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Prólogo
LUNESS
LUNE
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MARTES
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MIÉRC
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VIERNES
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SÁBADO
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DOMINGO
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LUNES
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VIERNES
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Nota del autor
Agradecimientos
Acerca del autor
Créditos
Planeta de libros
Para mi familia.
Su fe, apoyo y amor son todo para mí.
Prólogo
Todo comenzó con una apuesta. Claro, en ese momento
no sabía que el reto cambiaría mi vida. Pero de eso se
TodosBryson
amaba estallaron en Jeep
Keller su carcajadas.
blanco. SeSabíamos cuánto
podría decir que
es el coche más limpio de la escuela. Lo lava al menos
una vez a la semana; he visto las fotografías donde
aparece sin camiseta en sus publicaciones de Instagram.
—Mierda, okey —aceptó Bryson—. Pero esto debe
tener fecha límite. Lo haré tres meses y se acabó. Si
pierdo, entonces empezaré a tomar el autobús después
de las vacaciones de primavera. Pero cuando gane, y
ganaré, nunca más volverán a dudar de mí.
—Sí, sí, sí —aceptó Priya—. Serás una leyenda.
—Bryson Keller. El hombre. El mito. La leyenda. Me
gusta —dijo Bryson. Bebió el resto de su cerveza—. Que
comience el juego.
1
Se sabe que las mañanas en la casa de los Sheridan son
ruidosas y Hoy
desastrosos. caóticas; los lunes son particularmente
no es diferente.
—Yazz, ¡abre la puerta! —grito. He estado parado
frente a la puerta del baño, que comparto con mi
hermana menor, los últimos diez minutos. Voy a llegar
tarde.
Amo a mi hermana y, aparte de las mañanas entre
semana, en general nos llevamos bien. No diría que
mataría
cadáver.por
Peroella, peroYasmine
ahora, quizá síSheridan
le ayudaría
es aaquien
enterrar un
quiero
asesinar.
—Juro por Dios, Yasmine, que si no abres esta puerta
en los siguientes dos minutos la voy a tirar a patadas.
—¡Kai! —grita mamá desde la planta baja—. ¡No uses
el nombre del Señor en vano!
Pongo los ojos en blanco. Como si eso fuera ahora lo
importante.
que no tengoSin embargo,
tiempo parano lo digosobre
discutir porque la verdad
religión es
con mi
mamá, eso está reservado para los domingos en la
mañana, cuando me niego a ir a la iglesia.
Golpeo la puerta de nuevo y se abre antes de insistir
nuevamente. Yazz sale del baño lleno de vapor y me
lanza una mirada exasperada.
—Si te levantaras más temprano no tendríamos que
hacer estovida
tener una siempre. La gestión del tiempo es clave para
exitosa.
Yazz tiene trece años, pero tiene la personalidad de la
mujer madura que les grita a los niños del barrio que no
pisen su pasto.
—En unos meses, cuando vayas a la universidad, no
me tendrás para
¿de acuerdo? ayudarte. Así que trabajemos en eso,
—agrega.
Me da una palmada en el hombro como para
animarme. Para cuando pienso en una respuesta
adecuada, ya es demasiado tarde. Ya cerró la puerta de
su recámara y yo me quedo parado ahí, como niño
regañado. ¿Quién diría que soy cuatro años mayor?
—El desayuno está listo —grita papá.
Encuentro
extraño que la corbata dederayas
el emblema blancasconsista
la escuela y carmesí. Es
en dos
águilas estilizadas, cuando nuestra mascota es el puma,
pero es la Academia Fairvale, así que no lo
cuestionamos… mucho. Yo venía de una secundaria
pública, por eso me llevó algún tiempo acostumbrarme
al uniforme de una escuela privada. Prefiero mil veces
usar jeans y camiseta.
Recojo mi blazer del lugar en el que lo aventé el
viernes en la tarde. Siento vergüenza por las arrugas y
trato de alisarlas. Pero simplemente no hay manera de
salvar esta aburrida monstruosidad azul marino.
Bajo las escaleras de dos en dos. En mi casa hay una
política de no usar zapatos adentro, así que mis pies con
calcetines resbalan en el piso de madera y solo me salvo
de caer al sujetarme de la isla de la cocina.
—Un día vas a romper algo —me advierte mamá.
Está sentada frente a la isla, leyendo el periódico en su
iPad. Mamá está vestida y lista para su jornada. Su
cabello rubio artificial está sujeto en una cola de caballo.
En su plato hay un montón de hot cakes que hizo mi
papá y mi estómago gruñe al verlos.
—Deberías comer algo rápido, boytjie —dice papá.
Aún conserva su acento sudafricano, a pesar de haber
vivido en Estados Unidos ya casi dos décadas. Mamá es
blanca y papá es de raza mestiza. Cuando yo era más
joven no comprendía las miradas que les lanzaban, las
miradas que me lanzaban, pero ahora lo entiendo. La
gente tiene una idea de lo que debería ser el amor, y que
mis padres se amaran no entra en el panorama perfecto
de nadie. Papá siempre ha dicho que los racistas son
personas tristes que tratan de hacer que el resto del
mundo sea igual de triste; que su odio es algo por lo que
deberíamos sentir compasión porque les impide vivir
plenamente.
Mi teléfono vibra. Lo saco del bolsillo y abro el chat de
los tres mosqueteros que tengo con Donny y Priya.
Después de terminar el libro de Dumas el verano
pasado, los convencí de que vieran la película conmigo.
Todo
genialesto
quede me
«todos para uno
pareció y uno
hecho para todos» erapara
específicamente tan
nosotros.
Veo con rapidez los memes que Donny envió anoche y
encuentro el mensaje que dice que ya está aquí.
—No tengo tiempo —respondo y me dirijo a la alacena
en la que mamá guarda las barras de cereal.
Siempre se asegura de tener algunas a la mano porque
casi todas las mañanas se me hace tarde. Rasgo la
envoltura y le doy una gran mordida.
—De ti sacó que se le peguen las sábanas, querido —le
dice mamá a papá.
—Bueno, yo tengo una excusa: mi cuerpo todavía no
se adapta a este huso horario.
—Ya pasaron veinte años. Creo que esa excusa ya no
sirve.
Mamá y papá se conocieron cuando ella hacía trabajo
voluntario en una iglesia en Sudáfrica. Por casualidad,
mi papá asistía a la misma iglesia. Se enamoraron y, el
resto, como ellos dicen, es historia.
—¡Bye! —me despido y me apresuro a salir de la
cocina.
Me detengo en la puerta para ponerme los zapatos de
la escuela, tomar mi mochila del perchero, colgármela en
bandolera y engullir el resto de la barra de cereal.
—Que tengas un día excelente —grita papá.
—Te amo —agrega mamá.
—Yo también —respondo con la boca todavía llena.
Salgo de la casa y camino hacia el coche deportivo que
ningún adolescente debería tener. Me subo al asiento
trasero. Donny maneja y Priya está en el asiento del
copiloto.
—Donny, cuando vayas a Caltech, por favor inventa
una alarma que sí me despierte —exclamo a modo de
saludo.
Tanto Donny como Priya ya fueron aceptados en la
universidad de sus sueños. En pocos meses, Donny se
irá a Pasadena y Priya a la UCLA. Yo todavía estoy
esperando noticias de Tisch. Cada vez que pienso que mi
sueño está en la cuerda floja me dan náuseas. En estos
días sabré si pasé el examen.
Es triste pensar que estas rutinas matinales acabarán
pronto. Donny y yo nos conocimos en el primer año de
preparatoria, y desde entonces somos los mejores
amigos. Priya nos adoptó varios días después e insistió
en que, sin ella, Donny y yo estaríamos perdidos como
ovejitas. Nunca lo admitimos frente a ella, pero
probablemente tenía razón.
—Hay una manera —dice Priya—. Se llama fuerza de
voluntad.
—Suenas igual que Yazz.
—La Fuerza la acompaña —agrega Priya.
—Priya me obligó a ver Star Wars otra vez. —Donny
me mira por el retrovisor—. Debiste venir.
—No, ustedes necesitan pasar solos sus noches —
respondo.
—Si pasan cualquier película de Star Wars en un cine,
es obvio que debo ir —explica Priya—. Es una tradición
familiar. Mi papá se aseguró, literalmente, de que fuera
la primera película que recordara haber visto. Si algo
tiene mi padre, es dedicación.
—¿Tu mamá sigue insistiendo en que se deshaga de su
colección de figuritas? —pregunto.
Priya resopla.
—Creo que eso solo será posible si él muere. Hay tres
cosas que mi padre ama más que cualquier otra cosa en
el mundo:
Wars. su familia, su trabajo y su colección de Star
—Mi papá es igual con el Manchester United —digo
—. Este fin de semana se despertó a las tres de la
mañana para ver cómo Chelsea los hacía papilla.
—Me gustaría que mi papá tuviera un pasatiempo —
interviene Donny—. Así no me molestaría con mis
calificaciones todo el tiempo. Quiere que mejore mis
resultados de matemáticas.
—Imposible —digo—. Hasta que apareciste, ni
siquiera sabía que alguien podía tener una calificación
tan alta en matemáticas.
Donny ríe.
utilizan
pasadas»,por ahí el Duckworth
la familia término «dinero de generaciones
está definitivamente en
la lista. Para el cumpleaños de Donny el año pasado sus
padres le compraron este hermoso Mustang rojo, con
rayas deportivas hasta la cajuela. Al principio, Donny
estaba eufórico, pero cuando vio la placa personalizada
CUAC IV se negó categóricamente a manejarlo. Por
supuesto, Priya y yo lo convencimos de lo contrario,
porque ¿a quién le importa una estúpida placa? Y a
partir de ese
corcel para día, los tres mosqueteros contaron con un
cabalgar.
Después de un trayecto rápido de diez minutos
entramos al estacionamiento de la escuela. Mi casa es la
que está más cerca —no en un fraccionamiento—, por
eso a mí me recogen al último.
—¡Ah! Ya salió el último número del Herald —dice
Priya mirando su teléfono.
etiquetas: se eso
deseado. Por te pegan
tengo como si fuera deunque
tanto cuidado chicle no
no me
etiqueten. Sobre todo, no quiero ser Kai Sheridan, el gay.
Donny se encoge de hombros.
—Quiero decir que nunca especificamos que un chico
no podía pedirle a Bryson que saliera con él, ¿o sí?
Entonces, cualquiera podría pedírselo si lo desea.
Toda esta plática sobre homosexualidad pone mis
alarmas en alerta. Trato de no moverme, de fundirme
con mi entorno.
—De cualquier forma, eso no importa —continúa
Priya—. Estoy segura de que Eric ya tiene novio. Así que
supongo que nunca lo sabremos. —Mira su reloj—.
Tengo que ir a mi casillero antes de la asamblea.
Cada lunes en la mañana la Academia Fairvale lleva a
cabo una asamblea en el auditorio, y nuestro director da
los anuncios de la semana y hace un resumen del
prestigio que los equipos de deportes le brindan a la
escuela. Para mí está bien, porque mi primera clase,
Teatro, es en el mismo edificio, así que no tengo que salir
cuando la asamblea termina. Es muy conveniente.
—No llegues tarde —digo.
—Exacto. No puedo arriesgarme a que me castiguen
por llegar tarde.
Priya pone los ojos en blanco. Cualquier cosa que
moleste a los maestros significa que nosotros tenemos
que renunciar al descanso del almuerzo como castigo;
llegar tarde es lo primero en la lista. En caso de faltas
más graves nos sancionan con puntos; si acumulas seis
puntos, te castigan la tarde del viernes. Y si llegas a
treinta,
Ferguson,tendrás que pasar
la directora un sábado en la escuela con
adjunta.
—Bueno, nos vemos al rato, chicos —digo—. Tengo
una cita con la Gran Bertha.
—No más refresco. Bebes demasiado. Te va a matar.
—Sí, mamá —le digo a Priya.
—Déjalo vivir —agrega Donny.
—Permitir un mal comportamiento es parte del
problema. —Voltea hacia mí—: Te apartaremos un
lugar.
Tras decir esto, Priya se marcha.
Donny trota tras ella. Me dan envidia. Cierro los ojos
un segundo e imagino que Isaac camina conmigo hasta
mi casillero;
cotidianas que hacemos
que pueden hacer las las cosas
parejas normales y
heterosexuales.
Abro los ojos con un suspiro. A juzgar por la
muchedumbre, parece que Bryson llegará tarde hoy. Me
dirijo a la máquina expendedora que está apretujada
entre dos hileras de casilleros. Desde que la junta escolar
inició el programa para disminuir el consumo de azúcar,
esta máquina es la última en su tipo. Y yo no puedo
sobrevivir sin mi dosis diaria de azúcar.
La máquina expendedora es vieja y necesita que le den
mantenimiento, pero ninguno de los alumnos se atreve a
mencionarlo, por miedo a que la Gran Bertha sea la
próxima en recibir el hachazo. Mientras libro batalla
contra ella, Shannon Flockhart y Natalie da Silva se
detienen frente al casillero de Natalie.
—Tiene que ser esta semana. Hoy tengo que ser yo
quien le pida a Bryson Keller que salga conmigo —dice
Shannon—. La próxima semana es la fecha límite.
—¿Y si vuelves a perder tu oportunidad? —pregunta
Natalie; luego mira su reloj—. Quizá alguien ya le pidió
salir con él.
—No es posible. Dustin dice que Bryson llegará tarde
hoy. Así hora.
primera que solo tengo todo
Ya tengo que atraparlo
planeado. antes de la
—Shannon
suspira. Se acerca a Natalie para murmurarle algo al
oído, pero lo que Shannon no ha entendido es que
murmurar significa, en realidad, bajar la voz—. Y así
puedo tener los toques finales de mi historia. Un
recuento de primera mano sobre lo que significa salir
con el chico más popular de la escuela: una mirada
profunda de la cultura en una preparatoria privada y el
fenómeno de el chico. Esto definitivamente me sacará de
la lista de espera de Stanford.
—¿Estás haciendo todo esto solo por una historia? —
pregunta Natalie.
—Tengo la capacidad de concentrarme en más de una
sola cosa. Puedo obtener mi historia, salir de la lista de
espera y ganarme el corazón del hombre de mis sueños.
Tengo todo resuelto.
—¡Mierda!
empapado —exclamo
y manchado. mirando mi uniforme
2
Con un puñado de sanciones, me dirijo a Teatro.
También a esto llego tarde. La gran puerta de dos hojas
de metal se abre con un rechinido, anunciando mi
llegada a la clase. La señora Henning da vueltas a mi
alrededor en una ráfaga de pulseras y pañoletas, y me
perfora con su mirada acusatoria.
—Llegas tarde, Kai. —Puedo sentir el rubor que
invade mi rostro. Más que otra cosa, odio ser el foco de
atención—. Ya deberías saber que el escenario no espera
a nadie. Y las disculpas significan muy poco en el teatro.
—La señora Henning sacude la cabeza—. Apúrate e
incorpórate. Estás interrumpiendo la clase.
—Perdón —mascullo.
—Muy bien. —La señora Henning vuelve la atención
al resto de la clase—. Como pueden ver, ya todos tienen
pareja. Pero afortunadamente para ustedes, esta mañana
hay otro retrasado. Encontrarás la tarea en la silla que
tienes enfrente. Trabajarán juntos. Prepárense para
presentarla el viernes. Sin excepciones.
excepciones.
Asiento y camino hacia el escenario. Es un trayecto
largo. El auditorio es grand
grandee y lo acaban de renovar.
Tengo que pasar hileras e hileras de asientos carmesí.
El resto de la clase ya se sentó en el escenario
formando un círculo. Tienen sus textos de Romeo y Julieta
abiertos frente a ellos. Tenemos un verdadero salón con
escritorios y sillas, pero la señora Henning cree que
Shakespeare pertenece al teatro y que se debe
interpretar, no leer. En sus palabras: «Es un pecado
hacerlo de otro modo». Así, cada clase interpretamos un
papel por turnos. Ella nos exhorta a que usemos el
espacio a nuestro alrededor para convertirnos en los
personajes.
Encuentro un lugar y me siento con las piernas
cruzadas, mi blazer arruinado a un costado. Saco mi
ejemplar deteriorado de Romeo y Julieta de mi mochila y
lo abro en la página en la que nos habíamos quedado. El
beneficio de llegar tarde es que evité que me asignaran
un papel. Esta es mi parte menos favorita de la clase de
Teatro.
