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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA


FACULTAD DE MEDICINA
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE ENFERMERÍA
DEPARTAMENTO ACADÉMICO DE ENFERMERÍA

ENSAYO ARGUMENTATIVO 2

SEMESTRE ACADÉMICO: 2023 -II


PROMOCIÓN INGRESANTE: 2022

DOCENTE:
Prof. Milagros Huamán

ESTUDIANTES:
Gálvez Edquén Gabriel
Izquierdo Flores Heidy Milena
Morales Pumaraime Ariana Mabel
Valenzuela Ambor Alanis Angie

LIMA-PERÚ
2023
¿CÓMO CONECTAR LA ESPIRITUALIDAD CON LA ÉTICA Y VALORES
PROFESIONALES DE ENFERMERÍA?

1. Introducción:
Es bien conocido que el ser humano cuenta con tres dimensiones: cuerpo, alma y espíritu;
en el alma residen las emociones, la voluntad y el intelecto, mientras que el espíritu es el
puente para la comunicación o relación con Dios. La espiritualidad es el conjunto de
creencias y prácticas relacionadas a lo trascendente, mientras que la religiosidad está más
conectada a lo místico.

Según Vargas (2015): “El ser humano es espiritual por naturaleza, la espiritualidad viene
desde adentro siendo una fuerza interna que motiva a las personas y hace explorar sus
diferentes dimensiones. Busca manifestarse a través de principios y creencias, en otras
palabras, la espiritualidad siempre abrirá camino a la transformación posibilitando la
significación de cada espíritu y la expansión de sus ideales”(p. 3).

Los seres humanos somos sujetos en constante estado de emancipación espiritual. La


clave será problematizar la espiritualidad, para poder comprenderla, reflexionar y permitir
que llegue a la práctica cotidiana.

En ese sentido, la conexión entre la espiritualidad, la ética y los valores profesionales de


enfermería es fundamental para brindar una atención integral y centrada en el paciente. La
espiritualidad se refiere a la dimensión más profunda y trascendental de la experiencia
humana, que incluye creencias, valores, significado y propósito en la vida. En el contexto de
la enfermería, la espiritualidad se relaciona con el cuidado holístico y la promoción del
bienestar físico, emocional y espiritual de los pacientes.

La ética y los valores profesionales de enfermería, por otro lado, se basan en principios
fundamentales como la autonomía, la justicia, la beneficencia y la no maleficencia. Estos
principios guían la toma de decisiones éticas y la práctica profesional de las enfermeras,
asegurando que se brinde una atención de calidad y respetuosa hacia los pacientes.

Para dar respuesta a la pregunta sobre cómo conectar la espiritualidad con la ética y los
valores de enfermería, en el presente ensayo se plantean los siguientes argumentos:
Autoconciencia y apertura para conocer y comprender diferentes perspectivas espirituales,
reflexionar sobre los propios valores y creencias y su influencia en el cuidado de
enfermería, escuchar y comprender las creencia y valores espirituales de los pacientes y
adaptar el cuidado hacia una perspectiva más humana y compasiva centrada en la
espiritualidad del paciente apoyado en la ética y los valores de enfermeria. Es así que la
espiritualidad y los valores éticos y profesionales son cruciales para proporcionar una
atención integral y centrada en el paciente.

