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Este documento habla sobre la importancia del amor en el liderazgo. Explica que los líderes deben tener el corazón lleno del amor de Dios y ser capaces de amar a los demás por encima de sus propios intereses. También discute cómo el amor no es egoísta, no guarda rencor, y se regocija en la verdad. Concluye que el amor da a los líderes la fuerza para soportar las responsabilidades del liderazgo espiritual.
Este documento habla sobre la importancia del amor en el liderazgo. Explica que los líderes deben tener el corazón lleno del amor de Dios y ser capaces de amar a los demás por encima de sus propios intereses. También discute cómo el amor no es egoísta, no guarda rencor, y se regocija en la verdad. Concluye que el amor da a los líderes la fuerza para soportar las responsabilidades del liderazgo espiritual.
Este documento habla sobre la importancia del amor en el liderazgo. Explica que los líderes deben tener el corazón lleno del amor de Dios y ser capaces de amar a los demás por encima de sus propios intereses. También discute cómo el amor no es egoísta, no guarda rencor, y se regocija en la verdad. Concluye que el amor da a los líderes la fuerza para soportar las responsabilidades del liderazgo espiritual.
Resumen capítulo 3 El carácter del líder: Liderar con amor desde el corazón.
Un líder debe tener el corazón lleno del amor sobrenatural de Dios.
Para tener éxito en el liderazgo, debemos ser capaces de amar. ● El amor no busca lo suyo: cuida, comparte y sirve (1 Corintios 13:5) El amor no busca lo suyo, no es egoísta. El amor se preocupa por los otros, así como se preocupa por sí mismo. Como líderes, debemos reconocer que el egoísmo es la esencia de todo pecado. En su manifestación extrema, el egoísmo dice: “No se haga tu voluntad, sino la mía”. Un pastor egoísta sacrifica a las ovejas por sus propios deseos. Un pastor amoroso da su vida por las ovejas. El amor no es egoísta. Se preocupa, comparte, da y sacrifica. El amor siempre tiene suficiente para compartir. Comparte su fortaleza al llorar con los que lloran (Ro 12:15). El amor sobrelleva las cargas de otros (Gá 6:2). Pero las personas egoístas nunca tienen suficiente. Sus vientres nunca se llenan y su apetito nunca se sacia.
● El amor no busca lo suyo (1 Corintios 13:5).
La lujuria se apodera de todo lo que puede conseguir, pero el amor no es egoísta. A continuación, presentamos una prueba breve para ver si usted es una persona mezquina El liderazgo espiritual es algo que tenemos que administrar momento a momento, día tras día. Los psicólogos llaman a las personas egoístas *egocéntricas. El interés de una persona egoísta está en ser servida en vez de servir. Los líderes egoístas acaparan lo mejor para ellos mismos. Reflejan la actitud de los hijos de Elí, Ofni y Finees. Dios llamó a estos hombres para que fueran ejemplos piadosos y guiaran a los israelitas en santidad y justicia. Pero Ofni y Finees eran líderes egoístas. No estaban preparados para liderar. Recuerde su egoísmo, cómo abusaron de su posición piadosa y la forma severa en que Dios los trató por servirse a sí mismos en lugar de a los demás el llamado a liderar es un llamado a amar por medio del servicio a otros. Permita que el Espíritu Santo guíe sus pensamientos para que sea un líder que ama. ¿Cree que los líderes, o incluso los apóstoles, caminan al frente de la fila? ¿Cree que Dios llama a los líderes a gobernar y reinar como reyes? Esta era la actitud de Diótrefes. Si usted piensa de esta manera, es muy bueno que esté estudiando este curso. Recuerde lo que Pablo, el gran apóstol, dijo sobre cómo se debería guiar, amar y servir en (1 Co 4:8-13). Para liderar con amor, debemos poner las necesidades de otros al mismo nivel que nuestras propias necesidades. Dios se complace en que nos amemos a nosotros mismos. Pero debemos practicar el amar a los demás tanto como nos amamos a nosotros mismos. Y, sobre todo, Él nos llama a amarlo a Él con todo nuestro corazón, nuestra alma, mente y fuerza. Así que, como líderes espirituales, nuestras prioridades sean amar a Dios y a los demás, en lugar de enamorarnos de nosotros mismos
● El amor no se irrita y no guarda rencor
