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LA ODISEA

PERSONAJES:

 Ulises
 Marineros
 Polifemo
 Poseidón
 Circe
 SOL
 ZEUS
 ATENEA
 CALIPSO
 INO LEUCOTEA
 NAUSICA
 REY ALCÍNOO
 REINA ARETRA
 ANCIANO
 PORQUERIZO EUMEO
 TELÉMACO
 MELANTIO
 ANTINOO
 MENTOR
 CTESIPO
 PENÉLOPE
 EURICLEA
*Telón cerrado* ORÁCULO (Imponente): Aquella luz que anhelas, traerá el mal que
tu no deseas, pues el destino de tu tierra entera quedará atado en manos de la
condena. Y si no habéis entendido a la primera, tu hijo será el causante de esta
guerra.
ACTO I
“Las travesías de Odiseo”
ESCENA I
Ulises, Polifemo
País de los cíclopes
Tras tantos años de lucha y obtener la victoria en Troya, Ulises, alza viaje junto a sus
compañeros con la esperanza de volver a su tan amada tierra, la isla de Ítaca, y
anhelando reencontrarse con su esposa, Penélope y su hijo Telémaco, quien era un
niño cuando él se marchó. Ya en alta mar, los vientos no les fueron nada favorables y
desviaron las naves de su ruta inicial, llevándolos a una isla con seres nada
hospitalarios… Lejos ya del país de los lotófagos las naves de Ulises avanzaban en el
amplio y calmado mar y se mantuvieron así hasta que, tras mucho navegar, llegaron al
país de los cíclopes, gente salvaje que había habitado siempre en la misma isla,
gigantes de un solo ojo con aspecto temible.
(Barco escondido detrás de las rocas)
ULISES: Quedaos aquí, amigos, mientras que mis hombres y yo investigamos qué tipo
de gente habita en estos parajes. Descarguen el pan, el vino y las bebidas, entraremos
en aquella cueva y nos instalaremos hasta conseguir ayuda.
(Polifemo y sus ovejas entran a la cueva y la cierra con una gran roca)
POLIFEMO (con voz fuerte y temerosa): ¡Forasteros!, ¿quiénes sois?
ULISES(Calmado): Somos unos aqueos que venimos de Troya. Buscamos el camino y
ayuda para llegar a nuestro hogar añorado.
POLIFEMO: Debes haber perdido la cabeza, forastero, si crees que nosotros los
cíclopes te ayudaríamos. Pero dime tú, ¿dónde habéis dejado la nave que hasta aquí
os ha traído?
ULISES (Desconfiado y astuto): El gran dios Poseidón, ha destruido mi nave y la lanzó
contra los riscos de tu región, solamente los que estamos aquí hemos podido
sobrevivir.
POLIFEMO (orgulloso): Si mi padre os ha traído hasta aquí, algo bueno habré hecho
yo. (se come a dos marineros)
ULISES (susurrando y furioso): Pagarás por lo que hiciste, ciclope. Verás el infierno
más dulce que esta vida / Mi venganza será la más dulce que habrás conocido en tu
vida entera.
ULISES (Se le acerca y le entrega una botella de vino): Ten, Cíclope, bebe este sorbo
digno de los dioses y ya verás que no hay nada incomparable. Este es el presente
reservado para tú, como agradecimiento a tu hospitalidad.
POLIFEMO (Satisfecho): ¡Forastero, dame más de esto! En esta isla hay muchas
viñas, pero este vino, es como una bebida divina incomparable.
ULISES (fingido): Lo sé Polifemo, por eso mismo, te entregaré la botella entera.
(Polifemo embriagado, cae profundamente dormido)
ULISES: ¡Compañeros!, traedme aquel bastón y rompan un pedazo, para afilarlo y
endurecerlo en el fuego. (preparados para atacar)
MARINEROS (empoderados): Rey Ulises, el ciclope está profundamente dormido,
creemos que ya es hora de atacar.
(Ulises y sus compañeros le atraviesan el ojo)
POLIFEMO (afligido y confundido): ¡AHHH! Nadie me mata, no con la fuerza, sino más
bien con la astucia. ¡AHHHH! (se queja exageradamente de dolor)
POLIFEMO (dolorido): Mis ovejas, ellas no tienen la culpa de nada, aun así, debo
sacarlas a pastar.
ULISES (sigiloso): Compañeros, agarraos del vientre de las ovejas, aprovechemos la
ceguera de Polifemo para escapar y librarnos de esta pesadilla.
(Escapan y se dirigen a la nave de Ulises)
ULISES (imprudente): ¡Polifemo! Si alguna vez alguien te pregunta quién te ha vaciado
el ojo, puedes responder que lo ha hecho Ulises, rey de Ítaca; el destructor de Troya.
POLIFEMO (alterado y furioso): No pude creer que aquel hombre era el de la profecía,
como podría haberlo sabido. (suplicando) Te imploro, padre mío, que este Ulises
maldito, no vuelva más a su patria. Y si su destino es que regrese a Ítaca, entonces,
haz que llegue tarde, sin sus compañeros, en el navío de otro y encontrando penas en
su hogar.
POSEIDÓN (indignado y furioso): (voz) Hijo mío, tu súplica será atendida, no te aflijas
más, el pagará por sus actos y recibirá el castigo que se merece.
NARRADOR: Las naves de Ulises se alejaron de la isla de los cíclopes, pero los
vientos le castigaron desviando la embarcación hacia la isla de Eea, hogar de la diosa
Circe, hija del sol, mujer de crueles instintos, la cual encantaba con pócimas mágicas a
los que a su puerta llamaban.
ESCENA II
Ulises, Circe, Marineros, Euríloco
Isla de Eea