La única razón por la que tomo esta clase es la señora
Henning. Peleó para que se incluyera el curso de
redacción de guiones en el plan de estudios, y por eso
siempre ha sido mi maestra favorita, por eso y porque
sus historias de fama y fortuna son muy divertidas. La
señora Henning ha sido «la protagonista de la televisión
diurna». Interpretó los dos papeles de unas hermanas
gemelas idénticas que eran la heroína y la villana de la
telenovela Mi rostro, tu vida. Pasé toda una tarde en
YouTube mirando los videos del programa. Tenía de
todo: gente rica que era horrible, asesinatos y amoríos;
incluso invasiones extraterrestres. Absolutamente
adictiva.
Escucho las lecturas y encuentro la escena correcta. Es
la parte de la pelea: Mercurio acaba de morir y después
sigue la muerte de Teobaldo. A Isaac lo eligen para el
papel de Romeo y, de nuevo, maldigo a Louise y a
Bryson por hacerme llegar tarde. Casi me pierdo tener
una excusa legítima para mirarlo con atención.
Demasiado pronto llegamos al final del acto y la
señora Henning alza la mano para detenernos.
—Buen trabajo. Creo que será todo por hoy. Vuelvan a
formar sus parejas y pónganse de acuerdo con la tarea.
puedes.
Mientras más pronto hagamos planes, más pronto
puedo tratar de convencer a la señora Henning de que
me levante el castigo. Tengo que terminar mi guion. Es
mi última oportunidad. Y está fuera de duda que
alarguen el plazo.
—Mañana y el jueves tengo práctica de futbol y el
miércoles en la noche tengo partido.
3
«¿Qué acabo de hacer?».
Es una pregunta que me repito una y otra vez en mi
mente. El terror es cada vez mayor conforme me dirijo a
la clase de Inglés. No puedo llegar tarde también a la
segunda clase, así que aunque esto signifique volver a
ver a Bryson, corro. En cualquier otro caso esta sería la
última vez que viera a Bryson en el día, pero no hoy.
Hoy estoy castigado con él a la hora del almuerzo.
«¡Dios mío!».
«¿Por qué hice eso?». Esta es otra pregunta que golpea
al ritmo de mi corazón galopante. ¿En qué momento en
esta Tierra de Dios algo me poseyó para salir del clóset
con el chico más popular de la Academia Fairvale?
Nunca he estado muy convencido de todo este asunto de
salir del clóset, quizá porque la única vez que lo hice, mi
mejor amigo de ese entonces me ghosteó. Las pijamadas
terminaron, así como las invitaciones a nadar. Era como
si yo ya no existiera. Al final fuimos a diferentes
preparatorias, pero las cicatrices de ese niño de trece
años que fui siguen doliendo aún ahora, como una
rodilla en invierno.
Así, salvo con algunos chicos al azar con quienes he
chateado en línea desde entonces, no he salido del clóset
con una sola alma. Ser un adolescente gay atorado en el
clóset es muy solitario y aislante.
«¡Dios mío! ¿Por qué hice eso?».
No soy abiertamente religioso. No es que no crea en un
poder superior ni nada de eso. Me gusta mucho la idea
de que alguien siempre me está cuidando, al menos
hasta el momento en el que hago cosas que harían que
Jesús se sonrojara. Pero en este segundo no hubiera
rechazado algún tipo de milagro.
En realidad, cualquier tipo de milagro.
Por primera vez soy abiertamente gay con alguien de
la Academia Fairvale. Tengo ganas de vomitar. No
puedo concentrarme en nada de esto, no cuando los
cinco minutos para cambiar de salón se están acabando.
Salgo a toda carrera del bloque A hacia el bloque B.
La Academia Fairvale está dividida en dos edificios
increíblemente aburrido.
El señor Weber lee el libro antes de hacer una pausa y
alzar la vista.
—Concéntrese por favor, Bryson.
Durante la mayor parte de la clase hago mi mejor
esfuerzo por ignorar a Bryson. Pero luego pierdo la
guerra contra mí mismo. Volteo para mirarlo a
hurtadillas y termino viéndolo directamente a los ojos.
momento en que
conmigo. Hice le Eric
lo que pedíFerguson
a Brysonhabía
Keller que saliera
querido hacer.
Me pregunto si fui valiente o estúpido. Ahora ya es muy
tarde.
Suena la campana del final de la clase y meto mi
ejemplar de El gran Gatsby en la mochila sin pensarlo
mucho. Salir de este salón de clase significa dejar a
Bryson atrás, al menos hasta el almuerzo.
Me uno al enjambre de alumnos que salen al pasillo y
espero perderme en la multitud. Una mano cae sobre mi
hombro y de inmediato sé a quién pertenece.
—Tenemos que hablar —dice Bryson.
Su aliento me acaricia la oreja y lucho por no
estremecerme. En el tumulto de estudiantes, Bryson
choca contra mí y siento su calor en mi espalda.
—Okey —respondo.
Trato de calmar mis nervios. Solo quiere hablar.
Bryson tiene fama de ser justo. A principios de este año
la escuela quería que solo los de último año que eran
atletas pudieran salir del plantel para el almuerzo. No
era la primera vez que los maestros demostraban
abiertamente que los atletas eran los verdaderos dioses
en esta escuela. Y como capitán del equipo de futbol
varonil, Bryson está en el pedestal más alto. Pero
argumentó que todos los de último año debían tener
permiso, y ganó. Es una de las razones por las que todo
el mundo lo ama.
—Hola, BK. —La voz de Dustin atraviesa el parloteo
que nos rodea. El corpulento chico, que juega como
defensa para los Pumas, se abre camino entre el mar de
cuerpos.
plenamenteSu paso arrogante
consciente de es
la una clara señal
jerarquía en lade que está
Academia
Fairvale, y sabe que se encuentra en lo más alto.
Nunca pensé que alguna vez estaría agradecido por la
masa de testosterona que es Dustin Smith, pero,
conforme se acerca, no puedo evitar sentirme aliviado.
Al menos al noventa por ciento, el otro diez es
decepción, pero eso es fácil de ignorar.
Bryson saluda a Dustin en lo que solo se puede
describir como un abrazo de hermanos y yo me quedo
ahí parado, torpe, mientras ellos hablan. A media
conversación,, Dustin se detiene y voltea a verme.
conversación
—¿Qué haces aquí? —Dustin nos mira a mí y a Bryson.
La mentira llega rápido a mi lengua. Cuando vives en
el clóset, las mentiras salen fácilmente.
—Henning nos puso en equipo a Bryson y a mí en
Teatro, así que tenemos que ponernos de acuerdo para
ensayar.
No miro a los ojos a Bryson porque si lo hago sé que la
mentira no será creíble.
—Okey. —Dustin debe creer mis palabras, porque le
dice a Bryson—: ¿Shannon
¿Shannon sí te encontró finalmente?
Bryson niega con la cabeza.
—Todavía no la veo. —Suspira—. ¿Por qué? ¿Le dijiste
que hoy llegaría tarde?
—Tendrías que hacerlo ya y terminar con todo. Sabes
cómo es. Lo que Shannon quiere, lo obtiene. Entre más la
evites, peor será —dice Dustin—. Entonces, ¿quién es?
Trago saliva y, aunque no quiero hacerlo, volteo a ver
a Bryson.
—¿Quién es qué? —pregunta.
Bryson puede no ser un buen mentiroso, pero fingir
ignorancia es algo que le agradezco profundamente.
—Vamos, hombre. ¿Tu novia de esta semana?
Antes de que Bryson pueda responder, alguien dice mi
nombre. Al principio, pienso que imaginé esa gracia
salvadora,
hacia mí. pero alzo la vista y veo a Donny que camina
—¿Qué haces, Kai? —pregunta Donny.
—Hola, Quack —saluda Dustin, usando el apodo que
los de último año le dieron a Donny cuando él iba en
primero. El apodo se le quedó al principio, pero ahora
solo Dustin lo llama así.
Bryson le da un golpe a Dustin en el pecho. Y
agradezco ese pequeño gesto.
—Ah, bueno, entonces luego nos vemos, Bryson —
digo.
Jalo a Donny conmigo y la campana indica el
comienzo de la nueva clase.
Puesto que Matemáticas está al final del pasillo,
llegamos antes que la maestra, la señorita Orton. Donny
saca un cuaderno de su mochila y lo acaricia como si
fuera su posesión más preciada. De todo lo que ambos
tenemos en común, el amor por las matemáticas no es
uno de ellos. En la lista de cosas que odio, el tema se ciñe
entre llamadas telefónicas, y Leonardo DiCaprio y su sed
por un premio de la Academia.
Abro mi cuaderno en la tarea de este fin de semana. Ya
sé que está mal. Y sencillamente ya no me importa. Pero
Donny ha hecho que su misión sea asegurarse de que yo
no repruebe. Gracias a él puedo aspirar a pasar con seis.
—¿Y de qué hablaban tú y el rey? —pregunta Donny.
Sonrío por nuestra broma privada.
—Mmm, Henning nos puso en pareja para un
proyecto.
Las mejores mentiras son las que se construyen en
verdades. De ninguna manera le diré a Donny por qué
Bryson quería hablar en realidad conmigo.
—Mala suerte —murmura Donny justo cuando la
maestra de Matemáticas entra al salón.
Todos empezamos a resolver la incógnita x, pero a los
treinta minutos me doy por vencido. X está
desaparecida, presuntamente muerta.
Durante el resto de la clase me quedo sentado y miro
el reloj. Cada minuto me acerca no solo a mi castigo sino
también al plazo que no cumpliré. Cuando suena la
campana, el intercomunicador que está sobre el pizarrón
cobra vida. La voz de la secretaria escolar retumba.
—Will Bryson Keller y Kai Sheridan: por favor,
repórtense en el auditorio. Gracias.
Como si pudiera olvidarlo. «Will Bryson Keller y Kai
Sheridan: por favor, repórtense en el auditorio. Gracias».
—¿Para qué? —pregunta Donny—. Pensé que tenías
que escribir.
Maldigo.
—Ese era el plan, pero pasaron cosas. —Mi enojo de
pasó
cruzó corriendo
el umbral,sobre los respaldos;
la señora tan pronto
Henning supo como
quién había
sido. Ahora corre el rumor de que podría ser bruja.
—Sí, profesora.
La veo salir y me dirijo al escenario. Quiero acabar con
esto tan rápido como sea posible.
El almacén de la utilería es pequeño y está ubicado al
fondo del escenario. Sigue siendo un caos desde que
presentamos Hamlet. Entro al espacio abarrotado, me
quito el blazer que huele a refresco y envuelvo mi
mochila con él. Cuando me inclino para organizar una
caja de zapatos viejos escucho un débil toque en la
puerta.
Bryson está recargado en el marco y me mira como si
me viera por primera vez, a mi verdadero yo. No puedo
decidir si eso es bueno o malo. Me aclaro la garganta,
incómodo.
—Ah, llegaste.
Espero poder ignorar la presencia tan incómoda al otro
lado del pequeño lugar y busco el par del zapato que
tengo en la mano. Mi corazón late con fuerza en mi
pecho. Estamos solos y todavía tenemos que hablar.
¿Debería sacar yo primero el tema? ¿Debería quedarme
callado? No sé qué hacer, qué decir, cómo actuar.
—Perdón por llegar tarde —dice Bryson mientras
coloca su mochila junto a la mía. Tiene dos sándwiches
en la mano—. Toma.
Miro su mano extendida.
—¿Esto para qué?
obra?
—Tal vez, si me lo permite el futbol. Me gusta actuar,
es divertido.
—Aspiraciones para Hollywood, ¿eh?
Vivir a corta distancia de la ciudad de Los Ángeles
significa que ha habido una buena cantidad de
exalumnos de la Academia Fairvale que se han mudado
ahí con grandes sueños. La señora Henning ha invitado
como conferencistas a quienes han tenido éxito. No
puedo negar que Bryson Keller es lo suficientemente
atractivo como para ser un actor principal.
—La verdad, no. No es mi sueño. —Bryson se pone de
pie. Arruga la envoltura del sándwich y se la mete al
bolsillo para tirarla a la basura más tarde.
Sonrío. De alguna manera, que Bryson Keller no tire la
basura en el suelo tiene sentido.
—Tenemos que acabar esto antes de que Henning nos
castigue el resto de la semana —dice.
Yo también me levanto, aliviado de que ahora haya un
poco de distancia entre nosotros. Me pongo a hurgar
entre las bolitas de unicel de todas formas y tamaños. El
silencio entre nosotros se alarga y trato de ignorar la
creciente incomodidad de este momento. ¿Bryson se
sentirá igual?
—Entonces, ¿eres gay?
Me paralizo. Sé que puedo mentir, decir que no; puedo
cambiar mi historia. Pero no quiero hacerlo. Kai
Sheridan es gay. ¿Para qué negarlo? Soy quien soy.
Francamente estoy cansado de guardar este secreto. Es
como una bomba de tiempo a punto de explotar y, en
este momento, quiero ver cómo se acaba el tiempo. Ver
qué sucede.
—Sí.
Dos letras que cambian todo. Ahora ya no hay vuelta
atrás. Curiosamente no siento el pánico absoluto que
pensé que sentiría cada vez que imaginaba esta
situación. Quizá estoy insensibilizado y este soy yo,
preparándome para el juicio que sin duda llegará: si mi
ex mejor amigo no pudo aceptarme, ¿por qué lo haría
Bryson Keller?
—Genial.
Esa palabra me estremece de alivio. Aun así, busco los
indicios que mi corazón recuerda. Bryson está de pie
junto a una percha en la que cuelgan los disfraces. Ha
dejado de hacer lo que hacía y toda su atención está en
mí. Alzo los ojos de la caja en la que estoy hurgando y
nuestras miradas se encuentran.
Estoy esperando que cambie el «gay» por una
acusación, por un insulto. Estoy esperando que deje de
verme como Kai y lo haga solo como gay. Estoy
esperando todo esto mientras recuerdo que ser gay
nunca es una elección. Si así lo fuera, ¿por qué tantos de
nosotros elegiríamos que nos evitaran y hablaran a
nuestras espaldas? La respuesta es simple: no es una
elección.
Es tan injusto: como supuestamente eres diferente,
tienes que plantarte y decir que eres diferente. ¿Qué hace
que todos los demás sean normales?
n ormales? ¿Quién decidió eso?
Quien sea, que se vaya al carajo.
—Supongo que no has salido del clóset.
que
decirelque
amor es ¿me
sí… amor.entiendes?
Y si creo eso,
—Dejaentonces tengo
de hacer lo que
estaba haciendo y me mira—. Claro, depende de ti.
Avísame qué decides.
—¿Y qué pasa si Shannon te pide salir con ella? Parece
muy… decidida.
—¿Tú también lo notaste? —pregunta Bryson; yo
asiento—. Bueno, le responderé que alguien lo hizo antes
que ella. —Bryson se encoge de hombros—. Es lo justo.
Así funciona este juego.
Recuerdo que alguna vez Priya dijo que Bryson se
había negado a volver a su puesto en el equipo de futbol
después de que se lesionó. Se rompió un ligamento y su
reemplazo había jugado bien, así que insistió en
quedarse en la banca durante algunos partidos hasta que
recuperara su posición de manera justa y limpia en los
entrenamientos. Por esta razón lo eligieron por
unanimidad capitán este año. Es evidente que Bryson
cree en la justicia.
—Gracias —digo con sinceridad.
La sola idea de que Bryson salga conmigo los
siguientes cinco días me parece una fantasía apenas
lúcida. No Fairvale
Academia tiene sentido
acepteque
salirelconmigo;
chico másaun
popular
cuandodesea
la
una relación fingida. Sencillamente, cosas como esta no
les suceden a chicos como yo.
Trabajamos en silencio. Mi mente zumba mientras
organizo la colección de máscaras hechas a mano que
usamos en la escena del baile de disfraces en nuestra
versión de Hamlet. Encuentro la máscara de bufón que
yo hice.
De alguna manera parece adecuado que ahora tenga
estas máscaras en mis manos, al ver cómo acabo de
quitarme la mía por primera vez. He tenido la máscara
tan pegada a la cara… ha sido así desde la primera vez
que me di cuenta de que me gustaban los chicos. Tenía
trece añosdeynuestra
presidente me enamoré
clase. de Colby Matthews, el
Fue tan repentino. Un día me encontré mirándolo. Me
gustó la manera en la que arrugaba la nariz para
acomodarse los lentes. Cuando me sonreía, mi corazón
latía con fuerza. Y hablar con él me convertía en un caos
de sudor y rubor. Fue entonces cuando me di cuenta de
que era gay. Recuerdo haberme sentido triste y molesto
con esta evidencia porque fue casi tres años después de
que la sociedad me había enseñado que ser gay no era
correcto.
A los diez años escuché a un pastor de nuestra iglesia
que condenaba la homosexualidad. En esa época no me
había dado cuenta de que su sermón me afectaría. Ahora
sé que lo que decía el pastor era pasar una eternidad en
el infierno por algo que no podía controlarse.
