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LOPEZ MURPHY

En marzo de 2001, fue nombrado como ministro de Economía. En la presentación del plan
frente a los empresarios, el equipo económico de López Murphy detalló la diferencia que tenía
con el de José Luis Machinea. "Es un programa que por primera vez no aumenta impuestos, no
reduce salarios ni jubilaciones, ni afecta al bolsillo del ciudadano común", aseguraba Daniel
Artana. Con el fin de reducir el déficit público, López Murphy anunció un recorte de 1.962
millones de pesos en gastos de la administración pública. Argentina perdió rápidamente la
confianza de los inversores y la fuga de capitales fuera del país aumentó. En 2001, la gente
temiendo lo peor comenzó a retirar grandes sumas de dinero de sus cuentas bancarias, dando
vuelta de pesos a dólares y enviándolos al extranjero, provocando una corrida bancaria.

Uno de los motivos de su salida del Ministerio, a los quince días de haber asumido, fueron sus
planes de reducción presupuestaria en el área educativa, en donde se planteaba la necesidad
de derogar programas en el Ministerio de Economía de la Nación; suprimir transferencias de
fondos al rectorado de la Universidad de Buenos Aires por otro lado se agregaba al
presupuesto escolar el subsidio a la industria del tabaco y las naftas patagónicas. Estas medidas
significaron un recorte del 5 % en materia educativa. Este anuncio provocó protestas
estudiantiles, y llevó al presidente De la Rúa a pedir la renuncia de López Murphy pocos días
después de haber anunciado el plan económico. El 20 de marzo de 2001 fue reemplazado por
Domingo Cavallo, quien luego terminó haciendo un recorte de 6000 millones de dólares.

CAVALLO

Cavallo inició su gestión prometiendo un crecimiento anual del 5 %, rebajar impuestos


distorsivos y reanimar la industria, en lo que se presentó como «Planes de Competitividad»;
aprobó el impuesto a las operaciones bancarias y se efectuaron delegaciones de atribuciones
del poder legislativo en el poder ejecutivo.

La resistencia al ajuste diseñado por Cavallo por parte del Congreso fue muy grande, incluso
dentro del radicalismo en los sectores adherentes al alfonsinismo, pero De la Rúa lo apoyó y
argumentó que «si no hay arreglo, llega el caos» que el ajuste debía hacerse sin demoras.

En noviembre, el gobierno de De la Rúa inició una reestructuración de los compromisos de la


deuda externa, esto bajaba los intereses del Megacanje del promedio 11,5 % al 7 %.

Otra de sus medidas fue establecer un impuesto del 21 % a la actividad teatral, con el
repudio unánime de actores, empresarios y productores, por lo cual finalmente dio marcha
atrás, sin embargo se aplicó para las entradas al cine, espectáculos de fútbol, a la venta de
diarios y revistas.

Se aprobó el impuesto a las operaciones bancarias, un recorte del 13 % en haberes


previsionales que afectaron a 533 401 jubilados, recortes del 13 % sobre el salario de
empleados estatales, y se emitió deuda por 3000 millones.

Para frenarlos, Domingo Cavallo impuso restricciones que implicaban el congelamiento de


los fondos depositados en los bancos, medida conocida como el «corralito».

La medida fue promulgada el 1 de diciembre y originalmente permitía sólo una retirada de


250 pesos en efectivo semanales, la prohibición de enviar dinero al exterior del país y la
obligación de realizar la mayor parte de las operaciones comerciales mediante cheques,
tarjetas de crédito o de débito, y tenía prevista una duración por 90 días.
El FMI, mientras tanto, endureció su posición y se negó a enviar 1260 millones con los que
se había comprometido a colaborar en el marco del préstamo conocido como «Blindaje»,
argumentando que la Argentina no habría cumplido sus compromisos de mantener el «déficit
cero».

Hacia el 19 de diciembre, la situación social se volvió incontrolable, con saqueos y desmanes


en los puntos más importantes del país, por lo que esa noche Domingo Cavallo y el resto del
gabinete pusieron sus renuncias a disposición del Presidente.

Por la tarde del 20 de diciembre, el mismo Fernando de la Rúa presenta su renuncia.

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