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Los Asesinos - Una secta radical en el Islam, por

Bernard Lewis.

El autor de nacionalidad británica, es una autoridad en la historia del Islamismo


y el Medio Oriente y Profesor Emérito de Estudios del Cercano Oriente de la
Universidad de Princeton y Profesor de Historia del Medio Oriente en la Universidad de
Londres.
La primera edición de este libro fue en 1967 y tras sucesivas, volvió a ser
editado en 2001, a raíz de que los atentados suicidas que sufrieron los Estados Unidos
en septiembre de ese mismo año, debido en gran parte al salto al primer plano del tema
del terrorismo suicida de origen islámico.
Lewis estudia en el libro la llamada secta de los "asesinos" o hashashins (‫ةوعدلا‬
(‫ال دي دة‬-de quienes deriva la actual denominación- que actuaban en el mundo árabe,
precisamente en regiones que hoy son parte de Irak y Siria, en la época de las cruzadas.
Se trataba de una secta islámica extremista, que utilizaba al asesino suicida como
poderosa arma en la época de las cruzadas.
Tanto líderes y funcionarios árabes como los príncipes cruzados, fueron víctimas
de estos asesinos.
Ya los relatos de Marco Polo de sus viajes a Oriente los mencionan y también lo
hacen varios cronistas de los cruzados.
Desde una inexpugnable fortaleza (Alamut en la región de Alborz, actual Irán),
el líder de la secta apodado "el viejo de la montaña" (su verdadero nombre era Hassan-i
Sabbah) enviaba a sus asesinos suicidas (generalmente denominados fedayines, lo cual
se traduce como “aquellos que dan la vida por la causa”) que utilizaban el puñal para
realizar su mortífera tarea. Dieron lugar a una leyenda y Lewis analiza el tema con rigor
de historiador.
Relata que el líder de la secta tenía como método el drogar a sus militantes y en
esta condición les mostraba el paraíso, llevándolos a un gran harén, que tenía las
características del paraíso musulmán.
Tras esa experiencia acentuada por la droga, los suicidas pensaban que si morían
volverían a dicho lugar, donde disfrutarían de la vida eterna y de placeres como 72
vírgenes.

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Pero en la faz política o religiosa en los hechos la secta era independiente y
buscaba preservar su identidad y poder regional, que se veía amenazado tanto por los
musulmanes como por los árabes que guerreaban en la zona en los siglos XII y XIII.
Menciona el hecho de que la peligrosa secta tenía una relación particular con la
orden de los Templarios, que combatían en "Tierra Santa", por la cual no atacaban a sus
miembros.
El autor sostiene que eso se debía a que por su organización, si caía el Gran
Maestre automáticamente era sustituido por uno ya predesignado, en cambio en los
reinos musulmanes y cristianos de esa parte del mundo la muerte de las autoridades
generaba siempre durísimas luchas de sucesión, con lo cual el impacto político que se
lograba era mucho mayor.
Fueron los turcos que lograron dominar al mundo árabe después de las cruzadas,
los que finalmente exterminan a la secta de los "asesinos" tomando y destruyendo a sus
fortalezas inexpugnables y matando a sus miembros.
El libro de Lewis adquiere interés, porque aunque lejana en el tiempo se trata de
la experiencia terrorista que tiene más puntos de contacto con la que hoy representa la
red Al Qaeda.
Pero lo más relevante que aporta desde esta perspectiva, es que la secta durante
más de dos siglos logra aterrorizar a cristianos y musulmanes y desatar crisis políticas,
pero finalmente este terrorismo suicida mortal no logra su objetivo final y es aniquilado.
Si bien el autor reconoce que "Todavía la convergencia de esperanza mesiánica
y violencia revolucionaria la cual los había impulsado, así como sus ideales y métodos
encontraron muchos imitadores. Los grandes cambios de nuestro tiempo han aportado
nuevas causas de peligro, nuevos sueños y sufrimientos y nuevos métodos de ataque",
destaca que el punto más importante fue "su final y total fracaso".
En referencia a la fortaleza de Alamut, sería destruida el 15 de Diciembre de
1256, por las hordas mongolas de Hulagu Khan (nieto de Genghis Khan), como parte de
la ofensiva de los nómadas mongoles sobre el mundo islámico en el sureste asiático.
Ruknuddin Khor-shah, el lugarteniente de la fortaleza se rindió pensando obtener
clemencia de la horda, pero fue en vano, siendo sus ejecuciones una antesala de la
carnicería de los mongoles sobre Bagdad, dos años después.
RESPECTO A HASSAN BIN SHABBAH (EL VIEJO DE LAS
MONTAÑAS)

