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El lector se traslada con los dos principales personajes, Maruja Pachón de Villamizar
Villam izar y su
cuñada Beatriz Villamizar de Guerrero. Vive con ellas sus experiencias, sus temores, sus
sufrimientos y sus limitaciones durante su secuestro de seis meses hasta la feliz
liberación. El autor recabó sus datos hablando con Maruja Pachón y su esposo
espos o que le
propusieron en 1993 que escribiera un libro con las experiencias de ella y las arduas
diligencias en que él se empeñó hasta que logró liberarla. Sus relatos personales son el
hilo conductor de este libro. Además entrevistó a cuantos protagonistas le fue posible. Así
"Noticia de un secuestro" es una crónica veraz y auténtica hasta el último detalle.
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El autor
El trasfondo de la historia
La situación en Colombia en 1990 durante los secuestros era muy tensa, casi como en
una guerra civil. Como todavía hoy, había tres organizaciones en pie de guerra: Primero
los narcotraficantes que entretanto con la muerte de Pablo Escobar han perdido su
importancia. Segundo la guerrilla izquierdista. Aquí hay dos grupos principales: Las
"FARC" (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) con 10.000 hombres en armas,
que imponen su ley en un amplio territorio de la zona amazónica y el "ELN" (Ejército de
Liberación
Libera ción Nacional) de origen guevarista. Tercero hay varias grupos paramilitares
derechistas, llamados "AUC" (Autodefensas Unidas de Colombia) que nacieron en los
años sesenta como reacción a la guerrilla y que han adelantado una feroz campaña de
"limpieza anticomunista", apoyados por el dinero de los grandes carteles de la droga.
Algunos de ellos tienen como único objetivo
objetivo ser una fuerza antisubversiv
antisubversiva,
a, mientras otros
cumplen un doble papel, al defender también los intereses de los narcotraficantes. Todos
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Francisco Santos Redactor jefe de El Tiempo.
Pablo Escobar Narcotraficante, jefe del cártel de Medellín.
Medellín.
César Gaviria Presidente del gobierno colombiano.
un momento oportuno, los automóviles de los secuestradores bloquean por delante y por
detrás el coche de Maruja y Beatriz. Tres hombres bajan, se dirigen al coch e de las
mujeres, disparan inmediatamente al chófer y secuestran a éstas llevándolas a una casa
en Bogotá, dónde las echan en un cuarto oscuro de dos metros por tres con una sola
ventana clausurada. Allí ya se encuentra otra secuestrada: Marina Montoya, la hermana
del secretario general de la presidencia de la República, que ha sido secuestrada dos
meses antes, igual que otros siete periodistas, entre ellos la hija del ex presidente Turbay
y el jefe de redacción del diario El Tiempo, Francisco Santos, aunque esos son
escondidos en otros lugares. Los secuestradores afirman a Maruja y Beatriz ser de la
guerrilla; para calmarlas dicen que las han traído para que lleven un comunicado al
Gobierno y prometen liberarlas dentro de unos días.
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En su cuarto Maruja, Beatriz y Marina viven bajo condiciones miserables. Sólo pueden
hablar para asuntos urgentes y siempre en susurros. No pueden levantarse y todo lo que
necesitan deben pedirlo a los dos guardianes de turno que están con ellas en el pequeño
cuarto y nunca las pierden de vista. A los diez días, sin embargo, ya tienen una forma de
rutina doméstica. Hay un solo baño para las tres y los cuatro guardianes. Ellas deben
usarlo
usarlo con la puerta ajustada pero sin cerrojo, y no pueden demorar más de diez minutos
en la ducha, aun cuando tienen que lavar la ropa. En el cuarto hay un televisor y un radio
para que los rehenes oigan noticias y los guardianes música. Algunos de los hij os de
Maruja son gente de medios y tienen programas de televisión con horarios fijos que
utilizan para mantener una comunicación unilateral con los rehenes. Una hija de Maruja
hace una serie de ocho programas que ha preparado a base de una larga conversación
conversaci ón
con un siquiatra y que da consejos para mantener el ánimo en espacios cerrados. Una
vez hay un llamado del papa, Juan Pablo II por la liberación de los secuestrados que es
comentado por uno de los guardianes con "¿Y ese hijo de puta qué tiene que meters e en
esto?"
En general, esto es lo más difícil para los tres rehenes: convivir con los guardianes. Son
cuatro jóvenes sin ninguna educación, brutales e inestables. Saben que van a morir
jóvenes y por
por eso sólo les importa vivir el momento.
momento. Con su trabajo sucio quieren ayudar a
su familia y velar por la felicidad de sus madres, que adoran por encima de todo. Todo lo
demás lo odian: los políticos, el gobierno, la policía, la sociedad entera. Dicen que "la vida
es una mierda". Al principio, es imposible para Maruja, Beatriz y Marina distinguir a sus
cuatro guardianes, porque lo único que ven de ellos es siempre la misma máscara. Pero
con el tiempo los guardianes no logran esconder el carácter. Cada rehén tiene su
guardián preferido y mutuamente se desarrolla una forma de armonía. Juegan al dominó y
se ayudan a solucionar crucigramas. Tienen un destino común: también los guardianes
parecen secuestrados. No pueden moverse en el resto de la casa, duermen en otro cuarto
cerrado para que no escapen. Cuando salen del servicio son llevados en el baúl de un
automóvil para que no sepan dónde están. Sin regularidad aparecen jefes mejor vestidos
para recibir informaciones y dar instrucciones. Sus decisiones son imprevisibles, y las
secuestradas y los guardianes por igual están
e stán a merced de ellos.
