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Un encuentro donde no nos encontramos…

con relación al Encuentro de EP en Popayán de 2011


Edilsol

Antes.
Previo al evento tenía mucha expectativa sobre cómo iba a desarrollarse esta vez, ya que
en nuestra participación como estudiantes de Licenciatura en Educación Popular de la
Universidad del Valle, 3 años atrás, habíamos considerado algunas observaciones:

Reflexionar sobre los criterios para la selección de experiencias de Educación Popular,


pues no todas las experiencias que se socializaron podrían denominarse como tal.
Si bien es importante reconocer la existencia y diversidad de prácticas de Educación
Popular que se vienen desarrollando en distintos lugares del país, también lo es el que
podamos profundizar más sobre ellas.
Replantear la metodología de tal manera que las experiencias socializadas puedan ser
problematizadas privilegiando el diálogo, la discusión y reflexión que nos acerque un
poco más a lo planteado desde el campo de la Educación Popular.

Durante.
Debo reconocer que estuve más tiempo por fuera del evento que atento a su desarrollo.
En gran medida, porque no pensé encontrarme con lo mismo de hacía 3 años, lo cual me
dejó un mal sabor de expectativa. En adelante, procuré encontrarme y reencontrarme con
la gente que está apostándole al trabajo desde la Educación Popular para compartir, de
forma más sentida, nuestras experiencias, haciéndole el quite a la rigidez del auditorio y a
la pesadez de las conferencias.

Por varios momentos me asaltó el hecho de que el nombre del evento no reflejaba lo que
estaba sucediendo. Por ejemplo, no estoy seguro si alguna conferencia abordó el tema:
“encuentros y desencuentros de la educación popular y la educación comunitaria”. En las
conclusiones alcancé a escuchar algo que mencionó Alfonso Torres en cuanto a la
distinción de una y otra, pero no más. Por todo esto me sentí ajeno al evento, pero no fui
el único. Con la mayoría de personas que me iba encontrando en las salidas y por la calle
comentábamos algunos aspectos que manifestaban nuestra inconformidad:

No hay espacio para el intercambio, el diálogo, la problematización y socialización.


Las conferencias son un poco tediosas, no tanto por los temas sino por el espacio del
mismo auditorio. Además, nos han dado conferencia al desayuno y al almuerzo. De ahí
la pesadez.
Si la metodología se hubiera planteado a la inversa sería diferente. Porque entonces
nos podemos escuchar en relación a lo que venimos haciendo en nuestros contextos y
allí sería importante el aporte de las y los conferencistas y la discusión con los demás.

De otro lado, cuando escuché a Alfonso Torres y a Lola Cendales en sus intervenciones fue
recordar otros momentos y espacios en los que de alguna manera se había dicho lo que
en este evento se estaba diciendo. O que al ir a sus escritos puedo encontrarme con lo
planteado aquí. Claro, ése era mi caso. Imagino que para otras personas Lola y Alfonso
eran desconocidos. Sin embargo, tampoco le paré muchas bolas a la brasilera, al cubano y
al argentino. Pero en las conversas con quienes estuvieron un poco más juiciosxs en el
evento me encontré con que a la brasilera casi no se le entendió, el argentino vino a
hablarnos de lo que aquí cualquier otra persona lo hubiera podido hacer, y el cubano
resultó gracioso por los chistes que hizo durante sus conferencias. Es una percepción que
puede ser ligera y sucinta, pero la dinámica del evento no dio para ir más allá.

Ni hablar de lo maratónico que fue la socialización de experiencias y/o ponencias que a mi


parecer niega la posibilidad de diálogo y problematización; dos elementos importantes en
la Educación Popular. Esto lo podría resumir en la frase: “mucho para mostrar poco para
conocer”. Creo que se perdió una oportunidad para generar relaciones y posibilidades de
articularnos más allá de nuestros propios trabajos y contextos, teniendo en cuenta que
había gente de Cundinamarca, Tolima, Nariño, Valle del Cauca, Cauca, entre otros. Toda
esa diversidad y esa riqueza pedagógica y política quedaron presa del tiempo y la logística.

Después.
Ante todo ese panorama visto y esta nueva experiencia vivida he pensado seriamente en
no volver a un próximo evento que se denomine encuentro y en el cual no nos podemos
encontrar. Más bien, creo que es el momento de mirar la fuerza de nuestro corazón, como
lo hace el Topo, y caminar con alegría hacia la realización de nuestro “Encuentro”, en el
que podamos volvernos a encontrar.

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