cariño, ella está bien contigo. Eres el hombre indicado para mi
hija, no hagas caso a Edoardo.
Se me escapa un bufido.
-Ese viejo sólo está celoso- le digo.
-Te aviso.
-Meu rei.
-Cuéntame.
Ella se ríe.
-¿Ahora?
-Mañana.
-¿Mañana?
-Sí, esta ciudad es de Iuriy, estoy seguro de que puede arreglarlo todo
para mañana.
Roza mis labios con su pulgar, no muevo ni un sólo músculo, por más
que esté deseando besarla y devorarla. Quiero que se sienta segura y que
sepa que ella tiene todo el control. Lentamente se va acercando a mí, me da
un beso muy corto en los labios, pero es suficiente para mí. Ella necesita
sanar y encontrarse de nuevo a gusto con nuestra intimidad.
-Vale, pero...
-Con que quieres ser la señora Ferreira- le digo clavando mis dedos en su
costado.
-¡Por favor!
Camelia se ríe.
-¿Estáis...?
-Es mi hermana.
-¿La amas?
-Sí, con todo lo que tengo y lo que soy, amo a Camelia.
Mira a su hermana.
-Nunca fui tan feliz como con él, me cuida, me ama por quien soy y me
protege, Bas. Marcelo me reparó y sé que lo volverá a hacer.
Él me mira a mí.
-¿Mañana?
-Voy a hablar con Iuriy, seguro que él puede arreglarlo para mañana.
Bastian suspira.
-Lo haré yo, organizaré una boda para mañana por la tarde, tú quédate
con mi hermana.
-Mi mujer ha estado mejorando mi arma y mis balas para que hagan más
daño, creo que tiene muy buenas ideas que nos ayudarán a derrotar a
nuestros enemigos- explico mirándola a los ojos.
-Es la segunda puerta que rompo hoy, no le ha gustado que rompa cosas
que no son mías. Me castigará sin sexo una semana, me lo dijo.
Niego con la cabeza, vuelven a ser los mismos que cuando eran niños.
Ella haciendo cosas para molestarlo y él amándola más cada segundo.
Camelia aparece por el arco de la puerta, se esconde detrás de mí
riéndose.
-¡No creas que esto va a quedar así!- grita Bastian- Ya te pillaré, mocosa
malcriada.
Tengo que hablar con Adriana, quizás ella pueda ayudarme a averiguar
qué pasó para que no pueda besar a Marcelo.
Una sonrisa se dibuja en mi cara, esta vez no es una boda por todo lo
alto, pero es perfecta. Sólo van a estar las personas que me interesan y el
ruso, por supuesto, se autoinvitó él solo, aunque no me importa, ha hecho
mucho por mí y por Marcelo, mi esposo, joder, va a ser mi esposo.
-Estaba pensando.
-En nosotros, quiero que intentemos tener un bebé cuando haya sanado
físicamente.
-Ángel, no hay prisa, tienes que sanar mentalmente.
-Te prometo que estoy bien con eso, excepto con los besos, quiero
averiguar qué me pasó, es obvio que mi cerebro me está ocultando algún
tipo de información, quizás Adriana me aclare las cosas.
-Oh, claro que sí- respondo tomándolo por las caderas- Necesito hacer
pequeños negritos en mi vientre.
-¿Ángel?
-Tú tampoco.
Beso su pecho, voy bajando muy lento hasta que estoy de rodillas en el
suelo.
-Ángel, no es necesario.
-Shhh...
-Te prometo que estoy bien, estoy segura de que no sería lo mismo si
fueses otra persona, no creo que tolere que otro hombre me toque. Eres mi
cura, Marcelo.
Saco su polla de mi boca y lo masturbo con mis manos, su semen cae por
mi cara.
-Tan hermosa- dice con una sonrisa- ¿Segura que estás bien?
-Mejor que nunca. Ahora ayúdame a levantarme, creo que mis rodillas se
están rebelando contra mí.
Marcelo me toma por debajo de mis axilas con sus manos y me levanta
de un salto, me mantiene sujeta por un rato hasta que puedo mantenerme de
pie yo sola.
-Pronto, meu rei, la doctora dijo que en una semana todo estaría curado.
-Me encanta poder hablar contigo de todas estas cosas- le digo- A otros
hombres con los que estuve no les gustaba, creían que era vulgar que una
mujer hablara de pollas y coños.
-Me gusta que me hables de pollas y coños, ángel. Me gusta como eres,
abierta y extrovertida, no te quiero de otra forma.
Inclino la cabeza a un lado, acaba de darme una idea para esta noche.
-Porque conozco esa expresión, he dicho algo que te ha dado una idea.
-La doctora dijo que no podía tener sexo vaginal, pero no dijo nada del
sexo anal.
-Ángel, no.
-Por favor, por favor, quiero que me folles el culo esta noche.
-¿Aburrido? Joder, aburrido. Hemos hecho un trío con otra mujer varias
veces, te he llevado más de una vez un club de sexo, te he follado delante
de gente. ¿Y me dices aburrido?
-No me has follado por el culo, lo tengo cerradito y lo quiero abierto por
tu enorme polla.
-¿Quieres que te lo abra, joder? ¿Quieres que me folle tu culo hasta que
me corra dentro de él?
-Te voy a follar el culo esta noche, Camelia, mañana no vas a poder
caminar y te lo volveré a follar. No vas a volver a llamarme aburrido.
Me da un beso en la sien.
-¡Que no!- chillo- Voy a ir así a nuestra boda y no hay más que hablar.
Me da un azote en el culo.
Me rio suavemente.
-Hay algo que no funciona en mí- ella frunce el ceño- No puedo besarlo
en la boca.
Mi estómago se revuelve.
-No lo sé- admito- No sé por qué puedo sentir deseos por tener
relaciones sexuales con Marcelo y, sin embargo, no puedo besarlo.
-No podemos decidir con qué nos traumamos y con qué no- me dice- Tu
padre no podía ni mirarme cuando hacíamos el amor, mis ojos eran su punto
débil.
-¿Por qué?
-Porque la miró a los ojos cuando lo violó, princesa. Quizás tu cerebro
recuerde los labios como la parte más asquerosa y traumatizante.
-Quiero besarlo, mamá, quiero darle un beso cuando nos declaren marido
y mujer.
-Deja los ojos abiertos- me dice Adriana- Así verás que a quien besas es
a Marcelo.
Camina del brazo de su padre hacia a mí, sonríe como nunca antes.
Quiero verla así siempre.
La luz del atardecer se filtra por las ventanas del jardín botánico. Bastian
lo consiguió con tan poco tiempo, pero sabía que a su hermana le encantaría
este lugar, fue donde celebramos su cumpleaños y quedó enamorada del
lugar. Tiene sentido que nuestra unión sea en este lugar, aquí es donde le
entregué el anillo de compromiso de mi madre, un anillo que tuvo que
ocultar al principio, pero que ahora resplandece en su dedo. Todos han
venido a nuestra boda, Dani, Sandra y su pequeña hija, Gabriel, Sara y los
trillizos, Mario, Sofía y sus hijos, Tadeo, Gala y el pequeño Aslan. Todos
están aquí, acompañándonos en este perfecto día.
