Está en la página 1de 198

oa

Lgy¡Nn-,u..3§

La edad
atómica
Alicia recitó el primer verso H istorias electrizantes
,:t/.ct (l¡v-.

Antología

G¡rorb¡taron y taladrujerearon en las


Mientra.r 1os raideñores trísgeros estaban
Y los gardidos vuerdecos bramornilaban.

Con eso podemos comenzar


---*--

-interrumpió Humpty Dumpty. Hry palabras


lo suficientemente dificiles en este poemita.
"Asardecer''' significa el final de la tarde,
cuando ya anochece y debes asar la cena.

rsBN 1?8-154-?59-031-5

,llilil[ililtiluü|,L[lll ,',' Compitádor:esl ' ,

Norma ldárraga Hernández


Jhon Alexánder lsaza Eorronran UNrvensr»,qo pe Celons
...,.'.,

a
,

{
,§. ,1.

nl
d
{
Ll' §.'¡

{ r
.C

{Jr-(
?)
A
TJ
{-r,¡
r
*n
t'
d
d
I

tt
¡x

üJ
;r< f"
I

oF{
H
,J
t\
\J v
''I

A
.

H
H
l i-(
l ñ
\J

-l
t -)
r'r(
\ \a,

rn
§
LTJ'


,{J
¿ f."ri' á
r'
rl* l
I
t.

\/a \I/
iI
lqylNe-,u.,9§
T
.. '. ¡il
-..;
f,
U.
,iT

t,
I

a
IL
(t)
O

d
-P
G
N
L
Q
o
t-( o
0

d
(n
-) ¡r
(n

-1
H
H
¡¡r

o tr{ G

A ()

H
H
\o
6

t-( G
o
-)

-l
G
l]

Y
Eorronlal UNtvrnstoe» DE CALDAS
Urrivt rsitl¿tl <lc Ll¡l<l¿s, 20 I2
(l<¡miti' klitorial

'l'itulc¡: La cdad atómica. Historias clcr:trizmtes


Cr»npiladores; Norrna Cr¡nstanza Idárraga Hernández
Jhon Alcxandcr Isaza Echeverry
Autores
['rimera Edición
Encro 20 1 2
MarkTwain, Saki, Guy de Maupassant,
Dercchos reservados por la Universidad de Caldas para la prirncra edición Lewis Carroll, Herman Melville, Sofía Ospina de Navarro,
ISt]N 978 958 759 039,5 Arthur Conan Doyle, Nikolai Semionovich Leskov, G'K.
E<litor: Carlos Augusto Jaramillo Chesterton, R. L. Stevenson, Blanca Isaza,RocíoVélez de
Crx>rdinación etlitorial l)iana Cart¡lina Arbeláez Echcvo'ri
Diagramacir'rn: Paola Lópcz Piedrahita, Felipe GonzálezToledo, Alberto Salcedo Ramos
Corrcccií¡n gramatical Laura Rucda Chaparr<r
Diseñr¡ de portada e
ilustracir¡ncs: óscar I)arir¡VilL¡ta
I'ar>la López
'fraductr¡rcs: Lhristi¿n C¿mil,, I, ¡ntL,ño Lt hlrlrri Compiladores
Rub(:n Darío Irlóre'z Arcila
Irent'Clallc B<¡tcro Norma Constanza Idárraga Hernández
[)avid Jirni:nez González
Marco Tulio Giraldo l]arreto
Jhon Alexander Isaza Echeverry
Tirmás l)avid Rubir¡ (lasas
Juliana Jararnill<r

Ast:s<¡r de traduccir¡nr:s: Pabkr Rolando Arango


Traductores
Editorial Universidad de Caldas
produccion. editorial(a)ucaklas. edu.
E- mail : ccr
Apartado aéreo: 275 Christian Camilo Londoño Echeverri
Manizalcs Colombia
Tomás David Rubio Casas
Mieml¡ro dc la Asociación de Editoriale s Univcrsitarias dc Col<¡¡¡bia, ASETIC Irene Calle Botero
Clatalogación en la fuentc, Biblioteca Univcrsidacl cler Caltlas David Jiménez González
809 Juliana Jaramillo
E21 La ed¿d atómica. Historias clcr:trizantes; compilado por Norma Ct¡nstanza
Rubén Darío Flórez Arcila
1

Idárraga Hcrnández, Jhon Alcxan<ler lsaza Echt:r,crry. Manizales :


Universidarl dc Caldas, 201 2.
Marco Tülio Giralclo Barreto
392 p. -- (Luminautas, 8).

rsBN 978-958 7s9 019 5

Litcratura inglesa / Litcratura liancesa ,/ Litcratura norteamerican¿r /


htcratura colombima / Literatura rusa / Lcctura Aspectos pedagógict,s / l it
Contenido

Próloso
D
9

Novela
El hombre que corrompió a Hadleyburg 15
MarkTwain

Cuentos
Laura..... 123
Saki

El hué1J'ano 137
Guy de Maupassant

Humpty Dumpty 1s3


Lewis Carroll

El vendedor de pararrayos 179


Ilerman Melville

Persiguiendo la línea ..... 197


Sofía Ospina de Navarro

La aventura del vampiro de Sussex 20s


Arthur Conan Doyle
El viaje con un nihilista ...-.. 2+3
Nikolai Semiónovich Leskóv

Ensayos
Los cuentos de hadas
267
G. K. Chestcrton

El placer de los lugares Poco Bratos 277


Robcrt Ltiuis Stcvenst¡n

297
Prólogo
La linea
Solía Ospina cle Navarro

l.a edad atómica 301 Tuve mi primera decepción amorosa cuando


Blanca Isaza estaba en séptimo. Ella, Martha Adriana Mendoza

309
Aluur"r, que para mí era la niña más bonita del
El abejorro .

Blanca Isaza
mundo, decidió un día, sin más, dejarme de hablar.
En el fondo creo que se debió a algunos comentarios
Crónicas
319 que hice a mis amigos y que llegaron a sus oídos.
Losque van a morir te saludan
RocioVélcz de Piedrahita Martha me escribía hermosas notas en PaPelitos

Los zaparos amarillos .. 335 que tenían impresos algunos Personajes de la


Fclipe Gonzálcz Tttleclo época. Recuerdo su última carta,bueno, el final de
su última cartr "ama, perdona y olvida, hoy te lo
El gol que costó un muerto 3s3
digo yo, mañana tc 1o dirá la vida", ahora se ve muy
Alberto Salccdo Ramos
cursi, pero en esa época yo pensaba que no podía
existir en el mundo algo más profundo, e incluso
traté de vivir bajo esas reglas.
AI año siguiente, en octavo, nos tocó en el La literatura me sirvió para pasar mi soledad y mi
mismo salón del INEM José Felix de Restrepo de tusa, pero también para hacer amigos y ayudarles.
Medellín. Yo estaba emocionado porque tal vez De ahí que el resto de mi vida siguiera leyendo como
clla quisiera volver a hablar conmigo, o tal vez nos loco y dedicado a cosas que tenían que ver con Ia
tocara hacer algún trabaio juntos, pero clla suPo lectura. Por eso mi felicidad está en hacer libros
eludir mis búsquedas. Fue entonces cuando empecé para que otros los lean, se enamoren y enamoren.
a leer poemas de amor y novelitas sobre el amor. Hoy estoy convencido de que la literatura es una
Y también a escribirle cartas que nunca llegaron cosa inútil, como las cosas buenas de la vida, que
a sus manos porque me daba pena y Porque en el hacemos solo por el placer de hacerlas. No volví a ver
fondo yo creía que tenía la culpa de que ella no me aquella niña, como no volví a ver a mis compañeros
quisiera hablar. del INEM, pero aquella época, aquellos amigos, no
solo son un pedazo de mi vida, sino también una
Un día un compañcro descubrió una de las cartas,
parte de mí.
en realidad me la arrebató y, entonces, tuve que
perseguirlo por todo el salón. Cuando Io alcancé ya Este libro disfrutarlo, para reírse
está hecho para
era muy tarde: había leído 1o que estaba escrito. Me y para gozar como tantas veces lo hicimos quienes
puse rojo, cn parte por la ira y en parte por la Pena, trabajamos en é1. Aquí se encontrarán una novelita
pero él no dijo nada y me la devolvió. Al otro día bastante divertida, unos cuentos que parecen
me buscó en el descanso para que le escribiera una sacados de no sé donde, algunos ensayos que no
carta para una niña dcl 8-06.Yo lo hice con mucho .son aburridos y unas crónicas como para erizarse.
gusto, por un módico precio, claro, y termine Como quien dice, ¡este libro está buenísimo!
escribióndole cartas a todo cl mundo. Debo decir
con cierto orgullo que gracias a mí muchas parejas
se unier<¡n, aunque nunca conseguí que aquella El editor
niña me pusiera atención de nucvo.
I

,r t
.,|
I r',
T.
El hombre que coÍrompió a Hadleyburg"
Mark Twain

I
Fue hace mucho tiempo. Hadleyburg era el
pueblo más íntegro, más recto de toda la región.
Había mantenido su reputación inmaculada por
tres generaciones y ninguna de sus virtudes Io
enorgullecía tanto. Su orgullo era tal, y tan ansioso
estaba por perpetuarlo, que empezí por inculcar
las reglas del comportamiento honesto a sus recién
nacidos. A partir de entonces, I durante los años
dedicados a su educación, hizo de estas enseñanzas
el fundamento de su cultura. Cualquier tentación

- 'll'aducción dcl inglés por Christian Camilo Londoño Echeverri.


\1,* l 'l\.r¡in lil lxtnhr¡ qur {on'ottpio a f luilt:rhu41

era apartada de los jóvenes durante sus años de más modesto hubiera herido a muchos individuos,
formaciónr pues así su honestidad podría endurecer pero lo que él quería era un plan que acabara con
hasta convertirse en parte de sus propios huesos. el pueblo entero, sin dejar ni a un solo habitante
Los pueblos vecinos cnvidiaban su supremacía indemne. Al fin concibió una idea feliz que al nacer
honorable y pretendieron burlarse del orgullo de encendió su cabeza con un perverso placer. Empezó
Hadleyburg llamándolo "vanidad". Pero pronto se a maquinar un plan de inmcdiato, diciéndose a sí
veían obligados a reconocer que Hadlcyburg cra un mismo: <<Eso es... corromperé Hadleyburg».
pueblo incorruptible, incluso si se les prcsionaba, Seis meses después el forastero llegó a Hadleyburg.
aceptaban que el simple hecho de provenir de
A las diez de Ia noche descendió de un carruaje en
Hadleyburg era toda la rccomendación que un
frente de la casa del viejo cajero del banco.
joven necesitaba cuanclo partía de su pueblo natal
en busca de un empleo.
Extrajo un saco del carruaje, se lo echó a los
hombros, cruz6 tambaleante el jardín y llamó a la
Pero con el correr del tiempo, Hadleyburg tuvo
puerta. tlna voz femenina respondió «siga» y el
la mala suerte de ofender a un forastero que iba
forastero entró; puso su saco detrás de la estufa
de paso -sin saberlo, es posible; sin importarle, sin
de la sala y dijo cortésmente a Ia anciana, que se
duda, porquc Hadleyburg se bastaba a sí mismo
encontraba Ieyendo el Missionary Herald junto a
y lc importaba un comino los forasteros o sus la lámpara:
opiniones-. Sin cmbargo, hubiera sido mejor hacer
una cxcepción en este caso, pues se trataba de un
-Le ruego no se levante, señora. No quiero
molestarla. <<Eso es, ya Io he escondido bien; nadie
hombrc amargo y vengativo. Durante un año entero,
en medio de sus viajes, tuvo en mente la afrenta y podría saber que está aquí». ¿Puedo hablar con su
csposo un momento?
dedicó su ocio a inventar una compensación que
lo dejara satisfecho. Ingenió muchos planes, todos -No, se fue a Brixton y es probable que no regrese
buenos, pero ninguno suficientemente raclical: el hasta mañana en la mañana.
l.l it¡¡Üthti: tln( Lr)tft¡trl)r.i « Iltlltr!¡ur]
']vt ¡in
,Nl¡rl.

-Está bien, señora, no imPorta. Yo solo quería y pcrmaneció inquieta y asustada, cavilando si era
posible que el dinero y ella estuvieran más seguros.
clejar este saco al cuidado de su esPoso, debe
Durante un rato aguzb su oído en busca de ladrones,
entregárselo a su propietario legítimo cuando
finalmente se rindió a su curiosidad y regresó junto
lo encuentre. Soy un forastero, su marido no me
a Ia lámpara para terminar de leer el papel.
conoce. Lo único que me trae a este pueblo, esta
noche, es despachar un asunto que desde hace
Soy un forastero y me dispongo a regresar a
mucho tiempo llevo encima' Mi misión ya está mi patria para siempre. Agradezco a América
cumplida y me voy feliz y algo orgulloso' Nunca aquello que recibí de sus manos en mi larga
más volverá a verme. [Ina nota que dejo con el saco estadía bajo su bandera; estoy especialmente
agradecido con uno de sus ciudadanos, un
Io explica todo. Buenas noches, señora' vecino de Hadleyburg, por e1 gran favor que
me hizo hace uno o dos años. Dos grandes
La anciana estaba asustada por la enorme figura
favores, para ser preciso. Me explico. Fui
de aqucl misterioso forastero y se sintió aliviada un jugador. Lo fui. Un jugador arruinado.
cuando lo vio partir. Pcro su curiosidad estaba Llegué a este pueblo en l-a noche, hambriento
y sin un solo cenLavo. Pedi ayuda... en f a
ahora despierta. Fue directo hasta el saco y arrancó
oscuridad, me avergonzaba mendigar de día.
el papel. Este decía: Le pedí aI hombre indicado. Me dio veinte
dólares, es decir, me dio la vida, tal como
búsquese al hombre yo la veÍa. También me dio suerte/ porque con
HÁGASE PÚBLrco o
ese dinero me hice rico en las apuesLas. Y,
correcto mediante una investigación privada ' por ú1timo, me hizo un comentario que hasta
Puede hacerse de cualquier modo ' Este saco
contiene ciento sesenta libras y cuatro el día de hoy me acompaña y que finalmente
11egó a conquisLarme; y al conquistarme ha
onzas en monedas de oro.
safvado 1o que me quedaba de moral: iamás
volveré a jugar. No sé quién era ese hombre
-¡Dios mío, la pucrta no está cerrada! pero quiero encontrarlo, quiero que posea
este dinero para que 1o regale, 1o pierda
La señora Richards voló hasta la puerta en un o fo conserve, según le plazca. Esta es
solo temblor y logró atrancarla. cerró las persianas
!:1 ltomhn, tlttr., t:{!fi1}ttq}k; a ll«tltt,hur.:4

mí modesta forma de demostrar mi gratit.ud. deberá destruir l-os sef l-os del saco¡ abrirlo
Si pudiera quedarme yo mismo 1o buscaría, y comprobar que fos comentarios concuerden:
pero no importa, ya darán con é1. Este es si es asÍ/ entregará ef dinero, con mi
un pueblo honesto, incorruptible, en e1 que sincera gratitud, a1 benefactor identificado
puedo confiar sin temor. Pueden identificar a por este método.
aquel hombre por el comenLario que me hizo,'
sin duda éf 1o recordará.
La señora Richards tomó asiento, y temblando
Pues bien, mi plan es este: si usted
levemente de emoción, pronto se perdió en sus
prefiere flevar a cabo esta investigación en
privado, hága1o. Comunique ef contenldo del reflexiones. «¡Qué cosa más extrañal.. . ¡Y qué
presente escrito a todo aquel que parezca afortunado aquel hombre que echó su pan entre
ser el hombre irdicado. Si alguno responde
las aguas!' ... ¡Si tan solo mi esposo hubiera sido
<<Ese soy yo. El comentario que hice es tal
y ta1>>, haga fa sigulente prueba: abra e1 cse hombre amable! Porque somos pobres, viejos
saco y en éf enc:ntrará un sobre cerrado que y pobres». Y con un suspiro agregó: <<Pero no
cont.iene ef conentarlo. Si e1 comentario
referido por ef candidato concuerda con ef fue mi Edward. No fue é1 quien dio al forastero
del sobre, dele ef dinero y no haga más vcintc dólares. Lástima...» Y después, víctima cle
preguntas porque con toda certeza se t.rata un escalofrío: <<Pero, ¡es el dinero de un jugador!,
del hombre correcto.
la paga del pecado2. No podríamos aceptarlo, ni
Pero si-, por e1 contrario, prefiere una
investigación publica, divulgue el presente siquiera tocarlo. Me desagrada tenerlo cerca, me
escrito en el ceriódico local, junt.o con rcsulta indignante>>. Tomó asiento en una silla más
las siguient.es rnstrucciones: alcjada. <<Desearía que Eclward viniera y depositara
Dentro de t-reinta dias contados a partir cl dinero en el banco, un ladrón podría aparecer de
de hoy, el viernes en las horas de fa
mañana, e1 candidato deberá presentarse en
el ayuntamlento def pueblo y entregar el
comentario dentro de un sobre cerrado, á1 Sct his brcatl allout upon the waters. Eclesiastés, 1 1:1. "Echa tu pan sobre las

Reverendo Señor Burgess -si este tiene fa .r{u¡s, (luc rlespués de muchos clías k¡ hallarás" (N. delT.).
Iltc nuqcs ty' sin. Romanos, 6:23. "Porque la paga del pccado cs muerte..."
amabilidad de intervenir-. trf señor Burgess (N rL'l'1.).
l:)/ ltonhrt qtx,Lt)n'()ttp¡l) o f l«)lq,hur.:4

repente. Es toda una pesadilla estar sola con este


Dame ese papel.
dinero>>.
Lo hojeo rápidamente y dijo:
Una hora más tarde el señor Edward llegó al
¡ -¡Toda una aventura! O más bien una novela:
tiempo que su esposa decía «Me alegra tanto que
hayas llegado», este se quejaba: uno de esos imposibles que uno lee en los libros,
pero nunca ve en la ,id¿ estaba del todo
-Estoy cansadísimo, exhausto. Es terrible ser -¿fuora
despierto, alegre, casi jubiloso.
pobre ¡ a mi edad, tener que emprender semejantes
viajes. Siempre trabajando, trabajando y trabajando Dio una palmadita en la mejilla a su anciana
esposa y agregó con humor:
por un salario escaso. Esclavo de otro hombre, de
un hombre rico sentado cómodamente en su casa. -¡Somos ricos, Mar¡ ricos! Lo único que
-Lo sicnto por ti, Edward, y lo tenemos que hacer es enterrar el dinero y quemar
sabes. pero
anímate, tenemos nuestra honra y un sustento. las instrucciones.Y si el jugador alguna vez regresa
a interrogarnos, simplemente responderemos
-Sí, Mar¡ y eso es todo lo que cuenta. No me
mirándolo con frialdad: «¿eué carajos está
prestes atención, fue un enojo pasajero que nada
diciendo? No sabemos nada de usted o de su saco
importa. Bésame: mira, ya se me pasó y no hay más
de oro>>. Va a quedar como un tonto. . .
quejas.Y tú ¿qué tienes ahí? ¿eué hay en ese saco?
-Y mientras tú bromeas el dinero sigue aquí y se
Cuando su esposa le relató toda la historia, el
acerca la hora de los ladrones.
señor Edward quedó aturdido por un momento. Al
cabo dijo: -Tienes raz6n. Mry bien, ¿cómo debemos
proceder? ¿Debemos hacer la investigación en
-¿Ciento sesenta libras? Esos son unos cuarenta
privado? No, así no; la novela se echaría a perder.
mil dólares. Imagina todo ese dinero.
¡Una fortuna Hacerla pública es mejor. en el alboroto
entera! Ni diez hombres de este pueblo valen tanto. ¡piensa
que causaría! Y en los celos que va a despcrtar
ll,» A l\*itt f- ! /to ¡n b *: { l ut \' ( } t' t \r t ¡! ¡ ) i i! a I t « d l c t, hu rq

entre los pueblos vecinos, porque ningún lorastero -Todos coincidirían contigo, Edward, o por lo
confiaría semejante tarea a otro pueblo que no menos coincidirían en privado. Estos seis meses
fuera Hadleyburg, y ellos Io saben. Es nuestra el pueblo ha vuelto a ser lo que era: honesto,
mejor carta. Tengo que irme de inmediato para el mezquino, santurrón y tacaño.
periódico, no sea que se me haga tarde. -Así calificó Barclay el pueblo hasta el día de su
-Espera, detente. ¡No me dejes sola con el muerte.Y hacía pública su opinión.
dinero, Edward! -Sí,y por eso fue odiado.
Pero Edward ya se había ido. No por mucho
-Por supuesto. Pero no le importó. Salvo por el
tiempo, sin embargo. No lejos de su casa se Reverendo Burgess, creo que fue el hombre más
encontró con el editor y dueño del periódico, a
odiado del pueblo.
quien entregó el documento. Le dijo:
-Bueno, Burgess se Io merece. Jamás tendrá
-Esto te puede interesar, Cox. Publícalo.
otro feligrés en este pueblo. La mezquindad de
-Tál vez sea demasiado tarde, señor Richards, Hadleyburg ha sabido juzgarlo. Edward, ¿no te
pero veré qué puedo hacer. parece extraño que el forastero haya designado a
Dc nuevo en casa, esposa y esposo se sentaron Burgess para entregar el dinero?
a conversar acerca de aquel encantador misterio, -Sí, es extraño. Aunque... aunque...
no podían conciliar el sueño. Se plantearon una
-¿Por qué tanto balbuceo? ¿Tú 1o habrías
primera pregunta: ¿quién había entregado al
elegido?
forastero veinte dólares? Parecía un interrogante
simple. Los dos respondieron al unísono: «Barclay -Mar¡ quizá el forastero lo conozca mejor que
Goodson>>. cste pueblo.

-Sí -dijo Richards-, pudo ser é1, un gesto muy -¡Ni eso podría ayudar a Burgess!
suy() que nadie más en el pueblo repetiría.
X,L* l l\*¡i¡t El !rcml:rt qut: I o{}ltrnpiú a llu¡l!ct'but'g.

El csposo se quedó buscando una resPuesta. La tengo que hacerlo.Yo era elúnico hombre que sabía
esposa, exPectante, no le quitó el ojo cle encima. de Ia inocencia de Burgess. Pude haberlo salvado y. . .

Finalmentc Richarcls, con la incertidumbre propia bueno... tú sabes cómo fue forjado este pueblo...
de quien hace una afirmación que enfrentará no tuve el valor de hacerlo. Todos se habrían vuelto
objcciones, dijo: en contra mía. Me sentí despreciable, depreciable
como nunca ¡ sin embargo, no me atreví. No tuve
-Mar), Burgess no es un mal hombrc.
la hombría suficiente.
Su csposa estaba ciertamente sorprcndida.
Mary se veía contrariada
por un rato permaneció
y
-
¡Tonterías! -replicó. callada. Al cabo, diio tartamudeando:
-No es un hombre malo. Lo sé. Su impopularidad -Creo... creo que no te hubiera convenido...
está f.undada en un solo hccho, un acontccimiento uno no debe... la opinión pública... huy que ser
quc causó mucho alboroto. muy cuidadoso, mucho...-era una carretera difícil
-¡Sin cluda fue por "un solo hecho"! Lo dices y ella se atascó en el fango, pero después de un pausa

como si esc "hccho" no bastara por sÍ solo. retomó el camino-. Q"é lástima, pcro Edward, no
podíamos permitirnos revelar algo así... en efecto
-Basta. Basta por sí solo. Pero Burgess no era el
no podíamos. ¡Oh, jamás hubiera permitido que 1o
culpable.
hicieras, por nada del mundo!
-iQué dices! ¡Que no cra culpable! Todo el
-Mar¡ habríamos perdido la buena fe que tantas
mundo sabe que sí fue culpable.
personas nos dispensan.Y luego... luego...
-Mar/, te doy mi palabra: era inoccnte.
-Lo que me preocupa ahora es qué piensa é1 de
-No pucdo crecrlo. No tc creo. ¿Cómo lo nosotros, Edward.
sabes?
-¿Qué piensa? Él ,o sospecha que yo pude
-Tengo que conf.csarte algo. Me avergüenza' Pero haberlo salvado.
!.1 l\,ru1,t. ..it¡t t.)t't¡'t¡)l¡t¡ ¡¡ IltillLt,l'utr:

-Oh, cuánto me alegra escuchar eso -exclamó 'tcmí contártelo por miedo a que tu cara delatara
aliviada-. Mientras no sepa que tú pudiste mis acciones. La preocupación no me dejó dormir
salvarlo, é1... é1... bueno, todo está mucho mejor. aquella noche, pero al cabo de unos días me di
Debí saber que él no tenía idea, porque siempre cuenta de que nadie sospecharía de mí y me alegra
aprovecha Ia menor oportunidad para tratar de ser haber actuado de ese modo. Todavía me alegra,
amigable con nosotros; aunque no le clcmos pie. En Mar¡ me alegra de pies a cabeza.
más dc una ocasión mc han molestado por cso. Los
-A mí también. Hubiera sido espantoso someterlo
Wilson, los Wilcox y ios Harkncss encucntran un
a ese castigo. Sí, me alegra. Al menos le debías eso,
placer pcrverso en decirme "Tú amigo Burgess",
tú 1o sabes. Pero, Edward, supón que salga alaluz
pues saben cuánto mc molesta. Desearía que no
un día.
sc empeñara en estimarnos, no entiendo por qué
continúa haciéndolo. -No saldrá.

-Puedo explicártelo. Aquí viene otra confesión. -¿Por qué?

Cuando la cosa estaba en furory elpueblo maquinaba -Porque todo el mundo piensa que fue
un plan para atarlo sobrc los rieles y exponerlo al Goodson.
escarnio público, mi consciencia me atormentó de
-Tienes razbn.
tal forma que no pude soportarlo y fui en secreto
a contarle todo. De esta manera pudo escapar del -Desde luego.Y a Goodson, por supuesto, no Ie
pueblo y pcrmanecer fuera de él hasta que las cosas importa. Persua<lieron al pobre anciano Sawlsberry
se calmaron y era seguro regresar. para que fuera a acusarlo, cosa que en efecto hizo.
Goodson lo examinó, como buscando en é1 su
-¡Edward! ¡Si cl pueblo sc hubiera cnterado.. .!
rasgo más despreciable, y le dijo: <<Usted debe ser
-¡Ni lo mencioncs!Todavía me asusta pensar en del Comité de Investigación, ¿o me equivoco?>>
ello. Me arrepentí en el momento en que lo hice. Sawlsberry le respondió que él era el comitó, más o
't\,t,r¡ir¡ !:! !¡t¡ntl¡ty ilitt tt;ttrlytr!,i t Il¡t}li,tl*r::
l!¡t l

menos. <<Hmm. .. ¿Necesitan detalles o cree que les contempló ociosamentc el piso ), clc vez en cuando,
bastará con una respuesta gcneral?» <<Si requieren pcqueñas pulsaciones de sus manos, que parccían
detalles, volveré por ellos señor Goodson. Por indicar irritación, acentuaban sus meditaciones.
ahora me conformaré con la respuesta en términos Entretanto su mujer se había sumido en un silencio
generalcs>>. <<Perfecto. Entonces dígales que se meditabundo pcro sus movimientos empezaban a
vayan al infierno, creo que eso es suficientemente mostrar inquietud.

general. Y lc voy a dar un consejo, Sawlsberry, Finalmente, Richarcls se levantó y empezí a


cuando regrese en busca de detalles traiga consigo pascarse sin rumbo por la habitación, pasándose
una cesta donde pueda cargar,, de vuelta a casa, sus las manos por cl pelo, dc la misma fbrma que
propios restos>>. un sonámbulo con pesadillas. Pareció hallar un
-TÍpico dc Goodson, tiene cada una de sus señas.
propósito definido, sin decir una sola palabra se
puso el sombrero y partió con rapidez. Su esposa
Solo era vanidoso en un sentido: crcía que podía
permanecía sentada, cavilando, sin darse cuenta,
dar mejores consejos que ninguna otra persona.
al parecer, de que estaba sola. De vcz crn cuanclo
-Su respuesta rcsolvió el asunto y nos salvó a
murmuraba: <<No nos dejcs cacr crn tcnt... pero...
nosotros, Mary. El tema cayó en el olvido. pcrro.. . ¡somos tan pobres, muy pobres!. . . No nos
-Bendito seas, no dudo que así sea. dejcs caer... Ah, ¿a quién puccle lastimar? Nadie
sc cnteraria... no nos dejes...>> La voz se apagó
Ambos abordaron dc nuevo cl misterio del saco
cntre murmullos. Tias un instante clcvó su mirada
con un acentuado interés. Pronto la conversación
se vio interrumpida por breves lapsos de absortas ), mitacl asustada, mitad complacida, murmuró:
meditaciones. Estas se hicieron cada vez más -¡Se ha iclo! Pero, oh querido,quizásea demasiado

largas y frecuentes. Por fin, Richards se perdió tarrle. . . o a lo mejor no, tal vez to<lavíahay tiempo
en sus pensamientos por completo. Tomó asiento, sc k:vantó dc su asicnto y permaneció dc pie,
l. ! lt r: rn t'*' t! ltr: I t' ?'t1 ) | r, I t ¡/ ) t I I t ¡t.ll t'r l¡t t 4

pcnsativa, juntanclo y separando las manos. Un -Naclie sabe este secreto aparte de los Richards. ..
leve escalofrío cstremeció su espalda. Continuó y nosotros. Nadie.
hablando, con Ia garganta reseca: <<Dios perdóname, Cox aban<lonó sus meditaciones con un leve
es horrible pensar semejantes cosas, Pero... Señor, sobresalto y contempló Iargamente a su esposa,
Ia fbrma en quc fuimos crcados... ¡qué extraños cuya cara había empalidecido. Se levantó vacilante
somos!>>.
y cchó una mirada furtiva a su sombrero y, después,
Redujo la lruz, se deslizó sigilosamcnte hasta formuló una especie de pregunta muda a su esposa.
cl saco, se arrodilló frente a é1, tocó sus costados La señora Cox tragó saliva un par de veces con la
acanalados y los acarició amorosamente. Un rayo mano puesta sobrc su garganta y, en vcz de responder
dc lujuria brilló cn sus oios viejos y pobres. Por con palabras, asintió con su cabeza. En un instante
momcntos parccía dcl todo ausente, y cuando estaba sola, murmurando para sí.
regresaba parcialmente de ese estado, murmuraba: Y ahora Richards y Cox, desde direcciones
«¡Si hubiéramos esperado! ¡Si solo hubióramos opuestas, atravesaban con premura las callcs
csperado un poco y evitado Ia prisa!». desiertas. Se encontraron jadeantes a los pics «le la
Micntras tanto, Cox había vuelto a casa y contacl<r escalera del periódico, a través cle Ia luz clc Ia noche
a su esposa el extraño acontecimiento que había leyeron el rostro del otro. Cox susurró:
tcniclo lugar. Comentaron con entusiasmo el suceso -¿Nadie aparte de nosotros sabe cle esto?
y concluyeron que cl difunto Gooclson era el único
La respuesta fuc otro susurro:
hombre en el pueblo capazde ayudar a un forastero en
apuros con la noblc suma de veinte dólares. Después -¡Ningún alma, por mi honor, ninguna!
hubo una pausa y los dos permanecieron pensativos -Si no es demasiado tarde para...
y silenciosos. En poco tiempo, se sintieron nerviosos Los hombres asccndían por la cscalcra. En ese
e inquictos. AI fin la señora Cox dijo para sí misma: nlomcnto fucron aborclados por un niño. Cox
ll,tri,'ltt.¡in f'.1 ltt;rnhr.'t!u¿ t o|*)tlrlt¡ti a lf «t.l!tr!tffr'.14

Preguntó: -¡Al diablo la próxima vez! No habrá próxima


hasta dentro de mil años.
-¿Eres tú, Johnny?
Los dos amigos se separaron sin darse las bucnas
-Sí, señor.
noches, y se arrastraron a sus hogares con el andar
-No es nccesario que envíes el corrco matutino propio de un hombre mortalmente herido. Al
ni ninguno otro. Espera hasta que yo te avise. llegar sus esposas los rccibieron con un impaciente
-Ya f.uc cnviado, señor. <<¿Y bien?>>, para luego ver la respuesta con sus

-¿Enviado? -había una decepción inef.able en Ia propios ojos y sumirse en el lamento, sin esperar
rcspuesta.
una confirmación verbal. En ambos hogares
una discusión acalorada tuvo lugar algo nuevo:
-Sí, señor. El horario para Brixton y los pueblos conocían las discusiones, pero no las acaloradas, no
alcdaños cambió hoy, señor. Había quc enviar los las bruscas. Cada discusión fue un plagio de Ia otra.
periódicos vcinte minutos antes de lo normal.Tüve La señora Richards dijo:
que apresurarme, dos minutos tarde y...
-Si tan solo hubieras esperado, Eclward, si te
Los dos hombres se volvieron y se alejaron hubieras detenido a pensar. Pero no, tenías quc salir
lentamente, sin esperar el fin de la historia. corriendo hasta cl periódico y difunclir la noticia
Ninguno habló por diez minutos. Al fin, Cox dijo por todo el munclo.
con un tono irritado:
-El papel decía que había quc publicarlo.
-No me explico por qué vcnía con tanta prisa.
-Eso no importa. Támbién decía que podía
La respuesta fue bastante humilcle . hacerse una investigación en privado, si queríamos.
-Ahora me cloy cuenta, pero de alguna forma ¿Es vcrdacl o no?
nunca lo supe hasta que fue demasiado tarde. Pero -Sí, sí lo es. Pero cuando pensé en el revuelo que
la próxima vez. .. causaría y en la fama que traería a Hadlcyburg el
ht'cho dc que un forastero me confiara esa tarea.. .
!:l ltt¡mh*.' i¡tr t'¡:¡¡ tt¡¡t¡l¡iti a llut)!r¡hurq

-Oh, claro, soy conscicnte de c[lo- Pcro si te a nuestra naturaleza detenernos a pensar, siquiera
hubieras detcnido a pensar, habrías notado quc no un momento, cuándo podemos ejecutar una acción
es posible encontrar al hombrc correcto, Porque honesta.
yace en una tumba y no dejó tras de sí ni esposa ni -Lo sé, lo sé. No hemos hecho otra cosa que
hijos ni ninguna relación, ) mientras cl dinero f'uera
entrenar, entrenar y entrenar nuestra honestidacl.
a parar en las manos dc alguien que lo necesitara
Una honesticlad, desde la cuna, a prueba de
clcsesperadamcnte, no le. hubiera hechrt daño a
cualquier scducción posible f, por tanto, una
naclic y... Rompió a llorar. Su csposo trató de
honcstidad artificial, débil como el agua cuando Ia
pensar en palabras rcconfbrtantcs que decirle y en
tentación llega, como hemos visto esta noche. Dios
scguicla sc le ocurrió lo siguiente:
sabe que nunca he tenido ni sombra de duda sobre
-A pcsar clc to<lo, Mary, dcbi5 ser Por alguna mi petrificacla e indestructible honestidad hasta
razbn, clcbió ser. Ambos 1o sabemos y debemos ho¡ hoy bajo la primera tentación, grande y real.
recordar que cstaba predcstinado a ser dc esc
Eclward, creo que la honestidad de Hadlcyburg está
modo.
podrida, tanto como la mía o la tuya. Estc es un
-¡Preclestinado! Oh sí, todo está predcstinad«r pueblo cruel, duro y mezquino, sin otra virtud en el
cuando alguien tiene que hallar unl explicación para mundo que esta honestidad célebre, de la que tanto
su cstupidcz. f)el mismo modo, es[abapredestina<lo
presume.Y que Dios nos ayude, porquc creo que si
quc e 1 dincro llegara hasta nosotros sorpresivamente algún día esta honestidad nuestra cac en tentación,
y quc tú tc lo llc-varas para entrometcrte en los su reputación se va a desplomar igual que un castillo
designios de la Providencia. ¿Quien te dio derecho?
de naipes. Ahora que me he confesado, me sicnto
Fue perverso, eso fue pura arrogancia blasfema que
mejor. Soy una farsante y lo he sido toda mi vida sin
no le cuadra ya a un humilde prolcsor de. . .
saberlo. No permitas que ningún hombre me llame
-Pero, Mary, rccuerda cómo fuimos criados, honesta. No 1o merezco. No quicro serlo.
como el resto clel pueblo, cs absolutamentc ajeno
!:.1 !trqth*.' .ltk, \ {)11}til;)¡.) t !!td!t,rhutg

-Mary, yo.. . yo me siento igual. Ciertamente me Armaron el camastro y Mary dijo:


siento así. Me Parece extraño, mur extraño' Jamás -¿Cuál será el"ábrete sésamo"? Mc preguntó cuál
lo hubiera sospechado' nunca. pudo haber sido el comentario. Pero por ahora,
A continuación, un largo silencio. Ambos se vamos a acostarnos.
zambulleron en sus Pensamientos Hasta que Por -¿A dormir?
fin Ia esposa levantó la mirada y dio:
-No, a pensar.
-Ya sé qué estás pensado, Edward.
-Sí, a pensar.
Richarcls tenía el aspccto avergDnzado de quien
A estas alturas los Cox también habían terminadcr
cs cogido en falta.
su peleay su respectivareconciliación, y se dedicaban
-Mc avergüenza conf.esarlo, Maty, Pero.. '
a pensar y pensar, a inquietarse, a darle vueltas al
-No importa, Edward, yo estabr pensando en lo asunto, a preocuparse por cuál pudo haber sido cl
mlsmo. comentario que Goodson I'izo al forastero en ruina,
-Eso espcro. Dilo aquel comentario dorado, aquel comentario cle los
cuarenta mil dólares en efectivo.
-Estabas pensado si alguien podría adivinar
cuál era cl comentario que Gooclson le hizo al La raz6n por la que la oficina de telégralcrs
fbrastero. abrió más tarde de 1o habitual aquella noche, fue
la siguiente: el encargado del periódico dc Cox era
-Exactarnente. Me siento culpable, avergonzado,
cl rcpresentante local dc la Associated Press. Uno
¿y tí?
podría decir que era un representante ocasional,
-Ya sc mc pasó. Improvisemos rtn camastro aquí,
ya quc ni en cuatro ocasiones al año lograba juntar
tenemos que vigilar el saco hasta 1ue abra el banco
trcinta palabras que le fueran aceptadas. Pero
y podamos depositarlo en la bóveda. Oh, querido, t'sta vez era diferente. La comunicación donde
¡si no hubiésemos
cometido ese error!

ro
l:! i;t:nth* qtt.. t {tr*)rilri') tt !lrr.lli,rhur',t

infbrmaba de lo que se había enterado recibió una nueva palabra al cliccionario HADLEYBURG:
respuesta inmediata: sinónimo de CORRUPTIBLE destinada
IN

<<Envíenos todo lo gue sabc, todos los detalles,


a permanecer para siempre. Y los ciudadanos
modestos y menos importantes, y sus esposas,
mil doscientas palabras>>.
actuaron de forma similar. Todo el mundo corrió
¡Una tarea colosal! El encargado aceptó el hasta el banco para ver el saco de oro. Antes del
cncargo y se sintió cl hombre más orgulloso clel mediodía, turbas envidiosas y afligidas acudicron
cstado. A la mañana del clía siguiente, cl nombrc desdc Brixton y los demás pueblos vecinos. Aquella
de "Hadleyburg el Incorruptible" estaba en los tarde y al día siguicntc, reporteros de todas partes
labios de toda Norteamérica: desde Mt>ntrcal llcgaron a verificar cl saco y su historia, a contar
hasta el Golfo, desde los glaciares de Alaska hasta de nuevo todo el rollo, a hacer elegantes dibujos
los naranjales dc Florida. Millones y milloncs de a mano alzada de este , dc la casa de Richards, del
personas discutían sobre el fbrastero y cl saco de banco, de la iglesia Presbiteriana y cle la Baptista, de
dinero y se preguntaban si encontrarían al hombre laplaza, del ayuntamiento donde se haría la prueba
correcto, esperaban que nuevas noticias sobre el y se entregaría el dinero; a sacar rctratos detestablcs
asunto llcgaran pronto, dc inmediato. de los Richards, del banquero Pinkcrton, de Cox,
del encargado, del Reverendo Burgess, del jefe de la
II oficina cle correos e incluso dc Jack Halliday, cl vago
clc buen humor, pescador irreverente e ignorado,
Haclleyburg dcspertó fhmoso, atónito,, feliz...
cazador, amigo de los niños y los perros callejeros,
vanidoso. Vanidoso más allá de lo imaginable. Los
el típico "Sam Lawson"r del pucblo. El pequeño
diccinueve principales ciudaclanos y sus esPosas se
aprcstaron a fclicitarse los unos a los otros, jubilosos
Satn [-au's<¡n es el personajc principal del libro de relatos "Sam Lawson's
y sonrientes dijeron que aquel hecho agregaba una ()ldtolvn liri:sidc stories" de 1a escritora n«rrtcamcricana Harriet Bcccht¡r
Storve ( ltl I 1 1896), fámosa por la novela "La cab¿ña tlcl tioTbm".
f"l ltombtv t¡ut, t rtt'ntn¡tk) a fludlLyhutt

Pinkerton, sonriente y aceitoso, exhibió el saco a días. Después alegó que ese nuevo semblante se
todos los asistentcs, sc frotó sus lustrosas palmas convertía en una tristeza cada vez mayor. Luego, que
con placer y peroró sobre la exquisita y antigua estaba asumiendo el aspecto de una enfermedad.
reputación del pucblo, sobre su maravilloso arraigo Finalmente, dijo que todos estaban tan pensativos,
a Ia misma, sobrc su dcsco de quc el ejemplo de taciturnos y despistados que bien podía robar un
Haclleyburg se extendiera a lo largo y ancho del centavo del fondo del bolsillo del hombre más
suelo americano y fuera un hito cn el campo dc la avaro del pueblo sin perturbar su ensueño.
regeneración moral.Y así sucesivamente. A esas alturas -más o menos- el jefe de cada una
Al cabo de una semana las cosas se habían de las diecinueve familias principales de Hadleyburg
calmado nucvamente. La salvaje intoxicación por dejaba escapar, a la hora de dormir -generalmente
cl orgullo y la dicha se suavizó hasta convcrtirse en con un suspiro , un comentario como este:
un placcr delicado, dulce y silencioso una suerte -Ah, ¿cuál pudo ser el comentario de Goodson?
de satisfacción profunda, muda y sin nombrc . Los
rostros se veían apacibles, llenos de una f'elicidad
Y al tiempo, la esposa agrcgaba con un
escalofrío:
sagrada.
-Oh, ni se te ocurra. ¿Qué terrible cosa estás
Pero clcspuós sobrevino un cambio, una
pensando? ¡Aléjala de ti, por amor a Dios!
transformación graclual, tan graclual que su
comienzo apenas fuc aclvcrtido, a lo mejor nadie lo Pero a la noche siguiente Ia misma pregunta
notó en absoluto, salvo Jack Hallida¡ quc siempre apareció y obtuvo idéntica aunque más débil
se claba cucnta de todo y quc también se burlaba rcspuesta.
de toclo, sin importar Io quc fuera. Jack empczó a Por tercera vez los hombres formularon, con
lanzar comentarios quc nadie atcndía sobre cómo angustia y distraídamente, aquella pregunta. En esta
la gente no se vcía tan feliz desdc hacía un par clc ocasión, y en la siguiente, las esposas se inquietaron
tr!,ttA '{\tt¡in Ítll ltt.¡n;b¡v !!tkt \'{}rr1rt¡tl)¡¡ t.t }luiltt't'¡rt tt.

débilmente y trataron de responder algo. Pero no pensativos y miserables. Este se había convertido
lo hicieron. en uno de sus hábitos vespertinos, antes precedido

Y a la siguiente noche, después de recuperar el


por la costumbre de leer, de tejer, cle charlar
tranquilamente, de recibir o hacer visitas a los
habla, respondieron anhelantes :
vecinos, costumbre ahora muerta y olvidada hace
-iOh,si solo pudiéramos adivinar! siglos hace dos o tres semanas-. Ahora nadie
Los permanentes comentarios de Halliday se hablaba, nadie leía, nadic visitaba a nadie; el pueblo
volvieron cada vez más desagraclables y despectivos. entero permanecía en casa, silencioso, suspirando,
Recorría el pueblo diligentemcnte, riéndose de lamentándose, tratando de adivinar el comentario.
él y dc sus habitantes. Su risa era la única que El cartero entregó una carta. Richards echó un
se escuchaba: Hadleyburg cayó en un lóbrego y vistazo indiferente al sobrescrito y al matasellos
Iastimero vacío. En ningún sitio se podía hallar -ambos desconocidos-, la arrojó sobre Ia mesa
una sonrisa. Halliday cargaba una caja de cigarros y reanudó sus "pudo-haber-sido" y sus sombrías
encima de un trípode, imaginando que era una desesperanzas donde los había dejado. Dos o tres
cámara detenía a los transeúntes, apuntaba con el horas después su esposa se levantó cansada, rumbo a

artefacto y decía «¡Atención! ¡Sonrían, Por favor!>>, la cama, sin desearle las buenas noches costumbre
pcro ni siquiera esta soberbia broma podía suavizar reciente-, pero se detuvo junto a la carta,la observó
sus sombrías caras. por un instante con un interés muerto, la abrió y
empezó a leerla por encima. Richarcls, sentado, la
Así transcurrieron tres semanas y ya solo faltaba
silla inclinada contra la pared, el mentón entre las
una. Era la noche del sábado, después de Ia cena.
rodillas, escuchó que algo se caía. Se trataba de su
En vez de la acostumbrada noche cle alboroto
esposa. Saltó a su lado y ella gritó:-
y de bullicio, de compras y de chistes, las calles
estaban vacías, desoladas. Richards y su vieja -Déjame en paz. Estoy muy feliz. ¡Lee la carta,
esposa estaban sentados en su sala, separados, lécla!
[.i! l¡omh*, tlur t {}fi{¡ltl}i{i * lttdlt'.t,h*g

La leyó, Ia devoró, su cerebro temblaba.La carta honor y honestidad, porque estas virtudes
son una herencia irrenunciable de todos 1os
provenía de un estado lejano y decía: ciudadanos de Hadleyburg. Así pues/ voy a
revel-arle el secreto, convencido de que si
Usted no me conoce¡ pero no importa. Tengo usted no es el hombre indicado, encontrará
algo que decirle. Acabo de llegar de México al que fo es y velará porque la deuda de
y me enteré de fo sucedido. Por supuesto, gratitud deI pobre Goodson sea pagada. trst.e
usted no sabe quién hizo e1 comentario, fue e] comentario: .ESTÁ USTtrD LtrJOS DE SER
pero yo sí, y soy eI único ser viviente UN MAL HOMBRE: VAYA Y REEÓRMtrSE'.
que 1o sabe. I'ue Goodson. Hace trempos fo HOVüARD L. STEPHENSON
conocí a fondo. Pasé por Hadleyburg aquella
noche y fui su huésped hast.a que llegó el
tren de medianoche. Escuché por casualldad -Oh, Edward, el dinero es nuestro. Estoy tan
el comentario que Goodson hizo a aquel agradecida, tanto. Bésame, querido, hace una
extraño en la oscuridad. I-ue en Hale A1ley.
eternidad que no nos besamos...y lo necesitábamos
Hablamos de fo sucedido de vuelta a su casa
y también en el1a, mientras fumábamos. En tanto... el dinero. Ahora te liberarás de Pinkerton
medio de su charla, mencionó a muchos de y su banco, Ia no eres esclavo de nadie. Crco que
l-os habitantes de1 pueblo -a 1a mayoria de
una forma poco halagadora,'a dos o tres, podría volar de alegría.
favorablement.e: enLre estos últ-imos está Fue una media hora feliz la que pasó la pareja
usted. Dije "favorablemente" y nada más.
Lo recuerdo diciendo gue. en realidad, ro allí en el sofá, acariciándose mutuamente. Los
fe agradaba nadie en ef pueblo, ni uno/ viejos tiempos estaban de vuelta, los tiempos que
pero que usLed -creo que se refirió a usLed, empezaron con el coqueteo juvenil y que solo se
estoy casi seguro- le prestó alguna vez una
gran ayuda, posiblemente sin saber e1 valor vieron interrumpidos por la llegada del portador
de fo que hacia. y que le hubiera gusl,ado de aquel dinero mortífero. Después de un rato la
dejarle, al morir, una fortuna, y al resto
mujer dijo:
def pueblo, una mafdición. Ahora bien, si
usted fue quien 1e prestó esa ayuda, es su -Oh, Edward, qué suerte que le hayas prestado
Leqítimo heredero, facultado para reclamar
el saco de oro. Sé que puedo confiar en su tu ayuda, ¡pobre Goodson! Nunca me agradó, pero
l,l !¡¡;mht¡: qut, , rtrntu¡titi a llulltrhut,¿.
'\'1,¡t ii'l\tui¡¡

ahora Io adoro.Y fue muy elegante de tu Parte nunca -No... no. Nos hemos desorientado demasiado,
mencionarlo o de ello -continuó con sabe Dios que nunca has dicho una mentira. Pero
Presumir
un toque de reproche-, pero debiste decírmelo, ahora, ahora que el soporte de todas las cosas parecc

Eclward, dlebistc contárselo a tu esposa y lo sabes' desmoronarse bajo nuestros pies, nosotros...
nosotros...
-Bueno. .. Yo... Mar¡ verás' "
Perdió la voz por un instante, pero después
-Basta de balbuceos y cuéntamelo, Edward'
continúo, entrecortada :
Siempre te he amado y ahora me siento orgullosa
cle ti. Toclp cl mundo cree que en este pueblo solo
-No nos dejes caer en tentación... Te crco,
hay un alima generosa y ahora resulta que tú" ' Edward, se lo prometiste. Dejemos el asunto
Edward, ¿.Por qué no me cuentas? quieto. Alejémonos de la tormenta. Ahora quc
todo ha pasado, seamos felices dc nucvo. No cs
-BuenO...mm...mm... ¡Porque no puedo,
momento para nubarrones.
Mary !