Las condiciones de Francisco Santos escondido en otro barrio de Bogotá no son tan
severas como las de los demás. Recibe los periódicos puntualmente, ve televisión e
incluso juega al ajedrez con sus guardianes. Su cama es confortable
confortable y su cuarto está
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limpio. De vez en cuando, puede mandar pruebas de supervivencia a su familia.
Sorprende la familiaridad y el desenfado de sus guardianes. En El Tiempo puede leer
cartas de sus hijos y de su padre que por ejemplo le ordena que no se le ocurra
suicidarse. Para Villamizar
Villamizar trabajando duramente
duramente para salvar
salvar la vida de su mujer y de su
hermana es difícil encontrar a Escobar y negociar con él. Están en una ciudad llena de
violencia. En los primeros dos meses de 1991 hay 1.200 asesinatos y una masacre cada
cuatro días. Años antes, los narcotraficantes estaban de moda en la población y por las
obras de caridad que hacían en los barrios pobres donde pasaron sus infancias tenían un
cierto prestigio popular. Con su fortuna Escobar se convirtió en
e n una leyenda. En la cumbre
de su esplendor se erigieron incluso altares con su retrato y se creía que hacía milagros.
Pero entretanto esto ha cambiado y con el peligro de la extradición ha empezado una
guerra permanente con masacres también del lado de la policía. Así Escobar vive
totalmente en la clandestinidad. No recibe a Villamizar, porque teme que tenga un
dispositivo electrónico instalado debajo de la piel que permita rastrearlo. Por eso, Escobar
usa lo menos posible teléfonos o móviles y sólo desde vehículos en marcha. Para
comunicar usa notas escritas.
En total, los narcotraficantes tenían diez rehenes en varios lugares. Durante las
negociaciones con Villamizar y el gobierno liberan a seis de ellos. En sólo un caso la
policía consigue encontrar un escondite donde están dos de los siete periodistas
secuestrados. Hay un tiroteo largo con los secuestradores en el que también muere uno
de los secuestrados. A Marina Montoya, el tercer rehén en el cuarto de Maruja y Beatriz,
la matan para vengar una traición.
traici ón. La sacan un día del cuarto con la promesa de liberarla.
Al mismo momento, los guardianes
guardianes recogen el televisor y el radio para que Maruja y
Beatriz no puedan oír en las noticias sobre la muerte de Marina. Ambos sospechan
naturalmente que la "liberación" de Marina de que les hablan los guardianes es una
mentira. Algunas semanas después sacan a Beatriz del cuarto con la misma promesa de
liberarla. Ella tiene el miedo más grande de su vida cuando la llevan en el baúl de un
coche a otro barrio de Bogotá, donde
don de la dejan sola. Con un taxi va a casa. En esta
ocasión le devuelven a Maruja ahora sola en el cuarto el televisor para animarla con la
buena noticia de la liberación de Beatriz, aunque mezclada con la confirmación de la
muerte de Marina.
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una cárcel especial dan las cartas de Villamizar a Escobar. Se entregaría también este, si
recibiera la garantía del gobierno de no ser extraditado y que pudiera también vivir
seguramente en una tal cárcel. Además exige seguridad para su familia. Como medio de
presión tienen los últimos dos rehenes, Santos y Maruja, ambos escondidos en distintos
barrios de Bogotá. Pero la posición oficial del gobierno insiste todavía en la extradición y
por eso hay negociaciones largas y duras. Finalmente se consigue la suspensión de la
extradición y se trata de encontrar condiciones y un lugar adecuado para la cá rcel de
Escobar que aceptaría. Un gran obstáculo para la rendición es el ejército privado de
Escobar. Se trata de conseguir que Escobar desarme y se lleve consigo a la cárcel a sus
quince capitanes principales. No obstante se encuentra un acuerdo finalmente. Una finca
en las afueras de Medellín es preparada para servir como cárcel segura, sólo para
Escobar y sus secuaces.
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desde la cárcel. Enterado el Gobierno de este escándalo, decide cambiar de cárcel a
Escobar. Pero a él esta acción del gobierno le parece muy extraña y teme que sea
matado o extraditado. Por eso, soborna a dos guardianes y escapa de la cárcel con sus
escoltas. Pero no puede resistir la tentación de hablar por teléfono con su hijo Juan Pablo
que acaba de ser rechazado por Alemania
Alemania al pedir asilo. La policía localiza el origen de la
llamada y unos minutos después un grupo especial de la policía toma la casa y mata a
tiros a Escobar.