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Nacido en Qom en 1034 , actual Irán y fallecido en su montañosa fortaleza de
Alamut en 1123 fue un teólogo, autor y precursor de la "nueva" predicación o da'wa de
los ismailitas nizaríes, que pretendía reemplazar la "antigua" da'wa de los ismaelitas
fatimitas de El Cairo.
Hasan-i Sabbah ( ‫ ) ابص ىنس‬es la variante persa de su nombre. También
suele aparecer citado por la forma árabe, Hasan al-Sabbah ( ‫) ابصلا نس‬.
Es conocido sobre todo por haber sido el inspirador y jefe de la Secta de los
Asesinos, ya que la comunidad que fundó y dirigió utilizaba con frecuencia el
homicidio político como estrategia. La mayor parte de los datos sobre Hasan y sus
seguidores proceden de sus enemigos, ya que la documentación generada por la secta
fue destruida por los mongoles cuando arrasaron la fortaleza de Alamut, sede de la
misma.
Rashid al-Din, uno de sus dos biógrafos, describe a Hasan como descendiente
directo de los reyes Himyaríes del Yemen y que su padre llegó procedente de Kufa en el
actual Irak. Por el contrario, Ata Malik Juvayni, su otro biógrafo, sugiere que el padre
de Hasan vino desde el Yemen, pasando por Kufa.
Hasan fue educado por su padre en la fe chiita, mostrando gran interés por la
religión desde la niñez. Sus creencias comenzarían a cambiar tras conocer a Amira
Zarrab, un da'i o misionero ismailita, quien le introdujo nuevas ideas religiosas que lo
alejarían lentamente de la ortodoxia.
Una grave enfermedad haría reflexionar a Hasan sobre las enseñanzas de Zarrab.
La idea de morir antes de conocer una nueva verdad fue suficiente para abrazarse a la
nueva fe. Otro misionero ismailita, Abu Najm Sarraj, le iniciaría en la adquisición de
nuevos y recónditos puntos de vista. Por último, Mu'min, un tercer misionero, le
administró un juramento de fidelidad pasando de este modo a formar parte de la secta
ismailita, en la cual, no tardaría en alcanzar una posición importante.
En 1071, Abd al-Malik ibn at-Tash, jefe de los ismailitas por entonces, nombró a
Hasan como da'i oficial, ordenándole marchar como misionero a Egipto. Este sería el
inicio de un período de veinte años dedicado a la misión y los viajes, que terminaría
cuando Hasan decidió establecerse en Alamut.
La leyenda afirma que en su juventud, Hasan llegó a entablar amistad con dos de
los hombres más grandes de su tiempo: el astrónomo y poeta Omar Jayyam y el político
Nizam al-Mulk. Este último, años más tarde, mandaría perseguirlo para impedir que

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siguiera propagando su ideología revolucionaria, y sería ajusticiado por un miembro de
la secta.
Antes de llegar a Egipto en 1078, Hasan estuvo por Azerbaiyán, la región de
Nagorno-Karabakh en Armenia y Damasco. De su estancia en Egipto durante un año y
medio se sabe muy poco, aunque se cree que fue aquí donde Hasan comenzó a concebir
la futura orden de los Asesinos.
Desde Egipto regresó a Isfahán pasando antes por Aleppo. Más tarde viajaría
durante nueve años por Persia, pasando por Yazd, Kirmán y Juzistán. Después pasaría
tres años en Damghan donde parece ser que se apoderó del castillo de Girdkuh y
estableció un importante centro de los Asesinos. Desde Damghan enviaría los primeros
misioneros a la región de Alamut.
En sus viajes iba buscando nuevos adeptos a la fe ismailita que le permitieran
fundar una comunidad permanente y fuertemente defendida. La búsqueda de un lugar
adecuado para tal comunidad hizo que hasan se fijara en la zona de las montañas Elburz,
conocida antiguamente como Tabaristán, que se corresponde con las modernas
provincias de Gilán y Mazandarán en la actual Irán. Durante muchos siglos esta zona
sirvió de refugio a ismalitas y otros heterodoxos musulmanes.
El envío de un da'i a Alamut permitió que algunos de los habitantes de la
fortaleza fueran convertidos, quienes a su vez intentaron convertir a Alid, su
gobernador. Alid fingió convertirse, con lo que consiguió conocer a todos los conversos
y expulsarlos del castillo.
Tras este fracaso, Hasan siguió por los alrededores de Daylán convirtiendo a
muchos gracias a sus dotes de persuasión y gran ascetismo. Por otro lado, los
expulsados de Alamut consiguieron convencer a Alid para que los perdonara y les
dejara entrar nuevamente al castillo, lo cual facilitó la entrada clandestina de Hasan.
Cuando el gobernador descubrió su existencia ya no pudo hacer nada dado que la
mayoría de los residentes de Alamut eran fieles a Hasan.
De este modo Hasan tuvo lo que deseaba: una base segura y permanente desde
donde enviar dai's a todo el mundo. Al mismo tiempo siguió una política de expansión
territorial, apoderándose de castillos o construyendo otros nuevos. Aquí comenzaría a
desarrollarse la secta de los Asesinos, que pasaron a la historia como encarnizados
terroristas.
La vida en Alamut, y probablemente en el resto de fortalezas, era sumamente
rígida y austera. La legendaria severidad de Hasan se pone de manifiesto en dos

