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Bernard Lewis.
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Pero en la faz política o religiosa en los hechos la secta era independiente y
buscaba preservar su identidad y poder regional, que se veía amenazado tanto por los
musulmanes como por los árabes que guerreaban en la zona en los siglos XII y XIII.
Menciona el hecho de que la peligrosa secta tenía una relación particular con la
orden de los Templarios, que combatían en "Tierra Santa", por la cual no atacaban a sus
miembros.
El autor sostiene que eso se debía a que por su organización, si caía el Gran
Maestre automáticamente era sustituido por uno ya predesignado, en cambio en los
reinos musulmanes y cristianos de esa parte del mundo la muerte de las autoridades
generaba siempre durísimas luchas de sucesión, con lo cual el impacto político que se
lograba era mucho mayor.
Fueron los turcos que lograron dominar al mundo árabe después de las cruzadas,
los que finalmente exterminan a la secta de los "asesinos" tomando y destruyendo a sus
fortalezas inexpugnables y matando a sus miembros.
El libro de Lewis adquiere interés, porque aunque lejana en el tiempo se trata de
la experiencia terrorista que tiene más puntos de contacto con la que hoy representa la
red Al Qaeda.
Pero lo más relevante que aporta desde esta perspectiva, es que la secta durante
más de dos siglos logra aterrorizar a cristianos y musulmanes y desatar crisis políticas,
pero finalmente este terrorismo suicida mortal no logra su objetivo final y es aniquilado.
Si bien el autor reconoce que "Todavía la convergencia de esperanza mesiánica
y violencia revolucionaria la cual los había impulsado, así como sus ideales y métodos
encontraron muchos imitadores. Los grandes cambios de nuestro tiempo han aportado
nuevas causas de peligro, nuevos sueños y sufrimientos y nuevos métodos de ataque",
destaca que el punto más importante fue "su final y total fracaso".
En referencia a la fortaleza de Alamut, sería destruida el 15 de Diciembre de
1256, por las hordas mongolas de Hulagu Khan (nieto de Genghis Khan), como parte de
la ofensiva de los nómadas mongoles sobre el mundo islámico en el sureste asiático.
Ruknuddin Khor-shah, el lugarteniente de la fortaleza se rindió pensando obtener
clemencia de la horda, pero fue en vano, siendo sus ejecuciones una antesala de la
carnicería de los mongoles sobre Bagdad, dos años después.
RESPECTO A HASSAN BIN SHABBAH (EL VIEJO DE LAS
MONTAÑAS)
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Nacido en Qom en 1034 , actual Irán y fallecido en su montañosa fortaleza de
Alamut en 1123 fue un teólogo, autor y precursor de la "nueva" predicación o da'wa de
los ismailitas nizaríes, que pretendía reemplazar la "antigua" da'wa de los ismaelitas
fatimitas de El Cairo.
Hasan-i Sabbah ( ) ابص ىنسes la variante persa de su nombre. También
suele aparecer citado por la forma árabe, Hasan al-Sabbah ( ) ابصلا نس.
Es conocido sobre todo por haber sido el inspirador y jefe de la Secta de los
Asesinos, ya que la comunidad que fundó y dirigió utilizaba con frecuencia el
homicidio político como estrategia. La mayor parte de los datos sobre Hasan y sus
seguidores proceden de sus enemigos, ya que la documentación generada por la secta
fue destruida por los mongoles cuando arrasaron la fortaleza de Alamut, sede de la
misma.
Rashid al-Din, uno de sus dos biógrafos, describe a Hasan como descendiente
directo de los reyes Himyaríes del Yemen y que su padre llegó procedente de Kufa en el
actual Irak. Por el contrario, Ata Malik Juvayni, su otro biógrafo, sugiere que el padre
de Hasan vino desde el Yemen, pasando por Kufa.
Hasan fue educado por su padre en la fe chiita, mostrando gran interés por la
religión desde la niñez. Sus creencias comenzarían a cambiar tras conocer a Amira
Zarrab, un da'i o misionero ismailita, quien le introdujo nuevas ideas religiosas que lo
alejarían lentamente de la ortodoxia.
Una grave enfermedad haría reflexionar a Hasan sobre las enseñanzas de Zarrab.
La idea de morir antes de conocer una nueva verdad fue suficiente para abrazarse a la
nueva fe. Otro misionero ismailita, Abu Najm Sarraj, le iniciaría en la adquisición de
nuevos y recónditos puntos de vista. Por último, Mu'min, un tercer misionero, le
administró un juramento de fidelidad pasando de este modo a formar parte de la secta
ismailita, en la cual, no tardaría en alcanzar una posición importante.