Camelia se ríe.
-Sí, padre, acelere- le dice ella- Tengo prisa por ser la esposa de este
hombre.
El cura sonríe.
-En vista de que ambos contrayentes tienen algo de prisa, sólo me queda
preguntarles. Marcelo Ferreira, ¿aceptas a Camelia Da Silva como tu
legítima esposa?
-Sí, acepto.
-Sí, acepto.
-Déjame intentar algo- me dice- Deja tus ojos abiertos, por favor.
Asiento con la cabeza, ella posa sus labios sobre los míos sin dejar de
mirarme a los ojos, abro mi boca levemente. Ella tiene el total control del
beso, se separa de mí sonriendo.
-Y yo a ti, esposa.
La atraigo a mi cuerpo, rodeo su cuerpo con mis brazos, por fin es mía
para siempre.
-Sí, ángel.
-Sí- gruño.
-Él tiene razón- lo apoya mi esposa- Cásate con Adriana de una vez.
-¿Qué?
-Bien.
-¿Emanuel?
-No puedes seguir así, Bas. ¿Y si nunca más vuelve a aparecer? ¿Dejarás
de vivir tu vida por el miedo? Adriana y los niños merecen más que eso y lo
sabes.
-Entonces ve a por ello, tienes a una mujer que te ama, te ha dado tres
hijos increíbles, ¿no crees que es hora de que tú le des algo a ella?
-Hoy no tengo nada más que hacer, no me costará mucho oficiar otra
boda, hija mía.
-Venga, padre, que quiere irse a follar con su esposa- se burla Dani.
Dani bufa.
-Esos niños ya saben más palabrotas que todos nosotros- se defiende él.
-Sí, acepto.
-Sí, acepto.
-Por la autoridad que la iglesia católica me ha concedido, yo los declaro
marido y mujer, puedes besar a la novia.
Bastian sujeta a Adriana por la cara, estampa sus labios contra los de
ellas. Eric y Jeren empiezan a aplaudir, animándonos a todos a hacer lo
mismo.
-¿En qué?
-Por favor.
-Voy a comerte el coño, joder, voy a meter mi cabeza entre tus piernas y
te voy a comer hasta que te corras por mi cara.
-Estas tetas van a recibir semen, ángel y luego te las voy a lamer.
-¿Eso te gustaría?
-Ah...- jadea.
Camelia cierra las piernas, atrapando mi mano entre sus muslos. El grito
de su orgasmo hace eco en la noche. Le doy un beso en la mejilla, luego le
abro las piernas.
-Estás perfecta, meu amor. Vamos al agua caliente, aquí hace frío.
-Ángel, no tenemos que hacerlo esta noche, puedo darte otro orgasmo
con mi boca si lo deseas.
-Llevas un DIU.
-Lo vas a tener, ángel, pero en tu culo. ¿Me crees estúpido? Quieres que
te folle el culo.
Le doy un fuerte azote, ella se ríe. Soy demasiado bruto cuando la arrojo
a la cama. Saco del cajón de la mesita de noche el bote de lubricante que
dejé esta tarde aquí, echo en mi mano un chorro grande.
-Te voy a llevar al club antes de irnos y me voy a follar tu culo delante
de todas esas personas, van a ver cómo te lo lleno de semen.
-Esposo- gime.
-¿Lista, mi ángel?
-Misha me ha pedido que te diga que puedes con esto- me dice Iuriy.
Esbozo una sonrisa, Misha despertó cuatro días después del ataque de
Niccòlo. Nos contó todo lo que había ocurrido, habían sido sorprendidos
por más de una docena de italianos, no pudieron hacer nada, lo habían
derribado antes de que él pudiera dar la alarma. Por suerte, se está
recuperando, no quería que le pasara nada, Misha es bueno.
-Saca a la niña y a Corina, no quiero que una bala perdida les impacte.
-Confía en mí, las sacaré y las pondré a salvo, Corina será toda tuya
cuando haya dado a luz.
Entramos por las puertas del edificio, Dani dispara al primer guardia que
sale corriendo, arriba ya deben estar avisados, no me importa, no pueden
huir de mí. Lo tenemos todo vigilado, todas las salidas y cualquier ruta de
escape que quieran usar. Hemos esperado la oportunidad perfecta, esta
noche, Niccòlo y Corina tenían a Raffaelle y a Ginevra invitados a su casa,
el momento adecuado para atraparlos a todos. Su jefe de seguridad los
vendió por una mísera cantidad de dinero.
Marcelo se ríe.
-Veintidós de noviembre.
-Hermana.
Niego con la cabeza, tengo las lágrimas a punto de caer. No puedo estar
embarazada, debe ser un error.
-Está afectada por lo que ha dicho el bastardo italiano- le responde mi
hermano.
-Sí.
-Ángel, mírame.
-Mírame- exige.
-¿Un retraso? Ángel, aún quedan varias horas para que pase el día.
-Tengo miedo.
-Pero...
Toma mis manos entre las suyas, sus ojos no abandonan a los míos.
-Voy a hacerte una ecografía para comprobar que todo está bien. ¿De
acuerdo?
-Sí.
-¿Eres regular?
-Mami- sollozo.
-Nunca.
-Lo entiendo.
-El DIU falló porque estaba mal colocado, si tuviste relaciones con tu
esposo antes de la violación ya podrías haber estado embarazada y el bebé
sería de él.
-No puedo hacerlo, Marcelo- lloro- Podría ser tuyo, no puedo matarlo.
-¿Crees que lo amaré menos que a sus futuros hermanos porque no tenga
mi color de piel?
-Y soy tu hombre, así como tú eres mi mujer y este es mi hijo, sois míos
y os amaré toda mi puta vida, Camelia Ferreira.
VEINTIUNO
Marcelo
Cuatro semanas de embarazo. Mi esposa está embarazada de cuatro
semanas, está profundamente dormida en mis brazos mientras volamos a
Brasil, volvemos a casa. La doctora le ha mandado reposo, no porque haya
algún problema con el embarazo, sino porque ella lo necesita. Está agotada
emocionalmente, la noticia del embarazo la ha rematado.
-Puedo opinar...
-Lo siento, tenéis razón- dice en un hilo de voz- Creo que será mejor que
no esté mucho tiempo cerca de mi princesa hasta que haya hablado con mi
terapeuta.
Nadie dice nada, espero que siga siendo así, no estoy dispuesto a tolerar
ninguna falta de respeto a mi familia.
Camelia se despierta unas horas más tarde, sigue sentada en mi regazo,
acurrucada en mi pecho. No ha pronunciado ni una sola palabra, no me
gusta verla así, cuando lleguemos a casa de Bastian y Adriana me voy a
encargar de ella, de hacerle saber que todo está bien.
-Tu hermano tiene razón, ángel, nuestro hijo tú necesitáis comer. ¿Lo
haces por nosotros? Por favor.
