Originariamente, la ofimática surge por la necesidad de facilitar las tareas dentro
de las empresas, comenzando con las primeras calculadoras y máquinas de escribir.
En la historia de la ofimática, durante la segunda etapa (1980-1990), aparecen
diferentes herramientas que daban solución a la mayoría de las funcionalidades requeridas dentro de las empresas, tales como Microsoft Word, cuya primera versión fue desarrollada en 1983 por Charles Simonyi y Richard Brodie, dando paso más adelante, en 1984, a la creación de PowerPoint, cuando Bob Gaskins y Dennis Austin comenzaron a trabajar en un software llamado “Presenter”, que más tarde fue renombrado como “PowerPoint”. Posteriormente, en 1985, fue lanzada la primera versión de Excel como una herramienta de hoja de cálculo para el sistema operativo de Macintosh.
Estas herramientas fueron aglutinadas en la famosa suite Microsoft Office, el
primer paquete que integraba varias aplicaciones para la oficina. Office fue lanzado para sistemas Macintosh en 1989, y para sistemas Windows en 1990.
Más tarde, durante la tercera etapa (1990-2000) la ofimática se apoyó en
ordenadores personales con monitores en color y soporte lógico, donde la información fluía a través de las redes de área local y es compartida por todos los miembros de un grupo de trabajo que no tienen que estar necesariamente en un mismo edificio.
A continuación, durante la cuarta etapa, la generalización del uso de Internet,
permitió que las Intranet sean utilizadas como espacios de trabajo bidireccionales, donde los usuarios podían publicar, compartir, colaborar y administrar documentos en un solo lugar.
Sin lugar a dudas, la ofimática ha tenido un impacto significativo en el mundo
laboral y administrativo, ya que ha permitido una mayor eficiencia en la creación de documentos, hojas de cálculo y presentaciones; también ha mejorado la colaboración en tiempo real y el acceso a la información. Evidentemente, la ofimática y las nuevas tecnologías seguirán impulsando en mundo actual y su evolución tendrá que ser directamente proporcional a las necesidades acrecentadas de nuestra sociedad.