En 1071, Abd al-Malik ibn at-Tash, jefe de los ismailitas por entonces, nombró a
Hasan como da'i oficial, ordenándole marchar como misionero a Egipto. Este sería el
inicio de un período de veinte años dedicado a la misión y los viajes, que terminaría
cuando Hasan decidió establecerse en Alamut.
La leyenda afirma que en su juventud, Hasan llegó a entablar amistad con dos de
los hombres más grandes de su tiempo: el astrónomo y poeta Omar Jayyam y el político
Nizam al-Mulk. Este último, años más tarde, mandaría perseguirlo para impedir que
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siguiera propagando su ideología revolucionaria, y sería ajusticiado por un miembro de
la secta.
Antes de llegar a Egipto en 1078, Hasan estuvo por Azerbaiyán, la región de
Nagorno-Karabakh en Armenia y Damasco. De su estancia en Egipto durante un año y
medio se sabe muy poco, aunque se cree que fue aquí donde Hasan comenzó a concebir
la futura orden de los Asesinos.
Desde Egipto regresó a Isfahán pasando antes por Aleppo. Más tarde viajaría
durante nueve años por Persia, pasando por Yazd, Kirmán y Juzistán. Después pasaría
tres años en Damghan donde parece ser que se apoderó del castillo de Girdkuh y
estableció un importante centro de los Asesinos. Desde Damghan enviaría los primeros
misioneros a la región de Alamut.
En sus viajes iba buscando nuevos adeptos a la fe ismailita que le permitieran
fundar una comunidad permanente y fuertemente defendida. La búsqueda de un lugar
adecuado para tal comunidad hizo que hasan se fijara en la zona de las montañas Elburz,
conocida antiguamente como Tabaristán, que se corresponde con las modernas
provincias de Gilán y Mazandarán en la actual Irán. Durante muchos siglos esta zona
sirvió de refugio a ismalitas y otros heterodoxos musulmanes.
El envío de un da'i a Alamut permitió que algunos de los habitantes de la
fortaleza fueran convertidos, quienes a su vez intentaron convertir a Alid, su
gobernador. Alid fingió convertirse, con lo que consiguió conocer a todos los conversos
y expulsarlos del castillo.
Tras este fracaso, Hasan siguió por los alrededores de Daylán convirtiendo a
muchos gracias a sus dotes de persuasión y gran ascetismo. Por otro lado, los
expulsados de Alamut consiguieron convencer a Alid para que los perdonara y les
dejara entrar nuevamente al castillo, lo cual facilitó la entrada clandestina de Hasan.
Cuando el gobernador descubrió su existencia ya no pudo hacer nada dado que la
mayoría de los residentes de Alamut eran fieles a Hasan.
De este modo Hasan tuvo lo que deseaba: una base segura y permanente desde
donde enviar dai's a todo el mundo. Al mismo tiempo siguió una política de expansión
territorial, apoderándose de castillos o construyendo otros nuevos. Aquí comenzaría a
desarrollarse la secta de los Asesinos, que pasaron a la historia como encarnizados
terroristas.
La vida en Alamut, y probablemente en el resto de fortalezas, era sumamente
rígida y austera. La legendaria severidad de Hasan se pone de manifiesto en dos
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incidentes en los que mandó dar muerte a sus propios hijos. El mayor, Ustad Husain fue
ejecutado tras la que luego sería falsa acusación de estar involucrado en la muerte de un
daí. A Muhammad, su segundo hijo lo mandó ejecutar por beber vino.
En sus últimos días, tras caer gravemente enfermo, nombró como sucesor a
Buzurg'umid y como "canciller de propaganda" a Dihdar Abu Ali, ordenándosles, junto
a su canciller militar, Kiya Ba Ya'far, que se hicieran cargo de su reino. Así dejó
garantizada la transmisión de poderes; poco después moriría.
Es imposible obtener más datos del “Viejo de las montañas” quien sería un
verdadero quebradero de cabeza para los Turcos Otomanos adheridos a la ortodoxia
sunnita, quienes asimismo sufrieron los más sanguinarios ataques de los Asesinos a
través de ataques muy planificados de no más de dos personas o fedayeen bin Hassan ,
los cuales se lanzaban al ataque (y en muchos casos a su muerte-considerada por los
mismos como un martirio que les llevaría al paraíso) al grito de “Allah-u-akbar ya Alí”
añadiendo a la célebre frase islámica de “Dios es todopoderoso” la coletilla traducible
como “y acompañado por Alí, nuestro imán”.