Suena la campana y termina nuestro castigo.
—¿Nos vemos en el estacionamiento después de
clases? —pregunta Bryson mientras recoge su mochila.
Mi corazón se detiene un segundo. Esas son las
famosas palabras que son el preludio de una pelea, y por
un momento nos imagino a Bryson y a mí peleando. La
única vez que golpeé a alguien fue en el jardín de niños,
cuando el compañero que estaba a mi lado se comió mi
crayola azul. Pero, aparte de eso, mi historial es
impecable. Y esperaba mantenerlo así.
—¿Qué? —Mi voz salió como un chillido y aclaré mi
garganta muy tarde—. ¿Por qué?
Bryson se endereza la corbata y se faja la camisa.
Observo cada movimiento sin parpadear. Se detiene
cuando advierte mi pánico.
—Hicimos planes para reunirnos para la tarea,
¿recuerdas?
No recordaba. Con tanto que está pasando entre
nosotros, esta mañana me parece muy lejana.
—Claro —digo. Suspiro de alivio. ¿Por qué fui tan
rápido en pensar que me estaba amenazando?—. Nos
vemos a la salida.
—Nunca Kai
sonrojarse; he estará
escuchado
bien. que alguien se muera por
—Uy, gracias, Donny.
—Tú puedes hacerlo, amig
amigo.
o.
Él también me da una palmada en el brazo.
—Nos vemos —se despide Priya con un gesto de la
mano.
—Hasta luego.
Los miro alejarse. Donny y Priya caminan tomados de
la mano hacia el Patomóvil. Los alumnos se pasean,
algunos esperan que empiecen las actividades
extracurriculares, otros hablan con amigos. Veo a
Shannon y a Natalie y no puedo evitar preguntarme si
Shannon
lejos comoinvitó
para aescucharlas.
Bryson a salir con ella. Pero estoy muy
para Donny
verdad es quey no
Priya, y no quise
les gustan molestarlos.
mucho The Graces.Además, la
—Ah, yo estoy en la misma situación —exclama
Bryson—. Tampoco a ninguno de mis amigos les gustan.
Así que compré mi boleto. —Bryson examina su teléfono
y ajusta el volumen—. Podríamos ir juntos, si quieres.
Podría pasar por ti.
—¿En serio? —Sonrío.
Había pensado pedirle prestado el coche a mi mamá,
pero eso me ahorraría manejar de noche, algo que me
pone muy nervioso en L. A. Además, a nadie le gusta ir
solo a un concierto.
—Me encantaría.
—Excelente —dice justo antes de que comience a sonar
Left Behind.
Cuando el semáforo se pone en verde, Bryson gira a la
derecha y nos dirigimos al corazón de la ciudad.
Fairvale, California, apenas podría llamarse ciudad y el
estilo de vida en este lugar le hace honor a su apodo:
Costas adormiladas. El pueblo está anidado cerca de la
playa. Si abres cualquier ventana podrás no solo sentir la
brisa del mar, sino también olerla. Tenemos todas las
franquicias que tiene una ciudad popular e incluso un
centro comercial. El tamaño del pueblo es suficiente
como para que todos se conozcan.
—¿Adónde vamos? —pregunto entre dos canciones.
—A Off the Wall.
Off the Wall es un café al que he ido algunas veces. La
última fue cuando Donny me rogó que lo acompañara
en una cita doble. En ese momento Priya salía con su
exnovio, así que Donny quiso superar su
enamoramiento. La cita fue un desastre porque Donny
no dejó de hablar de Priya. Y, por supuesto, a mí no me
interesaba la chica que su cita invitó para mí. Fue en ese
momento cuando prometí nunca ir a otra cita
heterosexual en mi vida.
Bryson se estaciona y salimos del Jeep. Entramos al
café; es pintoresco y tiene muebles de distintos estilos.
Hay cierta calidez en tanta aleatoriedad, casi como si el
lugar te invitara a relajarte y respirar, al recordarte que
no necesitas ser tan serio todo el tiempo. En las paredes
se alinean estantes de libros y una música suave flota en
el ambiente. Pero, sobre todo, está el aroma embriagador
de café recién hecho.
—¿Qué avas
acercamos a tomar? —pregunta cuando nos
la caja.
—Mocaccino con mucha crema batida, por favor. —Me
mira con el ceño fruncido y yo me encojo de hombros—.
Me gusta lo dulce.
Bryson hace nuestro pedido: un americano para él y
un mocaccino con crema batida extra para mí. Antes de
que pueda encontrar mi cartera, él ya pagó.
mano
parado,por
desuuna
cabello y unque
manera mechón en la frente
solo puedo se queda
describir como
adorable. Coloca la hoja de trabajo sobre la mesa y queda
claro como el día que esta no es una cita; y no es que yo
lo pensara… lo juro.
—Tenemos que escoger una escena de una adaptación
de Shakespeare e interpretarla —digo.
—¿Tienes alguna obra favorita de Shakespeare? —
pregunta Bryson.
—En realidad, no —respondo—. ¿Tú?
—Romeo y Julieta. No la obra, la película. La vieja de los
noventa.
—Bueno, entonces podríamos elegir una escena de ahí.
—No, no tenemos que hacer la que a mí me guste.
Río.
—No estambién
encanta eso. Es solo
esa que sé que Lo
película. a la mencionó
señora Henning le
cuando
empezamos a leer Romeo y Julieta.
—Ah, claro. Buen ojo —exclama Bryson—. Sería
inteligente interpretar la película favorita de la maestra.
Levanta el pulgar para decir que está bien. En ese
momento el barista nos trae nuestras bebidas. Le doy un
trago largo y saboreo el chocolate dulce. Luego le doy
otro trago, solo por si acaso.
—¿Bryson?
Ambos nos detenemos al escuchar la voz de Isaac.
Bryson mira sobre mi hombro y le sonríe a mi amado.
Isaac se acerca hasta nuestra mesa. Alzo los ojos y
encuentro su mirada. Hace un breve gesto con la cabeza
hacia mí, que apenas alcanzo a devolver.
—¿Qué haces aquí? —pregunta.
—Tarea de Teatro —explica Bryson.
—Ah, sí, yo también tengo que empezarla. ¿Vas bien?
—Estoy en eso —dice Bryson—. ¿Viniste solo?
—Natalie está en el coche —dice Isaac. En ese
momento gritan su pedido—. Ese soy yo.
—Nos vemos.
Isaac se aleja y evito verlo marcharse.
—Tienes algo en los labios.
—¡Demonios! ¿Lo tuve todo este tiempo? —pregunto.
Bryson asiente con una sonrisa y me limpio los labios.
Confía en mí para ridiculizarme frente al chico que me
gusta.
—¿Estás seguro?
Soy un despojo de nervios y estoy absolutamente
seguro de que mi rostro hace juego de nuevo con
nuestras corbatas. Pero ya di el primer paso. Bien puedo
seguir caminando. Asiento, más para mí mismo que para
él.
—Siempre y cuando podamos mantenerlo en secreto,
¿por qué no? Es solo un juego. ¿Por qué ser gay me
impediría jugar también?
Bryson sonríe. Aprieta los labios, está nervioso. Es más
guapo de lo que la ley debería permitir.
—Bien, entonces yo, Bryson Keller, juro ser tu novio
perfecto los siguientes cuatro días.
Con una sonrisa equiparable a la suya, salgo del Jeep.
Empiezo a recoger mis cosas.
—Deja tu blazer para que pueda llevarlo a la tintorería.
—No pasa nada.
—Me haría sentir mejor —dice Bryson—. La única
razón por la que tu blazer se ensució es por mi culpa y
por esta apuesta. Así que déjame encargarme, ¿por
favor?
Bryson se inclina hacia adelante y pienso que va a
tomar mi mano. Me aparto bruscamente. Bryson se
queda quieto. Está inclinado sobre el asiento del copiloto
y su mano queda colgando ahí, cuando de pronto me
doy cuenta de que está esperando que le dé el blazer. Se
—Ustedesmamá.
—pregunta dos saben que puedo escucharlos, ¿verdad?
—Por supuesto —digo.
—De eso se trata —exclama Yazz al mismo tiempo.
Nos miramos y sonreímos.
—Otros hijos tratan de animar a sus padres.
—Mamá, por favor, te he estado animando toda la
—¿Con quién?
—Un amigo.
—¿Quién es ese amigo, exactamente? —pregunta
papá.
—Tenemos que conocerlo antes para dejarte ir con él
—dice mamá al mismo tiempo.
—En serio, ¿quién es? Si no es Priya ni Donny,
entonces, ¿quién? —pregunta papá.
A veces es claro como el agua que los programas
favoritos de mis padres son los de detectives. Se esperan
interrogatorios de tercer grado. Es casi como si fueran
Sherlock y Watson.
—Tengo otros amigos, papá —respondo antes de
meter un bocado del guisado en mi boca—. Y le pediré
que entre y los salude.
—Ah, es un él —dice mamá—. Qué decepción.
Esperaba que fuera una cita.
Contengo el aliento. No quiero mostrar ninguna
reacción.
—Yo también —interviene papá—. Estaba a punto de
darle algunos consejos para su cita.
Mamá atrapa mi mirada.
—Si tu padre intenta alguna vez aconsejarte cómo
comportarte en una cita, por favor haz lo contrario de
todo lo que te diga. Realmente fue terrible en eso.
meDespués
retiro ade
milarecámara
cena mascullo una
y cierro la excusa
puerta sobre la tarea;
a mi espalda.
Estas cuatro paredes son el único lugar en el mundo en
el que permito que mi verdadero yo se libere.
l ibere.
«¿Estás ahí, Soledad? Soy yo, Kai».
7
Bryson no me manda ningún mensaje.
A , B .
Otro mensaje: K , .
C ? M .
Se me cae el teléfono.
J , . S ó é , ?
. E .
B No soy muy , .
D é á . M á .
confeti.
Y sé que no debería, pero mi corazón se detiene en la
palabra «novio». En el hecho de que se refiriera a sí
mismo como tal. Es evidencia física de que esto, lo que
sea que signifique, está sucediendo realmente.
Conforme chateamos, empiezo a sentir como si
estuviera sentado junto a mí. Tanto que lo imagino
haciendo justo eso. No hay distancia entre nosotros
ahora, no hay teléfonos ni mensajes. Somos solo él y yo
en mi recámara.
El cabello castaño claro de Bryson está húmedo porque
acaba de salir de la regadera. Lleva una camiseta blanca
sin mangas que muestra sus hombros marcados y
bronceados, y shorts de basquetbol que dejan ver el vello
v ello
ligero en sus piernas. Sus largos pies también están
desnudos. Okey, quizá ya he tenido esta fantasía una o
dos veces antes.
—Pues deberíamos hablar de nuestra relación de cinco
días —dice.
—Digo,que
significa solosonporque dos —replico—.
gays, ¿no? chicos salenAsí
juntos… no
que estoy
seguro de que estará bien. Y si alguien pregunta,
podemos usar la tarea de Teatro como pretexto. No es
exactamente una mentira, tenemos que trabajar en ella.
Además, para mí esta es una oportunidad única. —Río
nervioso—. ¿Cuándo podría salir con el chico más
popular de la escuela?
—Ja, ja, ja, ¿quién? ¿Yo? No estoy seguro. En fin, solo
dime si en algún momento sientes que es mucho para ti
—dice Bryson—. Ninguna apuesta vale la pena como
para que salgas del clóset antes de que estés listo. Puedes
terminar con esto en cualquier momento. Si sientes que
es demasiado. Lo último que deseo es hacerte sentir
incómodo.
Estoy seguro de que casi me desmayo cuando leo esto.
—¿Todas tienen esta opción?
—Sí —responde Bryson—. No quiero obligar a nadie a
jugar este juego si las hace sentir incómodas. Por eso
—Con
puedo gusto
creer —responde—.
lo distinto ¿Sabes? La verdad no
que eres ahora.
—Eso es porque ahora puedo ser quienquiera que
desee. Quien realmente soy. Te prometo tratar de ser así
también en persona. Bueno, solo me quedan cuatro días
más.
—¡Sí! Hagamos que valgan la pena. Me muero de
ganas de conocer al verdadero Kai Sheridan.
Priya: P é ?
Donny: L .
Yo:
.
, escribe Donny. S , í . P é
.
E , , agrega Priya.
Salgo de nuestro chat y regreso al mensaje de Bryson.
—Acepto el aventón a la escuela —digo—. ¿A qué
hora?
—¿Te parece a las siete?
—Perfecto.
—¡Hayibo!
Donny Lastemprano?
llega tan clases comienzan a las ocho. ¿Por qué
Miro mi reloj. La pantalla está rayada, pero cumple su
tarea. Solo me quedan tres minutos.
—Es que hoy me lleva alguien más a la escuela.
—¿En serio? —pregunta papá.
—Sí, Sherlock y Watson —respondo—. Ya quedamos
que tengo otros amigos.
—¿Estás seguro de que no estás saliendo con alguien?
—pregunta mamá, poniéndose de pie; recoge los platos
—Parece que
preparatoria tienes
—dice mucha experiencia en las citas de
papá.
—Claro. —Mamá se quita el cabello despeinado de los
hombros—. Yo era muy popular en preparatoria.
Papá me mira de pies a cabeza.
—Entonces, ¿dices que la torpeza de Kai viene de mí?
—¡Ey! —exclamo al tiempo que muerdo una manzana
—. Quiero que sepan que estoy muy bien, gracias.
—Está bien, querido —dice mamá—. Mucha gente
mejora después de la preparatoria. Mira a tu papá.
Esta vez, tanto papá como yo exclamamos:
—¡Ey!
Mamá ríe. Tiene esa risa particular que hace que
cuando ves películas con ella sea toda una experiencia.
Siempre agradezco que las salas de cine estén oscuras
cuando
trague lamamá
tierra. ríe, es suficiente para querer que me
Mi teléfono vibra con un mensaje de Bryson. Son las
7:01. Nada me gusta más que la puntualidad. Priya tiene
la pésima costumbre de dar la hora de una reunión y
luego llegar quince minutos tarde. Cree que lo bueno
llega a quien sabe esperar.
—Ya me voy. Adiós.
Le doy otra mordida a la manzana. Salgo antes de que
me interroguen. De camino a la puerta, choco la mano de
de Bryson esperando
tranquilizarme por mí.
mientras camino hacia Respiro
el asientopara
de
copiloto. Me subo.
—Buenos días —saludo.
Mi confianza de anoche ya no es más que un recuerdo,
pues ahora está realmente aquí y no es solo un producto
de mi imaginación.
—Buenos días —responde.
Me mira mientras trato de acomodarme, pero mis
manos están llenas con una manzana, mis libros y mi
mochila. Finalmente, se inclina sobre mí. Bryson toma el
cinturón de seguridad y lo jala sobre mi cuerpo. Tan
cerca. Su rostro está a solo unos centímetros del mío.
Siento el calor inundar mi rostro y sus labios dibujan
una leve sonrisa. Asegura el cinturón de seguridad con
un clic y vuelve a su asiento.
asiente.
a querer?A mí me ofrece una sonrisa amable—. ¿Qué van
Pedimos el desayuno.
—¿Cómo quieres los huevos? —me pregunta Alice.
—Estrellados, por favor.
—¿Tú también, muchacho? —le pregunta a Bryson.
Él asiente.
Leonardo DiCaprio.
—¿Por qué?
—¿Debe haber una razón para que alguien no me
caiga bien?
—En general, sí.
—Supongo que me molesta que solo haga papeles que
están destinados a nominarlo para el Óscar.
—Pero es bueno tener un objetivo, ¿no?
—Quizá… pero me fastidia. Además, todas sus novias
son rubias, modelos y de 25 años o menos; eso me parece
extraño.
es como Quiero
quieresdecir,
vivirvive la vida,
tu vida? pero ¿enlaserio?
—Sacudo ¿Asíy
cabeza
levanto un dedo—. Además, mi papá es sudafricano, y
déjame decirte que el acento de Leo en Diamante de
sangre era terrible. Sencillamente no entiendo por qué
Hollywood no contrata a actores de la región en lugar de
ofrecernos malos acentos. O, no sé, no trates de hablar
con un acento que es ofensivamente malo, así de
sencillo.
—Has pensado esto largo y tendido, ¿no? —dice entre
risas.
Hago una seña con los dedos y digo:
—Solo un poquito.
—¿Y qué más odias? Supongo que un buen novio
debería por lo menos saber lo básico.
Parece que el ambiente cambia cuando se refiere a sí
mismo
soñado de
conesa manera.esas
escuchar Bryson no sededaalguien,
palabras cuenta,ypero he
ni una
sola vez en mi vida
v ida pensé que saldrían de su boca.