-Toma, ángel, alimenta a nuestro bebé para que nazca fuerte y sano.
Abre la boca para tomar el primer bocado que le ofrezco mientras se ríe.
-Te dejo.
Frunzo el ceño y miro hacia donde ella está mirando. Me empiezo a reír
cuando veo a Bastian dándole de comer a Adriana, Eric y Jeren se han
subido a la mesa para darle también de comer a su madre.
-A partir de mañana voy a buscar una casa para nosotros- le digo- ¿Eso
te gustaría?
-Sí, me encantaría. Así nadie me robaría mis memorias usb con mis
fotos- responde mirando a su hermano.
Bastian se ríe.
-Y yo a ti.
Tengo que ir con cuidado cuando le hable de nuestro hijo, ella no está
lista para esto y no quiero que su mente colapse. Dejaré que sea ella quien
marque los tiempos, tengo que dejar que se relaje con este tema, antes lo
mencioné y no pareció tensarse, debo tener cuidado, ahora es inestable y no
siempre estará bien. Tengo que cuidarla más que nunca, que sea ella quien
comience las conversaciones sobre nuestro bebé.
-Quiero que esté cerca de vosotros- dice mi esposa- Por si necesito ayuda
con el bebé cuando Marcelo esté trabajando.
-La estuve viendo para comprarla para mi hija, para cuando se casara, la
quería tener cerca.
-Papi...
-Me encantaría tener una mini Camelia correteando por nuestra casa.
-Y yo soy tu tío Mikel y también digo que tienes que ser una niña, pero
conociendo a tus padres nos joderás a todos y serás un niño.
-Me alegro, hombre. Estos niños merecen tener una buena vida. ¿Y
Thea?
-En mi casa de Vancouver, iré con ella cuando pueda llevarme al bebé.
-¿Qué vas a hacer con esa mujer?- le pregunta Camelia- Ella es inocente,
no hizo nada malo.
-La ayudaré a recuperarse y después ella decidirá qué quiere hacer con
su vida.
Mi esposa rodea mi cintura con sus brazos cuando ve que Bastian lanza
desde el umbral de la escalera a Niccòlo, se da un fuerte golpe con el suelo
de la pista de aterrizaje.
-¿Estáis seguros?
-Como te han dicho, los niños no tienen la culpa de nada- dice Edoardo.
Parece que mi suegra ha tenido una charla con él antes de bajar del
avión.
-Estoy bien con eso, que vayan a casa de mis padres, iremos enseguida,
necesito dormir en una cama.
-¿Así cómo?
-Como mis padres, se aman y toda la cosa, pero mi madre manda mucho
sobre mi padre.
-¡No es cierto!
Mario, Gabriel, Dani y Tadeo se ríen, creo que también nos han oído.
-Y me cabe entera.
-No.
Miro a mi esposo a los ojos, nunca vi unos con tanto amor y paciencia.
Marcelo está teniendo mucha paciencia conmigo, anoche me dio una crisis,
como él esperaba que sucediera. Sentí un miedo repentino a que nadie
quisiera a mi bebé. Mis padres entraron en nuestra habitación para
asegurarme que amarían a mi bebé tanto como nos aman a mí y a mi
esposo. Abrazo la cintura de Marcelo con mis brazos.
-Ve a la ducha- su voz sale ronca- Estoy al límite Camelia, te juro que
me duele la polla.
-¿Estás segura?
Asiento con la cabeza, trazo con mis dedos las cicatrices de su pecho.
-Quiero que me folles antes de ir a la ducha.
Aprieta mi culo con fuerza, luego me levanta del suelo. Rodeo su cintura
con mis piernas.
-Estoy muy mojada, meu rei. Tienes que metérmela, por favor.
-Ángel...
-En tu puta vida vuelvas a decir que no quiero a mi hijo. ¡Es mío!- ruge.
Su polla entra en mi interior, abriéndose paso hasta lo más profundo de
mí. Me folla enfadado, tengo noticias para él, yo también estoy enfadada.
Intento zafarme de su agarre sin mucho éxito, se me escapa un gemido.
-Ese niño es mío- me dice con su cara pegada a la mía- Tú eres mía,
Camelia.
Marcelo ataca mi boca con la suya, sus embestidas se vuelven más duras.
Lo siento engrosarse en mi interior, me hace explotar tan fuerte que se me
escapa un grito que su boca ahoga. Mi esposo gruñe con sus labios pegados
a los míos. Pega su frente en la mía.
Mete su mano entre nuestros cuerpos, acaricia mi vientre con sus dedos.
-No lo amo aún, Camelia, pero estoy muy ilusionado con nuestro bebé.
Marcelo suelta mis manos, rodeo su cuello con mis brazos. Marcelo besa
mi mejilla.
-Vamos a tener un bebé hermoso, lo vamos a criar para que sea una
buena persona.
-Será la mano derecha de Jeren y Eric- me rio.
-Va a parecerse a ti, meu rei, lo sé porque eres una buena persona.
-Las mejores. ¿Quieres tener otro bebé cuando este haya nacido?
-Sí, cuando cumpla cinco meses quiero que intentemos tener otro bebé.
-Mecelo.
-Hola, peque.
Rodea mi cuello con sus pequeños brazos. Debe ser muy difícil para él
esta situación, pero todo va a mejorar con el tiempo, igual que mejorará
para mí y mi esposo.
-Bueno, pues pórtate bien y te traeré un super coche para que juegues,
¿de acuerdo?
-Vale.
-No quiero que crezca tan rápido, ni siquiera lo he visto aún. Deja de
molestarme.
-Sí, señora, está de treinta y seis semanas. El doctor dijo que sería mejor
esperar a las treinta y ocho para inducir el parto, si no se ha puesto de parto
antes.
-Entiendo.
Con cada paso que doy acercándome a Corina, Bagheera pisa conmigo,
el terror está instalado en los ojos de la mujer que tengo frente a mí.
-Sí, nunca peleo por un hombre y mucho menos alguien como él.
-No lo conoces.
-Lo hago, siempre lo conocí mejor que tú, pero estaba cegada.
-Sí, lo sé.
-Supongo que todos lo sabéis, por supuesto estáis de acuerdo con él-
miro a los padres de Niccòlo y luego a él- Sois todos unos enfermos,
merecéis morir.
-¿Por qué? En las horas que han estado con él no ha hecho más que
cuidarlos y calmarlos cuando lloraban. Viktoria parece haberle cogido
cariño y Dominic es un niño increíble, merecen algo mejor que una jauría
de perros como vosotros.
-Llevan mi sangre.
-Al igual que yo criaré a mi hijo como mis padres hicieron con mis
hermanos y conmigo.
Sólo puedo escuchar a Niccòlo gritar por el dolor, sé que Corina también
está gritando, pero mis oídos sólo captan los gritos del bastardo que me
violó. Levanto un poco la vista para mirar a Rubén.
-Lo siento, ángel, sé que prometí que lo dejaría para ti. Pero no puedo
permitir que nadie insulte a mi bebé.