A Edward le pareció una tarca difícil, pues su


-¿No puedes? ¿Por qué no vas a Poder?
mente seguía divagando, tratando de recordar cuál
-Verás, é1... él mc hizo prometer que no 1o era la ayuda que le había prestado a Goodson.
haría.
La parejapermaneció despierta casi toda la noche .
Su mujer lo miró de arriba abajo y lentamente dijo: Mary feliz y ocupada, Edward ocupado, pero no
-¿Te hizo prorneter? Edward, ¿por qué me dices eso? feliz. Mary pensaba cómo iba a gastarse el dinero.
Edward intentaba recordar el favor. Al principio,
-Mary, ¿crees que te mentiría?
su conciencia se vio afectada por la mentira que le
Contrilriada, por un momento permaneció en había dicho a Mary -si es que era una mentira-.
silcncio; luego tomó la mano de su esPoso y la posó Después de mucho reflexionar, pensó: <<Supón
sebrc l¿ gula: quc era una mentira, ¿y qué con eso? ¿Acaso es tan
f:)l honltrc t¡trr: < orxtnyiti ,t lludltt ltttrg

grave? ¿No estamos siempre diciendo mentiras? poner a un hombre en esa situación. <<¿Por qué
Entonccs, ¿por qué no decir mentiras? Mira a Mary Stephenson no aclaró las cosas? ¿Por qué quiso
y lo que ha hecho. Cuando él estaba apurándose por sembrar la duda?>>.

actuar honestamente, ¿qué estaba haciendo ella? La reflexión continuó. ¿Cómo es que el nombrc
Lamcntándose porque los periódicos no fueron Richards había permanecido en Ia mente de
destruidos y cl dinero conservado. ¿Es robar mejor Stephenson, indicándole el hombre correcto, y
que mentir?>>. no ningún otro nombre? Eso sonaba bien. Sí, muy
Aquel problema perdió su aguijón; la mentira bien. En efecto, sonaba cada vez mejor, hasta que
dcjó de tener importancia, clcjando consuelo de repente se convirtió en una prueba contundentc.
tras de sí. Otro dilema apareció después: ¿había Entonces, Richards descartó el asunto de inmediato,
prcstado alguna ayuda a Goodson? Pues bien, ya que su instinto le decía que una vez es establecida
estaba la vcrsión del propio Goodson relatada en la una prueba es mejor dejarla así.
carta clcl señor Stephenson; no poclía haber mejor Al fin se sentía razonablemente a gusto, pero
evidencia que csa. Incluso probaba que sí la había restaba un pequeño detalle que no dejaba de llamar
prestado. Por supuesto. Este punto también estaba su atención: claro que había prestado aquella ayuda,
resuelto. .. No, no del todo. Recordó, con un gesto eso estaba resuelto. Pero, ¿en qué consistió? Tenía
de dolor, que el desconocido señor Stephenson que recordarlo y no se iría a la cama hasta hacerlo;
estaba un poco inseguro sobre Ia autoría de aquel cuando 1o recordara supaz sería completa.Y entonces
favor, no sabía si había sido Richards o algún otro y, pensó y pensó. Pensó en una docena de cosas : posibles
¡oh, había puesto de testigo el honor de Richards! ayudas, ayudas probables, pero ninguna parecía
Tenía que decidir por sí mismo a dónde iba a parar aj ustarse, ninguna parecía sufi cientemente meritoria,

el dinero. El señor Stephenson no dudaba que si ninguna parecía valer todo ese dinero, el dinero que
erra el hombre equivocado, muy honorablemente Goodson deseaba dejarle en su testamento. Además
cncontraría al hombre correcto. Oh, era oclioso no rccor(laba haberle ayudado de ninguna forma.
.\1*rk !troil lil lt¡»¡ltra L¡ut L ot rom¡tit) .t ll*ll, vhttr.u,

Entonces... entonles, ¿qué clase de ayuda Puede salvado en muchas situaciones dificilcs y azarosas.
hacer sentir a un honbre inmensamente agradecido? En cada ocasión le ayudó satisfactoriamente hasta

¡Claro! La salvacior de su alma. Tenía que ser eso. cierto punto; pero justo cuando estaba a punto
Sí, puclo recordar tómo una vez se encomendó a la de convencerse de que eso en realidad había
tarea de convertir ¿ Goodson y cuánto tiempo había pasado, un pequeño detalle aparecía, haciendo de
puesto en ello. Estrvo a punto de clccir tres meses, su historia algo increíble. Por ejemplo, cuan<lo
pcro un cxamen nás dctenido encogió ese lapso a 1o salvó de ahogarse. Aquella vez Richards había
un mes, lucgo a uru semana, después a un día, y por nadado hasta poner a salvo a Goodson, que estaba
último a nada. Sí, ,hora recordaba, con una nitidez inconsciente, bajo la mirada cle una multitud que
indcseada, gue Goodson le había dicho que se fuera aplaudía, pero cuando ya había imaginado todo
al demonio, que s( ocupara de sus propios asuntos, esto, y estaba recordando cada minucia, una serie
que él no tenía pla:reado seguir a Hadleyburg hasta de detalles inverosímiles surgieron: el pueblo se
cl cielo. habría enterado del ahogamiento y Mary también,
brillaría en su memoria como un candelabro, no
Esa solución habi fhllado, no había salvado el alma dc
es algo que uno calificaría como una ayuda poco
Goodson. Richardsestaba desanimado. Pero un Poco
sobresaliente, prestada "posiblemente sin saber el
después surgió otr¿ idea: ¿Había salvado la propiedad
valor de lo que hacía".
de Goodson? No, :sa tampoco cra la rcspuesta, no
había salvado nada.¡Y su vida? ¡Eso es! Por supucsto, ¡Ajá! Ahí estaba un detalle que había obviado
cómo no se le ocrrrió antes. Esta vez iba por buen desde el principio: era un favor que había hecho

camino, sin duda El molino de su imaginación "posiblemente sin saber el valor de 1o que hacía".
comenzó a trabajar de inmediato. Eso, en verdad, haría fácil la investigación; más
fácil que las otras. Y confiado, después de un rato,
Por espacio de los horas extenuantes, Richards
Io encontró. Goodson, hace años, estuvo a punto
se cleclicó a salvar la vida de Goodson. Le había
de casarse con una dulce y hermosa joven llamada
llark !v'oi» b)l ho»tltrr: t¡ut: t'or*;n¡tio ¿ llotlh:t'l¡urt

Nancy Hewitt, pero por una u otrarazbnla relación recordó el asunto como si hubiera sido ayer. Incluso
terminó. La joven murió, Goodson Permaneció recordó vagamente la gratitud que Goodson alguna
soltero y, poco a poco, se convirtió en un hombre vez le expresó. Mientras tanto, Mary había gastado
amargado, un franco detractor de la especie humana. seis mil dólares en una nueva casa para sí y en un
Poco después de la muerte de la joven el pueblo se par de zapatillas para su pastor y luego había caído
enteró, o creyó enterarse, de que por las venas de tranquilamente dormida.
esta corría una cucharadita de sangre negra. Richards Ese mismo sábado por la tarde, el cartero
se concentró en esos Pormenores Por un rato y al había entregado una carta a cada uno de los otros
final creyó recordar detalles concernientes a aquella ciudadanos principales -diecinueve cartas en total.
historia que se habían extraviado en su memoria. Ninguno de los sobres era igual y ninguno de los
Pareció recordar débilmente que él era quien había sobrescritos tenía la misma letra, pero las cartas en
descubierto lo de Ia sangre negra; que era él quien le el interior eran iguales las unas a las otras en todos
había contado al pueblo, gue el pueblo le había dicho los detalles, excepto en uno. Eran copias exactas de
a Goodson de quién provenía aquella información la carta que Richards había recibido -la caligrafia
y que, por tanto, él había salvado a Goodson de y todo- y todas estaban firmadas por Stephenson,
casarse con una mulata; que él le había hecho un pero en vez del nombre de Richards aparecía el
gran favor"posiblemente sin saber el valor de lo que nombre de cada remitido.
hacía", de hecho, sin saber que lo estaba haciendo.
Durante toda la noche los dieciocho ciudadanos
Pero Goodson sí sabía su verdadero valor y Por cuán principales hicieron Io que su compañero de
poco se había salvado, y Por eso se fue a la tumba casta, Richards, estaba haciendo en ese momento:
agradecido con su benefactor, queriendo dejarle enfocaron sus energías en recordar qué servicio
una fortuna. Ahora todo estaba claro, y cuanto más notable habían prestado inconscientemente a
pensaba en ello más nítido y seguro se hacía. Al fin, Barclay Goodson. En ningún caso fue una tarea
cuando se acurrucó para dormir satisfecho y fehz, scncilla; sin embargo, todos lo consiguieron.
fil lu»thre que rt»'nt»rpiti tt llotlltt l¡ttt,q

Y mientras estos se ccupaban en aquella tarea, de que algún vecino de Billson se había fracturad<r
sicmpre difícil, sus esFDSas se Pasaron la noche una pierna, pero las investigaciones demostraron
gastando el dinero {osa nada complicada-. que esto no había ocurrido. El éxtasis apagado en
Durante esa noche, las decinueve esPosas gastaron el rostro de GregoryYates solo podía significar una
un promedio de siete rril dólares cada una, de los cosa: su suegra había muerto. Otra equivocación.
cuarenta mil quc había m el saco -ciento treinta y «Y Pinkerton... Pinkerton había recuperado diez
tres mil en total. centavos que ya daba por pcrdidos>>. Etcétera,

Al día siguientc una sorPresa asaltó aJack Halliday:


etcétera. En algunos casos las conjeturas tuvieron

percibió que las caras de los diecinueve ciudadanos que permanecer en duda, en otros, resultaron
ser errores manifiestos. AI final, Halliday se dijo:
principales y las de sts esPosas, mostraban esa
<<De cualquier forma queda claro que diecinueve
exprcsión de paz y saca felicidad cle nuevo. No
familias de Hadleyburg están temporalmente en el
pudo entender qué etaba pasando ni inventar
ningún comentario que pudiera dañar o empañar cielo: no sé cómo pasó. Solo sé que la Providencia
aquella situación. Y as llegó su turno de estar no está hoy de guardia>>.
insatisfecho con la vida Las razones que é1 mismo Un arquitecto y constructor del estado vecino,
se daba sobre el por qué de esa felicidad fallaron en hace p oco se había aventurado a ernp ezar un p equeño
todas las instancias, unt vez examinadas. Cuando negocio en aquel pueblo poco prometedor. El aviso
se encontró con la seño:aWilcox y notó el plácido de su establecimiento llevaba colgando una semana.
éxtasis de su rostro, se dijo a sí mismo: <<Su gata Ni un cliente aún. Estaba desalentado y lamentaba
ha parido gatitos>>, y f.t y preguntó a la cocinera. el haber venido. Pero su suerte cambió de pronto.
No era el caso. La cocirera también había notado Primero una y después otra de las mujeres de los
esa felicidad, pero derconocía la causa. Cuando diecinueve ciudadanos principales le dijeron en
Halliday observó un é>tasis idéntico en la cara de privado:
"Barriga de sábalo" Billon (su alias), estuvo seguro
.llorl, lttoitt {i/ hrt»tbn: qut twrrtn¡tiri Lt llutllt.'vltttr.::

-Venga a mí casa el próximo lunes... pero no fiesta de quinta, entonces nosotros daremos una
diga nada al respecto por el momento. Queremos que los hará enfermar>>.
construir. Los días pasaron y Ia factura de los derrochcs
Ese díale Ilegaron once invitaciones.Al anochccer futuros subía y subía, cada vez más desenfrenada,
escribió a su hija para que deshiciera el compromiso cada vez más necia, más imprudente. Daba la
con cl cstudiante. Le aseguró que podía encontrar impresión de que cada miembro de las diecinueve:
un mejor partido que aquel. familias no solo gastaría los cuarenta mil dólarcs
enteros antes del día de la entrega, sino que estaría
Pinkerton, el banquero, y dos o tres hombres
en deuda desde el momento de obtenerlos. En
adinerados planeaban construir casas de campo...
algunos casos, la gente irreflexiva no se contcntl>
pero esperaron. Ese tipo de gente no cuenta con con planear en qué gastar, sino que gastó. . . a
los huevos antes de que las gallinas pongan. crédito. Compraron tierras, hipotecas, granjas,
LosWilson concibieron algo nuevo y grandioso: ropas elegantes, caballos, accioncs ricsgosas y
una fiesta de clisfraces. No hicieron promesas muchas otras cosas; abonaron, obligánd()sc a pagar
concretas, pero les dijeron a todos sus conocidos, el resto... en diez días. Enseguida empezaron a

"aquí entre nos", que estaban pensanclo en el asunto, reconsiderar, y Halliday advirtió que una ansiedad
que lo mejor sería darla y que <<si la hacemos tú fantasmal empezó a manifestarse en muchas caras.
estás invitado, por supuesto>>. La gente estaba De nuevo estaba atribulado y no sabía qué hacer
sorprendida, I los unos decían a los otros: <<¡Hmm, al respecto. <<Los gatitos de los Wilcox no están
Ios pobres Wilson están locos, no pueden costear muertos, porque nunca nacieron. Nadie se fracturó
una pierna. El número de suegras no ha disminuido.
semejante cosa!>>. Muchas de entre las diecinueve
No ha pasado nada... es un misterio irresoluble>>.
les dijeron en privado a sus maridos: <<Es una buena
iclea, nos mantendremos callados hasta que pase esa Otro hombre también estaba perplejo: el
Reverendo Señor Burgess. Por varios días, adonde
]'lark'l\t,ain !',1 httntttt rluL t. t ¡t.tt»ttltit t rt I lrt llL vltttt',:.:,

fuera,la gente parecía seguirlo, vigilarlo.Y si alguna Las 412 sillas disponibles fueron ocupa<las, al igual

vez se hallaba en un sitio retirado, un miembro de que los 68 asientos adicionales dispucstos cn los
los diecinueve aparecía sin fálta ¡ en secreto, le pasillos. Los escalones de latarima estaban ocu¡ra<l<>s
ponía un sobre en la mano susurrándole t <<Ábralo y a algunos visitantes distinguidos se les ubiclr
en el ayuntamiento el vicrnes por la noche>>, y sobre esta. En la herradura que formaban las mcsas
Iuego desaparecía como quien ha cometido una ubicadas en la parte delantera y lateral de la tarima,
falta. Burgess esperaba que alguien reclamara el se sentó un buen número de corresponsales venidos

saco no sin duclas, pues Goo«lson estaba muerto de todas partes. Era la multitud mejor vestida quc:

, pero nunca se imaginó que tocla una multitud el pueblo había producido jamás. Había atuendos
pudiera pretenclerlo. Cuando llegó el gran viernes, tolerablemente caros, y en muchos casos las damas
descubrió que tenía diecinueve sobres. que los vestían no parecían muy familiarizadas con
ese tipo de trajes. Por 1o menos esa era la opinión
del pueblo, pero tal idea probablemente provenía
III del hecho de que el pueblo sabía que esas damas
El ayuntamiento nunca había lucido mejor. La jamás habían utilizado semejantes ropas.
tarima, ubicada en uno de sus extremos, estaba El saco de oro permanecía en una pequeña mesa
adornada con llamativos pliegues de banderas. ubicada en Ia parte delantera de la tarima, desde
En las paredes, intercalados, había f'estones de donde toda la multitud podía verlo. El grueso del
banderas. La parte frontal de la galería estaba público miraba el saco con un interés encendido,
revestida de banderas. Las columnas e staban un interés que hacía agua la boca, un interés triste
forradas en banderas. Todo estaba dispuesto de ese y patético. Una minoría de diecinueve parejas lo
modo para sorprender a los forasteros, que vendrían miraba tiernamente, con cariño, adueñándose de
por cantidades y que en gran medida estarían en é1; y los hombres de esta minoría repetían para sí
contacto con la prensa. El edificio estaba repleto. las conmovedoras, breves y espontáneas palabras
l'lorli'!rtttirt íl ht¡whtc i¡ut: tttrrt;m¡tiri t llurllt tbur,rl

de agradecimiento que pronto, de pie, iban a -¿Y quién es el guardián de esta noble fama? ¿La
pronunciar por los aplausos y las fclicitaciones comunidad consideracla como un todo? ¡No! La
de la audiencia. De vez en cuando alguno de los responsabiliclad es individual, no colectiva. Desde
diecinueve sacaba del bolsillo de su vestido un hoy en adelante, todos y cada uno de ustecles son
pedacito de papel y, en secreto, Ie echaba un vistazo sus guardianes, individualmente responsables de
para relrescar su memoria. que ningún daño la amenace. ¿Todos y cada uno
Por supuesto, sonaba cl murmullo de las de ustedes aceptan esta gran responsabilidad?
(Asentimiento multitudinario). Entonces todo está
conversaciones... ahí estaba, pero cuando el
bien.tansmitan este compromiso a sus hijos y a los
Reverendo Señor Burgess se paró y posó su
hijos de sus hijos. Hoy la pureza de ustedes está más
mano sobre el saco, podía oír a sus microbios
allá de todo reproche... velen porque permanezca
masticando. . . así de callado estaba el lugar. Relató la
en ese estado. Hoy no hay una sola persona en
curiosa historia del saco, después habló en términos
nuestra comunidad que pueda ser engañada para
cálidos de la vieja y bien ganada reputación de
que toque un centavo ajeno... vclen por conservar
honcstidad intachable de HadleyburS, I del justo
esa gracia (¡Lo haremos! ¡Lo haremos!). Este no
orgullo del pueblo por esa reputación. Dijo que
esa reputación era un tesoro inestimable, que con
es momento para hacer comparaciones entre
nosotros y otras comunidades. . . algunas de ellas
ayuda de la Providencia ese valor había aumentado
hostiles a nosotros. Ellos tienen sus costumbres y
de manera incalculable, pues el episodio reciente
nosotros las nuestras. Bástenos eso (Aplauso). Con
había difundido aquella fama a lo largo y ancho del
esto termino. Debajo de mi mano, amigos míos,
globo, de forma que los ojos de Norteamérica se
dcscansa el elocuente reconocimiento de lo que
habían enfocado en aquel pueblo, y había convertido
somos por parte de un desconocido. Gracias a é1
el nombre de Hadleyburg -esperaba y creía en
cl mundo reconocerápara siempre quiénes somos.
sinónimo dc incorruptibilidad comercial hasta el
No sabemos quién es é1, pero en nombre de ustedes
fin de los tiempos. (Aplausos)
lll htt¡thn: qut t arro*t¡;iri t ilatllt. thur.q
'll*rlt.'ltrui¡:

expreso nuestro agradecimiento, y les pido que La multitud estaba preparada para reventar en
levanten sus voces en aprobación. una tormenta de aplausos, pero en lugar de eso
pareció golpeada por la parálisis. Hubo un hondo
El público se levantó cn una misma voz que hizo
silencio por un par de segundos y después una
vibrar las paredes con los truenos de su gratitud
ola de murmullos azotó el lugar... todos de este
por espacio dc un largo minuto. Después tomó
tenor: «¡Billson! ¡Por favo¡ esto ya es demasiado!
asiento y el señor Burgess extrajo un sobre de su
bolsillo. Los asistentes contuvicron Ia respiración ¡Darle veinte dólares a un forastero, o a quien
sea... Billson! ¡No me vengan con esas!>>. Y acto
mientras rasgaba el sobre y sacaba el papelito
seguido, de repente, los asistentes contuvieron
que este contenía. Leyó el contenido, lenta e
Ia respiración en un nuevo episodio de asombro,
imponentemente; el público, escuchaba extático
porque descubrieron que, mientras que en una
esc documento mágico, cada una de esas palabras
parte del salón el diácono Billson se levantaba con
que equivalÍa a un lingote de oro:
la cabeza débilmente inclinada, en otro el abogado
«El comentario que hice al aftgido _forastero era Wilson hacía lo mismo. Entonces hubo un silencio
este:"Está usted muy lejos de seÍ un mal hombre; vqla )/ expectante por un rato. Todo el mundo estaba
refórmese"». perplejo, y diecinueve parejas estaban sorprendidas
Prosiguió: e indignadas.

- Dentro de poco sabremos si el comentario aquí Billson yWilson se volvieron hasta quedar frente
referido corresponde con el que contiene el saco. a frente. Billson preguntó mordaz:

Y si así fuere -y sin duda así será el saco de oro -¿Por qué se levanta, señorWilson?
pertenecerá al ciudadano que de ahora en adelante
-Porque tengo el derecho ahacerlo. Quizá usted
se erigirá ante Ia nación como el símbolo de esa
pueda explicar a los aquí presentes por qué se ha
virtud especial que ha hecho de nuestro pueblo un
levantado.
lugar famoso en toda Ia tierra... ¡El señor Billson!
\'lcrlt. itrttin f:,1 ho»¡bre que torntn¡tii Lt llarlltthrr¡;

-Con mucho gusto. Porque yo escribí ese PaPel. entre todos los hombre vivientes, poseía el secreto
de esas palabras.
-¡Es una mentira rrranifiesta! Fui yo quien lo
cscribió. Era probable que cundiera el escándalo si las
cosas seguían así.Todos notaron con angustia que los
Era el turno de Burguess de quedar paralizado.
taquígrafos hacían garabatos como locos. Muchos
Se levantó y observó con la miracla perdida a uno
dc los hombres; después al otro. Parecía que no gritaban: <<¡Presidente, presidente! ¡Orden,
orden!>>. Burgess golpeó con su martillo y dijo:
sabía qué hacer. El público estaba estupefácto. EI
abogadoWilson tomó la palabra y dijo: -No olvidemos lasbuenasmaneras. Evidentemente

-Le ruego al presidente que lea el nombre escrito


ha habido un error en alguna parte, pero nada más.
Si el señor Wilson me entregó un sobre -y ahora
en el papel.
recuerdo que 1o hizo- todavía debo conservarlo.
La solicitud hizo volver en sí al presidente, que
leyó el nombre cscrito en cl papel:
Sacó uno de su bolsillo, lo abrió, le echó un
vistazo, se mostró sorprendido y preocupado y
-JohnWharton Billson.
permaneció en silencio unos instantes. Después
¡Ahí está! -gritó Billson- ¿Ahora qué tiene ondeó su mano de forma mecánica y errátil e hizo
para alegar a su favor? ¿Qué clase de disculpa va a un esfuerzo por decir algo; pero se rinclió, abatido.
darnos, a mí y al público insultado, por la farsa que Muchas voces gritaron:
planeaba ejecutar hoy?
-¡Léalo! ¡Léalo! ¿Qué dice?
-No le debo ninguna disculpa, señor.Y en cuanto
Entonces empezó a leerlo, aturdido, como un
al resto, públicamente lo acuso de hurtarle mi nota
sonámbulo:
al señor Burgess y de substituirla Por una copia
-<<La observación que hice al infeliz forastero
lirmada con el nombre suyo. De ninguna otra
era esta: "Está usted lejos de ser un mal hombre
fbrma pudo usted dar con el comentario. Solo yo,
llark'{i¡'uin f:l hom!;re qur: t<trr;n¡,ii ¿ ltod!t:tltur:,{

(Lu multitud lo miraba, asombrada); vaya y podrían, por casualidad, haberle hecho el mismo
refórmese">>. (Murmullos: <<¡lncreíble! ¿Qué comentario al forastero? Me parece que...
significa esto?») El curtidor se levantó e interrumpió aThompson.

-Este dijo el presidente- está firmado por El curtidor era un hombre desdichado. Se creía con
Thurlow G. Wilson. derecho a ser parte de los cliecinueve, pero nadie se
lo rcconocía. Esto hacía un poco desagradables sus
-¡Lo ven! -gritó Wilson ¡Eso 1o confirma!
modales y la forma como se expresaba. Dijo:
Estaba seguro de que mi nota había sido robada.
-¡Hum, esa no es la cuestión! Eso pudo pasar
¡Robada! -replicó Billson- Sepa que ni usted ni dos veces en cien años- pero no 1o otro: ¡ninguno
ningún hombre de su calaña se debe aventurar a...
cle los dos le dio los veinte dólares! (Un breve
EL PRESIDENTE: ¡Orden, caballeros, orden! aplauso)
Ustedes dos tomen asiento, por favor.
BILLSON: ¡Yo fui!
Ambos obeclecieron negando con sus cabezas
WILSON: ¡Fui yo!
y refunfuñando con enojo. Los asistentes estaban
profundamente confundidos. No sabían qué hacer Luego se acusaron mutuamente de robo.
en tan particular emergencia. Al poco, Thompson, EL PRESIDENTE: ¡Orclen! Por favor, los
el sombrerero, se puso de pie. Le hubiera gustado dos siéntense. Nunca he dejado las notas sin mi
ser uno de los diecinueve, pero eso no era para él: supervisión.
sus existencias de sombreros no eran suficientes
UNAVOZ: ¡Bien... eso resuelve el problema!
para otorgarle ese lugar. Dijo:
EL CURTIDOR: Señor presidente, algo está
-Señor Presidente, si me permite hacer una
claro: uno de los dos ha estado espiando bajo la
sugerencia, ¿no podrían estar en lo cierto ambos
cama del otro, hurtando secretos familiares. Si no
caballeros? Le planteo Ia inquietud, señor: ¿no
cs contario a la cliplomacia insinuarlo, clebo señalar
lkrk'{tyaiu f:! l¡t»t¡l¡ra L¡trt' r rtr*tm¡tii t I Iutll, t.l¡ttt.!

que ambos pudieron hacerlo. (El presidente: que jamás haya existido en este pueblo... cstc:
<<¡Orden! ¡Orden!>>) Señor, retiro lo dicho y pueblo al que ha deshonrado y que desde ahora
me limito a sugerir que si alguno escuchó por será un infierno para é1. (Vigorosos aplausos)
casualidad al otro revelar el comentario a su mujer,
MUCHASVOCES: ¡Áb.ulo! ¡Abra el saco!
lo atraparemos ahora. -
El señor Burgess hizo un corte en el saco, deslizó
UNAVOZ: ¿Y cómo? su mano en él y extrajo un sobre. Dentro había un
EL CURTIDOR: Fácil. Los dos no citaron el par de notas dobladas. Dijo:
comentario utilizando las mismas palabras. Lo
-Una dice: uÁb.ur" una vez que todas las
habrían notado si no hubiera pasado un lapso de
comunicaciones escritas dirigidas al presidente
tiempo considerable y no se hubiera armado una
excitante disputa entre las dos lecturas.
-si hubo alguna- hayan sido leídas>>. La otra está
marcada como <<La prueba>>. Permítanme. Dice...
UNAYOZ ¿Cuál es la dif'erencia? 1o siguiente:
EL CURTIDOR: La palabra muy está en la nota
<<No requiero que la primera mitad del
de Billson pero no en la otra.
comentarj-o que me htzo mi benefactor sea
VARIASVOCES: ¡Es cierto... tiene raz6n! citada con toda exactitud, porque no era
l-lamativa y se pudo olvidar. Pero fas quince
EL CURTIDOR: Luego, si el presidente revisa el palabras finales si que eran llamativas y,
comentario que está guardado en el saco, sabremos creo, fácil-es de recordar. A menos que
estas se reproduzcan fiefmente, consideren
cuál de estos dos estafadores... (El presidente: al aspirante un impostor. Mi benefacLor
¡Orden!)... cuál de estos atrevidos... (El empezó por decirme que casi nunca aconsejaba
a nadie, pero que cuando 1o hacia era
presidente: ¡Orden! ¡Orden!)... cuál de estos memorabl-e. Después me dijo esto... que nunca
-
caballeros... (Risas y aplausos)... tiene el derecho se ha borrado de mi memoria: "Está usted
a lucir el cinturón de primer charlatán deshonesto lejos de ser un mal hombre...">>
li! ltat¡b* qtr't) t t)t tt¡tltl'tlt 't I ltrflt't lr1it..\
)lark l't't¡i¡t

CII\CUENTA VOCES: Eso Io resuelve Ia cara con las manos y lograron contencl-ri(' l)()l-
una gran fortaleza y una cortesía heroica. En t'st'
toclo... ¡El dinero es de Wilson! ¡Wilson! iQue
momento, el más inoportuno irrumpió en medi<¡
hable! iQue hable!
de la quietud, el rugido de una voz solitaria. . . la de
La gente se levantó de un salto y se reunió en
Jack Halliday:
torno a Wilson, alzando sus manos y felicitándolo
-¡Eso sí que es memorable!
calurosamente... mientras que el presidente
martillaba con su mazo Y gritaba: Entonces los asistentes se desahogaron, incluso
los forasteros. Hasta la gravedad del señor Burgess
-
¡Orden, caballeros! ¡Orden! ¡Orden!
colapsó,y la audiencia se consideró oficialmente
Permítanme acabar, Por favor.
relevada de toda contención, aprovechando al
Cuando la tranquilidad fue restaurada, la lectura
máximo este privilegio. Fue una buena y larga
continúo como sigue: carcajada, una risa tempestuosa y sincera, pero al
cabo se detuvo... lo suficiente como para que eI
y refórmese..' o. escuche mis palabras'
<<Vaya
sus pecados un día Ie clarán muerte e irá al señor Burgess tratara de continuar y la gente se
infierno o a Hadleyburg'. TRATE DE QUtr SEA AL secara parcialmente los ojos. Luego la risa estalló
PRIMERO>>.
de nuevo y, a continuación, una vez más. Al fin
Burgess logró articular estas serias palabras:
Hubo un silencio terrible. Primero una nube de
inútil que intentemos ocultar el hecho...
-Es
rabia oscureció las caras de los ciudadanos'Tias una
Nos encontramos frente a un asunto de gran
pausa la nube empezó a elevarse y una expresión
importancia. Perjudica el honor de nuestro
cosquillosa trató de ocupar su lugar, pero el esfuerzo
pueblo.. . golpea su buen nombre. La diferencia cle
era tal que solo 1o consiguió con una grand" y
una sola palabra entre la observación presentada
penosa dificultad. Los reporteros, los cle Brixton
por el señor Wilson y el señor Billson era ya un
y otros visitantes inclinaron la cabeza, se cubrieron
li! kon¡brt qut r'ttt;rtm¡riit t¡ |l¡ullt t l,tu,::
\lcrk'l',ttti*

tema serio, dado que insinuaba qrc uno u otro de Billsonno estaba acostumbrado a las emergencias.
estos caballeros había cometido ur robo. . . Permaneció sentado, en colapso, sin consuclo.
PeroWilson era abogado. Se puso de pie, pálido y
Los dos hombres cstaban sentrdos, exánimes,
preocupado, y dijo:
agotados, destruidos; Pero al escudrar esas palabras
sintieron como si un impulso clécrico los pusiera -Solicito la indulgencia de todos los presentes
en movimiento, obligándolos a lelantarse. para aclarar este penoso asunto. Lamento tener
que decir 1o que voy a decir, dado que causará
-Siéntense ! -ordenó el presiderte con severidad,
¡
un perjuicio irreparable al señor Billson, a quien
y los dos hombres obedecieron-. Ese, como di¡e,
he estimado y respetado hasta ahora y en cuya
fue un tema serio. Lo fue... Pero solo para uno
invulnerabilidad ante la tentación confié por
de ellos. No obstante, el asunto st ha tornado más
entero... al igual que ustedes. Pero para preservar
grave, porque ahora el honor de ambos está bajo
mi honor debo hablar... y con toda franqueza.
un peligro formidable. ¿Tendré qre ir más lejos y
Confieso, no sin vergüenza -y les pido perdón por
decir que está bajo un peligro encme? Ambos han
ello-, que dije a aquel arruinado forastero todas
olvidado esas últimas quince palatras cruciales.
y cada una de las palabras contenidas en la nota,
Hizo una pausa. Por un rato permitió que la incluidas las quince faltantes (Scnsación). Cuando
quietucl dominante se fortalecierl y agudizara sus se hizo la reciente publicación las recordé y decidí
impresionantes efectos. Después agregó: reclamar el saco de oro, pues me correspondía por
-Parece que solohayunalormace que esto Pasara. derecho. Ahora les pido que consideren el siguiente
Caballeros, les pregunto. . . ¿Hubo complicidad?. . . punto y lo sopesen bien. La gratitud que sentía
¿Algún acuerdo?
el forastero hacia mí esa noche, no tuvo límites.
Me dijo que no podía hallar las palabras para
Un leve murmullo recorrió h multitud. Esta
cxpresarla adecuadamente y que si algún día podía
decía: <<Los atrapó>>.
,\larli ftu¡it¡ I|! ht»t!'¡v t¡ut' t.rtrritm¡iti ¿ I!«tlL.'r'h*r,t

recompensarme 1o haría multiPlicándola Por mil- -Les pido que se fijcn cn csto: cuando regresé,
Ahora bien, les pregunto: ¿podía yo esPerar, podía un poco después, el señor Billson cstaba saliendo
creer, podía siquiera remotamente imaginar que, por Ia puerta que da a Ia calle (Sensacil>n).
sintiéndosc como se sentía, tuviera la ingratitud Al instante Billson se puso de pie, gritanrlo:
de agregar esas innecesarias quince palabras en -¡Mentira! mentira infame!
¡Es una
la nota?... ¿Tcndermc una trampa? ¿Exhibirmc
EL PRESIDENTE: ¡Siéntese, caballero! El señor
como un difamador de mi propio pueblo, frente
Wilson tiene la palabra.
a mis vecinos reunidos en asamblca pública? Era
absurdo, era imposible. La nota solo contendría Los amigos de Billson lo llevaron hasta su asiento

la amable partc inicial de mi comentario. De eso y 1o calmaron.Wilson continuó:


no tuve ni un asomo de duda. Ilstedcs habrían -Esos son simples hechos. La nota descansaba
razonaclo del mismo modo. Ustedes no esperarían en una posición distinta dc la quc yo le había dado
ser traicionados por alguien a quien han ayuclado y sobre la mesa. Lo advertí, pero no le di importancia,
nunca han of.cndido.Y así, con absoluta confianza, pensando que un viento la habría cambiado de sitio.
con toda seguridad, escribí en un pedazo dc papel Que el señor Billson pudiera leer una de mis notas
las palabras iniciales '- las que terminan con ese privadas era impcnsable. Era un hombre honorable,
«Vaya y refórmesc>>- y lo firmé. Cuando estaba a que estaría por encima de eso. Si me lo permiten,
punto de meterlo en el sobre me llamaron de mi pienso que palabra adicional "*ry" queda
la
oficina sin pensarlo, dejé el papcl encima dc mi explicada: es atribuible a un error de memoria.
),
Yo era el único hombre sobre Ia tierra que podía
escritorio.
proporcionar aquí cualquier detalle sobre la nota
Se detuvo, volvió su cabeza lentamente hacia
dentro del sobre... por medios honorables. He
Billson, esperó un momento, y agregó: terminado.
Akrrk Trt't¡i¡t ill l¡l»tl¡tr qu( r't¡ff{)iltlt¡(; ¿ I tttrllt'y l¡tl ,¡4

No hay nada en el mundo como un discurso encaramaron a Wilson sobre los hombros clc un
persuasivo Para emborrachar la mente, alterar corpulento amigo e intentaron llevarlo, triunfantc,
las convicciones y Pervertir las emociones de una hasta la tarima. La voz del prcsidente se elevó por
audiencia inexperta en los trucos e ilusiones de un encima de} ruido:
orador.Wilson sc sentó victorioso. Los presentes 1o -¡Orden! ¡A sus puestos! Olvidan que todavía
bañaron con oleadas clc aplausos aprobatorios. Sus resta leer un documento.
amigos se abarrotaron a su alrcdedor,le estrecharon
Cuando la calma regresó, el presidente tomó
la mano y Io f'elicitaron. A Billson 1o callaron y no
el documento, listo para leerlo, pero lo dejó a un
le permiticron decir una palabra. El presidente
lado, diciendo:
golpeó y golpeó con su Írrazo, y siguió gritando:
-Lo olvidé. No puedo leerlo hasta que todas las
- Caballeros, prosigamos !
¡
comunicaciones escritas que yo recibí sean leídas.
Al fin hubo un aceptable grado de silencio. bolsillo, lo abrió, le echó un
Sacó un sobre de su
Entonces el sombrerero dijo:
vistazo, pareció asombrado, apartó el contenido,lo
-¿Pero continuar con qué si no es con la entrega observó fijamente y se quedó mirándolo.
del dinero?
Veinte o treinta voces gritaron:
VOCES: ¡Exacto! ¡Eso es! ¡Dale,Wilson!
- -¿Qué dice? ¡Léalo! ¡Léalo!
EL SOMBRERERO' Tres hurras
Por el
-
señor Wilson, símbolo de la extraordinaria virtud
Lo leyó lentamente, asombrado:

que... -El comentaúo que hice al_forastero (Yoces: <<¡Qué!


¿Cómo es posible?r)...J.ue este: Esta usted lejos de
Los vítores estallaron antes de que pudiera
seÍ un mal hombre.(Voces: <<¡Santo Dios!»)... Vaya
acabar. Y en medio de ellos y en medio también
y refórmese (Yoz.: <<¡Arránquenme las piernas!>>).
del clamor de los martillazos algunos entusiastas
lil l;tt¡tl,l'1lt!! t !t it¡ini)tt, .t I l,ttil, rl,tl
lktrk !¡ai¡¡

Firmado por el señor Pinkerton, el banquero. UNA TORMENTA DE VOCES: ¡Ouatr-o


símbolos! ¡Hurra porYates! ¡Siga pescanckr!
El pandemónium cle dicha que descncadenó
la lectura cra de esos gue hacen llorar a los La multitud estaba cada vez más estrucntlosa y
juiciosos. Los de risa fácil rieron hasta las lágrimas' lista para sacar todo el gusto posiblc a la situación.
Los reporteros, atacados de la risa, escribieron Varios de los diccinueve, pálidos y preocupados, sc

garabatos que jamás serán clescifrados. Un Perro levantaron y empezaron a hacerse camino hasta los
durmiente saltó asustado yempezó a ladrarle como pasillos, pero una docena cle voces se elevó:
loco a aquel caos. Todo tipo de gritos se oyeron pucrtas... cierren las puertas.
-Las puertas, las
entre el barullo: <<¡Somos ricos! ¡Dos símbolos de ¡Ningún incorruptible debe abandonar el lugar!
incorruptibilidadl.. . ¡sin :ontar a Billson! ¡Ties! ¡Siéntcnse todos!
Cucnten a"barriga de sábalo"... ¡nunca tendremos
La orden fuc acatada.
suficientes! ¡De acuerdo: Billson queda elegido!
-¡Pesque otra vez! ¡Lea! ¡Lea!
¡Oh, pobre Wilson! ¡Ha sido víctima de
dos

ladrones!>> El presidente pcscó de nuevo entre sus bolsillos

UNAVOZ PODEROSA: ¡Silencio! El prcsidente y una vcz más las consabidas palabras salieron de
sus labios : «Está usted lejos de ser un mal hombre. . . »
está pescando algo más en su bolsillo.
-¡El nombre! ¡El nombrc! ¿Cuál es su nombre?
VOCES: ¡Hurra! ¿Alguna novedad? ¡Léalo!
¡Léalo! -L. Ingoldsby Sargent.
EL PRESIDENTE (Leyendo): «El conseio que di -¡Cinco clegidos! ¡Reúna los Símbolos!
-
alJorustero»... etcétera: «Está leios de ser un hombte ¡Continúe, siga!
malo. Vaya...», etcétera. Firmado Por Gregory -«Está usted lejos de ser un mal hombre. ..»
Yates.
-¡El nombre! ¡El nombre!
li! í*¡»tl¡r¡ tnl' t t¡t r¡tL¡;it) tt I /¡t,l!, r'l¡tt¡",

-NicholasWhitworth. de nuevo, desde el principio, Ios cuatro versos


completos, con ritmo y arrojo, y terminaron con
-¡Bravo! ¡Bravísimo! ¡Estc es un día simbólico!
nueve aplastantes hurras y un vítor por «Haclleyburg
Alguicn protestó y comenzó a cantar la siguicntc el incorruptible y todos los Símbolos que esta noche
rima -con la encantadora melodía de E1 M¡kado; hallemos clignos de ser considerados como tales>>.
«cuando un hombre tiene miedo, de una doncella
Entonccs los gritos hacia el presidente sc
hermosa... »o, y Ia multitucl sc unió con alegría.
escucharon de nuevo por todo el lugar:
Despuós, justo a ticmpo, alguien más contribuyó
con otro verso: -¡Continúe! ¡Siga! ¡Lea! ¡Lea algunomás! ¡Léalos
todos!
Y no olvides que. . .

Y al tiempo -¡Sí...siga! ¡Nos estamos ganando la celebridad


EI público aclamó Ia in
eterna!
agregó un tercer verso:
Una docena de hombrcs sc lcvantó clc sus puestos
Los corruptibles están leios de HadleS'burg. . .
y empezó a protcstar. Dijeron que csa farsa era la
Otra aclamación no se hizo esPcrar. Cuando la obra dc algún bromista pcrvcrso y cra un insulto
última nota sc extinguió , la voz de Jack Halliday para la comunidad entera. Sin ninguna duda las
elevó, clara y fucrte, un verso final: lirmas eran todas falsas. . .
apostttrlo!
¡Pero los Símbolos están aquí, puedes -¡Sióntense! ¡Siéntense! ¡Cierren Ia boca! Sc
Y así cantaron con un cntusiasmo cscandaloso. están confesando. Encontraremos sus nombres
Despuós los felices asistentes emPezaron a cantar junto al dc los demás.
-Señor presidente , ¿cuántos sobrcs rccibió?
a El Mikado, o el Pueblo deTitipu, fue una exit<¡sa oPcreta inglcsa en dos
ar:tos, dc Ciilbert & Sullivan, i:strenada el 14 de marzo de 1885 en clTeatro El presidente los contó.
Savoy ilc Lonrlres. [-a li-asc a la que se rcfierc'I'wain aParcce en cl Acto II dt:
csta Ópera. "Whcn a man's aliaid, a bc¿tilul rnaitl- '"
],1 lr¡ttt!¡¡t' ¡!)tt t ¡t!'1i)¡t!t,tt) t I I't,ll, : i'ttttl

-Contando los que ya hemos abierto, son La voz de Halliday sonó:


diecinuevc. -¡Esa es la pura verdad! Si el presiclcnte está cn
Estalló una tormenta de aplausos burlones. 1o cierto, que la multitud 1o confirme. ¡Levántensc!
-Quizá todos contcngan el secreto. Propongo que Todos: ¡hip! ¡hip! ¡hip!...
cl presidente abra toclos los sobrcs y lea las flrmas Los asistentes se levantaron en masa,
quc aparecen cn las notas contenidas en ellos. .. y contcmplaron con cntusiasmo a Ia anciana pareja,
quc también lea las primeras ocho palabras de Ia
cubrieron el aire con una tormenta de pañuelos
nota. blancos y lanzaron las hurras con todo el cariño dc
-¡Apoyen la propuesta! su corazón.
La moción sc puso sobre Ia tnesa y se aprobó... El presidente continuó :

tumultuosamentc. En seguida el viejo Richards


-Lo que iba a decir era esto: sabemos de la
y su csposa se pusieron de pie. La cabeza de la
bondad de sus corazones, señor Richards, pero
señora Richards estaba inclinacla, Para que naclie
cste no es mornento para cjcrcer la caridad con los
viera que estaba llorando. Su esposo lc ofreció su
brazo ¡ sosteniéndola, cmpczó a hablar con voz delincuentes (Gritos de ¡Exacto! ¡Eso esl). Puedo vcr
tcmblorosa: sus bucnas intenciones, pero no puedo permitir
que intercedan por estos hombres...
-Amigos míos, nos conocen '- a Mary y a mí de
toda la vida, y creo que nos hemos ganado su estima -Pero yo iba a...
y respeto. -Por f.avor tome asiento, señor Richards.
El prcsidente Io interrumpió: Tenemos quc examinar el conteniclo de las demás
-Permítamc. Es cierto lo que afirma, señor notas, la sola justicia para con los hombres que ya
Richards: el pueblo los conocc, los cstima, los han quedado en evidencia requiere que lo hagamos.
respeta... más aún, los honra y los quicre.
1/arl,, !tr¡¡irt
i'. 1 l y t * !¡ rr q u ¡., t't ¡ r'* ¡ *t ! t ir t, t I l ur.l lt.' t l r t r¡i

Le doy mi palabra de que tar pronto terminemos las manos del presidcnte. Y él no se molestó. De
tendrá la oportunidad de intcrvenir. ahí en adelante levantaba la nota correspondiente
y esperaba. Los asistentes entonces entonaban
MUCHASVOCES: ¡Sí! Elpresidente está en lo
las ocho palabras en un canto profunclo, masivo,
cierto. . . nopodcmosPcrmitirningunainterrupción
a estas alturas. ¡Continúe! ¡Los nombres! ¡Los
mesurado, musical -con una osada, estrecha
semcjanza a un famoso canto religioso. «Está usted
nombrcs! ¡l)e acucrdo con lapropuesta!
lee jos de se r r un ma a-a--l hombre. . . » A 1o que el
La anciana pareja sc sentó cll mala gana. El esposo presidente respondía: <<Firma: Archibald Wilcox».
susurró a su mujer: Y así sucesivamente, nombre tras nombre, todos
-Es una pena tcner quc esPerar. La vcrgüenza será estaban pasanclo un glorioso y cada vez mejor
mayor cuando se enteren que íbamos a interccder rato, excepto los desgraciados diecinucve.
por nosotros exclusivamente Cuando un nombre particularmente brillante
era leído, Ios asistcntes frenaban al presidente y
De inmcdiato la lectura delos nombres clio paso
recitaban el comentario desde el principio hasta
al rcgocijo.
el final: «e irá al infierno o a Hadleyburg... ¡trate de
-«Está usted leios de ser un nal hombre....» Firma:
que sea al primero!»; y en cstc¡s casos cxccpcionales
Robert f.Titmarsh. remataban con un solcmne, agónico c imponente
-«Está usted leios de ser un nal hombrc-..» Firma: «
¡A -a-a o mén!»
EliphaletWeeks. La lista disminuía y disminuía. El pobre Richards
-«Está usted leios de ser un nal hombre...» Firma: llevaba la cuenta, estremeciéndose cuanclo un
Oscar B. Wildcr. nombre pareciclo al suyo era anunciado, y esperaba,
En ese momento, a Ia multitud se le ocurrió la en un suspenso miscrable, el momento en que
idea de arrebatar las ocho primeras palabras de tcndría el humillante privilegio de levantarsc
junto a su esposa para terminar su súplicar {ue
,\laili litr.tit¡ lt"l ';¡ttnlltrt ilt,t<' I t)t'!\)¡¡¡t))1, ,, I Lt'll' t t'¡il

era de este tcnor: <<...Porque hasta ahora nunca Burgess se metió la mano al bolsillo. La ancian¿r
hcmos hecho ningún mal sino seguir nuestro noble parcja, temblando, empezó a levantarse. Burgcss
camino sin ninguna qucja. Somos muy Pobres, hurgó en sus bolsillos y dijo:
somos viejos y no tenemos un hijo o una hija qut: -Creo que los hc lcído todos.
nos auxilie. Fuimos tcntados; caímos. Hace unos
Desmayados de alegría y asombro, la pareja se
momcntos tuvc el propósito de levantarme y
hundió cn sus asientos. Mary murmuró:
confesarlo, y rogar que mi nombre no fucra leído
cn público porque pensábamos quc no podríamos -ioh, señor bcndito, cstamos a salvo! Perdió
soportarlo. Pero me 1o impidieron. Y fue justo, cl nuestro. ¡N, cambiaria esto ni por cien de esos
fue justo sufrir igual que los demás. Ha siclo difícil sacos!

para nosotros. Es Ia primeravez que escuchamos Los asistentes estallaron con su parodia clel
nuestro apcllido salir de unos labios. .. mancillado. Mikado, Io cantaron trcs veces y cada vez con un
Tcngan picdad... por el recuerdo de mejores días. entusiasmo mayor, Icvantándose cuando llegaron
Que nuestra vergüenza sea tan llevaclera como su por terceravez al verso final:
compasión lo permita>>. En ese momento Mary, al
¡Pero los Símbolos están aquí, puedes apostarlo!
notar que estaba abstraído, le golpeó con el codo.
Y terminanclo con hurras y vítores por pureza
Los asistentes cantaban: «Está usted le jos...», <<la

ctcétera. cle. Hadleyburg y sus dieciocho representantes


inmortales>>.
-Prepárate susurró Mary-. Tú nombre es el
siguiente.Ya ha leído clieciocho. Entonces Wingate, el talabartero, se levantó y
propuso un hurra <<por el hombre más transparente
El cántico terminó.
clcl pueblo, el único ciucladano importante que no
-¡El siguiente! ¡El siguicnte! ¡El siguicnte! intcntó robar ese dinero: Edward Richarcls».
gritaban desde todos los puntos.
í! ltt»t¡!;* qut L rt xtm¡tíit ,¡ llotlh't/¡ur::
,\fark'l'tt'u!¡t

concedieron con grande y conmovedora


Lo EL PRESIDENTE: ¡Orden! Me dispongo a
-
leer el documento final. Dice: <<Si no aparccicra
cordialidad. Luego alguien ProPuso que <<Richards
sea elegido único guardián y símbolo de la ahora ningún candidato (coro de quejas), es mi voluntad
Sagrada Tiadición de Hadleyburg, con poder y que abran el saco y repartan el dinero entre los
derecho para levantarse y ver a todo el sarcástico ciudadanos más importantes de la ciudad, a quienes
mundo a la cara>>. se les confiará (lamentos de ¡oh! ¡oh! ¡oh!) para
que lo utilicen de la forma que consideren mejor
Lg propuesta se sancionó con una aclamación'
para preservar y propagar la noble reputación de
Cantaron el M¡kado de nuevo, y terminaron con" '
honestidad incorruptible de su comunidad (más
en pie, puedes apostatlo!
¡Y queda un Símbolo lamentos)... reputación a la que sus nombres y sus
Hubo una Pausa. esfuerzos darán un nuevo y significativo lustre>>
uNA YOZ: Y bien, ¿quién se quedará con (Arrebato entusiasta de aplausos sarcásticos). Parece
el saco?
- que eso es todo. No... aquí leo una postdata:

EL CURTIDOR (con motdacidad) Fácil'


<<P.D. : CIUDADANOS DE HADLEYBURG: No hubo
Dividan el dinero entre los dieciocho Incorruptibles' ningún comentario... nadie 1o htzo. (Gran
Le entregaron al pobre forastero veinte dólares conmoción) . No existió ningún forastero en
apuros o alguna donación de veinte dó1ares,
cada uno y aquel comentario -uno alavez-,lo que
ni ninguna bendición o halago que fos
les debió tomar veintidós minutos. Total invertido acompañara... todo eso son puras invenciones,
en el forastero: $360 dólares. Lo único que buscan mero artificio ( (Murmullo general de dicha
y estupefacción) Permítanme contarles mi
es que les devuelva lo prestado -más intereses-, es
historia. Serán una o dos palabras, a 1o
decir, cuarenta mil dólares en total. sumo. Visité su pueblo en un determtnado
momento y recibi una grave afrenta que no
MUCHAS VOCES (con sotna): ¡Eso es!
merecía. Cualquier ot.ro se hubiera contentado
con
¡Dividámoslo! ¡Dividámoslo! Sean generosos con matar a uno o dos de ustedes y habria
los pobres... ¡no los hagamos esperar!
liI l¡tt»tI¡*: t.¡ur: tt»*trnrni rt !!ttI!tt.l¡¡tt,t:.
llark ltrci¡t

dado por safdada 1a cuenta/ pero para mi entonces no mordi-eran ef anzuefo. Pero e1
esa hubiera sido una venganza trivial, cielo se Ilevó a Goodson. Supe, entonces,
inadecuada: porque fos muertos no sufren ' que era seguro; armé la trampa y le puse
Además, flo podia matarlos a todos"' y, de ef cebo. Es posible que no atrape a todos
todas formasf eso no hubiera sido suficiente los que recibieran ef supuesto comentario
para mí. QuerÍa hacer daño a cada hombre y secreto, pero atraparé a Ia mayoria, si
mujer de Hadleyburg... y no en sus personas es que conozco a Hadleyburg (Voces: <<Sí...
ni en sus bienes, sino en su vanidad' El los ha cogido a todos>>) . Creo, incluso,
lugar donde los débiles y los tontos son más que robarian el dinero producto def juego
vulnerables. Asi que me disfracé y volvi antes que perderlo, pobres, tentadas y ma1
para estudiarlos. Eran presa fáciI ' Tenían educadas criaturas. Espero aplastar eterna
una viej a y alta reputación de honestidad y, e irrevocablemente su vanidad y darle a
naturalmente, estaban orgullosos de e1Ia"' Hadleyburg una nueva fama... una que perdure
era el tesoro de tesoros, su más preciada y se extlenda a fos 1ejos. Si he triunfado,
posesión. Cuando descubri el cuidado y la abran el saco y convoquen af Comité de
vigilancia con que se mantenian a si mismos y Propagación y Preservación de fa Fama de
a sus hi-los lejos de la tentación, supe cómo Hadleyburg>>.
actuar. Oh, criaturas simples, fa virtud
que no ha pasado por Ia prueba del fuego es UNA TORMENTA DE VOCES: ¡Ábralo!
fo más débil entre 1o débil. Ingenié un plan
y reuni una lista de nombres. Mi misión era ¡Ábralo! ¡Los dieciocho al frente! ¡Comité para Ia
corromper a Had.feyburg eI incorruptible ' Mi Difusión de laTiadición! ¡Un paso adelante... los
idea era convertir en mentirosos y ladrones Incorruptibles!
a cerca de cincuenta hombres y mujeres
intachables, que nunca en sus vidas habian EI presidente hizo una pronunciada abertura
proferido una mentira o robado un Iapicero ' en el saco, recogió un puñado de brillantes y
Temia a Goodson. Goodson no había nacido ni
se habia criado en Hadleyburg. Me preocupaba grucsas moncdas amarillas, las sacudió y lucgo las
que si ponia en marcha mi plan enviándoles examinó.
Ia carta, ustedes se dirían: <<Goodson es el
único entre nosotros capaz de entregarle -¡Amigos, no son más que discos dorados de
veinte dól-ares a un pobre diablo>>"' y plomo!
l'.I lttt»¡l,rt Llut: it.¡¡ rr]fif ¡ú ,t IIu!k'rI'ttt".r:
l!urlt. "lt¡ui¡:

Tras la noticia hubo un ruidoso brote de dicha y Propongo que nombre a Jack Halliday para que s€)
encarame al estrado, subaste el saco de monedas
cuando por fin el bulliciomermó, el curtidor tomó
doradas de veinte dólares y entregue la ganancia al
la palabra:
hombre correcto... el hombre al que Hadleyburg
-Por cl derecho de aparente antigüedad en este
se regocija en honrar: Edward Richards.
embrollo, el señor Wilson debe ser el Presidente
del Comité de Difusión clc laTiadición' Sugiero que
Esta propuesta fue recibida con mucho
dé un paso adelante en nombre dc sus compañeros
entusiasmo -entusiasmo del que participó hasta

y reciba el dinero en dePósito.


el perro. El talabartero empezó las ofertas con
un dólar, los representantes de Brixton y Barnum
UN CENTENAR DE VOCES: ¡Wilson! pujaron fuerte, la gente animaba cualquier alza
discurso! ¡Que dé
¡Wilson! ¡Wilson! iQue dé un en las ofertas, Ia emoción crecía más y más a cada
un discurso!
momento, los of'erentes mostraron de qué estaban
WILSON (Con una voz que temblaba de ita): hechos yse colmaron a un ritmo constante cle
-Permítanme decir, sin disculparme Por la atrevimiento y determinación; Ias apuestas subieron
expresión, ia la mierda cl dinero! de un dólar a cinco, luego a diez, Iuego a veinte, a
cincuenta, a cien, a.. .
UNAVOZ: ¡Oh! ¡Y es un BaPtista!
Al comienzo de la subasta, Richards le susurró
OTRA YOZ: ¡Restan diecisietc Simbolosl
angustiado a su mujer:
Levántense, caballeros, y asuman el depósito'
-Oh, Mary, ¿vamos a permitirlo? Es... es...
Hubo una Pausa.. . y ninguna respuesta'
cs un honor... una recompensa, un tributo a la
EL TALABARTERO: Scñor Presidente, así y
l)ureza de carácter y...y... ¿vamos a permitirlo?
todo nos queda un hombre limpio de Ia antigua ¿No scrá mejor que me levante y.. .? Oh, Mary,
aristocracia, que necesita el dinero y se lo merece'
¿c¡ui: clebemos haccr? ¿Qué piensas que.. .? (La
llork lttuir¡ !:)I l¡ttn¡I¡r¡.: tIr|{' t {!r': {)i¡Itt!} t t I Ii¡t !l, t ltttt,:

voz de Halliday: ¡1ú, oJrecen quince! ¡Qyince por


pobres!. . . pero. . . pero haz lo que creas mejor. . .