—¿Qué más?
—Mmm… ¿chícharos? —digo—. Son un infierno.
Bryson ríe.
—¿No se supone que deberías superar el odio a los
chícharos cuando cumples… no sé… tres años?
—Supongo que no recibí la notificación.
—¿Y cuál es la última?
Bryson
tomo y lastambién
puntas ríe. Me acercadedos
de nuestros el vaso de agua.
se tocan. Lo
En mi
prisa por quitar la mano, termino derramando un poco
de agua.
—Mierda —exclamo al tiempo que tomo unas
servilletas para limpiar el desastre. Bryson ayuda. Ríe
con la mirada y la comisura derecha de su boca se
levanta.
—Entonces, ¿ya quedamos que es la película?
—¿Eso… creo? —termino débilmente.
Bryson se ríe.
—Bueno, en ese caso, deberíamos reunirnos para ver la
película y elegir una escena. Quizá una de los personajes
secundarios. No porque sea Romeo y Julieta tenemos que
ser Romeo y Julieta.
—Okey. —Sonrío aliviado—. Me gusta cómo piensas.
—Bien. Hoy tengo entrenamiento de futbol, pero, si no
te molesta esperarme, podemos vernos después y ver la
película en mi casa.
—Claro. Solo voy a enviar un mensaje rápido a mis
papás. Es mi turno en la biblioteca esta tarde y por lo
general ellos me recogen —explico.
Abro el chat de la familia: Los engaños de los
Sheridan, como mamá acertadamente lo nombró.
Escribo el mensaje donde explico nuestros planes.
—¿Trabajas en la biblioteca? —pregunta,
verdaderamente sorprendido.
—Sí. —Tomo un trago de agua—. Lo sabrías si te
pasaras por ahí.
—Oye, no es que no lea. Solo que prefiero las
historietas a los libros.
—¿En serio? Tú y mi hermana se
s e llevarían bien.
Bryson toma el último trago de su bebida.
—¿Ya acabaste?
Asiento.
—Tenemos que irnos si no queremos llegar tarde.
—Claro. —Vamos a la caja a pagar—. No, yo pago esta
vez.
Antes de que pueda protestar, abro mi cartera y pago
la cuenta.
—Bien —dice Bryson poco tiempo después. Me
examina como si me viera por primera vez. Finalmente
sonríe.
—Pero mañana invito yo.
Y así, sencillamente, desayunar juntos se convierte en
—¿Vamos?
—A Teatro —dice Bryson entre risas.
Luego me deja ahí parado.
Todo lo que puedo hacer es ver cómo se aleja. No es
que me queje del paisaje ni nada. Suena la campana y
corro a alcanzarlo. No estoy de humor para otro castigo
de la señora Henning.
Caminamos juntos a Teatro; para cuando llegamos, ya
todos están sentados. Bryson choca las palmas con Isaac
y se sienta junto a él. Voltea para mirarme, esperando, y
da unos golpecitos sobre la silla vacía junto a él. Me
siento con la pierna cruzada y saco de mi mochila el
ejemplar de Romeo y Julieta.
La señora Henning entra al auditorio justo cuando
suena la campana de inicio de clase. Hoy va vestida con
una chamarra de pieles sintéticas, pantalones de piel y
tacones deslumbrantes. Y la cereza del pastel: lleva una
peluca salida directamente de la Revolución francesa. Lo
único que le falta decir es: «Que coman pasteles».
espalda.
Shannon y Priya han sido enemigas mortales desde el
año pasado. Y en esta contienda, yo nunca he sido Suiza.
Elegí un bando, y no es el de Shannon.
Es el enemigo público número uno y ella lo
l o sabe.
—No —dice Priya.
—No vine por ti —reclama Shannon.
—No me importa.
En el carnaval de primavera del año pasado, Shannon
se puso un bindi. Priya trató de explicarle que no era
nada más una elección de moda, que lo que Shannon
estaba haciendo era una apropiación cultural, pero la
otra chica no quiso escucharla. En su lugar, se puso a
llorar y acusó a Priya de acoso. Al final la escuela
convocó a los padres de ambas y el asunto se resolvió a
puerta cerrada. Por supuesto, Priya nos contó todo.
Incluso nos enseñó la carta de disculpas que Shannon le
escribió. Era difícil ignorar la falta de sinceridad y su
papel de víctima. Desde entonces, es puro resentimiento.
—Adiós.
Priyanka exagera la forma en la que mastica una uva,
lentamente. Sus ojos oscuros taladran los de Shannon.
Finalmente, la otra chica da media vuelta y se aleja
resoplando.
—¿Qué quería La-Que-No-Debe-Ser-Nombrada?
La-Que-No-Debe-Ser-Nombrada?
Me encojo de hombros.
D ó á ? , respondo.
—¿Kelly de Palo?
—Donny —mascullo—. Ya déjalo.
Sé que mis palabras son inútiles. Cuando Donny se
aferra a algo, no lo suelta. Es como un cachorro sin
entrenar. Es uno de sus encantos, pero también es muy
molesto.
E . P é ? Q ?
sobre su teléfono.
Me acerco a él y me aclaro la garganta. Bryson levanta
la mirada, sorprendido. Hace un movimiento para
esconder su teléfono, pero se da cuenta de que soy yo.
Sonríe como si le alegrara verme. ¿Se alegra?
—¿Estás aquí? —Mira su reloj y luego mi pecho
jadeante—. No tenías que ve
venir.
nir.
—Sí —resuello.
—¿Por qué?
Le extiendo un sándwich de queso a la plancha
caliente y una botella de jugo de manzana. Mira lo que le
le
estoy ofreciendo y luego hacia mi rostro,
examinándome.
—¿Para mí?
Sonríe y muestra su hoyuelo.
—Sí.
Toma su almuerzo y en ese momento suena la
campana.
—Siempre trato de devolver lo que obtengo —explico.
10
La biblioteca es mi lugar favorito en toda la Academia
Fairvale. Está en el bloque A; es lo suficientemente
grande como para albergar un laboratorio de
computación muy moderno. Aunque acaba de sonar la
campana de fin de clases, cuando entro la biblioteca ya
está a reventar. A mi derecha, rodeado de una pared de
vidrio, está el laboratorio de computación; directamente
frente a mí hay varios cubículos y nichos con algunas
sillas cómodas entre el mobiliario y a mi izquierda hay
hileras e hileras de libreros.
Alguien me empuja en su prisa por entrar a la
biblioteca. Antes de que pueda quejarme, murmura una
disculpa. Veo cómo se dirige al laboratorio de
computación. Los lugares son limitados y en general
gana quien llega primero.
—Qué gusto verte, Kai —dice la señorita Tarkovsky,
jefa de la biblioteca. Me adelanto y pongo mis cosas
detrás del mostrador.
—Igualmente, señorita Tarkovsky.
—Puedes trabajar en la recepción mientras termino
con nuestro último orador invitado.
Asiento y veo cómo la bibliotecaria se dirige a su
oficina. Me encanta que la biblioteca invite a autores
para los eventos. Es increíble conocer a gente que vive
mi sueño.
Me acomodo
escanear detrás
los libros quedeentran
la computadora,
y salen. Lalisto para
primera
alumna que se acerca a mí no es otra que Shannon
Flockhart.
—¡Dios, Shannon! ¿Me estás acosando?
Shannon ignora mi pregunta.
—Parece que últimamente tú y BK tienen una relación
muy cercana.
—¿BK?
Sé a quién se refiere, pero las siglas como apodo no le
quedan al chico con el que he pasado tiempo
conociendo; sin embargo, no comparto mi idea con ella.
Si hay algo por lo que Shannon es conocida, es por su
interés en las primicias.
—Bryson, tonto.
Me da unas palmaditas en el hombro como si
fuéramos viejos amigos. La exagerada camaradería es
tan fingida que me pone los pelos de punta.
—¿Qué quieres, Shannon? —pregunto; lo único que
deseo es terminar con esta farsa.
—Dime con quién está saliendo Bryson. Te puedo
pagar —explica—. Nadie ha actualizado su Instagram
con evidencia. Todos queremos saber.
Suspiro.
—No todo el mundo actualiza su Instagram.
—Todas las que salen con Bryson Keller lo hacen. Ve el
hashtag.
Parece que yo no soy como todos.
—La verdad es que no sé quién es.
—Mentiroso —espeta Shannon.
—Nada.
—No, dijiste algo.
La miro fijamente a la cara.
—Creo que te estás imaginando cosas, Shannon.
—Eres tan molesto como Priya —se queja.
El hecho de que insista en utilizar el nombre corto de
Priya, sin importar todas las veces que le ha pedido que
no lo haga, hace que me enoje más.
—Y orgulloso de serlo —respondo con una sonrisa tan
dulce que podría atraer a las abejas.
Shannon me evalúa.
—Creo que escondes algo. Me tienes intrigada.
Antes de poder responder, Shannon sale de la
biblioteca.
Suspiro. Lo último que necesito es que la aspirante a
periodista indague sobre mí. Necesito tener cuidado.
Pero he estado mintiendo durante años, me he vuelto
muy bueno.
Por fin puedo trabajar en paz. Mi turno pasa volando;
con los cinco minutos que restan me dirijo hacia los
estantes.
Estoy ocupado acomodando los libros en su lugar
cuando vibra mi teléfono en el bolsillo. Donny envió el
enlace del avance de una película que quiere que todos
veamos.
Mi teléfono vibra con otro mensaje y abro el texto de
Kelly:
D ó á ?
fisgones.
—Muy inteligente —dice Bryson—. Pero también es
una mierda que tengas la necesidad de hacerlo.
Volteo a verlo y me doy cuenta de que estamos muy
cerca, quizá demasiado cerca. Dios, es injusto que
alguien sea tan apuesto. Doy un paso atrás y termino
empujando el carrito de los libros por accidente. Bryson
estira el brazo para detenerlo. Trato de sujetarlo, pero él
me lo impide.
—Yo te ayudo —dice—. Yo conduzco y tú acomodas.
¿Okey?
—Me parece bien.
Me atrevo a estudiar a Bryson. Su cabello está húmedo
porque acaba de bañarse y trae ropa de gimnasio, en
lugar del uniforme escolar. Al verlo ahora me doy
cuenta de que la fantasía que tuve sobre él anoche no
no
las muchos, no losQuiero
dos manos—. suficientes como para
ser escritor. Y nocontarlos
se puedecon
ser
escritor si antes no eres lector. —Detengo el carrito y
coloco otro libro en su lugar. Volteo a verlo—. ¿Tú tienes
un sueño? ¿Es el futbol?
Bryson hace una pausa y me mira antes de responder.
—Antes lo era —admite—. El futbol era algo que me
encantaba hacer con mi papá. Pero ahora juego más por
costumbre que por gusto. —Bryson se encoge de
hombros—. Espero encontrar mi sueño en la
universidad. Algo que sea solo para mí.
—¿Ya decidiste dónde vas a estudiar?
—Me aceptaron en la UCLA, pero quieren que juegue
futbol y todavía no estoy seguro de querer hacerlo.
—Ah, a mí también me aceptaron ahí. Aunque no para
jugar futbol. —Bryson se ríe de mi broma patética y lo
agradezco. Le hago
y él lo hace—. Estoyuna seña para
esperando que empuje
respuesta de laelescuela
carrito
de mis sueños.
—¿Que es…?
—Tisch.
—Cruzaré los dedos por ti. —Sonríe—. Avísame si te
aceptaron. Aunque sea después de esto.
—Qué raro —digo—. Nunca habíamos hablado tanto.
Quiero decir, éramos amigables, pero no éramos amigos.
¿Quién hubiera dicho que nos llevaríamos tan bien?
también lo hacen.
—Así es la preparatoria —digo.
—Cierto.
Bryson detiene el carrito cuando le digo que lo haga y
acomodo los siguientes libros. Uno de ellos va en el
estante superior y tengo que pararme de puntas.
—¿Me permites? —Bryson extiende la mano y le doy
el libro. Con facilidad, coloca el libro en su lugar. Hace
una pausa y murmura—: ¿Para qué sirve tener un novio
alto si no lo aprovechas?
Me guiña un ojo y regresa a su puesto frente al carrito.
Lo absurdo de la situación me hace sonreír.
Seguimos trabajando y, con la ayuda de Bryson, los
libros están acomodados en poco tiempo.
—¿Listo para irnos? —pregunta Bryson.
Asiento.
—He estado pensando en nuestra actuación. Por favor,
escojamos algo rápido y fácil.
—¿Te da miedo sonrojarte?
—No, eso es inevitable —digo.
Vamos a buscar mi mochila y su blazer. Lo sigo hasta
el Jeep. Aunque hay otros alumnos alrededor, no siento
la ansiedad que esperaba sentir. Aunque solo sea martes,
me sorprende lo cómodo que empiezo a sentirme
cuando estoy con él. Bryson tiene una manera de hacer
11
Llegamos a casa de Bryson demasiado pronto. Estoy
seguro de que parpadeé y me perdí el viaje. Bryson vive
en la misma colonia que Donny; sé que Shannon
también vive cerca. Es una comunidad enrejada donde
viven los superricos. El uno por ciento más alto del
cuerpo estudiantil de la Academia Fairvale se llaman
«vecinos» entre ellos.
La casa de Bryson parece sacada de las páginas de
alguna revista de arquitectura; eso tiene sentido si
—Mi mamá
interiores tiene Bryson.
—explica su propia empresa de decoración de
Esto lo sé. Una vez escribieron sobre ella en una de las
revistas que lee mi mamá. Es diseñadora para personas
famosas. Luego de ver a mi alrededor, todo tiene
sentido: es obvio que es muy buena en lo que hace. Es
como una vitrina de exposición, pero a la vez hogareño.
No entramos a la sala. En su lugar, Bryson me lleva a
la cocina. La cocina es grande, con alacenas blancas y
barras de granito blanco. Está llena de electrodomésticos
de última generación. Sin duda, esta cocina sería el
puedo
¿cierto?evitar preguntarme
No debería portanqué…
ponerlo Bryson
nervioso es hetero,
como él me
pone nervioso a mí.
Bryson ríe y parece recuperar la compostura, vuelve a
ser el mismo Bryson Keller seguro de sí mismo que
conozco. Quizá mis dudas sobre él solo son ilusiones.
«Esto es solo un juego», recuerdo.
—Te sigo —digo.
Salimos Entramos.
recámara. de la cocina y lo sigo al primer piso, hasta su
lo pienso, loYque
superficial. poren realidad
primera vezséendemiBryson Kellerganas
vida tengo es muy
de
profundizar, de saber más y más sobre este chico de
inconsecuente,
oportunidad de pero es algo que nunca he tenido la
experimentar.
Bryson regresa con los brazos cargados de papas,
dulces y palomitas de maíz recién hechas.
—¡Guau! Eso es mucho.
Bryson sonríe.
—No sabía qué te gusta, así que traje un poco de todo.
—¿Benvolio?
Romeo Tiene más
guarda silencio diálogo.
y está Y en esta
avergonzado; esoescena,
puede
ser mejor para ti.
Asiento.
—Tal vez deberías estudiar dirección cinematográfica.
—Debería contratarte como mi consejero universitario
—bromea Bryson.
Mientras seguimos viendo la película, mi atención está
dividida. Estoy consciente de cada movimiento que
Bryson hace a mi lado. Se pone más cómodo y contengo
el aliento porque más parte de su pierna toca la mía. Sin
embargo, Bryson no me mira. Sigue viendo la película.
Mi corazón late con fuerza en mi pecho. Cuando
Leonardo DiCaprio y Claire Danes están en el lago y se
van a besar, extiendo el brazo hacia las palomitas.
Bryson hace lo mismo y nuestras manos se rozan. Por
segunda vez, dejo de respirar. Sus labios esbozan una
sonrisa y se mete un puñado de palomitas a la boca.
Lo veo masticar, mis ojos no se apartan de sus labios.
zapatos.
costumbre Medeinclino y Bryson
no desanudar las hace lo mismo.
agujetas. Tengo la
El pie izquierdo
entra fácilmente, pero el derecho se resiste. Doy un
traspié y Bryson me detiene. Soy el primero en
reaccionar. Me aclaro la garganta y dejo un espacio entre
nosotros.
—Gracias —digo con torpeza.
No hay duda de que mis mejillas están sonrojadas.
Bryson sonríe y abre la puerta. Espera que yo salga de la
casa. Cierra con llave y voltea hacia mí. Bryson observa
mi rostro y baja la mirada hasta mi mano. Es casi como si
el tiempo pasara en cámara lenta cuando él extiende la
suya. Dejo de respirar cuando toma mi mano en la suya.