Dios ama, perdona y borra los pecados de aquellos que se arrepienten y aceptan a Jesús como Salvador y Señor. Cuando lleguemos al cielo, ¡nos avergonzaría si Dios sacara una lista de nuestras faltas y pecados en la tierra! Pero su perdón ha borrado nuestros pecados ¡para siempre! El amor de Dios lo llevó a enviar a su Hijo a morir en una cruz por nuestra salvación. Cuando Dios perdona nuestros pecados, ¡Él nunca vuelve a recordarlos! La memoria de Dios es perfecta. Puede recordar cualquier cosa que quiera. Dios nos exige que amemos y perdonemos a otros así como Él nos perdona. Una ley o un principio de las Escrituras es que Dios nos perdona a nosotros en la misma medida en que perdonamos a otros. Él les exige a sus hijos que amen a otros así como Él nos ama. Esta es una ley en la familia de Dios. Piénselo: el amor de Dios no fluye incondicionalmente. Ofrezcamos bálsamo en vez de culpabilidad Las personas no necesitan sentirse mal acerca de sus errores pasados ya perdonados. Y amar a aquellos a los que lideramos no es una recompensa para ellos, es nuestra obligación. Jonás fue profeta sin amor. Él no quería que Dios perdonara a los asirios en Nínive. Más bien, el profeta quería que Dios destruyera a Nínive y a toda su población. Como judío, Jonás no quería que los gentiles recibieran ninguna misericordia. Él fue hostil con los gentiles a causa de sus pecados. Ellos adoraban ídolos, no conocían al verdadero Dios, no tenían a Moisés ni a los profetas. Y eran muy crueles. La única razón por la que Jonás fue a Nínive después de que la ballena lo escupiera en la costa, fue para salvar su propia vida y no la de los asirios. Jonás amenazó a los asirios, aterrándolos para que se arrepintieran. Pero, ¿a cuántos guió a tomar el camino al cielo? ¡A ninguno en absoluto! Jonás no amaba al pueblo al cual Dios lo llamó a servir. Aunque Dios quería perdonarlo y salvarlo, Jonás se negaba a eso. Él no perdonaría a los asirios por sus pecados pasados ni presentes. Es más, Jonás ni siquiera perdonaría a los asirios por haber nacido gentiles en vez de judíos. Él era prisionero de sus prejuicios y un profeta sin amor. Si Jonás hubiera abierto su corazón para que fuera lleno del amor de Dios, la historia sería diferente. El rey y todas las personas de Nínive se arrepintieron. Si Jonás hubiera permitido que el amor de Dios fluyera a través de él, tal vez los ninivitas habrían abierto su corazón al único y verdadero Dios. ¿Y quién puede decir a cuántas otras naciones habría enviado Dios a Jonás si su corazón hubiera tenido espacio para el amor y el perdón que el único y verdadero Dios desea que reciban todas las naciones dela tierra? Pero Jonás no guió a los habitantes de Nínive hacia el Dios del cielo. Porque el liderazgo se detiene donde el amor se detiene.
● El amor no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad
(1 Corintios 13:6; 1 Corintios 5:1-8) El amor no se regocija en lo injusto, sino que se regocija en lo justo. Pero Pablo usa la palabra verdad en vez de la palabra justo. Pablo dice que el amor no se deleita en lo injusto, sino que se goza en la verdad. Como cristianos, siempre debemos escoger entre la injusticia y la verdad del evangelio. Porque la persona que trata de deleitarse en la injusticia y en la verdad es una persona dividida. Piénselo. Si un líder o cualquier seguidor de Cristo se deleitan en la maldad, como en los pecados sexuales, en el hurto o en la mentira, entonces esta persona seguramente esconde la verdad y miente acerca de su comportamiento. Los que se deleitan en la maldad no pueden abrazar la verdad, pues esta expone su hipocresía Para ser líderes espirituales, debemos amar lo correcto y odiar lo incorrecto
● El amor todo lo soporta: nunca se rinde (1 Corintios 13:7)
El amor de Dios capacita a los líderes a llorar con los que lloran y a regocijarse con los que se regocijan. El amor nos da las fuerzas para ser como un padre para los nuevos convertidos, para reprender a los hipócritas y para lidiar fielmente con los reincidentes. El amor de Dios empodera a los líderes para soportar llevar el peso de centenares de almas en su corazón, así como el sumo sacerdote llevaba a las tribus de Israel en su pectoral. Liderar en amor hasta puede llevar a que los líderes parezcan y se sientan viejos, cuando todavía son jóvenes