Para dar respuesta al primer argumento sobre la Autoconciencia y apertura para conocer
diferentes perspectivas espirituales, citamos a los siguientes autores:
Según Mesquita, Valcanti, Neves, et (2014) la mayoría de los enfermeros considera
importante abordar la espiritualidad en la atención al paciente. La autoconciencia espiritual
de los profesionales es fundamental, ya que les permite reconocer cómo sus propias
creencias pueden influir en la atención. Al ser más sensibles a las necesidades espirituales
de los pacientes, los enfermeros pueden demostrar un compromiso ético con la empatía, el
respeto y la atención centrada en el paciente, fundamentales en su práctica profesional bajo
el marco de la ética en enfermería.
Además en relación al tercer paso del proceso de carita de Jean Watson, Guerrero (2016)
resalta El cultivo de prácticas espirituales propias del yo transpersonal más allá del ego,
hacia la apertura a los demás con sensibilidad y compasión. Antes llamado cultivo de la
sensibilidad para uno mismo y para los demás, es crucial en el ámbito del cuidado permitir
que la enfermera exprese su esencia como ser humano, cómo se siente y en la forma que
se manifiesta, llevando así a la autoadaptación tanto como para la enfermera y para el
paciente.
Por último, Licea Jiménez (2002) resalta la importancia de la inteligencia emocional en los
trabajadores de salud basándose en la teoría de Daniel Goleman quien describe cómo la
conciencia emocional permite identificar las propias emociones y comprender cómo afectan
a nuestro estado de ánimo y comportamiento. Además una autovaloración adecuada
implica conocer nuestras fortalezas y limitaciones de manera realista esto nos ayuda a
reconocer nuestras habilidades y áreas en las que necesitamos mejorar para a partir de
esto ejercer nuestra autoconfianza que se refiere a tener un fuerte sentido de nuestro propio
valor y capacidad esto nos permite confiar en nuestras habilidades y tomar decisiones con
seguridad. Finalmente Licea termina mencionando:
“La enfermera profesional debe aspirar a lograr la autoconciencia que le permita
reconocer sus propios estados de ánimo y trabajar para madurar la conciencia
emocional, que la lleve a la autoevaluación de sus fortalezas y debilidades y al
desarrollo de acciones que le generen sentimientos de autoconfianza a partir de sus
valores y capacidades. A través del desarrollo de la autorregulación, manejar
emociones perturbadoras e impulsos arrebatados, así como, el mantener estándares
adecuados de honestidad, integridad y desarrollo de una conciencia de
responsabilidad en su propio desempeño laboral y adaptación a los procesos de
cambio” ( p. 2).
Dado los argumentos descritos podemos decir que cuando los enfermeros tienen un alto
nivel de autoconciencia, esto tiene un impacto positivo en la calidad de la atención que
brindan. Asimismo, también se ha observado que esto ayuda a reducir el estrés tanto de los
pacientes como de sus familias. La autoconciencia implica ser capaz de evaluar de manera
honesta nuestras fortalezas y áreas de mejora. En el contexto de los enfermeros que
trabajan en cuidados paliativos, es fundamental que reflexionen sobre sus habilidades y
reconozcan en qué aspectos necesitan crecer. Esta reflexión y crecimiento personal son
clave para ofrecer la mejor atención posible a los pacientes.

A continuación, abordamos el segundo argumento, el cual nos permite enfocarnos en la


reflexión sobre los propios valores y creencias, y cómo estos pueden influir en la atención
que se brinda; para esto citamos a los siguientes autores
Watson representa a la Escuela del Caring (Kérouac, Pepin, Ducharme, Duquette y Major,
1996), a partir de la que surge una propuesta de un cuidado que sea a la vez humanista y
científico, teniendo en consideración aspectos del ser humano como la espiritualidad y la
cultura. Watson propone como objetivo de los cuidados enfermeros el ayudar a conseguir el
nivel óptimo de armonía entre el alma, el cuerpo y el espíritu dejando de lado los propios
criterios y creencias para un cuidado holistico. Según Watson y Foster (2003), la enfermera
y el paciente se encuentran concretamente en el momento del cuidado, y a través de su
interacción se produce el cuidado humano. Al profundizar en su teoría puede observarse
que posee una clara fundamentación en las teorías humanistas lideradas por Rogers,
Maslow y Erikson, basadas en las Ciencias Psicosociales. Estas ciencias se caracterizan
por tener como fin el crecimiento de la persona y por basar sus valores en la libertad
personal, la responsabilidad del individuo, la igualdad de oportunidades y la protección del
entorno, dejando de lado el criterio propio del enfermero(a) (Marriner Tomey y Alligood,
2007).
Un estudio realizado por Bueno, Souza y Posada (2021) en la Facultad de Teología de la
Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá se centró en comprender y caracterizar la
espiritualidad y los estilos de vida de los estudiantes. Se examinó cómo la espiritualidad
cristiana influía en los hábitos cotidianos y la calidad de vida de estos estudiantes,
explorando su relación con variables de la salud y el bienestar. El análisis destacó la
importancia de incorporar la reflexión sobre la espiritualidad para promover hábitos más
saludables y una vida más equilibrada. También citaron a la teóloga Mónica Ukaski (2018)
quien en su estudio señaló que la espiritualidad significa vivir partiendo de las enseñanzas
de Dios, que implica el yo profundo y según Grum, citado por ukaski menciona que “vivir de
acuerdo con nuestro verdadero yo, significa vivir según la propia naturaleza, sin eliminar
ningún sector de la vida, de modo que a través de todo lo que hay en nosotros "Dios sea
glorificado".
Convergiendo con los autores nos lleva a reflexionar que los cuidados se convierten en una
práctica amable y le confieren sentido al acto de cuidar. Estos valores se aprenden al
principio de la vida, pero pueden verse influenciados a lo largo de ella. Los valores altruistas
surgen de la satisfacción de recibir a través de dar, por lo que proporcionan la base del
cuidado humano y promueven un cuidado profesional de calidad. Son estos valores los que
constituyen el factor básico de la ciencia y la ética del cuidar.