Lo veo de reojo y no puedo evitar preguntarme: «¿Qué
es esto?».
—¿Esto es parte de tu apuesta? —pregunto.
Bryson permanece un momento en silencio. Examina
nuestras manos. No estoy seguro de qué está pensando,
y antes de que pueda preguntarlo, asiente.
delBryson
caminoKeller
a mi ycasa.
yo vamos tomados de la mano el resto
Y yo doy el primer paso en arenas movedizas.
MIÉRCOLES
12
Cuando Bryson se estaciona frente a mi casa la mañana
siguiente, yo ya lo estoy esperando afuera,
preguntándome si la noche anterior fue solo un sueño.
Paso de nuevo la mano por mi cabello, esperando que
siga en su lugar. Hago un esfuerzo por no volver a
anudarme la corbata por tercera vez esta mañana. «Estoy
bien, me veo bien».
—¿Kai? —A mi espalda se abre la puerta de la casa y
sale Yazz—. Toma. —Me ofrece dinero—. Dice papá que
—¿Una cebolla?
—Capas. Tienes capas. —Sacudo la cabeza—. Todos
los días aprendo algo nuevo sobre ti.
—¿Te estás quejando?
—No, me gusta —admito.
—A mí también.
Sé que las palabras de Bryson no deberían afectarme.
Este Jeep se va a convertir pronto en calabaza. Sé que
todo está en mi cabeza… pero mi corazón empieza a
sentir que es una historia por completo distinta.
Bryson asiente.
—Me gusta que las cosas permanezcan iguales —
explica—. El cambio me asusta.
Mientras esperamos el desayuno, leemos nuestro
libreto. A la mitad, llega la comida, pero terminamos la
escena. Bryson se siente confiado. También es paciente
cuando yo me atoro un poco en mi diálogo. Cuando
terminamos, Bryson se levanta.
—Necesito ir al baño ya.
Asiento y vuelvo a poner mi atención en el guion.
Estoy leyendo mis líneas cuando alguien se sienta en el
lugar de Bryson. Alzo la mirada y veo a Shannon. Lanzo
un gemido.
—¿Así que ahora ustedes dos desayunan juntos?
Levanto el guion.
—Tenemos que ensayar cuando podamos.
—Interesante.
Shannon me examina. No me gusta su mirada, así que
para distraerla yo le hago una pregunta. Estoy cansado
de que Shannon piense que tiene el control de esta
situación. Sí, tengo un secreto que esconder, pero estoy
seguro de que ella también tiene uno.
—¿No estás trabajando demasiado para este artículo?
—¿De qué hablas?
—Sé por qué quieres salir con Bryson.
—Pues me gusta.
El problema con Shannon es que cree que es la persona
más inteligente en la habitación. No puedo negar que es
significa eso?
Anuncian un pedido para llevar y Shannon se pone de
pie.
—Nos vemos, fracasado.
No le respondo. Estoy perdido en mis pensamientos.
¿Bryson Keller será gay? Esta vez estoy seguro de que no
son fantasías. Tomó mi mano. Shannon dijo que eso iba
en contra de las reglas, reglas que él jamás había roto.
Pero entonces recuerdo su mensaje, dijo que él no era
gay. ¿Creo en lo que dijo o en como se ha comportado?
Mi mente recorre a toda velocidad las posibilidades.
—¿Kai? —Bryson se sienta—. ¿Estás bien?
—Sí. Bien —miento.
Pero las palabras tienen un sabor amargo. Sé que
podría obtener las respuestas a mis interrogantes si tan
solo preguntara. Pero ¿soy lo suficientemente valiente
para escucharlas? ¿Siquiera tengo el valor de preguntar?
Es miércoles, y parte de mí se da cuenta de que me he
estos pensamientos.
pensamientos.
—En serio, ¿estás seguro de que estás bien? —
pregunta. Puedo ver que está realmente preocupado y
eso empeora las cosas—. Algo pasó. ¿Shannon te dijo
algo?
Me sorprende que se dé cuenta de estas cosas. El
Bryson Keller que creemos que conocemos y el que
llegas a conocer si te tomas el tiempo son dos personas
diferentes. No es en ningún sentido el estereotipo del
superatleta. Es solo… Bryson.
Bajo la mirada y finjo leer el guion. Mientras lo hago,
digo:
—Sí, todo está bien.
No puede ver mi rostro. No puede ver que estoy
mintiendo.
—¿Seguro?
—Sí.
Tengo que estarlo.
13
Cuando llegamos a la escuela, Bryson me da mi blazer.
—Lo recogí ayer —dice.
—¿Tan rápido?
—Pagué un poco más para poder dártelo antes. —
Bryson pasa una mano por su cabello—. Ninguno de los
dos nos podemos dar el lujo de que nos castiguen hoy en
el almuerzo. Reservamos el teatro para el ensayo.
—Cierto.
Bryson saca su maleta de gimnasio del asiento trasero
y yo me llevo el blazer a la nariz. Espero que huela a
jabón, pero, en su lugar, tiene el mismo olor de Bryson.
Cuando voltea hacia mí, sus labios dibujan una leve
sonrisa, como si ocultara un secreto. ¿Me vio? Miro su
rostro, luego hacia el coche, y veo mi reflejo en la
ventana. Me pongo el blazer y trato de ignorar el rubor
de mis mejillas.
Miro
diez mi reloj
minutos y me
para que doy cuenta
empiece de que todavía
la primera clase. faltan
—Voy a ver a Donny y a Priya antes de clase —
comento.
Necesito darle a mi rostro
rostro la oportunidad de que se
enfríe.
—Está bien —dice Bryson—. Nos vemos en Teatro.
Tomamos rumbos distintos. Saco el teléfono de mi
bolsillo y abro el chat de los tres mosqueteros.
D ó á ?
E , responde Priya. ú ?
é . A .
A á P .
—Déjalo, Kai.
Volteo a ver a Donny y me trago lo que sea que vaya a
decir. Asiento. No estoy seguro de lo que pasó, pero no
creo poder ayudar. Tienen que resolverlo solos. Yo
empiezo a tener mis propias calamidades de relación,
como el hecho de que creo que Bryson Keller me está
empezando a gustar en serio. Así empieza el amor:
primero no puedes dejar de pensar en la persona, luego
no puedes esperar a verla y finalmente quieres pasar
todo el día con ella.
—Mmm… acabo de recordar que tengo que hacer…
empieza
sudarme. aTengo
acelerarse y queLalasidea
náuseas. manos comienzan
de actuar en ela
escenario es suficiente para revolverme el estómago.
Ahora que estoy parado aquí se siente bastante real.
Bryson se apresura a mi lado.
—No te ves muy bien.
—No me gusta actuar.
—Todo va a estar bien —dice Bryson—. Confía en mí.
Ahora, en el ensayo, y el viernes que nos presentemos.
Solo confía en mí y todo estará bien. —Pone la mano
sobre mi hombro para tranquilizarme—. Siempre
—¿Dejar qué?
—Dejar de ser un imbécil.
Bryson sacude la cabeza. Mi corazón se alegra. Son las
palabras que yo querría decir.
—¡Guau! Era una broma. No seas tan delicado,
hombre.
—No soy delicado. Pero odio que digas algo tan
estúpido. Eres mejor que eso, D.
—¿Está bien? —pregunta Dustin—. ¿Pasó algo?
Mira a Bryson y luego a mí.
Me encojo de hombros.
—En fin —continúa Dustin—. El entrenador quiere
verte, si tienes tiempo.
Bryson voltea hacia mí.
—Puedes irte. Ya te sabes casi todo tu texto. Ahora, yo
tengo que memorizar el mío —explico.
Asiente.
—Nos vemos después.
—Okey.
Veo cómo se alejan Bryson y su mejor amigo. Puedo
ver que Bryson habla con Dustin, pero no puedo
escuchar la conversación. Nunca nadie me había
defendido. Estar en el clóset ha significado que siempre
he tenido que escuchar e ignorar los comentarios
homofóbicos porque nunca he querido llamar la
sino también
pintado en las porque
mejillas. tiene
Sientoeluna
número siete
punzada de de Priya
celos. Yo
también quiero tener una relación así: abierta y libre.
Parece que cualquier tensión que hubo antes en el día
se ha olvidado. Como estaba seguro de que sucedería.
Donny es el novio incondicional. Sin embargo, es un
caos de nervios a mi lado. Se ha estado mordiendo la
uña del pulgar desde que el equipo invitado igualó el
marcador.
—No podemos perder este partido. En verdad
necesitamos los puntos.
Sonrío a mi amigo. Es adorable cómo habla de las
actividades de Priya como si fueran las suyas.
—¿Qué pasa? —pregunta
—pregunta Donny cuando se da cuenta
de que lo observo.
—Es solo que… prácticamente te salen corazones por
los ojos.
Donny se ríe.
—¿Es tan obvio?
—¿Seguro?
—Donald, Kai dice que está bien. Deberías confiar en
él —interviene Priya con un montón de dulces que
mastica en la boca.
Rodea el coche hasta el asiento del copiloto y se sube.
Donny también sube al coche. Me despido con la mano y
los veo salir del estacionamiento.
Termino mi refresco, tiro la lata en un bote y regreso a
las gradas. Observo a la multitud en busca de la familia
de Bryson, pero no los veo. Los Pumas están calentando
y avanzo hasta un asiento libre. Casi al instante, mi
mirada encuentra a Bryson. Habla animado con Dustin.
Bryson ríe y todo su cuerpo se sacude. Sonrío al verlo.
Bryson hace unos estiramientos. Su camiseta se pega a
sus anchos hombros cuando sostiene un brazo sobre su
pecho y luego el otro. Gira para mirar las gradas. Puedo
sentir el momento en el que los ojos de Bryson me
encuentran en el mar de gente. Sus ojos azules se abren
con sorpresa al principio, pero luego su rostro se parte
en una enorme sonrisa. Saluda con la mano; podría estar
saludando a cualquiera a mi alrededor, pero sé que es a
mí. Saludo de regreso. Soy solo otro rostro en la
muchedumbre. Bryson agrega un guiño para enfatizar
su gesto.
Lo veo trotar para reunirse con el resto de su equipo y
terminar el calentamiento. Mis ojos examinan al resto del
equipo y apenas parpadeo al ver a Isaac. ¿En qué me he
convertido?
lanzan confeti.
Sonrío mientras escribo mi respuesta.
Q í . S ó .
F ó , escribe Bryson.
E .
Q é ? , pregunta Bryson.
Q é ?
A . . E . H .
meEnvelugar
y sudeceño
escribir la respuesta,
fruncido cambiame pongo
a una de pie.Sin
sonrisa. Él
embargo, antes de avanzar, Shannon, Natalie e Isaac se
acercan a él. Vuelvo a sentarme. Así es como he vivido
toda mi vida: escondido y en las sombras. Y entre más
tiempo permanezco ahí, más me cansa la situación.
—Vamos a mi casa a celebrar la victoria; ¿quieres
venir? —pregunta Isaac.
Bryson niega con la cabeza.
—Estoy muerto, hombre.
—Deberías. Estuviste imparable esta noche —dice
Natalie.
—Por eso mereces celebrar —interviene Shannon.
La veo deslizarse al lado de Bryson.
—Ven con nosotros. Va a ser divertido —agrega.
gusta.
chico aParece que la elección es deliberada. Examino al
mi lado.
—¿Sabes? Desde el primer año no había anotado tres
goles seguidos —dice Bryson—. Creo que podrías ser mi
amuleto de la suerte.
—Entonces debería asistir a más partidos tuyos.
—Me encantaría —admite Bryson—. Me gusta la idea
de saber que mi novio está ahí para apoyarme. —Se ríe
—.
con Supongo
alguien enque empiezo a obtener beneficios de salir
preparatoria.
—Sé que no soy tu primera cita que va a tus partidos
de futbol.
—No lo eres —dice Bryson—. Pero es la primera vez
que me siento así.
—¿Sentir qué?
Tengo el corazón en la garganta.
Bryson no habla. Mientras lo veo manejar, repaso en
mi mente una y otra vez todas las ocasiones en las que
Sonrío y respondo: C ó ?
M , , responde. M . M é
. A . C ó
. E á , .
D í .
J , , ñ ?
, agrega con un emoji que
guiña un ojo.
E ?
M á .
—Sí.
Tomo la cafetera, me sirvo una taza y le agrego dos
cucharadas de azúcar y un poco de leche.
—¿Cómo estuvo el partido ayer?
—Priya anotó, así que ganamos.
Tomo un sorbo de café. Mientras bebo, me doy cuenta
de que extraño lo que se ha vuelto nuestra rutina. Bryson
tenía razón cuando dijo que los huevos con tocino del
Glenda son los mejores.
—Los chicos también ganaron —agrego.
—¿También viste ese partido? —pregunta mamá.
—Sí, quería ver por qué arman tanto escándalo.
—Poco a poco —dice papá—. Todavía puedo hacerte
un aficionado al futbol.
Mamá sacude la cabeza.
—No necesito encontrar a dos personas dormidas en el
sofá. ¿Para qué molestarse en despertar si van a
quedarse dormidos viendo el partido?
Yazz entra a la cocina.
—Ah, sigues aquí. —Me mira de arriba abajo—. Odio
admitirlo, pero extraño nuestras disputas matinales.
—Yo no —dice mamá.
—Estoy seguro de que los vecinos tampoco —agrega
papá.
E .
E é ? , pregunta.
M H . N .
J , . D . Q é á ?
E í . A í á C , í
.
Me siento. Bryson y yo tenemos
tenemos que hablar. Ahora
estoy solo en casa. Si esto no es una señal, entonces no sé
qué es.
Q ?
decente, creo.
—Hola, entra —digo—. ¿Cómo está tu hermana?
—Bien. Un poco golpeada y azul. Tiene un brazo
—No es tu culpa.
Bryson me sigue al segundo piso y entramos a mi
recámara.
—Dicen que se puede saber mucho de una persona por
su recámara —dice Bryson. Camina alrededor. En mi
cabeza, me doy unas palmadita en la espalda por haber
tratado de limpiar. En las paredes cuelgan pósteres de
mis grupos y músicos favoritos; muchos de ellos son de
The Graces. Bryson se para frente al más grande. Es una
imagen de Ezra Grace—. Es una foto excelente de él.
—Compré el álbum físico solo para tenerlo. —Señalo el
CD que jamás ha sido usado—. Ya tenía el álbum digital,
pero quería el póster.
Bryson se dirige hacia el escritorio y observa la pared
sobre él, que está cubierta de notas para el libro de
fantasía en el que estoy trabajando y de fotografías de mi
vida.
—¿Cuándo tomaron esta? —pregunta.
Señaladeuna
disfraz fotoEn
pirata. delamífoto,
conestoy
una parado
peluca entre
larga Priya,
y un
que está disfrazada de Rey en Star Wars, y Donny, que
lleva una camiseta blanca que lo anunciaba como la
sección para comentarios: muy aterrador. De hecho,
ganó el segundo lugar por su disfraz.
—El pasado Halloween. Yo era Jack Sparrow antes de
que Johnny Depp se volviera un lío.
—Lindo. —Camina hacia mi librero—. Tienes muchos
libros.
—Es la manera de llegarme al corazón —respondo
antes de corregirme—. Quiero decir que mis amigos y
La pregunta me sorprende.
—El 15 de abril. ¿Por qué?
—Muy pronto. Será mejor que vaya a comprar libros.
—¿Tienes pensado seguir saliendo conmigo para esa
fecha?
Lo digo como broma, pero Bryson me mira fijo y
cuando responde, lo hace absolutamente serio.
—Sí.
—Deberíamos parar —digo, sintiendo un súbito
pánico.
No puedo enamorarme más. Bryson Keller y esta
relación de cinco días son arenas movedizas. Entre más
tiempo paso con él, más profundo me hundo. No estoy
seguro si está hablando en serio o si simplemente está
interpretando su papel de novio perfecto; diciendo las
líneas que su personaje requiere.
—¿Parar qué?
—Esto, lo que sea que es —respondo—. Cada vez me
parece más difícil saber qué es. ¿Por qué lo estás
haciendo? ¿Por qué dices todas estas cosas?
—Porque hablo en serio —dice Bryson—. Quizá
todavía no me creas. Demonios, una parte de mí
tampoco lo cree, pero he decidido vivir el momento y
confío en mí.
La sinceridad de las palabras de Bryson es difícil de
ignorar.
—Por favor,
Necesito confíaenenmí.mí
que confíes Para—continúa Bryson—.
mí esto también es
intimidante y nuevo.
—¿Qué quieres decir? —pregunto.
Necesito que lo diga. ¿Soy injusto? No lo sé.