-
el saco! . . . ¡Veinte! ¡AI, gtacias! -. . ¡Treinta! ¡Gracias haz,lo que te parez1a meior.
de nuevo! ¡Treinta, treinta, tteinta! . ' . ¿Escucho Edward cay6.. . esto es, se quedó quieto. Sentado
cuarcnta?... ¡Cuarenta! ¡Sigan puiando, caballeros, con la conciencia intranquila pero dominada por
sigan! ¡Cincuenta! ... ¡Grucias,nobletomano! ¡Vamos
... las circunstancias.
en cincuenta, cincuenta, cincuenta! - .. ¡Setenta! ' ' '
Entrc tanto, un desconocido que tenía el aspecto
arriba! " '
¡Espléndido! ¡Cien! .. . ¡Artiba,
¡Noventa! . . . de un detective aficionado disfrazado como
Ciento veinte... cuarenta... ¡Justo atiempo! ... ¡Ciento
un improbable concle inglés había seguido los
cincuenta! . . . ¡ ¡Doscientos! ! . . . ¡Magnffco! ¿Escuche
acontecimientos de esa tarde con manifie sto interés,
doscien. . .? ¡Gracias! ¡Doscientos cincuenta! . . .)
con una expresión de satisfacción en su rostro y
-Esa es otra tentación, Edward.. . Estoy hacienclo comentarios para sí. Su monólogo era
temblando de nervios... pero hemos escapado más o menos de este tenor: «Ninguno de los dieciocho

a una tentación y eso debería advertirnos que" ' está pujando; eso no me satisjoce.Téngo que hacer algo. . .

(¿Escuche seis?... Gracias... Seiscientos cincuenta' el dramatismo así lo exige.Tienen que comprar el saco que
seiscientos... ¡Setecientos!) Y sin embargo, Edward, intentaron robar.Tienen que pagar un precio elevado...
si lo piensas... nadie sosPe ... (¡Ochocientos dólares! algunos de ellos son ricos.Y algo máL si cometí un errot

¡Hurru! ¡@re sean novecientos! ... Señor


Parsons, ¿Le sobre el talante de Hadleyburg el hombre que me hizo
escuche decir. . .? Gracias. . . ¡Novecientos! Este noble ver tal error merece unos altos honorarios, y alguien
saco de plomo virgen solo pot novecientos dólares ' ' ' debe pagailos. El pobre viejo Richards hizo recaer la
dólates! Estoy muy vergüenza sobre mi capacidad de juicio; R¡chards es un
¡porJavor! ¿Acaso escucho...? ¡14i1
agradecido. . . ¿Alguien di¡o mil cien? . . . Por un saco que hombre honesto: no lo lo reconozco. Sí,
comprendo, pero

va a sü el más célebre de todo el univ.. .) Oh, Edward él vio mis cartas,I con un juego impecable el triunfo es

-agregó entre los primeros sollozos-, ¡somos tan suyo.Y, si puedo arreglarlo, será un gran triunJo. Me ha
tlcccpcionado, pero ya no importa».
ll*rk l\tti¡¡ l: I hot n h rt' q t k t o n \ |!tt
¡
| ¡ o tt I I t u ll L' t' I t t t t,\

El desconocido estaba observando la subasta. cordialmente. La parte del señor Richarcls sr:rá <lc

Cuanclo llegaron a mil, la puja se detuvo: las diez mil y mañana mismo le entrcgari: cl
clólares
ofertas caycron rápidamente. Esperó... y siguió dinero (Aplausos de la multitud. Pero lo de probirlarl
observando. Uno de los contendientes se retiró, invulnerable hizo sonrojm a los R¡chards; aunque esto
luego otro, y otro. El forastero hizo una o dos Jue interpretado como un signo de modestia ¡t no causó

ofertas. Cuando las pujas bajaron a diez dólarcs, ningún perjuicio). Si aceptan mi propuesta por
añadió cinco dólares más. Alguicn agrcgó tres. mayoría ojalá fuera el voto favorable de las dos
Esperó un momento. Entonces lanzó una oferta de terceras partes- interpretaré ese gesto como el
cincuenta dólares y el saco f'ue suyo. . . Por $1.282. consentimiento del pueblo. Eso es todo lo que pido.
Los asistcntes rompieron en aplausos. . . dcspués se Cualquier mecanismo que despierte la curiosidad u
dctuvieron, pues el hombre sc había puesto de pie obligue el comentario siempre será una ayuda para
y lcvantado su mano. Empezó a hablar. el comercio de las rarezas. Ahora si me permiten
voy a grabar sobre las caras de cada una de estas
- Quiero decir unas cuantas palabras y pedir un
comercio supuestas monedas los nombres de los dieciocho
favor. Me dedico a especular con rare zas
'y caballeros que. .
con personas de todo el mundo interesadas en .

numismática. Puedo sacar un beneficio de esta Nueve de cada diez de los asistentes estuvieron
compra, tal y como está. Pero hay una fbrma, si de pie en un momento -el perro incluido- y la
obtengo su aprobación, por medio de la cual puedo propuesta se aprobó con un torbellino de aplausos
hacer que cada una de estas piezas de veinte dólares y risas.
de plomo valga oro, o quízá más. Concédanme su Tomaron asiento y todos los símbolos, excepto el
aprobación y comPartiré parte de mis ganancias "doctor" Clay Harkness, se levantaron, protestando
con el señor Richards, cuya probidad invulnerable violentamente contra la atroz propuesta y
ustedes, hoy, acaban de reconocer tan justa y arr,er'azartdo con...
l'lark liyttit¡ l:.1 fu¡tuhrL: qtrt' r'ttrn nt¡tiit ,r I ltullrt,lttrr¡1

-Les pido que no me amenacen -dijo el forastero -Le doy veinte.


con calma-. Conozco mis rlerechos y no suelo -No.
asustarme frente a los bravucrnes (Aplausos).
-Veinticinco.
Tomó asiento. El "doctcr" Harkness vio su
-¿Qué tal treinta?
oportunidad. Era uno de los cos hombres más ricos
del pueblo; Pinkerton era el otro. Harkness era el -El precio es cuarenta mil dólares, ni un centavo
menos.
propietario de una marca, es decir, de la patente
de una medicina muy PoPuhr. Era candidato a la -Está bien, se los pagaré. Iré al hotel a las diez
asamblea legislativa Por una lista, y Pinkerton por de la mañana. No quiero que nadie se entere. Nos
la otra. La competencia estaba reñida y candente, y veremos en privado.
se calentaba cada día más. Arrbos tenían un fuerte
-Mry bien.
apetito por el dinero; cada uno había comprado
un extenso terreno, con un solo propósito: iban a
Luego el forastero se levantó y se dirigió al
auclitorio:
construir una nueva vía del tren y ambos esperaban,
desde la asamblea legislativa, desviar Ia ruta para -Veo que es tarde. Los discursos de estos
su propio beneficio. Un solo voto podía cambiar la caballeros no carecen de mérito, interés o gracia.
clecisión, y con é1, dos o tres fortunas. La apuesta Sin embargo, si me lo permiten, me retiro. Les
era grancle y Harkness era rrn esPeculador osado' agradezco el gran favor que me han hecho al aceptar
Estaba sentado cerca al forastero. Se inclinó mientras mi petición. Le pido al presidente que cuide del
uno u otro de los Símbolos distraía al público con saco hasta mañana y entregue estos tres billetes
protestas y quejas, y Pregunló en un susurro: de quinientos dólares al señor Richards (le pasó los
billetes). A las nueve vendré por el saco y a las once
-¿Cuánto vale el saco?
le entregaré personalmente el resto de los diez
-Cuarenta mil dólares.
llark l\t'u!u {il hutnhre qtrc couztnt¡titi t ll<ullt.y'lttry

mil dólares al señor Richards en su casa. Buenas Mary levantó la vista y se quedó viéndolo
noches. fijamente, pero él no le devolvió la mirada. Al fin
dijo:
Después se escabulló y clejó a los asistentes
haciendo un ruido tremcndo compuesto Por una -Creí que las felicitaciones y los elogios siempre
mezcla de vítores, la canción de El Mikado, la caían bien. Pero... ahora me parece... ¿Edward?
desaprobación del Perro y el canto « ¡Está usted lee- -¿Dime?
jos de ser un ma-a t hombre ... a-a a-mén!>>.
-¿Te quedarás en el banco?

-N-no.
V
-¿Renunciarás?
Ya en casa, los Richards tuvieron que soportar
felicitaciones y elogios hasta la medianoche. -A primera hora... por escrito.
Después se quedaron solos. Parecían un Poco tristes ; -Así es mejor.
pensativos, silenciosos, se sentaron- Finalmente Richards inclinó la cabeza sobre sus manos, y
Mary suspiró y dijo:
murmuró:
¿Crees que seamos culpables,
Edward. .. tan
- -Antes, no temía que el dinero de la gente fluyera
culpables?
como un océano entre mis manos, pero... Mar¡
Y sus ojos recorrieron el trío acusador de billetes estoy cansado, muy cansado...
que los visitantes habían contemplado ávidamente
-Vayámonos a dormir.
y tocado con reverencia. Edward no respondió
de inmediato, después dejó escaPar un suspiro y, A las nueve de la mañana el forastero reclamó el
vacilante, agregó: saco y se lo llevó hasta el hotel en un coche. A las
diez, Harkness tuvo una charla con él en privado.
-No... no podíamos evitarlo, Mary. Estaba...
El fbrastero reclamó y obtuvo cinco cheques de un
estaba escrito. Tbdo está escrito.
l:l ht¡tnhrt q¡k' tot't1)tnl)¡t) u I !t ullLyl¡tl'i.:
\1arlt'l't't¡itt

banco metropolitano -girados "al portador"-, cua- $8.500 en los billetes más grandes hacen más lrulto
tro por $ 1.500 cada uno, y el último Por $34.000. que eso.
Puso uno de los cuatro cn su bolsillo y el resto, por -Edward, ¿por qué rechazas los cheques?
un valor de 938.500, en un sobre, al que añadió una
-¡Cheques firmados por Stephenson! Me resign<r
nota escrita después de quc Harkness se ausentara. a aceptar los .500 si vinieran en billetes -pues así
g 8
A las once, se presentó a la casa de los Richards y estaba escrito, Mary-, pero nunca he sido valiente y
Ilamó. La señora Richards se asomó por la ventana no tengo las agallas para cobrar un cheque firmado
y fue a recibir el sobre. El forastero desapareció sin con aquel desastroso nombre. Caería en la trampa.
decir palabra. Regresó acalorada, con las piernas Ese hombre trató de atraparme; escapamos de una
un poco temblorosas; jadeó: forma u otra, y ahora 1o intenta por otra vía. Si son
-¡Lo he reconocido! Anoche me Pareció que tal cheques...
vez 1o había visto antes en alguna parte. -¡Oh, Edward, está muy mal! levantó los
-¿Era el hombre que trajo el saco? cheques y empezó a llorar.

-Estoy casi segura. -¡Lánzalos a las llamas, rápido! No debemos


caer en tentación. Es un truco para que el mundo
-Entonces también es el reputado Stephenson, el
se ría de nosotros, como 1o hizo con el resto, y. ..
que traicionó a todos los ciudadanos importantes
del pueblo con su fingido secreto. Si ha enviado ¡Dámelos, ya que no puedes!
cheques envez de dinero, también nosotros hemos Se los arrebató y trató de asirlos con firmezahasta
caído, pcnsando que habíamos escaPado. Después llegar al fuego, pero era humano, era un cajero: se
del descanso de la noche empezaba a sentirme detuvo un momento para cerciorarse de la firma.
cómodo de nuevo, pero contemplar ese sobre me Entonces estuvo a punto del desmayo.
enf'erma. No es suficientemente gordo: incluso -¡Sóplame, Mar¡ sóplame! ¡Son como el oro!
{:l futtnltrt' qtk: «)t'11)ntlt¡i, rr ll<ullrvlttty
llark !ttttit¡

-¡Oh,qué dicha, Edward! ¿Por quó? equivocadamente, y le pido perdón de todo corazón. l.o
respeto. . . y también en esto soy sincero. Este pueblo no
-Están firmados por Harkness. ¿Qué misterio
es digno de besar la suela de suszapatos. @rerido señor,
encierra esto, Mary?
aposté conmigo mismo a que había diecinueve hombres
-Edward, ¿crees que. . .? corruptibles en su comunidad intachable. He perdido.
-¡Mira... mira esto! Mil quinientos... mil Conserve eI prcmio, está en todo su derccho.

quinientos. . .mil quinicntos. . . treinta y cuatro. Richards soltó un hondo suspiro y dijo:
¡Treinta y ocho mil quinientos! Mar),
el saco no
-
Parece escrito con fuego... quema. Mary...
vale doce dólares y Harkness, aParentemente, ha
soy despreciable de nuevo.
pagado esa cantidad.
-Y yo.Ah, querido, desearía...
-¿Y crees que todo esto es Para nosotros... en
lugar dc los diez mil? - Pensar, Mary... que él cree en mí.

-Pues eso parece. Los cheques están girados "al - Oh, no, Edward... no lo soporto.
portador". - Si mereciera esas hermosas palabras, Mary -
-¿Es eso bueno, Edward? ¿Para qué al portador? y Dios sabe que alguna vez las merecí- creo que
podría entregar los cuarenta mil dólares por ellas.
-tln recurso para que se Paguen desdc un banco
Y guardaría ese papel mejor, como si fuera oro
lejano, imagino. Acaso Harkness no quiere que la
o joyas, y 1o conservaría siempre. Pero ahora...
cosa se sepa. ¿Qué es eso? ¿Una nota?
no podemos vivir a la sombra de su presencia
-Sí. Venía con los cheques. acusadora, Mary.
Era la caligrafía de Stephenson, Pero no estaba Lolanzí a las llamas.
firmada. Decía:
Un mensajero llegó y entregó un sobre. Richards
Estoy decepcionado. Su honestidad suPera cualquier cxtrajo de él una nota y la leyó. Era de Burgess:
tentación. Tenia otra idea al tespecto, peto 1o iuzgué
lhrk l'tvtit¡ l:l fuutl¡rt q*: t or*ttt¡riri tt l lLulltt ltttr,\

(lsted me salvó en un momento el rechazo remanente de aquella burla célebrc pcsó


Qfíul.Yo lo salvé anoche
a costa de una mentiÍa, pero hice el sacrificio libremente sobre una sola cabeza, y con efectos calamitosos.
y Nadie en el Reavivó la reciente y vasta burla y la dirigió hacia
Jondo de mi agradecido corazón.
desde el

pueblo sabe mejor que yo cuán bueno, valiente y noble es Pinkerton e hizo de la elección de Harkness un
usted. Jondo, usted no puede resPetarme, sabiendo
En el Paseo.
como sabe la acusación que pesa en mi contta, y por la Veinticuatro horas después de que recibieran los
que me condenó la opinión pública. Perc le rue7o que al cheques, las conciencias de los Richards se estaban
menos crea que soy un hombre agradecido; eso me ayudará apaciguando, desanimadas. La anciana pareja estaba
a aliviar mi carga. aprendiendo a reconciliarse con el pecado que
(Firmado BURGESS) habían cometido. Ahora habían de aprender que un
pecado desata, cuando parece existir la posibilidad
-Salvado, otra vez salvado. ¡Y de qué forma!
de que sea descubierto, terrores nuevos y tangibles.
-echó la nota al fuego. Quisiera...quisiera estar Esto le da un cariz fresco, sustancial e importante.
muerto, Mar), y así librarme de todo esto.
En la iglesia el sermón matutino siguió el curso
-Oh, son días amargos, amargos, Edward. Las
habitual. Las mismas viejas cosas dichas en el mismo
puñaladas, por ser tan generosas, son muy hondas. . . viejo tono. Las habían oído mil veces y las habían
¡y vienen tan rápido! encontrado inocuas, casi insignificantes, perfectas
Ties días antes de las elecciones, cada uno de los para causar el sueño, pero ahora eran diferentes:
dos mil votantes se encontró a sí mismo en posesión el sermón parecía cargado de acusaciones, dirigldo
de un valioso recordatorio: una de las renombradas directa y especialmente contra las personas que
monedas de oro falsas. En una de sus caras estaba ocultaban pecados mortales. Después de la iglesia
grabada la frase : "EL COMENTARIO QUE HICEAL se libraron de la turba que los felicitaba tan pronto
POBRE FORASTERO FUE..."; la otra: "VAYA como pudieron, se dirigieron con prisa hasta su
"^
y REFÓRMESE. (FIRMADO) PINKERTON". Así, hogar, fríos hasta los huesos sin saber por qué. . .
.\lark-firui¡¡ {:l h¡»nl¡rc qut t'ot ntnt¡titi tr I lLrtllL't,lttry

vagos, sombríos, indefinidos temores. Y por le echaron encima la asustó y eso completó el asunto.
casualidad avistaron, mientras doblaban la esquina, Se sonrojó, se puso nerviosa, estaba confundida y
al señor Burguess. ¡l,lo respondió a la venia que Ie para los viejos esos fueron signos de culpabilidad
hicieron! Él .ro se había dado cuenta, pero ellos no -culpabilidad terrible de una clase u otra, sin duda
podían saberlo. ¿Qué podía significar esa conducta? se trataba de una espía y de una traidora-. Cuando
Podría significar... podría significar... oh, una estuvieron solos de nuevo, empezaron a ensamblar
docena de cosas terribles. ¿Era posible que él piezas sueltas y de la combinación obtuvieron un
supiera que Richards 1o eximió de culpa en aquel resultado horrible. Cuando la situación estaba en
tiempo lejano y que había esperado en silencio la su peor punto, Richards tuvo un jadeo repentino y
oportunidad para saldar cuentas? En casa, en su su mujer le preguntó:
angustia, imaginaron que su sirviente bien pudo -Oh, ¿qué te pasa?... ¿qué tienes?
escuchar desde la habitación contigua cuando
-La nota...
¡lu nota de Burgess! Su lenguaje era
Richards le reveló a su mujer el secreto sobre la
sarcástico, ahora lo veo.
inocencia de Burguess. A continuación, Richards
imaginó que en aquella ocasión había oído el roce Citó: "En el fondo, usted no puede respetarme,
de una'falda; después, estuvo seguro de que lo sabiendo, como sabe, el asunto del que fui
había oído. Llarnarían a Sarah, con alguna excusa, acusado". . . ¡Oh, ahoratodo tiene sentido! ¡Dios me
y la mirarían a la cara; si los había delatado con el ayude! ¡É1 rabe que yo sé! Se nota en la ingenuidad
señor Burguess su actitud la pondría en evidencia. de la frase. Era una trampa... y, como un tonto, caí
en ella.Y Mary...
Le hicieron algunas preguntas... preguntas tan
casuales, incoherentes y aparentemente irresolutas -Oh, es horrible... sé 1o que vas a decir... él no
que la joven quedó convencida de que las mentes de te devolvió tu escrito con la supuesta observación.
la anciana pareja habían sido afectadas por la buena -No... la conservó para arruinarnos con é1.
suerte repentina. La mirada aguda y penetrante que
llt¿r!t lu't.tit¡ l:! lu»u!¡x qu( r't)t.R,iltltttt,t Il,ttll, ¡'l,tttt:

Mary, ya nos ha desenmascarado frente a algunos. estaban debajo de la almohada del pacicntc... st:

Lo sé... 1o sé muy bien. Lo pude notar en una habían evaporado. El paciente dijo:
docena de caras después de los oficios. ¡Ah, no iba -Dejen la almohada en paz. ¿Qué es 1o quc
a responder a nuestra venia.. . sabía lo que había
quieren?
cstado haciendo!
-Pensamos que sería mejor que los cheques...
Por la nochc llamaron al médico. AI día siguiente
-Jamás volverán a verlos... han sido destruidos.
corrió la noticia de quc la anciana parcja estaba
Provenían de Satanás. Vi la marca del demonio en
seriamente enferma. .. prostra<los por la agotadora
ellos y supe que habían sido enviados para inducirme
agitación de [a gran fortuna
inesperada, Ias
a Pecar.
felicitaciones y los trasnochos, dijo el médico. El
pueblo estaba sinceramente prcocupado, porque Después empezó a balbucir cosas terribles,
ahora csos viejos eran la única cosa de la que todavía espantosas, que no se entendían claramente y quc cl
podían scntirse orgullosos. médico les recomendó guardarse para sí mismos.

Dos días después las noticias no mejoraron. La Richards estaba en lo cierto. Los cheques nunca
anciana pareja deliraba, hacía cosas extrañas. Según volvieron a verse.
el testimonio de las enfermeras,los Richards habían Una enfermera debió de hablar dormida, porque
exhibido cheques... ¿por $8.500?... No... por la cn menos de dos días los balbuceos prohibidos
asombrosa suma de... ¡$38.500! ¿Cuál podía ser Ia eran el chismorreo del pueblo y resultaron ser
explicación de tan gigantesca suerte? sorprendentes. Parecían indicar que Richards se
AI día siguiente, las enfermeras
tenían más había postulado a sí mismo para obtener el saco y
noticias... noticias sorprendentes. Los Richards que Burgess había ocultado el hecho ¡ después, lo
habían decidido esconder los cheques, para que había revelado maliciosamente.
no se dañaran. Pero cuando los buscaron, ya no
!::l h¡,ntb*: qttr r:ornuil¡tirt tr lltullLt lrru,tl

Burgess fue acusado por aquel cargo, pero este lo llamó a mi puerta. Firmé una mentira y reclamé
negó con valor.Y dijo que no era justo dar crédito a el desgraciado paco. El señor Burgess recordó quc
los balbuceos de un viejo enfermo fuera de juicio. alguna vez le presté un servicio y por gratitud -,e
Sin embargo, la sospecha flotaba en el aire y el ignorancia- suprimió mi candidatura y me salvó.
asunto daba mucho de qué hablar. Ustedes saben los cargos que contra Burgess se
levantaron hace años. Mi testimonio, y solo el mío,
Después de un día o dos, se supo que las clelirantes
pudo haberlo exculpado, pero fui un cobarde y
afirmaciones de la señora Richards secundaban a
permití que cayera en desgracia...
las de su marido. La sospecha macluró en certeza
y el orgullo del pueblo por la púreza de su único -No... no... señor Richards, usted...
ciucladano importante, no desacreditado, cmpezó -Mi criada le reveló el secreto a é1.. .

a debilitarse y a titilar hasta cxtinguirse.


-Nadie me ha revelado nada...
Pasaron scis días y entonces nuevas noticias
-...y entonces hizo algo natural y justificable:
é1
llegaron. La anciana pareja estaba muriendo. La
se arrepintió de la bondacl salvadora para conmigo
mente de Richards recuperó la lucidez en su postrer
y me desenmascaró... tal y como me merecía...
momento y mandó a llamar a Burgess. Burgess
dijo: ¡Nunca!... Juro...
-Q.r" todos desocupen la habitación. Creo que -Lo perdono de todo corazón.

quiere decirme algo en privado. Las apasionadas protestas de Burgess cayeron


-¡No! -respondió Richards. Quiero testigos. en oídos sordos: el moribundo entregó su vida sin
saber que una vez más le había hecho un mal al
Quiero que todos escuchen mi confesión para
que yo pueda morir como un hombre, no como pobre Burgess. La anciana esposa murió esa misma
un perro. Fui honesto artificialmente- como noche.

el resto, y como el resto caí cuando la tentación


llarlL it¡'r.,i¡¡ !'.1 htu¡¡hrt: qtk' t?rr(»nl)¡t, tt Ilttllt t /¡tu.t:

El último de los diecinueve sagrados había caído, MarkTwain (1835-1910)


presa de un saco diabólico. El pueblo había siclo Seudónimo con el que se conoce a Samuel L. Clemurs,
despojado de su último harapo de antigua gloria. escritor norteamericano, poseedor de un sentido <lel
Su luto no fue llamativo, pero sí hondo. humor mordaz e ingenioso. Nació en Florida (Missouri),
zona altamente conservaclora y con tradición esclavista y
Por resolución dc la Asamblea Legislativa -tras
segregatoria. Su inf-ancia enfermiza, la temprana pérdida
instancias y peticiones- se permitió que Hadleyburg
de su padre y cl entorno de injusticia en el que creció
cambiara su nombre (no importa por cuáI... no lo
marcaron su vida y su obra. En la adolescencia se convirtió
diré) y suprimiera de su lema una palabra que Por en aprendiz de tipógrafo, lo que lo puso en contacto con las
muchas generaciones había embellecido el sello letras y con algunos periódicos de San Luis y Filadelfia, en
oficial del pueblo. los que participaría como redactor algunos años después.
Sin embargo, su espíritu inquieto y aventurero lo empujó
Hadleyburg es un pueblo honrado otra vez y a
cmprender largos viajes y a trabajar en oficic¡s tan diversos
tendrá que levantarse tcmprano el que quiera
como buscador cle oro, piloto de barcos fluviales, inspector
volver a sorprenderlo adormecido.
<le minas de plata, entre otros . Hizo algo de fortuna con la
explotación minera, pero rápidamente la perderia gracias
a las difir:ultades comerciales que acarrearon las guerras
"¡\/o ¡{os DEJES CAER ENTENTACTÓN" civiles de la época.
(ANTTGUO LEMA)
Aún así, es evidente que todas sus travesías le sirvieron
" a Twain como material literario. Trató de sobrevivir a
"D ÉJAN O S CAER EN T EN TACI ÓN
la bancarrota con la experiencia que habia ganado como
(NUEVO LEMA)
¡rt:riodista e incursionó en la literatura con su relato la
f intosa rana saltarina de Calaveros en 1865, logrando un éxito

r'.rsi inmediato. Sus cuentos Los inocentes en el extÍanjeÍo) en


I ti69, y,4 labrega,en1872,lo consolidaron como un escritor
irrgt'nioso y perspicaz, proporcionándole la oportunidad de
l,l lx»ttltr,. (lut' t (u t1,utlt¡t; ¡r I l,nll,'t l,ttt Li

I
l

viajar a Europa y de hacerse a uha reputación en el mundo sociedad norteamericana. Apareció publicado
¡ror ¡rrirrrt,r-a
literario. vez en Harper's Monthly en 1899 y un años rles¡rui,s irt. f

En 1870 el matrimonio con Olivia Langdon hizo que publicado en un libro junto con otrr.¡s relatos suyos.

abandonara su vida nómada y se estableciera en Connecticut'


Dcdicó parte de su labor literaria a criticar la corrupción
y la desigualdad social en Ia que estaba sumida su país y,
en 1876 publicó su primera gran novela: Las aventuras de
Tom Sawyer, que contiene una gran carga de elementos
autobiográficos.

A continuación sobrevinieron un buen número de

novelas en las que retrata viven«:ias de su infancia com<¡ los


aventuras de Huckleberry Finn,la crítica s«¡cial con E1 principe y
el mendigo, su anlor por los viaje; a través del rio Mississippi
con Vida en el Mississippi, entre otras. Se debatió eternamente

entre la fbrtuna y la miseria, los aciertos económicos y las


malas decisiones comerciales, y el dolor por la muerte de
su esposa y tres de sus cuatro hijos.

Murió en Redding (Connectisut) en 1910.


El hombre que corromPió a Hadleyburg l't'e escrito en
1898 en un hotel en Viena mientras el autor daba unas
conferencias en Europa que lo ayudaran a salir de los
apuros económicos por los que pasaba. En el relato, Twain
se encontraba deprimiclo por la muerte de su hija y la
cnfermedad de su esPosa y de ahí el tono pesimista en el
que el autor trata de retratar el microcosmos moral de la
t

il','

T ,};
¡¡'
Laura*
Saki

-No te estás muriendo de verdad, ¿cierto?


preguntó Amanda.
-EI médico me dio permiso para vivir hasta el
martes -respondió Laura.

-Pero si hoy es sábado. ¡Esto es seriol -exclamó


Amanda.

-No sé si es serio, pero no hay duda de que es


sábado.

- liaducción dcl inglés porTomás David Rubio Casas.


-La muerte es siemprc un asunto serio dijo circunstancia atenuante. El otro día, por ejemplo, hiz<r
Amanda. un molesto e insignificante alboroto cuando saqui: a

pasear los cachorros collies de la granja.


-Nunca he dicho quc me voy a morir. Lo más
seguro es que deje de ser Laura, pero scguiré siendo -Sí, pero no olvides que los cachorros
otra cosa. Supongo que alguna especie de animal. persiguieron a sus gallinas Sussex, las que son
Verás, cuando uno no ha siclo alguien muy bueno en manchadas, y espantaron a dos gallinas cluecas de
vivir tcrmina rcencarnando en
Ia vicla que acaba de sus nidos, además aplastaron todas las flores del
algún organismo inferior.Y si nos Poncmos a Pensar jardín. Tú sabes lo dedicado que es con sus aves de
yo no he sido muy buena. He si<lo mezquina, mala corral y su jardín.
y rencorosa; todo csto cuanclo las circunstancias han -De todas maneras no tenía porque insistir en eso
parecido j ustificarlo. durante toda Ia tarde y luego decir <<no se hable más
-Las circunstancias nunca justifican ese tipo clc clel asunto>> justo cuando me estaba empezando a

cosas -dijo Amanda apresuradamente. gustar la discusión. Ahí fue cuando lleve a cabo una
de mis mezquinas venganzas agregó Laura con
-Si no te importa que sea yo quien te Io diga -
una risita sin arrepentimiento : el día siguiente del
observó Laura , Egbert es una circunstancia que
episodio de los cachorros solté a toda la familia de
justifica cualquier cantidad de ese tipo cosas.Tú estás
gallinas manchadas en sus semilleros.
casada con é1, y por eso es diferente: tú has jurado
amarlo, honrarlo y soportarlo.Yo no. -¡Cómo pudiste! -exclamó Amanda.

-No veo qué tiene Egbert de malo -protestó -Resultó muy fácil dijo Laura-. Dos de las
Amanda. gallinas estaban poniendo, pero me mantuve
firme.
Oh, me atrevo a clecir que el error fue mío -admitió
-

Laura desapasionadamente-. Ét apenas si ha sido la -¡Y nosotros pensamos que había sido un
accidente!
-Verás resolvió Laura , realmente tengo mis -Bastante divertido si la mitad del barrio t.stá
razones para suponer que mi siguiente encarnación mirando, y de todas maneras no es peor quc cstc
scrá cn un organismo inf'erior. En alguna especie de asunto de morir poco a poco de sábado a martcs.
animal. Por otro laclo, no he siclo tan mala y Por eso Luego podría convertirme en otra cosa. Y si al
picnso que puedo contar con ser una linda criatura, final he sido una nutria moderadamente buena,
algo alegrc y elcgantc, que ame divertirse. Una supongo que podría volver en alguna especie de
nutria, quizá. figura humana, seguro en algo bastante primitivo
como un negrito africano semidesnudo.
-No pucdo imaginarte como una nutria -dijo
Amanda. -Ojalá fueras más seria -suspiró Amanda . De
verdad que deberías serlo si solo vas a vivir hasta
-Si a cso vamos no crco quc pucdas imaginarme
el martes.
como un ángel dijo Laura.
En realidad, Laura murió el lunes.
Amancla se quedó callada. No podía imaginarlo.
-Terriblemente molesto -se le quejó aAmanda
-Personalmente creo que una vida dc nutria sería
su tío político, Sir Lulworth Quayne-. Ya había
muy agradable continuó Laura-; comer salmón
invitado a un considerable número de personas
todo el año y tener la satisfacción cle poder buscar
a jugar golf y a pescar y los rododendros estaban
Ias truchas en su propia casa sin tener que esPerar
simplemente hermosos.
horas enteras hasta que condcsciendan a subir por
la mosca que uno les ha puesto delante; tcner una -Laura fue siempre una desconsiderada -dijo
figura csbelta y elegante. . . Sir Lulworth-. Nació durante los días de la
carrera de caballos, justo cuando un Embajador
-Piensa en los Perros cazadorcs -interrumpió
Amanda-. ¡Es espantoso que te acorralen y acosen que odiaba a los bebés se estaba quedando en
CASA.
y, finalmente, que te ataquen hasta la muerte!

@
-Tenía las ideas más locas -dijo Amanda , -Han mafado a cuatro de mis gallinas Susst'x
¿conoces algún antecedente de locura en su -exclamó , las mismas que iban a ir a Ia fi'ria t'l
familia? viernes. Una de ellas fue arrastrada y dcvora<la
justo en medio de los claveles nucvos que tantos
-¿Locura? No, nunca escuché de algún caso.
problemas y gastos me han costado. Mis mejorcs
Su padre vive en West Kensington, pero creo quc
flores y aves han sido dcstruidas, casi parece como
para todo Io dcmás es cuerdo.
si la bestia quc cometió Ia hazaña supicra cómo ser
-Tenía la idea de quc iba a recncarnar en una absolutamente devastadora en el mcnor tiempo
nutria -dijo Amancla. posible.
-Son tan comunes esas idcas cle reencarnación, -¿Crees que haya sido un zorro? preguntó
incluso en Occidentc dijo Sir Lulworth-, ilue Amanda.
resulta muy difícil señalarlas de alocadas. Y Laura
-Suena más como si hubiera sido un hurón dijo
fue una persona tan imprevisible en esta vida que
Sir Lulworth.
no quisiera fljar normas definitivas acerca de sus
acciones en un estado futuro. -No di;o Egbert ,había huellas de patas
palmeadas por todas partes y seguimos el rastro
-¿Tú crees que de verdad haya adoptado una
hasta el arroyo quc hay al fbndo del jardín, no hay
forma animal? preguntó Amanda, que era una
duda, es una nutria.
de esas personas que no tenía inconveniente en
modelar sus opiniones según fuera el punto de vista Amanda miró rápida y furtivamentc a Sir
de quienes la rodeaban. Lulworth.

En ese momento Egbert entró en el comedor con Egbert estaba demasiado agitado como para
un aire de luto que difícilmente podría explicarse comer algo del desayuno, y salió a supervisar Ia
por el fallecimiento de Laura. fortificación de las delensas del gallinero.
I
il
1t
i,
i1

-Me parecc quc ellr al mernos dcbió esPerar t -Quizá se vaya para otra parte ahora que ya no
hasta despuós dcl fune-al dl;o Amanda con una quedan más gallinas sugirió Amanda.
voz escanclalizada. -Pensaría uno que quieres protcger a esa bestia
-l3ueno, cs su propit. funeral cli¡o Sir Lulwor- dijo Egbcrt.
th , rcsulta curir¡so pa-a la ctiqueta hasta cuándo I
-Í -Ha habido tan poca agua últimamente en el
es apropiado demostrar respeto por sus propios arroyo objetó Amanda--que sería muy poco
rcstos mortalcs. dcportivo cazar un animal cuando tiene tan pocas
La inclifcrencia hacialas convcncioncs funerarias oportunidades de refugiarsc cn alguna parte.
fue llcvacla aun más lejo; cl día siguiente: clurante la -¡Por Dios! gritó Egbert-. No es un asunto
auscncia clc la fhmilia, qtr asistía al funeral , Ias Susscx deportivo. Quiero tencr mucrto a t:se animal lo
manchadas sobrevivienlr:s fucron masacradas. La vía más pronto posiblc.
de escape clel mcrodealor parecía haber abarcado
Incluso la oposición dc Amanda perdió fuerza
la mayoría dc las flores y las frcsas clc la parte baja
cuando, el domingo siguiente mientras estaban
del jarclín también sufrcron Io suyo.
en misa, la nutria logró entrar en la casa, llevarse
-
¡Voy a hacer traer lolperros cazadclres de nutrias mcdio salmón de la alacena y desmenuzarlo en
lo antes posible! cxclarró Egbcrt fbrozmente. pedazos escamosos sobrc la alfombra persa del
-¡D" ninguna mantra! ¡Ni lo sueñes! -dijo estudio de Egbert.
Amancla. Quiero decil no scría apropiado justo -Dentro de poco la vamos a tener debajo de la
después cle habcr tenidl un funcral en casa. cama, comiénclosc nuestros pies a pedazos -clijo
-Es un asunto de extrema necesidad dijo Egbert--. Y por lo que Amancla sabía sobre esta
Egbert , una vez la nrfria se amaña con este tipo nutria en particular sentía que la posibilidad no cra
cle cosas, no para. rcmota.
La víspera del día fijado para la cacería Amanda El cambio de escenario proclujo rápiclamcntr. l,r
caminó solitaria clurante una hora por las orillas recuperación física deseada y el equilibrio mcntal.
clcl arroyo, haciendo ruiclos quc para clla eran los Las andanzas de una nutria aventurera en busca
cle un perro rlc caza. Quicnes alcanzaron a oír su de un cambio de dieta fueron vistas tal y com()
intervención supusieron, llenos de piedad, que se merccían. El carácter normalmente tranquilo
cstaba practicando imitaciones de animales cle de Amanda prevaleció. Ni siquiera el huracán de
granja para las próximas ficstas clel pueblo. maldiciones que provenía del cuarto de su esposo,
Fuc su amiga y vccina, Aurora Burret, la que lc proferidas por él aunque no con sus expresiones
dio la noticia: habituales, logró perturbar su serenidad mientras
se arreglaba sin prisa esa tarde en un hotel de El
-Q"é lástima quc no hubieras salido, tuvimos
Cairo.
un cxcclcnte día. La encontramos cnscguida, en el
estanque quc queda al fondo deljardín. -¿Qué ocurre? ¿Qué pasó? -preguntó divcrtida
e intrigada.
-La. .. mataron? -preguntó Amancla.
-¡Lu pequeña bestia mc ha tirado todas las
-Por supuesto. Una hermosa nutria hembra. A
camisas limpias a la bañcra! Espera que te atrape,
tu csposo Io alcanzó a morder cuando trataba de
pedazo de...
agarrarla por la cola. Pobre bestia, sentí pena por
ella, tenía una cxpresión tan humana cn sus ojos -¿De qué pequeña bestia hablas? -prcguntó
cuanclo la mataron. Me creerás una tonta, ¿pero Amanda, reprimiendo las ganas de reírse; así de
sabes a quión me recordó esa mirada? Qucrida, dcsesperadamente inadecuadas eran las palabras de
Egbert para exprcsar sus sentimientos.
¿qué te pasa?
Cuando Amancla se hubo recobrado hasta cicrto -¡De esa bestia, ese negrito africano y desnuclo!
punto cle su ataque de postración nerviosa, Egbert bramó Egbert.
la llcvó al valle del Nilo para que se recuperara. Y ahora Amanda está gravemcntc cnferma.
Saki ( 1870-1e16) I
I
tentación apuntó el arcángcl
que, en efecto, caeríais en la
I Está previsto que los pintores creen un sinfín dc cuaclrc>s
Sus paclres lo llamaron Héctor Hugh Munro. Desclc
sobre la caícla del hombre y que un poeta escriba en su día un
pcqueño, a causa <le la mucrte de su madre, poco después dc
poema inmortal titulado EI paraiso p... . ."," ¿Qué? ¿Cómo
su nacimicnto, y cle la clistancia que su padre tomaría en su
se titulará? Prcguntó Eva ante la súbita interrupción del
fbrmación, la cual fuc clirigida por institutrir:es hasta los doce'
arcángel", " El paraíso. . . perfecto. Cuenta cómo os coméis
años, Héctor füe un amante de Ia literatura y clc los animalcs,
Adán y tú el fruto prohibiclo". Su austera crianza, y ltizá
causa quizá clc que no se sepa con prccisión si cl pseudónimo
su siempre inestable estado de salud, hicieron cle Saki un
quc utilizaria dt:scle su adc¡lesccrncia sc clcba a un fiagmcnto
escritor mordaz que descubrió, dice su hermana y biógraf'a,
cle la Rubaiyat dcl poet;r persa Omar Khayyam "No termas
"que la única forma der hacer quc la vicla fucra soportable era
que, al cortarse mi existencia o la tuya, el eterno Saki su
reírse de clla".
vino haya conclui<lo; como nosotros, milloncs de burbujas
habrá vertitlo, y siguc vt:rticnclo sin quc iamás concluya...",
traclucido en 1859 Jror Edwartl FitzGcrald, o haya tomaclo
su pseuclónimo clc "saki", cl mono cariblanco quc habita en
Vcnezuela, las Guayanas y noreste de Brasil. La cnl'ermcda<l
lo acompañó c.n bucna partc cle su vida, su crianza y la de sus :

clos hcrmanos, Charles y Ethcl Munro, estuvo a cargo tle su J

I:
abuela y <le dos tías soltcras quc les impusieron la cstricta I
j
disciplina inglcsa, los educaron cn cl c,umplimiento rígi<lo
r
<Icl cleber y en cl puritilnismo, algo que dejaría una lucrte
hue.lla en erl ioven cscrits¡, y quc se trasluce, entre otros, en
el cuento inédito c incorrcluso titulado El jardín clel edén, en
el que imagina qué habría sido de la historia si Eva hubiescr
sid<-¡ criada en cl puritanismo y, con Adán como cómplice, se

hubie,se negado a morde,r la malrzana: " Pues re sulta que sc

han rlis¡rucsto preparativos compltrjísimos sobre la l>asc rlc

ll5
t

El huérJano.
Gry de Maupassant

La señorita Source había adoptado al muchacho


hacía ticmpo, en circunstancias muy tristes. Ella
tenía ya treinta y seis años y su deformidad (siendo
niña se había caído clc las rodillas de su niñcra
.i a la chimenea y toclo su rostro, completamente
I
,.1,

'!l
quemado, había quedado horrible) la había
l convcncido de no casarsc, pues no quería que
nadie la tomara en matrimonio por su dinero.

Una vccina, que había enviudado estando


cncinta, murió durante el parto sin dejar ni un

' '[r'.rtlut't ir'rn clt-l li'ancés por Irene Calle I]otcro.


| ¡iai ,i, \li:IJ)ii\\t¡ilt lil htúrla*t

centavo. La scñorita Source recogió al recién encantaclor tentempié antes de irse a la cama. Con
nacido, Ie buscó una nodriza,lo crió, Io envió a un frecuencia 1o tomaba sobre sus rodillas y lo cubría
internado y lo hizo regresar cuando tenía catorcc de caricias, murmurándole palabras tiernamente
años, con el fin de tener en su casa vacía a alguien apasionadas. Lo llamaba "mi pequeña flot mi
que Ia amara, clue cuidara de ella, quc endulzara su * querubín, mi ángel adorado, mi joya divina". Él r"
t
vejez. clejaba ir dulcemente, escondiendo su cabeza en el
Habitaba en una pequeña propicclacl de campo a hombro de la solterona.
cuatro leguas de Rcrnes, ahora vivía sin sirviente. Aunquc tcnía casi quince años era lrágil y
Los gastos habían aurnentado más del doble desdc pequeño, con un aire un poco cnfermizo.
la llegada del huérfaro y los tres mil francos que A veces, la señorita Source lo llevaba a la ciudad
recibía ya no eran su[icientes para alimentar a tres
a visitar a dos parientes que tenía, primas lejanas
PCrSOnaS. casadas en los suburbios, su única familia. Las dos
Ella misma se ercargaba de Ia limpieza y la mujeres le guardaban rencor por haber adoptado
cocina, y enviaba a hacer las compras al pcqueño, al niño, por la herencia; pero la acogían, a pesar de
que además se encargaba de cultivar el ;ardín. É1 todo, con complacencia, esperanclo aún su parte,
cra dulce, tímido, silcncioso y cariñoso.Y clla sentía sin duda un tcrcio, si sc dividía equitativamente la
una alegría profun<lE una alegría nueva cuando él t. herencia.
la besaba, sin parccer sorprendido o asustado por
Era fcliz, muy feliz, siempre pendiente de su
su fealdacl. La llamaba tía y la trataba como a una
hijo. Le compró libros para adornar su mente y él
madre.
se declicó a lecr con pasión.
Por la nochc amb:s se sentaban junto al fuego
Ahora, por las noches, ya no se subía a sus
y ella le preparaba c.ulces. Calentaba un poco de rodillas para mimarla como antcs, sino que sc
vino y tostaba una rebanada de pan, lo que cra un
sentaba rápidamente en su pequeña silla junto a la
l, t/ \,i' .\1, tljl)(ti{ fi ¡

chimenea y abría un volumcn. La lámpara, al borde nuevo unos días más tarde, ella se mostró inflc'xible
de [a rcpisa sobre su cabeza, iluminaba sus cabellos y no volvió a ceder.
riz¿dos y un poco de la piel de su lrcnte; ya no
Entonces, él pareció tomar una decisión.
se novía, no lcvantaba la rnirada, no hacía un solo
gesto, leía, sumcrgido, desaparecido por completo Volvió a mostrarse tranquilo, como antes, y lcl

en [a aventura rlel libro. gustaba quedarse sentado horas enteras sin haccr
ni un movimiento, con la mirada baja, sumido en
Ella, scntada frcntc a ól,lo contcmplaba con una
ensoñaciones.Ya ni le hablaba a la señorita Source,
mirada ardiente y fija, asornbrada por su atención,
apenas respondía a lo que ella le decía con frases
cebsa, a mcnudo al borclc dcl llanto.
cortas y precisas.
mi tcsoro!"
Le decía a veces: "¡Tc vas a cansar,
Sin embargo era amable y detallista con ella,
esperando que levantara la cabeza y viniera a
pero ya nunca Ia besaba.
beorla, pero ni siquiera [e contestaba, no había
oído, no había comprendido: no sabía más quc lo Ahora, por la noche, cuando Permanecían cara
que veía en las páginas.
a cara a ambos lados de la chimenea, inmóviles y
en silencio, a veces é1 le daba miedo. Ella qucría
Durante dos años devoró un número incalculablc
despertarlo, decir algo, cualquier cosa, para salir
de ibros. Su carácter cambió.
de ese silencio aterrador como las tinieblas de
Luego, en varias ocasiones, le pidió clinero a la un bosque; pero él ya no parecía oírla, y ella se
señorita Source y clla se 1o dio, pero como cacla estremecía con el terror de una pobre mujer débil
vez necesitaba más ella tcrminó por negarsc, pues cuando Ie había hablado cinco o seis veces seguidas
tenía orden y energía, y sabía scr razonable cuanclo sin obtener ni una palabra.
eranccesario.
¿Qué tenía? ¿Qué pasaba en esa cabeza cerrada?
Una nochc , afuerza de súplicas, consiguió que le Cuando había pasado así dos o tres horas frente a
clic-a una fuerte suma; pero cuando le imploró de ó1 sentía que enloquecía, estaba dispuesta a huir, a
{ i ut,, lt',\}¡¡t t
l¡u.t.s u nt

escaparse al campo para evitar aqucl mudo y eterno se posaba sobre ella. Él la fijaba <lurantr: nochr:s
enfrentamiento también, un peligro vago que no enteras, desviándola solamente cuantlo clla «lt'cía,
¡
sospechaba, pero que sentía. agotada: «¡No me mires así, hijo mío!» Entonc'cs i:l
bajaba la cabeza,, pero tan pronto lc daba la r,s¡r,rlrla,
Lloraba
menudo, sola. ¿Qué tenía? Si exprcsaba
a
sentía de nuevo sus fríos ojos sobre ella. Y lircra
un deseo, él lo cjecutaba sin murmurar. Si ne cesitaba
donde fuera, él la seguía con su mirada obstina<l¿r.
algo de la ciudad, é1 iba de inmediato. No tenía
quejas de ó1, ¡desde luego! A veces, cuando ella se paseaba por su pcqur:rio
jardín, lo veía de repente agazapado tras un
Sin embargo...
rnacizo como si preparara una emboscada; o bien,
tanscurrió un año y le pareció que un nuevo cuando sc sentaba delante de la casa a zurcir las
cambio había ocurrido en el espíritu del misterioso medias y él cavaba en alguna parcela del hucrto, la
ioven. Ella se dio cuenta, lo sintió, lo adivinó. acechaba, micntras trabajaba, de forma disimulada
¿Cómo? iNo importa! Estaba segura de no y continua.
equivocarse, pero no hubiera podido decir cómo
Le preguntaba en vano: «¿Qué te pasa, mi
habían cambiado los desconocidos pensamientos
pequeño? Desde hace tres años estás muy cambiado.
del muchacho.
No tc reconozco. Dime qué tienes, qué picnsas, te
Le parecía que el que había sido hasta entonces 1o suplico>>.
un hombre indeciso, había tomado de repente una en
Ét pronunciaba invariablemente, tono
resolución. tranquilo y cansaclo: me pasa nada, tía!>>.
<<¡No
Esta idea vino a ella una noche, al encontrar Y cuando ella insistía, suplicándole: «¡Vamos!
su mirada, una mirada fija, singular, que ella Hijo mío, respóndeme, respóndeme cuando tcr
desconocía. hablo. Si supieras el dolor que me causas mc
Ahora la observaba todo el tiempo y ella sentía responderías siempre y no me mirarías así. ¿Ticncs
ganas de esconderse para evitar esa mirada fría que alguna pena? Dímelo y te consolaré..., Él sc il>a
i ;ut, tl{, trlitrl}{t.\\Ltil!

hastiado, murmurando: <<Tc aseguro que no me Partió una mañana, en secreto, y se dirigió a Ia
pasa nada>>. ciudad a casa de sus parientes. Les contó todo con
voz jadeante. Las dos mujeres pensaron que había
No había crecido mucho, mantenía el aspecto
de un niño, aunque los rasgos de su cara fueran los cnloquecido e intentaron calmarla.
de un hombre. Eran duros y como inacabados aún. Ella decía: <<Si supieran cómo me mira cle la
Parccía incomplcto, mal armado, solo esbozado e mañana a la noche. ¡No me quita los ojos de encima!
inquictante como un misterio. Era un ser cerraclo, A ratos me dan ganas de pedir auxilio, de llamar
impenetrable y que parecía realizar, incesantcmente, a los vecinos ¡tanto mierlo tengo! Pero, ¿qué les
un trabajo mcntal, activo y peligroso. diría? Si no hace nada más que mirarme».
La señorita Source percibía perfcctamcntc todo Las dos primas preguntaban: <<¿Es brutal alguna
csto y ya no dormía de Ia angustia. La asaltaban vez con usted? ¿Le responde duramente?>>.
terrores espantosos y pesadillas horribles. ¡S" Ella continuaba: ,,No, jamás; hace todo lo que
encerraba en su cuarto y atrancaba la puerta,
quiero, trabaja bien, es formal; pero no puedo más
torturada por el pavor!
clel miedo. Tiene algo en la cabeza, estoy segura,
¿De qué tenía miedo? muy segura. No quiero scguir sola con é1 en el
No lo sabía. camPo».

Miedo de todo, de la nochc, de los muros, de las Las parientes, estupefactas, le hicieron ver que
formas que la luna proyectaba a travós de las cortinas la gente se extrañaría, que no comprenderían y le
de las ventanas ¡ sobre todo, ¡miedo de é1! aconsejaron callarse sus temores y sus proyectos, sin
disuadirla no obstante de venir a vivir a la ciudad,
¿Por qué? ¿Qué había que tcmer? ¿Acaso lo
sabía?...
esperando así el retorno de la herencia entera.
Incluso le prometieron ayudarle a vender su casa y
¡No podía seguir viviendo así! Estaba segura de que a encontrarle otra cerca de ellas.
una desgracia la arnenazaba, una terrible desgracia.

1+4
t. i t;.t,,. b \ L r u ¡ rt.r.t t nt

La señorita Source regresó a casa. Pero tenía la que ha sangrado por la nariz>>. Pero vio, diez pasos
mente tan trastornada que se estremecía ante el más lejos, un pañuelo de bolsillo manchado tamtrión
menor ruido y sus manos temblaban a la más leve de sangre. Lo recogi6. La tela era fina y el peatón,
emoción. sorprendido, se acercó a la cuneta donde creyó vcr
Regrcsó en dos ocasiones rnás a donclc sus un objeto extraño.
parientes, resuelta a no pcrmanecer más en La señorita Source estaba tendida sobre la hierba
su aislada resiclencia. Descubrió por fin en los del fondo, con la garganta cortada. Una hora
suburbios una pequeña casa que le convenía y la después, los gendarmes, el juez de instrucción y
compró en sccreto. muchas otras autoridades hacían suposiciones en
La firma del contrato tuvo lugar un martes por torno al cadáver. Las dos parientes, llamadas como
la mañana y la señorita Source se encargó el resto testigos, revelaron los temores de la solterona y sus
del día de hacer los preparativos para la mudanza. últimos proyectos. El huérfano fue detenido. Desde
la muerte de quien 1o había adoptado, lloraba de
Tomó, a las ocho de la noche, la diligencia que
la mañana a la noche, sumergido, al menos en
pasaba a un kilómetro de su casa y lahizo parar en
apariencia, en el dolor más atroz.
el sitio donde el conductor acostumbraba dejarla.
El hombre le gritó mientras azotaba sus caballos: Probó que había pasado la noche, hasta las once,
«Adiós, señorita Source, ¡buenas noches!>>. en un café. Diez personas Io habían visto y habían

Ella respondió alejándose : <<Buenas noches, viejo


permanecido allí hasta su partida.

