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Era sábado a la hora de la siesta y Lila no tenía ningún plan porque su mamá no
la dejaba salir de su casa por la veda electoral. Estaba harta del tema elecciones y de la
presión que sentía por decidirse por un candidato y tener que aguantarse esas
consecuencias.
La hora que indicaba la nota iba ser en exactamente diez minutos y Lila estaba
desesperada por ayuda. Un minuto antes marcó el número y llamó; el teléfono sonó
cuatro veces y luego, del otro lado de la línea, alguien atendió:
Me llamo Ada Fisher, pero no conozco a ninguna Lila. Lila no podía creer que
estaba hablando con su abuela muerta, cuando llamó no esperaba que nadie le conteste.
Por más extraño que suene, todavía no me conoces porque soy tu nieta,
hablándote desde el futuro, desde el año 2023.
Ni yo lo sé, encontré una nota dentro de un libro de Virginia Woolf con una
hora y un número de teléfono.
Ya sé cuál nota, pero no tengo ni idea porqué nos comunicó, estando tantos años
separadas; acá es 1979.
Abuela, estás en el medio de la peor dictadura de Argentina, y todavía quedan
varios años hasta que termine.
Sí, pero hemos pasado tantos golpes de Estado que ya casi ni nos acordamos
qué es la democracia. Si las cosas no fueran así, yo habría votado poco después de
cumplir dieciocho, y no recién en 1973 a los veintiseís, entre los dos golpes de estado le
contó su abuela. Escuchar eso le rompió el corazón, ella era diez años menor y tenía la
posibilidad de votar si ella quería, gracias a una ley q se lo permitía. Me alegra que
digas qué esta pesadilla algún día va a terminar, no tenés idea de lo terrible que es vivir
de esta manera; amigos y familiares que desaparecen sin aviso, nos controlan lo que
enseñamos en las escuelas y prohíben libros y música que encuentren amenazantes a sus
ideas.
Abu, eso lo hablamos todos los años en la escuela; siempre nos recuerdan a los
desaparecidos y a los soldados de Malvinas, aunque todavía eso no lo viviste. También
hablan de luchar por nuestros derechos, pero la verdad es que no tenemos nada por lo
que luchar, total ya los tenemos.
¿Cómo no van a tener por lo que luchar? Tienen que pelear para que no se los
quiten y siempre conmemorar lo que implicó tenerlos.