—Creo que no soy heterosexual. Quiero decir que
nunca he tenido una verdadera razón para cuestionarlo
hasta que te conocí. —Frunce el ceño—. ¿Quizá es algo
que debía saber de mí mismo desde el principio?
Me sorprende la facilidad con la que lo admite.
—¿Cómo haces para sentirte tan cómodo con todo
esto?
—Es difícil de explicar, pero hace ya mucho tiempo
que me siento diferente. No sabía qué era hasta esta
semana, hasta que llegaste tú. Como si pasar tiempo
contigo y escucharte hablar sobre ser gay tuviera sentido
para mí. Por fin todo encaja. Como un rompecabezas.
Bryson sacude la cabeza. Frota sus manos sobre los
shorts, como si le sudaran. Está parado junto a mi librero
y yo al pie de mi cama. Aunque entre nosotros hay cierta
distancia, es lo más cerca que jamás hemos estado.
Estoy nervioso y solo puedo imaginar cómo estará el
corazón de Bryson.
—No sé si es extraño que no lo supiera —continúa
Bryson—. Consulté en Reddit sobre primeras
experiencias con chicos y encontré una publicación en la
que uno hablaba de cómo durante toda la preparatoria
17
Si alguien me hubiera dicho el jueves pasado que la
semana siguiente saldría en una cita con Bryson Keller lo
hubiera golpeado en la cara y lo hubiera tratado de
estúpido. Pero aquí estoy.
Aquí estamos.
En los últimos años este paseo se ha convertido en el
lugar más popular de Fairvale, pero, debido al día de la
semana, está menos concurrido que de costumbre.
Observo
conocido.aBryson
la gentetenía
a nuestro
razón:alrededor
nadie tieney citas
no veolosajueves
nadie
por la tarde.
Los Duckworth compraron el malecón a los antiguos
dueños y lo remodelaron para hacer lo que es ahora. Es
casi la réplica exacta del muelle de Santa Mónica. Ser el
mejor amigo de Donny significó visitar este lugar
muchas veces cuando éramos más jóvenes, y ahora lo
conozco como la palma de mi mano.
La línea de la playa tiene una gran variedad de tiendas
que satisfacen casi cualquier necesidad. Para quienes
desean algo dulce está Dulcilandia. También hay varios
puestos más pequeños que venden algodón de azúcar,
palomitas de maíz e incluso manzanas acarameladas.
Estas últimas son las favorita
favoritass de la familia Sheridan. A
veces papá las compra y las lleva a casa; ni siquiera
tenemos que ir al malecón.
Inexplicable.
Y todo esto me está pasando a mí; y está pasando con
él.
Nos unimos a la marea de gente y, casi al instante, me
asalta la risa, la alegría y el olor a palomitas de maíz
recién hechas. Bryson y yo hacemos fila en la taquilla y
compramos una tira de boletos que nos permitirán jugar
algunos de los juegos.
—¿Qué hacemos primero?
—Intentemos ese —dice Bryson.
Señala un puesto a nuestra derecha. Es grande, verde y
tiene forma de dinosaurio, pero el dinosaurio tiene
agujeros de distintos tamaños por todo el cuerpo. Hay
que meter las pelotas por esos hoyos.
Nos abrimos paso hasta ahí y Bryson le da un boleto al
empleado para probar su suerte. Lanza las pelotas, pero
falla.
—Fue solo para practicar —dice.
Vuelve a tirar y vuelve a fallar.
Poco después, lo hace de nuevo.
—¿Sigues practicando? —pregunto.
A nuestro alrededor, la gente ríe con disimulo.
Aunque no estemos en la escuela, parece que las miradas
lo siguen adonde quiera que vaya. Es el fardo de tener el
aspecto de Bryson Keller. Pero es mucho más que solo su
buena
así queapariencia:
tu atenciónBryson rezuma
se cuelga a élun carisma
como que en
la ropa atrae,
un
caluroso día de verano.
siento
probarque
la va a reventar.
fuerza. BrysonEstamos frente al haciendo
se prepara, martillo para
un
espectáculo. Frota sus manos y finge escupir en ellas
antes de tomar el martillo.
sirena.
La compro y regreso al lado de Bryson. Está parado en
el muellelamirando
extiendo pulsera. sobre la barandilla hacia el mar. Le
—¿Qué es esto? —pregunta.
—Para la suerte.
—¿Suerte?
—Bueno, ayer en el partido dijiste que yo era tu
amuleto de la buena suerte, así que considera esto como
mi representante cuando yo no pueda estar presente.
Bryson extiende el brazo y, con dedos temblorosos,
anudo la pulsera alrededor de su muñeca. No es nada
lujoso, un simple hilo azul con un broche de metal para
sujetarlo. Pero por la manera en la que Bryson lo mira,
parece que vale mucho más.
Bryson sonríe.
—No dejas de sorprenderme, Kai Sheridan.
estalla el flash.
—Listo —dice.
Abre la cortina y sale, dejándome atrás para disfrutar
mi sorpresa y felicidad. Con una enorme sonrisa en el
rostro, salgo y veo que Bryson tiene la tira de fotos en la
mano. Mis ojos examinan la última.
Es una prueba tangible de que le gusto a Bryson
Keller. Mis ojos se abren como platos por la sorpresa y el
rubor en mis mejillas es innegable. Bryson tiene los ojos
cerrados mientras me besa.
—Perfecto —exclama.
Miro las fotografías, luego a Bryson; sí, él es perfecto.
Meto la tira en mi bolsillo. Yo las esconderé para que
nadie pueda encontrarlas.
Bryson mira los puestos a nuestro alrededor.
—¿Se te antoja un algodón de azúcar antes de irnos?
—Suena bien.
—¿Saber
otro—. Ah, qué?
¿qué —pregunta
Kai es gay? Donny. Nos mira al uno y al
Priya le golpea el brazo y él se queja del dolor.
moverla.
La aprieta fuerte.
—Todo va a estar bien —dice—. Solo mírame, solo a
mí, y confía en mí.
Exhalo nervioso. Somos los últimos en pasar.
—No creo que nadie vaya a creer nuestra actuación.
—¿Por qué?
Asiento.
—Cuando estén listos —anuncia la señora Henning.
Golpea el suelo con su bastón para acallar los
murmullos a su alrededor.
Estoy tan nervioso que no siento nada. Trato con todas
mis fuerzas de ignorar mi corazón desbocado y mi rostro
enrojecido. Bryson dice su primer diálogo y yo respondo
como ensayamos. Volteo a ver a Bryson y advierto que
estoy
tenido seguro de que de
la oportunidad funcione, pero me alegra haber
presentarlo.
—Esa es la actitud que se necesita cuando se es
creativo. Ya sea al actuar o al escribir, siempre se debe
intentar. Habrá muchos «no», pero solo se necesita un
«sí». —La señora Henning me sonríe—. Creo en usted,
Kai. Al igual que el señor Keller.
—¿Bryson? —pregunto.
S í , á .
C . P .
P , á .
—Me sorprende
pidieras mucho
a Bryson que quecontigo
saliera tú, Kaipara
Sheridan, le
eso de la
apuesta. —Priya ríe—. Cuando lo pienso, no puedo creer
que estuviéramos todos en la fiesta cuando empezó el
reto.
—¿No fuiste tú quien dijo que tenían que preguntarle a
Bryson y que él tenía que aceptar a quien fuera que se lo
pidiera? —pregunta Donny.
—Sí, fui yo —responde Priya. Luego me mira—. Soy
como tu hada madrina personal. ¿Quién es la
Cenicienta?
—Es chistoso que la campanada del viernes en la tarde
sea mi reloj que marca medianoche.
—Un momento. ¿Eso me hace a mí un ratón? —
pregunta Donny—. No creo que me guste.
g uste.
—En algunos aspectos sí pareces un poco un ratón —
digo.
—¡Oh! ¡Perdiste! —dice Priya.
—¡Ey! Soy tu novio. Deberías defenderme.
Me río.
—Hiiic, hiiic, ¿adónde vamos? —pregunta Donny.
—Tengo hambre. Vamos a comer —dice Priya.
—A sus órdenes, mi capitana.
—Qué tal…
—Pizza —decimos los tres al mismo tiempo.
Donny se dirige al muelle, donde nos espera el
emporio Angelo’s Pizza. Encontramos estacionamiento y
salimos del Patomóvil. En cuanto entramos a Angelo’s,
nos asalta el olor de todas las cosas buenas y puras de
este mundo.
—Dios, qué rico huele —exclamo.
sorprendido.
—¿Qué?
—Traidor —dice Priya.
—Sabes que me amas —respondo con un guiño.
—Es debatible.
Donny alza la palma y las chocamos.
Nuestra pizza llega en poco tiempo. Priya se asegura
de mantenerse alejada de la parte con piña y yo también.
La única razón por la que la pedí fue por Donny. En
verdad me siento muy agradecido con ambos por
tratarme igual que antes de que supieran.
Amo a mis mejores amigos.
Cuando llego a casa, las mejillas me duelen de tanto
sonreír.
—Ah, estás en casa —dice mamá mientras se dirige
hacia la sala.
Camino
frente a la detrás de ella y encuentro al resto de la familia
televisión.
—Sí —respondo—. Pero ¿por qué todos llegaron tan
temprano?
—Nos llamaron de la escuela de Yazz.
—¿Otra vez?
Miro a mi hermana. Está echada sobre la alfombra con
un cuaderno de dibujo abierto frente a ella.
—¿Qué hiciste ahora?
Yazz se sienta.
ella insistía.
de que esté No
tan necesito
suave, yescuchar cuánto
se lo dije. se sorprende
—Yazz sacude la
cabeza—. Estoy a punto de hacer un enorme letrero que
diga que nadie puede tocarme el cabello.
—¿La golpeaste?
—No.
—Entonces, ¿por qué los mandaron llamar? —les
pregunto a mamá y papá.
—Porque Mónica empezó a llorar —responde Yazz en
su lugar—. Sé que a veces mis palabras pueden sonar
muy duras, pero fui muy paciente con ella. No quería
que pasara nada de esto, pero tuvo la desfachatez de
ponerse a llorar.
—Buen trabajo —digo—. Tienes que terminar con esto
desde la raíz.
—Sí, bien hecho, Yazz —concuerda papá.
—¿Te divertiste, Kai? ¿Qué hiciste? —pregunta mamá.
—Solo salimos —respondo.
—¿Con Bryson? —pregunta Yazz. Ya está echada de
nuevo sobre la alfombra.
—No. Estaba con Priya y con Donny. —La examino—.
¿Por qué lo preguntas?
—Ah, Bryson publicó una foto en Instagram y los
comentarios no se hicieron esperar. Todos quieren saber
quién le regaló la pulsera —dice Yazz. Voltea a verme—.
Es un misterio.
Nadie
y yo. en esta sala sabe lo que está pasando entre Bryson
—Bryson es el chico con quien vas a ir al concierto,
¿no? —pregunta mamá.
Está cambiando canales. Se decide por el canal de
comida. Alguien tendría que cambiarlo antes de que se
vuelva a inspirar. Son tiempos peligrosos.
—Es muy difícil creer que Kai sea amigo de Bryson
Keller —dice Yazz—. El mundo que conocemos está de
cabeza.
—¿Es popular? —pregunta papá.
—Mucho —explica Yazz—. Es el chico de la Academia
Fairvale.
—Entonces, ¿qué hace con Kai?
—¡Oye! —exclamo—. Yo tengo mis encantos.
—Es
raro cierto,
—dice querido,
mamá comopero también eres increíblemente
si nada.
—Muy raro —agrega papá.
—Es vergonzoso lo raro que es.
—Bueno, ahí va mi autoestima —murmuro—.
Muchísimas gracias.
Giro para dejar a mi familia atrás. Ellos ríen a mi
espalda.
—Sabes que te amamos, Kai —grita mamá mientras
subo las escaleras hacia mi recámara.
¿De qué foto hablaba Yazz? A puerta cerrada, saco mi
«Llámenme suertudo
Sonrío ante tanta las 24 horas», dice el pie de foto.
cursilería.
Abro el chat de Bryson y escribo:
B , .
me tomauna
negros, mucho tiempo
camiseta delestar listo.miMechamarra
grupo, pongo unos jeansy
de piel
una gorra negra. Muy pronto, ya son diez para las seis.
Bajo las escaleras y veo a mamá que se está poniendo
lápiz labial.
—¿Adónde vas? —pregunto.
—Al ensayo de coro, Kai —responde.
—Ah, claro.
—Este domingo soy la solista. —Me mira con la
pregunta en los ojos—. ¿Te veré ahí?
—No sé —balbuceo.
Mamá suspira.
—¿Cómo acabé con un hijo que odia la iglesia?
Antes de que pueda responder, suena el timbre. Lo uso
como excusa y voy a abrir la puerta. Bryson está ahí.
Lleva jeansdenegros
chamarra piloto.rasgados
En su en las rodillas,
cabeza tambiénbotas
llevay una
una
gorra con la visera hacia atrás. Super- atractivo sin
ningún esfuerzo.
unísono.
—¡Guau! Mejor dedícate a ser escritor —dice Bryson.
—Perdón, pero al menos soy entonado. Te diste cuenta
de que desafinaste, ¿verdad?
Bryson se ríe y enciende la radio. Por casualidad, la
canción que estábamos cantando empieza a sonar. Las
risas, las bromas y el canto hacen que el trayecto pase
muy rápido. Muy pronto llegamos al centro de L. A. y
nos dirigimos a Echo Park.
—Qué bueno que salimos con tiempo —dice Bryson.
—Me gusta la puntualidad.
—A mí también.
Bryson se pega a la banqueta. Hay mucho tránsito en
Sunset Boulevard.
—Fórmate en la fila, yo voy a buscar dónde
estacionarme —dice Bryson.
El concierto empieza en una hora, pero a juzgar por la
cantidad de gente que ya está haciendo fila fuera del
Echo, esperaremos un buen rato. Me quito el cinturón de
seguridad y bajo del coche. Me pongo la chamarra de
piel y me acomodo la gorra. Después, me inclino y
sonrío.
—Te veo en un rato.
Cierro la puerta y lo veo entrar al tránsito.
El aire de la tarde es frío. Mi aliento se escapa en nubes
de vapor. Estudio a la gente a mi alrededor. Como yo,
algunos llevan artículos oficiales de The Graces. Mi
gorra la compré en su tienda en línea y tiene el logotipo
S é ,
, dice Donny.
E , ó P ú
ñ .
é
, escribe Priya. D G .
S H . A .
H , ú H .
S , escribe Priya.
. E .
D é , dice Donny.
Cierro el chat y paso a Instagram. Recorro mis
publicaciones. Bryson ya subió tres. La primera es de él
rodeado del equipo de futbol al que entrena, la segunda
es de él preparándose para el concierto y la tercera es de
él tratando de encontrar estacionamiento
estacionamiento..
Todas me gustan. Esta vez, sonrío al poner el corazón
rojo sin dudar de mí. El flash de una cámara hace que
murmullo—. ¿Puedo?
Estamos en una ciudad donde nadie nos conoce,
parados al borde del acantilado, esperando saltar. Mis
ojos se mueven hasta sus labios. Ahora, no hay nada que
quiera más en este mundo que un beso de Bryson Keller.
—Sí.
Una palabra que cambia todo. Acorta la distancia entre
nosotros. Los labios de Bryson se encuentran con los
míos. El beso es inseguro al principio. Es una prueba,
una pregunta en busca de respuesta. Pero muy pronto se
intensifica. Su boca se mueve contra la mía.
Bryson se aleja y abre los ojos. Me estudia, luego
sonríe. No es una sonrisa forzada ni nerviosa; es enorme
y genuina. Es la sonrisa que quieres ver después de que
alguien te besa.
—Acabo de romper todas mis reglas —suspira.
—Perdón.
Mi voz suena emocionada, ni siquiera un poco
arrepentida. Mi corazón golpea en mi pecho. Apenas
puedo mantenerme en pie.
—No. No te disculpes —dice Bryson—. No por este
beso, nunca por este bes
beso.
o.
—¿En serio? —Siento sonrojarme—. Este fue mi
primer beso… en mi vida.
—Bueno, yo sentí que era mi primer beso real también
—dice Bryson—. Siento que al fin todo tiene sentido. Yo.
Tú. Nosotros.
Volteo un
servirme para
vasoesconder
de jugo deminaranja.
rubor y me ocupo en
—Sí, el concierto estuvo genial.
Pero lo que sucedió después fue mucho mejor, aunque
no digo nada de esto.
—Deberías invitar alguna vez a Bryson —dice mamá
—. Apenas pudimos conocerlo ayer.
—Quieres decir que no pudieron interrogarlo como
querían.
Papá lanza una carcajada.
—Me encantaría tener a alguien con quien hablar de
—¿Para?