NARRADOR: Las naves de Ulises se alejaron de la isla de los cíclopes, pero los
vientos le castigaron desviando la embarcación hacia la isla de Eea, hogar de la diosa
Circe, hija del sol, mujer de crueles instintos, la cual encantaba con pócimas mágicas a
los que a su puerta llamaban.
MARINERO (jubiloso): ¡Tierra a la vista! ¡Tierra a la vista!
ULISES (prudente): Amigos míos, hemos sido bendecidos por los dioses. Dividámonos
en dos grupos, uno comandado por mí y otro por mi amado primo Euríloco, y echemos
suertes para saber cuál de los dos se adentrará a la isla a explorar. (El grupo de
Euríloco sale elegido y se dirigen hacia el palacio)
CIRCE (malévola): Pasen, pasen, queridos no tengan miedo yo los atenderé con
gusto, tomen de la mesa lo que quieran y sacien el hambre que los acompaña.
MARINERO (ingenuo): ¡Compañeros, vamos todos a comer! Euríloco ven a disfrutar tú
también no te quedes ahí parado.
EURÍLOCO (desconfiado): Gracias por la oferta, pero prefiero quedarme. Esta mujer
no me da mucha confianza. (se esconde detrás)
MARINEROS (aterrados y desesperados): ¡Circe que nos está pasando!, nuestro
cuerpo se está transformando en lechón, Euríloco ayúdanos por favor.
EURÍLOCO (desesperado): (va en busca de Ulises) Ulises, lo he visto todo desde
fuera, mis compañeros han sido engañados por una bruja que los ha transformado a
todos en unos horribles lechones, tienes que ayudarlos. (Ulises asiente en señal de
aprobación y corre a ayudarlos)
(aparición en el camino) HERMES: Ulises, protegido de los dioses, te entrego esta
hierba mágica, remedio de los dioses, que te protegerá de cualquier tipo de hechizo en
contra tuya.
ULISES (maravillado): Hermes, dios de los pies alados, gracias a ti y a todos los
dioses por siempre auxiliarme y salvarme de un final humillante. (Hermes desaparece
y Ulises sigue su camino)
ULISES: Circe, hija del Sol, muestra piedad ante este pobre hombre y ayúdalo en este
momento de desgracia.
CIRCE (sonriente y malévola): Oh valiente Ulises tú que has venido ante mis pies, yo
te acojo y te ofrezco todos los manjares y delicias de esta mesa, puedes comer hasta
saciarte. (Ulises comió tranquilamente)
CIRSE (confundida): Pero, ¡¿quién eres tú y porque eres inmune ante mi poderosa
magia?! (lo toca con su varita tratando de hechizarlo)
ULISES (furioso): (desenvaina su espada y la amenaza) Si crees que acabar con
Ulises destructor de Troya, protegido de los dioses, te será fácil, pues te equivocas.
¿Cómo esperas que coma gustoso en una mesa llena de comida mientras que mis
compañeros se revuelcan como cerdos en el establo?
CIRCE: (aterrorizada): Ulises, sé que mis actos no son dignos de tu perdón, pero te
ofrezco verdadera hospitalidad, para ti y tus compañeros.
ULISES (calmado y valiente): (con espada en mano) Júrame, que, si me quieres como
huésped, los liberarás a todos de sus formas bestiales y no tendremos que temerle a
partir de ahora. ()
CIRCE: Juro, por el río Éstigo, lugar donde van los juramentos. (un relámpago suena
como señal de sello, Circe desencanta a sus compañeros)
(Todos cenan gustosos y llenos de alegría)
ULISES (sigiloso): Circe, tú que conoces todos los secretos del mar y de la tierra
oscura, ayúdanos. y dinos que hacer para volver a nuestra patria, la isla de Ítaca.
CIRCE: No te será tan fácil, ingenioso Ulises, Poseidón, señor de las aguas, te ha
echado un mal de ojo encima porque tu cegaste a su querido hijo Polifemo. Pero
quizás estos sabios consejos te ayudarán en tu viaje. Escucha bien lo que ahora te
diré, ya que de ello depende que tu travesía llegue a buen puerto. Lo primero que
hallarás al regresar al redundar tu marcha, será la isla de las Sirenas, que encantan a
los hombres que por ahí navegan. Los que las oyen no regresan nunca… (continúan
hablando hasta el amanecer)
NARRADOR: Dejando atrás la isla de Eea, la nave de Ulises surcó liguera las olas,
impulsada por una brisa propicia que la divina Circe enviaba.

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