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incidentes en los que mandó dar muerte a sus propios hijos. El mayor, Ustad Husain fue
ejecutado tras la que luego sería falsa acusación de estar involucrado en la muerte de un
daí. A Muhammad, su segundo hijo lo mandó ejecutar por beber vino.
En sus últimos días, tras caer gravemente enfermo, nombró como sucesor a
Buzurg'umid y como "canciller de propaganda" a Dihdar Abu Ali, ordenándosles, junto
a su canciller militar, Kiya Ba Ya'far, que se hicieran cargo de su reino. Así dejó
garantizada la transmisión de poderes; poco después moriría.
Es imposible obtener más datos del “Viejo de las montañas” quien sería un
verdadero quebradero de cabeza para los Turcos Otomanos adheridos a la ortodoxia
sunnita, quienes asimismo sufrieron los más sanguinarios ataques de los Asesinos a
través de ataques muy planificados de no más de dos personas o fedayeen bin Hassan ,
los cuales se lanzaban al ataque (y en muchos casos a su muerte-considerada por los
mismos como un martirio que les llevaría al paraíso) al grito de “Allah-u-akbar ya Alí”
añadiendo a la célebre frase islámica de “Dios es todopoderoso” la coletilla traducible
como “y acompañado por Alí, nuestro imán”.
Todos los datos de la Fortaleza fueron arrasados por el anteriormente
mencionado Hulegu Khan tras la toma de Alamut en 1256, tratando así los mongoles de
borrar cualquier referencia a la secta y sus métodos de combate. Hay una breve reseña a
este hecho en el libro del escritor esloveno Vladimir Bartol, que coge el nombre de la
Fortaleza como pilar narrativo de la obra.

SIMILITUD ENTRE LOS HASHASHINS Y LOS ISLAMISMOS


RADICALES CONTEMPORÁNEOS.
Para muchos autores actuales, el fácil y actual paralelismo, entre la "secta de los
asesinos" del siglo XII con las huestes de Al Qaeda y "El Viejo de la Montaña" con Bin
Laden apoyado en el expandido y erróneo tópico de los hashashin: comedores de
Hachís; conforma una mitología altamente evocadora y fantasiosa que sirve a claros
fines de desinformación.

Los antecedentes de esas tesis fantasistas, reposan en los relatos de un fabulador


histórico: Marco Polo. Es bien sabido que este curioso comerciante-viajero de
imaginación desbordante aderezaba los relatos de sus viajes con detalles exóticos
destinados a despertar curiosidad en sus interlocutores y posibles socios o clientes.

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De él procede el bulo de que los adeptos de la secta, que vivían en el castillo de
Alamut, eran jóvenes campesinos reclutados por los emisarios del Viejo de la Montaña,
entre las familias de los alrededores, para servir a sus fines terroristas.

El Viejo mediante engaño, según el relato de Marco Polo, vencía las voluntades
de sus adeptos dándoles a beber y mezclado hachís en sus manjares, tras lo cual les
arengaba diciéndoles, que él, señor poderoso entre los dioses, les llevaría a conocer el
paraíso. Una vez dormidos merced a la droga… estos jóvenes eran llevados a un valle
existente entre los límites de la fortaleza donde crecían los mejores frutales y flores,
corrían fuentes de agua clara, pájaros exóticos, animales dóciles y maravillosos y estaba
poblado por las más hermosas de las mujeres. Todo puesto a su alcance para uso y
disfrute, sin límites.