Joseph». El cochero de la diligencia declaró que había


dejado a la asesinada en la carretera entre las nueve
Al día siguiente, a las sicte y treinta de la mañana,
el cartero que lleva las cartas a la ciudad notó, en un y media y diez. El crimen solo pudo haber tenido
atajo no muy lejos de la carretera, un gran charco de
lugar en el trayecto desde la carretera a la casa,
sangre aún fresca. Se dijo: «¡Vaya! Algún borracho
como tarde a las diez.
{ ; t! |, ¡í, .\ lcu I }.s,\.\.t h ¡ lit hu* litto

EI acusado fue absuelto. comunicarles sus ideas, que los lorzabaa entrar a su
casa cuando pasaban frente a su jardín, iluc hablaba
Un testamento, ya vicjo, registrado en una notaría
cle Renncs, lo convertía cn legatario univcrsal; y
mejor que el mismo teniente de la gendarmería y
heredó. que tenía una alegría tan contagiosa que, a pesar
de la repugnancia que inspiraba, no se podía evitar
Durantc mucho tiempo la gentc de la región 1o
reír siempre en su compañía.
puso en cuarcntena, sospechando sicmpre dc é1.
Todas las puertas se abrieron para é1.
Su casa, la dc Ia mucrta, era vista como malclita.
Lo cvitaban cn la calle. Pero sc mostró tan buen Ahora es el alcalde de su pueblo.
chico, tan abierto, tan familiar, quc poco a poco se
olvicló la horrible duda. Él generoso, atento,
"ru
conversaba con los más humilcles dc todos, tanto
como quisieran.
El notario, el señor Rameau, fue uno dc los
primeros en cambiar cle opinión sobre é1, seducido
por su alegre locuacidad. Dijo una noche, durante
una cena en casa del preceptor: <<Un hombre que
habla con tanta faciliclad y que siempre está de buen
humor no puedc tener un crimen semejante en la
conciencia>>.

Conmovidos por este argumento, los asistentes


reflcxionaron y recordaron, en efecto, las largas
conversaciones de aquel hombre que los paraba,
casi a la f:uerza, a la vuclta de la esquina, para
i i ¡ t)' tlt,VlLaf u,:;.y rt t ¡f

Gry de Maupassant 1850-1893 pesadilla lo que se apodera de mí. Sé perf'ectamentc <1uc

estoy acostado y que cluermo...lo comprendo y 1o sé... y


El común cle los escritores ofrece, incluso antes de verlo,
siento también que alguien se aproxima, me mira, me toca,
una imagen cle clebilidad y fragilidad fisica que parecen
sube sobre la cama, se arrodilla sobre mi pecho y tomando
contrarrestar con su potencia cle espíritu, pero el nuestro
mi cuello entre y aprieta... con todas sus
sus manos aprieta
t:ra una de esas excepciones: cuando se pasaba tardes enteras
fuerzas para estrangularme". Era lamentable, afirma Zola
en casa de Gustave Flaubert escuchándolo cliscutir con
en el discurso pronunciado tras su muerte, verlo en ese
Émile Z<tla, eraya un joven y robusto francés, amante cle los
estado, "É1, ¡Dios mío! ¡Golpeado por la demencia! ¡Toda
deportes, atraíclo especialmente por el agua, se convirtió en
ese felicidad, toda esa salud yéndose a pique de un golpe en
un I'uerte remero y atleta. La pasión pon el cuidado físico solo
esta abominación!".
tenía parangón con su inquietud intclectual: «¡Qué hay
decía más agradable que pensar caminando a grandes pasos! Ha¡ no obstante, una posibilidad para recobrarle a

Partir a pie cuando amanece y caminar bajo el rocío a lo largo Maupassant su sueño tan caramente pagado y es que la salud
de los campos, a orillas del mar calmo, ¡qué embriagadorl>>. de su obra no corra el mismo destino que la suya, y que la
Siempre tímiclo y alejado del conflictivo mundo de las letras, finitud y sufrimiento de Maupassant se vean recompensados
hasta el punto de que llegó a pensarse que carecía cle talento, en la infinitud y vigorosidad cle su obra, y así, "en la
prefería no hablar nunca de literatura y tenía regularmente continuación de los tiempos, afirma Zola- aquellos que
como respuesta una bondad risueña, tras la cual escondía no lo conoc,erán más que por sus obras lo amarán por el
una sátira profunda. El éxito, a pesar suyo, vino rauclo con eterno canto de amor que él cantó a la vicla".
Bola cle sebo (1880), con cl fabuloso Eel- Ami (1885) y con
quincc años cn los que produjo más de veinte volúmenes que
incluían cucnto, relato, poesía y novela; todos admiraron
su brillantcz, así como toclos lamentaron el estado cn que
cayó a raíz de un cleterioro fisico que le valió la enfermedacl
mental que lo llevó a la muerte. En El horla, su relato más
perturbador, podemos ver algunos clle sus dias: "Duermo
clurante dos o tres horas, y luego no es un sueño sino una
HumptSr Dumpty*
Lewis Carroll

El huevo se vio más y más grande y más y más


humano; y cuando ella estuvo a unas cuantas yardas
cerca de él notó también que tenía nariz, boca y un
par de ojos; y cuando estaba de verdacl ccrquita de él
vio que se trataba del mismísimo Humpty Dumpty.
-iNo puede ser otro! -Se dijo a sí misma , tan
segura estoy de ello como si su nombre estuviera
escrito en toda su cara.
nombre podríahaber sido escrito con facilidad
Ese
cientos de veces en esa enorme cara. Humpty
Dumpty estaba sentado con sus piernas cruzadas,

- Traclucción del inglés por L)avid Jiménez González.


j :u it l cr;t¡i! I IuDtl)lI t!t!ilt!)l\

como un sultán, en lo alto de un gran muro -un observación fue evidentemente dirigirla a un árbol.
muro tan angosto que Alicia se preguntaba cómo se Alicia permaneció allí y quedamente rcpctía:
las ingeniaba él para conservar el equilibrio . No
se dio cuenta de que Alicia estaba ccrca, ya que sus Humpty Dumpty en un muro se sentó
ojos miraban obstinadamente hacia otra dirección; Humpqr Dumpty de allí se cayó
dc esta suerte, Alicia creyó que, después de todo, él Y a pesar del rcal mandato
era tan solo un muñeco disecado. No lo dejarcn, pajes y huestes, en su viejo estado.

-¡Cuánto se asemeja a un huevo de verdad! -dijo


en voz alta, lista para atraparlo con sus bracitos, -Esa última línca es demasiado larga para una
pues esperaba que cayera en cualquier momento. poesía advirtió Alicia, con voz fuerte, olvidando
que Humpty Dumpty estaba cerca.
-Es muy irritante exclamó Humpty Dumpty,
después de un largo silencio y sin mirar a Alicia , -No te quedes ahí refunfuñando sola -dijo
ser llamado un huevo. ¡Mucho! Humpty Dumpty, mirándola por primera vez-.
Dime tu nombre y qué te trae por acá.
-Dije que se veía como un huevo, señor explicó
amablemente Alicia- f, como usted sabe, huy -Mi nombre es Alicia, pero...
huevos que son muy lindos -añadió, esperando que -iQué nombre tan estúpido! Interrumpió
su observación se entendicra como un cumplido. impaciente Humpty Dumpty-. ¿Tiene algún
-Algunas personas respondió Humpty Dumpty significado?
aún sin mirar a Alicia son menos sensatas que un -¿Debe un nombre significar algo? preguntó
bebé. Alicia dubitativamente.
Alicia no supo cómo responder a esto: pensó -¡Claro que debe! -Respondió Humpty Dumpty
quc rcalmcntc no estaban conversando, pucs con una breve risa-. Mi nombre significa la forma
a ella nunca le decía nada. De hecho, su última
l;:tt i¡ {'*nt,l! llum¡rlv dttnplt

como me veo ¡y qué hermosa forma es! Y con -Enviar a sus pajes y a sus huestes -interrumpió
un nombre como el tuyo, tú puedes ser casi de Alicia con imprudencia.
cualquier forma. -¡Lo que me faltaba! -Rugió Humpty Dumpty
-¿Por qué se sienta usted aqui, tan solito? con repentina pasión-. ¿Acaso escuchaste tras los
-preguntó Alicia, deseando no comenzar una árboles y los muros y bajo las chimeneas también
discusión. para averiguarlo, no?

-¿Por qué? ¡Porque no hay nadie conmigo! -iNo, de seguro que no! -Alicia contestó con
Gritó Humpty Dumpty ¿Acaso creías que no amabilidad-, eso está en un libro.
me sabía esa? iYamos, pregunta otravezl -iAh, bueno! ¡Se escriben tantas cosas en los
-¿No cree que estaría más a salvo aquí abajo, l¡fuos! -Dijo Humpty Dumpty en un tono más
sobre el suelo? -continúo Alicia, sin querer sosegado-. ¡Como eso que tú conoces, como la
formular incidentalmente un acertijo; sino con una historia de Inglaterra! ¡Ahora mírame bien! Soy
bondadosa curiosidad hacia tan extraña criatura-. el único que le ha dirigldo la palabra a un rey...
Ese muro se ve tan angosto. iEl únicol. Quizás no veas a otro semcjantc: ¡Y para
-¡Cuán enormemente fíciles son los acertijos que sepas que no soy para nada orgulloso, pucdes
darme ahora la mano! -y sonrió ampliamente, casi
que propones! Bramó Humpty Dumpty-. ¡Claro
de oreja a oreja, mientras se inclinaba hacia adelante
que no!Y si alguna vez ca)ese de aquí (en caso de
(tanto como para que, posiblemente, se cayera del
que algún riesgo hubiese ce que eso ocurriera) si
muro) y ofrecia su mano a Alicia. Ella 1o observó
yo alguna vez -en ese momcnto, frunció sus labios,
viéndose tan solemne y ridículamente majestuoso con ansiedad, mientras estrechaba su manita con la
de é1. "Si sonríe demasiado,los extremos de su boca
que Alicia apenas pudo aguantar su risa si alguna
vez Io calera continúo- el Rey mismo me ha podrían encontrarse", pensó. "No sabría yo qué le
pasaría a su cabeza, ¡temo que se desprendería!"
prometido, con sus propias palabras...
l,eu'i.: { rtr*tll I lult¡ttt tttrnt¡tlr,

-¡Sí,todos sus pajes y huestes! prosiguió Como Alicia no quería empezar otra cliscusión,
Humpty Dumpty-r ime dejarían de nuevo aquí guardó silencio.
arriba en tan solo un minuto! ¡Sí que lo harían! No -¡Siete años y seis meses! -repitió pensativo
obstante, esta conversación va un poco apresurada Humpty Dumpty. iQué edad tan complicada! Si
¿De qué estábamos hablando? hubieras pedido mi consejo, te hubiera dicho: 'No
-¡Me temo que ya no lo recuerdo! dijo pases de siete'r pero ya es muy tarde. . .
cortésmente Alicia. -Nunca pido consejo sobre mi crecimiento
-En ese caso, empezaremos de nuevo -apuntó contestó indignada Alicia.
Humpty Dumpty y es mi turno escoger el tema -¿Estás dc altanera conmigo? su
-inquirió
de nuestra convcrsación. oponente.
-Habla como si estuviéramos jugando pensó Alicia se sintió aún más indignada con tal
Alicia. sugerencia.
-Así que respóndeme, ¿qué eclad dijiste que -Quise decir -dijo Alicia- que no puedo evitar
tenías? hacerme más grande.
Alicia hizo rápidamente un cálculo y contestó: -Quizás tú
sola no puedas -afirmó Humpty
-Siete años y seis meses. Dumpty- pero dos sí y con la ayuda apropiada
puedes quedarte solamente con siete añitos.
-¡Te equivocas! exclamó triunfante Humpty
Dumpty. No has dicho nada semejante... -iQué hermoso cinturón lleva puesto! observó
súbitamente Alicia. <<Ya es suficiente con el temita
-Pero yo creí que me preguntaba'¿cuántos años
de la edad -concluyó Alicia». Y si en verdad iban
tienes?' -explicó Alicia.
por turnos para escoger los temas , ya era hora del
-Si hubiera pregunta<lo eso,lo habría dicho -dijo de ella.
Humpty Dumpty.
l.¡:,."i.v ( ¡.¡v¡¡¡!| liun¡».v drlm¡tlr,

-Al menos -discurría Alicia debí habcr -Me la dieron -continuó Humpty Dumpty
dicho 'LIna hermosa corbata'i ho, es decir: un meditabundo, mientras crtzaba una pierna sobrc
cinturón, discúlpeme añadió consternada, al ver la otra y sujetaba sus manos contra la rodilla-. Fue
al quisquillosamente molesto Humpty Dumpty, un regalo de no-cumpleaños.
deseando clla nunca haber mencionado tal tema. Si
-¿Disculpe? -preguntó Alicia, algo confundida.
supiera cuál es el cuello y cuál es la cintura se dijo
para sí misma.
-No me siento ofendido -replicó Humpty
Dumpty.
Evidentemente, Humpty Dumpty cstaba muy
-Digo, ¿qué es un regalo de no-cumpleaños?
furioso; aunquc no dijo nada por uno o dos minutos.
Cuando habló de nuevo, fuc con un profundo -Un regalo dado un día cuando no sea tu
gruñiclo. cumpleaños... ¡Obvio!
-¡Es de Io más chocante di;o finalmente- cuando Alicia reflexionó por un momento.
alguien no sabe distinguir una corbata cle un -Me gustan más los regalos de cumpleaños -
cinturón! manifestó finalmente.
-Sé que soy una ignorante -contestó Alicia tan -¡No sabes de lo que hablas! -gritó Humpty
humildemente que Humpty Dumpty moderó su Dumpty-. ¿Cuántos días tiene un año?
tono.
-Tiescientos sesenta y cinco días -dijo Alicia.
-¡Es una corbata!Y muy hermosa como tú dices,
-¿Y cuántos cumpleaños tienes?
mi niña: es un regalo del rcy y Ia reina blancos
¡Mira! -Uno.

-¿En verdacl? -di;o Alicia, complacida al -Y si quitas uno de trescientos sesenta y cinco,
darse cuenta de que, después de todo, ella había ¿cuánto queda?
encontrado un buen tema para conversar.
!t'*,i¡ t'out¡l! I lrtrrtl,t t, hrttt¡'tt'

-Tiescientos sesenta y cuatro, claro. -Y solamente un día de cumpleaños, (ltl(' ¡tara ti


Humpty Dumpty se veía dubitante. debe ser la gloria.

-Mejor hacerlo sobre el papel *dcclaró. -No entiendo a qué se refiere con cs() tlt' 'la
gloria' -añadió Alicia.
Alicia no puclo evitar sonreír un poco mientras
sacaba su cuaderno de apuntes y hacía la suma en é1:
Humpty Dumpty sonrió desdeñosamente.
-Claro que no entiendes, hasta cuando tt'
36s
-1 lo explique. Quiero decir que 'hay una linda y
demoledora discusión para ti'.
36+
-Pero'La gloria'no es lo mismo que'una linda y
Humpty Dumpty tomó el cuaderno y lo miró demoledora discusión' -objetó Alicia.
cuidadosamente -Cuando Yo uso una palabra -dijo Humpty
-Todo paÍece estar bien -declaró. Dumpty con voz arrogante-, significa lo que yo
-Lo estas tomando al revés -interrumpió Alicia. quiera que signifique: ni más ni menos.

-Y pensar que estaba seguro dijo alegremente -El asunto -arguyó Alicia- si usted puede hacer
es

Humpty Dumpty mientras Alicia le daba vuelta al que las palabras signifiquen tantas y tan distintas
cosas.
cuaderno. Ya decía que se veía raro. Como estaba
diciendo, la resta parece estar bien hecha (aunque -El asunto es -replicó Humpty Dumpty- saber
hasta ahora no 1o había visto concienzudamente); quién es el que manda aquí. Eso es todo.
demostrándose así que huy trescientos sesenta Alicia estuvo demasiado confundida como para
y cuatro días para recibir regalos de no- responder algo, así que Humpty Dumpty tomó dc
cumpleaños. nuevo la iniciativa.
-Seguramente di;o Alicia.
t.... / .,.,..!¡ I {tun¡tt.t dtrrnplt,

-Todas las palabras tienen su carácter (en especial peligrosamente su cabezade un lado a otro. Cuando
los vcrbos, que son las más orgullosas): puedes vienen por su paga!
hacer lo que quieras con los adjetivos, no siendo así
Alicia no se atrevió a preguntarle con qué les
con los verbos. ¡De todas flormas, yo me las puedo
pagaba (y yu podrás darte cuenta de que yo tampoco
arreglar con todas ellas! ¡lnvulnerabilidad: eso es
podré decírtelo).
lo que digo!
-Es usted muy listo hablando sobre las palabras,
-¿Puede decirme - preguntó Alicia lo quc eso
señor -lisonjeó Alicia. ¿Podría usted decirme el
significa?
significado del poema "La Jerguícora"?
-Ya estás hablando como una niña razonable
-¡Escuchémoslo! -respondió Humpty Dumpty.
dijo complacido Humpty Dumpty. Con la palabra
'lnvulnerabilidad' trato de decir que ya tenemos ¡Puedo explicarte todos y cada uno de los poemas
concebidos desde siempre y uno que otro que aún
suficiente sobre ese tema, así como espero que
no ha sido escrito!
me digas lo que harás a continuación; a menos que
Esto sonaba muy prometedor, por 1o tanto Alicia
quieras quedarte aquí para siempre.
recitó el primer verso:
-¡Demasiado significado para una sola palabra!
-dijo Alicia con voz concienzuda.
Era el asardecer y los escurrágiles tegrcbuzaurios
-Cuando hago que una palabra diga y haga
Gfuorbitaron y tala&ujeteaÍon en las anterbas,
demasiadas cosas sentenció Humpty Dumpty-
Mientras los raideñores trísgercs estaban
siempre le doy una paga extra.
Y los gardidos vuerdecos bramornilaban.
-¡Oh! -exclamó Alicia. Estaba demasiado
confundida como para hacer alguna observación.
-Con eso podemos comenzar -interrumpió
-¡Deberías verlas cuando llegan a mí los sábados Humpty Dumpty. Hay palabras lo suficientemente
cn la noche -continuó Humpty Dumpty, agitando difíciles en este poemita. "Asardecer" significa el
i.t'tt i.t l, ttntiI ! lutnptt r*rntp!r

{inal de Ia tarde, cuando ya anochece y debes asar -¿Y las'anterbas' son los sitios donde crece lahicrba
1a cena. cerca de un reloj de sol, no? continuó preguntan<l<r
Alicia, sorprendida de su propia ingenuidad.
- ¡Mry bien! -Dijo Alicia , ¿y 'escurrág1l'?
-Bueno respondió Humpty -Por supuesto.Y son lugares que se forman desdc
'Escurrágil'es ágil y escurridizo.'Ágil'es lo mismo antes de donde crece la hierba y que también se
que 'activo'. ¿Ahora ves cómo puedes usar las expanden sobre ella...

palabras como maletas? Con ellas puedes'juntar' y -...y que se extienden por todos lados, incluso
'empacar' más de un significaclo. más allá de donde no hay hierba ni pasto -añadió
-Ya veo -obscrvó reflexivamente Alicia. ¿Y qué Alicia.
hay de los 'tegrebuzaurios'? -¡Exacto! Bueno, sigamos: 'Trísgcro' es 'ligero
-Bueno: los 'tegrebuzaurios' son igualitos a los y triste' (pon mucha atención a esta palabra que
también es como una maleta) y un'Raideñor 'es un
tejones, parecidos a reptiles y tienen forma de
tirabuzón. pájaro flaco, de un plumaje gastado que está pegado
a todo su cuerpo: es algo así como una trapeadora
-Deben ser criaturas dignas de verse .
viva.
-Lo son -completó Humpty Dumpty , haccn
-¿Y qué son los 'hogardidos vuerdecos'?
sus nidos bajo los relojes de sol y se alimentan de
-preguntó Alicia. Me temo que le estoy dando
queso. mucha lata.
-¿Y qué significa eso de que 'girorbitaron y -Bueno, un 'vuerdeco' es como un marrano
taladrujerearon'? verde y 'hogardido'. .. eh... no estoy seguro. Creo
-'Girorbitar' es ir girando y girando como un que es una abreviación de "perdidos del hogar", lo
giroscopio y'taladrujerear' es como hacer agujeros que quiere decir que se han extraviado y están lejos
con un taladro. de casa. ¿Ves?
Í-¡v;i.s ('t¡rn,tt ilutil¡rtt thrm¡ttI

¿Y qué es'bramornilar'? En ese momento,Alicia sintió que debía cscuchar


-
'Bramornilar' es como si bramaras y silbaras tales versos: así que se sentó, no sin antes clccir,
al mismo tiempo y alaveztrataras de estornudar. tristemente, "gracias".
No obstante, tú puedes ir tras los vuerdecos y
escucharlos allá en los bosques ¡ cuando lo hagas, Canto esta canción para tu deleite
te sentirás muy contenta. Pero ¿De dónde sacaste Al posarse en los campos la nieve.
tantos disparates?
-Solamente quc no la canto -añaclió Humpty
-Lo leí en un libro"-aclaróAlicia. Pero ahora me t

I Dumpty como explicación.-Ya veo que no
acuerdo de cierta poesía que es mucho más fácil. . . á
respondió Alicia.
hecha por... Tárarír, creo ... f;
ü
-Si pudieras ver si estoy o no cantando, tendrías
-¡Poesía! *exclamó Humpty Dumpty f una mirada más refinada que cualquiera acentuó
extendiendo una de sus grandes rnanos. ¡Puedo #
.E
severamente Humpty Dumpty. Alicia guardó
ü
recitar poesía tan bien como cualquiera, si eso es f silencio.
,t'

lo que quieres! &

fl
-¡No, tranquilo: no quiero molestarlo más! dijo t Tiataré y te diré 1o que mis palabras revelan
lt
apresuradamente Alicia, que no quería empezar §
i
Cuando en primavera los árboles reverdezcan
t
otra conversación. :

.¡La pieza que voy a declamar... continuó f -Muchas gracias. .. dilo Allcia
Humpty Dumpty sin reparar en las palabras de I
á
Alicia-.. .fue escrita para vuestro gozo! j Largos los días en verano son
.j
I Y quizás entiendas mi canción
i En otoño, las hojas son de color pajizo:
| "Tarari y Tárurá" es una denominación en castellano paru"Tweedledee y Tweedledum"
d
t
(N. delT.)
{ @rc mi canto sobre el papel sea escrito.
ts
n
+

§
¡

I
I ltttn¡rtt ,ltrrn¡ttt
l.ty,ít t.'t¡nt¡!!

-Lo haré, si puedo recorclarlo -advirtió Alicia.


Mi orden varias veces la di
-No tienes que hacer propósitos como esos --
Y si acataron jamás lo advertí
rcspondió Humpty Dumpty. No tienen propósito
alguno y me desconcentran.
Una teteru nueva y grande tomé
Necesaria para mí trabajo hacer
A los peces les di un mensaie
@rc mi deseo al mar llevasen Mi corazón saltó y el pecho me golpeó
Y el agua que vertí mi tetera rebozó
Hasta lejanas costas a nadarJueron
Y estoJue lo que me respondieron:
A mi lecho en la noche alguien vino
"Los pececillos aun siguen dormidos"
"Señor, no pudimos", hablaron los pececillos

Porque. . .
Yo le di¡e y se lo di¡e muyJranco
"
¡ Vaya despiértelos de
inmediato ! "
-Me temo que no entiendo -interrumpió
Alicia. A su oído,Juerte I claro,
-Todo sc aclarará más adelante -replicó Humpty Le grité con todo mi mando.
Dumpty.
Y Humpty Dumpty, al declamar este último
"Será mejor que ustedes me obedezcan
verso 1o repitió una y otra vez casi a voz de grito,
Si a salvo algún día regresar quieran"
y Alicia, estremeciéndose, se dijo: <<Por nada del
mundo quisiera ser ese mensajero>>.
Cuando terminé,los peces con burla
Se rieron de mi deseo y mi conducta
l .,'., . --,' l' I ltltt¡rlt r!ttut¡tlt

Al ser el sirviente recio Sr orgulloso -Adiós yhasta la próxima -se despidió tan
Responlió que gritar ero ocioso contenta como pudo.

-No nos reconoceríamos la próxima vez que nos


Y como era orgulloso y recio
encontremos -contestó Humpty Dumpty con
A despertarlos accedió, peÍo, cierto desagrado, mientras Ie ofrecía uno de sus
dedos para que Alicia lo estrechara. Eres como el
Del anaquel tomé un sacacorchos
resto de la gente.
Y luego a despertarlosJui yo solo
-Todo el mundo es reconocido por su cara
observó Alicia con un tono concienzudo.
Y cuando la puerta cerrada encontré
Enseguida empujé, golpeé y pateé -De eso es cle 1o que me quejo -dijo Humpty
Dumpty-. Tü rostro es como el de todo el mundo:
Y cuando la puerta atrancada encontré con dos ojos... y siguió hablando, hacienclo
Tiaté de girar el pomo, aunque. . . ademanes en el aire, de manera vehemente con su
pulgar-, una nariz aquí en el medio y debajo una
Se hizo una larga pausa. boquita. ¡Siempre es lo mismo! ¡Sería de gran ayuda
si, por ejemplo, tuvieras los ojos donde ahora está
-¿Esto es todo? Preguntó tímidamente Alicia.
tu nariz o la boca en la frente!
-Eso es todo -contestó Humpty Dumpty. Adiós.
-No se vería nada bonito -objetó Alicia. Pero
tan repentino>> -pensó Alicia. Pero después
<<Fue
Humpty Dumpty cerró los ojos y dijo:
de todo, ante una indirecta tan evidente, creyó que
-Espera a intentarlo.
ya era momento de irse, pues no sería educado
quedarse por más tiempo. Así que se levantó y le Alicia esperó de pie durante todo un minuto para
tendió su mano: escucharlo de nuevo, pero cuando él abrió de nuevo
!,tvit {'t¡rrt,lt Ílbi¡!)tI tlhiltl)It

los ojos para darse cuenta de que ella aun estaba allí, Lewis Carroll (1832-1 898)
Alicia simplemente dijo "Adiós" una vez más.Y sin El día debe ser muy caluroso, se debe estar cómodo y muy
esperar respuesta, se alejó.Y al irse no pudo evitar somnolicnto, pero no tanto como para que<larse dormidcl,
decirse a sí misma: <<De entre todas las personas solo así se podrá entrar en el mundo cle las haclas, y Alicia,
(y era un alivio poder repetir una y otra vez una afirma Charles Lutwiilgc Dodgson (nuestro Lew'is Carroll),

palabra como aquella), de entre todas las personas


lógico, matemáticc¡ y fotógrafo británico, supo cumplir
estas condiciones a pie juntilla. En el estado quc precisa la
más insoportables que jamás haya conocido...>>.
fantasia, Alicia siguió al conejo blanco hasta la entracla <le
Nunca terminó su oración porque en ese momento
su madriguera y se internó bajo tierra para vivir, o soñar,
un gran estruendo sacudió el bosque de punta a el sinnúmerr¡ de cosas extrañas que solo las niñas podrían
punta. acaso imaginar. Todo lo que concierne a las inesperadas cosas
que sucedieron aAlicia Liddell, hiia de Henry Georg Liddell,
deán clel College Christ Church de Oxforcl, donde Carroll
trabajara como prof'esor de matemáticas, kr narra nuestro
autor en Alicia en el país de las maravillas (originalmente
titulado Las aventuras de Alicia bajo tierra), y en A través del
espejo y lo que Alicia encontró allí.

Fue el tercrero de los once hijos de la familia Dodgson,


problemas físicos como la sordera en el oído derecho, una
leve dificultacl motriz y su tartamudez, hicieron clc Carroll
un niño, aunque inteligente y lleno clc af-ecto por parte de su
lámilia, aislaclo de la socieclad, tímido y callado. Fueron quizá
sus características físicas las <1ue crearon una cadena que haría
dc Carroll un hombrc distante que solo se encontraría a gustcr
cn compañía de pequeñas quc, encantadas con su genio y
habilidad para contar historias, prestarían poca imp<trtancia a
l,: l' l( t ¡¿;"/l )¡l !!,tJ;l)tt,lr¡|!¡'l\

lo que para muchos eran inocultables del'ectos, quizá era esta Luminautas deja al lcctor una pequeña parlt: tlt' ,'sas
también la razón por la cual afirmaba que cran ellas "la alcgría cosas que deberían estar, según Jorge Luís Borges, clasific'a<las

de la vida". Carroll, amante del teatro y considerado el mejor en la categoría de cosas imposibles, como imposible cs
fcrtógrafo del siglo XIX, fue un corresponsal incansable, pasó imaginarse algo que pese una tonelada y pueda, a su vrz,
la mitad de su vida recibiendo y respondiendo cartas, cientos ser levantado por un niño, imposibles son también, rlicc
de ellas a sus pequeñas amigas, tanta era su dedicacil;n que en el argentino, estas historias der Carroll, que son capaces clc
una ocasión diría a MarionTerr/, pequeña actriz, quien fuera exponer paraclojas lógicas al ticmpo que llenan, rle una forma
posteriormente esposa de George Bernard Shaw: "estoy fantástica, nucstro cspíritu de magia.
empezando a creer que la definición apropiada de <<hombre>>

es <<animal que escribe cartas»".

Entre los tantr¡s temas que apasionaban a Carroll,


,i
era el tiempo, su paso, el que mayores pesares le causaba y
)
sentía nostalgia, no tanto por el tiempo mismo, como por
los cambios que generaba: "deploraba -''-afirma Eduardo
]
Stilman, autor de la más completa traducción anotacla cle sus :

obras--- el paso del tiempo que arrancaba a sus amiguitas


de la paradisíaca niñez convirtiénclolas en mujeres, con las
I
gue poco o nada tenía que hablar". En Humpty Dumpty {
§
encontramos la referencia más clara de este disgusto, cuanclo .

Alicia pregunta a Humpty f)umpty: "¿Qré es un regalo


de no cumpleaños?" y este responde: "Un regalo dado un
!

día cuando no sea tu cumpleaños... ¡Obvio!". La Í-ccha dc


cumpleaños de Alicia Liddell, quien fuera quizá su mejor
amiga, le recorclaba que cacla paso dado hacia aclelante en el
tiempo, representaba con dolor la dcspedicla de la niña de
aquel mundo que había construido para ella.

1,
r
:

El vendedor de pararra¡ros*
Flerman Melville

Qué trucno irregular tan imponcntc, pensé


paraclo junto a mi chimenea cn mcclio de los
montes Acroccrauniosl, mientras rayos dispcrsos
rctumbaban en lo alto y caían cntre los valles;
cacla rayo seguido de irracliaciones zígzagueantes y
súbitas ráf'agas de lluvia que sonaban muy fuerte,
como una dcscarga de puntas dc lanza en mi bajo
tejado. Supongo, sin cmbargo, que las montañas cle
los alrededores amplían y agitan cl trueno de rnodo
que es más impresionantc aquí que en la llanura.

. -fra<lur'<
ión clt'l inglés pr»' Juliana Jaramillo.
' []r1,,. Mor.rtcs t¡rt-'clan entre los límites <le Mac:crlonia v Alb¿nia.

.i
1., ' ."''r '1, , , ',,,
i i.'¡ *¡,t¡: ,\tLit,iIIr ' ,,i ',t] ','

EI hombre estaba mojado complctamentc. Estaba


¡Escuchen! Hay alguien en la puerta. ¿Quién clige
vcnir cle visita cn plena tormenta? ¿Y por qué no parado en medio de un charco sobre el piso de roble
toca Ia aldaba como cualquier persona, en lugar de clescubierto, con su extraño bastón descansanclo
hacer csc lúgubre soniclo de funcraria con su puño verticalmente a su lado.
contra cl pancl hueco? Pcro dejémoslo entrar. Ah, Era una vara de cobre puliclo, de cuatro pies de
aquí viene. largo, unida a un palo de madera pura, mecliantc la
-Bucnos días, señor. <<Un complcto extraño>>. inserción en clos bolas de cristal verdoso, anilladas
con bandas de cobre. La vara dc metal terminaba
-Le rucgo tome asiento. «¿Qué cs csc extraño
en el extremo supcrior como un trípocle, con tres
bastón que lleva?>>.
puntas afiladas, brillantcs y doradas. Sostenía el
-Una bucna tormenta, señor. objeto solo por la parte de madera.
-¿Bucna? ¡Terrible! -Scñor inclinándome cortósmentc )
-dije,
-Está mojado. Párcse aquí cn Ia chimenea, junto ¿tengo el honor de una visita del ilustrc dios,
al fuego. Júpiter Tonante? Así se yergue cn la vieja estatua
griega, mientras agarra el rayo. Si usted es é1, o su
-¡Por nada dcl mundo!
virre¡ tengo quc agraclecerle por esta grandiosa
EI extraño permaneció de pie justo en el centro tormenta que ha preparado en nuestras montañas.
cle la cabaña, donde se había puesto al llegar. Su Escuche: ese fue un estruendo glorioso. Ah, para
singular aspecto exigía un escrutinio más juicioso. un amante de la majestuosidad, buena cosa es tcncr
tlna figura delgada y melancólica; cabello lacio en la propia cabaña al Tionador en persona- El
y oscuro, que caía enrcdado sobre su frente. Las trueno se hace más grande por cso. Pero siéntese,
hundidas cucncas de sus ojos estaban rodeadas por le ruego. Reconozco quc cste viejo sillón de junco
ojcras cle color íncligo y jugaban con una espccie es un pobrc sustituto de su trono perenne en el
irroli'nsiva <lc rclámpago: un destello sin el rayo. Olimpo, pero dígnese sentarse.
i l:,¡¡¡;1¡ Il"lv¡!l: l.l t i t¡ilrtk¡r ¡ lt' ftintrtul !).t

Mientras hablaba asi de tranquilo, el extraño -Entonces, ¿es usted tan terriblcmente ignorantc
me observó, medio intrigado y casi con una rara vocif'eró como para no saber que Ia parte más
cspecie de horrorr pero no movió ni un pie. peligrosa de un casa, durante una tempestad
-lnsisto, scñor, siéntese; usted necesita secarsc tremencla como csta, es la chimenea?

antes de partir de nuevo. -No, no lo sabía -di;e, danclo un paso

Provocativamentc, ubiqué la silla en la amplia involuntariamente cn el primer tablón al lado de


la chimenea.
chimenea, donde esa tarde había siclo encendiclo un
pequcño fuego para disipar Ia humedacl, no el frío; El extranj ero asumió entonccs un aire admonitorio
porquer era principios clel mcs cle Septiembrc. tan desagradable que --de nuevo involuntariamente-

Pero sin hacer caso de mi solicitud, I toclavía volví un paso atrás a la chimenca y asumí la postura
más erguida y orgullosa que pude ejecutar. Pero no
de pie cn la mitad de la sala, el extraño mc miró
clije nada.
portcntosamente y habló:
-Señor -dijo--, discúlpcme, pero cn lugar de -Por cl amor de dios -exclamó con una extraña
accptar su invitación a sentarme junto a la chimcnea, mezcla de alarma e intimi«lación r por el amor de
dios, ¡quítese de la chimenca! ¿No sabe que el aire
yo le advicrto solemnemente que ustecl dcbería
mejor aceptar la mía, y hacerse conmigo en la mitad caliente y el hollín son conduct<.rrcs, por no decir
nada de esos inmensos caballetes de hicrro? Sc 1o
de Ia sala. ¡Cielos! --Exclamó sobresaltado , otro
de esos terribles estruendos. Le advierto señor, suplico, quítcse cle ese lugar, se lo ordeno.
aléjcse de la chimenea. -Señor Júpitcr Tonantc, no estoy acostumbrado
a recibir órclcnes en mi propia casa.
-Señor Júpiter Tonante dije, apoyando
tranquilamente mi cuerpo sobre la picclra -, aquí -No me llame por ese nombre pagano. Ustcd cs
me encLrentro muy bien. profano cn csta época de terror.
I
I Itt t¡,¡¡¡ llrlvi!l, i..! t t,¡t,iL,h¡¡.tl/, tit¡t ttu r¡1 !/.\

-Señor, ¿sería tan amable dc contarme su El mes pasado en Criggan, coloquó vcintitrés
ocupación? Si busca refug.o cle la tormenta es pararrayos en solo cinco edificaciones.
bienvenido siempre y cuanCo sea cortés, pero si -Déjeme vcr. ¿No fue la semana pasacla en
vienc por negocios, descúbralos inmediatamente. Criggan, ccrca de la medianoche del sábado, que
¿Quión es usted? el campanario, el gran olmo y la cúpula del salón
-Soy comerciante de pararrayos --dijo el de actos fucron destruidos? ¿Había alguno de sus
extranjero, suavizando su tono--, mi ocupación pararrayos allí?
particular es... ¡cielo misericordioso! iQué -En el árbol y en la cúpula no, pero en el
estallido! ¿Ha sido ustecl alcanzado por un rayo campanario sí.
alguna vez, quiero decir, su c¡sa? ¿No? Es mejor e star
-¿Entonces de qué sirvcn sus pararrayos?
prcparado dijo, hacienclo sonar enfáticamente su
bastón metálico sobre el piso . Naturalmente no -Usarlos cs cuestión dc vida o muertc. Pero mi
hay castillo que resista las tormcntas; sin cmbargo, operario fue descuidado. Al aiustar el pararrayos
solo diga una palabra y puedo hacer de esta cabaña en la punta del campanario, permitió que la parte
un Gibraltar con unos p)cos movimientos de de metal rozara la chapa de hojalata, por cso el
esta varita mágica. Escuche, cual colisiones de accidente . No fue culpa mía, sino de é1. ¡Escuche!
Himalayas! -No hace fhlta. Ese restalliclo sonó lo
-Ustecl mismo se intcrrumpió, estaba a punto de suficientemente fucrte como para ser oído sin
hablar sobre su ocupación prticular. señalarlo con el dedo. ¿Oyó sobre el suceso
en Montreal el año pasado? Una empleada fue
-Mi ocupación particular es recorrer el país en
fulminada en la cabecera de su cama con un rosario
busca de pecliclos de pararrayos. Este es mi ejemplar de
en la mano; las cuentas eran de metal. ¿Su recorriclo
muestra -d{o golpeando sua¡emente su vara-.Gngo
se exticnde hasta cl Canadá?
las mejores refcrencias hugando en sus bolsillos
lfr¡ rn,t¡ ,llt'lvi!lr l;l tt ¡tA:tlt¡r ,it, ¡,rn.t r,ty,»

-No.Y oí que allá solo usan pararrayos dc hicrro. hacia la ventana, con sus dcdos índice y mcdio dc la
Debcrían tener los míos, que son de cobre. El mano derecha puestos sobre su muñeca izquierda.
hierro se funde fácilmente. Además sacan un Pero antes de que las palabras hubieran escapado
pararrayos tan angosto, que no tiene el grosor de mí, otra exclamación salió de su boca.
suficiente para conducir toda la corriente eléctrica.
-¡Pum! A solo trcs pulsos, menos de un tercio
El metal se funde, el edificio es destruido. A mis
de milla de distancia de allí, cn algún lugar en
pararrayos de cobre nunca les sucede eso. Esos
canadienses son tontos. Algunos dc cllos atan cl
ese bosque. Por ahí pasé junto a tres robles

pararrayos en la parte superior, corriendo el riesgo


partidos, fueron rasgados cuando estaban jóvenes
de provocar una cxplosión mortal, en lugar de y resplandccicntcs. El roble atrae relámpagos más
llevar imperceptiblemente la corriente a tierra, quc cualquier otro madero, pues tiene una solución
de hierro en su savia. Su piso parece dc roble.
como este tipo de pararrayos lo hacc. El mío cs
cl único pararrayos verdadero. Mírelo. A solo un -Coraz6n clc roble. Dado el peculiar momento
dólar el pie. de su visita, supongo que eligc a propósito el
-Este abuso de su proceder podría hacer que uno
clima tormentoso para sus viajes. Cuando el
desconlíe de usted.
trueno está rugiendo, usted considera que cs una
hora particularmente conveniente para producir
-¡Escuche! EI murmullo clel trucno es menor.
imprcsiones favorables para su negocio.
Está cerca de nosotros, y cerca de la tierra también.
-¡Escuche! ¡Grrible!
¡Escuche! iU, estruendo acumulado! Todas las
vibraciones fueron una sola por la proximidad. -Para scr alguien que debería infundir valentía a
Otro destello. ¡Espere! los otros, usted parece inapropiadamente temeroso.
Los hombres comunes cligen buen clima para sus
-¿Qué hace? -dije viendo cómo soltaba
viajes, ustcd elige tormcntas; y sin embargo...
rt'¡rt'ntinamente su bastón y se dirigía resueltamente
r
llt'rn,ut llt'lril!r l:! r tt tliil,tr, l' 1
\ tt\r't t\ !)\'

-Qr" yo viajo en medio de tormentas, lo -Lahay,pero no donde está parado usted. Aléicsc
concedo; pero no sin precauciones particulares, de la pared. La corriente a veces se desplaza por
tales como solo un vendedor de pararrayos puede ), puesto que un hombre es mejor conductor
esta
conocer. ¡Escuche! Pronto, mire mi ejcmplar de que una pared, esta abandonará la parcd para
muestra. A solo un dólar el pie. precipitarse hacia el hombre . ¡Zas! Ese debe haber
caído muy cerca.Tiene que haber sido un relámpago
-Un pararrayos muy fino, me atrevo a decir.
globular.
¿Pero cuálcs son esas prccaucioncs particularcs
suyas? Sin embargo, primero permítame cerrar los -Mry probablemente. Dígame de una vez, ¿ouáI
postigos de allí, la lluvia penetra cle costado a través es, en su opinión, la parte más segura de esta casa?
del marco. Lo atrancaré. -Esta habitación, ) en ella, este lugar en el que
-¿Está loco? ¿No sabe que aquel barrote de hierro estoy parado. Venga aquí.
es un rápido conductor de la elcctricidad? Desista.
-Primero las razones.
-Entonces simplemente cerraré los postigos y -¡Escuchc! Tras el relámpago, la ráfaga; los
llamaré a mi criado para que me traiga un barrote marcos ticmblan, ¡la casa, la casa! ¡Acérquese más
de madera. Le ruego, toque la campana.
a mí!
-¿Está usted demente? El alambrc dc la campana
-Las razones, por favor.
podría electrocutarmc. Nunca toque el tirador de
-¡Acérquese a mí!
alambre durante una tormenta, ni tire de ninguna
clase de campana. -Gracias de nuevo, pero creo que tomaré mi
anterior posición, junto a la chimenea. Y ahora,
-¿Ni las de los campanarios? Le ruego, ¿me dirá
señor vendedor de pararrayos, entre las pausas de
rlónde y cómo puede uno estar seguro en un clima
('()mo este? ¿Hay alguna parte de mi casa que pueda los truenos, sea tan amable de decirme sus razones
para considerar esta habitación como la más segura
t«rcar con esperanzas de vida?
{
l,i v'n,k,lo¡ tlt !\u 1!t ¡ ttrt).\
I lL t ¡il1il1 :1)Lll ll!t

de la casa y el lugar exacto en el que está usted -El rayo inverso, es decir, de la ticrra al

como el más seguro de la habitación. firmamento. Mucho mejor. Pcro venga junto a la
chimcnea y séquese.
Por un momento hubo una pequeña interrupción
de la tormenta. El hombre del pararrayos parecía -Estoy mejor aquí, mojado.
aliviado y replicó: -¿Cómo?
-Su casa es de un piso, con un ático y un sótano, -Estar completamente mojado durante una
en medio de los cuales está esta habitación; por eso tormenta es lo más seguro que usted puede hacer.
su relativa seguridad. Porque el rayo a veces pasa de
¡Escuche de nuevo! Las prendas mojadas son
las nubes a latierra y a veces de la tierra a las nubes, mejores concluctoras que el cuerpo, por tanto, si
¿comprende? Yo elijo el medio de la habitación el rayo golpea, poclría pasar por la ropa mojada sin
porque si el rayo cayera en la casa, haría venir abajo tocar el cuerpo. La tempestad arrecia nuevamente.
la chimenea o las paredes; así, obviamente, entre
¿Tiene una alfombra en casa? Las alfombras no
más lejos esté de ellas, mejor. Ahora venga Para
conducen la electricidad. Tiaiga una en la que
acá.
pueda pararme, y usted también. Los cielos se
-Luego. Algo que usted acaba de decir, en lugar oscurecen, el medio día está en tinieblas. ¡Escuche!
de alarmarme, extrañamente me ha inspirado ¡
f
i ¡La alflombra, Ia alfombra!
confianza.
Le di una, mientras las montañas nubladas
-¿Qué dije? parecían cerrarse y precipitarsc sobre la cabaña.
-Dijo que a veces el rayo se refleja de la tierra a
-Y ahora, ya que permanecer callados no nos
las nubes. servirá de nada dile, retomando mi lugar ,
-Sí, el rayo inverso, como es llamado cuando la permítame oír sus precauciones de viaje durante
tierra, estando sobrecargada de electricidad, lanza Ias tormcntas.
los cxcesos hacia arriba.
tt

,l
r
¡ !t't el.ut lk'! ri I Ii: i.l r r'ttr.lttlot, lt ¡)t tt1 ¡t t i |\ | t\

-Espere hasta que haya pasado esta. eléctrico hacia dicha corricnte. ¡Escuche! Seguro
aquella cima negra se agrietó. Sí, un hombre es un
-No, continúe con las precauciones. Usted está
buen conductor. El rayo atraviesa completamente al
en el lugar más seguro posible de acuerdo a su
hombre, pero al árbol apenas lo descortcza. Señor,
opinión. Prosiga.
usted me ha tenido tanto tiempo rcspondicnclcr
-Brcvemente, entonces. Evito los pinos, las casas sus prcguntas que aún no hc hablado de negocios.
altas, los establos solitarios, las praderas altas, uno de mis pararrayos? ¿Ve este
¿Ordenará
las corrientes de agua, los rebaños de ovejas y de ejemplar? Observe: es del mejor cobre. El cobre es
ganado, las multitudes. Si viajo a pic, como hoy, no el mejor conductor. Su casa es bajita; pero estando
camino rápido; si viajo en mi coche, no toco sus sobre las montañas, su poca altura no sirvc dc
partes postcriores ni laterales, si voy a caballo Io mucho. La gentc dc la montaña está más expuesta.
clesmonto y lo guío. Pero de toclas las cosas, evito Es en los países montañosos donde un vendedor
los hombres altos. de pararrayos debería hacer más negocios. Mire
-¿Acaso sueño? ¿Un hombre que evita al hombre? este ejemplar, señor. Un pararrayos servirá para
Y en momentos de peligro, además. una casa pequeña como ósta. Tenga en cuenta
-Evito los hombres altos durante las tormentas. estas recomendaciones. Un pararrayos, caballero;
cuesta tan solo veinte clólares. ¡Escuche! Allá van
¿Es usted tan tremendamente ignorante como
todas las montañas de granito precipitadas como
para no saber que un hombre de seis pies tiene Ia
estatura suficiente para atraer la descarga de una guijarros. Por el sonido, debieron haber golpeado
nube eléctrica? ¿Acaso no son fulminados en el algo. Un pararrayos de cinco pies de altura puesto

interminable surco, mientras aran, Ios solitarios sobre la casa, protegerá un radio cle veinte pies
hombres de Kentucky? Más aún, si un hombre de alrededor. Solo veinte dólares, señor, un dólar por
seis pies de altura se para junto a una corricnte pie. ¡Escuche! ¡Espantoso! ¿Encargará uno? ¿Lo
de agua, la nube lo escogería como conductor comprará? ¿Debo poner su nombre? Imagínese
t
! l, , ¡tt,¡tt 1'Ít'iri!1,' I I ¡,',¡,l,',l,¡¡,h' l)tu It t {t\ tt.\

convertirse en un montón de despoj os carbonizados, -¡Fuera de aquí! ¡Rápidamcntc!'lhn rá¡ri<l<) ('()m()


como un caballo atado quemándosc en su establo y pueda, usted que sobresale a la vista cn lr¡s 1it'rrr¡ros
todo en un instante!" húmedos, igual que el gusano.

-Usted, supucsto enviado extraordinario y mi- La exprcsión de su rostro se oscurcció .rírrr rrr.is,
nistro plcnipotenciario de Júpiter Tonante reí , los círculos índigo se ampliaron alrcclcrlor «lt' sus
usted, simple hombre que viene aquí a interpo- ojos como aros de tormenta alrededor rlc la ltrna
ner su artificio entre la tierra y cl cielo, piensa que de medianochc. Se precipitó hacia mí, su objct<r
porque puede sacar un destello dc luz vcrde a esa trifurcado apuntando a mi corazín.
botella de Leiden, podrá cvitar completamente cl Lo cogí, lo quebré, lo arrojé al piso, lo pisotci: y,
rayo supremo? Si su pararrayos se oxida, o se rom- arrastranclo al tenebroso rey del rayo fuera de mi
pe, ¿dóndc estará usted? ¿Quién 1o ha autorizado, casa, arrojé su cetro de cobre dañado tras é1.
f'also predicador, a vender sus indulgencias de casa
Pero a pesar de mi conducta y a pesar de mis
en casa como si fueran órdcnes divinas? [-os cabe-
conversaciones disuasivas sobre él con mis vecinos,
llos de nucstras cabezas están contaclos, igual que
el hombre del pararrayos aún habita en la tierra, aún
los días de nuestras vidas. En las tormentas y en
viaja en tiempos de tormenta y maneja un sombrío
los días soleados me encomiendo con gusto a las
negocio con los miedos de la humanidad.
manos de mi Dios. Fuera, lalso negociante. Mire,
la tormenta disminuye; la casa está intacta y en el
arco iris que vislumbro en el cielo azul, leo que la
Deidad no tiene el propósito de hacerle la guerra a

la tierra del hombre .

-¡Desgraciado impío! balbuceó el extraño, que


cnsombrecía su expresión mientras el arco iris
rcsplandecía-, reve,aré sus ideas Paganas.
I ¡-t m.t!! \J. lt ll¡.-
l' [)rrs i.t¡tr itnh t l, r I intu
I
t
Herman Melville (1 81 9-l 891 )
Nació en NewYork. Es considcrado una dc las principales
figuras de la historia de la literatura, sin embargo su genio,
como cl de tantos otros, solo tuvo el máximo reconocimiento
hasta poco más de veinte años después de su muerrte. Flijo de
una lámilia pobre, sin posibilidades para ir a Ia universidad,
no le querdaba más alternativa que trabajar en barcos como
rrrozo cle cabina. Los viajes y el mar jugaron un papel central
en su imaginación, sus primeras novelas dieron cuenta de Persiguiendo la línea
esto: Táipi, un edén caníbal (1846), Omoo (18+7), Mardi Sofía Ospina de Navarro
(1 849) y Redburn (1 849).

gratitud de Melville con el mar solo tiene parangón con


La
la que prof'esaba al escritor Nathaniel Hawthorne, su amigo, -Es verdad, ¡nadie puede creer que sea yo! -
a quien dedicó su primera obra maestra: Moby Dick (1851), exclamó Luz con mucho desencanto mientras su
la gran novela que le daria una fama insospechacla. Mientras nueva amiga se extasiaba mirando un retrato de
Melville escribía Moby Dick intuía el impacto clue provocaría grandes dimensiones, donde una joven delgada y
la obra en su relación con la época, y es que perseguir una
muy esbelta, coronada de azahares y que ostentaba
ballena blanca en una nave comanclada por un loco, ofrecía
un traje de cola interminable, contemplaba con
una pcrf'ecta advertencia al modo cn que la política ame ricana
perseguía sus ideales. Sucrte clistinta correría Picrre o las
virginal recato al dulce compañero que la suerte
ambigüedades (1852), mientras que Moby Dick llenó de le había deparado I 9ue, cumpliendo la orden
impulso la carrera de Melville, la incapacidad de los criticos del fotógrafo, se había colocado al lado suyo en
y lectorcs en general para comprender esta novcla cargada estudiada pose, con una de las manos apoyadas en
de problemas psicológicos y claramente autobiográfica, se el respaldo de un lujoso sillón, y luciendo en la otra
convirtió en la causa de que Melville abandonara la novela y
un par de guantes blancos, cuya tiesura pregonaba a
se dedicara a la escritura de cuentos, otra de las habilidades
gritos la reciente salida de la tienda.
<le Melville, que ahora Luminautas clesea presentar al lector.
r
So/iu (.)tpiutl d¿ Neriln1) I'L r: i.qr r i rtnh t l< t I i tntt

-No es que estés mal ahora, Lucecita, pero... suelo una toalla grande... pero óyeme bicn, quc
tienes raz6n; hace seis años, cuando te casaste, eras ha de ser sobre el suelo muy duro... y en tu trajc:
una chiquilla... Hoy por ho,¡ has ganado unos kilos, interior, sin corsé y sin estorbos, te acuestas y
y la carne, no podemos negarlo, es el peor enemigo volteas a uno y otro lado, con los músculos rígidos
de alma y cuerpo. durante diez minutos... y después...