-No pasa nada, no creo que yo hubiera podido hacer eso. Prefiero las
bombas.
-Tú vas a darme información- le dice- ¿Por qué no avisaste de los planes
de Niccòlo? Sabías perfectamente que debías detenerlo si no querías que
esto sucediera, fuiste muy estúpido.
Raffaelle me mira.
-¿Vas a ser capaz de dejar que este hombre asesine al padre de tu bebé?-
me pregunta.
Me cruzo de brazos.
Mi voz no tiembla cuando pronuncio las palabras que tanto deseo que
sean realidad. Sé que a todos los efectos, Marcelo va a ser el padre de mi
hijo, llevará su apellido y lo criará con los mismos valores que lo criaron a
él. Pero hay algo dentro de mí que tiene miedo a que lleve la misma sangre
de Niccòlo Barccola, no quiero nada de él dentro de mí. Sólo el tiempo me
dirá la verdad.
VEINTITRÉS
Marcelo
Niccòlo me mira con su único ojo bueno. Han sido meses de tortura para
él, ocasionadas por mí y por Bastian, incluso Edoardo vino a divertirse uno
de los días, dijo que era sanador para su mente. El bastardo italiano tiene
media cara desfigurada por el mordisco de Bagheera, ese mismo día perdió
la visión de su ojo izquierdo.
-Hijo de puta.
-¡Bastardo!- me grita.
Jeren y Eric fueron los encargados de ponerles esos nombres a dos de las
pirañas de Bastian. Parecían muy emocionados por ver a todas las especies,
era la primera vez que venían aquí, Bagheera estuvo oliéndolos un rato,
cuando se cercioró de que eran familia, se tumbó junto a los niños.
Una niña, como todos deseábamos, voy a ser padre de una hermosa niña.
Hicimos una ecografía 5D y pudimos ver su pelo rizado, su nariz pequeña y
respingona y su pequeña boca de labios gruesos como los de su madre y los
míos. La doctora nos dijo que era una imagen muy clara, mi hija podía
verse con total claridad.
-Con Mikel.
-¡Marcelo!- chilla.
-No necesita mi ayuda, quiere enseñarme a cocinar para que sea una
madre eficiente- chasquea la lengua- Como si no fuese a contratar a alguien
para que cocine cuando Yara haya nacido.
-Espero que esta vez sea la indicada y aguante más de dos días.
-Lo intentaré.
-Camelia- susurro.
-Es muy raro que ni Bastian ni Adriana estén ya aquí- respondo cerrando
la puerta.
-Eric estaba muy sensible estos días- dice mi padre- Quizás estén
intentando tranquilizarlo.
Algo se siente mal dentro de mí. Froto mi vientre con mis manos, mi hija
está muy inquieta, no deja de moverse. Tengo el pulso un poco acelerado y
me está costando respirar.
-No, no tengo dolor. Sólo malestar, me siento agotada y con falta de aire.
-Deberíamos suspender la cena- dice mi madre- Edoardo acompáñala a
su casa y llama al médico para que la revise, yo me encargo de llamar a
Bastian y a Adriana para que no vengan.
-Marcelo- murmuro.
Acuna mi cara entre sus manos, las lágrimas ya han comenzado a caer
por mis mejillas.
-Algo está mal con él- sollozo.
Dejo de escuchar los murmullos de las voces que me rodean, sólo puedo
oír el latido acelerado de mi corazón. La vista deja de funcionarme.
La luz me molesta en los ojos cuando los abro. Miro a mi alrededor, sólo
para darme cuenta de que estoy en la habitación de mis padres. Me duele el
cuerpo, me duele mucho y siento mucha tristeza.
-Princesa.
-Por favor.
-Está bien, pero debes tratar de estar calmada, hazlo por tu hija.
-Lo intentaré.
Señalo con mi barbilla hacia el bastardo que tiene atado a una silla.
-No- espeta.
-Tienes que decirme dónde están- le digo en tono de súplica- Por favor,
Emanuel.
-Es la primera vez que alguien de aquí me llama por mi nombre- dice.
-Mañana, al atardecer.
-No llores, hermanita, debes alegrarte por ellos. Sus almas serán
purificadas.
-¡Mientes!
-No lo hago, hermanito. Estás tan solo que así es como morirás, ni
siquiera esos a los que llamas hermanos, los miembros de tu secta, van a
venir a rescatarte, sólo te reemplazarán por otro igual o más enfermo que tú.
Estás solo y morirás solo.
-¿Eso ha dicho?
Asiento mientras las lágrimas caen por mis mejillas. Marcelo y Adriana
tienen las horas contadas. Miro a mi hermano, sus ojos también están llenos
de lágrimas, es la segunda vez que ese cabrón desalmado le quita a su mujer
y esta vez se ha llevado a su bebé, a su pequeña hija.
-No puedes.
Me sujeto a él para estabilizarme. Pasos lentos y pesados son los que doy
hasta acercarme un poco más a Emanuel. Sus ojos juzgadores están llenos
de reproches, de odio, de miedo, de soledad. Debería haber intentado
quitárselo a su madre. ¿Qué le hizo? Sólo era un niño que tampoco pidió
venir a este mundo.
-Lo siento, Emanuel- le digo.
Su ceño se frunce.
-Debería haber luchado por ti, pero yo no estaba bien. Lo que tu madre
me hizo me marcó para siempre.
-Que nuestro amado padre la buscaba, coqueteaba con ella cada día.
Hasta que ella tuvo que actuar y hacer lo que debía, no lo violó, papá ha
mentido todo este tiempo, hermano. No fui fruto de una violación, fui fruto
de un engaño. Nuestro padre engañó a mi madre, le prometió que se
divorciaría de tu madre y cuando no lo hizo, mi madre fue a hablar con la
tuya, pero él comenzó a mentir diciendo que lo había violado para salvarse.
Una lágrima solitaria cae por mi mejilla. Esa mujer, esa maldita mujer le
pudrió la mente a Emanuel con sus mentiras.
-Tu madre no fue una buena mujer ni una buena madre, yo tampoco fui
un buen padre para ti y realmente me arrepiento de eso, no tenías la culpa.
Déjame que te ayude, por favor.
-Mientes.
-Lo hará por mí- añado- Puedo ayudarte a sanar tu mente, deja que mi
esposa y yo te ayudemos, ella es buena.
-No lo conocía en persona, sólo lo vi una vez cuando era un bebé recién
nacido. Él no tiene culpa de lo que pasó.
Mi hijo frunce el ceño, pero debe entender que esto se tiene que hacer
así.
-Mató a mis tíos, a tus mejores amigos. ¿Lo has olvidado? Se llevó a
Yara, le hizo pasar un infierno, la violó, papá, la violó en repetidas
ocasiones, la destruyó.
-No lo olvido, hijo, pero tu hermano es una víctima de las circunstancias,
de Yamila. Ella fue quien lo envenenó.
-Esto debe ser así- le digo- Emanuel, hijo. ¿Me sigues queriendo a mí?
-Sí.
-Papá, joder.