Al recobrar la conciencia ante tales visiones, creían firmemente estar en el


paraíso. El Viejo les dejaba disfrutar de esa vida placentera hasta que tuviera necesidad
de sus servicios, para cualquier atentado contra la vida de algún jerarca que se le hubiera
ocurrido. Entonces por el procedimiento inverso, después de introducir en sus comidas
el mismo tipo de narcótico; eran traídos a su presencia y con gran pesadumbre los
incautos arrancados del "paraíso" de aquel modo abrupto, estaban dispuestos cumplir
cualquier misión, por difícil que fuera, con tal de regresar allí... Tras lo cual, con la
promesa de retornar al vergel primigenio, de modo indefinido, el Viejo les encargaba la
tarea para la que habían sido escogidos. Motivados por tal recompensa, según Marco
Polo, estos suicidas ponían un empeño feroz en conseguir el logro de su misión.

El uso del asesinato selectivo como arma política no fue una invención de los
asesinos, va aparejado a la autoridad política desde que esta existe. La eliminación del
que detenta el poder, es el método más rápido y antiguo para un cambio radical de ese
mismo poder. Como precedente de grupo que usara este tipo de argumento de manera
significativa, están los zelotes, llamados "hombres del puñal". Una vez designada su
victima, estos tenían la particularidad de emitir el voto de ayuno: hasta haber
conseguido su propósito, es decir, que no comerían o beberían hasta que hubieran
matado a su objetivo.

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La primera victima de los discípulos de Alamut fue Nizam Al-Mulk, gran visir
del sultán selyúcida Malîk shah. Fue autor de El Libro del Gobierno y durante treinta
años el ministro principal de dos gobernantes sucesivos de las tribus seljucs. En el siglo
XI estableció en términos generales quiénes eran los enemigos del Estado y, de la
misma manera, señaló los caminos que un monarca, que por supuesto sólo podía ser un
déspota absoluto, pudiera atar y perder, nombrar y remover por su propia voluntad. Fue
un “Maquiavelo” persa.

A consecuencia de disturbios provocados por grupos ismaelitas, el sultán envió


dos expediciones para la conquista de Alamut y la pacificación del Kûhistan que
fracasaron ambas. El viernes doceavo día del mes de Ramadan de 485 (16 octubre
1092) un sufi golpeó con un puñal, al gran visir Nizam al-Mulk Tusi, cuando este volvía
desde la sala de audiencias a sus aposentos privados. El homicida era uno de los fida'is
enviado por El Viejo de la Montaña. Ese fue el primer asesinato político cometido por
los ismaelitas de Alamut.

Los asesinos solían usar el puñal, tomaban su tiempo para familiarizarse con las
costumbres de su victima y a menudo, se hacían emplear a su servicio. Ese tipo de plan
podía tomar meses, pero resultaba infalible. No siempre el fin era matar al objetivo, a
veces se trataba de dar un mensaje contundente al designado.

Una anécdota: Después de sobornar a uno de los eunucos de un sultán que se


mostraba reacio a las tesis ismaelitas, le fue entregada una daga al eunuco con ordenes
precisas de clavarla en la cabecera de la cama de su señor, cuando este durmiera. Al
despertar, el sultán fue presa de una viva inquietud ignorando por completo quién había
podido clavar allí aquel puñal… pero sospechando sin ningún tipo de dudas por órdenes
de quién había sido. Huelga decir que después de ese episodio buscó la paz con aquel
grupo de creyentes.

Sin embargo muchos otros no tuvieron esa suerte y perecieron a manos de los
adeptos de la secta de Alamut. Saladino fue uno de los pocos que sufrió dos atentados
por parte de enviados de la secta y que escapó milagrosamente de la muerte. Una de sus
victimas más importantes fue Conrado de Monferrato rey de Jerusalén, este fue
asesinado por dos adeptos de la secta de Alamut, después de hacerse pasar por

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religiosos cristianos y ganarse su confianza. Una vez más, usando una de sus armas
favoritas, lo apuñalaron hasta acabar con su vida.
Con referencia al sistema de atentados selectivos o terrorismo islámico y la
posible huella de la secta sobre movimientos islamistas radicales como la red de Usama
Bin Laden, Al-Qaeda. Nada más lejos de la realidad: Mientras que los asesinos eran
fervientes chiítas (shi’a-adepto), considerados heréticos por gran parte del mundo
musulmán , los seguidores del terrorista Bin Laden, son adscritos a la línea rigorista
sunní denominada wahabismo, la cual es la fuente de derecho legal de la cuna del Islam,
Arabia Saudí.
No obstante, no se puede negar que el uso de las prácticas de martirio o suicidio
contra intereses occidentales (brigadas de shaheed o mártires voluntarios), pueden haber
encontrado sus fuentes en el ultrarigorismo fanático del “Viejo de las Montañas” y su
milicia.

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