Para dar respuesta al tercer argumento Escuchar y comprender las creencias y valores
espirituales de los pacientes, citamos a los siguientes autores:
Según Mesquita, Valcanti, Neves, et (2014) la capacitación formal en cuidado espiritual es
esencial para que los enfermeros comprendan y respeten las creencias de los pacientes, y
esto se alinea con los valores éticos de la no maleficencia y la autonomía.
Además Guerrero C.(2016) en su artículo nos habla sobre el proceso de carita en relación a
Watson, tenemos que dejar de lado los preconceptos para escuchar al paciente sin sesgo o
juzgar. Así Watson define que el cuidado es un ideal moral más que una actitud orientada al
trabajo que integra características como, es el momento real del cuidado transpersonal
ocasión de fenómeno real donde existe una relación auténtica entre enfermera- paciente a
medida que va evolucionando su teoría, confirma que el cuidado está relacionado con la
curación, la ética, la escala de valores de cuidado, curación y salud comprende el contexto
profesional y la misión de la enfermera, su razón de ser para la sociedad.

También en su estudio Morillo, Serna y peña (2017) nos muestran que la actitud de la
enfermera de escuchar y comprender las expresiones de sufrimiento espiritual por parte de
los pacientes puede marcar una gran diferencia en la calidad de los cuidados de salud que
se brindan. Según el estudio realizado, la predisposición a escuchar activamente las
necesidades espirituales de los pacientes es una de las prácticas de cuidado espiritual y
religioso más claramente asumidas y puntuadas con más de un 80% del total posible. Esto
demuestra que las enfermeras que adoptan una actitud empática y respetuosa hacia las
necesidades espirituales de los pacientes pueden mejorar significativamente la calidad de
los cuidados de salud que brindan. Además, esta actitud puede contribuir a una mayor
satisfacción del paciente y a una mejor relación entre el paciente y el personal de
enfermería. En este contexto, la actitud de la enfermera de escuchar y comprender las
necesidades espirituales de los pacientes puede hacer una gran diferencia en la calidad de
los cuidados de salud y en la satisfacción del paciente.

Convergiendo con los autores anteriormente mencionados, reflexionamos que la


comprensión de las creencias espirituales de los pacientes es esencial en la atención de
enfermería, respaldada por la idea de que la capacitación formal en cuidado espiritual se
alinea con principios éticos como la no maleficencia y la autonomía. El concepto de cuidado
transpersonal destaca la importancia de dejar de lado prejuicios para establecer una
conexión auténtica entre enfermera y paciente, reconociendo el cuidado como un ideal
moral que abarca aspectos éticos y valores. La actitud de escuchar y comprender las
expresiones de sufrimiento espiritual, según estudios, marca una diferencia significativa en
la calidad de los cuidados de salud, mejorando la satisfacción del paciente y fortaleciendo la
relación con el personal de enfermería. La atención de enfermería va más allá de lo físico,
enfocándose en una conexión genuina que considera las dimensiones espirituales y
emocionales del paciente, subrayando la necesidad de abordar integralmente las
necesidades para lograr un cuidado más completo y satisfactorio.

Seguimos con el cuarto argumento, para eso citamos a los siguientes autores:
Según nos dicen Morillo, Galán y de Llanos (2017) Las enfermeras, al reconocer la
trascendentalidad de la espiritualidad y la religiosidad en la vida de los pacientes,
manifiestan un compromiso ético hacia la atención que abarca todos los aspectos de su
bienestar. Este enfoque no solo se basa en el respeto hacia las creencias individuales de
cada paciente, sino también en el propósito de promover la salud y el bienestar en su
totalidad. La conexión entre espiritualidad y ética proporciona una base sólida para una
práctica enfermera que considera no sólo los aspectos físicos, sino también los
emocionales, psicológicos y espirituales del paciente, permitiendo así una atención de
calidad y compasiva que responde a las necesidades más profundas de aquellos a quienes
sirven.

Según de Flores (2002) que cita a Roy (1970) postula: “los seres humanos son holísticos y
trascendentes. La persona busca, en la autorrealización, una razón de ser para su
existencia ".(p. 5). Esto hace que nosotros, como profesionales de enfermería cuestionemos
nuestra manera de ver a la persona en todas su dimensiones y no separarlo en distintas
partes. También hay que tener en cuenta que las personas a través de sus experiencias y
forma de ver el mundo va a determinar cómo se va a enfrentar al medio que lo rodea
logrando adaptarse
Es por eso que la práctica de enfermería debe trascender aún más, estableciendo una
relación con la persona teniendo en cuenta su autodeterminación y los mecanismos que
emplea para adaptarse.

Quintero (2009) afirma: “la enfermedad y la amenaza de muerte genera una crisis acerca
del significado de la vida, determinando interrogantes sobre las creencias espirituales y
religiosas. Es lo que se conoce como “estrés espiritual”, caracterizado por situaciones de
crisis y de conflicto, por la búsqueda del sentido del dolor, del sufrimiento y de la muerte.” (p.
24). Eso significa que a través de los momentos de estrés espiritual y emocional las
personas recurren a Dios, en búsqueda de respuestas y solo a través de Él se puede ser
resiliente y con el tiempo adaptarse a su nueva situación, buscando cada día mejorar.