-Y si vieras, Helena, cormo sufro. En mi viaje a Y la amiga de Luz explicole a 1o vivo complicados
Europa consulté especialis:tas ) compré píldoras y y fuertes ejercicios gimnásticos, augurando un éxito
me di baños rusos, y me dejé amasar con rodillos tan fácil y seguro, que iba infundiendo ya cierto
de caucho... Aquí donde me ves he llevado una vida aire de triunfo a la joven matrona, hermosa todavía,
de mártir... Sin contar el diinero que he gastado; las aunque seriamente amenazada de ser poseída del
solas fajas, hechas expresarnente, valen un capital. terrible enemigo.
-¿Pero no has prescindido de las pastas y dulces? -Te lo agradezco mucho, quizá eso me convenga;

-No del todo, querida; e,s tan penoso ser invitada 1o empezaré desde mañana mismo; pero, dejemos
ese tema, Helena, que las mujeres abusamos de é1.
para tomar el té y salir siempre con el cuento del
régimen. Me mortifica tanto estar hablando siempre de mis
propios defectos... Toca algo en el piano, me han
-Voy a darte un remedio; el ejercicio. Es lo único
dicho que lo haces con primor. ¿Tú no tocas de
que vale ), si lo haces, no tendrás que privarte de
oído? Vamos entonces, si en los libros que tengo
tus tés entre amigas, que por 1o que voy viendo
-dijo Luz, levantándose
hallas alguna cosa conocida
son bastante frecuentes. Después del baño frío al
a buscar los papeles de música, y recibiendo de
aire libre (porque supongo que aquí en esta tierra
manos de su amiga el famoso retrato de boda.
con tal riqueza de aguas y tan bellas albercas, serán
decorativas las bañeras de loza), extiendes en el -Aquí está "Galleguita", es bastante común, pero
tan linda; cántala tú y yo te acompaño.
T
\oli t r { ).r ¡; i ttr dr
t :\' il\'0rn} l)t rs i.r4u it'nJrt I t I iuca

-Si no puedo cantar, estoy ronquísima, hace más Aquella misma noche, al volver de visitas, ya crcía
de un mes que no he podido recibir la clase. sentirse más ágil. Pero un especial desasosiego la
traía atormentada. ¿Qué sería? Quiso leer un poco,
-¿Ronca? Porque lo dices se te puedc creer; te
hc oído conversar toda la tarde y te juro que no lo
y hojeando la revista que halló sobre la mesa, no
logró concentrar su atención en la página poética
había notado.
que siempre la atraía, ni tampoco en los cuentos:
Discutieron un poco; mas al fin, la ronquera fue lo único que pudo entretenerla fue una estupenda
dejada a un lado, como acontece siempre, y llenas
receta de arroz a la valenciana, que leyó varias veces
de entusiasmo cantaron y tocaron durante algunas
¡ sin saber por qué, lahizo suspirar.
horas, con cortos intervalos en que hicieron
comentarios artísticos, llegando hasta opinar de
A la mañana siguiente abandonó su lecho muy
temprano, y pasando de largo por el cuarto vecino
puro oído sobre la obra deWagner y Beethoven.
donde una elegante cañera parecía convidarla para
La visita dc Helena dejó en Lv una grata
hacer, como siempre, sus delicias, con su agua
impresión: tenía talento, se expresaba con gracia, caliente saturada de sales aromáticas, salió en busca
era oportuna... y sobre todo... tenía un cuerPo del baño al aire libre, en la alberca del patio, que
icleal. iQuién hubiera creído ver en ella la madrc debía estar muy frío en aquella mañana de verano.
de cuatro hijos!Y ella, Luz, que era joven también,
Después de la inmersión, los consejos de Helena
¿por qué no habría logrado volver a ser delgada y fueron seguidos al pie de la letra: se botó al suelo
clegante? Pues lo conseguiría a todo trance, fuerza
duro, humildemente, y procedió a las vuelas y
de voluntad no le faltaba...
revueltas; estiraba las piernas, levantaba los brazos,
A la hora de comer declaró a su marido que, intentaba sentarse sin apoyo, con las manos puestas
sin motivo alguno, estaba inapetente (lo que a él en la cintura y sintiéndose roja ysudorosa, se
It' t'xtrañó por no haber ocurrido hasta ese día), y gloriaba de haber dado aquel paso para lograr tener
lonr«'r solo un huevo y un poco de ensalada. un bello cuerpo.
T

.\r I ! u I
t )t ¡; i t tt.t d¡ k i.tt'¡trtr t I \' r.\ t !t t t L'ilth ) ltt I it L'( t

El reloj, colgado en la pared, marcó los diez Sofía Ospina de Navarro


minutos reglamentarios, pero ella, aunque se hallaba (Medellín
fatigada, quiso agregar algo más a la eficaz receta
1892 - 197 4)
Posee usted, señora mía, dotes especiales para labores literarios:
de su amiga, y con mayor entusiasmo se dedicó a el cuento, con sil un género muy difícil lo domina usted con garbo y
los ejercicios, pero prudentes Por cierto Para su maestría. Agarra el asunto por el lado culminante y signlfcativo, en

organismo delicado. un dos por tres lo trata y ventila y el concepto le rcsuka categórico a

De repente un rumor como de risas la hizo estafocultad de sintesis, tan primordial en todo escrito agrega ustetl
don de observación, espíritu de.fdelidad, sutileza, agilidad, ttavesuÍa
estremecer y sus ojos miraron con terror la silueta
y ciertas goticas de una burla tan justficada como saludable.
de un hombre, que de pie en el tejado, se gozaba en
En lo que llaman "estilo" que no es otra cosa que la misma
aquella maroma para él desconocida.
personalidad, el propio temperumento del artista, se muestra usted
Luz dio un grito de rabia, y envolviéndose a escritora de pura cepa; se muestra"un caso", que es lo que se le pide a
i

medias en la bata esponjosa, se levantó diciendo y la naturalidad constituSren


un autoÍ. Bien sabe usted que la sencillez

amenazante: ¡
la verdadera elegancia. De ahí su manera tan espontánea, tan
I
1
discreta,tan apropiada al tema y al paisaje.
-¡¡Atrevido!!... ¡Grosero!... ¿Usted cree que no
tengo marido?.... Va a ver con quien se entiende... TOMAS CARRASQUILLA. Agosto 1926
i
voy a hacerlo meter a Ia cárcel. I
I Cuando pienso con horror que las letras antioqueñas van a perder
mi señora? ¿No me
-¿A la cárcel?... ¿Y por qué, I¡
, acaso muy pronto a Tomás Carrusquilla, me consuela la seguridad
mandó decir con la sirvienta que viniera hoy sin {
de que 1o sobrevivirá muchos años Sofía Ospina de I'lavarro como
falta a limpiar la chimenea?...Yo no tengo la culpa hercdera única de su estilo y de su genio.

rlc que usté haga esas cosas...Yo voy pa' Ia cocina... I LUIS CANO Septiembre 1933
c«rntestó el negro, y con su gran escoba apoyada I
i
,'n cl hombro, continuó su camino, dejando ver una
El estilo de doña Solía Ospina de I'lavarro es el regreso de la
s«rru-isa irónica cntre los pliegues de su cara tiznada.
naturalidad, a la inteligentefuidez. Sus crónicas se parecen a ella,
I
§rrlir ( )r¡rir« dt, lit:l.ur*:

a lo que describe e insinúa con ese humor sdno f confortante que la


defne en la
tertulid -familiar o en el libro impreso. La tradición,
el ingenio, el apego a esds cosds que en el recuerdo adquieren su
pequeña inmortalida<l, hacen de su obra un mundo amable lleno de
voces amigas, que son eco y raíz de nuestras propias voces.

MANuEL MEJÍAVALLEJo Mcdellin, Novicmbre 1963

Doña Sofía Ospina de I'lavarro ha sido en nuestro país la más.fiel


La aventura del vampiro Sussex*
traductorc mental y literaria en la más ágil, donosa )/ roza7ante
literatura de las costumbres sociales de nuestro pueblo, de sus buenas
Arthur Conan Doyle
y de sus malas costumbres sociales.

JOSÉ MEJÍAY MEJÍA Bogotá, octubre de 1963 Holmes había leído cuidadosamente una nota
que el último reparto de correo le trajo. Entonces,
con una seca risita entre dientes, que era en él 1o
más cercano a la risa, me lalanzí.
Como mezcla de lo moderno y 1o medieval,
- fantástico, creo
de Io práctico y lo demencialmente
que este es con seguridad el límite -dijo. ¿Qué te
Parece, watson?
Leí lo siguiente:

l'raducción del inglés por Ircne Callc [Jotcr<¡.

t.
-1rl h¡u ('r»t<u¡ l.)tt)'It !t at'eulut tt iltl vumyiro d¡ s¿t.'-,r¡'t

46, OLD JEWRY, ¿Está relacionado con nuestro dominio? Cualquier


19 de Noviembre cosa es mejor que el ocio, pero parece que hemos
Asunto: Vampiros sido llevados a un cuento de hadas de los hermanos
Señor: Grimm. Estira el brazo, Watson, y mira que tiene
Nuestro cliente, el señor Robert Ferguson, para decirnos laV.
de Eerguson y Mulrhead/ comerciantes de
t-é, de Mincing Lane, nos ha hecho algunas Me incliné hacia atrás y tomé el gran volumen
consuftas sobre vampiros en una comunicación al cual se refería. Holmes lo balanceó en su rodilla,
de esta fecha. Dado que nuestra firma se
especializa completamente en la valoración y sus ojos se movieron con lentitud y cariño
de maquinaria, y el asunto no se refaciona sobre el registro de viejos casos, mezclados con la
con nuestro dominio, 1e hemos recomendado a1 información acumulada en una vida entera.
señor Ferguson flamarfo a usted y presentarle
el asunto. No hemos ofvidado sus exitosas -Viaje del Gloria Scott *leyó-; ese fue un mal
acciones en el caso de Matilda Briggs. negocio. Recuerdo que hi ciste registro de ello,Watson,
Somos, señor. aunque no he tenido la oportunidad de felicitarte por
Sinceramente suyos, el resultado. Víctor Lynch, el falsificador. Venenoso
lagarto o gila. ¡Caso excepcional, ese! Vittoria, la
MORR] SON, MORRISON Y DODD. bella del circo. Vanderbilt y el ladrón ambulante.
por E. J. (. Víboras. Vigor, el asombro cle Hammersmith.
*** ¡Vaya, vaya! El buen índice. Es insuperable. Oye
esto, Watson. Vampirismo en Hungría.Y de nuevo.
-Matilda Briggs no era el nombre de una joven,
Vampiros en Tiansilvania.
Watson clilo Holmes en una voz reminiscentc , era
una embarcación que es asociada con la rata gigante Pasó las páginas impacientemente, pero luego de

de Sumatra, una historia para la que el mundo aún una corta lectura soltó el gran libro con un gruñido

no está preparado. Pero, ¿qué sabemos de vampiros? de decepción:

Xr
t
,1 rt:hur {'t tnau {\t.l'l t !,tt «trt¡!uro ¡t¿l t'¿tm{¡i*t ¿/r, ,sl.r.r¡:,t

-¡Tonterías, Watson, tonterías! ¿Qué tenemos y concentración. Cuando terminó, permaneció


que ver con cadáveres andantes que solo se sentado, perdido en sus pensamientos con la carta
manticnen en sus tumbas si se les clava una estaca pendiendo de sus dedos. Finalmente, sobresaltado,
en el coraz6n? Es pura locura. despertó de su ensueño:

-Pero sin duda dije-, el vampiro no es -Casa Cheeseman's, en Lamberly. ¿Dónde es

necesariamente un hombre muerto. Una persona Lamberl¡Watson?


viva puede tener el hábito. He leído, por ejemplo, -Es en Sussex, al sur de Horsham.
de viejos que sorbían Ia sangre de jóvenes para
-No muy lejos, ¿eh? ¿Y Cheeseman's?"
apoderarse cle su juventud.
-Conozco esa zona, Holmes. Está llena de casas
-Ticncs raz6n,Watson. Se menciona la leyenda
antiguas que llevan los nombres de quienes las
cn una de estas referencias. ¿Pero debemos prestar
construyeron hace siglos. Están Odley's y Harvey's
seria atención a tales cosas? Esta agencia mantiene
y Carriton's. Se han olvidado las personas, pero sus
los pies sobre la tierra, y así debe permanecer. El
nombres viven en sus casas.
mundo es suficientemente grande para nosotros,
sin necesidad de fantasmas. Temo que no podemos -dijo Holmes con frialdad. Esta
-Precisamente
tomar al señor Ferguson con mucha seriedad. era una de las peculiaridades de su naturaleza
Posiblemente esta nota sea de él y pueda darnos orgullosa y reservada; aunque archivara nueva
luces sobrc su preocupación. información en su cerebro silenciosamente y
con precisión, rara yez daba crédito a quien la
Tomó una segunda carta que yacía olvidada en
proporcionaba Presiento que sabremos mucho
la mesa mientras él cstuvo absorto en la primera.
más sobre la casa Cheeseman's, en Lamberl¡ antes
Comenzó a leerla con una sonrisa de diversión
cleterminar.La carta es, como esperaba, de Robert
en su cara, quc se desvaneció gradualmente para
Fcrguson. Quien, por cierto, dice conocerte.
convertirse en una expresión de intenso interés
t
.'l rl l¡ilt l'r)nt)r] I )t)ll(
Lu ot't:tt/ura tltl t'utn¡iro rlr .rlr,rrr

-¿¡A mí!? darle una idea general de 1a situación y


para establecer si está interesado en ef
-Será mejor que la leas.
asunto. La dama comenzó a mostrar curiosos
Me entregó la carta. El encabezado tenía la
rasgos bastante ajenos a su carácter dulce
y gentil. tr1 cabaffero habÍa estado casado
clirección mcncionada. dos veces y tenia un hijo de su primera
Decía: esposa. Este niño tenía ahora quince años,
un j oven encant ador y cariñosof aunque
infelizmente lisiado en un accidente de
QUERIDO SEÑOR HOLMES: infancia. La esposa habia sido encont.rada
Mis abogados 1o han recomendado, pero de dos veces agrediendo al pobre chico sin fa
hecho e-I tema es tan extraordinariamente menor provocación. Una vez fo golpeó con
delicado que es muy difíci1 de discutir. una vara y dejó una qran magufladura en su
Concierne a un amigo por quien estoy actuando. brazo.
Este cabaflero se casó hace cinco años con trsto era poca cosa comparada con fa
una dama peruana, hija de un comerciante de conducta hacia su propio hijo, un dufce niño
este pais, a quien había conocido durante de menos de un año de edad. En una ocasión,
Ia importación de nitratos. La dama era muy hace aproximadamente un mes, 1a niñera dejó
hermosa, pero eI hecho de ser nacida en eI solo af b,ebé durante unos minutos. Un fuerte
extranjero y de tener una religión ajena, grito de1 bebé, como de dofor, llamó de
siempre causó una separación de intereses y vuel-ta a fa niñera. Mientras esta corría
sentimientos entre marldo y mujer, así que hacia 1a habitación vio a su empleadora,
luego de un tiempo su amor por ella se enfrió y la dama, inclinada sobre é1 y aparentemente
comenzó a ver su unión como un error. Sint.ió mordiend<¡ su cuelfo. Tenía en ese lugar una
que existían partes def carácter de su mujer pegueña herida de la cuaf manaba sangre.
que é1 nunca podría explorar o entender. La n1ñera estaba tan horrorizada que quiso
Est.o se hacía más doforoso dado que effa era lfamar al maridor pero la dama .Ie imploró
fa esposa más cariñosa que pudiera tener y que no lo hiclera e incluso le dio cinco
en toda apariencia absolutamente devota. ]ibras como precio por su silencio. Ninguna
Ahora, ef punto que aclararé cuando nos explicación fue dada y, por el momento. ef
reunamos. De hecho/ esta nota es solo para asunto fue ol_vidado.
I r¡httt' {"¡¡n¡ut I }lt'!t, ltt t.n¡'ttltutt tlrt r¡tnl¡i¡t¡ ¿l'rr.rrct

AqueIIo dejó, de todos modos/ una terribfe sus sentimientos, señor Holmes/ cuando vio
impresión en 1a mente de Ia niñera y desde a su esposa levantarse junto a fa cuna, y
ese momento comenzó a observar detenidamente advirtió sangre en ef cuello expuesto del
a su ama y a cuidar de cerca al bebé, a quien niño y en fa sábana. Con un grito de horror,
amaba tiernamente. Le pareció que de la qiró la cara de su esposa hacia Ia Luz y
misma manera que ella observabra a fa madre, vio sangre afrededor de sus labios. Era
la madre fa observaba a ella y que, cada vez e11a, sin duda alguna, quien habia bebido
que se veia obligada a dejar aI bebé sofo/ la sangre def pobre bebé.
la madre estaba a 1a espera de llegar a é1. Ese es ef asunto. Ahora el-la está confinada
Dia y noche la niñera cubrió al niño, y día en su habitación. No ha habido explicaciones.
y noche 1a madre vigilante y sifenciosa El esposo está medio desquiciado. É1 sabe.
parecía yacer a la espera, como un lobo por al igual que yo, poco sobre e1 vampirismo.
una oveja. Debe parecerle increíble, pero Habiamos pensado que era una historia
le ruego que fo tome seriamente, pues la descabellada de paises extranjeros. Y aún
vida de un niño y Ia sensatez de un hombre asi en el mismo corazón del Sussex inglés...
dependen de elfo. En fin, todo esto puede ser discutido con
Einalmente, 1leqó el espantoso día en el usted en 1a mañana. ¿Se reunirá conmigo?
que los hechos no pudieron ocuftarse por ¿Usará sus grandes talentos ayudando a un
más tiempo al marido. Los nervios de Ia hombre abrumado? De ser asi, por favor envie
niñera habían cedido, no podia soportar más un telegrama a Ferguson/ casa Cheeseman's,
la tensión y le cont.ó todo af hombre. Para en Lamberly, y estaré en su residencia a las
é1 la historia parecía tan increíbfe como diez en punto.
puede parecerle a usted ahora. Sabia que Fielmente suyof
su esposa era amorosa y t exceptuando los
ataques haci-a su hijastro/ una afectuosa ROBERT FERGUSON
madre. ¿Por eué, entonces, lastimaria a su P.D. Creo que su amigo Watson jugó rugby
querido bebé? Le dijo a la niñera que estaba en ef equipo de Bfackheath cuando yo jugaba
soñando, eue sus sospechas eran las de un como tres-cuartos en el de Ri-chmond. Es la
loco y que tales calumnias sobre su ama no única referencia personal que puedo darfe.
serían toleradas. Mientras hablaban se oyó
un repentino grito de dofor. Niñera y amo
corrieron hacia el cuarto del niño. Imagine ***

¡
,1*hilr' i.'rtnütt l\|.t l( l,tt 0t't: t t /n tu t 1,.' I tu n t ¡t t tt t,/r' r¡r.r';r'-t

-Claro que lo recuerdo dije mientras soltaba la de un excelente atleta a quien uno ha conocitlo trn
carta , cl grandulón Bob Ferguson, el mejor tres- su mejor momento. Su fuerte figura estaba abatitla,
cuartos que Richmond ha tenido. Siempre ha sido su pelo rubio era escaso y sus hombros estaban
un tipo de buen coraz6n. Es muy suyo preocuparse encorvados. Temo que suscitó en él emocioncs
por el caso de un amigo. correspondientes.

Holmes me miró pensativamente y sacudió su -Saludos,Watson -dijo, y su voz era aún grave y
cabeza. cordial-. No te ves como el mismo hombre a quien
lancé al público sobre las cuerdas cn Old Deer Park.
-Nunca he cntcndido tus límites,Watson
-dijo Espero haber cambiado un poco también. Pero
Tienes posibilidades incxploradas. Envía este
son estos últimos días los que me han envejecido.
telegrama, como un buen muchacho: 'Examinaré
Veo por su telegrama, señor Holmes, que no tiene
su caso con gusto'.
sentido presentarme como emisario de alguien
-¡Su caso!
mas.
-No debemos dejarle pensar que esta agencia es
-Es más fácil el trato directo dijo Holmes.
un hogar dc imbéciIes. Claro que es su caso. Envíale
-Por supuesto. Pero pucde usted imaginar lcl
ese telegrama y espera a que los asuntos reposen
difícil que es hablar así de Ia mujer a quien uno está
hasta mañana.
obligado a proteger y ayudar. ¿Qué puedo hacer?
A las diez en punto de la mañana siguiente, ir a la policía con semejante historia? Pero
¿Cómo
Ferguson entró a nuestra sala. Lo recordaba como los niños deben ser amparados. Es una locura.
un hombre alto, flaco, de extremidades sueltas y
¿Señor Holmes? ¿Estará en la sangre? ¿Ha tenido
una veloz carrera que le permitió esquivar muchos
algún caso similar en su experiencia? Por amor de
def'ensas contrarios. Creo que no hay nada más
Dios, deme algún consejo, pues mi ingenio no da
doloroso en la vida que encontrarse con las ruinas a vasto.

1+
..|rllt* { {}trtilt ¡)t}t!{:
Ll tlt'ct¡lut u , ful *tntl¡in¡ ,/r' lllr rcr

-Naturalmente, señor Ferguson. Ahora siéntese ella absolutamente. Me preocupa más el pcquc:ñ<r
aquí, tranquilícese y deme un par de respuestas
Jack, pues, como le dije en mi nota, ha sido ataca<lo
claras. Le puedo asegurar que estoy muy lejos de dos veces por ella.
que mi ingenio no dé a vasto, y tengo confianza
-¿Pero sin ser herido?
en poder hallar una solución. Primero que todo,
dígame que pasos ha tomado. ¿Está su esposa aún -No, ella Io golpeó salvajemente. Es aún peor
cerca de los niños? si se tiene en cuenta que es un pequeño inválido
inofensivo los duros rasgos de Ferguson se
-Tuvimos una escena espantosa. Es una mujer
suavizaron al hablar de su niño-; uno creería que la
muy cariñosa, señor Holmes. Si alguna mujer ha
condición del chico ablandaría cualquier corazín.
amado a su marido en cuerpo y alma, es ella. Le
Una caída en la niñez y la columna torcida, señor
partió el corazón que yo hubiera descubierto este
Holmes. Pero por dentro, el alma más dulce y
horrible e increíble secreto. Ni siquiera habló. No
cariñosa.
contestó mis reproches, excepto mirándome con
los ojos llenos de locura y desespero. Luego corrió Holmes había tomado la carta del día anterior y
a su habitación y se encerró. Desde entonces se ha la estaba releyendo.
negado a verme. Ella tiene una criada que ha estado -¿Qué otros habitantes tiene su casa, señor
a su servicio clesde antes del matrimonio, se llama Ferguson?
Dolores, es más su amiga que su sirvienta. Ella le
-Dos sirvientes que llevan poco tiempo con
lleva la comida.
nosotros. Un ayudante del establo, Michael, que
-¿Entonces el bebé no se encuentra en peligro duerme en la casa. Mi esposa, yo, mi hijo Jack, el
inmediato? bebé, Dolores y la señora Mason. Eso es todo.
-La señora Mason, la niñera, ha jurado que no lo -Deduzco que usted no conocía bien a su esposa
abandonará ni de día ni de noche. Puedo confiar en cn la época de su matrimonio.
¡
,1 rth tu {.' t t na» I )t t.y' I t' It o¡'t:ulu¡tt <ltl tunt!,in¡,/r' r¡lr lrr

-La había conocido pocas semanas antes. según entiendo, parece haber atacado a los <los
niños, su propio bebé y el pequeño de su antcrior
-¿Hace cuánto está con ella Dolores, la criada?
matrimonio?
-Algunos años.
-Así es.
-Entonces, ¿Dolores conocc mejor c[ carácter
-Pero los ataques han sido diferentes, ¿no es así?
de su esposa que usted?
Ella ha golpeado a su hijastro.
-Se podría decir que sí.
-Una vez con una vara y la otra salvajemente con
Holmes anotó algo. sus manos.
-lmagino -dijo- que pue<lo ser más útil en -¿No ha dado ninguna explicación de por qué lo
Lamberly que aquí. Es un caso para investigar golpeó?
de manera personal. Si la dama permanece
-Ninguna, excepto que lo odia. Una y otra vez
en su habitación, nuestra prescncia no será
1o ha dicho.
un inconveniente para ella. Desde luego, nos
quedaremos en la posada. -Bueno, no es extraño entre las madrastras.
Celos póstumos, podría decirse. ¿Es la dama celosa
Ferguson hizo un gesto de alivio.
por naturaleza?
-Es lo que esperaba, señor Holmes. Hay un tren
-Sí, es muy celosa. Celosa con la fuerza de su
excelente desdeVictoria a las dos, si puede venir.
ardiente amor tropical.
-Claro que podemos ir. Hay un periodo de
-Pero el niño tiene quince años, según entiendo,
calma últimamente. Puedo darle mis energías
completas. Watson, evidentemente, viene con
y es probable que haya desarrollado mucho su
mente al estar su cuerpo limitado. ¿Le dio él alguna
nosotros. Pero existen algunos puntos que quisiera
explicación de los ataques?
tener claros antes de comenzar. ¿Esta infeliz dama,

2tu
.,1 il h tu t..'t t tt« n I )t t1,, ! t l,t.t at't, t ¡/ ut a t. lt I vt t n t
l, i n ¡ r/i' vlrsr r

-Dijo que no había raz6n. -En el primer caso, sí. Fue como si un frencsí st:
-¿Fueron bucnos amigos antes? hubiera apoderado de ella, y hubiera descargado su
ira contra ambos. En la segunda ocasión fue solo
-No, nunca hubo amor entre ellos.
Jack quien sufrió. La señora Mason no tuvo queja
-¿Y sin embargo ustcd dice que es muy alguna sobre el bebé.
afe ctuoso?
-Eso, ciertamente, complica las cosas.
-No ha habido cn el mundo un hijo más devoto.
-No creo seguirlo, señor Holmes.
Mi vida es su vida. Está absorto cn lo que digo y
haso. - Posiblementeno. tlnoformateorías provisionales
ó
y espera a que el tiempo o el conocimiento las
De nuevo Holmes anotó algo. Por un momento
desacrediten. Un mal hábito, señor Ferguson, pero
se pcrdió en sus pensamientos.
la naturaleza humana es débil. Temo que su viejo
-Sin duda ustccl y el niño eran grandes camaradas amigo, aquí presente, Ie ha dado una perspectiva
antes del segundo matrimonio. Eran muy cercanos, exagerada de mis métodos científicos. No obstante,
¿no es cierto? solo diré en este momento que su problema no me
-Mucho. parece insoluble y que puede esperar encontrarnos
enVictoria a las dos en punto.
-Y el niño, siendo tan afectuoso, seguramente
tenía gran lealtad a la mcmoria de su madre.

-Gran lealtad. ***

-Parece ser un muchacho muy intcresante.


Hay otro punto sobre los ataques. ¿Las extrañas Era la tarde de un día de noviembre apagado y
agresiones al bebé y al niño fueron en la misma nublado cuando, luego de haber dejado nuestro
época? equipaje en Chequers, en Lamberl¡ condujimos

220
.'!rthru l'crtttt I \tylt l,( I t|\'t' J t! u ! t:1, lt' I* t t n¡ tt r, t, /r' .rl.r rt' t

por un largo y sinuoso camino de arcilla dc Susscx modernas acuarelas bien escogidas; mictrtras
hasta finalmente llcgar a Ia antigua y aislada casa arriba, donde un yeso amarillo reemplazaba crl
de campo en donde Ferguson residía. Era una gran roble, estaba colgada una hermosa colección «lc
construcción desorclcnada, muy vicja en el centro, utensilios y armas suramericanas, traídas sin dutla
muy nueva en las alas, con altísimas chimeneas por la dama peruana que se encontraba en el piso der
estiloTirdor y tccho elevado, con losas clc Horsham arriba. Holmes se levantó, con esapronta curiosidad
manchadas con líqucnes. Los peldaños cle la cntrada que surgió de su mente ansiosa, y la examinó con
estaban encorvados por el desgastc, y las antiguas cuidado. Regresó con mirada pensativa.
baldosas que recubrían el porche tenían el emblcma -¡Hola! -gritó-. ¡Hola!
cle un queso y un hombre en honor a su constructor.
El spaniel que estaba echado en una cesta cn la
Dcntro,los cielorrasos eran corrugados con pesadas
esquina, vino lentamente hacia su amo, caminando
vigas de roble, y los pisos irrcgulares se hundían
con dificultad. Sus patas traseras se movían de
en marcadas curvas. Un olor a veiez y deterioro
manera irregular y arrastraba la cola. Lamió Ia
impregnaba toda la clesintegrada construcción.
mano de Ferguson.
Había una gran sala ccntral a donde Ferguson -¿Qué pasa, Holmes?
nos guió. Allí, en la enorme y anticuada chimenea,
con un biombo cle hierro que databa dc 1 670, ardía
-Elperro. ¿Cuál es su problema?
y chisporroteaba un espléndiclo fuego. -Eso es lo que ha confundiclo al veterinario. Un
tipo de parálisis. Meningitis espinal -pensó . Pero
Obscrvando alrcdedor, vi que la habitación era
está mejorando. Pronto estará bien. ¿No es cierto,
una singularísima mezcla de fechas y lugares. Las
Carlo?
paredes, cubiertas hasta Ia mitad con paneles de
madera, pudieron haberpertenecido al terrateniente Un temblor de aprobación pasó a través de la
original, un granjero del siglo diecisiete. Sin cola gacha. La mirada afligida del perro pasó de
embargo, cstaban adornaclas en Ia parte baja con uno al otro. Sabía que discutíamos su caso.

222 2)l
.1 rthut {' t ¡ n ¿¡ t l.}t t.t' ! e l.\t ,t)t t)ltiitt.lt I |1ttttl)ttlt,l r¡lrr¡'r

-¿Ocurrió de rcpente? -¡Dios lo quicra! Si me clisculpan, c;rballcr',,s,


subiré a la habitación de mi esposa y vcró si lr.ry
-En una sola noche.
algún cambio.
-¿Hacc cuánto tiempo?
Estuvo ausente por algunos minutos, durantt'
-Debe haber sido hace unos cuatro meses.
los cuales Holmes reanudó su examen de las
-Mry notable. Muy sugcrente. curiosidades dc la pared. Cuando nuestro anfitrión
-¿Qué ve cn é1, señor Holmes? regresó, era claro, por su rostro abatido, que n()
había logrado progreso alguno. Tiajo consigo a una
-Una confirmación de Io que ya só.
joven alta, delgada de tez oscura.
-Por amor de Dios, ¿quó cree, señor Holmes?
-El té está listo, Dolores dl;o Ferguson.
Puede scr un simple rompecabezas intelectual
Asegúrese de quc su ama tenga todo lo que desee.
para usted, ¡pero para mí es un asunto de vida o
muerte! ¡Mi esposa, una asesina en potencia y mi -Estar muy enferma dijo Ia joven, miranclo con

hijo en constante peligro! No juegue conmigo, ojos indignaclos a su amo. No pcdir comida. Estar
señor Holmes. Es terriblemente serio. muy cnferma. Necesitar médico. Tener mieclo cle

estar a solas sin médico.


El gran tres cuartos tcmblaba de pics a cabeza.
Holmes le puso la mano en el brazo, de manera Ferguson me miró con una pregunta cn sus

tranquilizadora. ojos.

-Temo que sea cual sca la solución, señor -Me alegraría poder servir de algo dije.-¿Su

Ferguson, le acarrcará dolor -dijo Le evitaré ama recibirá al doctorWatson?

tanto como pueda. No puedo dccir más por ahora, -Yo llevarlo. No preguntar. Necesitar médico.
pero espero tener algo definitivo antes de irme de -Entonces iré inmediatamente con ustecl.
esta casa.
.1rtln¡t l ttiltil| |)t)l!( !.':! i! 1'{' I ) ¡ I ¡ ! e rl,: ! I t ¡il l, t rt,,li' r¡tl.Í'r

Seguí a la jovenr Que temblaba conmocionada, -¿Dóndc está mi esposo?


al piso dc arriba y a través de un antiguo corredor. -Está abajo y desearía verla.
Al final había una puerta enorme con manijas de
-No lo veré. No lo veré... entonces pareció
hierro. me ocurrió, mientras la observaba, que si
Se
pcrclerse en un delirio. ¡Un espíritu maligno! ¡Un
Ferguson trataba dc llegar a su esPosa Por la fuerza,
espíritu maligno! Oh, ¿qué debo haccr con este
no Ie scría fácil. La joven sacó una llavc de su bolsillo
dcmonio?
y los pcsados tabloncs dc roble crujieron sobrc sus
viejas bisagras. Entré y mc siguió rápidamente, -¿Puedo ayudarle de alguna manera?

ccrrando la puerta tras ella. -No. Nadie puccle ayudarmc. Se acabó.Todo cstá
En la cama, yacía una mujer quc claramente destruido. Haga lo que haga, todo está dcstruido.
tenía una fiebre alta. Estaba medio consciente La mujer debía tener una cxtraña alucinación.Yo
pero, cuando entré, un par de ojos hermosos y no podía imaginar al honesto Bob Ferguson en cl
asustados me miraron con aprehcnsión. Al vcr a un papel dc cspíritu maligno o demonio.
extraño, pareció sentir alivio y, suspirando, se dejó --dije su
-Madame esposo la ama. Está
cacr sobrc la almohada. Me le acerqué con palabras
profunclamente afligido por lo quc sucede.
tranquilizadoras y se quedó inmóvil mientras le
De nucvo me miró con sus gloriosos ojos.
tomé el pulso y la temperatura. Ambos estaban altos
sin embargo, mi impresión fue quc su condición
1,,
-Mc ama. Sí. Pero ¿no lo amo yo a él? ¿No lo amo
era de agitación mental y nerviosa, más que de una hasta el punto de sacrificarme antes de romper su
enfcrmedad real. clulce coraz6n? Así Io amo.Y aún así él pudo pensar
cso cle mí... hablar así de mi.
-Estar así un día, <los días. Temer que muera
dijo la joven. -Él está lleno de dolor, pcro no puede cntcnder.

La mujer giró su hermosa cara enrojecida hacia mí. -No, ól no puede entender. Pero clebcría confiar.

)2(,
,lt¡,fit { ttiltIt; I)¡)r1.. 1.4 t!t'!'tilltlr ti,l \ttl!l!)ltft i¿ \1.,\rr':

-¿Por qué no lo ve? sugerí. él y lanz6los brazos alrcdedor de su cuello con la


despreocupación de una niña cariñosa.
No, no. No puedo olviclar esas palabras
tcrribles ni Ia expresión <le su cara. No 1o veré. -Oh, papá --gritó no sabía que ya estabas de
Ahora váyasc. No hay nada quc pueda hacer por vuclta. Debí estar aquí espcrándote. Oh ¡cstoy tan
mí. Dígalc solo una cosa: quiero a mi hijo, tengo feliz de vcrtc!
derecho a é1. Es el único mcnsaje que pucdo cnviarle Ferguson se liberó suavcmente del abrazo con
giró su cara hacia la parcd y no dijo nada más. ciertas muestras de vcrgüenza.
Regresé a la sala clcl primcr piso, donclc Fcrguson -Querido hijo -dijo, mientras lc claba tiernas
y Holmes seguían sentados iunto al fuego. Ferguson palmaditas cn la rubia cabeza ,
regresé pronto
oyó de mala gana los resultados de mi visita. porque he convenciclo a mis amigos, el señor
-¿Cómo puedo enviarle al niño? -dijo-. Quién Holmes y cl cloctor Watson, cle vcnir y pasar una
sabe qué extraño impulso pueda invadirla. ¿Cómo noche con nosotrcls.

puedo olvidar que se levantó clc su lado con su -¿Es cse el señor Holmes, el detective?
sangre en los labios? sc cstrcmeció al recordarlo- _Sí.
. El niño está a salvo con la señora Mason y allí
El joven nos miró <lc mancra pcnctrante ¡ scgún
permanecerá.
me parcció, poco amistosa.
Una doncella, la única cosa moclcrna quc había
-¿Qué hay de su otro hijo, señor Ferguson?
visto en la casa, había traíclo un poco de té. Mientras
prcguntó Holmcs ¿poclermos conocer al bebé?
lo scrvía, la puerta se abrió y un joven entró a la
sala. Era un chico excepcional, de rostro pálido, -Pídele a la scñora Mason que baje al bebé -dijo
cabello rubio y expresivos ojos azul claro que se Ferguson.

encendían con una rcpcntina llama de cmoción y El niño se fue con un an<lar curioso, arrastrand<t
alegría al posarse sobrc su padre. Se abalanzó hacia los pics, lo que lc inclicó a mi mirada quirúrgica

228
l; ti:t¡t I t,t;'*t l.)t¡t'it !¡¡ t¡t'tt|!ut¡t t.!,.,I t'tt¡t¡!¡It¡ rfl r.rr.t.!r't

que sufría de una espina dorsal débil. Rcgresó Poco regresaron al bebé. En su cuello regordete había una
dcspuós, seguido por una muier alta y delgacla que pequeña marca hinchada. Sin clccir nada, Holmcs la
llevaba en sus brazos un niño hermoso, dc ojos examinó con atención. Finalmente, estrechó uno
oscuros y cabello dorado, una maravillosa mczcla dc de los pequeños puños que se agitaban frente a é1.
lo sajón y lo latino. Ferguson estaba t:videntcmentc -Adiós, hombrecillo. Has comenzado tu vida de
entregatlo a é1, pues lo tomó en sus brazos y lo manera extraña. Niñera, me gustaría hablarle en
acarició ticrnamentc. privado.
-E imaginar que alguien pudicra tencr el corazón La llevó a un lado y Ie habló con seriedad por unos
para herirlo -murmuró mientras observaba la minutos. Solo oí las últimas palabras, lue fueron:
pequeña lesión roja cn el cuello del querubín. <<Espero que su ansicdad pronto sea calmada». La

Fue en ese momento quc tuvc Ia oportunidad mujer, que parccía ser una criatura amargada y
clc mirar a Holmes, y vcr una singularísima silenciosa, sc retiró con el niñ<¡.

conccntración en su expresión. Su cara estaba -¿Cómo es Ia señora Mason? prcguntó


inmóvil como si hubicra sido tallada en marfil Holmes.
antiguo y sus ojos, que Por un momento habían -Ncl muy cautivadora cxtcrnamcnte, como
observado a paclre c hijo, cstaban ahora fi¡os, puede ver, pero con un corazón de oro, y cntregada
con ansiosa curiosidad, en algo al otr<> laclo dc Ia al niño.
habitación. Siguiendo mirada, solo puclc suPoncr
su
-¿A ti te agrada, Jack? Holmes giró
que estaba contemplando, a través dc Ia ventana,
rcpentinamente hacia el chico. Su expresiva cara sc
el melancólico jarclín mojado. Es cierto quc un
cnsombreció y sacudió la cal¡eza.
postigo cstaba meclio ccrrado y bloqueaba la vista,
sin embargo, cra la vcntana lo que había captado -Jacky tiene agrados y clcsagrados muy marcados

la atención de Holmes. Entonces sonrió y sus oios dijcr Ferguson, poniendo su brazo alredeclor
|/r.t:, !tllt!tt,l, l t,tttt¡,tr,,L rr¡rrIr

Ferguson sc llevó la manota a su arruga(la


frente.
-Poramorde Dios, Holmes--dijo roncamente , si
puede ver la verdad en este asunto, no mc mantenga
en suspcnso. ¿En qué posición me encuentro? ¿Qué
debo hacer? No me importa cómo haya dcscubierto
los hechos mientras realmentc los cnticnda.

-Sé que le debo una explicación, y la tcnclrá,


pero, ¿me permite llevar el asunto a mi manera?
¿La dama está en capacidad de vernos,Watson?
-Está enferma, pero bastante racional.

-Mry bien. Es solo en su presencia que puedo


csclarecer la cucstión. Subamos a verla.

-Ella no querrá verme gritó Ferguson.


-Oh, sí 1o hará -dijo Holmes y garabateó unas
pocas líneas en un papel.

-Tú al menos tiencs la entrada,Watson. ¿Tenclrás


Ia bondad de entregarle esta nota a la clama?

Subí de nuevo y le entrcgué la nota a Dolores,


quien abrió la pucrta cautelosamente. Un minuto
más tarde oí un grito quc vcnía del interior, en
el que parecían mezclarse felicidad y sorpresa.

2rl
,l¡ ri¡t] { t)t:/tl! I }(t.l'¡{ ltt ltt ¡¡tt¡¡tt,l, i :,ttt¡,it, r/i'vr¡rrlt

Dolores se asomó. -Lo probaré, pero en el proceso lo hcriró


-Ella verlos. Escuchar dijo. profundamente en otra dirección.
-Nada mc importa micntras libre a mi csposa
Ferguson y Holmcs subieron a mi llamado. Al
cle culpas. Todo cn el mundo es insignificante en
cntrar a Ia habitación, Ferguson sc acercó uno o
comparación con cso.
dos pasos hacia su esposa, {uicn se lcvantó de la
cama pero cxtendió la mano, rechazándol.r. É1 t" -Déjeme decirle, entonces, el razonamiento que
hunclió en un sillón, mientras Holmes se sentó a su cruzb mi mente en Baker Street. Para mí, Ia idea
lado lucgo de hacer una revercncia hacia la dama, de un vampiro era absurda. Esas cosas no ocurren
quien 1o observaba con los ojos desorbitados del en la práctica criminal en Inglaterra. Y, aún así,
asombro. su observación era precisa. [{abía visto a la dama
levantarse del lado clc la cuna del bebó con sangre
-Creo que podemos prescindir de Dolores -di;o
en sus labios.
Holmes . Ah, muy bien, madame, si prefiere quc
ella se qucde no tengo objeción alguna. Ahora, -Así fue.
señor Ferguson, soy un hombre ocupado con -¿No se le ocurrió quc la hericla sangrante fuera
muchas llamadas y mis métoclos deben ser cortos y succionadapor otro propósito distinto a extraer
directos. La cirugía más rápida es la mcnos dolorosa.
sangre? ¿No hubo una rcina en la historia de
Déjeme primcro dccirlc lo que calmará su mcnte. Inglaterra que succionó una hcrida para cxtraer
Su esposa es una mujer muy bucna, muy cariñosa veneno de ella?
pero muy maltratada.
-¿¡Veneno!?
Ferguson se enderez| con un grito dc alegría.
-En el hogar suramericano, mi instinto sintió la
-Pruebe eso, señor Holmes, y le estaré en clcuda presencia de esas armas en las parcdes, aunque mis
por sicmpre. ojos nunca las hubieran visto. Puclo ser otro veneno,
.1rll¡t¡r c- ttntur l.\|\'l( l,¡t t.tIt:t :I t¿t u | \, | * |¡t¡ |) tfi t,/,' tt¡t r¡'r

pero fue lo que se me ocurrió. Cuando vi el carcaj exagerado amor maníaco por usted ¡ posiblementc,
vacío junto al pequeño arco para pájaros, fue lo por la difunta madre,lo que provocó estas acciones.
quc csperaba ver. Si cl niño hubiera sido pinchado Su alma está consumida por el oclio que tiene
con una de csas flechas, sumcrgida en curare u hacia este bebé espléndido, cuya bellcza y salud
otra droga diabólica, lc significaría Ia muertc si el contrastan con su propia debilidad.
vcneno no se succionara para rctirarlo. -¡Dios! ¡Es increíble!
¡Y el perro! Si uno fuera a usar tal veneno, ¿no -¿He dicho la verdad, madame?
intentaría probarlo primero para ver si no ha perdido
La dama sollozaba, con su cara hundida en las
su podcr? No preví el pcrro, pero por lo menos lo
almohadas. Ahora se giraba hacia su mariclo.
enticnclo y ha encajado en rni reconstrucción.
-¿Cómo podía decírtelo, Bob? Sabía el golpe
¿Ahora enticnde ? Su esposa sospechaba tal ataque.
Lo vio y alcanzb a salvar la vicla del bcbé, pero fue que sería para ti. Era mejor que esperara y que
incapaz de contarle la verdarl, pues sabía quc usted viniera de otros labios distintos a los míos. Cuando
amaba al niño y temia romper su corazón. este hombre, que parece tener poderes mágicos,
escribió que lo sabía todo, estuve complacida.
-
¡Jacky! -dl;o Ferguson.
-Creo que un año en el mar cs mi prcscripción
-Lo observé mientras usted acariciaba al bebé
para el amo Jacky -di¡o Holmcs, lcvantánclose cle su
hace poco. Su cara se rcflcjaba claramente en el
silla. Una cosa está aún turbia, madame. Podemos
viclrio dc la ventana, donde el postigo formaba
entender bien sus ataques contra el amo Jacky.
un fondo. Vi tales celos, tal odio crucl como raras
Existe un límite para la pacicncia dc una madrc.
veccs he visto en un rostro humano.
Pcro, ¿cómo pudo dejar al bebé estos últimos
-¡Mi Jacky! días?
-Tiene que afrontarlo, señor Fcrguson. Es más -Lc había dicho a la señora Mason. Ella sabía.
doloroso, pues es un arnor distorsionado, un

2i7
.lrthur { !!nüfi ¡](t)'!i' lt «r*:t¡lt¡t'u ,1,,! rum¡ti*t,l¡ r;1,'rcr

-Exactamente. Eso imaginé. conclusión satisfactoria. Con gratitud por


la recomendación, soy, señor,
Fcrguson cstaba parado junto a la cama, sin habla,
con las manos extcndidas y temblorosas. Fielmente suyo/
-Este, supongo, es el momento para nuestra SHERLOCK HOLMES
salida, Watson cli;o Holmes cn un susurro--. Si
ustcd toma un codo <le la muy fiel Dolores, yo
tomaré el otro. Muy bien añadió mientras cerraba
Ia pucrta tras él , creo que podemos dejar que
arreglen cl resto entrc cllos.
Solo tengo una nota más sobre cstc caso. Es la
carta quc Holmes cscribió como respucsta linal a
aquella con la quc la narración comicnza. Decía
así:

BAKER STREtrT,
27 de Noviembre
Asunto: Vampiros
Señor:

Refiriéndome a su carta del 19, me permito


afirmar que he observado fa petición de
su cliente, €f señor Robert Ferquson. de
Ferguson y Muirhead, comerciantes de té, de
Mincing Lane, y el asunto ha sido llevado a

2 3rJ
.'lr¡knt t tlndfi Itt)i l( ] t t ut't,t Itu¡¡:t t l¿' I t ¿ t tt t ¡' i tt,,/,' r¡¡u t,'r

Arthur Conan Doyle (1859-1930) y a escribir ampliamente sobre el tema. Cuatro años antcs
de morir, producto de un ataque al coraz6n, publicó su
Méilico y novelista cscocés. Estudil¡ medicina c,n la
autobiografía, Memorias y aventuras.
Universidad de Eclimburgo, pero cjerció su profesión en
Southsea (lnglatcrra), altcrnánclola con la escritura de La aventura del vampiro de Sussex es una de las 12 historias

rerlatos. Su primera novela, Estudio cn escarlata' que se del ciclo conocido como El archivo de Sherlock Holmes, y
convertiría en el primero dc los scsenta y ocho relatos cn los fue publicada en 1924.

que aparece uno de los clertectives literarios más famosos de


todos los tiempos, Sherlock Holmes, tuvo tanto éxito gue su
desempeño como módico solo cluró cinco años; a partir de

allí se declicó exclusivamente a la escritura.

Dentro <lc los mcjores relat<ts rle Ht-,lmes encontramos


El signo cle l<ls cuatro, Las aventuras clc Sherlock Holmes,
EI sabueso dc Baskerville y Su último salu<lo en el escenario
(1917). Gracias a cstos se hizo famoso y popularizó el géncro
de la novcla policiaca.

brillan por sus características particulares,


Sus personajes

la habllidad para cl razonamiento clcductivo de Sherlock


Holmes, la mezcla entre torpe y boncladoso clel doctor
Watson y la pcrsonalidad maligna «le su archicnemigo el

doctor Moriarty. Sus prcf'erencias literarias no se reducían a

la novela policiaca, también le intercsaban la novela histórica,


Ia poesía y el drama. Por ejcmplo, su libro más largo La
guerra de los Bóers y La guerra en Sudáfrica son obras que le
hicieron mcrececlor del título cler Sir. El autor sufrió una crisis
tras Ia muerte de su hijo mayor en las trincheras de la Gran
Guerra y se dcdicó a dar conferencias sobrc el espiritualismo

2+O
El viaje con un nihilista*
Nikolai Semionovich Leskov

¿@ién vuela, quién galopa,


en la enigmática tiniebla?
Goethe

Capítulo Primero
Me sucedió tener que pasar la noche de navidad
en el vagón de un tren. El lance no dejó de traer su
avcntura.

La historiaocurrió en una de las líneas periféricas


clc tren, muy lejos del bullicio del "gran mundo",

Ii'¡rlu<:r:ión rlt'l ruso y nota bigráfica rlcl autor por Rubén dario Flórcz Arcila
it ii.t' i: t t .\rt¡ t i')t ¡t lr} i.''ntr,ll l.l t'trrj<' r ¡tt¡ tttt nt!¡ili:/<t

por decirlo. La línca aún no había sido terminada


así -Y yo pienso lo mismo -dijo un rt:ligioso
del toclo; cl horario de los trenes era irregular y huesudo y largo, poniéndose de pie micntras s('
acomodaban a los pasajcros clc cualquier manera. apoyaba sobre el respaldo de una silla.
No importaba quó clase dc pasajc se comprara Para -En la ciudad a donde vamos, al diácono lc
el viaje pucsto que todos los rangos terminábamos salen gallos cuando canta en la liturgia. Me invitó
hacienclo la misma cola. entonces para que cantemos en la misa de las diez
Como toclavía no había caf.eterías cn los vagones, de la noche. Grazno mi parte y en la misma noche
muchos de los viajeros espantaban el frío con un regreso a la alclea.
trago cle sus petacas de bolsillo. Había una ventaja de viajar a caballo en la que
Un trago puedc tracr como consccucncia que todos estaban de acuerdo, que uno va solo y puede
suelta la lengua y provoca la convcrsación. Casi detenerse donde se le antoje.
siemprc el tcma viene sicndo la vía fórrea, de la que -Bueno, pero en nuestro caso la compañía no es
se habla con conclcscendencia, aunquc csto último
para siempre -exclamó un vendedor.
no resulta frecuente.
-Aunque si se pega por una noche, puede pasar
-Sí, nos transportan sin consideraciones -dijo que se recuerde toda la vida -comentó el diácono.
un militar dcsconocido-r pero corno sea, no
-¿Y qué podría ser?
dcbióramos scr dcsagradecidos, rcsulta mejor quc
hacer el viaje a caballo. Galopando no hubiéramos -Imaginemos que aparece un nihilistar de verdad,
llegado en veinticuatro horas. En trcn uno llega con todos los fierros, con su revólver.
por la mañana y regresa el mismo día. Para los que
somos empleados trae además Ia comodidacl de
El nihilismo como cxprcsión política esá vinculaclo al anarquismo ya que rt'-
vcrsc con la familia temprano y pasado mañana nos dominio dt¡l hombrc sobrt¡ el hombrc. En
chaza las jerar<¡uias, la autoridad y el

rcintcgramos al trabajo. algunos países, como Rusia, el mr¡vimiento cultural nihilista lue el origen de las
agrupaciones políticas anarquistas que lucharon por ia abolición del Estado.

2++
l:l vtuj, , t'¡t ttt¡ uihrlisl¡¡
\ i l; ¡1, ¡ i S,,n¡ i ¡¡t¡t ¡ti h l,L: Aitt

rinconcito donde serefugió, sentado junto alaventana,


-Eso ya es de crónica Policial.
pero se sentía que no debíamos mirarlo a los ojos.
-Tiene que ver con cualquiera, porque una sola
sacudida y ya saben...paf! y listo.
Sin embargo, el diácono hizo el intento clc
acercarse para examinar la fisonomía del misterioso
-Por favor, no sigamos con esto. . ' ¿Para qué hablar
pasajero. Se deslizó hasta la puerta de salida del
cn mcdio de la noche de estas cosas? Por aquí no hay
vagón, pasando por un lado del nihilista, a su
nadie quc se le parezca.
regreso nos comunicó hablando entre dientes, que
-¿Y si de pronto sale de la tierra? había alcanzado claramente a ver las mangas de hilo,

-Mejor vayámonos a dormir. en las que era evidente que ocultaba el revólver o
la dinamita.
Los pasajeros siguieron Ia idea del vendedo¡ se
acomoclaron y se quedaron dormidos' No podría El diácono resultó ser una persona de ingenio,
decirles cuánto tiempo Permanecimos así, cuando aún a pesar de su origen rural, ilustrado y divertido.

de repente fuimos sacuclidos con fuerza Por no se Poco a poco fue convenciendo al pasajero con rango

supo qué, toclos nos despertamos y apareció en el militar para quc este tomara un cigarrillo y con el
vagón un nihilista. propósito de encenderlo le picliera al nihilista fuego
de su propia caja de cigarrillos.