Desato a Emanuel con una mano mientras sigo apuntando a mi hijo con
el arma en mi otra mano. En cuanto Emanuel está suelto, me quita el arma y
me apunta con ella en la cabeza.
-Te juro que te encontraré, Emanuel, te haré pagar por todo lo que le has
hecho a mi familia- responde mi hijo.
-Ya tengo lo que tanto quería, treinta años intentando que él se entregara
y por fin lo ha hecho.
-¡Edoardo no lo hagas!
Cinco minutos.
Diez minutos.
Quince minutos.
-Vamos, papá, sé que Bastian os obliga a poneros uno. ¿Por qué crees
que no ha sido capaz de rastrear el de Marcelo y Adriana? El pastor sabía
cómo desactivarlos, pero nunca me lo dijo. No te llevaré con ellos mientras
tengas esa cosas activa. ¿Quieres una oportunidad para vivir? Dime dónde
está y te lo sacaré.
-¿Y dejar que destruya esa secta? Claro que no. Necesito el poder que
tiene el pastor para mí.
Levanto la vista del suelo.
-Por supuesto que no, pero mamá siempre dijo que se me daba muy bien
la actuación. Verás, papá, necesito ser el nuevo pastor, estoy a punto de
demostrar que soy mejor que el actual. Que bajo mi mando el mundo será
como queremos, lograré conquistar Brasil mediante esa secta.
-Bastardo malnacido.
Emanuel se ríe.
-El único imbécil eres tú, ¿de verdad pensaste que te liberaría sin más?
Había una gran posibilidad de que esto no saliera bien, lo sabía y actué en
consecuencia.
-Veneno, hijo. ¿Con quién crees que estás tratando? Soy Edoardo Da
Silva, padre del capo de Brasil y todo el este de América del sur- me acerco
a él de forma amenazante- Soy el antiguo capo. ¡Tú no eres rival para mí!-
le grito- Vas a volver a tu maldita celda, terminarás hablando, Bastian te
hará hablar. Y mucho cuidado si Marcelo, Adriana o mi nieta sufren de
algún daño, tú pagarás por todo.
-¡Ayúdame!
-Nunca, Emanuel Alventoza. Una vez fuiste un niño inocente, pero hace
mucho que dejaste de serlo. Me hubiera intercambiado por mi yerno y mi
nuera con mucho gusto, pero sabía que eso no sería posible, así que, sólo
esperaba que me llevaras a la secta esa, creí que no conocías los
localizadores, me equivoqué. Tengo que pensar en algo para encontrarlos,
se me ocurrirá algo.
-Me das tanto asco como la zorra de tu madre. Nunca más volveréis a
afectarme, a ella la maté y no sabes lo bien que me sentí. Llegué a mi casa
bañado en su sangre y follé con mi esposa una y otra vez hasta que me sentí
satisfecho. Eso es follar, hijo, no lo que tu madre me hizo. Y, por supuesto,
no lo que tú le hiciste a Yara. Vasa pagar por todo eso.
-Ayu… da.
-No lo sé, hijo. No sé cómo se da una noticia así a dos niños pequeños.
Dejo que Mikel me lleve hasta la cocina. Jeren y Eric juegan en el suelo,
si es que a lo que hacen se le puede llamar jugar. Ya nadie sonríe en esta
casa, Ulises se pasa los días cuidando de los niños, tiene ojeras bajo los
ojos, como todos. Mikel me cuida a mí, mis padres tratan de cuidar a
Bastian, que apenas viene por casa si no es para dormir o ver a sus hijos. Si
querían a los Da Silva destruidos, lo han conseguido.
-Juro por Dios que lo intento, pero el asco es más fuerte que yo.
-Gracias- me dice.
Dejo caer la cabeza entre mis manos. ¿Qué se supone que debo
responder a eso? Ya no sé qué más decirle, cuando no preguntan por su
madre, preguntan por su hermana. Nadie sabe qué contestar, Alma debería
tener dos meses, si es que sigue con vida.
-Mamá va a volver- les digo- Ella tiene que volver a vuestro lado, os
tiene que traer a Alma.
Mikel rodea mi cintura con su brazo. Bastian entra en la casa echo una
furia, he visto a mi hermano mal otras veces, pero no así. Golpea todo a su
alrededor, los cristales de las decoraciones se rompen en mil pedazos.
Arroja los marcos de fotos contra las paredes.
Sus ojos se posan en mí, hay tanta ira y tanto dolor. Sólo una vez lo vi
así.
-Princesa...
-Te necesitamos.
Nos miramos a los ojos mientras empujo de nuevo. Esta vez siento una
gran liberación, el dolor empieza a desvanecerse y, de pronto, se oye un
hermoso sonido, el llanto de mi hija.
Mikel la toma en sus brazos para dármela. Pega su frente a mi sien, llora
en silencio mirando a mi hija. Lo último que queda de mi esposo y su
hermano.
Mi pequeña Yara se parece a su padre, tiene el pelo rizado, igual que él.
Su nariz chata y pequeñita, levemente levantada en la punta, como yo. La
toco con mi dedo índice.
-Y la abuela también te ama, pero ahora está con tus primos porque están
asustados, ellos jugarán mucho contigo y te protegerán. Oh, y el tío Ulises
es muy bueno, él te va a amar mucho. Vas a ser la niña más amada del
mundo.
Desde ese momento, el tiempo comenzó a correr para nosotras. Pasó una
semana desde que los cadáveres de Adriana, Alma y Marcelo aparecieron
calcinados en la puerta de casa, el forense sólo pudo reconocerlos por unos
dientes. Enterramos los cuerpos en el cementerio familiar, Marcelo ahora
descansa junto a sus padres y su hermana. Bastian ha construido un
mausoleo para Adriana y su hija.
Dos semanas más pasaron, cada día llevaba a mi hija a visitar a su padre.
Tener a Yara me distraía, pero a la misma vez me hacía recordar a su padre.
Bastian estaba muy pendiente de nosotras. Mikel había vuelto a terapia,
aunque tener a Yara lo ayudaba mucho. Ulises y él estaban pensando en la
adopción, querían ser padres.
Miro a mi hija, sus ojos están muy abiertos. Sólo tiene un mes y dos
semanas. Le doy un beso en la barriga, acabo de bañarla.
-¿Qué pasa?
Cubro mi boca con mi mano. Bastian lleva una semana quemando las
calles de Río, se ha metido en peleas con algunas bandas, cada sábado se
marcha de casa para ir a peleas clandestinas.
-Ayúdame, princesa.
-Llámalos.
-¿Cami?
-¿Quién?
-¿Qué ha hecho?
-Ha atado a ese hombre a su coche y lo está arrastrando por todas las
calles, saldrá en las noticias, la DEA y las otras organizaciones actuarán y
lo atraparán. Por favor, ayúdame, no puedo perder a mi hermano también.
-No puedes, papá, ojalá, pero no puedes y es algo con lo que tenemos
que aprender a vivir.
-Yamila, papá.
-Le dijiste que la mataste, cuando sepa que sólo le mentiste y que sigue
viva en algún lugar de la reserva de mi hermano la querrá de vuelta, esos
dos tienen una extraña relación.
