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Historia de Evaluación:
Al estudiar el origen y evolución de la evaluación se pone de manifiesto que tratamos con una
disciplina de muy reciente creación en la que todavía queda mucho por hacer. Aunque los seres
humanos han tratado de resolver los problemas sociales usando razonamientos y pruebas desde
hace siglos, la evaluación como medio de mejorar y asistir la calidad de los programas nació en
la segunda mitad de la década de los 60.
Una lección aprendida de las importantes inversiones realizadas durante las décadas de los 60 y
70 es la imposibilidad de tener recursos para resolver todos los problemas y aprovechar todas las
oportunidades. Es necesario priorizar las inversiones y para hacerlo eficazmente hace falta una
base para decidir dónde y cómo invertir. Como no todo puede ser hecho, debe haber una base
para decidir qué cosas merece la pena hacer.
En el caso de los Estados Unidos —que puede considerarse como el país con una tradición más
rica y una institucionalización más temprana de las prácticas de evaluación en el seno de las
Ninozka Saraí Redondo Hernández
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administraciones públicas— la evaluación comenzó con los ambiciosos programas sociales
financiados federalmente de la iniciativa Great Society en la segunda mitad de los años 60. Se
hicieron grandes inversiones en estos programas pero los complejos problemas que se intentaban
resolver con ellos no desaparecieron. Comenzaron los recelos y comenzó una creciente presión
para que se demostrase la eficacia de las distintas intervenciones para proceder después al reparto
de los limitados recursos.
Esta presión se ha extendido a todos los países donde se ha ido adoptando la evaluación,
primeramente Canadá y norte de Europa y actualmente la influencia de esta presión se extiende
globalmente como vía de asegurar la eficacia de las inversiones por parte de gobiernos y
organismos financiadores.
Como resultado de ambos factores —el histórico crecimiento de la presión por demostrar la
eficacia y el dominio de un modelo basado en la medición del cambio— muchas evaluaciones no
han tratado temas tan importantes como el proceso, la implementación o mejora de los
programas, y se han centrado en el impacto y la medición del cambio. Se apartan así otras
cuestiones igual de importantes y se ponen en peligro enriquecedoras iniciativas participativas
por no poder ser evaluadas dentro de este esquema.