En concordancia a lo anteriormente escrito podemos afirmar que para dar una atención
centrada a la persona, nosotros, como enfermeros debemos ver a través de diferentes
dimensiones no solo la física si no también la espiritual, reconocer y respetar las diferentes
creencias espirituales de los pacientes para brindar un cuidado holístico. Recordemos que
los pacientes al estar hospitalizados o cuando su salud y su vida están en riesgo suelen
buscar en la espiritualidad las respuestas, además de influir en la salud y su bienestar.

Para finalizar existen autores que presentan perspectivas diferentes a las mencionadas
anteriormente.
En este ensayo se recalca los horizontes de la espiritualidad siendo este un tópico que va
más allá de la religiosidad sino se concentra en el sentido de vida, autonomía y
autorrealización de la persona en contraste según Abdala et al. (2017) Florence Nightingale
estableció el principio fundamental de que la enfermería debe estar vinculada a los
principios religiosos y que los profesionales de enfermería deben comprender las
enseñanzas de diversas creencias religiosas y tener la capacidad de cuidar el espíritu
humano mediante el desarrollo de valores religiosos los cuales son consideraciones básicas
para el mantenimiento de la salud mental.(p. 2)
Sin embargo, a pesar de las connotaciones religiosas de las prácticas de enfermería
basadas en sus principios, no fue hasta el inicio de la producción de la ciencia de
enfermería que surgió una nueva visión basada en el reconocimiento de las necesidades
espirituales, ya sea que la persona fuera religiosa o no.

Por otro lado Gonzales (2021) nos dice en su artículo que nuestra pionera en
enfermermería Florence Nightingale aunque reconocida por su conexión con lo espiritual,
también planteaba una antítesis que resaltaba en su pensamiento. Ella reflejaba una
marcada desconfianza hacia la religión organizada y las estructuras eclesiásticas. Su visión,
en cierto modo, se encontraba en contraste con la ortodoxia religiosa de su época.
Nightingale criticaba las limitaciones que imponían las instituciones eclesiásticas a la
espiritualidad personal, mostrando preocupación por la politización y la jerarquía dentro de
la religión.

Además, la espiritualidad según Nightingale se observaba en su énfasis en la práctica de la


caridad y el servicio desprovisto de dogmas religiosos. Para ella, la espiritualidad no residía
en rituales formales o en dogmas teológicos, sino en la acción compasiva y en la prestación
de cuidados. Esta postura reflejaba su creencia en una espiritualidad práctica, centrada en
el servicio a los demás, alejándose de las ceremonias religiosas tradicionales que, a su
parecer, podrían limitar el verdadero alcance de la caridad y la compasión.

Dado lo expuesto anteriormente podemos concluir que para conectar la espiritualidad con
la ética y los valores profesionales de enfermería implica reconocer y respetar la dimensión
espiritual de los pacientes, para poder adaptar la atención y reflexionar sobre los propios
valores y creencias. Al hacerlo, las enfermeras brindarán un cuidado humanizado
atendiendo todas las necesidades del paciente.
La espiritualidad es el puente para transformarse, adquiriendo valores, creencias y un
sentido de propósito en la vida. De esta manera se adquiere una motivación para
comprenderla y hacer que está llegué a la práctica de enfermería.

La espiritualidad es un elemento fundamental que no solo agrega una dimensión humana,


sino que transforma radicalmente la experiencia tanto para los pacientes como para los
profesionales de la salud. Incorporar la espiritualidad en el entorno hospitalario es esencial,
ya que va más allá de los procedimientos médicos y las terapias convencionales.
Reconocer y atender las necesidades espirituales de los pacientes no solo les brinda
consuelo, sino que también puede impactar positivamente en su bienestar general y en su
capacidad de afrontar la enfermedad.

Para el personal de salud, la espiritualidad puede servir como un faro, permitiendo


conexiones más profundas, comprensión y empatía. Reconocer la espiritualidad como una
parte integral del cuidado de la salud puede impulsar un enfoque más holístico, donde se
atiendan no solo los síntomas físicos, sino también las necesidades emocionales,
psicológicas y espirituales

Los cuidados se convierten en una práctica amable y le confieren sentido al acto de cuidar.
Estos valores se aprenden al principio de la vida, pero pueden verse influenciados a lo largo
de ella. Los valores altruistas surgen de la satisfacción de recibir a través de dar, por lo que
proporcionan la base del cuidado humano y promueven un cuidado profesional de calidad.
Son estos valores los que constituyen el factor básico de la ciencia y la ética del cuidar.
BIBLIOGRAFÍA
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