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EL MONSTRUO

En un pueblo muy pequeño vivía una niña llamada Sofía, ella era una niña muy tierna a la
cual le gustaba mucho los pasteles de chocolate, sin embargo, vivía con un monstruo, este
era muy gordo y alto, echaba espuma por su boca y casi todo el tiempo tenía los ojos rojos.

Un día la pequeña Sofía llevo un dibujo del monstruo a su escuela el cual le mostro a su
maestra, la cual le dijo que tenía mucha imaginación y que dejara de pensar en esas cosas,
que cerrara los ojos y se durmiera ya que de esta forma el monstruo desaparecería.

Al otro día Sofía derramo por accidente una taza de leche, el monstruo se puso muy furioso y
empezó a golpear a la pequeña hasta hacerla llorar, la madre al ver esa reacción del
monstruo quiso defenderla, pero también recibió los golpes que daba el monstruo.

Al día siguiente fueron de visita a la casa de su abuela, Sofía le conto sobre el monstruo que
había en su casa, su abuela le dijo que cuando aparecería otra vez el monstruo pronunciara
las siguientes palabras “vicho mal oliente, ojos de dragón, garras de gusano y rugido de león,
monstruo cara de tonto, esta noche te pido que te duermas en el balcón”. Ella estaba segura
que al escuchar estas palabras el monstruo se alejaría del lugar para siempre, pero su
abuela se equivocó ya que le fue peor de lo que pensaba, ya que las que durmieron en el
balcón fueron Sofía y su madre, menos mal que estaban juntas ya que durmieron abrazadas.

La mama de Sofía también veía al monstruo, ella compro un televisor y cuando el monstruo
aparece pide a Sofía que se encierre en la habitación y suba el volumen del televisor, Sofía
sabe que es para que no escuche los rugidos del monstruo.

Un día Sofía no fue a la escuela ya que el monstruo se puso a discutir con su madre, ella le
gritaba que se fuera, pero el monstruo rugía con más fuerza, Sofía se ocultó bajo la cama y
empezó a pronunciar las palabras que su abuela le había enseñado, “vicho mal oliente, ojos
de dragón, garras de gusano y rugido de león, monstruo cara de tonto, esta noche te pido
que te duermas en el balcón”, esta vez el monstruo hizo caso a estas palabras, dejo de gritar
y de dar golpes y se fue para siempre.

Ahora Sofía y su madre viven con su abuela y el monstruo solo aparece en sus sueños, pero
al despertar desaparece.

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