-Usted -le dijo- no es un civil, es un hombre


Capítulo Segundo
con espuelas, usted Ie puede dar tal golpe que lo
Nadie supo en qué
¿De clónde pudo haber salido? hará rodar como bola de billar. Es militar, tiene
momento el desagradable huésped hizo presencia, más agallas.
pero no hubo ninguna duda de que nos hallábamos
Era impensable acudir en aquel momento al jefe
ante un auténtico nihilista Pura sangre, que de
del tren, pues estaba ausente y habíamos quedado
inmediato hizo perder el sueño a todos. Resultaba
aislados bajo llave en el vagón.
imposible distinguir su cara en la oscuridad del

2+6
*l
'\ tl,tlt¡i Stt¡iiin¡tyk h lrslir':t' l'.1 riajt c¡¡n ttil tr¡hil¡\ltt

El militar aceptó la oferta: se puso de pie, se en el medio nihilista hacia partc <lc su t'stilo, pt:r<r
detuvo primero junto a una ventana, luego en otra era su rostro 1o que más nos indisponí¿r. No tctría
y finalmente sc acercó al nihilista para pedirle que nada de desgreñado ni de tenientontontt'. Cotn<r
1o invitara a fumar. resultaba frecuente entre los nihilistas «lc los aiios
Con expectativa observábamos la maniobra del sesenta, mostraba más bien una cara cscurri<liza
militar y vimos como el artero nihilista no ofreció como si se tratara de una falsificación sin gracia,
un cigarrillo sino que encendió una cerilla, y sin daba la impresión de ser una combinación clc [a
decir palabra la extendió al oficial. unión imposible entre un nihilista y un policía. En
general, tenía la apariencia de chivo en un escudo
Todo esto fue hccho fríamente, a secas, sin un
heráldico.
gesto dc más, sin inmutarse y en absoluto silencio.
El pasajero pegó la cerilla en la palma de su mano y No me refiero a los leones de los escudos

dio la vuelta dándole la espalda al militar. nobiliarios, sino precisamente a un chivo en un


escudo heráldico. Ustedes seguramente recuerdan
Pero para nuestra tensa atención fue suficiente
cómo los representan en los bordes de los escudos
el instante en que relampagueó la llama de la
de la aristocracia: en el centro hay un casco vacío al
cerilla. Alcanzamos a percibir de quién se trataba,
lado de una visera a la que pelan los dientes el león y
era un tipo con edad indefinida y de apariencia
el chivo. Este último muestra una figura angustiada
absolutamente sospechosa. Como el pez ribietz
del Báltico del que no sc logra estar seguro si es de
y consumida como si "no buscara felicidad ni
tampoco huyera de ella". Encima de todo esto, los
este año o del pasado. Sin embargo, ofrecía nuestro
colorcitos que distinguían a nuestro extravagante
inesperado acompañante bastantes indicios de
compañero de tren no prometían nada bueno: el
sospecha: los lentes redondos, la sórdida gorra de
pelo era de color rata, el rostro verdoso, los ojos
apariencia nada fiable, propia de un apóstata; sobre
grises que se movían como un péndulo que siguiera
los hombros llevaba la típica manta de viaje, que
el tempo del "allegro vuélese" (por supuesto que
.\ i kr¡I ¡i 3t,»¡ iri;t¡¡t i. h l,csIiv f'll vi«jL rr¡n tl¡ ttltilitltt

tal tempo no existe en la música, pero los nihilistas un tipo sin sorpresas, Io encerraron en una celda
Io conocen en su jerga). subterránea y se escurrió sin que nadie lo viera.

El diablo mismo lo sabría: el enigmático pasajero Todos quedaron intrigados de cómo pudo el
venía huyenclo de alguien o é1 mismo andaba ala caza estafador escabullirse del subterráneo.
de quión sabe quién, no había modo dc adivinarlo. -Pues de la manera más sencilla -explicó el
diácono-, empezó a reclamar que lo habían
encerrado arbitrariamente y le dio por exigir
Capítulo Tercero
una vela. <<Me muero del aburrimiento en esta
El militar, una vez que hubo regresado a su oscuridad -dijo-, pido que me concedan una
puesto, nos dijo que en su opinión el nihilista iba vela, me dispongo a redactar un memorial a la
vestido con cierta limpieza, que llevaba las manos Comisión en la Superficie dlrigida por el Conde
enfundadas en guantes y que en el banco al frente Loris Melikhovr para así representarme, decir
suyo había una cesta con lencería" quién soy, y cuánta esperanza tengo cifrada en su
Pero el diácono argumentó se:ñalando que eso clemencia, ) clue me otorgue un buen puesto>>. Pero
no significaba nada y trajo como ejemplo algunas el director de la cárcel resultó, como dicen, astuto
curiosas historias ocurridas a su hermano, empleado por viejo y no por cliablo, así que se sabía todas
en una remota oficina de aduanas. Ias mañas de los reclusos, y rechazí la petición;
apenas el viejo entregó el último suspiro y entró
-Cierta vez por aquella aduana -dijo el diácono-
en funciones el nuevo director, el estafador se dio
pasó un personaje, no exactamente vestido con
cuenta que el recién nombrado no tenía ninguna
guantes pero sí se trataba de todo un filipichín,
cxperiencia. El estafador rompió a llorar de manera
cuando comenzaron a confirmar su identidad dio
desgarradora, a implorar que le dieran el cabito
la casualiclad que se trataba ni más ni menos que de
grasiento de una velita de sebo y cualquier libro
la joyita de un estafador. Pensaron que resultaría «lc lccturas religiosas: <<porque mi mayor deseo es
li i !i,.; I ¡i St: ¡x i ó t t ot: i,.' h I t' l¡i» lll ¡i¡sjt: t r¡t¡ uu r¡ihili¡ttt

hacer lecturas piadosas y arrepentirme>>. El nuevo -¿Quién era?


director le dio su cabito de sebo y una revista de -Era un pícaro deTáshkent. El general Cherniaiev
lecturas religiosas, La imaginación ortodoxa, y el lo comisionó en misión especial, lo envió a caballo
prisionero desapareció. para que transmitiera a los patriotas búlgaros
-¿Cómo logró escaparse? quinientos rublos de una donación para su causa, una
enorme suma entonces. El estafador deTáshkent se
-Con el cabo de la vela.
fue de fiesta en fiesta, por último se jugó todo el
El militar miró al diácono y exclamó: billete en la ruleta y sin un peso se esfumó. Se untó
-¡Lo que usted cuenta es absurdo! de cebo en la cárcel y como una lumbrera con la
mecha prendida se escapó.
-Ningún absurdo, se llevó a cabo una
investigación. El militar hizo un gesto de fastidio con la mano
y dio la vuelta.
-¿Y para qué Ie sirvió el cabo de vela?
El loctaz cliácono no aburría a los demás
-¡El mismo diablo sabrá para qué le serviría!
pasajeros: con la boca abierta seguían las aventuras
Solo después de la fuga revisaron la celda por todos
del audaz tahúr de Táshkent con su vela de sebo
los rincones, no descubrieron nada ni rendijas ni
huyendo del encierro y de este relato, el religioso
huecos, ni siquiera encontraron un pedacito del
nos hacía volver a nuestra actual situación al lado
cabo de vela, y de la revista no quedaron sino
del sospechoso nihilista. El diácono dijo:
pedazos del lomo.
-A mí su limpieza no me convence, en cuanto
-¡Sabrá el mismo diablo de qué habla usted! lleguemos a laprimera estación, hay allíuna celadora
-exclamó con impaciencia el oficial. que vende vodka en galón de gasolina -invito a un
-No se trata de ninguna bobada, lo que digo pasó trago al conductor-, ya verá el nihilista cómo lo
así. Hubo una investigación que descubrió quión movemos y le descubrimos lo que lleva en la canasta
era el personaje, pero ya era tarde. con la lencería, vamos a ver qué fierros oculta allí.
!:.! vi.tit, t t¡n tut nihiIitttt
N i l;t¡ I t t i k., »t ir'¡ tt¡ t¡ i t k l,es !¡t ¡v

-Solo que hay que hacerlo con cuidado. El conductor le expuso las razones por las que:
no estaba permitido "llevar paquetes grandes al
-Tianquilos, vamos con Dios... T"
vagon .

Y de repente todo se estremeció, todo rechinó.


El nihilista farfulló entre dientes:
Algunos temblaron y se echaron la bendición.
-Es correcto que no 1o autoricen.
-¡Eso es -gritó el diácono-, nos fuimos contra
la cstación! -¿Entonces desea que yo entregue su cesta a la
sección de equipajes?
Salló precipitado del vagón y un momento
después en su lugar apareció el conductor. -No se me antoja.
-¿Cómo así, usted mismo razona correctamente
en que eso no está autorizado, sin embargo se
Capítulo Cuarto
niega?
El conductor se detuvo ante el nihilista y preguntó
-No me da la gana.
con amabilidad:
Llegando a esta parte de la historia el diácono
-¿Señor, no le provocaría entregar la cesta a la
sección de equipaje?
no logró contenerse y exclamó: <<!esto es un
completo descaro!>>, pero habiendo escuchado
EI nihilista lo miró sin responder.
que el conductor atrrenazaba con "las más altas
Nuevamente el conductor hizo la propuesta. instancias" y lu"indisecreta", se tranquilizó y estuvo
Entonces por primera vez escuchamos el sonido de acuerdo en esperar a que el asunto fuera resuelto

de la voz de nuestro antipático comPañero de viaje. en la siguiente estación del tren.


Su respuesta fue altanera: -A1lá en la ciudad es otra cosa, lo pondrán como

-No me provoca. una seda -comcntó el diácono.

2\+
,\ i !* t It i SL: » ¡ i t'¡t t ¡ ) t i' ¡1 l,? \ !«t t !:.1 yioj¡,t ¡¡t¡ tt¡ ilIlt¡I¡\t,t

Se trataba de un sujeto verdaderamente terco, -No me da la gana.


uno no lograba extraerle ninguna frase, excepto la -¡Le pido que lea las reglas para pasajeros!
de <<no me da la gana>>.
-No me da la gana.
¿En realidad no estaríamos en presencia del
-Entonces venga conmigo a explicarse ante el
involucrado en la historia del cabo de vela de
sebo? Jef'e de la Estación. Hcmos llegado.

EI asunto se volvía cada vez más intrigante


y aguardábamos con ansiedad la llegada a la Capítulo Quinto
estación. Habíamos llegado.
EI diácono anunció además que el gendarme de La oficina de la cstación era la más grande, se
allí era incluso compadre suyo y que sc trataba de encontraba separada del resto: se a)canzaban a
un hombre de armas tomar. distinguir las lámparas, el samovar en una plataforma
-Mi compadre, el gendarme, lc aplicará tal llave ¡ detrás de las puertas de vidrio, se veían la cafetería
en las costillas que le exprimirá cn un segundo toda y los gendarmes. En una palabra, estaba todo lo que
su bravuconería. era indispensable. Ahora imagínese usted: nuestro
nihilista que durante todo el viaje se había resistido
El de la indisecreta hizo su aparición cuando
groseramente, de repente mostró la intención de
cl tren todavía estaba en movimiento v anunclo
interpretar el movimiento conocido como "allegro
enfáticamente:
vuélese". Agarró su maletín de viaje y se dirigió a la
-Una vez estemos en la estación, haga el f'avor de
puerta de salida, pero el diácono que lo observaba,
tomar la cesta. con una maniobra rápida le obstruyó el camino. En
Pero la respuesta fue igual y con el mismo tono: ese mismo instante hicieron su aparición el agente de
la indisecreta, el jefe de la estación y un gendarme.
,\ i k¡ ¡!,¡ i S¡nt iri¡ t¡tt i¡'h l.o l'tir {',1 vittit't ott ttu tttlttli¡ltt

-¿Esta es su cesta? -preguntó el jefe de la a una dama aristócrata, que la cesta la había pur:st<r
cstación. él mismo y ninguna otra persona, refiriéndosc al
nihilista.
-No -fue la respuesta del nihilista.
-¿Cómo así quc no?
Aquel confirmó que ef'ectivamente los dos
ingresaron juntos al vagón, que había sido el
-Pues no.
hebreo quien había puesto allí la cesta y luego se
-¿Qué está diciendo? había acomodado a dormir debajo del puesto en el

-De esta no sales, no, no, no te saldrás con la vagón.

tuya hermanito exclamó el diácono. -¿Y dónde está su pasaje? -preguntaron al

El nihilista, y todos los pasajeros del vagón fuimos hebreo.


conducidos en calidad de testigos a la oficina del -Bueno.. . el billete.. . -comenzb a responder.
Jefe de la estación, allí mismo trasladaron Ia cesta. No sabía dónde comprarlo...
-¿Qué contiene esta cesta? -preguntó con Dieron la orden de retener al hebreo y al
severidad el Jefe de la estación. nihilista le exigieron que presentara su documento
-No lo sé -respondió el nihilista. de identidad. Este, sin decir palabra, extendió su
documento al Jefe de la estación, quien al examinar
Ahora sí ya no tuvieron más consideraciones
el papel cambió completamente el tono de la voz,
con el pasajero: sin miramientos, en un segundo
le pidió que Io acompañara a su oficina, y añadió:
abrieron la cesta y vimos entonces un vestido
azul, recién comprado para alguna dama; en aquel -Su Excelencia, lo están esperando.

instante, con un grito dcsesperado un hebreo hizo Y cuando el misterioso pasajero desapareció
subrusca aparición, gritaba que la cesta y el vestido detrás de la puerta, el Jefe de la estación se llevó
nuevo descubicrto dentro, eran suyos, clue lo llevaba las palmas de las manos a la boca, como si fueran
l,l vi,tit'¡ ¡¡n tut t¡¡htlirt<t
it' i !¡¡ I¿ i St ¡n i i¡ ttt tv it h !,ts l¡ út'

una bocina y articulando cada una de las palabras, Nikolai Leskov (1831 1895)
anunció: El casi desconociclo Nikolai Leskov l'ue uno de los grandcs
el siglo XIX. Así 1o consideraba
narradores de Rusia en
-¡EI Fiscal Gcneral de la Naciónl
Máximo Gorki, un escritor muy popular a comienzos
La estupefacción cle todos fue completa, tanto del siglo XX: "Leskov poseía en alto grado una profunda
que no hubo quien dijcra esta boca es mía; elúnico comprensión de los enigmas cotidianos de la vida rusa y un
que habló en voz alta fue el militar. fino conocimiento del idioma ruso". Para Gorki, que fue
también un artista de la palabra y un cr¡nocedor clel alma
-iQuien armó todo este embrollo fue el charlatán
popular, no era Leskov un escritor secundario; lo situó en un
del diácono!Ahora, cuéntenme dónde está.
lugar más alto que Dostoievski y queTolstoi, por su talento
En vano todos se afanaban en buscar a su para contar sin inventar.
alrededor, preguntando: ¿Qué se hizo? El diácono Los personajes, las situaciones, las anécdotas de Leskov no
había desapareciclo, se había esfumado como el eran fingidas, provenían dc situaciones que el escritor había
tahúr de Táshkent, incluso sin cabo de vela. Pcro viviclo o escuchado, o cle testimonios sobre acontecimicntos
a estas alturas ya no se necesitaba ninguna, Pues ocurriclos en las provincias y ciudades de Rusia. En su tiemp<r

comenzaba a amanecer y las campanas de la ciudad no fuc muy admiraclo, al contrario prácticamente murió
siendo un autor desconocido, dctestado por sus colegas,
llamaban a Ia misa de Ia mañana de navidad'
que no le perdonaron su manera de mostrar sin idealizar
y sin exagerar las debilidades de sus personajes populares.
Las narraciones de Leskov son como una caja de resonancia
donde el campesino se expresa con su acento y sus mañas,
los curas hablan con su lenguaje impregnado de las creencias
populares y los nihilistas de cntonces, cuanclo cn Rusia
conspiraban contra el zar, hablan en un idioma que no es una
fantasía del narrador.

260
Xik¡tI¿i Sr»tió»ovit h Irsl;¡it L l :' it;i t.: t ot¡ un :t i lt i l i.;l,t

El mismo narrador decía: "el idioma con que han que me fijo en personas de carne y hueso, quc mcr pueclan
sidcl escritas muchas de mis páginas, no me lo inventé, lo interesar por el contenido de su espíritu. Su fbrma de ser me
he veniclo reuniendo palabra tras palabra, expresión tras obsesionaba a tal punto que no podía dejar de representarla
cxpresión, refrán tras refrán en los l,rgu."r de reunión de los en mis relatos".
reclutas, en las barcas del Volga, en los monasterios, entre A la edad de 26 años, como agente viajero de la firma
los gentíos". Este ímpetu dc una narración que no pertenece inglesa Scott, el que sería después un prodigioso narrador
al narrador sino que viene de innurrrerables horas dc relatos recorrió las inmensas extensiones de Rusia. "Fueron los años
escuchados por él en múltiples lugilrss ejerce un podcroso más f'elices de mi vida, cuando vi mucho y viví sin angustias",
hechizo verbal sobre su lector. La habllida.l de Leskov es su recordaba Leskov, siendo ya un hombre viejo.
capacidad para escuchar el idiomo ruso dicho por múltiples
Su carácter escéptico lo llevó a dcsconfiar de las
personajes de carne y hueso, convertidos, sin ser traicionaclos,
idealizaciones que sobre las virtudes del pueblo tenían los
en un relato en el que 1o poético, lo vulgar, lo popular, lo
intelectuales populistas de la Rusia cle la década del 70 y el 80
fantástico están tejidos con el am<>r y el escepticismo de
del siglo XIX. Como escribió Máximo Gorki, en un agudo
Nikolai Leskov hacia los personajes entrañables de una Rusia
ensayo sobre Leskov: "el escritor que descubría justos en
misteriosa y al mismo tiempo trivial. Es tal vez por eso que
todos los estamentos sin importar si fueran ricos o pobres,
Leskov escribió con múltiples seudónimos: "Alguien", "N",
ttMiembro de la sociedad", ttl-", "Fot:astero", ttEnamorado de terminó por no gustarle a nadie. Derspertaba la sospecha de
los liberalcs, de los conservadores, cle los radicales".
la antigüedad", "N. L. -v". Alguien puede ser trivial, puede
ser cualquiera, puede ser todos I e:star en cualquier parte. Leskov que había nacido en 1831 en una remota
Estos innumerables seudónimos proponen no un enigma provincia de Rusia. Murió en Sanct Petersburgo en 1895.
sino una clave de que un relato pertE¡scg a todos y al mismo EI cuento Viaje con un Nihilista, publicado por primera
tiempo comunica lo extraordinario de Ia vida. vez en América Latina en esta antología, es una maravillosa
expresión de su arte de narradcrr2.
Porque no hay casi nada fántástico en Leskov, sus
historias tienen lo impredecible de: la vida misma. Leskov
escribía tal vez un poco con ironía: "Me cuesta inventar,
aunque tengo una gran capacidad para observar y es por eso Las citas de Máximo Corki lueron traclucidas v toma<las dc su prólogo a la
cdición de 1921, de las obras de Lesk<¡v cn tres tornos. Publicacla en Moscú.
l. i'

f\
ll
l.

'I
.l

t r.$'
,lt
t.
Los cuentos de hadas*
G. K. Chesterton

Ciertas personas solemnes y superficiales


pues casi todas las personas superficiales son
solemnes- han declarado que los cuentos de hadas
son inmorales; apoyan su tesis en algunos fbrtuitos,
lamentables incidentes cle la guerra entre gigantes
y niños: situaciones en las que los scgundos se
rindieron burlas dc mal gusto o, incluso, a bromas
a

pesadas. Este reparo, sin embargo, no es solo falso,


sino contrario a los hechos. Los cuentos de hadas
son, en su raí2, morales no solo en el sentido de

Traducción del inglés por Clhristian (lamiio I ondoño Echcverri.

) ttJ
(, l.l i l.,¡,r¡,,r t ,t,¡t, lltt¡t'

"Donde nadie se hace viejo ni sabio ni.§c ('(,n.§(/,


que son inocentes, son morales por ser didácticos,
son moralcs porque son moralizantes. Está muy Donde nadie se hace viejo ni divino ni solcmnc."

bicn hablar dc la libertad en Haclalandia, pero hay


una preciosa poca libertad allí según los informes A pesar de todo -y resulta escandaloso afirmarl,r ,

oficiales más confiables. EI señor W. B. Yeats y dudo que el señor Yeats en realidad conozca l¿r

otras sensibles almas moclcrnas, sintiendo que la verdadera filosofía de las hadas. El señorYeats no cs
vida modcrna es el yugo más pcsado que jamás lo suficientemente ingenuo, ni lo suficientementc
ha oprimido a la humanidad --no se equivocan-, estúpido. Y aunque no es apropiado que lo diga,
han clescrito el hogar de los clfos como un lugar por lo que respecta a la solida y buena estupidez
cle absoluta indolencia y abandono, un lugar donde humana, yo podría dejar fuera de combate al señor
el alma puede, como el viento, volar en cualquier Yeats en cualquier momento.
dirección. La ciencia denuncia Ia idea de un Dios Las hadas me prefieren a mí, me acogen con más
caprichoso, pero la doctrina del señorYeats sugiere facilidad que al señorYeats.Y no sé si ese sentimiento,
que en un mundo así cada uno de nosotros es un libre y salvaje, de los espíritus que habitan en las
clios caprichoso. El propio señor Yeats ha dicho cimas de las montañas o en las crestas de las olas es
un centenar clc veces en esc triste y espléndido realmente la esencia simple y central del folclore.
estilo literario quc Io convierte en el mejor dc los Creo que los poetas cometen un error: imaginan
poetas que actualmente escribe en inglés no diré que si el mundo de las hadas es más alegre y vivo
de todos los poetas ingleses, ya que los irlandeses que el nuestro, ha de ser menos moral; cuanclo
están familiarizados con la agresión física-, ha en realidad es más alegre y vivo porque es más
evocado, repito, un centenar de veces Ia imagen de moral. Supongan que un hombre puede nacer en
la terrible libertad de las hadas, que ejemplifica la una prisión moderna. Es imposible, desde luego,
suprema anarquía dcl arte: porque nada humano puede prosperar en una
prisión moderna, aunque sí, algunas veces, en un

26u
!.'. , t:, t¡t,'. ,i 1,,¡ i t
l, tr t l,t¡ir.r;

antiguo calabozo. Una prisión moderna siemPrc es Si uno lee atentamentc los cuentos de haclas
inhumana, aun cuando no sea cruel. Supongar, de se dará cuenta de que una idea transcurre de un

todas formas que un hombre nació en una prisión lado a otro -la idea de que la paz y la felicidad
moderna y creció acostumbrado al silencio mcrtal solo pueden existir bajo una condición. Esta idea,
esencia de la ética, es el corazín de los cuentos
y a la repugnante indolencia; y suPongan que de
rcpente fuera arrojado a la algarabía y las carcajadas infantiles. La felicidad completa de Hadalandia
cle Fleet Streetr . Sin duda pensará que los literatcs de pende de un hilo, de un solo hilo. La Cenicienta
Fleet Street son una raza libre y feliz; pero irónica, podrá usar un vestido tejido en un telar mágico,
tristcmente, ¡pasa todo lo contrario! Es por esto que resplandece con un brillo sobrehumano, pero
debe regresar cuando el reloj marque las doce. El
que cuando estos csclavos trabajadores de tleet
Strect atisban brevemente el mundo de los seres rey puede invitar a las hadas al bautizo de su hija,
mágicos, piensan que las hadas son absolutam¡nte pero si no las invita a todas desatará consecuencias
libres. Y no obstante, las hadas se asemejan ¿ los desastrosas. La esposa de Barba Azul puede abrir

periodistas en este y muchos otros aspectos. Los todas las puertas, excepto una. Incumplimos la
periodistas y las hadas son en aparicncia alegres, palabra dada a un gato y el mundo cntcr<) sc va
ilusoriamente bellos. Los periodistas y las hadas al traste. Incumplimos la palalrra rlada a un cnano

parccen ser encantadores y anárquicos; demasiado amarillo y el mundo acaba mal. Una niña puede
exquisitos para condescender a la ordinarie¿ de ser la prometida <lel mismísimo Dios del Amor si

los menesteres cotidianos. Pero eso se debe a una nunca intenta verlo, si lo ve, estc se desvanecerá.
ilusión creada por la dulzura que acompain su A una niña se le entrega una caja bajo la condición
presencia. Los periodistas viven conforme a h ley
de no abrirla, si Ia abre, todos los demonios del
en verdad, las hadas también. mundo se abalanzarán sobre ella. Un hombre y una
¡
mujer son arrojados en un jarclín con la condición

Una popular calle cle L.ondre's, toma su nombre del rio Fli:et. (N' rblT)
i; A I ti!,rrr,,l ¡. u, t:t ' ), t,t,l,¡,.

de que no coman de una sola fruta, si la comen, rnanzarra puede privarlo de las todas las clc:más.
perderán la dicha y toclos los frutos de la tierra. Esta es la profunda moral de los cuentos de hadas:
Iejos de ser anárquica, se acerca a la raíz de toda
Esta gran idea es, pues, Ia médula de todo
ley; lejos cle buscar el fundamento racional de cacla
folclore: la idea cle que la felicidad depende de una
Mandamicnto, encuentra la gran base mística de
pequeña prohibición; de quc todo gozo positivo
depende de uno ncgativo. Ahora bicn, es obvio
todo los Mandamientos. Vivimos en este mundo
de las hadas de mala gana; no nos corresponde
que hay muchas nocioncs filosóficas y rcligiosas de
cuestionar las condiciones baj o las cualcs disfrutamos
las que esta idea es símbolo o encarnación; pcro
no deseo ocuparme de ellas aquí. Sin duda resulta
del paisaje del mundo. Las prohibiciones son en
verdad cxtraorclinarias, pero también lo es aquello
evidente que la ética debe ser enseñada con el tono
de los cuentos de hadas; esto es, si cl hombre hace que nos fue conccdido. La idea de propiedad, la
idea clc que haya manzanas ajenas, es una idea rara;
aquello que le está prohibido, pone en peligro todo
Io que le ha sido entregado. Al hombre que rompe pero cl hecho de que existan manzanas no 1o es
menos. Resulta extraño que no podamos beber
una promesa dada a su mujcr dcberían recordarle
tranquilarnente diez botellas de champaña; pero, si
que aunque ella no sea un gato, la historia dcl gato
con botas demuestra que tal conducta puede ser
lo pensamos, la champaña es en sí misma extraña.
Si hc de tomar la bebida de las hadas es apenas justo
imprudentc. Al ladrón que está a punto de abrir
que la beba según sus rcglas. Puede que no veamos
una caja fucrte ajena, deberían avisarle que se
la conexión lógica entre tres hermosas cucharas de
haya en la arriesgacla posición de la bella Pandora:
está a punto de despertar lo prohibido y liberar
plata y un enormc y feo policía; pero, ¿quién, en
los cuentos de hadas, puede ver la conexión lógica
demonios ignorados. Al niño que se está comienclo
entrc tres osos y un gigantc, o una rosa y una bestia
una manzana ajena encaramado en un manzano
salvaje? No solo podemos disfrutar de los cuentos
ajeno, deberían recordarle que ha alcanzado un
de haclas porque sean moralcs, sino que poclcmos
momento místico en su vida, cuando una sola
í,,( ll¡,iirrr¡l

disfrutar de la moralidad porquc nos transporta a Gilbert Keith Chesterton ( 187 4 * 1936)
Hadalandia, a un mundo que es, al mismo tiempo, Nació en l-onclres. Escribió novelas, cuentos, ensayos,
de maravilla y guerra. pocmas y biografias. Cr¡n apenas 16 años fundó un club de
rlebatey la revista The Dcbater. Ingresó en la Slarle School
of art con la intcnción de perleccionar su talcnto como
dibujante. Nunca abandonl¡ totalmente el clibujo; algunas dc
sus obras, y la totalidad de novelas de su amigo Hillairc Bclloc,
fueron ilustradas por é1. Chesterton trabajó en Ia empresa de
bienes raíces de su padre y en un par de agencias publicitarias
hasta terminar cn el que sería cl oficio de toda su vida: el
perioclismo. Antes que un cscritor Chesterton reclamaba
para sí cl título tle perioclista. Financiado por su padre, en
1900 publicó su primera obra, El caballero salvaje; algún
crítico se relirió a estc libro como "una tontcría altamente
exitosa". Su nombre sc claría a conocer con la publicación, en
1904, de El Napoleón de Nothing Hill. Fue célebrc por los
electrizantes dcbates que entabló con sus contcmporáneos.
Discutió sobre religión con Robert Blachfbrcl, criticó con
dureza el imperialismo de Rudyarcl Kipling y las tesis sociales
de G.B. Shaw y H.G. Wclls.

Entre sus r¡bras más importantes están L<ls relatos del


padrc Brown, serie de cuentc-¡s prcltagonizaclos por un
sacerclote católico que a base clc senticlo común resuelve los
crímenes más cxtravagantes. El cnsayo que presentamos en
csta antología cs uno de los cnsayos que componen el libro
Corrcr bajo cl propio sombrero y ()tros ensayos (2004).

7+ 275
&
í, l. I 1,, r,¡¡,,r¡

Chesterton fue famoso por su gran tamaño y su carácter


bondadoso. Una anécdota cuenta que cierta vez en el autobús
se levantó para ceclerles cl puesto a tres damas. Otra nos clice
que Ilcrnard Shaw, contemporáneo suyo, hombre bastante
flaco, le dijo: «Si yo füera tan gordo como uste d, me colgaría>>;
a 1o que Chesterton respondió: «Y si yo mc luera a colgar, lo

usaría a usted de laz<r>r.

Murió el 14 de junio de 1936, cn Beaconsfierlcl


El placer de los lugares poco gratos*
Robert Louis Stevenson

Es cosa dificil aprovechar al máximo cualquier


lugar, lo cual, clc hccho, depende mucho clc
nosotros mismos. Las cosas que se obscrvan
pacientemente dcsde varias pcrspcctivas terminan,
por lcl general, mostrando un Iado hcrmoso. Hace
algunos mescs PortJblio sc rcflrió cn algunas palabras
a un "régimcn austcro cn cl paisajc"; tal disciplina
f-uc, del mismo modo, una recomendación quc se
mostraba "saludablc y fortalcccclora clel gusto".
Ese es, por decirlo de algún modo, el prctcxto del
presentc cnsayo. Debe entenclerse que estadisciplina

'fra<lucción rlel ingli:s por Marc'oTulio Giraldo Barreto.

)16
lr
-' i,ri rl¡i!.rrr!
il,)r', r I -r.ri. .\,1,i;,.,,r1 ¡ I lir.ilr" lrr!1rlif,¡rl)i

del paisaje es algo más que una simPle caminata agudo provoca ideas distintas a las de un sendero
antes dcl desayuno para estimular cl apetito. En llano; y las fantasías de un hombre se vuelven más
el momento en el que nos cncontramos en un claras cuando sale clel bosque a un campo. Pero
vecinclario poco atractivo (y espccialmentc si nos los paisajes af-cctan los pensamientos en la misma
hemos vuelto más o menos clependicntes de Io quc medida en que los pensamientos afectan los paisaies.
vcmos), clcbemos prcpararnos, con totla la pasión y Observamos los lugares a través clc nue stros estados
la paciencia de un botánico quc observa una planta de ánimo tal como si los observásemos con lentes
de centeno, para encontrar las cosas bcllas. Día a de diferentes colores. Nosotros mismos somos uno
día nos perf'eccionamos cn cl artc de observar la de los términos de la ecuación, una nota del acorde,
naturaleza más fávorablcmcnte: aprcnrlemos a vivir y gcneramos armonía o discordia casi a nuestra
con ella así como los hombrcs aprendcn a vivir con voluntad. No deberíamos temer cl rcsultado si
una esposa violenta o fastidiosa; aprendemos a solo nos rendimos Io suficiente al campo que nos
sumergirnos dulcemcnte en aquello quc cs bucno roclca y nos sigue , de tal modo que tengamos ideas
y ccrramos los ojos a 1o sombrío y cliscorclante" Dcl adecuadas o nos contemos una historia apropiada
misrno moclo, aprendemos que una vez llegamos durantc la marcha. Es así como, en cicrto scnticlo,
a un lugar, debemos enfrcntarlo con el estado de nos volvcmos un núclco de bellerza; provocamos la
ánimo apropiado. El viajero, tal como lo describe belleza del mismo modo que un carácter amablc
extrañamente Brantóme, 'hace sus discursos para y sincero provoca sinceridad y amabilidad cn los
mantener su camino", y en csos discursos teje otros. Inclusive cuando no hay armonía alguna que
algo como rcsultado dc todo Io que ve y sufre en pucda obtcncrsc por el más rápido y obcclicnte de
cl camino: aquellos toman su tono en gran parte los espíritus, podemos adornar un lugar con algún
del carácter variable del escenario, un ascenso tipo de atracción romántica. Podemos aprendcr a
sobrepasar las asociaciones y mancjarlas con sutileza

'Fait tles,/i.scou¡s en
cuando las encontrcmos. Algunas veces una vieja
soi pour soutenir en chemin'
ii,,r':;, l,rrr;, .\:. rr¡,,:¡

impresión nos socorre; en lo personal he visto cómo con tales contcxtos, y que algunas pcrsonas, gracias
me iluminan imágene s pintorescas cuan(lo recucrdo al poder que ofrece la imaginación, pueden volver
a Callot2, a Sadelerr o a Paul Brillo; d" hecho, he mentalmente unos cuantos siglos atrás y sentir
recordado a Dick Türpin5 en muchas callejuelas simpatía por el modo de vida fantasmal, desolado
inglesas y supongo que los Trossachsn clifícilmente y poco sociable que habitaba en aquellas colinas
scrían los Trossachs para muchos turistas si un salvajes. Ahora bien, cuando me siento triste, me
hombre dc admirable instinto romántico no los ,,
gusta que la naturaleza, con su encanto, me lleve
hubiese poblado de figuras armoniosas ni hubiese lejos de mis tristezas,talcomo David frente a Saúl y
llevado personajes aclccuadamente prepara<los para l.r
el rccuerclo de esas épocas de antaño no despierta en
recibir tales impresiones. En esta prcparación solo 'r
mí más que una lástima desagradablc. Es así como no
ha transcurrido la mitad clc la batalla. De hecho, puedo dar nunca con cl estado de ánimo adccuado
raÍa vez he sido capaz de visitar, cn cl estado de para esta clase de paisaje y, en consecuencia, pierdo
ánimo adecuado, los lugares salvajcs e inhóspitos t gran parte del placer. Inclusive hoy y aquí, si fuese
de nuestras propias Tierras Altas . Me sicnto más I dejado en soleclacl y se me cliera el ticmpo suficiente,
a gusto en lugares mansos y fórtiles, pero no me me haría a todo tipo de placcrcs y llevaría conmigo
I
fl
encuentro cómodo con facilidad en un lugar sin tf;l
muchas imágenes claras y bcllas del lugar una vcz lo
árboles. No obstante, entienclo que hay algunas H hubiese abandonado. Cuanclo no sentimos ninguna
fases de conflicto mental quc cuadran muy bien I simpatía por las grandes caractcrísticas de un lugar
It
il
en el campo, podcmos aprender a ignorarlas y a
§

Callort ( 1 592 1 6 35) (irabador y dibujantc lrarroco f'r¿ncés.


\ poner nuestra cabeza sobrc cl céspe<I o sobrc las
Jac<¡ues
Aegirlios Sarlclcr II ( 1 570 1 629) Grabad«rr praguense conociclo por repr()-
l flores, o a acercarnos, por un largo ticmpo, a la
ducciont:s tlc algurros pintorcs.
Paul Rrill(15.54 1626) I'intor belga de paisajes que resi<lió y sc hiz<r corricntc cambiante de un río. Descendemos
lámoso cn R<¡ma. 1
Richard'lurpin ( 1706 I 739) Bandolero inglés <lrl siglo XVII. I al sermón de las picclras cuando st: nos niega Ia
Pequeña área de lrosqucs en Escocia.En ingli:s se refiere a una región mon
tañosa del nortc.
j poesía del paisajc. Comenzamos a espiar, a ser
,
j

2 rJ0

I
/l,l ¡r¡ I ru¡r Jl¡r¡¡r,u¡ | ! t,., ', .t' i' t ,., t,. ,.., , ,.,tr...

botánicos, ponemos nuestro interés en las aves y caeríamos en un estado de ánimo de simpatía
en los insectos y encontramos que muchas cosas en y tolerancia, el cual se volvería nuestra propia
miniatura son bellas. El lector podría recordar la recompcnsa y justificación. El otro día, al volver
pequeña escena de verano de Cumbres borrascosas sobre algunos de mis recuerdos, mc sorprendí al
descubrir cuánto le debía a una cstancia de esta
-quizás la única escena cálida en aquella novela
poderosa y deprimente- y la grandiosa imagen que clase; era mi impresión que seis semanas en un lugar
se teje con la hierba, las flores y un pequeño rayo de poco agradable en el campo habían hecho más para
sol: se trata precisamente del estado de ánimo del acelerar y educar mis sentidos que muchos años en
que estoy hablando. Y finalmente podemos ir a los un sitio que parecía cstar más de acuerdo con mis
interiores: que algunas veces pueden ser tan bellos, gustos personales.
y a menudo más pintorescos, que las visiones al aire El Iugar al que mc rcfiero era una meseta plana y
libre, además de que tienen esa cualidad hogareña sin árbolcs cn el campo, en la que el viento cortaba
de la cual aún tengo más que decir. como un látigo. Por millas v millas era igual. Un río
Con todo esto en mente, con frecuencia me desembocaba en cl mar cerca al pucblo cn donde
he visto tentado a aceptar la paradoja de que viví, pero el valle era poco profundo y estaba
cualquier lugar es lo suficientemente bueno para desgastado, por 1o mcnos hasta dondc fui capaz de
vivir, mientras que son pocos los sitios (además de seguirlo. Había caminos, pero no tenían ninguna
altamente favorecidos) en los que podamos disfrutar belleza cl interés particular: como no habia árboles
unas cuantas horas. Porque si nos quedáramos allí y la superficie era poco accidcntada, se veía todo
lo suficiente, nos sentiríamos como en casa en el el camino desde el comienzo; no había mucho
vecindario y los recuerdos comenzarían a brotar que imaginar, nada que esperar, nacla que ver a un
como flores en cualquier esquina desapercibida. En laclo del camino, salvo unas cuantas casas no muy
algún grado olvidaríamos, hasta cierto punto, cuán hogareñas de cuando en cuando, I de cuando en
superior puede ser el agrado por otros lugares y cuando un picapcdrero solitario y llamativo; en mi

ti2
t

Jn',..,1. ', .l | ! t,i" ¡, .lt i". t,,,, ' i

caminata obstinada, me encontraba acomPañado viento, sopla cl vicnlo"


se saludaban con un "sopla el

solo por los adustos postes del telégrafo y por en lugar del acostumbrado "buen clía" del lcjan<r
el murmullo de los cables que rcsonaban en el sur. Estos vientos continuos no se parecían en na<la
cortante viento marino. A quien hubiera aprendido al viento de los tiempos de cosecha que mantiencn
Ia música del viento en las cálidas regiones del una presión constante en la cara a medida que sc

Mediterráneo, le habría parecido que el viento aquí camina y hacen parecer que los árboles hablan sobre
J

se burlaba dcl paisajc ), por contraste, lo hacía más tu cabeza, o quc te traen cl olor dc la tierra húmeda
sombrío. Ni siquiera las regiones baldías a los lados del campo después de Ia llovizna. Eran clc esa clase
del camino habían sido, como le gustaba decir a amarga, dura, pcrsistente, quc no te deja ver ni
HawthorneT, "dcvueltas a la Naturaleza" por Ia más respirar y hace que tus ojos duelan. Pcro vientos
mínima cubierta de vegetación. Dondequiera que como esos tambión tienen su mérito en el tiempo y
la tierra podía parecía quedar inútil. Había una lugar apropiados; complace verlos blandir grandes
cierta desnudez roliza del sur, planos desnudos masas clc sombra. ¡Y ni hablar del poder que tienen
quemados por cl sol coloreados como un león, y sobre los colores del mundo! ¡Cómo alborotan los
colinas vestidas únicamente por el aire transparente bosques sólidos a su paso y los hacen estremecer
y azul. Pcro esto pertenecía a otra descripción: la y aclararse como un sauce solitario! No hay nada
de la desnudez del norte, en clonde la tierra parecía más vertiginoso que un viento como este en medio
saber que estaba clesnuda y scntía vergüenza y frío. del bosquc, con todos sus ruidos y miradas... y el
Parecía que el viento siempre soplara en aquella efecto lo perciben algunos pintores y sus miradas
costa. Sin duda alguna, esto había penetrado el sobrias, de modo que, cuando el resto clcl cuaclro
discurso de sus habitantes, quienes al encontrarse sc encuentra en calma, el fbllaje se colorea como
si hubiera un vendaval. Pero no había nada clc cso
que pudiese scr obscrvado en un campo dondc no
7 NATHANIEL Hau,üorne (1804 1864) Novelista y cuentista r:stadouniclcnsc.
Escritor de "[,a lctra escarlata". había árboles, donde casi no había sornbra, salvo las

2u+
!
ii,,i',.r : 1,¡or lr. r,'r,:,,rr i:i ;,1,t,.r .iL: l,,i irri,¡.. | ', t' ) '

sombras pasivas de las nubes o las rígidas casas y Mientras prosigue el rugido, ¡hasta que alfn,
paredes. Pero este viento era también una ocasión como huyendo de un enemigo, entÍamos
¿

de placer, ya que en ninguna otra parte podrías abruptamente en un solitario rincón


disfrutar más plenamente de una de sus súbitas protegido aunque los vientos soplenJuerte!
trcguas o de un oportuno refugio. El lector sabrá lo t

que quiero decir: debe recordar cómo, sentándose Recuerdo que conocí a un hombre en un tren que
detrás de un dique cercano a las colinas, sc deleitaba mc contó el que debe de haber sido el ejemplo más
al escuchar el viento que silbaba a sus espaldas perfccto de este placer de escapar. Una mañana de
a travós de las ranuras; cómo le hacía sentir a su ventisca soleada él había ido hacia la punta de una
cuerpo cosquillas cálidas mientras comenzaba a I gran catcdral en algún otro país; creo que era Ia
tI
nacer en é1, con cierta clasc de sorprcsa lenta, [a catedral de Cologne, la maravilla nunca terminada
impresión de que el paisaje cra hermoso; cómo cl en las cercanías del Rin, y después de un largo rato
brezo púrpura y las colinas en Ia distancia parecían a oscuras en las escaleras, por fin vio la luz del sol

mármol por el sol y Ia sombra.Wordswoths, en un sobrc la plataforma que se elevaba sobrc el pueblo. A

bello pasaje del Preludio, ha usado esta figura para esa altura todo estaba en calma y tibio, la tormenta

describir el sentimiento que nos golpea cn las calles se sentía solo en los estratos más bajos del aire, y

silenciosas de Londres después del alboroto de las el hombre se había olvidado de ella en el silencioso

vías públicas; pero la comparación puede cobrar interior cle Ia catedral durante su largo ascenso, así
otro sentido con un buen efccto: que podrán imaginarse la sorpresa cuando, dejando
sus brazos en la barandilla iluminada por el sol y
observando el lugar que estaba dcbajo suyo, vio
a los buenos hombres sostener sus sombreros y
8 William Wordsworth (1170 1850) pocta romántico ingli:s. Junto con
luchar contra el viento a mcdida que avanzaban.
Coleridgc y Southey lucron considerados Ios lakistas, pues tomaban de En mi opinión, había algo casi perfecto en esta
los lagos su inspiración.

2ttÉ)

I
l.! ¡ti,rrr lr: i,,, !u4,t.t i,,:, .:t,,t ',

pcqueña experiencia de contertulio. Las maneras huella más profunda en mi memoria que todos
de los hombrcs nos parecen muy triviales cuando los demás. En una roca cercana al borde del agua,
nos encontramos solos en la punta de una catedral, unos viejos guerreros del norte habían construido
con el cielo azul y unos cuantos pináculos altos, y dos castillos; los dos estaban juntos como casas de
vemos muy bajo nosotros los techos empinados y campo semiadosadas; y aún así la animosidad había
los contrafuertes ilusoriamente más cortos, y la crecido tanto entre sus propietarios que una vez
actividad silenciosa de las calles de la ciudad. ¡Pero uno de ellos, desde una ventana, le disparó al otro
cuánto más triviales debieron de haberle parecido a que estaba parado en su propia puerta. Hay algo
él mientras no solo estaba por encima de los asuntos en la yuxtaposición de estos dos enemigos que
de los otros hombres, sino también por encima de está lleno de una ironía trágica. Es cruel Pensar en
su clima, en una región dorada como la de Apolo! hombres barbados y mujeres amargas que atienden

Esta fue la clase de placer que encontré en el consejos nocturnos llenos de odio a lado y lado de

sitio del que hablo. El placer estaba en escapar del las construcciones, mientras el mar golpea lo que

viento, guardarlo en la memoria todo el tiempo y fundaron y el viento salvaje del invierno corre libre
abrigarse en el refugio. Y era solo en cercanías al por los campos de batalla. Investigando podríamos
mar que se podían encontrar tales refugios. Entre reconstruir una pálida imagen de lo que era la vida
las tierras negras comidas por los gusanos había entonces. No es lo mismo que cuando estamos allí,
cuando estamos en ese lugar los pensamientos llegan
pequeñas bahías y refugios, bien resguardados del
viento y del tumultuoso mar externo, donde Ia arena a nosotros solamente para intensificar una impresión

y las algas te miraban a la cara desde la profundidad


contraria y la asociación se torna en su propia
indiferente del agua; y los pájaros marinos, contra. Recuerdo haber caminado hasta allí en trcs
chillando y revoloteando desde los peñascos en tardcs sucesivas, mis ojos cansados sc cnfrentaban
ruinas, eran los únicos que perturbaban el silencio al viento y, cómo, cayendo repentinalnt'ntc sobre
y el atardecer. LIn lugar como este ha dejaclo una el bordc del descenso, me cncr<¡ntr(' ('()l) tltl nuevo

,,

ll,,1,l r l¡;r¡i -\t,:rrrr,¡rr ! i ¡:|,r:r .l; /, . lrr¡r, ' ¡,,,'., .¡,,:r,,,

mundo de calidez y abrigo. El viento, del que bajo un cielo sin nubes: pareciese que no hubiera
había escapado "como de un enemigo", ahora se raíces cn la constitución de las cosas; debe comenzar
me presentaba casi familiar: no llevaba consigo rápidamente a hacerse tenue y a marchitarse
nubes y no interfería con la vista ilel mar. Los dos como una flor cortada. Pero en esos días, las ideas
castillos, negros y ruinosos como las piedras a su del viento y de Ia vida humana llegaron casi que
alrededor, eran todavía discernibles por algo más al tiempo a mi cabeza. Nuestros años ruidosos
inseguro y fantástico en el panorama, algo que la parecen momentos en el ser del silencio eterno, y
última tormenta había dejado inminente y que el viento, en el rostro de aquel gran campo de azul
la siguiente demolería por completo. Sería muy estacionario, era como el aleteo de una mariposa.
difícil poner en palabras la sensa:ión de paz que La placidez del mar era algo que muy posiblemente
me embargó durante esas tardes, pero 1o que me se recordaría para siempre. Shelleye habla del mar
ayudó fue, como lo dije antes, el contraste. La playa como"hambriento de calma"y cuando se está en ese
había sido golpeada y maltratada ror tempestades lugar uno aprende a cntencler Ia frase. Observando
anteriores, y me recordaron los conflictos de los esas aguas vcrdes desde el borde roto de las rocas,
pigmeos que habían levantado esos castillos y que o nadando plácidamentc durante el atardecer, me
habían vivido en desconfianza y enemistad mutuas, pareció que disfrutaban de su propia tranquilidad y
y me di cuenta de que solo tenía que sacar mi cuando eran interrumpidas por ondas de viento en
cabeza de ese pequeño refugio para encontrar el su supcrficie o por el paso ncgro y rápido de un pez
fuerte viento que golpeaba mis ojos, y aún estaban en sus profundidades, volvían a estar en calma... o
allí las dos grandes extensiones de aire azul inmóvil al menos era 1o quc uno imaginaba.
y la pacífica mar observando, despreocupadas y
alejadas de la agitación del momento presente y los
recuerdos del pasado precario. Siempre hay algo de ' P"..,y Bvsshc Shcllcy (1792 1822) Escritor cnsayista ) pocta inglés.Espos<t
dc Mary Shelley. El 8 de Julio dc 18U2, a sus 29 años muere ahogado cn el
transitorio y de inquietante en un viento elevado mar (N. del'f)

290
lir,rrri 1.tr! )túail,,r, ,,,,llttt)

Támbién en la playa, en el pequeño rincón lector, pues esas líneas fueron, para mí, utra ¡xrr-tt'
protegido, todo era tan tenue y tan tranquilo que del paisaje.
el más mínimo cambio me producía una agradable Y esto me sucedía en el lugar en el que menos
sorpresa. El indolente crujir de las ramas en el me gustaba estar. Cuando pienso en eso, me
sol de la tarde usurpaba el oído. El aliento suave y avergüenzo de mi propia ingratitud. "De lo más
cálido de las bancas, que se había saturado todo el fuerte proviene la dulzura". Allí, en el inhóspito
día con los rayos del sol, ahora se exhalaba frente y ventoso Norte recibí quizás mi más fuerte
a mí como una criatura amigable. Recuerdo que impresión de la paz.Yi el mar, inmenso y en calma,
entonces me obsesionaron dos líneas de un verso
y la tierra, en aquel pequeño rincón, estaba viva y
francés; de alguna manera tonta, estas parecían era amable conmigo. De modo que, donde sea que
encajar con lo que me rodeaba y daban expresión un hombre esté, encontrará algo que le plazca y
a Ia alegría que sentía en mis adentros, así que los le pacifique: en el pueblo encontrará caras amables
repetía a mí mismo: de hombres y mujeres y verá hermosas flores en
las ventanas o escuchará a un pajarillo enjaulado
Mi corazón es un laúd suspendido cantando en una csquina de la calle más lúgubre;
que resuena en cuanto se le tocato, y en el campo, no hay campo sin ningún atractivo:
busque con el estado de ánimo apropiado y cle
No puedo decir con exactitud por qué recordé seguro 1o encontrará.
esas líneas en ese momentor 1, es por esa misma
razínque las repito aquí. Por todo 1o que só, deben
servir para terminar la impresión en la imagen del

t0 "tl4on c@ur est un luth suspendu, / S¡tót qu'on le touche, il résonne".


/{,,lrr ¡ / r,r¡r !rrrr,¡r,,1
l:! ¡!.,,,' I 1, 1,, , t

Robert Louis Stevenson (1850-1 894) pie por las montañas del sur de Francia en 187u. l:n ll'il-io
Novelista, ensayista y poeta escocés naciclo en la ciudad de se traslacla a California y contrae matrimonio, [)t'r', st r r

Edimburgo. Su niñez no f'ue normal, sufrió de tuberculosis, obligado a regresar a Europa en busca de un tratamicnto ¡r,rr,r

y su rielicado estado de salud lo obligaba a pasar los clías su avanzada enfermedad.

recluiclo en casa y en cama, en compañía de su enl-ermera, En 1885, cuando su enfermedad se había agravaclo, s,.
Alison Cunnigham, luien pasaba días enteros contanclo traslada a un balneario al sur de Inglaterra, donde un sut:ñ<»
relatos de aventura al pequeño. le revela el argumento de su próxima historia, El extraño caso

Años más tarde Stevenson empieza sus estudios del cloctor Jekyll;r míster ÍIyde. El placer de los lugares poco gÍatos,
de
ingeniería con el propósito cle seguir la prof'esión
ensayo incluido en esta antología, pertenece a la recopilación
paterna, pero
al poco tiempo sc da cuenta cle que este no es de ensayos de Robert Louis Stevenson en el libro "Memoria
erl objctivo en su
vida, por lo que decidc estudiar leyes. Durante este perioclo, para el olvido".
a sus veinte años, sufre una af'ección respiratoria que casi le
causa la muerte. cuanclo obtiene el título de Licenciaclo en
Derecho de la Universidad de Edimburgo, decide no ejercer
su profesión para dedicarse a la escritura; empieza por enviar

varios artículos a algunas revistas londinenscs.