—Tengo planes con Bryson hoy.
Mis padres ya lo conocieron. No tengo que esconder
nada. No es raro que dos chicos salgan juntos, entonces,
basquetbol.
Al principio él no me ve. Mi sombra anuncia mi
presencia. Bryson voltea para mirarme. Sonríe, pero no
es la sonrisa que he llegado a conocer, la que he llegado
a esperar.
—¿Viniste?
Sus ojos están rojos y sus mejillas también. Es evidente
que Bryson ha estado llorando.
Asiento y me coloco junto a él.
pueda
hacia miponerse
hombro.a llorar
No es sin ser juzgado.
mucho, Jalosolo
pero quizá, su cabeza
quizá,
es lo que necesita.
Y entonces, rompe a llorar. Quienquiera que diga que
los chicos no lloran, o no deberían llorar, tendría que
caminar por un muelle muy corto hacia un océano
infestado de tiburones. Mientras Bryson llora,
lentamente le acaricio la espalda. Nos quedamos así
mientras el sol cambia y el corazón de Bryson se vacía.
Después de un momento se deja caer encima de mí. Nos
acomodamos y ahora estamos acostados; su cabeza
descansa en mi brazo. Cierro los ojos frente al sol y lo
estrecho contra mí.
—Juguemos.
Al ver el balón bajo el brazo de Bryson me doy cuenta
de cuánto tiempo hace que papá y yo jugamos por
última vez. Con todas mis actividades del último año de
preparatoria, el tiempo ha pasado muy rápido y los dos
hemos estado muy ocupados con nuestra vida.
Bryson me avienta el balón y yo lo atrapo. Lo ha usado
tanto que la mayoría de las letras ya desapareció de la
superficie de goma.
—¿Esto te hará sentir mejor?
Bryson asiente.
—Sí.
Claro, hacer deporte pone de buen humor a Bryson
Keller.
Vamos hacia la cancha de basquetbol y le lanzo el
balón. Bryson lo atrapa y empieza a hacerlo girar sobre
un dedo.
—El primero que llegue a diez puntos gana —dice.
—Y el premio del ganador es un deseo —digo—.
¿Trato?
Bryson ríe.
—Okey. Te advierto: dicen que soy pésimo perdedor.
—Yo también —respondo—. Nunca me ha gustado
perder. Mis padres incluso embargaron los juegos de
mesa en la casa.
—Qué lindo.
Le lanzo el balón con un rebote y me lo devuelve. Me
muevo a su alrededor, rebotando el balón; estoy tan
concentrado que no pienso demasiado en la presencia de
Bryson detrás de mí. Amago por la derecha, pero giro a
la izquierda. Salto y lanzo. El balón gira sobre la canasta
y entra.
—Nada mal, Sheridan —dice Bryson—. Tienes algunas
habilidades.
Las pocas habilidades que tengo no son nada
comparadas con las de Bryson. Muy pronto, vamos tres
El sonido
convierte delespejo
en un balónde que rebotacorazón
mi propio en el queasfalto se
golpea
mi pecho. Me pierdo en el ritmo y pronto vamos ocho a
nueve a mi favor. Saboreo la victoria. Está tan cerca.
satisfacción.
Bryson bebe de su botella y cuando termina toma
ambas botellas vacías y las lleva al basurero que está al
final del estacionamiento. Lo observo cuando se inclina
para quitarse los zapatos. También se quita los
calcetines. Mueve los dedos de los pies, me guiña un ojo
y se dirige a la playa.
Me inclino para quitarme también los zapatos y sigo a
Bryson hasta la arena, en su camino hacia el agua. Nos
detenemos al borde y observamos el movimiento de la
marea.
Bryson entra al mar y ríe. El sonido, una alegría pura y
concentrada, me calienta el alma. Se adentra en el agua y
lo persigo. Lo salpico, pero fácilmente la evita. Continúo
mi asalto, no quiero que se me escape. Bryson lanza un
grito cuando el agua cae sobre él.
—Okey, okey, okey —dice Bryson entre risas. Alza sus
manos arrugadas—. Me rindo.
—Sé que
perder dije yque
tiempo no salíapero
esfuerzo, con nadie porque razón
la verdadera no quería
era
mi papá. Tenía miedo de ser como él. No quería lastimar
a alguien a quien supuestamente amara. ¿Sabes que
culpó a mamá por su engaño? Dijo que no era feliz y que
por eso la engañó. —Bryson parpadea para ahuyentar
las lágrimas—. Si era tan infeliz, ¿por qué no
sencillamente se fue? ¿Por qué tenía que lastimarnos a
todos con sus mentiras? Esa es una de las cosas que creo
—Demonios,
—Demonios, Sheridan. ¿Estás escribiendo un libro?
Río.
—Todo esto es como un sueño para mí, ¿sabes?
Voltea a verme. Mis palabras cuelgan entre nosotros,
pesadas como nubes borrascosas que esperan estallar. Su
rostro es serio y sus ojos nunca se apartan de los míos.
Permanece un instante en silencio. Extiende el brazo y
me pellizca.
—¡Auch! —Me sobo con el dorso de la mano—. ¿Eso
por qué?
Nuestras miradas se fijan.
—Para recordarte que es real.
Es la tarde. El cielo está manchado de los colores del
crepúsculo. A nuestros pies yacen las cajas de comida.
Compramos hamburguesas
hamburguesas para llevar y regresamos a la
playa. Tomo una papa frita y la mastico.
Estar aquí sentado con Bryson, mirando la puesta del
sol es una de las cosas más románticas que he hecho en
mi vida. Esta idea me hace sonreír.
—¿Qué? —pregunta Bryson cuando se da cuenta.
—Nada.
—Dime. —Me pica las costillas con el dedo—. Dime,
dime, dime.
—Es solo que… —me encojo de hombros— esto es
romántico.
Bryson se echa sobre la arena y pone su cabeza sobre
mi regazo.
—Lo es.
23
—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunta Dustin.
Me observa. No, corrección: me fulmina con la mirada.
—¿Dustin? —pregunta Bryson cuando llega a mi lado
—. ¿Qué haces aquí?
—Tú me llamaste.
—Hace mucho, sí —dice Bryson—. Te mandé un
mensaje para decirte que estaba bien. Kai vino.
—Estaba con Brittany —responde Dustin—. Por eso no
escuché tus llamadas.
—No hay problema, D. Me imaginé que estabas
ocupado.
Bryson sonríe. Camina hacia los botes de basura y tira
las cajas de hamburguesas. En ese momento suena su
teléfono.
—¡Ey!
Trato de liberarme, pero él se niega a soltarme.
Nuestras miradas se encuentran y ahí veo más que
enojo… incluso quizá odio.
—No deberías hacer esto —dice Dustin—. No está
bien.
Dustin aprieta con más fuerza, si eso es posible.
—Suéltame.
—¿Qué sucede? —pregunta Bryson.
Llega corriendo hasta nosotros y sujeta el brazo de
Dustin para obligarlo a que me suelte.
—¿Te pones de su lado? —espeta Dustin.
—¿Sobre qué? —pregunta Bryson—. Ni siquiera sé qué
está pasando. ¿Por qué estás tan enojado?
Dustin pone la pantalla de su teléfono frente a
nosotros. Echo un vistazo sobre el hombro de Bryson.
Me lleva un momento comprender lo que estoy viendo.
Como si mi cerebro se negara a someterme a lo que sabe
que no puedo controlar. Poco a poco, todo se enfoca: es
una fotografía de Bryson y de mí de hace un rato, en
donde nos estamos besando.
Miro a Dustin con los ojos abiertos como platos.
—¿Tú tomaste la foto? —pregunta Bryson.
—Más te vale alejarte de él —me dice Dustin. Su voz
es grave y su mirada fría—. Si no lo haces, voy a publicar
esto.
—¿Y ahora nos amenazas? ¿Qué demonios, Dustin? —
exclama Bryson.
Mamá se Me
empujado. tambalea hacia
mira con atrás como
lágrimas en los siojos.
la hubiera
Es casi
como si mirara a un desconocido. En ese momento me
quiebro. Las lágrimas se derraman de mis ojos. Este es el
momento que he temido toda mi vida. Es ahora cuando
todo cambia.
—Imposible —dice.
Esa palabra me destruye más de lo que lo harían mil
palabras. Mis rodillas se debilitan y pierdo el equilibrio.
Si no fuera por la pared a mi espalda, estoy seguro de
que caería al piso como una marioneta a la que le cortan
los hilos.
Mamá me observa como si fuera un acertijo que tiene
Lloro.
Solo.
Tiempo después, cuando al fin recupero un poco la
compostura, saco mi teléfono y envío un mensaje al chat
de los tres mosqueteros. No hay respuesta, así que
marco el teléfono de Donny. Suena y suena. Lo intento
con Priya y obtengo la misma respuesta.
Por supuesto que están ocupados. Es sábado en la
í ?
una llamada.
—¿Kai? ¿Qué pasa?
—Te necesito —respondo.
—¿Dónde estás?
—En la calle Oak. Es la calle siguiente desde mi casa.
—Voy para allá.
Bryson no tarda en llegar. Ni siquiera se molesta en
apagar el Jeep cuando baja.
—Kai, ¿qué está pasando?
Las lágrimas brotan de mis ojos de nuevo y es difícil
retenerlas. Bryson observa el estado en el que estoy: mi
ropa y mis mejillas surcadas por las lágrimas. Por su
expresión, ya sabe de qué se trata. Lo sabe o al menos
tiene una muy buena idea de por qué estoy aquí solo en
la calle.
Sin embargo, no dice nada. En su lugar, se acerca a mí.
Me envuelve en un abrazo. Me da unas palmadas en la
espalda para calmarme. Aunque mis ojos están cerrados,
las lágrimas siguen brotando. Lloro en los brazos de
Bryson y eso es suficiente.
Mientras mi mundo se derrumba a mi alrededor.
Esto, ahora, es suficiente.
DOMINGO
25
La mañana llega sin pedir permiso. El mundo sigue
girando. El sol seguirá saliendo, pase lo que pase, y
comenzará un nuevo día. Siempre.
Me incorporo y parpadeo para enfocar el mundo. Poco
a poco reconozco la recámara de Bryson. La luz de la
mañana entra por la ventana sobre su escritorio. Alcanzo
mi teléfono y veo varios mensajes de Yazz, Priya y
Donny.
Abro primero el chat de Yazz.
K , á ?
D ó á ?
K ?
D .
é .
ó ó . E á ?
, responde Priya.
E . Es mentira. Sencillamente estoy ignorando el
vacío que siento. Cada vez que cierro los ojos veo la
expresión de mamá.
P ó , escribe Donny. A í
.
G . L .
la cabeza y agranda la
l a distancia entre nosotros.
—Esto es provocar.
Ambos sonreímos; estamos tan concentrados en lo que
estamos haciendo que no escuchamos que alguien entra
a la recámara.
—Oye, Bry… —Se interrumpe la voz de una mujer al
vernos.
Bryson y yo volteamos y vemos a quien supongo es la
hermana de Bryson.
—¿Qué está pasando aquí? —Sus ojos están muy
abiertos, nos observa, y de pronto en su rostro se dibuja
una gran sonrisa—. Cuéntenmelo todo.
en peligro.
Y eso es todo.
Me sonrojo.
—Sin presiones.
Bryson lanza una carcajada.
—Y para no presionarte más, creo que es tiempo de
que conozcas a mi mamá.
De pronto ya no me siento bien.
26
Estamos todos sentados en la sala. Bryson y yo en un
sofá de dos plazas. No se ha apartado de mi lado en toda
la mañana. Su presencia es tranquilizadora, sobre todo si
consideramos que estoy a punto de conocer a su madre;
estoy a punto de conocer a la madre de mi novio.
No se me escapa lo increíble de esta idea. Veo a Bryson
de reojo. Incluso su perfil parece esculpido por los
dioses. Estamos sentados tan cerca que nuestros muslos
se tocan. Ambos guardamos silencio, yo de nervios y
él… no sé. ¿Le preocupa que su mamá sepa lo nuestro?
Esa idea me recuerda a mi propia madre y el caos que
me espera en casa.
Suspiro. Quisiera que este día durara para siempre y
no tener que volver a casa.
—No hay presiones —me dice Bryson y me sonríe—.
Puedes estar tranquilo.
—¿Se lo vas a decir? —pregunto.
Bryson se encoge de hombros.
—No sé. —Se muerde el labio y pasa una mano por su
cabello—. Esto de salir del clóset es algo muy extraño.
—Ni me digas —resoplo.
Crystal está echada sobre
sobre el sofá grande de piel. Está
viendo un reality show. La puerta de entrada se abre y la
madre de Bryson entra después de unos cuantos latidos
de pánico en mi pecho.
Es el retrato de la elegancia. Lleva una blusa informal
y jeans deslavados; su cabello pelirrojo está recogido en
Me encojo de hombros.
Bryson
con el ni siquierade
desastre parpadea
anoche,ante
melosiento
nuestro.
muyComparado
extraño.
Suspiro. ¿Por qué mis padres no pueden ser tan
relajados?
—No tienes permiso de pensar nada malo hoy —dice
Bryson. Me da un empujoncito con la cadera—. Trata de
olvidarlo por un rato.
Exhalo y saco los malos pensamientos. Bryson tiene
razón. Hoy solo quiero estar tranquilo y disfrutar. Solo
quiero gozar un día antes de enfrentar la tormenta.
Regreso a mi banco y veo cómo Bryson hace la mezcla
para los waffles. Cuando termina, lo ayudo a poner la
mesa. Llevamos el suflé recién horneado, los huevos
revueltos y los waffles con crema batida, lo único que se
compró en una tienda. Muy pronto, todos estamos
sentados y listos para comer.
—Se ve muy bueno —digo.
—Si hubiera tenido más tiempo, quizá hubiera
planeado el menú.
Me lanza una sonrisa con labios apretados. ¿Está
nervioso de que pruebe su comida?
—Crystal.
Es latanhermana
con extraño de
hablar de esto
Bryson. Es abiertamente,
raro, pero no sobre todo
incómodo
porque me doy cuenta de que sí tiene curiosidad sin
intenciones o motivos ocultos ni juicios.
—¿Y dijo que sí?
—Bueno, es parte de su apuesta. —Mientras hablamos,
lavo un plato—. Sí sabes lo de la apuesta de Bryson
Keller, ¿verdad?
—¡Grosero!
con —responde
un ojo abierto Crystal—. Más te vale dormir
esta noche.
Me río. La relación entre Bryson y Crystal es
sorprendente. No sé por qué, pero lo es. Quizá es que
—En ti.
Bryson se detiene y yo también.
—¿Qué pasa? —pregunto.
—No puedes decir cosas así —responde Bryson. El
miedo se empieza a apoderar de mí, quizá hice algo
malo—. Vas a hacer que me enamore de ti más de lo que
ya estoy.
La aterrizar
hace preguntaendeelBryson meLasaca
presente. deque
chica mi está
pasado
en lay caja
me
levanta la vista y sus ojos se fijan en Bryson. No aparta la
mirada. La entiendo, porque a veces yo también me
sorprendo mirando fijamente a Bryson Keller.
Nos besamos.
—Lo sé.
Suspiro. Temo lo que me espera al llegar a casa.
Bryson se pone de pie y se sacude la arena de los
shorts. Me ofrece la mano y me ayuda a levantarme.
Pero no la suelta; en su lugar, se inclina hasta que
nuestras frentes se tocan.
—¿Quieres que te acompañe? —pregunta—. Puedo
hacerlo.
—Creo que debo hacerlo solo —respondo.
Si corriera algún peligro físico le hubiera dicho que sí.
Sé que lo que me espera en casa no son golpes ni abuso
físico; es decepción, palabras dictadas por la religión y
teñidas de prejuicio.
Bryson me lleva al Jeep y emprendemos el camino.
Llegamos muy rápido a mi casa. Me quedo sentado, sin
moverme, con la vista fija en la casa. El coche de mamá y
el de papá están frente al garaje; eso significa que todos
están ahí. Es domingo en la tarde, claro que ahí están.
Me pregunto si fueron a la iglesia como normalmente
hacen. ¿Habrán ido y rezado para que se me quitara lo
gay?
P í , í , propone Priya.
S í . A í : A , , . Q é .
A , agrega Donny.
N é í , respondo.
Mi teléfono vibra con una llamada. «Kelly» aparece en
la pantalla. Deslizo el dedo para responder.
—Hola.
—Kai, ¿estás bien?
—No —respondo—. No lo estoy.
—Bye.
Colgamos. Alguien llama a mi puerta y Yazz asoma la
cabeza.
—Ya está lista la cena.
—No tengo hambre.
