Ireneo de Lyon fue un importante teólogo y apologeta cristiano del siglo II.

Sin embargo, no era

un apóstol, ya que los apóstoles fueron los discípulos directos de Jesús. Ireneo fue discípulo de
Policarpo, quien a su vez había sido discípulo del apóstol Juan. Aunque no se sabe con certeza
dónde exactamente nació, se cree que fue en Esmirna, en la actual Turquía.

Ireneo se convirtió en uno de los líderes de la Iglesia en la ciudad de Lyon, en la actual Francia,
y fue conocido por su profundo conocimiento de la teología cristiana. Es especialmente
reconocido por su obra "Adversus Haereses" (Contra las herejías), donde refutó las enseñanzas
gnósticas y defendió la ortodoxia cristiana.

Además de su labor teológica, Ireneo también participó en misiones evangelísticas y se dedicó

a la pastoral en su comunidad. Fue un defensor firme de la fe cristiana y luchó contra las falsas
enseñanzas que amenazaban la pureza doctrinal de la Iglesia.

Ireneo es considerado uno de los Padres de la Iglesia y su legado en la teología cristiana ha

perdurado a lo largo de los siglos. Murió alrededor del año 202 d.C., posiblemente como mártir
por su fe.