En 1873, bajo órdenes del médico, empieza sus viajes


en busca de un clima que fávoreciera su tratamiento para la
tuberculosis. Se traslada a la Riviera Francesa, doncle tres
años más tarde conoce a la que sería su futura esposa, Fanny
C)sbourne.

Estos viajes le dan los temas para sus primeras oltras:Via¡e


tierra adentro (1878), donde narra la travesía que realizó en
canoa por Francia y Bélgica en 1876, y Viajes enburro
por las
Cevannes (1879), donde cuenta las novedades de un viaje a
La línea
Sofía Ospina de Navarro

El mundo femenino está de plácemes con


la llegada al comercio de un famoso producto
adelgazador que dizque obra verdaderos prodigios.
Es un polvo con sabroso sabor a vainilla y otras
esencias propias para atraer a las señoras golosas-
que disuelto en agua y tomado tres veces al día,
aparta de la mente de los gordos la imagen de un
pollo frito... una tortilla... un bistec
esponjosa
con tocineta... una crema de ostras o cualquier
otra tentación de las que los hacen caer tan
frecuentemente. Nutriéndolos además con sus
vitaminas y dej ándolos perfectamente satisfechos.
l:l lunttl¡tt' tlrt t !)t't í)utl)tt'),t I lttlltt l'ttt'!

Toclo esto puede ser muy cierto. Pero también "régimen de la rnanzana". Esta dieta, ef'cctiva sin
debe serlo que la tal "colada" lleve consigo la duda, es un programa de hambre más o menos así:
melancolía al espíritu de quien la toma. Ella ha Desayuno: una taza de café tinto sin azúcar y una
sido la compañera inseparable de todo régimen ynaÍrzana. Almuerzo: cuatro hojas de lechuga, un
alimenticio, porque el hecho de acercarse a la mesa huevo cocido y una rnarrza:na (les faltó el canario...).
para no comer, o comer con desagrado es para Comida: :ur:rataza de caldo desgrasado, una tostada
cualquiera motivo dc sufrimiento moral. de pan, legumbres cocidas y una ynarrzar.a.

Hace muchos años se puso tambión de moda una Todo marcha a las mil maravillas. La señora se
dicta milagrosa, a la cual me referí en el siguiente siente más ágil, se deleita ante el espejo observando
comentario quc vuelve a ser de actualidad: "La los sorprendentes resultados y tiene que buscar
palabra línea sugiere rectitud, impone sacrificio y es costurera para que le varíe las medidas a los trajes...
respetable: Línea de conducta. .. línea de combate. . . Pero el régimen sigue y en la tercera semana sufre
línea de fuego... Pero llega a su significado máximo algunas variaciones de consideración: Desayuno:
cuando se dice linea femenina...". jugo de naranja, una tajada de queso, riña con el
En honor a la línea corporal muchas mujeres no marido... y una rnarrzana.Almuerzo: jamón magro,
"echada"del servicio, medio tomate y una rr,arrzar,.a.
solamcnte sacrifican todo deleite gastronómico,
sino que llegan hasta el heroísmo. Comida: un vaso de leche descremada, un huevo
escalfado, zanahoria cruda, "pataleta"... llanto y
Cuando la aguja de la balanza pasa del límite
una manzana.
exigido por las reglas de la estética, Ia señora que se
pesa cxhala un triste suspiro y oculta muy bien en la
Si el carácter no sufriera menoscabo con el
secreta de su billetera el desdoroso comprobante... régimen, todas las mujeres jóvenes y viejas haríamos
Tomando la resolución de empezar en propia hora algo por contribuir a la belleza de la raza,luciendo

el tratamiento cumbre conocido con el nombre de por las calles siluetas impecables. Pero ocurre

() ()
.)
.1()i1ir trr"nil 1r' \r, lrlrl l.t ¡,1 t,l ,t¡n¡',,¡

que, a muchas, el hambre nos reduce el espíritu


a Ia más mínima expresión: se nos olvida charlar
y sonreír... las icleas abandonan su morada... los
presentimientos siniestros nos asedian... y el sueño
se niega a visitarnos sin la compañía de las drogas
sedantes.

No hay más remeclio, pues, lue aceptar con


resignación esa carga (que por fortuna pesa más La edad atómica
al público que a quien la lleva a cuestas), con la Blanca lsaza
seguridad de que ella, por desgracia, será eterna.
Pues para colmo de males, Dios Nuestro Señor nos
El comentarista del futuro, si es que Para esa edad
quitó toda esperanza de mejorar siquiera en la otra
todavia se usa Ia historia y el hombre mecanizado,
vida, al notificarnos por boca de sus profetas- que
dueño de una técnica perfecta, resueltos todos los
el día del gran juicio resucitaremos con los mismos
enigmas científicos, reparados por piezas como un
cuerpos que tuvimos en la tierra... iQué lástima! Ni
automóvil, gusta de indagar el pasado, los principios
aún en el cielo podremos usar "suéter" y prescindir
de esta civilización atómica; habrá de buscar en las
de Ia cstorbosa fajita...
crónicas intrascendentes de los escritores de hoy
los perfiles de una época que habrá de parecerle
ingenua, simple, de una absoluta trivialidad.
Cuando leemos las posibilidades que el átomo
desintegrado abre a la industria, al comercio, a la
existencia del hombre en todos los órdenes de la
actividad humana, nos quedamos absortos, como
Lt ',l,t,l,t,'tnt,,¡

si estuviéramos contemplando las realizaciones ¿Qué gana el hombre que intenta <lcslr'uir la
de uno de los maravillosos cuentos de hadas que esperanza? ¿Qué interés lo guía al querer ct:rrar las
dcslumbraron nuestra infancia. puertas del consuelo? En medio de sus má<¡uinas
Esta edad atómica está llena de sorpresas
y de y de sus prodigios atómicos sentirá más hon«la la
interrogantes. ¿A dónde marcha esta civilizaciín sensación del desamparo, más inútil su orgullosa

que ya no encuentra qué descubrir, este progreso


civilización que no podrá darle ni la alegría, ni la
que Io ha invcntado todo, esta época de la máquina paz, ni la plenitud espiritual. Nunca lograremos
que picnsa como si tuviera un cerebro? Hoy todo
comprender ese afán del hombre moderno por
se ha reducido a números, todos los enigmas se han
negar el origen divino de la especie y buscar en el

estudiado alaluz cruda del engreído razonamiento. mono, en el pez, en la primera fauna acuática, al
Se lucha por quitarnos del alma las clulces creencias; antecesor, al lejano abuelo libre de preocupaciones,

los místicos iluminados que sintieron en de anhelos y de la tortura de} pensamiento; nunca
su
espíritu el destellar de la eterna luz son analizados nos lograrán probar con engolados argumentos
despectivamente como seres con anormalidades cómo de la mónera se llegó al cerebro de Einstein,

psíquicas, con desequilibrios glandulares, con cómo el animal-planta evolucionó hasta la cabeza
complejos freudianos; los estigmas de las llagas platinada de Madame Curie. El historiador del
divinas que florecieron en las manos ascéticas de futuro buscará en lo que escribimos ahora el arma
Francisco de Asís son tenidas como una común evocadora de los tiempos idos; se asombrará de
enfermedad hemofílica; en torno a Lourdes, a nuestra sencillez y nos considerará tan piadosamente

Fátima, a los sitios consagrados por el milagro, se como nosotros consideramos hoy a los hombres de
hacen eruditas disquisiciones que niegan Io quc la la edad de piedra, a los que en las márgenes del
fe comprueba a diario con su verdad no sujeta a Nilo labraron las primeras hachas de sílex.

ecuaciones aritméticas ni a postulados médicos. Esta época que nos ha tocado vivir, de transición
entre el pasado romántico y la arrogante civilización
lt t.l¿,.!,r,'t¡,¡' ¡

actual, nos ofrece cada día maravillosas sorpresas; superarán tres veces la velocidad del sonido; se
en todos los órdenes de la existencia el progreso cruzará el Atlántico en dos horas; el aire se volverá
es fantástico; nos sentimos más viejos cuando más congestionado que las carreteras; se utilizarán
contemplamos las distancias recorridas entre la las algas y el plancton para la alimentación humana;
mula parsimoniosa y los aviones de propulsión, los productos sintéticos tendrán todos los sabores
entre las vistas extáticas a través del lente de que el paladar requiera;las cocinas funcionarán con
aumento y el cincmascopc, entre los faroles de gas energía solar; los trajes se harán de hulla, de aserrín,
y las lámparas de mercurio, entre el bicarbonato y de cortezas de árboles; se creará un arroz atómico
los antibióticos, entre Ia piedra y el asfalto, cntre hecho de oxígeno y otros elementos; se harán
el cine mudo y el espejo brujo del televisor, entre crecer las plantas de acuerdo con las necesidades del
la pocsía del sentimiento y el nuevo estilo que mercado; a los frutos se les suprimirán los huesos
rechaza por inactual al coraz6n. Las perspectivas para no desperdiciar pulpa; las gallinas pondrán
que la energía atómica ofrece a la humanidad son los huevos del color que a su dueño le provoque;
ilimitadas; mientras más pensamos en el misterio las inmensas factorías serán manejadas por media
de desintegración atómica, más oscuro resulta a docena de hombres; los cerebros electrónicos se
nuestra mente;han querido, en esquemas objetivos encargarán del trabajo en toclas las oficinas; los
y en disertaciones profusas, hacernos comprender automóviles movidos por motores atómicos harán
el enigma de las racliaciones atómicas, el inquietante inútiles las explotacioncs petrolíferas; la gasolina
universo de los protones y los neutrones ante el se empleará quizás para inventar nuevos alimentos
cual vacila nuestro pensamiento. porque no la necesitarán los transportes aéreos,
Estos años que vienen y a los cualcs ya no ni terrestres, ni marítimos; el maquinismo creará
podremos asistir los que empezamos a transitar
a cada sol tremendos problemas de desempleo;
los caminos del invierno, serán de un adelanto Ios cirujanos cambiarán a las gentes el corazón
fabril, químico y comercial aplastante; los aviones y el cerebro; y habrá muchos peligros y sonados

30+
pleitos, porque si a un magnate de Ia industria le de comodidades y de orgullo no sabrá ya si lrs
ponen el corazón de un poeta,, gastará la mitad de diamantes que ambiciona son luz cristalizacla t'n
sus millones en una demanda por perjuicios. Esa la hullera o materializaciín de fórmulas químicas;
pavorosa fuerza atómica que licuó los huesos cle si la virtud es una cuestión de endocrinología o
cuarenta mil años en Hiroshima, se abajará en su el cumplimiento de un mandato evangélico; si la
categoría cuando se le obligue a encender el fuego de raz6n de su vida es solo la marcha vertiginosa hacia
las estufas domésticas; ya no habrá dif,crencia entre la muerte, o el camino de superación que lo lleve
la bondad y el mal porque todo podrá corregirse al país de la eterna alegría. El hombre se sentirá
con hormonas y vitaminas. más solo, más vacilante sobre la cornisa tendida
entre los abismos del ayer y el mañana. Quizás
El mundo quc no vcrcmos en el mañana será todo
entonces aflojarála rienda que frena Ia escalofriante
plástico, químico, sofisticaclo, tócnico, enloquecido
luerza atómica y aniquilará su soberbia fábrica
de velocidad, fantástico, de insospcchadas fuerzas
de civilización buscando el placer de empezar de
cósmicas, hecho a imagen y semejanza del hombre
nuevo, de sentir la emoción de ir acomodando a su
que busca en el placer el olvido dc su soterrada
gusto la natural eza, de descubrir otra vez lo que su
inquietud, Que cree resolvcr con una fórmula
de laboratorio los interrogantes dc la vida y de genio loco destruyó en una hora de tedio.
la muerte, lue le parece que corriendo cn una No será más feliz el hombre del mañana porque
desaforada huícla va a salvarse del tedio y del é1 mismo ha cegado las fuentes del ensueño, ha
dolor. destruido los jardines del sentimiento, ha apagado
laluz que lo guiaba en la sombra y se ha olvidado de
Cuando ya todo lo haya descubierto y todo lo
que las cosas no se han hecho al ocaso sino que Dios
haya inventado, sentirá la monotonía cle su vivir
es quien sigue encerrando en la semilla la promesa
deprisa, el desgaste de su incontrolado afán, el
del árbol futuro y encendiendo sobre la pequeñez
tropiezo inevitable con el muro del enigma; lleno
humana las antorchas de sus luceros.
El abejorro
Blanca lsaza

-Pero mamá, cómo es posible que de verdad te


apene la muerte de un infeliz abejorro! -me dice el
victimario que conserva aún en la mano la toalla que
le sirvió de arma para cometer el inútil asesinato.
Y es tan posible; me da tristeza verlo inerte,
plegado sobre la coraza del abdomen de felpa las
paticas dentadas que tan bien como las alas hacían
música cuando iban serruchando Ia mañanai )a no
se está haciendo el muerto como acostumbraba
cuando muchas veces moví la rama donde gustaba
de estarse quieto después de un hartazgo dc micl
en la copa de cristal de bohemia de algún lirio;
entonces doblaba el erizamiento de peluchc <lt' las
si yo hubiera
antenas, estabilizaba las seis patas había burlado el asalto sorpresivo de los gorriones
/,
tenido un microscopio, hubiera podido ver cómo trotamundos y gustaba de asustar a los canarios
apagaba en la muerte aparente las facetas de sus pasando sobre sus jaulas con una vibración agresiva,
ojos dejando solo algunas para ver mi sorpresa y como un microscópico avión de caza blindado de
captar el alcance de mis intenciones con respecto a celuloide brillante y erizado de cañones, no pudo
mi existencia cfímcra. prever que la muerte le llegara vestida de blanco,
sorpresiva y blanda desde la doméstica simplcza dc
Ahora sí está muerto clefinitivamente; sobre el
aquella toalla.
mosaico pulido, a la sombra de Ia tolda de seda de
la azalea florecida, parece un botón de azabache, Le faltó malicia a este príncipe negro del país
un clibujo en relieve de la baldosa; es como si al de las flores, a este bufón de la corte de oro de las
irse la noche del patio, sacando del cuadrado abejas, a este abisinio que por entre el alto mundo
de sombra el fuego alegre de los geranios y la cromado y frágil y ambulante de las mariposas paseó
simplicidad estrellada de los tréboles, hubiera su aristocracia ociosa; no adivinó que el hombre
tenido prisa y hubiera perdido el broche de presión gusta de cometer estos crímenes perfectamente
que ajustaba su capa de raso agujereada de luceros. inútiles y confió en la buena fe de aquel a quien
Para el pobre abejorro el foetazo blanco de la él veía a diario junto al tazbn de porcelana del
toalla debió ser como una avalancha de algodón lavamanos y a quien nunca él intentara agredir;
que se lo llevó en su corriente tumultuosa, como si hubiera tenido un ánimo belicoso le hubiera
un alud dc hilos trenzados, como una tempestad clavado de sorpresa la aguja ardiente del aguijón o
de nieve enloquecida por el huracán, como un sele hubiera enredado en los cabellos por el placer
relámpago súbito en la serenidad de cristales azules de mortificarlo; pero nada, é1 le pasaba cerca, le
de la mañana. É1, qrr" ya estaba acostumbrado al hacía un poco de música, iluizás un comentario que
hipnotismo de la mirada del gato que 1o asechaba el otro no entendía, sobre la diafanidad fragante
mimetizado entre el ramaje de las azaleas, que de la mañana, o sobre Ia coquetería de las rosas, o

lo
sobre la burguesa jactancia de las orquídeas, / se iba de las magnolias y que había paseado su bohemia
tranquilo a su palacio verde con terrazas de flores y habitual por los camerinos de satín de los tulipanes.
corredores de baquelita, y ajimeces de estambres y Vestido de rigurosa etiqueta, trajeado siempre de
lámparas de rocío. negro como un caballero del Greco, vivía como un
artista aventurero entre la gloria de las corolas, en
Me había acostumbrado a su visita cliaria; llegaba
la armonía perfumada de los jardines, I ebrio de
siempre a las ocho clc la mañana; quién sabe en qué
rcloj solar, en qué clepsiclra de manantial, en que miel y de claridad bajo el sol que encendía en su
cuerpo de obsidiana vivaces chispas de radio y le
cronómetro dc capullos consultaría la hora; antes
de verlo, ya sabía que estaba allí porque me Io prendía ala coraza de la cabeza fugaces escarapelas
de añil y de rosas.
anunciaba su zumbido de motor; pasaba indiferente
por encima <le los sietecueros cle capas pontificales, Con to<lo puedo yo convenir, hasta con que se le
desdeñaba la pista solferina de la veranera florecida haya asesinado con premeditación y alevosía, menos

y tomaba posesión de su dominio; en la candidez con que se le llame infeliz abejorro; protesto del
inocente de las aza)eas, su cuerpo de patas velludas calificativo denigrante y con amoroso cuiclado lo
era como un pecado mortal, como un pensamiento entierro al pie del muro vegetal de su palacio. Quizás
siniestro que cruzara por la frente de un ángel; mañana el ascienda de nuevo a la luz, transformado
sobre el escenario rojo de los geranios hacía en la simetría de raso de una azalea.
piruetas como un títere luciferino y se metía de
cabezas al corazón de los lirios como si se tirara a un
po;zo de colores. Su coraza charolada venía a veces
manchada de polvo dorado; sc veía a las claras que
regresaba de una excursión por entre los copones
rayados de oro de las azucenas, que había estado de
juerga en el salón de baile, todo blanco y mullido
Blanca lsaza ( 1 898-1 967) en la fundación y dirección de la Revista Manizales. Creada

L)e Abejorral (Antioquía), nacida el 06 de enero de 1898, en octubre de 1940, la conocida también como "ventana al

hija de Félix Isaza Arango y Carmen Rosa Londoño, Blanca mundo", cerró sus páginas con el volumen XLV, número
Isaza fue c<¡nocida como la mejor poetisa caldense, y una de
733, noviembre-diciembre de 200+, bajo la dirección de su

las más insignes poetisas de Colombia. Su matrimonio con el laboriosa hija Aida Jaramillo Isaza.

poeta Juan Bautista Jaramillo Meza ancló su vida a Manizales, Blanca Isaza murióel 13 de septiembre de 1967 , no sin
momento a partir del cual la pareja se clio a la tarea de hacer antes advertir que su vida y obra estuvieron por entero
cle Manizales referente cultural y literario en el ámbito dedicadas a "encontrar la belleza en las pequeñas cosas".
nacional y cxtranjero. En 1961 laAsociación cle Perioclistas de
I.
El ensayo la Edad Atómica se encuentra publicado en el
Manizales le otorgó a Blanca lsazala Medalla del Periodismo; i
e libro "Itinerarios de emoción".
el 22 de julio de 1961, en el sesquicentenario cle Abejorral, t

ü
su tierra nativa, fue condecorada con la Medalla Francisco {i
de Paula Santander, que le concedió el Gobierno Nacional, I
,*
mecliante decreto firmaclo por el entonces presiclente Dr. i
¡
Alberto Lleras Camargo. J

J
Desde 191 7 hasta T962,lepublicaron nueve libros. Poesía: *
Selva Florida (1917), Claridad (19+5), Preludio de invierno *
*
(1954), AIma (1961); Cuento: Los cuentos de la Montaña I;
'f
(1926); Prosa: La Antigua Canción (1935), f)el lejano Ayer
t
(1 95 1
), Itinerarios de emoción (1962). ,1.

;1

De manera póstuma le publicaron, bajo la iniciativa de Juan {


',

Bautista Jaramillo Meza, siete libros más, que sc prcsentaron I


l
bajo el nombre de Obras completas. §

'i
Uno de los más grades legados que ha dejado Blanca lsazaa
,,
Manizales y Ia literatura, se encuentra en el trabajo realizado

¡l
Ir:,

:.

[:
1ani rta,*

tl

t
Los que van a morir te saludan
Rocío Y élez de Piedrahita

Relato de laVueha a Colombia especialmente escrito


para las personas que nunca han montado en bicicleta.

La vuelta a Colombia es, teóricamente, una


competencia para ciclistas que deben recorrer
las carreteras colombianas en etapas de cien a
doscientos kilómetros, hasta volver al punto de
partida, y al ganador se Ie adjudica un premio. La
realidad es muy diferente, mucho más compleja y
apasionante, como ahora veremos.

Primero que todo expliquemos qué es una


"carretera colombiana", para no incurrir en el
ii,,.r,¡ l,rf .,l,: l',¡l¡,tit:: ¡' 1,,' ,tLt, r,u' t ,t¡ ,t t, ,i",i ,,,
',

mismo error clc Felipe Liñán, un azteca que al posible, de hilitos de asfalto. Con esto queda list.r
terminar la primera etapa cayó casi mucrto. una autopista. Desgraciadamcnte, por sobrc t'sa
delicada superficie circulan constantemente buscs,
Asi que llamamos carretera a una trocha que
camiones y carros que en pocos días se llevan en las
sc abre muy lentamcntc para unir dos pueblos
ruedas el asfalto y el camino queda lleno de huecos
vecinos. Si cs un terreno plano, se guincha una
faja de seis mertros dc ancho y queda lista la vía. y zanjas más o menos profundas. Nunca f.alta un
Si cs una montaña, se lc hacc a la misma un corte
funcionario perjudicado con estos daños y entonces
zígz,agucantc, dejando eso sí a un lado cl precipicio
da orden a la peonada de que la arreglen. Los
por donde ruedan constantcmente los vehículos en peones, que van retozando y bostezando alrededor
añicos, y por el otro un barranco de tierra floja que de una aplanadora, llenan los desperfectos con
se clcrrumba periódicamente, obstruycnclo Ia vía y más cascajo, arena y brea, y forman promontorios

causando grandes clcsastrcs. donde antes había hoyos. Con el calor, la poca brea
que hay se derrite y se va arrinconando a los lados
Como Colombia es un país muy pobre y
del camino en rizados montoncitos, con lo cual
con muchísimos gastos de sostenimiento de
queda definitivamente lista la carretera.
burocracia, generalmente no sobra dinero para un
proceclimiento que se llama "asfalta<1o". Algunos Como los colombianos no conocen a Colombia,
trayectos, sin embargo, han sufrido este proceso, hay que empezar por hacer unos mapas explicativos

que explicado en forma culinaria es más o menos del recorrido, las etapas y los obstáculos. Y así
así: se pican grandes cantidades de piedra y se es como zapateros, emboladores, campesinos,
extiende una capa a todo lo largo y ancho del industriales, comerciantes, doctores, colegialas
camino y sc dcja reposar por varios meses. Luego y vendedoras, van descubriendo asombrados que
se machaca finamente con una aplanadora, se existen Aipé, Guachacal, Gualanda¡ Chicoral,
cspolvorea con un cernidito pegajoso, negro, Buesaco, La Unión. Qr" para llegar a Bogotá y u
grumoso, y se cubre con una capa, la más clelgada Pasto hay que subir; que el valle es plano; allí hay

lo
11,,r¡r; l,:1,',',1¡' l'¡,:,!r,¡it;t ¡¡ i it, \ ¡t) ,t ,¡¡ ,t t¡ t, tlt,l t¡

un río. Más allá una cordillera, aquí está la selva, y corredor... Unos van sueltos, {)tros t'tt t'r¡rri¡r«r.
al sur limitamos con otro país llamado Ecuador. No Antioquia los manda numerados comr¡ vit.unirr.rs:
hay escuela, pensum, ni profesor que haya hecho equipos A, B, C.Y así revueltos escarabaj<)si, \'il('.1s,
conocer a un estudiante la clécima <le 1o que la pantallas, franceses y mexicanos, se lanzan l)()r'
vuelta a Colombia enseña a tocla la nación en veinte las trochas colombianas agarrados de cit-rc'ut'nt¿r
días. Es un curso gratis, alegre, sano, que llega a centímetros de manubrio, tal y como los espariolcs
toclos los rincones de la Patria. se lanzaban en carabelas por el Atlántico a buscar "
El dorado". No hay duda de que la sangre tira...

Ahora hablemos de los ruteros


Los espectadores
Los departamentos, quc hasta hoy se han
visto representados por ancianos diplomáticos, Pero no solo ellos solos son los que dan la vuelta.
jóvenes alocados, políticos audaces, hombres sin En cuanto se da la señal de partida, doce millones de
escrúpulos unas veces, otros sin móritos, se ven de personas empiezan a clar tumbos por el territorio
repente representados por hombres jóvenes, sanos, patrio. Llnos en bicicleta y se llaman ruteros; otros
fuertes, honestos, que viven de su trabajo y que, apie tratando de meterle a un ciclista un pedazo de
sin artimañas de ninguna clase, se convicrtcn dc la panela en la boca sin perturbar con esa maniobra su
noche a la mañana en los ídolos de sus rcspcctivas carrera, y se llaman alimcntadores; otros en avión
poblaciones. y se llaman reporteros; otros por radio y se llaman
En un principio cuesta dificultad al espectador cronistas deportivos; otros con radiecitos en las
saber cuántos son los concursantes, pues la oficinas, en la cama, en el bolsillo, y se llaman
enumeración es bastante confusa: Ramón Hoyos, el patrocinadores, y el resto por los periódicos, las
conde de Marinilla, el Campconazo, cl Escarabajo conjeturas, los radios y se llaman "la afición". En
de la Montaña y el Marqués de Hoyos, son un solo almacenes, tiendas, calles, cocinas, salas, hospitales
ri," r., l,:l¡. .lr l";,i¡,¡i,t,¡ !,' t'1, \.¡ .t,,,,,,, .ti,,,;,:,

y garajes no se oyen sino las voces atropelladas de entiende que un correclor se coloca detrás rlt' otrt¡
los locutores felicitándose mutuamente por lo bien y no lo suclta ni un minuto, le quita cl airt' r¡trt'
que están trasmitiendo la ctapa y dando uno que otro respira, el impulso que lleva, la tranquilicla<l y t'l
detalle sobrc la misma, detalle que repiten y repiten sosiego, hasta que el de adelantc, cfectivamcntc
veinte o treinta veces, hasta quc todo el mundo 1o como chupado por un murciélago, o cae exánimt:
aprenda de memoria y al pie de la lctra. Se pasan la o deja pasar al de detrás.
voz y el micrófono de un puesto de observación a Los caminos patrios están llcnos de sorpresas:
otro y los radioescuchas cambian nerviosamente de ríos sin puentes, arenales pegajosos, pantancros,
estación y de volumen casi contantemente. Entre picdra suelta, rectas enervantes, subidas
una etapa y otra hay una pausa para que los ruteros agotadoras, bajadas que dan vértigo, precipicios,
descanscn y Ia gente pueda deliberar, comcntar los palos, estacas, zanjas, trenes en la vía, culebras,
sucesos y prcpararse para seguir. tigres, leones... Miguel Sevillano, un simpático
I-Ina vez me asombré de ver en un periódico este pampero acostumbrado a mejores caminos, cayó
titular: "Yugoslavia derrotó al Japón". Como yo no rendido después de la primera etapa; en cambio
sabía que tuvieran ninguna molestia pendiente, y Ramón Hoycrs, que como su nombre 1o indica está
como no me explicaba dónde qucclaba el campo de acostumbrado a los hoyos de por acá, cogió tanto
batalla de estos dos enemigos, me dispuse con gran impulso en una bajada nariñense que se pasó clel
interés a lcer los detalles de semejante disputa: sc Iindero colombiano e irrumpió como unbólido en el
trataba de clos cquipos de futbol. Lo mismo para con ecuador; allá lo siguieron los clcmás. Los reporteros
las noticias de la vuelta a Colombia. Es corriente aseguraron que "Hoyos se tragó la subida al Alto
leer que "el Escarabajo de la Montaña va embalado de Puracé"; qr" "el pantano sc tragó a RafaelT"ju";
con la vaca de México", o que "Pantalla cubrió a que "Pintado caz6 a 10.000", ) que "Pantalla entró
Sanforizado" o que "un marqués va chupándole en la galería de los vencedorcs pedaleando entre las
rueda al Sastre de Envigado". Por chupar rueda se quebradas del trayecto Neiva - Natagaima".

l.) 5

§
11,,, r,, i, r;. ,:,' í'¡.:,:,,Ij':11| !¡',.:,t,'.¡,,,,,.,t,, .,i. t.t,,

La fiesta viendo tan cerca la meta, tan mejoracla la carrctcra,


tan fresquecita la sabana, tan acogcdora la capital.
Se anuncia cn una ciudad que los ciclistas llegarán
csta tarde a las 4:00 p.m. Dcsde las tres dc la tarde
Mientras se acercaban a csta, sus habitantes se
trasladaron cn masa a recibirlos con esta idea fija;
todas las oficinas se cicrran, todos los ncgocios se
ahora verán Io que es bueno. Aquí los acabamos. En
intcrrumpen y las gentes se aglomcran en las calles,
Roma el pueblo perclonaba la vicla a los venciclos
encabczaclas por cl gobcrnador, el alcalclc y la reina
de bellcza. La ciudacl vive horas intensas dc desorden
cuando habían pclcado con valor: en la Atenas
suramericana rematan al vencedor.. .
y entusiasmo y pasa una nochc inolvidable. Cuando
al día siguiente se van a todo correr los ciclistas, se Los ruteros que pudieron soportar el sol, la
crce que la fiesta terminó y quc ahora va a rcnacer lluvia, el pantano, la arena y ese otro sin fin de
la calma. elcmentos que la naturaleza pródiga brindó a
De ninguna manera. La dosis de entusiasmo Colombia, vieron casi vcncidos por la arremetida
se
bogotana. A raíz dc tan lamentables sucesos, la
fue dcmasiado grande para la gcntc menucla,
afición de todo el país ha pedido con insistencia
y ese mismo día empiczart a entrenarsc para la
que se suprima a Bogotá de Ia próxima vuelta. Esto
próxima vuelta a Colombia todos los muchachit<¡s
scría un lamentable error. En lugar de suprimir esta
de las boticas, las floristcrías, las carnicerías y los
etapa debe dársele realcc y posición, adjuclicando
graneros. Cruzan como cohetes por las esquinas
más congestionadas y por las vías prohibidas en una
un trofeo especial llamado "gran premio cntrada
bicicleta de segunda mano, con un retrato de su a Bogotá". Esta etapa, naturalmente, se correrá
ídolo en la cachucha y en una canastica <le la cicla con casco y coraza, y antes de salir los corredores

una libra de carne o un tubito de pasta de dientes.


deben hacer testamento y despedirse del Señor
Presidente como los romanos del cmpcraclor: "los
Y así fueron dando la vuelta a Colombia hasta
que van a morir te saludan".
llcgar a Melgar. De allí sí que salieron con empuje,

L
/i, , . I ,';r, rr I r,.l ,,lr

A
,,

continuación me voy a permitir recordar


r
¡
I
!
,i
!.,)1t,,."

sentimiento de respeto por todo Io que {uera noblt'


tt,t",,lttr,

algunos sucesos históricos relac-onados con la vida y caballeresco. Los bogotanos, por no haccr quctlar
de la capital de la repúblicar Que hacen imperioso mal a tan digno señor, resolvieron quedarse a vivir
que continúe siendo la etapa final de las carreras en allá y crear una ciudad famosa por sus buenos
bicicleta. modales, su elegancia y su corrección. La buena
voluntad no les faltó, pero se presentó un enemigo
Don Gonzalo Jiménez de Quesada tenía noticia,
incspcrado y tcrrible: el frío. El mismo frío que
entre otras cosas, de que en algún lugar de las
detiene a las puertas de Moscú y mata lentamente
Indias había habido un cacique que acostumbraba
atodos los ejércitos que tratan de llegar a ella. Los
cubrir su cuerpo con oro, y que luego se bañaba en
una laguna, en la cual naturalmente, se acumulaba gentiles moradorcs de la meseta se hundieron el
sombrero, se pusieron la bufanda, anteojos, bigotc,
el precioso metal, y tomó la resolución firme
todo 1o que encontraron a la mano. EI frío seguía
y decidida de que nadie sino é1 encontraría "El
igual.
Dorado", pues así dio en llamarse aquel fabuloso
lugar. Cómo a un hombre que va buscando En un frío quc los provincianos no podemos
semejante cosa se le ocurre treparse a una meseta, comprender, porque no nacimos en él y no 1o
en donde es absolutamente irnposible bañarse al tcnemos en la sangrc, pero sí que lo conocía
aire libre sin caer instantáneamente muerto de una Asunción Silva cuando clijo: "Era el frío de la muerte,
pulmonía, mucho más si como dice la leyenda: "el era el frío clc la nada. . ." ,y cl frío lo acosó tanto que
cacique se bañaba al atardecer", es algo que ningún enervado, yerto, tiritando, el gran poeta se suicidó.
historiador nos ha podido explicar todavía. Tal vez Yo no sé si con aquella medida logró entrar cn calor,
el pobre Gonzalo perdió el tiempo y no encontró pero lo cierto es que sus coterráncos clecidieron
nada por buscar en lugares tan absurdos... Pero lo seguir su ejcmplo y no tcniendo ni el valor ni la
cierto fue que fundó Bogotá, y como era todo un Iocura para suicidarse, arremcticron contra los
caballero dejó en la ciudad y er sus habitantes un demás.

t,
ii,r ¡.¡ I , lr. ,it l'¡:,ir,¡1.¡,,:

.t

Cuando yo leo cn los periódicos que en Bogotá Ramón Hoyos nos aparece a través de lo que
paramó o quc hay una ola de frío, ya sé 1o que va a la prensa ha dicho de ó1, inclusive cn cl artículo
ocurrir: prenden hogueras enormes en los cdillcios burlón que le dcdicó "Semana", como un muchacho
quc darán mcjor llama, y así han incendiado, por honrado, serio, trabajaclor, que ambicionainstruirse,
turnos,los cclificios <Ie la prensa de todos los particlos, sin vicios ni taras. Pero Io que 1o convirtió en el
en orclcn y sistcmáticamentc. EI nueve dc abril sc ídolo dcl pucblo, y lo que motivó el rccibimiento
mataron los unos a los otros, se dieron un baño en extraordinario que le brindaron las provincias, no
sangre tibiccito y cnccndieron tales hogueras que fueron esas cualiclades, ni su velocidad en plano, ni
hubo una ola cle calor por todo el país. Lo mismo i
el premio por trepar montañas, ni la organización
atacan a un boxcaclor inclef'enso y a media noche, de su equipo, ni su figura sencilla y simpática, sino
a un prcsidcntc bien guarnccido en su palacio, cr su incxplicable y monumental supervivcncia a la
tif
a un estudiante rctozón en la calle y a plcno día; a
'! entrada a Bogotá.
T

donde los coge el frío arremetcn. De tod<¡ csto se


t
clcduce quc para que haya paz y tranquilidad cn la t
,t
Tomado del libro "Entre Nos" (I 955)
República es necesario mantcner calientes a los t
t
bogotanos. Si se sigue e I plan arriba propuesto, cacla La crónica colombiana: l4edio siglo de oro
I
,t

año los de la capital pueclen salir con el entusiasm<r il


i
quc dcmostraron recientemcnte, y armados de
lazos, picdras, botcllas, etc., atacar a los ciclistas sin
hacerles claño alguno, pucs como queda clicho, estos
tienen dcrecho a usar armadura. Con esta mcclida
crco que toclos quedaríamos satisf'echos, inclusive
los corredores, ya que esta etapa final será la más
dura prueba y la ambición clc todos.

330
!\",. ¡ ¡ i,: i L.', i. !' ¡:, ir, :i't ¡i, ¡
r 1,.. ,lr¡
'tt'
,t tr.,, 't t ' t))t i

RocíoVélez de Piedrahita (Medellín, 1926) Si hago esa larga cnumeración, es porque estoy convcncitla
de quc cl punto de partida para escribir, es lcer; leer mucho
Mi paclre, GabrielVélez, hacía poemas humorísticos con
y de calidad, nunca síntc¡sis ni adaptacioncs. En esos Iibros
mucha facilidad; mi madrc, Lía Restrepo <le Vélez, obtuv<r
juvenilers nr¡ solo se clespicrta el gusto por lo bello, poético,
un premio con el cuento "Pobre Lolín'l sobre la vida de
intercsante, tierno, las aventuras, el suspenso, sino quc Par<:ce
un gato, en un c()ncurso en el cual uno dc los jura<los era
que escribir no es clificil, y cualquicr tema, por sencillo que
Tomás Carrasquilla. Mi abuclo paterno Lucrccio Vélez, fire
sea, puecle convertirse en el centro de una narración.
un <lestacado cscritor quer lirmaba con el pscuclónimo de
Gaspara Chaverra. O sea que dcsde niña viví ro<leacla dc Pasada la adolescencia, seguí leyendo lo que me prestaba mi
personas que escribían y esta activicla<l parecía natural, fácil hermano, cada vez más y más; hasta que empecé a escribir.
y agraclablc. El inicio fue una crónica sobre cómo era el primer añ<r
Mi madrc, me compró infinidad dc libros infiantiles en de matrimonio, con ocasión del compromiso cle una prima
vcrsioncs no arlapta<las ni clefcrrmaclas: cucntos <le Perrault, mía. A la reunión familiar asistió una periodista que me pidió
los hermanos Grimm, Andersen, traducidos por expertos a permiso para publicar esa crónica en El Colombiano. El éxito
un buen castellano. Aclcmás los que publicaban la Eclitorial de esa publicación, mc movió a seguir escribiendo crónicas.
'saturnino Callejas' S.A. Estos libros por la caliclacl del idioma Pero aparecían en la página femenina cn medio de recctas de
preparaban para lccr más adelante los clásicos españolcs sin cocina, noticias de socicdad, arreglos florales: fue muy difícil
'
t salir de allí. El Colombiano publicó una crónica en la página
que hubiera una clilicultad para leerlos con gusto. I
I
cditorial y mc vino una invitación de El Espectador para
En la adolescencia tuvc cl privilegio de disfrutar de la
publicar crónicas en las páginas clel suplemento dominical,
bibliotcca cle mi hermano Juan Fernanclo Vólcz, profl:sor en
ilustradas por el clestacado <libuiante Pepón. Cuando había
la Univcrsidad Pontificia Bolivariana, que tenía una excelente
publicaclo varias, alguicn mc sugirió quc las reuniera cn
t¡ibliotcca con muchos libros para la juventucl: Dickens, Mark
un volumen con el título de Entre nos. Luego supe de un
Twain, Jack London, Waltcr Scott, James Fenimore Cooper,
concurso para relatos breves clc la revista Li{'c cn español y
Jonathan Swift, Robert Luis Stevenson, Collocli, el autor
participé con "El hombre, la mujer y la vaca". La obra no
de Pinocho, Louisa May Alcott autora de Mujercitas, Julio
ganó pero se publicó en Meclcllín con tanto óxito que la
Verrrc, Salgari, Zane Gray, Conan l)oylc, autor dc Sherlok
pequeña edición se agotó prontamentc y vino otro relat<¡
Holmes, Chesterton, ) muchos más.
ii,,,,¡; l,:ir':' i.: I' rtlr:l¡ ¡t,:
I
rl¡t
sl
i
breve "El pacto de las dos Rosas". Con esto ya se despert¿) 4

l
una especie de neccsidad de escribir, algo que no he dejado
de hacer desde hace muchos años.

Debo advertir que jamás cscribí para los lectores sino para
ii
exprcsar algo que sentía Ia necesiclad de dccir. Fue sorpresa ii
,i
i
y muy grata el aparecer como linalista en el concurso Nadal I
I
cle I978, gran reconocimiento que me llenó de satislhcción, t
I

pero que no se dcstacó a nivel nacional. Enfatizo esto porque .:

estoy convenci<la de que uno dcbe escribir por necesidad de Los zapatos amarillos
clcjar testimonio de una iclea, un momento, una situación; no Felipe GonzálezToledo
para gustarlt' al púhlit,,.

He escrito cuentos cortos, novelas, crónicas, libros de


historia, ensayos sobre temas diversos. Un muchacho santandereano, descarriado y
Al cscribir me esfuerzo para que la redacción sea corrccta
andariego, emigró cle su tierra y llegó a Bogotá hacia
y para ello corrijo mucho; además, que 1o que digo sea verdad
finales de l9+5. Su familia, dc regular posición,
sin exagerar ni el aspecto negro ni el aspecto rosa. La vida en estaba acostumbrada a las andanzas dcl díscolo
Colombia ticne ambas facctas y no me convencen los que se adolescente, y poco y nada sc ocupo dc su suerte.
empeñan cn relatos totalmente negros o totalmentc rosa. En Bogotá, el rccién llegado lue un varado más.
Escribir es un trabajo lento, clifícil, al cual hay que cledicarle Ni siquiera intcntó buscar trabajo. Con pcqucños
tiempo y entusiasmo. Pero vale la pena. 1
hurtos atendía su sustcnto, I casi siempre pasaba
f
la noche en un parque o en la compañía de otros
vagabundos que se entretcnían vicndo jugar billar
en las cantinas trasnochadoras.

En su ir y venir sin rumbo, el desprotegido


forastero conoció a un joven vendedor de helados.

ll5
A
i. i t r: 1,.)t1 /, ! 1r / ).)i..t!) 1,,, tt,.,t,,,)titil,.

Ese conocimiento sc convirtió cn amistad, y el que bien o mal podrían ser verdades, pt:ro ('s() r)()
muchacho dc los helados abundaba de la mejor viene al cuento. Allá ellos, aunque ese "allá" n() s('
buena fe en conscjos para su nucvo amigo. Cuando sabe dónde es. Porque Pedrito murió trágicamcntt',
se enteró de que el vagabundo pasaba las noches a siendo muy joven , y "Ca[ián" debe haberse mucrt<r
Ia intcmperie, lo invitó a dormir bajo techo en una de viejo.
piecita quc tcnía al sur dcl bajo San Victorino. En -Hola, Pedrito, tiene que darme mi remojo.
un junco quc lc compró cl amigo sc acomodó el
Así le di;o "Cafián" a su joven amigo cuando notó
vagabundo, y solía llcgar a Ia piecita cle inquilinato
que estaba estrenando un par de zapatos amarillos.
bien pasada la nochc. El que pudicra Ilamarse "el
Con cumplidos y chanzas, los dos vendedores de
clueño de la casa"madrugaba a sacar el ruclimentario
helados celebraron la novedad, de la cual Pcdrito
carrito quc cmpleaba cn su negocio. Lo dejaba a
estaba muy satisfecho. Thmbión le gustaron mucho
guardar en la vivienda de un amigo que también
los zapatos al indeseable huésped de Pedro, quien
vendía helados, para luego ir hasta la fábrica a
los contempló mientras hacía mentalmente una
proveerse de mercancía.
comparación con los suyos propios , desastrosamente
El huésped del joven vendedor de helados deteriorados.
comenzó a abusar en las horas dc llegada y a fastidiar
El forastero cle esta historia era dc 22 años o muy
con su desordcn y su desaseo. Esta situación dio
poco más; no tenía documento alguno de iclentidad,
lugar a que Pcdrito, que así se llamaba el vendedor,
y decía que se llamaba Félix Galvis, pcro siempre
lc confiara sus cuitas a "Cafián", un vendedor de
fue llamado en su vida delictiva y carcelaria el
helados, ya bien entrado en años, y este "Cafián"
"Mono Galvis". Era un tipo sumamente cxtraño y se
fuc el que inició a Pcdrito en el negocio. Entre
caracterizaba por su frialdad. Parecía, moralmente,
Ios dos vendedores había gran cliferencia de años,
un insensible total. Lejos de agradecer el hospedaje
fácilmente "Cafián" triplicaba la edad clc Pedrito,
que le brindó el vendedor de helados, se portaba
y esta clistancia cronológica dio pábulo a decires,

\t7
lt:l t¡; I l,'lillo /ir, /rrl)¡rr,,\,r¡rr.rrrl1, \
'aut)lLt

con él con la mayor ordinariez. Continuó entregado la mesa y lo acribilló para rematarlo. Es posible
muy rarayez llegaba alapieza
a su vida nocturna y que el choque sicológico sufrido por el vagabundo
sin haber consumído algunos "pipos", casi siempre le hubiera espantado los "pipos". Es 1o cierto que
más de la cuenta. con su habitual frialdad trató de borrar los rastros
LIna vez, a eso de las dos y media de la mañana, de su atroz crimen, y pensó que lo primero por
llegó al alojamiento muy"bien medido", y encontró hacer era salir del cadáver. Sin perder ni un minuto
la puerta de la pieza bien trancada por dentro. En acabó de desnudar al muerto y lo embutió entre
realidad, "Cafián", cuando Pedrito se quejaba de su un costal que el malvado acostumbraba doblar
huésped, le aconsejó que trancara la puerta y no para usarlo como almohada. Pedrito era pequeño
le abriera. Bajo el efecto de los "pipos", el "Mono y holgadamente cupo entre el costal. Tánto que
Galvis" a tan avanzada hora fomentó un escándalo sobraron las puntas para amarrarlas y dejar el bulto
que comprometió a Pedrito a abrirle la puerta fuertemente cerrado.
para no perjudicar a los vecinos. Enfurecido, En los días inmediatamente siguientes, "Cafián"
Galvis insultó a su protector, quien cobarde o echó de menos a su compañero de trabajo, pero
prudentemente se metió otra vez entre su cama, su actividad diaria le impidió buscarlo. Al domingo
vuelto para el rincón. siguiente "Cafíán" fue a vender helados a la "Media
Cállese y no sobe más fue la única protesta Torta", donde el espectáculo de ese día atraía
--
del ofendido. mucho público. Cuando pasaba por las graderías
ofreciendo su mercancía, "Cafián" vio la cara del
Enloquecido por el "pipo", Galvis enarboló
huésped de su amigo Pedrito. y algo más se apocleró
la pesada tranca de la puerta y con la violencia
de su atención, al darse cuenta de que el vagabundo
de que fue capaz la descargó sobre la cabeza del
tenía puestos los zapatos amarillos. No Io pensó
infortunado vendedor callejero. Echó luego mano
más, y esa misma tarde se acercó a un juzgado
de un punzón de partir hielo que Pedro tenía sobre
; permanente y comunicó sus sospechas.

I l()

it it¡t 1,,;n,.il:t llt,it
I
'*T
1 ," tt' t, .ttn.t¡,1],

li
Precisamente el día anterior había sido hallado ingenioso recurso que de nada habría de scrvirlc, y
en el lecho del río SanAgustín, bajo el puente de la escuchó consejos de avezados delincuentes, para qu('
carrera 24, un bulto picoteado por los gallinazos. se sostuviera en la negativa, porque no existicnrlo
Con su rebusque, los gallinazos habían dejado pruebas tendrían que dejarlo en libertad.
entrever la presencia de algo macabro, y mediante Entre interrogatorios y contra interrogatorios
la intervención de los funcionarios de policía transcurrió la instrucción sumaria y se llegó a la
f'ue sacado el costal a la orilla dcl río, se abrió y certidumbre de que Galvis era el autor del crimen.
se descubrió un cadáver. En el mismo juzgado Inclusive en los calabozos fueron recuperados los
permanente, "Cafián" tuvo la noticia del hallazgo zapatos amarillos, pero ante los mismos policías
y voló a la morgue de Medicina Legal, clonde quc lo capturaron insistió en la negativa. Con
reconoció a su desgraciado amigo. Buscar al "Mono otro cronista esperábamos la salida del "Mono"
Galvis" f'ue la primera actividad enfocada por la después de una larga diligencia, y cuando salió, lo
policía. Desde luego, los zapatos amarillos eran una invitamos con los detectives que lo conducían a
de las pistas a seguir para clar con el criminal. tomar alguna cosa en un bar cercano al cdificio de
No fue dificil clar con el "Mono Galvis", quien los tribunales.
luciendo los zapatos se encontraba en un cafetín -Pero no bebiclas alcohólicas *dijo uno de los
de San Victorino. Ante la policía y más tarde guardianes.
ante el juez de instrucción, Galvis se encastilló
-Yo nunca tomo esas porquerías -respondió el
en una negativa rotunda. En rueda de presos fue ttMono".
reconocido por "Cafián", quien al "este es", de rigor
en tales diligencias, agregó unas palabrotas contra Entramos al bar y pedimos cuatro cervezas para
el criminal. los dos guardianes y los dos periodistas. El "Mono

En los calabozos, Galvis cambió los zapatos


Galvis" pidió una gaseosa y un pan. Le hice el
amarillospor otros conun compañero de cautiverio, ofrecimiento de que además le daría unos centavos.
l¡: I t ¡': \,¿ t.., : l,:, l,'it!.: 1 ,
' t¡.,;r, . tr, tr tlt. ,

Y echamos a conversar. I había hecho llevar para completar la "utilcría" «k. l¿r

I macabra represcntación.
-Usted está perdido, "Mono"-le dijc y le aconsejé J

que confesara el delito. Los demás acomPañantes -Podré quedarme con ellos? -me dijo cn voz
I
opinaron de la misma manera. Le hicimos baja, a tiempo que señalaba los flamantcs zapatos
reflexiones y casi le garantizamos que fácilmente que en esta ocasión había vuelto a usar.
saldría dcl Iío y pronto quedaría libre. El criminal -Yo creo que sí... hágase el pendejo le aconsejé
atendió nuestros consejos y confesó todo, sin omitir I a manera de consolación.
f
-/l

detalles.
l De 450 a 500 metros, aproximadamente, era
,I
La frialdad, característica que solo es común I
,! la distancia que teníamos que recorrer desde el
entre los criminales de alta peligrosidad y de $ inquilinato hasta la orilla del río San Agustín,
ñ
Iarga expericncia, era la señal más notable de la ,i lugar donde se deshizo del cadáver. EI bulto había
personalidad del "Mono Galvis". Una noche, poco i sido preparado en un costal conseguido por los
:j
después de la confesión, el investigador del crimcn, ! detectives, en el cual el mismo Galvis embutió, a
doctor Luis Becerra L6pez, llevó a la práctica la instrucciones del invcstigaclor, las almohadas y las
diligencia de reconstrucción de los hechos, y esta cobijas de la víctima. Lo ccrró Galvis tal como lo
fue la oportunidad más apropiada que tuve para ñ

{ había hecho minutos clcspuós del crimen. Parecía


sondear y conocer el alma diabólica del joven casi alegre con el liviano bulto al hombro.
dclincucnte.
-¿Y usted no se cansaba con el muerto al hombro?
Con una sencillez desconcertante por lo simple, le pregunté.
dentro de la piecita que ocupó el muchacho
-Claro que sí -respondió , porque eso pesaba
vendedor de helados, el "Mono Galvis" hizo un
mucho más.
objetivo recuento del asesinato. Inclusive se cambió
su calzado por los zapatos amarillos que el juez El juez Becerra L6pez le ordenó:

¡¡
i, i t¿,, L,¡¡¡.::¡i.:; l,'it,l,,
r l '. t¡ r , ,, ¡,,11

-Descanse, pues. La fuga del "Mono Galvis", porquc ('l "M,,n,,"


se fugó y se fue con todos sus compañr:ros ,1,' l.r
El"Mono"descargó el bultoy despreocupaclamentc
cárcel Modelo, fue el 9 de abril de 1948, cuart,l,,,'l
se sentó encima.
asesinato de Gaitán dio lugar a atroces desórtl,'rr,'s
-Y ustcd --lo interrogó el juez ¿sc sentaba sobre
y se abrieron las puertas de las cárceles de Bog,,t.i.
el cadáver?
Entre los tranquilos prófugos de esa fech,r s.'
-Sí, señor... contestó el "Mono" un Poco contó el famoso exclérigo Juan Clímaco Arenas, ,r
vacilante, quizás pcnsando quc este dctalle podría
quien pocos días después me encontré en la Pl.rz.r
perjudicarlo. de Bolívar, esquina sur de la catedral. Desdt' ,'l
Los prcsentes, asombrados, nos miramos unos a lugar del encuentro teníamos a la vista las ruin.rs
otros al prcscnciar estadcmostración cle inscnsibilidad ennegrecidas del viejo Palacio de Justicia, yArenas,
del criminal. Algo debió entender, porquc cuando en su acostumbrado modo juguetón, señalanrl<r
el juez le ordenó que nuevamente tomara un hacia arriba, me dijo:
descanso, descargó el bulto pcro permaneció dc pie.
-Hace falta una reforma judicial que adopte
Señaló el lugar donde había arrojado su macabra
!
el sistema de la candela. Fíjate que las llamas
carga al río San Agustín, y advcrtido por el juez no
sustanciaron y fallaron todos los negocios en menos
botó al agua el bulto cmpleado para el simulacro. de un par de horas.
Con su contenido de almohadas y cobijas, el costal
Y el clérigo se despidió y siguió tan despreocupado
f.ue devuelto a Ia piecita de inquilinato. Allí mismo
el sccretario dcl juzgado escribió los detalles de la por la Calle Real.
diligencia; los funcionarios y el sindicado,lo mismo El expediente del proceso contra el"Mono Galvis"
que su apoderado de oficio, estamparon su firma, y también se quemó, pero é1, menos optimista que
en seguida el "Mono Galvis" fue devuelto a Ia cárccl el clérigo, echó camino hacia Santander, su tierra.
Modelo. "Colinchando" en los pocos camiones que pasaban

I
i i: i t
¡'r: t,,';tt.1 It t lit i,l,' r
r.
I' t. t,t¡tt t';,t utar t i lo :

para el norte, puclo llegar hasta Chocontá, donde su casa era la cárcel Modelo, donde además de
1o detuvo una patrulla. Como habían despachado alojamiento tenía segura la alimentación. En cuanto
circulares a todas partes, pidiendo la captura a las personas que conocía y podían garantizar su
de Ios sospechosos, sometieron al viajero a un honradez y buen comportamiento, el cloctor Barrera
interrogatorio, y aquí fue donde el "Mono" dio la desempeñaba el cargo de juez tercero superior, y
mayor demostración de su frescura" A las preguntas en su despacho cursaba el proceso contra Galvis;
de los representantcs de la autoridad, respondió sin el doctor Marco Sanabria Osorio era personero
inmutarsc: delegado en 1o penal, y tuvo intervención, como

-Me llamo Félix Galvis. Soy santandereano. Entrc


representante del ministerio público, en la
iniciación del sumario, y con el doctor Ordóñez
los horrores ocurridos en Bogotá, se incendió la t
t
{l Peralta su "relación" fue más fugaz. Cuando el
casa donde yo vivía y trabajaba. Así que me quedé ,l

sin vivienda, sin comida y sin trabajo, y resolví


r
doctor Ordóñez conversaba con alguien frente
al juzgado, lo vio el investiga<lor lJt:ccrra L6pez,
volver a mi tierra. Ahí, he venido, poco a poco por
la carretera, a raticos colinchado de los camiones, quien lo llamó para que asisticra c()mo apoclcrado
j
de oficio a un sindicado.
pero qué vamos a hacer... {
tii
F
-Bueno -respontlió cl doctor Ordóñez. Vayan
A nuevas preguntas de las autoridades &
i;
i escribiendo la introducción a la diligencia que yo
chocontanas, respondió sin vacilar: :l

vengo dentro de un ratico.