Carlos entra en nuestra tienda, él es uno de las personas que quieren huir.
Comienza a llorar, está muy nerviosa. Hace cuatro meses una joven de
dieciséis años se acercó a Adriana y a mí para darnos la bienvenida, al
principio parecía una más entre este grupo de enfermos, pero nos dimos
cuenta de que ella no sucumbió a los engaños del pastor. Se presentó a
nosotros con su nombre real, no con el que la habían bautizado en esta
secta. Rosanara resultó ser Anya Kozlov, la hermana perdida de Iuriy, nos la
vamos a llevar cuando nos vayamos. Vladimir Kozlov dejó a su hermana
pequeña en este lugar, el pastor es su guardián, ella lleva siendo prisionera
muchos años, es hora de que vuelva junto a su hermano.
Adriana toma a Alma de mis brazos. Acuno la cara de Anya entre mis
manos. Cuando la miro veo a Iuriy, mismo pelo rubio, ojos azules como el
mar Caribe, piel blanca. Es una niña encerrada entre enfermos.
-No voy a dejar que eso suceda- le digo- Tienes que estar tranquila, nos
iremos hoy mismo.
-¿Cuál?- pregunto.
-Son unos monstruos- espeta Adriana- ¿Cómo pueden casar a una niña?
-Tienes que ir a guardar tus cosas, Anya- le digo- Debemos irnos esta
noche.
-¿Estás segura?
-Adri...
-Por favor.
-Dani, tienes que avisarlos, hay gente inocente que quiere salir de aquí-
le dice Adriana.
-Este lugar es una puta locura- murmura- ¿Esa arma está cargada?- me
pregunta.
-Sí- contesto.
Sale corriendo hacia él. Busco a mi mujer por todos lados, pero no la
veo. Es a Edoardo a quien veo golpeando con su puño a otro guardia.
-¿Marcelo?
Su voz me paraliza, cuatro meses sin verla, sin sentirla, sin ver esos
hermosos ojos. Me giro lentamente hasta que me encuentro con el rostro
que tan loco me vuelve.
Doy un paso hacia ella y ella da uno hacia atrás. Sus ojos recorren mi
cuerpo mientras niega con la cabeza.
-No era yo, nos quitaron algunas piezas dentales a Adri y a mí, estamos
vivos.
-Alma- jadea.
-Oh Dios.
-¡Iuriy!
Anya se gira abruptamente, sale corriendo hacia su hermano cuando lo
ve. Por fin ha acabado esta pesadilla. Ahora podré volver a casa y conocer a
mi hija.
-Igual a ti- sonríe- Es tan buena y tranquila, tiene el pelo oscuro y rizado
y su piel es cada vez más oscura, se parece tanto a ti.
Todo está en silencio cuando entramos en casa, aunque dura poco porque
se oye un pequeño llanto proveniente de la planta de arriba.
-Gracias por cuidarla mientras yo no he estado- les digo- Papá está aquí
y nunca más volverá a irse.
VEINTIOCHO
Camelia
Está aquí, es un auténtico milagro. Lo creía muerto, pero mi esposo está
aquí conmigo y con nuestra hija. Está profundamente dormido con nuestra
pequeña dormida sobre su pecho, me hice a la idea de que jamás vería esta
escena. Ahora puedo verla siempre que quiera.
Meto mis manos por debajo del cuerpo de mi hija, Marcelo se mueve
rápido y sujeta mis muñecas con fuerza, sus ojos se han abierto.
-Eso es mucho, pero me temo que vas a tener que usar un condón y no
tenemos.
-Bien hecho, me tienes que ser fiel siempre, incluso si estoy muerto.
-Basta- jadeo.
Marcelo se ríe.
-Hola, esposa.
-Marcelo- gimo.
-Yo también te amo, mi ángel. Pensé que ti cada día, te extrañaba tanto.
Las lágrimas caen por mis sienes, creí que nunca más estaríamos de esta
forma, de ninguna otra forma. Visité esa maldita tumba donde lo creía
muerto, llevé a mi hija allí.
Asiento varias veces, que sea lo que tenga que ser. Ahora mismo sólo
pienso en nosotros y en nuestra liberación.
-Joder- gruñe.
-Lo sé.
Mis padres quieren hacer una fiesta de bienvenida, creo que son los que
más felices están, tienen a toda su familia reunida. A sus cuatro nietos
juntos.
Llegamos a casa de mis padres media hora después, escucho los gritos
de felicidad de Jeren y Eric, anoche cuando vieron a Adriana no dejaban de
llorar, mis pobres niños han sufrido demasiado. Me quedo congelada
cuando veo a una mujer rubia que no conozco, lleva en sus brazos a
Viktoria y de su mano a Dominic, Iuriy aparece detrás de ella con el
pequeño Andriy en sus brazos. Los ojos de él se posan en mí y en mi hija
cuando nos ve, esboza una sonrisa.
-Hola- me saluda.
-Cariño, eso es una desgracia, lo siento mucho por ti. Ninguna mujer
debería haberlo conocido.
Thea asiente.
-Lo hizo, pero quería quedarme con él y con los niños. Les tomé mucho
cariño.
-¿Una familia?
-Con nosotros.
-No- gruñe.
-Y a ti.
-Jeren será el capo, si tienes un hijo será su segundo y Eric hará lo que su
hermano le ordene.
-¿Y las niñas? No pienses que voy a dejar que mi hija sea como yo.
-Pequeña princesa- suspira- Eres una mujer fuerte, inteligente y valiente,
tu hija tendría mucha suerte si se parece a ti.
Bastian se ríe.
Alguien me sujeta por la cintura con sus manos y tira de mí hacia atrás.
-¡Cami!
-¡Ayúdame capo!
-Suéltame, idiota.
-¿Qué sorpresa?
Me cubro la boca con la mano. Mis mejores amigos van a ser padres de
nuevo.
-Sabe decir bebé, ¿no?- Dani asiente- Pues que le toque el vientre y diga
esa palabra, estoy segura de que Sandra te mirará a ti en busca de una
explicación. Si lo haces delante de todos será mucho más emocionante.
-Nada- contesto.
-Ángel...
-Ahora lo sabrás.
Veo a Dani tomar a Patty en sus brazos, le susurra en el oído. Cruzo los
dedos detrás de mi espalda, deseando que todo salga bien. Después de unos
minutos deja a su hija en el suelo, patito camina tambaleándose hacia su
madre, que se ha sentado en uno de los sofás de exterior, Sandra la toma en
sus brazos. Patty pone la cabeza en el vientre de su madre, provocando mi
risa.
-Varios días.
-¡Varios días!
-Todos estos niños y los futuros serán los reyes de Latinoamérica algún
día- dice Mario- Tenemos que enseñarles a gobernar, a mantener la paz y la
unión de la Santa Corona. Samuel en Colombia, Leo y Liam en México y
Jeren en Brasil, ellos serán los nuevos capos. Nuestros sustitutos, los
herederos. No estarán solos, tendrán a sus hermanos y hermanas para
ayudarlos a gobernar. Tendrán ayuda desde Estados Unidos gracias a Mason
Carter y sus hijos. Ellos pertenecerán a la Santa Corona cuando sean
mayores. Nuestros hijos son el futuro del narcotráfico en Latinoamérica.