Todos los datos de la Fortaleza fueron arrasados por el anteriormente
mencionado Hulegu Khan tras la toma de Alamut en 1256, tratando así los mongoles de
borrar cualquier referencia a la secta y sus métodos de combate. Hay una breve reseña a
este hecho en el libro del escritor esloveno Vladimir Bartol, que coge el nombre de la
Fortaleza como pilar narrativo de la obra.
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De él procede el bulo de que los adeptos de la secta, que vivían en el castillo de
Alamut, eran jóvenes campesinos reclutados por los emisarios del Viejo de la Montaña,
entre las familias de los alrededores, para servir a sus fines terroristas.
El Viejo mediante engaño, según el relato de Marco Polo, vencía las voluntades
de sus adeptos dándoles a beber y mezclado hachís en sus manjares, tras lo cual les
arengaba diciéndoles, que él, señor poderoso entre los dioses, les llevaría a conocer el
paraíso. Una vez dormidos merced a la droga… estos jóvenes eran llevados a un valle
existente entre los límites de la fortaleza donde crecían los mejores frutales y flores,
corrían fuentes de agua clara, pájaros exóticos, animales dóciles y maravillosos y estaba
poblado por las más hermosas de las mujeres. Todo puesto a su alcance para uso y
disfrute, sin límites.
El uso del asesinato selectivo como arma política no fue una invención de los
asesinos, va aparejado a la autoridad política desde que esta existe. La eliminación del
que detenta el poder, es el método más rápido y antiguo para un cambio radical de ese
mismo poder. Como precedente de grupo que usara este tipo de argumento de manera
significativa, están los zelotes, llamados "hombres del puñal". Una vez designada su
victima, estos tenían la particularidad de emitir el voto de ayuno: hasta haber
conseguido su propósito, es decir, que no comerían o beberían hasta que hubieran
matado a su objetivo.
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La primera victima de los discípulos de Alamut fue Nizam Al-Mulk, gran visir
del sultán selyúcida Malîk shah. Fue autor de El Libro del Gobierno y durante treinta
años el ministro principal de dos gobernantes sucesivos de las tribus seljucs. En el siglo
XI estableció en términos generales quiénes eran los enemigos del Estado y, de la
misma manera, señaló los caminos que un monarca, que por supuesto sólo podía ser un
déspota absoluto, pudiera atar y perder, nombrar y remover por su propia voluntad. Fue
un “Maquiavelo” persa.
Los asesinos solían usar el puñal, tomaban su tiempo para familiarizarse con las
costumbres de su victima y a menudo, se hacían emplear a su servicio. Ese tipo de plan
podía tomar meses, pero resultaba infalible. No siempre el fin era matar al objetivo, a
veces se trataba de dar un mensaje contundente al designado.
Sin embargo muchos otros no tuvieron esa suerte y perecieron a manos de los
adeptos de la secta de Alamut. Saladino fue uno de los pocos que sufrió dos atentados
por parte de enviados de la secta y que escapó milagrosamente de la muerte. Una de sus
victimas más importantes fue Conrado de Monferrato rey de Jerusalén, este fue
asesinado por dos adeptos de la secta de Alamut, después de hacerse pasar por
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religiosos cristianos y ganarse su confianza. Una vez más, usando una de sus armas
favoritas, lo apuñalaron hasta acabar con su vida.
Con referencia al sistema de atentados selectivos o terrorismo islámico y la
posible huella de la secta sobre movimientos islamistas radicales como la red de Usama
Bin Laden, Al-Qaeda. Nada más lejos de la realidad: Mientras que los asesinos eran
fervientes chiítas (shi’a-adepto), considerados heréticos por gran parte del mundo
musulmán , los seguidores del terrorista Bin Laden, son adscritos a la línea rigorista
sunní denominada wahabismo, la cual es la fuente de derecho legal de la cuna del Islam,
Arabia Saudí.
No obstante, no se puede negar que el uso de las prácticas de martirio o suicidio
contra intereses occidentales (brigadas de shaheed o mártires voluntarios), pueden haber
encontrado sus fuentes en el ultrarigorismo fanático del “Viejo de las Montañas” y su
milicia.