-En Bogotá me conocen el doctor Humberto
Efectivamente, todas las personas que mencionó
Barrera, el doctor Marco Sanabria Osorio y otro
doctor llamado Roberto Ordóñez Peralta, todos Io conocían, I todas ellas eran importantes. La
santandereanos.
patrulla Ie dijo que podía seguir su camino, 1, un
cabo, al darle unos centavos, le dijo:
El "Mono Galvis" mintió por omisión, pero en
-Para que tomes una gaseosa...
realidad no expresó ninguna mentira. En verdad
T
It:!t¡r: i.,,'t, tItt !i:!rlt' I l t,tttt,'t ant,u tlt,r

Esta f'ue Ia última noticia que se tuvo del "Mono hasta dónde lo llevaron los zapatos amarillos dcl
Galvis", que además fue ilustrada con la más fiel infortunado vendedor ambulante de helados.
fotografía de su personalidad.
Por entonces se fue generalizando la violencia
en Boyacá y Santander. Resulta poco menos que
increíble que un tipo de tan acusada capacidad
criminal no hubiera vuelto a figurar en caso alguno.
Siempre he creído que por el camino a su tierra
debieron matarlo. Esta es una simple hipótesis,
pero resulta aceptable el cálculo de que un hombre .{

que fue capaz de asesinar a su protector solo para


robarle un par de zapatos amarillos, si le quedó
algo de vida, debló perpetrar muchísimos crímenes
mas

Y no es para pensar la cara que pondrían el cabo


y sus subalternos al leer en la prensa y oír en la
radio la lista de los principales prófugos del 9 de
abril.
El"Mono Galvis", por su espantable asesinato, no
alcanzí a completar dos años en la cárcel, pero este
debió ser tiempo suficiente para que aprendiera
entre sus compañeros muchas cosas más. En fin,
nunca se supo más del "Mono", ni se puede intuir
lti t¡t r',a t,l it; !r:!trL' | ¡¡ r¿¡a¡¡¡; trt,trtlio:

Felipe GonzálezToledo Dos años después de su muerte el circulo de periodistas

(Bogotá t9tt- 1991) de Bogotá CPB,le otorgó la orden Guillermo Cano.

Fue uno de los maestros de la reportería policíaca en Otras de sus crónicas más reconocidas fueron: "Teresita
Colombia. Inició su carrera de reportero a los diecinueve años la descuartizada", "El cadáver enmaletado", "El asesinato <lt'

en El Liberal y La Razón. Más tarde pasó a El Espectador, donde Gaitán", "El juicio al "Doctor Mata"", "f.c¡s suit'i<las <lt'l S¿lto

trabajó más de 30 años y finalmente se incorporó a la sección de Tequendama", "Los misterios <lcl apilrtarncnto l0 I ".
judicial de ElTiempo. Sus crónicas atraían a los lectores ya que
narraban los crímenes que conmovieron a la sociedad bogotana
durantc la época de los 40.

Una cle las historias más recordadas por sus compañeros


es Ia de la idcntificación del cadáver de Juan Roa Sierra, el
asesino de Jorge Eliécer Gaitán. El 9 de abril de 1948, cuando
González se fue solitario a la morgue valiéndose de un frasco
¡
de tinta que llevaba en el bolsillo, tomó las huellas del hombre
que había cometido el magnicidio, dos días después, luego
de un exhaustivo cotejo con fichas que logró obtener en la
Registraduría, dio la primicia.

Fundó en compañía cle Rogelio Echavarría, poeta colombiano


y periodista, el semanario Sucesos donde narraba lo que ocurría
en la época de la violencia política en los años 50.

Los trabajos de González Toledo fueron publicados en la


prensa, en la antología de grandes reportajes realizada por
Daniel Samper Pizano, Crónicas de otras muertes y otras vidas y
en el libro 20 crónicas policiacas, donde se encuentra la crónica
"Los zapatos amarillos" que se presenta en esta antología.
I
r, 1

lil h¡ut¡itrc t¡trt'tot rt:»t¡tiit r Il,rllr;ltrriil

El gol que costó un muerto


Alberto Salcedo Ramos

1 . "Ese gol vino de aruiba, se lo aseguro"


William Fajardo jamás imaginó que aquellabroma
suya de salirse del arco para imitar a René Higuita,
su ídolo, fuera a terminar en una tragedia.
:.
'1!

t
)t
Al principio, hubo risas y aplausos. El partido
;

entre su equipo, Los locos del dos y La isla, iba


empatado a un gol, como estaba convenido. Ambos
conjuntos, con tal de no romper la valiosa paridad,
habían renunciado en forma descarada a atacar. Así
que el gesto de Fajardo fue recibido con gratitud
por los aburridos espectadores. Faltaba menos de
un minuto para que concluyera el encuentro.

l5l
,tl
t I !,¡"1 ¡r. ,,'t.'u,, ttnt'r'
'1iir,:¡t,, \r¡l¡,1¡ li'r¡r¡.

Después de eludir a un contrario, Fajardo le pegó Hacer un gol en esos arcos de micrc¡fÚtlrol c,s
- dificil
pelota un puntapié bárbaro, con el propósito de
a Ia bien -dice Fajardo ho¡ ocho años rlcs¡ruós
perderla entre las nubes y quc no hubiera tiempo de su infortunio. Tán difícil que yo no recuerclo un
de encontrarla antes de que el árbitro decretara el partido en que se hayan metido más de dos golcs.
*

final del partido. ,A


¡ En seguida, me explica que en la Comuna
Fajardo vio con horror cómo la pelota, en vez I Nororiental de Medellín les dicen los huecos a
,j

de disputarle el cielo a los pájaros, salió como una l los arcos de microfutbol que tienen un metro
f
envenenada flecha rastrea, pasó entre las piernas de de ancho- y huequeros a los encargados de
clos adversarios, le pegó en el tobillo a un tercero . protegerlos.
¡ finalmente, se metió en el arco de enfrente, ante i§
Para hacer un gol en un hueco de esos, uno
cl júbilo del público y las miradas de reproche x
,¡ -
r
tiene que estar muy salado. Esa ha sido la única vez
de todos los rivales y de algunos de sus propios {
rt que un portero ha metido un gol en el campeonato
compañeros. $
I de microfútbol de la comuna. Un gol que vino de
Í
Pálido, Fajardo ni siquiera tuvo ánimo para t
arriba, se lo aseguro.
{
celebrar lo que todo el mundo en las tribunas ;
Aquella noche del mes de novicmbre de 1998,
festejaba a carcajadas. Por el contrario, deseó con
muchas personas rodearon a Fajardo para felicitarlo,
toda su alma que se 1o tragara la ticrra, consciente Í
de que los perdedores no le creerían que su gol fue
I pero él se abrió paso como pudo hasta donde se
accidental.
encontraba el director técnico del otro equipo,
para explicarle que su gol había sido una perrada
Antes de que la pelota volviera al centro de la
del destino. El director técnico le dijo que si el
cancha para reanudar las acciones, el árbitro dio
destino fue el autor del gol, el destino tenía que
el pitazo final y William Fajardo, aturdido por la
responder por haber eliminado a sus muchachos de
dinámica atroz de la fatalidad, supo que habría
la semifinal.
ajuste de cuentas.
li ,i \¡t, r'liL.'¡' 1 i,,t 1,,, .,., 1)¡r ¡tti¡.ti,

Fajardo había andado en el sector 1o suficiente T


En ese momento aún no imaginaba clut' su gol,
para saber que allí nadie amenazaba en vano. Desde
tt
absolutamente involuntario, iba a cambiarlc la
i
los 10 años, cuando su padre se marchó, se graduó I vida de manera tan dramática. La maldición cstal'¡a
I
de hombre. Vendía arepas, limones y tostadas para echada. En adelante, las tres letras de la palabra gol
ayudar a su madre. serían como el prefijo de su desgracia.

Se había defendido con coraje de las agresiones El nombre de ese fulano era Henry recuerda
!
-
Fajardo. El apellido se me escapa en este momento.
de los vendedores adultos y de los atracadores del I
{

barrio Zarnora. Cuando fue adolescente, se ganó, ,, Me acuerdo como si fuera ayer del insulto que me
:
I echó en la cara. Me dijo: "gonorrea hijueputa, nos
a Ia brava, un espacio entre los comerciantes de I
4t
dañaste la clasificación".Y ahí mismo, pum, me dio
bazuco. Así que nada de 1o que oyera o viera ahora, I
I un puño en la cara y me mando al suelo. Ni siquiera
a los 23 años, podía tomarlo por sorpresa a é1, que i¡

{ me había levantado y el tipo seguía insultándome.


había oído, visto y vivido de todo.
'
Me decía: "perro malparido: cuídate, que te voy a
En este caso, su olfato de hombre avisado le matar". Ese día agaché la cabeza, porque llevaba
indicó que su gol accidental costaría por Io menos las de percler. Y si algo aprendí yo descle niño es
,]

un cadáver. Siendo así, pensó al vuelo, lo que hay I que uno no pclca para perder sino para ganar. Me
q
que buscar es que el muerto sea otro. Pero no dijo limpié la sangre de la boca y lo único que le dije
nada, sino que giró el cuerpo para ir a su casa a fue esto: "tranquilo, mijo, que yo no mato ni una
prepararse para esta nueva guerra. Eran las ocho mosca".
de la noche .

Ya se marchaba cuando uno de los futbolistas 2. "Matar no es una tómbola boilable"


derrotados, a quien llamaban por el mote de El
En elbarrio Lovaina, donde vive escondido desde
picao, le cerró el camino en actitud retadora y le
finales de 1989, encontramos a William Fajardo,
metió una patadita camorrera en la espinilla.
más conocido como El chifis.

156 157
.1/llr¡r, \,¡lr,r/¡r ii¡r¡rrrr I i .;,ti lu. rirrr¡ ¡rr r¡ri, //,

Estaba dentro de una tienda de la calle principal, -Si va a mostrar a Lovaina por la televisión -dijcr
sentado en el rincón de la derecha, como nos Io tenga en cuenta que en Lovaina no solamente hay
había anunciado por teléfono. El productor de putas y maricas. Aquí también tenemos los mejores
televisión antioqueño Rodrigo lsaza, quien me lavaderos de carros de Medellínyun cementerio quc

acompañaba, me dijo que con El chifis como guía, quizás es el más importante de toda Colombia.
podíamos realizar, sin contratiempos, la crónica Le pregunté por qué, según é1, el cementerio
que íbamos a hacer en Lovaina, el legendario barrio del barrio era el más importante del país.
de travestidos y prostitutas, en el cual el pintor
-Bueno, es un cementerio muy bonito. Ahí está
Fernando Botero había forjaclo gran parte de su
enterrada la gente más pesada de Medellín.
obra inicial.
El chifis tapó la botella de gaseosa, que apenas
Más por prevención que por cortesía, El chifis
iba por Ia mitacl, y le pidió al tendero que se Ia
se levantó de la silla apenas nos vio. Desde antes
guardara en el enfriador. De nucvo, sc dirigió al
de saludarlo le di un vistazo de pies a cabeza. Es un
periodista.
hombre de bajísima estatura. Tán bajo qut: suPuse
-Si quiere 1<¡ llevo enseguida para que cortozca
que era un adolescente necio que, a escondidas de
sus padres, se desempeñaba como mensajero de las
el cementerio. Vea, ahí están las bóvedas de los
hermanos Muñoz Mosquera, llue eran como siete
prostitutas veteranas.
manes que le trabajaban a Pablo Escobar y fueron
Tenía puesta una cachucha del ratón Mickey. Eso,
cayendo de uno en uno. ¡Esas sí son tumbas finas,
más la botella de gaseosa que se estaba empinanclo viejo!Y los deudos las mantienen con flores y con
cuando llegamos y que todavía mantenía en la mano música.
izquierda, acentuaba su aire infantil.
Mientras caminábamos hacia el cementerio,
Nos saludó de manera muy simpática y en seguida Faj ardo soltó unmonólogo espontáneo sobre supropia
fue al grano. vida. Nos dijo que le habría gustado ser presentador
tl, ri,,.:,¡J.,ri,r il,rr:.;r
r l !.¡'l ¡a ,,,,r ':t't,ttltrr,

cle televisión, pero que desgraciadamente no Cuando llegamos al cementerio, Fajardo nos
concluyó la educación primaria. Luego quiso condujo directamente a las bóvedas de los hermanos
que Ie dijéramos si el periodismo es difícil y nos Muñoz Mosquera. Había muchas rosas rojas, cn
contó que su verdadera vocación es el futbol y que efecto, y sonaba una música suave. El ver, juntos,
J

se crió en el barrio Zarnora, al lado de jugadores los cadáveres de casi toda una familia eliminada por
que llcgaron a ser muy destacados, como Rubén y métodos violentos, resultaba inquietante. Pero 1o
Libarcl<¡ Yélez, Ór.u. El galea Galeano, El chomo más conmovedor eran las palabras de amor que la
Cadavid y Leonel Aluur"r. De este último nos madre había colocado en el panteón de quienes,
dijo que merece haber llegado a donde llegó, ya en vida, fueron reseñados como sicarios de Ia peor
que desde pequeño mostró quc sería un hombre calaña.
luchador y corrccto. -¿Sí se pilla, hermano, que son unas tumbas
0puntos-dijo El chifis, con unbrillo
-Ese man es 1 elegantes? -me preguntó El chifis. Aquí viene
de alegría en los ojos-. Tánta plata que ha ganado I
mucha gente a conocerlas.
t'

Leonel y toda la fama que ha tenido en [a selección i


Otro cletalle que resultaba impactante era que
Colombia, y nunca se le han subido los humos a t
al lado de las lápidas, como un muerto más de la
I
la cabeza sino que ha seguido yendo al barrio para ,t
familia estaba una fotografía a color de Dandennys
ver a su gallada. Exponiéndose a que le pase algo
I
ti
Muñoz Mosquera, conocido con el alias de La quica,
malo, porque no hay que echarse mentiras: cuando preso en Estados Unidos descle 1992.
el quc se fue pobre regresa rico, más de uno se
-Cualquiera sabe explicó El chifis-- que un
cabrea. Con todo lo buena gente que es Leonel,
condenado en Estados Uniclos cs un finado más,
un día, en el barrio, le cogieron unToyota rojo y se
alguien al que nunca más se volverá a ver. Pablo
lo Ievantaron a piedras.l sin embargo, el man se
Escobar siempre dijo que prefería una tumba en
tragó la ofensa y ha seguido yendo aZarnora. Es un
Colombia a una cárcel en Estados Unidos.
varón ciento por ciento.
rl
I

I l/r,';¡,, .\r¡lr,rl; lt.rrr.,r l:i ¡lri ,¡rrr r r':,1 r,r, rrr, rt

Luego suspiró, trascendental, y soltó una retahíla -Yo perdí la cuenta de la gente que he visto morir.
inspiracla: Creo que en todo Medellín no hay nadie que no
-Hoy venimos a ver los muertos. Mañana los vivos tenga un finado entre su familia o entre sus amigos.

nos vendrán a ver a nosotros. De ese hueco no se


Y 1o peor es que uno sabe que ha habido mucha
salva nadie. Lo único que dejarnos es una plaquita muertes bobas, de esas que uno va a ver y resulta
con el nombre.Todo el que viene a los cementerios que no fueron provocadas por un asunto serio, sino

lo hace para ver un adelanto clcl fin dc la película. por una bobada. ¡Mucrtes bobas! ¡Hasta por meter
Para ver cómo lucen los que ya llegaron allá. un gol lo pueden matar a uno! Aquí hemos tenido
épocas en que ni siquiera hemos podido jugar al
En el cementerio de Lovaina también están
futbol.
los mausolcos del ex- presidente de Colombia,
Carlos E. Restrepo, del escritor Jorge Isaacs y Entonces arrancó dos flores marchitas de su
del fundador del periódico El Espectador, Fidel conocido y las arrojó al piso. f)espués fijo sus ojos
Cano. Sin embargo, en el tour organizado por El en los dcl pcriodista.
chifis, el tiempo ante estas tumbas que podríamos -Lo más lógico del mundo es decirle asesino
llamar notables, fue mínimo. Y a diferencia de al que mata. Pero no todo el que mata es asesino.
cuando estábamos en el panteón de los hermanos Ni todo el que ha muerto es inocente. Yo he visto
Muñoz Mosquera , acáFajardo no se expresaba con unas cosas, unas cosas que a Ia gente no le dicen.
la soltura de un experimentado guía turístico de
¡Si supiera ustercl cuantos valientes están enterrados
la muerte, sino que nos preguntaba a nosotros, a en este cementerio y cuantos cobardes andan vivos
Rodrigo y a mí, sobre la vida de estos personajes por las calles!Támbién le puedo decir que matar no
y las razones de su deceso. Ya íbamos a salir del cs una tómbola bailable, como clicen algunos para
cementerio cuandoWilliam Fajardo se detuvo ante desprestigiarnos más de lo que estamos. El que
una sepultura. Dijo que pertenecía a un hombre mata se mete en un lío: o se lo cobran los deudos
que él había conocido.

.&,¡
1

,1/& rtr' il¡,.,ro Alr¡r, I i .,¡.,i .¡tt. ,,,r¡,i ¡r¡, ¡t¡r,'¡;,,

del finado, o se Io cobra Dios. Le repito que matar varones,le entregó su madre, desde bien temprano,
no es una diversión sino que rnuchas veces se mata el mando de la casa, mientras ella salía a buscar el
en defensa propia, porque es la única salida que sustento como empleada doméstica.
queda para quitarse una arnerraza de encima. Eso
En el barrio había un determinado número de
fue lo que me pasó a mí. Pero para que entienda
calles y de personas: la vida tenía una extensión
cómo son las cosas, tengo que contarle la historia
que se podía abarcar con el ojo. Dentro de ese
desde el principio.
límite, todo el mundo sabía en qué andaban los
demás, quién era el vago, el correcto. Unos y otros
3. '5¡ no hubiera sido tan malo, la gente me compartían las esquinas, la afición por el fütbol,
hubiera creído" el placer de ver cómo las niñas de la cuadra se
convertían en mujeres.
La historia comenzó en el barrio Villa del
Socorro, de Medellín. Allí nacióWilliam Fajardo, a En ese pequeño mundo de arquetipos bien
las dos de la tarde del 17 de diciembre de 1966. definidos, doña Libia Fajardo creyó descubrir
De los tres años que vivió en ese barrio, no que entre el fútbol y la perdición humana no hay
recuerda nada. Lo único que dice sobre Villa del más que un paso, pues la señora había visto que,

Socorro es que allí nació La pelusa Pérez, un casualmente, muchos de los futbolistas de Zamora

futbolista que le encanta. consumían bazuco. De modo que en esto fue


tajante: primero hijo con lápida que holgazán con
En 1969 los Fajardo se mudaron para Zarnora,
balón. Se 1o aclvirtió aWilliam y le hizo una lista de
un barrio de la Comuna Nororiental. Conformaban
las amistades que debía cancelar.
una típica familia antioqueña, de esas en las que
se multiplican los hijos y se dividen los panes: El problema era que ella estaba obligada por las
fueron, en total, nueve hermanos: siete mujeres y circunstancias a permanecer por fuera de la casa
dos hombres. A William, por ser el mayor de los casi todo el día y el muchacho, en su ausencia,
!'
l:i.;,,i,rr:. .,,'t,' rl rrlr,,r,

crecía silvestre en los playones del barrio; hacía lo Ya en ese momento, su vocación no tenía freno.
que Ie daba Ia gana. Cuando tomaba un libro no Se iba para la calle desde las siete de la mañana,
era por el interés de estudiarlo sino para elaborar a jugar microfútbol durante doce horas seguidas.
pclotas dc ocasión con las hojas que le arrancaba. ,l
Cuando llegaba a la casa, por la noche, la mamá
El único cojín de la sala, graciias a la ansiedad de 4
{

I
le tenía acumulados el clesayuno, el almuerzo y
William, ya no fue más la cosa doméstica donde se la cena. Primero lo dejaba comer y después dc la
T

orinaba el gato, sino un torpedo mugroso que él digestión Ie asestaba unas zlJrras cle miedo.
disparaba hacia cl techo, en busca del aullido de las
-Como yo siempre fui tan malo, varias personas
tribunas. me han preguntado si yo de verdad quería imitar
-Siempre fui maldadoso afirma El chifis con una a Higuita y hacer una broma, o si fue que metí el
sonrisa ladina. Pero no cran rnaldades para matar gol de maldad porque hice un arreglo por aparte.
gente ni nada de cs<¡. Solo quería pasar el rato.
!
Yo les prcgunto a todos: ¿arreglo con quién?
LIna vez sorprendió a su profesor besándose 1
¿Quién mc iba a pagar a mí por meter ese gol, si
con una alumna y le puso cotrno condiciónr para todo el mundo quería que el otro equipo pasara
no clelatarlo, que cada vez que el Atlético Nacional I a Ia final? En nuestro barrio, cuando la gente se
I
jugara en Medellín, le consiguiera pases de cortesía. f
& pone de acuerdo para que sea verde, no puede ser
El chantaje duró varios años. Incluso, cuando rojo, porque enseguida vienen los problemas. Si no
Fajardo se aburrió definitivarnente del estudio, hubiera sido tan malo, Ia gente me hubiera creído.
en cuarto de primaria, se retiró del colegio Juan El chifis cuenta 9ue, después del calor del
Bautista Montini pero siguió disfrutando de sus momento de la eliminación, los jugadores del
tiquetes gratuitos. Un día cualquiera, el profesor se otro equipo Io perdonaron. Todos menos El picao,
pcrdió del mapa, y Fajardo 1o extrañó tanto como que desdc esa misma noche se convirtió en una
la alumna del beso, que quedó embarazada. pesadilla.
!I,

lli).rir .\.ri r,ii) /1,ir;,]! i i ,t, | ,¡t , 't tnt itrt, t t

-Desde el momento en que El picao me golpeó a los puños sino que elegiría el terreno en el c¡ur,

-cuenta Fajardo- pensé en vengarme. Pero no en considere que puede sacar ventajas. Por ejemplo,
seguida sino cuando pudiera. Ahí mismo era muy armándose con un cuchillo. O incluso con un
difícil. Figúrese que todos los jugadores de ese revólver.
equipo me amenazaban con los ojos.Y hasta algunos
de mis propios compañeros estaban disgustados
conmigo porque yo les dañé el arreglo que habían
4. "Ese deporte como que está maldito"
hecho. Entonces, si yo le pego a El picao delante En la medida en que pasaban los años yWilliam
de la gente, me caen todos y acaban conmigo en el se enviciaba aún más a la pelota, doña Libia
acto. Además, él era más fuerte que yo. endurecía el adoctrinamiento: le ronchaba las
I piernas con el cordón de la plancha, lo arrodillaba
Todavía hoy, El chifis da la impresión de ser un I
sobre granos de maí2, 1o sometía a castigos que
hombre calculador, capaz de tragarse, impávido, la ,i

I eran más cxtenuantes para ella que para é1. Así que
ofensa más grave, a la espera de su oportunidad de f,
]i seguirle pegando por algo que, de todos modos cl
revancha. Detrás de la mansedumbre de sus ojos l
I muchacho no iba a abandonar, era perder el tiempo.
hay algo que indica que el que se la hace, se la paga í
Además, a esas alturas el futbol no Ie preocupaba
tarde o temprano, I escóndase donde se esconda. #
i tanto a cloña Libia como el tamaño de su hijo: un
Por un momento pienso que si yo, en vez de seguirle
metro con 5 3 centímetros no parecía una estatura
haciendo preguntas, decidiera darle un puñetazo
apropiada para los 15 años que tenía William. En
en la cara, con toda seguridad no recibiría un golpe
barriadas como Zarnorarde confines tan apretados,
suyo de respuesta, por lo menos en ese momento.
siempre hay ojos en las ventanas para examinar e
Pero también es seguro que El chifis no descansaría
inclusive para fcstejar los defectos ajenos. Siempre
hasta hacerme pagar Ia falta, mañana o dentro de
hay convites en los andenes alrededor del hallazgo
dos meses, en Medellín o en Calcuta. Para cumplir
de tales defectos. AWilliam le decían enano, pitufo
su objetivo, quizás no buscaría un enfrentamiento
y cosita, tres apodos que no lo irritaban tanto como
V
ll¡;,:¡¡o .\rl,rir lir:r,. l/.¡;j 1rrr,,':t,, !itt tn'r't)tt

cse de medio polvo. Cada vez que lo llamaban así, Eso sí, doña Libia fue la única persona que le
William descalabraba gente, pero el remoquete anunció que el fútbol 1o conduciría a la desgracia,
seguía su marcha triunfal, potenciado por la una premonición que William apreciaría muchos
resistencia que é1le oponía. El muchacho pensó quc años clespués, cuando anotó el fatídico gol que lo
al paso en que iban las cosas, si él hiciera explotar convirtió en paria.
un camión de dinamita en el barrio, de todos -Yo fui la primcra persona que se echó la cruz
modos el mote resurgiría de entre los escombros sobrc la espalda por culpa del fútbol -advierte
para modificarlos. Ese dcscubrimiento de que los Fajardo. Pero no he sido Ia única. A los pocos días
apodos son indestructibles y 1o único scnsato que de mi desgracia los apostadores mataron, aquí
se puede hacer ante ellos es tolerarlos, le sirvió mismo en Medellín, a un árbitro profesional, dizque
para no amargarsc más la vida. En adelante, aunquc
porque se había manejado mal en un particlo cle Ia
fuera de dientes para fuera, se sonreiría cada vez final del fútbol colombiano. Aquí han secuestrado
que le dijeran medio polvo. Una actitud que aún árbitros, han amenazado jugaclores. Hasta Pacho
conservaba. Claro quc hoy casi todo el mundo 1o
Maturana, eue es un doctor muy serio, recibió
llama por el apelativo de El chifis, que él no sabe de
una carta en la que lo amenazaban de muerte si ncr
dónde surgió pero considera gracioso.
sacaba a Barrabás Gómez de la nómina titular de
Cuando doña Libia se dio cucnta de que no la selección Colombia. Después pasó lo de Andrés
había poder humano ni divino quc apartara a su Escobar: el pobre metió un autogol en el mundial y
hijo del futbol, no le quedó más opción que dejarlo eso le costó la vida. No, scñor, yo no creo que sea
jugar. Además, viéndolo bien, por muy afiebrado raro que por un gol maten a la gcntc en este país.
que estuviera con la pelota, William nunca fue Ese deporte como que está maldito y a veces me
indiferente ante los problemas domésticos: siempre, arrepiento de no haberle hecho caso a mi mamá,
clescle quc tuvo uso de raz6n, sc ingenió el modo de cuando me decía que dejará de iugar fútbol.
no llcgar a la casa con las manos vacías.

¡,
V

lli,¡¡¡r \al¡r,l,r llrrr¡r

-¿El deporte está maldito o la sociedad está ni del anonimato. Quería ser arquero por<¡ut' lc
podrida por la violencia? encantaba, no porque tuviera sueños en lcls cualr:s

-¿Que si hay violencia en este país? ¡Eh, Ave tuviera una melena larguísima, sujeta<la por un
María! Y no es solamente en las comunas, como cintillo, haciendo atajaclas cspectaculares dc palo a
dicen los periódicos: a Andrés Io mataron en un palo en busca de la inmortalidad. Bien temprano, El

barrio de clase alta y al árbitro lo mataron a la salida chifis vio con claridad que no sería grande gracias
del Estadio Atanasio Girardot. Eso pasa en la partc al fútbol, como tantos que vio salir de Zamora, que

maluca de Medellín y también en la parte buena. no habría un solo domingo en el que su nombre
Pasa en otras ciudades, pero esta es la que tiene la fuera mencionado por los locutores, en la nomina
mala fama. En Bogotá matan gente todos los días. titular que presentaría el Nacional, quc, por tanto,
En Cali también. Seguro que en ambas partes han nadic tendría razones para afirmar, después dc
muerto personas por culpa del fútbol. Lo que pasa cada particlo, que él habría siclo la figura dc la
es que yo no 1o sé, porque no vivo cn csas ciudades.
cancha. Estaba resignado a no ser fámoso y a no
Pero cualquiera sabe que en Colombia ya no se ser entrevistaclo en la televisión por cl mismísimo
Pacheco. Le bastaba con el placer cle jugar, y ese
puede ni jugar fútbol. Se lo dije desde el primer
día que nos vimos.
t
,¡,l placer no se lo iba a quitar naclic por el simple
I
hecho de que él no fucra un lirtl>olista de óxito. Su
compromiso no cra con la postcridad sino con la
5. "lúo le di tiempo ni de santiguarse" alcgría.
Antes de su percance, William Fajardo pensaba Por eso hoy le rcsulta más dificil asimilar quc lcr
que el fútbol es una manera de alcanzar Ia quc siempre vio como sinónimo de fiesta hubiera
felicidad, nunca la desdicha. Por el solo gusto cle derivado en tragedia. La gran paradoja de su vida
divertirse, jugaba más y más, sabiendo que como es habcrseentrcnado para atajar los goles y no para
jugador de microfútbol no saldría ni dc la pobreza meterlos, pero haber tcrminado metiendo el gol
V

'I 11,,','r,: \,;ir,',i,, /iri¡,,r i I ,r¡r ,¡r:, , ,¡':,, ti!t t:tt,t ! rt.

más desventurado de Ia historia. Ese gol fue fruto pero yo nunca habia mataclo a nadic porque ni hc
prohibido, la expulsión del único paraíso en el que sido ni soy asesino. Maloso sí he sido, se 1o dije ya.
CTCIA Sobre todo en el pasado. Recuerde lo que le di;e del

-Alguien me dijo afirma Fajardo que El picao profesor al quc sorprendí bcsando a una alumna.
había dicho que primero me iba a amargar la vida Además, siendo niño pegué chicles en los timbrcs
durante varios días y después me iba a llevar a un de las puertas; he vcndido bazuco, hc robado. Lo
monte solitario para matarme. En la zona donde yo que sea, menos matar.Yo quiero que usted se ponga
me crió, amenazar en vano es como jurar en vano. en mi situación: si ahora mismo a usted 1o ponen
Si usted jura por su madre es porque esta diciendo a escoger entre la vicla mía y la suya, ustecl escoge
la vcrdad. Y si dice que va a matar a un fulano, es la suya. Eso es sencillo. Si a mí mc dicen que usted
porque lo va a matar. Así que yo me preparó para Io planea matarmc, yo no me voy a sentar a esperar
que fuera. Me conseguí un revólver y andaba con é1 que usted cumpla su plan sino que Ie voy a pcgar
en la pretina, esperando el momento de dispararle primcro. Le juro quc esa era la primera vcz en mi
a El picao, para que se acabara el problema. Un vida que yo agarraba un rcvólvcr. Nunca pensó que
amigo me advirtió que de todos modos tenía que me tocara morir o matar a alguicn Jror culpa clc un
matarlo donde nadie me viera, o si no me iba a gol. Tiene uno quc cstar bic-n salado para c¡uc le
pudrir en la cárcel. toque vivir una cosa sc csas.

El chifis hablaba con el ceño fruncido y un cierto En Lovaina, scgún lo comprobamos, la gente
airc de preocupación. Era cvidente que su drama quiere a El chifis y confía ern su palabra. Cualquier
personal permanecía tan crudo como en aquel desconocido, si llega con é1, tenclrá allanado el
noviembre de 1989. La voz de su relato a veces se camino hacia los demás habitantcs del barrio.
levantaba, como en este momento: Todos los días, en las pausas de las grabaciones
-El plan de é1 era matarme, I el plan mío era clel programa de televisión cn el cual nos colaboró,
matarlo a é1. Él ya había matado a varias personas, William Fajardo soltaba nuevos dctalles sobre el
T

1i¡), rr. .\rrl,,ii¡, ll.rrr:.r, l,',,i ;,¡i,,,, :,',,,,,r,r,.,

gol que anotó hacc ocho años y sobre la calamidacl ser precavido sino ser cobarde. Ya todo el mundo
que vino dcspués de esc gol. Tál vezla cuarta vez en Zarnora estaba pidiendo quc mc cambiaran cl
que nos encontramos fue cuando le dije que estaba apodo de medio polvo por el de gallina. Entonces
interesado en publicar su relato. aparecieron varias personas que me estimaban y
fireron colaboradoras conmigo. Me dijeron que
En realiclad, me sorprcndió muchísimo quc
me respaldaban en lo que yo hiciera, si dejaba cl
apenas unos minutos después cle habernos conocido
miedo y procedía como un hombrc.Yo lcs cxpliqué
mc hubiera contado, de un moclo totalmente
que me aguantaba todos los desplantes de El picao
espontáneo, su historia. Él ,rr" rcspondió quc Io
porque no me parecía convcniente meterle un tiro
hizo porquc tiene la seguridad clc quc no es un
ante los ojos clel barrio. Pero alguien me dijo que
delincuente y porque quiere que la gcnte sepa que
eso era absurdo, porque el tipo no sc iba a ir para la
ha sido una víctima y no un verdugo.
luna solo para yo pudiera matarlo sin testigos. Dc
-Las dos semanas siguientes al gol dice ahora, malas si mc vcían, pero a la culcbra hay quc darlc
sentado a la mesa de un restaurante típico clc en la cabez,a para podcr sacarla de circulación. Eso
Medellín , fueron para mí una desgracia: el tipo era lo que me clecían todos.
me esperaba en la esquina de mi propia casa, para
-Cuéntcmc cómo lo mató.
escupirmc la cara. O me atravesaba la pierna para
que yo me cayera. Estaba haciendo lo que dijo -Un sába<lo dc mediados de ese, diciembre no
que iba a haccr, que era amargarmc la vida. Y se mc acucrdo del día exacto, pero fue en el año 89 ,
suponía que cuando le diera papaya, me pegaba el tipo se metió unas pcpas y cuando estaba trabado
un tiro. Pcro mientras llegaba ese momento, el clijo que Ie habían avisado que yo 1o iba a matar y
tipo me había cogido de carrito: me la tenía bien que entonces él estaba obligado a matarme a mí
pero bien montada. En csos días sentí asco de mí antcs de que cso sucediera. Fíjese en quó paró la
mismo. Sentía que lo que yo estaba haciendo no era cosa: cl ascsino era yo y no é1. El tipo llcgó a mi cas
!

li;,,r;r \,¡1.:1!) 7i¡ir;rr)r ittt,t,t.,:,,

al caer la noche, en compañía clc uno de sus amigos. 6."81 destino nos hizo una mala jugtttltt o lo,s ,los"
Cada uno llevaba una escopeta Remington.Yo miré
Cuando había torncos de microlútlrol ('n l.r
por una hendija y los vi apuntando hacia la puerta comunidad Nororicntal, El chifis rk:f'cn<lía los
por donde se suponía que yo iba a salir. Entonces interescs cle Los locos dcl clos f, cuanclo cstt'
lc pedí Ia bendición a mi vieja que a todas estas equipo descansaba, se rebuscaba unos pt:sos c()m()
no sabía lo que estaba pasando y lc dijc quc mc recogebolas o vendiendo cervcza entre el vastcr
deseara mucha suerte porque me iba a buscar un
público.
trabajito a Envigado. Lo quc hice fue que me volé
por el patio y mc lcs fui por dctrás. El picao oyó
El campeonato de la comuna era famoso cn
Meclcllín. Se inauguró en 1980, año en quc venció
un grito y voltcó, pero cuando él me miró yo ya lo
El River, donde jugaba Leoncl Aluur., y El galea
tcnía enfocado con el fierro. No le di tiempo ni de
Galeano. Era un cquipo que brindaba espectáculo
santiguarse: le estallé el primero y, por si las moscas,
lc pegué otros dos. Los otros tres tiros los rescrvé,
en cada presentación, y año tras año cosechaba
nucvos títulos. La gcnte lo llamaba El Club De Los
por si acaso el otro muchacho se metÍa conmigo.
Calidosos.
Pero que va, no sc mctió conmigo y no Io maté
porquc no soy asesino, ni mato por divertirme. Si Los particlcls constaban <le clos tiempos de
yo fuera asesino, ahí mismo le hubicra vaciado el 20 minutos carla uno y se llevaban a cabo en la
resto del revólver al otro fulano. Pcro le repito quc cancha María Auxiliaclora del sector Playón cle los
no soy asesino y quc al tal Henry lo mató para salvar comuneros. Ca<la equipo tenía cinco jugadores.
mi pellejo. Lo maté vea como es la vida delante Los conjuntos que tradicionalmentc se daban
de por lo menos vcinticinco de personas que sabían cita en el campeonato de Ia comuna proccclían de
quc ó1 iba para mi casa y estaban por ahí asomadas, Andalucía, La Francia,Zarnora, El Popular [Ino, El
chismoseando. Popular Dos, La isla y Castilla. Barrios con agudos
problcmas socialcs como cl clesemplco, la miseria
!

, \,, ,l J,r '

y la violencia. En muchos casos, la vida no tenía eso porque piensa que después dc matar a unil
valor sino precio: en las esquinas se negociaba la persona, a uno la vida ya no le importa ni cirtt'«r y
muerte de alguien, sc hablaba de borrar a algún sale convirtiéndose en sicario. Gracias a [)ios no t'¿rí
fulano incómodo. en esa trampa.Yo maté una sola vez y lo hicc para

-No, entre EI picao y yo no había ningún tipo salvar mi vida, no por plata.
clc enfrcntamicnto personal dicc El chifis, cn Estamos sentados en la acera de su casa, tlontlc su
rcspuesta a una prcgunta del perioclista. Es verclacl esposa está asando arcpas y chorizos en una parrilla
quc no pasábamos del simple saludo, pero, que yo dcsvcncijada. A lo largo clc la conversación, El
sepa, no éramos enemigos. El clestino nos hizo una chifis se ha quejado de que el ncgocio de Ia fritanga
mala jugada a los clos. sc ha vcnido a menos. Qucjarse, a propósito, es
una de las cosas que más ha hecho durantc todos
A continuación, repitió que no es un asesino y me
cstos días, por los motivos más cliversos: quc no
advirtió que naclie puede acusarlo de haber matado
tiene con qué comprar la comida dcl día siguiente,
por plata. En este punto, su voz sonó amarga.
que los chofcres urbanos dc Mcdc[ín son abusivos,
-Una vez se me acercó un tipo a prcguntarmc
que el gobierno es pésimo, {uc el futbolista Alexis
cuánto le cobraba por matarle un enemigo. Le
García ya no corre sino quc camina en Ia cancha.
pegunté si acaso le habían dicho que yo era sicario o
qué, y él me dijo que no me las picara cle inocente ,
Al principio pensé quc su actitud era una
mancra inclirccta de pedirnos dinero, pero después
que é1 sabía muy bien lo que yo había hecho. Le
comprobé que cs como un tic clc su personalidad y
expliqué qué fue lo que pasó y no me creyó. Pero
le dejé claro que si se me volvía a acercar con esas quc, más allá dc lo econórnico, siempre cncucntra
faltas de respeto cntonces sí me iba a volver un razones para lamcntarse. Su protesta recurrentc

asesino de verdad y que iba a cmp czar por matarlo


es contra el destino, que no solo lo obligó a
a é1. Nunca más regresó. De pronto el tipo hizcr vivir huyendo, sino que, además, le ha negado Ia
Y

Ii;¡, ¡ir .\r¡lr,rir ll,rrr,r' ¡l;,'i i.t ,.t, ), ,,,,i

posibilidad de tener hijos. Él


"."" que es parte -Eso no va a pasar nunca porquc ya n() vivo cn
del castigo que le corresponde por haber matado Zarnora y ni siquiera puedo entrar públicamcntc
a una persona. Pero de inmediato vuelve al punto a esc barrio. A veces voy a visitar a mis hcrmanas
de siempre: no mató por maldad sino en clefensa que todavía viven allá. Voy esconclido en el baúl de
propia. Así que espera que, esta vez, el cmbarazo un carro, y Io que hago es una visita de médico.Yo
de su csposa, quc está reunida hoy con nosotros, no tengo vida dcsdc que pasó lo que pasó. Hace
tenga un final afortunado. Aunque las cosas de como un año, yo cstaba lavando un taxi en esta
nuevo pintan mal: ha habido síntomas de aborto calle y <le pronto vi un carro ncgro quc clisminuyó
y ni siquiera tiene como pagar un buen servicio la velocidad cuando pasó frente a mi casa. El tipcr
méclico. que iba adelante, al lado dcl chofer, cra cl hcrmano
- La mamá del dif unto me demandó .--dijo El chifis del finado: llervaba cn Ia mano un papelito con mi
,

mientras volteaba los chorizos cn la parrilla. Pero clirccción y la iba buscanrlo cn voz alta. De rapidez
esa fue una demanda mal hecha, porque yo no me mc cscondí detrás rlcl taxi y mc cli cuenta que el
llamoWílfer sinoWilliam. El nombre cle mi mamá carro negro clobló a la rlcrcch¿r. En scguida mc mctí
también salió equivocado. Unos amigos míos, que en Ia primcra casa (lu(' r'nc'ontri: abierta y desde
son malos y saben movcr las fichas nccesarias fueron el segundo piso t'scuchi' ¿rl hcrmano dcl flnado
donde la señora a pedirle que retirara la demanda averiguanclo mi n«rmlrn'. Sc lralría bajado del carro

y la señora les hizo caso. Un hermano del finado para avcriguar bicn la rlircc:crión. Menos mal la
todavía tiene la espinita de desquitarse, a pesar cle gente de por acluí sc portir bit,n y Ie dijo que no
que los amigos míos Ie han advertido que deje las me conocía. Claro que esc mismo día lcs mandé
cosas así, para que no haya más problemas. razones a los amigos míos dcl barrio Zartoray ellos
volvieron a movcr las fichas necesarias para quc mc
-Si usted tuviera un minuto para decirle algo a la
clcjaran quieto. Crco que hablaron con la mamá y
madre de la víctima, ¿qué le diría?
le dijcron que si no quería tener otro difunto en la
1

I! .¡, I ¡,,, ,, i ))r rrrt i

familia, convenciera a su hijo de que se calmara. No buenas, entonces me las voy a ganar a Ias malas. Mi
sé qué Ie diría la señora al muchacho, pero la verdad vida cambió mucho.
es que no ha regresado por acá. Pero ni siquiera así -¿Todavía sigue en esas andanzas?
estoy tranquilo: me toca andar con cuatro ojos en
-Solamente, y de vez en cuando, con 1o del
la espalda, porque sé que en cualquier momento
bazuco. De los atracos me retiré hacc rato, desde
ese man viene a vengar la sangrc del hermano.
un día que mataron a uno de los que estábamos
-¿No ha pensado cn hacer lapazcon los familiares en cse grupo. Por cso ahora no ando muy bien
del muerto? económicamente. Pero mejor así que estar metido
-Ellos no quiercn y yo no los puedo obligar. Lo en líos.
importante es quc si no entiendcn lo que pasó,
no vayan a provocar más tragedias metiéndose
7."De pronto usted estaría sentado ahora con él
conmigo. Ojalá acepten que su hijo tuvo un mal
destino y que el mío fue todavía peor: que no crean .y no conmigo"

ellos que yo hice una fiesta el día que maté a El Meticlos cn líos siguen muchos jóvenes de la
picao. Nunca más he podido trabajar como antes. comuna, de sde la época en quc su propia miseria y el
din ero v elozdel narcotráfico I osc mp uj aron hacia un
Vivo huycndo. Dejó de vivir enZamora y esa, para
mí, es una pérdida muy grande. Le confieso más: acelerado estilo de vida, más apropiado para hallar
una muerte aparatosa que para asegurarse una vejez
después que maté a El picao, no me volví sicario
tranquila, como proponían los abuelos. Algunos se
pero me degeneró: asaltaba los camiones de cerveza
volvieron matones a sueldo, o se prestaron para
y gaseosa; atracaba los buses de Copacabana;
transportar cocaína hacia el extcrior, o secuestraron
jibariaba de día y de noche, vendiendo Ia bazuca
a 80 pesos el gramo.Yo pensaba: ya que maté a un
por encargo. Otros terminaron convertidos en
piltraf'as, como consecuencia de su adicción a las
hombre y nunca más podré ganarme la plata a las
drogas, o fueron a parar a la cárcel.Y muchísimos
U

i ! .¡.i ,¡,:. .,"r, t,,. :,,', t


..1/lr¡ro Jr¡/*rlo i:irr¡r¡r '

murieron, arrojados con violencia desde el vagón Sin embargo, por muy malevos que sean krs
de vértigo en el que se habían montado. hombres dc este universo, sus oscuros convenios
son letra muerta a la hora en que la fatalidad hacc
Con semejante situación, el fútbol hubiera
un simple guiño: dos equipos se ponen dc acuerdo
podido ser una válvula de escape. Pero lo cierto es
para empatar, para no hacerse daño, para jugar
que se han visto resultados arreglados Por debajo
como señoritas, pcro siempre existc la posibilidad
de la mesa, intimidaciones, vendettas. Los mismos
<le que un gol ya no sea alarido de Ia vida sino
problemas de entre semana, trasladados a la cancha
guadaña clc la muerte. Lo más terrible no es eso,
el domingo. Una realidad PreocuPante, por cuanto
sino saber que hay gente tan desgraciada, quc ni
se supone que en las barriadas, a diferencia de
siquiera se puedc pcrmitir la libertad de renunciar
las canchas profesionales, el fútbol debería ser
a ganar. Gente vencida por la vida, que clije perder
estrictamente lúdico, independientemente de
también en una cancha I 9ue, contra su volunta«l,
quién gana y quién pierde.
es llevada por una fiierzamaldita a una victoria que
Muchos partidos de futbol se rigen por los en realidacl es un patíbulo. La última y [a dcfinitiva
mismos códigos de las demás cosas de la vida derrota, como le consta a El chifis.
común y corriente. Sacar ventajas que no están
-Yo creo dijo Fajardo quc uno vicne con su
pactadas genera una deuda casi siempre amarga,
destino escrito.Y a mí me tocó matarlo a é1, porquc
como lo sabe hasta el más despistado de los
si yo no lo mato, de pronto ustcd estaría sentaclo
habitantes. Algunos no creerán en el concurso de I
ahora con él y no conmigo.
la casualidad, sino en la mala fe de quien se salió !

del libreto. Darán por hecho que hubo una falta y La expresión "me tocó matarlo a él" tenía un
dirán que las faltas, intencionadas o no, se Pagan. sonido desgarraclor en la boca de William Fajardo.
No tiene Jesús la culpa, allá en el cielo, de que un Tal vez porque su rostro no corrcspondía al de un
no figuraba asesino que alardeaba dc su conclición, sino al de
Judas terrenal haya anotado un gol que
en los cálculos de nadie. un hombre que, en cierta fbrma, había empezado a

llrT
r
1llr,:¡r,, \¡¡l¡ i,i¡r /irr:r.r

morirse el mismo día que su víctima. Un hombre Alberto Salcedo Ramos


que desde entonces tenía el alma hcrida Por las (Barranquilla, 1963)
esquirlas dc su propio disparo y que había recibido Consiclera«lo uno de los mejores periodistas narrativos
muchos portazos en las narices. La verdad es que, latinoamericanos, lbrma parte del grupo Nuevos Crr¡nistas
más allá de si es una buena o una mala persona, de lndias. Sus crónicas han aparecido en divcrsas revistas,
la preocupación de sus ojos era conmovedora. Su tales como SoHo, El Malpensantc y Arcaclia (Colombia),
Gatoparrlo y Hoja por hoja (México), Etiqueta Negra (Perú),
ceño estaba más fruncido que de costumbre y no
Ecos (Alemania), l)iners (Ecuador), Marcapasos y Plátano
paraba de tamborilear en la mcsa con los dedos de su
Vercle (Venezuela) y Courrier Intcrnational (Francia), entre
mano izquierda. Está claro que no se va a consumir
otras. Algunas cle sus crónicas han sido traducidas al inglés, al
por el arrepentimiento, pero la posibilidad de que francés y al alemán. Es autor de los libros: La cterna parranda.
los parientcs del muerto sc desquiten, no Io deja Crónicas 1997 2U 1 (Aguilar, 2011), El Oro y la Oscuridad.
dormir tranquilo. El monstruo de su gol todavía La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé (Random House
blande, amenazante, la guadaña. Moncladori, 2005), De un hombre obligado a levantarse
con el pie derccho (Ecliciones Aurora, 1999 y 2005) y Dierz
-¿Sabe qué es lo peor de todo? me pregunta,
juglares en su patio (Ecoe Ediciones, 199+). Támbién cs
con una expresión irónica en el rostro. Hace como
coautor de Manual de Géneros Periotlísticos (Ecoe Ediciones,
dos años me contaron cuál fue la raz6n por la cual
2005) y Un vallenato y 9 sendcros (2009). Sus textos san
El picao se enojó tanto con mi gol. Cuando vio sido incluidos en las antologías: L<¡ mejor del periodismo
que el partido estaba arreglado para que quedara <le América Latina (FNPI y Fondo clc Cultura Económica,
empatado a un gol, de avispado se puso a apostar 2006),I)omadores de historias. Conversaciones con grandes
con un fulano del barrio claro, perdió Ia apuesta.
¡ cronistas de América Latina (Universidacl FinisTerrae, Chile,
Lo que apostó fue una canasta de cervcza. O sea, rliciembre de 2010), Crónicas latinoamericanas: periodismo
que todo se debió a una simple canasta de cerveza. al límite (Fundación Educativa San Judas, Costa Rica. 2008),
Historia de una mujer bomba y otras crónicas de América
¿No le decía yo que este país está podrido?
Latina (Uqbar Eclitores y Universitlad Adolfb Ibáñez. Chile,
Medellín, novicmbre de 1997. 2009), Crónicas SoHo (Aguilar y Revista SoHo. 2008), Años

¡
1

de fuego: grandes reportajes de la última década (Planeta,


2001), Citizens of f.ear (Universidad de Rütgers, 2001),
Antología de grandes reportajes colombianos (Aguilar
2001) y Antología de grandes crónicas colombianas (Aguilar,
200+). La productora Paraíso Picture llevará al cine su libro
El Oro y la Oscuridad. Salcedo Ramos ha ganado, entre
otras distinciones, el Premio Internacional de Periodismo
Rey dc España, el Premio a la Excelencia de la Sociedad
Interamericana de Prensa (SIP), el Premio Nacional de
Periodismo Simón Bolívar (cuatro veces), el Premio de la
Cámara Colombiana del Libro al Mejor Libro de Periodismo
dcl Año y cl Premio al Mejor Documental en la II Jornada
Iberoamericana de Glevisión, celebrada en Cuba. En 2004,
gracias a su pcrfil "El testamento del viejo Mile", publicado
en El Malpensante, fue uno de los cinco finalistas del Premio
Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI.
1. EI derecho a no leer.

2. El derecho a saltarnos
pági nas.

3. EI derecho a no terminar un
libro.

4. EI derecho a releer.
5. El cjerecho a leer cualquier
COSA.

6. El derecho al bovarismo.
7. EI derecho a leer en
cualquier sitio.
I-
o
+J
B. El derecho a hojear.

9. El derecho a leer en voz alta.


U
(J 10. El derecho a callarnos.*

*PENNAC, Daniel.
-O Conro una novela. Norma. 2004
-rI (-)
o
Este libro se terminó de imPrimir
en el mes de enero de 2Ol2 co
en los talleres litográficos
de CaPital GraPhic
Manizales - Colombia
a
\CÚ
U
O
o

También podría gustarte