EPÍLOGO
Marcelo
Doy un golpe en la mesa con mi puño. Yara y Denisse se sobresaltan,
mis hijas balbucean una disculpa a su madre y a mí. Casi no puedo
distinguirlas, parecen gemelas con diez meses de diferencia. Nos enteramos
del segundo embarazo de mi esposa cuando Yara tenía dos meses recién
cumplidos. Mis hijas están muy unidas, todo lo hacen juntas. Incluidos los
desmadres, son una copia de su madre. Mis dolores de cabeza se han
multiplicado con los años. Ahora que tienen dieciocho y diecisiete años han
comenzado a tener más vida social, tanta que ya están comenzando a darme
problemas. Anoche fueron al club que su primo Jeren inauguró, esta
mañana todos estaban en la portada del periódico. Los Da Silva y los
Ferreira en primer plano, por un escándalo en el nuevo club. Mis hijas, por
supuesto, estaban implicadas. Sobre todo Yara, que es siempre el cerebro
pensante de las travesuras, Alma y Denisse se dejan llevar por ella. Ni
siquiera puedo pensar en cómo estará Bastian en este momento.
Ambas salen corriendo por las escaleras. Froto mi cara con mis manos
mientras suspiro. Voy a terminar volviéndome loco.
-Papi- me llama Kaynan, mi hijo de seis años- ¿Se han portado mal Yara
y Denisse?
-Dales algo más de tiempo para que escondan los materiales de las
bombas que han fabricado- le digo.
Mi esposa se ríe.
Camelia
Subo las escaleras sonriendo, esas dos se parecen demasiado a mí.
Marcelo viene detrás de mí murmurando. Por más que finja, sé que le
encanta esto. Es lo que siempre quiso, una familia a la que cuidar, amar y
proteger. Nos demuestra su amor cada día, nos adora, somos las mujeres de
su vida.
Niego con la cabeza, las dos sabemos que eso es mentira. Seguramente
hasta esté escondiendo las cosas de su hermana.
Denisse pone las manos detrás de su espalda, se balancea sobre sus pies
hacia adelante y hacia atrás. Me mira con ojos de cachorro.
Asiento con la cabeza. Los tres son niños maravillosos que nos han dado
la mayor felicidad de nuestra vida. Los amamos y adoramos por igual.
Adriana
Bastian pasea de un lado a otro por delante del sofá, Alma y Eric lo
miran asustado. Jeren está muy enfadado con sus hermanos.
-Cálmate, monito.
-Pero Yara...
-Ya sabemos que Yara es la que fabrica las bombas y también sabemos
quién es el que le ordenó que hiciera explotar ese coche.
Mi hijo niega con la cabeza. Luego sale rápido del salón, lo escucho
subir las escaleras.
-¡Mamá!- protesta.
Bastian
Llamo a la puerta de la habitación de Jeren. No puedo creer que ya sea
un hombre de veinticinco años, lo he visto crecer y madurar, pero me cuesta
pensar que ya no es aquel niño de tres años que conocí.
-Por supuesto que sí, eres el hijo que elegí tener, puede que no
compartamos sangre, pero eso nunca te hará menos hijo mío.
-Lo sabes.
-Te he criado, Jeren. ¿Crees que no he visto cómo miras a Aslan Reyes y
a Lucy Hernández?
-Eso es algo imposible, papá. Y sí, Roberto es mi ex, bueno, no tan ex,
sólo hemos quedado un par de veces. ¿De verdad no te importa que sea
bisexual?
-No me importa que seas bisexual, Jeren. Sólo quiero que seas feliz.
-¿Y eso qué importa? No vas a ser un capo menos importante por tu
orientación sexual.
-Samuel y Leo no lo son, tendrán una esposa algún día y ellas les darán
herederos. Yo nunca podré ser feliz del todo porque me gustan ambos
sexos. Si estoy con una mujer no seré completamente feliz y si estoy con un
hombre no tendré herederos y tampoco seré feliz del todo.
Me cruzo de brazos.
-Jeren Da Silva, mírame a los ojos- mi tono es firme- Tus tíos Mikel y
Ulises han adoptado a dos niños, ¿los consideras indignos del apellido Da
Silva?
-No.
-¿Entonces por qué piensas que un heredero adoptado es menos que uno
de sangre?
-Gracias, papá.
-Si lo que sentís el uno por el otro es amor verdadero terminará en tus
brazos, hijo. Y recuerda que del amor al odio hay un solo paso, mira a Sofía
y Mario.
-Ojalá tengas razón, papá. Estoy cansado de estar con hombres que no
son él y extraño tanto a mi luciérnaga.
Tadeo
Mi hijo lleva unos meses muy pensativo. Algo está rondando su cabeza y
no lo deja estar tranquilo, quiero saber qué es. Su hermana ha intentado
hablar con él, pero no le cuenta nada relevante. Janira es la luz de mis ojos,
me volví loco cuando supe que el bebé que mi mujer estaba esperando era
una niña, nunca quise una y ahora no la cambio por nada. Ella es mi paz,
adoro cuando viene a mí sólo para abrazarme y estar conmigo, es el mejor
momento del día. A mi hija le gustan las mismas cosas que a mí, no sabe lo
que le tengo preparado para cuando cumpla dieciocho años, a costa de los
deseos de su madre, le he comprado un coche antiguo, le va a encantar.
Ella se ríe.
Gala
Niego con la cabeza. Mi hijo discute muy fuerte con Lucy, he intentado
separarlos, pero es imposible. Son como dos leones enfrentados por un
trozo de carne.
-¡Eres un cobarde!- le grita Lucy.
-¡Cállate!
-¡Lucy!
-Cállate, joder.
-Aslan- advierto.
-Hay una persona sufriendo por ti, Aslan- le dice Lucy.
-No, papá.
Mario
Sujeto el brazo de Gabriel con fuerza.
-Ni se te ocurra- le advierto- Es mi sobrino.
-Y Lucy mi hija.
Los dejo en la casa arreglando sus problemas, tengo los míos propios
que atender. Mi hija y Adrián se escaparon hace una semana, no sabemos
dónde están o si están bien, sé que él la está protegiendo. Siempre lo ha
hecho, James me lo advirtió, me avisó en repetidas ocasiones que esto
acabaría así si no hacíamos algo. Pero pensé que sólo era un amor pasajero,
me equivoqué, lo que hay entre mi hija y Adrián es amor de verdad. Ahora
han huido y no sé dónde buscarlos.
-Papi- llora.
-Yo...
Sofía
Está embarazada, mi pequeña Luna está embarazada de mi hermano. Lo
supe desde siempre, sabía que ellos dos acabarían estando juntos, creo que
se enamoraron desde el primer momento en que se vieron. Nunca pudimos
separarlos y eso jamás sucederá, Adrián volverá al lado de mi hija, estoy
segura. Él la ama de verdad y ahora que ella está esperando un hijo suyo, no
dudo de que él entre en razón y vuelva.
