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familia
1. La familia
¿Qué es la familia?, preguntaste
una tarde justo aquí
Podemos compartir una misma casa
y mirándote de cerca,
o estar en casas diferentes.
muy segura respondí:
“una mano sobre otra,
Podemos vivir cerca
otra mano y otra más”.
o separados por la distancia.
A Dios doy gracias por ser mi padre. Por leernos tantos cuentos
Por tus reproches y consejos. al abuelo le crecieron los ojos
Por el bien que me enseñaste y los esconde tras unas gafas.
y de mi ser siempre cuidaste.
Como le falta pelo en la coronilla
Por ser padre bondadoso, se dejó crecer el de la barbilla.
lleno de paz y sabiduría.
Porque amas la verdad. Tiene un no sé qué y un qué se yo
Justicia y rectitud en demasía. que hace que me pegue a él
como el pan a la mantequilla.
Por ser mi padre amado
y enseñarme la caridad. Tiene ademanes de gran mago
le salen duendes de los calcetines
Sentimientos nobles te cubren. Y para que no escapen
No conoces la maldad. camina despacio con su bastón.
Tragedias que se ocultan, que dan pena Tú que me prometías con toda
tratar de ventilarlas con parientes, tu vida, una historia de amor leal
amigos o vecinos, si indulgentes Hoy me siento destrozada,
se callan el secreto que envenena. como si fuera un accidente fatal
Yo que fui honesta, compañera por
Si miles de mujeres, en cadena el bien y especial mente por el mal
lucharan por dejar de ser valientes Como te atreves a lastimarme, sabiendo
y van a denunciar a delincuentes que mi amor no te puede engañar
que abusan, sin castigo ni condena, Mi mente está confundida por el
daño que mi cara fuera a recalcar
la ley protegería al desvalido
tan pronto se interpele en la demanda, El dolor sinceramente no lo cinto, pero
testigo y testimonio consabido. a mi corazón como le pudiera explicar
Rompiste los valores que en la vida
Y nada ganará la esposa blanda, las leyes de dios nos fueran a entregar
si dócil, al arribo del marido, Sinceramente eres un cobarde, tú lo sabes,
se entrega, prosiguiendo la parranda. que a una madre no se debe humillar
Yo recuerdo que llagaste como un
La ley es la que manda: ángel lindo de esos que vienen del cielo
es tiempo de acabar con los abusos Pero ahora eres un problema, como un
trocando golpeadores en reclusos. nudo que se empeña en mi largo pelo
No sabré decirte si algún día mi
Angel. corazón pudiera realmente perdonar
El Armador de Sonetos. Solo sé que esta experiencia ni siquiera
a ti, me gustaría que te fuera pasar
Si te prestara mis tacones por un día,
tus amigos se empezarían a burlar
Como crees que me siento cuando me miro
en el espejo, el llanto no lo puedo ocultar de hombres dormidos.
Pondré mi frente muy en alto, para que
dios con su amor me pudiera alumbrar Si supieras que ese río corre
has lo que quieras con tu vida, los moretes y que es como nosotros
desaparecen pero tu amor no lo puedo o como todo lo que tarde o temprano
rescatar
tiene que hundirse en la tierra.
Jorge A Aguilera
Tú no sabes,
Atado a la orilla
pero yo alguna vez lo he visto
Andrea Cote
hace parte de las cosas
que cuando se están yendo
Si supieras que afuera de la casa,
parece que se quedan.
atado a la orilla del puerto quebrado,
hay un río quemante
De Conversación a oscuras
como las aceras.
Horacio Benavides
Los que tienen por oficio lavar las calles Al borde del camino, los dos cuerpos
Son cuerpos que son piedra, que son nada, Parábola de los dos hermanos
son cuerpos de mentira, mutilados, Víctor Gaviria
de su suerte ignorantes, de su muerte,
y ahora, ya de cerca contemplados, Había una vez dos hermanos que negociaban
ocasión de voraces negras aves. con ganado robado, vaya a saber sus
razones.
Descontento de cuentas, el menor se peleó
Patria violenta
con su hermano mayor,
Jorge Gaitán Durán
y contrató unos hombres para que lo
mataran.
Violenta patria mía: Un niño, como siempre, fue testigo del
en mí creció tu amor tardío crimen,
El hermano menor descansó aliviado, Uno con la camiseta de Slayer y las manos en
los bolsillos
pero los segundos asesinos eran todavía más
pobres analiza la moto en el pavimento.
Entonces el hermano buscó entre la gente que toman fotos del rostro para identificarlo.
todavía más pobres y más despiadados. Alguien dice que El Señor sabe hacer sus
cosas.
Nadie tendrá que lavar el suelo.
Poema amarillista
Santiago Rodas
Monólogo de alguien sin voz
Darío Jaramillo Agudelo
la noche clara cambia los labios de posición
rabia
Mi tierra ya no es mi tierra.
y el cielo azul y en algunos espacios
Fui expulsado de ella, salí a medianoche sin amarilloso
rumbo,
nos cobija
salvando la vida como si mi vida valiera
alguna cosa.
El resto lo perdí, la casa, los muebles, en coro corro a la calle que inunda los
sentimientos empapelados
las fotos y las cartas que me conectaban con
los muertos de mi sangre. las emisoras desaforadas
Todo quedó abandonado, emiten sus extras
de alguna manera muerto,
muerto como yo que comencé a morir la ciudad es un océano de sangre
entonces.
Salí con las manos vacías, sin tiempo para
llorar, La patria
también sin pasado salí de esta tierra que ya María Mercedes Carranza
no es mía.
El espejo de esta casa se niega a reflejarme, Esta casa de espesas paredes coloniales
nadie me reconoce. y un patio de azaleas muy decimonónico
Sin lugar y sin pasado, hace varios siglos que se viene abajo.
esta tierra no me reconoce. Como si nada las personas van y vienen
Ya no hay casa. por las habitaciones en ruina,
En el lugar habitan gentes que llegaron de hacen el amor, bailan, escriben cartas.
ninguna parte.
Ahora soy un nómada, una planta sin raíces,
A menudo silban balas o es tal vez el viento
un hombre sin nombre y sin memoria.
que silba a través del techo desfondado.
En esta casa los vivos duermen con los
De La ausencia del descanso muertos,
Helí Ramírez imitan sus costumbres, repiten sus gestos
y cuando cantan, cantan sus fracasos.
Sueños que se escapan por el hueco de un
cortauñas
Todo es ruina en esta casa,
están en ruina el abrazo y la música,
el destino, cada mañana, la risa son ruina; que acechan en las puertas, desde lo oscuro,
las lágrimas, el silencio, los sueños. y hombres sentados en montones de arena,
que se desliza grano a grano sobre la calle
Las ventanas muestran paisajes destruidos,
ciega.
carne y ceniza se confunden en las caras,
Yo, asustado, continúo rápidamente,
en las bocas las palabras se revuelven con procurando no hacer ruido para que no me
miedo. perciban,
En esta casa todos estamos enterrados vivos. para evitar el asalto,
hasta que subo por un barranco y allí está la
El callejón de los asesinos estación,
Así pues, comienzo a andar por ilímites me lo encuentro a boca de jarro, detrás de
potreros, me extravío, y llevo ya dos días una columna,
perdido en me está esperando para matarme, tiene el
las montañas, cuchillo en la mano, me coge por la cabeza.