Tomo la mano de mi madre, está tan afectada por todo esto, nos
preocupa que ese bastardo pueda dañar más a Adrián. No tuvo suficiente
con lo que le hizo cuando era un bebé que ahora quiere seguir dañándolo.
-Lo sé, pero tengo miedo de que mi niño sufra por culpa de ese enfermo.
Nunca debió salir de la cárcel.
Me levanto del sofá, sigo a mi hija por las escaleras, si Samuel estuviera
aquí ya habría matado a ese bastardo y yo me habría alegrado. Mi hijo es
mucho peor que su padre, sé que puede parecer un psicópata a simple vista,
pero no lo es, él puede amar y ama muchísimo a su familia. Sus hermanos
son su punto débil, Luna es a quien más protege, ya que, a Elías, lo está
enseñando a ser como él. Cruel y sanguinario con sus enemigos.
-¿Qué?
-Tita- solloza.
-Está bien, mamita, tienes que calmarte. Tu tío Dani y tu padre lo están
buscando, Tadeo ahora no puede, está ocupado con Aslan, pero cuando
acabe lo que tiene que hacer se unirá a ellos.
Sandra
Le doy un beso en la frente a mi sobrina. Se ha quedado dormida
después de un rato llorando. James ha tenido que pincharle un
tranquilizante suave, pero le va a venir bien descansar.
Abro la puerta de casa, ahora todo está tranquilo, no era así hace unas
horas. Todos estaban discutiendo con todos, Leo quería asesinar a Aslan y a
Jeren, puede intentarlo. Amo a Leo, pero nunca podrá contra Jeren, ese
muchacho es imparable, tiene una inteligencia que rebasa los límites y sabe
pelear. Bastian y Marcelo lo han enseñado bien.
-¡Mami!
Abrazo a mi hija con fuerza, ojalá todos fueran tan tranquilos como mi
pequeña Emma, ella es mi segunda hija, el fruto del amor entre Dani y yo.
Consiguió a sus dos niñas, quiso una tercera, pero falló y vino un pequeño
rebelde, Tyler, que debe estar por ahí trasteando con sus primos.
-Tu padre sigue anclado en los años dos mil- murmura Melissa.
Estoy de acuerdo con ella. No somos nadie para juzgar con quiénes están
nuestros hijos. Incluso si es con una mujer, cuando Dani descubra que Patty
tiene novia va a volverse loco, su plan era que nuestras hijas no tuvieran
amor o deseos por nadie, las quería para él solo. Ahora tendrá que compartir
a Patty y no le va a agradar nada.
Daniel
-Se va a enfadar- le digo a Mario.
Frunzo el ceño.
Mario se ríe.
James
Por más que busco una explicación no la encuentro. Creí que estaba
haciendo las cosas bien con Adrián, las horas y horas de terapia no parecen
haber servido para nada. Ha seguido teniendo las mismas pesadillas durante
años, ese bastardo lo traumatizó demasiado. Luna parecía calmar sus
traumas, sus demonios, ahora dudo de que alguna vez lo consiguiera. Tantos
años y mi hijo ha estado sufriendo en silencio.
-Mamá.
-Tenía que hacerlo, no podía permitir que ese cabrón le pusiera un dedo
encima, mamá.
Mariela
Va a matar a su padre biológico, mi hijo se va a convertir en un asesino y
no siento ningún tipo de malestar por ello. Quiero que mi hijo esté feliz y
tranquilo y sé que no lo estará hasta que no haya acabado con esto.
-Tened cuidado, por favor- les digo- No sabéis de lo que es capaz ese
hombre.
-Mamá, dile a Luna que la amo y que pronto estaré en casa con ella.
Sara bufa.
-Feliz- contesta.
-Entonces debes dejarla vivir su vida como ella prefiera.
Gabriel
Mariela me sonríe, ella tiene razón. Pero me cuesta asimilar que mi hija
pueda estar con dos hombres. No. En realidad el hombre del que está
enamorada quiere estar con dos personas a la vez. No quiero que mi hija sea
la segunda opción de nadie, es sólo eso, Lucy merece el primer puesto,
aunque eso suponga compartirlo con Aslan.
-Pasa.
-Quiero que Jeren sea feliz, papá y sólo lo será si nos tiene a Aslan y a
mí.
-Lo seré, papá, quiero estar con Jeren y puedo estar a solas con él, pero
ninguno de los dos seremos felices así.
-Entiendo.
Cierro los ojos y respiro hondo, luego los abro y miro a mi hija, ya es
toda una mujer.
Sara
Estoy preocupada por mi hija. Leo y Liam son muy diferentes a ella,
Lucy es tan abierta e independiente. Y tan testaruda como su padre. No sé
qué pueda depararle tener una relación con Aslan y Jeren, pero espero que
sea feliz y encuentre en ellos su propio camino.
-Hola patito, ayúdanos desde ahí arriba, por favor. Sólo quiero que todos
sean felices.
Giro la cabeza con brusquedad hacia la voz que me habla, Aslan me mira
un poco tímido. Palmeo el asiento de mi lado, él se acerca y se sienta. Paso
mi brazo por encima de sus hombros, tiene que agacharse un poco para que
pueda hacerlo, es casi tan grande como su padre, aunque debo admitir que
Jeren es incluso más alto que él y es tan ancho como Bastian.
-Sí.
Aslan sonríe.
Mi pecho vibra por la risa, en eso tiene razón, a mi Lucy no le hace falta
que nadie le diga que es hermosa o inteligente, ya lo hace ella sola.
-Te prometo que voy a tratar de cuidarla y tolerarla cada día, tía Sara.
FIN
PRÓXIMO LIBRO
NUEVA DUOLOGÍA
SOMOS
ERES NUESTRO – LIBRO 1
EMMETT DAVIS:
Amo a mi esposa, ella es la persona más importante para mí. Pero por
desgracia comparte el primer puesto con mi hermano pequeño, nunca
podría elegir entre los dos. Aaron se convirtió en mi debilidad desde que
mis padres lo pusieron en mis brazos. No sé cuándo se torcieron las cosas
entre nosotros, pero todo había cambiado y no había vuelta atrás.
LILY DAVIS:
Me enamoré de Emmett desde que supe lo que era el amor. Sin embargo,
siempre sentí que me faltaba algo, cuando Aaron se fue mi vida quedó
vacía, era como si a una bicicleta le faltara una rueda. No sé por qué se fue,
Emmett es el único que parece saberlo, pero no está dispuesto a decir nada.
AARON DAVIS:
Me fui. Tenía que hacerlo para que mi hermano fuese feliz. Me destruí
yo solo por poner mis ojos en quien no debía. Emmett la merecía, mi mejor
amiga se iba a casar con mi mejor amigo, mi otra mitad, mi hermano. No
podía seguir en medio de ellos, debía seguir mi propio camino.