—Aunque fuera cierto, tienes que hacerlo —dice Yazz
—. Nunca te acobardes frente al enemigo.
estoy
comer.solo
El en esta casa.
sonido Uno
de los a uno, todos
cubiertos empezamos
es todo lo que sea
escucha. Yazz me mira y luego a mis padres. Suspira.
—Kai, ¿nos querías decir algo?
Niego con la cabeza. Papá deja de comer y me mira.
—Di lo que necesites decir, hijo.
Lo miro y él asiente. Agradezco su esfuerzo. Me aclaro
la garganta. Es el momento. Mi voz es solo un murmullo.
—Mamá, papá, temía este momento desde que tenía
diez años. Así de chico era cuando empecé a pensar que
era diferente de los otros niños. No porque sintiera algo
distinto, sino porque todos a mi alrededor insistían que
sería diferente si era gay. Que era un pecador por ser
quien era.
Mi voz se hace ahora más fuerte. Casi sueno como yo
mismo, salvo por las lágrimas que trato de retener.
Pero sabía que no podía cambiar ser gay. Era como
el color de mi piel. Algo que formaba parte de mí y me
hacía quien era. Soy el mismo Kai que conocen y que
aman. Papá, soy el hijo con quien juegas basquetbol y a
quien llevas al peluquero para que se corte el cabello.
Mamá, veo contigo esas comedias románticas y te ayudo
a resolver los crucigramas del periódico. Siempre seré el
Kai Sheridan con quien vivieron todos esos recuerdos.
»Sigo Sí,
certeza. siendo yo. pero
soy gay, Nadasigo
ha siendo
cambiado.
yo. SéEso lo sé
lo que dicecon
la
Biblia, mamá; pero te pido que confíes en mí. Te pido
que tengas fe en tu hijo. No soy diferente solo porque la
sociedad quiere que lo sea. Soy el mismo. Por favor,
favor?
Mi voz se quiebra en las últimas palabras. Levanto la
mirada; tanto mamá como papá están reteniendo las
lágrimas.
Soy optimista. Por un instante veo la luz al final de
este túnel oscuro y solitario. Pero entonces, mamá se
pone de pie. Sin palabras, sale del comedor.
Papá toma mi mano. Me mira.
—Te amo, Kai —dice. Se levanta y sigue a mamá—.
Voy a hablar con ella.
Yazz y yo nos quedamos sentados, mirándonos. Se
acomoda los lentes.
—Lo hiciste bien, Kai. Ahora les toca a ellos.
Trago el nudo que tengo en la garganta. Levanto mi
plato para llevarlo a la cocina, pero Yazz me detiene.
Vete. Yo hago esto.
Asiento y salgo del comedor. Mientras subo las
escaleras, hago un esfuerzo por aguantar el llanto.
Entro a mi habitación y me echo sobre la cama
bocabajo.
Lloro hasta quedarme dormido.
LUNES
Giro sobre la cama y hago29una mueca de dolor. Mi
cuerpo está adolorido, pero mucho mejor desde que
Bryson puso el ungüento en mis heridas. Apenas abro
los ojos, le mando un mensaje a Bryson.
El hecho de que Bryson esté tan preocupado por mí no
hace más que aumentar los sentimientos que empiezo a
tener por él. Lo que comenzó como una simple atracción
está creciendo
emociona y cambiando
al mismo tiempo. en algo más. Me asusta y me
El chat de los tres mosqueteros se enciende.
B ? , pregunta
Donny.
B .
O . N .
Atravieso
cabeza, minadie
no hay recámara y abro lapiso.
en el segundo puerta. Asomo
Abajo, la
escucho
el ruido que hacen mamá y papá, pero no están
hablando. Parece que la casa sigue bajo el hechizo del
silencio.
Me apresuro al baño y me meto a la regadera; luego
me lavo los dientes y me rasuro. De regreso a mi cuarto,
empiezo a vestirme. Me sobra
sobra tiempo, si tomo en cuenta
cuánto estoy evitando ir a la cocina.
Finalmente dan las siete. Tomo mis cosas y me dirijo
directo a la puerta.
—Ya me voy —grito, de nuevo sin dirigirme a nadie
en particular.
multitud,
coche, a ennosotros.
las escaleras principales. Está
Es sorprendente quemirando
no estéal
esperando a Bryson. Por todo lo que hizo la semana
pasada, pensé que sería la primera en pedirle que saliera
con ella. Antes de poder hacerme más preguntas, Priya y
Donny llegan apresurados a donde estoy.
—¿Estás seguro de que estás bien? —pregunta Priya.
—Dios. Tu cara.
quienquiera
que llegaras aque te hayaEso
la escuela. pedido
no essalir,
justo.lo hizo antes de
Bryson se encoge de hombros.
—La verdad es que nadie me lo ha pedido hoy.
—Entonces, ¿de qué hablas? —Louise se dirige a
nosotros—: Kai, ¿sabes de qué está hablando?
Parece que la oportunidad de salir con Bryson Keller
es suficiente para que mi exnovia olvide que prometió
no volver a hablarme nunca.
—Mmm, no.
Quizá algún día, pronto, seré capaz de responderle
honestamente; por ahora miento.
—Entonces, ¿qué pasa? —le pregunta a Bryson.
—Que toda esta apuesta ya terminó —dice Bryson—.
Dile a tanta gente como puedas. Perdí. Después de las
vacaciones de primavera voy a tomar el autobús.
Le lanza una mirada triste a su Jeep, pero sonríe al
verme.
—¡Terminó! ¿Qué quieres decir con que terminó? —
pregunta Louise.
Su rostro es una máscara de terror; como si no pudiera
creer lo que está pasando.
Todo esto me está dando dolor de cabeza. Volteo a ver
a mis amigos.
—Vamos a entrar.
De camino hacia el edificio escolar, Priya se detiene de
pronto.
—Esa perra.
U N A D O L E S C E N T E G A Y E N N U E S T R O S D Í A S .
N o a b e n a d a , m e d i j o n a e . Y e n m i
i n e i g a c i ó n m e d i c e n a d e e a l a b a e a n
e d a d . N o é n a d a , n a d a d e é l n i d e l a i a c i ó n e
e n f e n a . P a a l a m a o í a d e n o o o , a l i d e l c l ó e
e n a n o c i ó n a b a c a , e o a a a l g n o e n
m o m e n o d e i d a o m e e . L o e l o d e n e . Y e n
e a a o i a , d o n d e l a e i e a o n m o n e d a
c o i e n e o d o e e m o o n e a l o d e m á e n n a
c a j a , l o a d o l e c e n e g a e e n o b l i g a d o a
c o n f o m a e c o n l o e l a o c i e d a d c o n i d e a l a
n o m a .
F a i a l e , h a b l ó a í c a n d o l e e g n é l o e i g n i c a
e g a h o , a e a e d a d : M e m o l e a e a ú n
e n g a m o l a n e c e i d a d d e a l i d e l c l ó e ; n o , m e
e n f e c e . L a e o n a h e e o e a l e n o i e n e n e e
m i e d o . S o n l i b e d e a m a e i e n e o n . N o o o ,
e n c a m b i o , n o e m o o b l i g a d o a e m a n e c e e n l a
o m b a , c a n d o a l i m o a l a l , n o e i a n o
h a c e l o . S í , h e m o a a n a d o m c h o , e o o d a í a f a l a
b a a n e h a a e e a l m e n e n o a e n c o m o a
i g a l e .
N o h a b í a e n a d o e n e o . P e o l a a l a b a d e E i c
e á n e a l d a d a o e l h e c h o d e e e l e o n a j e d e
e e a í c l o h a e n i d o e e c o n d e e m a n e n e e
e n l a o m b a , o l o e d e e é l m i m o c a n d o e á
e n n a c i d a d d i f e e n e , l e j o d e l a e a a o i a .
e c o n d e e , d e m a n e n e l a f a c h a d a d e e o n
n o m a l e P e o é i g n i c a n o m a l ? Q i é n l o
d e c i d i ó ? Y o é e i e n a d o l e c e n e g a e
i g e n i e n d o f o a d o a g a d a e c e o l l e a n a
d o b l e i d a ?
d e l d í a , c o m o d i c e E i c F e g o n , o d e b e m a n e n e e
e n l a o m b a ; e n i o n e e n l g a e a a a d o . E
i n j o ; a n e d e e c i b i e e a í c l o n o m e h a b í a
d a d o c e n a d e e f e a a n m a l o . A h o a e d o e
e a ú n n o f a l a m c h o o h a c e .
N o l o é , i á i i e a m á a l l á a b í a i é n o
e a l m e n e , m e d i j o e n l o e a e c í a n a ú l i c a
d e e e a d a . E a n a e d a d a n e i d e n e e n o
o d í a i g n o a l a . E n o n c e , i e o e e a e e
e m o , K a i S h e i d a n . T e a o a m o . V i e e d a d .
30
Mi estupor no dura mucho tiempo. Muy pronto me
invade una rabia pura, concentrada. Nunca había tenido
sentimientos tan fuertes como para decir que odio a
alguien, pero estoy absolutamente seguro de que lo que
siento por Dustin y Shannon en este momento es odio,
del que llega hasta la médula.
Si estuvieran atrapados en un edificio en llamas,
dudaría en salvarlos.
Pero al final lo haría, porque no soy un maldito
monstruo. Con este artículo, es evidente que tanto
Shannon como Dustin lo son. Incendiaron mi casa
mientras yo estaba encerrado en el clóset.
—Kai, ¿estás bien? —pregunta Priya.
No puedo hablar.
—¿Adónde va Bryson? —pregunta Donny—. Parece
que va a matar a alguien.
Volteo a ver a Bryson; entra hecho una furia en el
edificio de la escuela. Suena la campana de inicio de
clases.
—Deberíamos irnos de aquí —sugiere Priya.
—Sí, vámonos —dice Don
Donny.
ny. Saca las llaves de su
coche.
—No.
Empiezo a caminar hacia la asamblea. No voy a correr,
aunque eso sea lo que quiero hacer. No he hecho nada
malo. No dejaré que Shannon y Dustin ganen. Voy hacia
el auditorio. Hago mi mejor esfuerzo para ignorar las
Permanezco condelaTeatro.
empiece la clase cabeza agachada
Siento y las
el peso de espero que
miradas.
Hace que se me pongan los pelos de punta. Me sonrojo.
No porque me sienta avergonzado por ser gay, sino
porque odio la atención. Odio que la persona que soy y a
quien amo sea ahora el último chisme de la Academia
Fairvale. No debería publicarse en la primera plana del
periódico. Que yo sea gay no es noticia. ¿En qué diablos
pensaba Shannon?
Me levanto y voy a sentarme lejos de todos los demás.
Saco el guion de mi mochila y miro fijamente una página
al azar hasta que la señora Henning llega justo antes de
que suene la campana.
—Buen día a vuestras mercedes, actores dramáticos. —
Observa a la clase y se detiene en el centro del escenario
—. ¿Dónde están sus guiones? ¿Por qué están tan
distraídos hoy? —La señora Henning aplaude—. Por
favor, todos, trabajen conmigo. —Suspira y abre su
guion—. ¿Asignamos los papeles de hoy?
«Yo no, yo no, yo no…», es mi mantra. Quizá incluso
una plegaria. Cada papel que asigna y no lleva mi
nombre es una bendición. Puedo respirar.
—Como quiera.
Bryson se sienta. Quiero preguntarle qué pasó, adónde
fue, pero no estoy en posición para hacerlo. En su lugar,
centro mi atención en la página que tengo frente a mí. La
miro fijamente hasta que suena la campana.
No espero a nadie. Ni siquiera a Bryson. Salgo de
escena y cruzo la puerta incluso antes de que la campana
deje de sonar. Camino-corro hacia mi siguiente clase con
la cabeza gacha. Es mi única concentración. Muy tarde
31
Camino sin dirección precisa, solo me impulsa la
voluntad de dejar este lugar y nunca volver. Mis pies me
llevan y los sigo sin discutir. Los alumnos que están en
los pasillos callan y miran, pero no me importa. Me he
blindado contra el dolor.
Mi casa está a diez minutos de la escuela en coche,
pero hoy camino. Cuando llego a nuestra calle, me
duelen los pies y estoy seguro de que mis calcetines
están húmedos. De nuevo, no me importa. Me siento
demasiado vacío como para que me importe.
Estoy tan perdido en mis pensamientos que apenas me
doy cuenta de lo que sucede a mi alrededor. No advierto
que el coche de papá está frente al garaje; y solo hasta
que llego a la puerta recuerdo que hoy trabaja desde
casa.
—Kai, ¿qué pasa?
Sin dudarlo, papá atraviesa la habitación y me abraza.
En ese momento estallo en lágrimas. Me aprieta contra
su pecho y me sostiene mientras yo saco todo lo que
estoy sintiendo.
Papá nunca ha dudado en mostrarme su afecto. No
cree que no se debe abrazar,
abrazar, besar o amar a los chicos.
Así, papá está ahí, abrazándome fuerte mientras lloro.
Entre un sollozo y otro, le cuento todo. Descargo todo
lo que pasó en la escuela. E incluso cuando ya no tengo
palabras y todo lo que me queda son lágrimas y mocos,
sigue abrazándome.
mucho quequiero
pero igual te lastimamos. Sé que no puedo cambiarlo,
que lo sepas.
La sinceridad de papá es como un bálsamo sobre mis
emociones a flor de piel. Por tercera vez el día de hoy,
me siento a punto de llorar.
—No elegí ser así —digo.
—Lo sé, hijo, lo sé. —Rodea la isla y se acerca para
abrazarme otra vez—. Debió ser muy difícil para ti
cargar solo con todo esto.
Asiento.
—Quería ser yo quien te lo dijera cuando estuviera
listo.
—Lamento que sucediera así. Pero no lamento saberlo.
—Papá se inclina para verme de frente—. Quiero decirte
que te amo y que te acepto.
—Tengo miedo, papá —confieso—. Ahora que la gente
lo sabe, todo ha cambiado. Ya no solo soy Kai Sheridan.
Soy Kai Sheridan… el gay.
Papá suspira.
—Va a ser difícil, pero quiero que, de ahora en
pidiendo
apoyando que
a sunohijo.
crean en incompatibles.
No son Dios. Pueden hacerlo y piensen
Por favor, seguir amando
en lo quey
han hecho y cómo arreglarlo. Hasta que lo hagan yo, Yasmine Sheridan,
no volveré a dirigirles la palabra.
Me duele en el alma tener que escribir esta carta, pero era
necesario. Espero ver pronto mejorías en su comportamiento. Por favor,
no me decepcionen otra vez. Aunque esté enojada con ustedes, los sigo
amando.
Yazz
—¿Qué? —grita.
Mamá da media vuelta y se sale corriendo de la cocina.
—¡Querida! —la llama papá. La detiene frente a la
entrada—. ¿Qué haces?
—Voy a vérmelas con esos cabrones.
Escuchar a mi mamá decir malas palabras hace que el
plato se me caiga de las manos. Se hace añicos, pero no
hago nada para recogerlo. En su lugar, volteo a ver a mi
madre.
Mamá nunca dice groserías.
En ese momento me doy cuenta de que quizá no me
entiende por completo, y que, sin embargo, me ama. Soy
su hijo. No compensa la terrible actitud que tuvo cuando
supo que era gay, pero siento que mi corazón sana un
poco. Las acciones hablan más fuerte que las palabras, y
en este momento mamá me está demostrando que
siempre me querrá.
Mamá deja a papá parado en la entrada y, un
momento después, él también sale corriendo de la casa.
Llego corriendo a la entrada y veo que papá la
persigue. Cuando por fin logra hacer que detenga el
coche, ella ya está frente a la casa de los vecinos. Creo
que papá está tratando de convencerla de que regrese a
casa para hablar. En su lugar, se sube al coche.
Veo a mis padres dirigirse a la Academia Fairvale,
saliendo a librar una batalla por mí.
MARTES
32
Apenas pude dormir. Mi mente recorre a toda velocidad
todo lo que ha pasado. Tomo mi teléfono; está muerto.
No me preocupé por cargarlo. No me he preocupado por
mucho más que quedarme ahí postrado mirando el
techo.
Ya va a ser mediodía y sigo en la cama. Debajo de las
cobijas, el mundo exterior deja de existir. Estoy contento
con fingir. O al menos lo estaría si no me muriera de
hambre.
Anoche escuché a mamá decir que hoy trabajaría
desde casa. Esa es otra de las razones por las que no
quiero salir de mi cuarto. Sigue habiendo cierta
incomodidad entre nosotros. Suspiro. Tengo curiosidad
de saber qué pasó ayer, pero cuando cierro los ojos aún
puedo sentir el dolor en carne propia. Aún no se ha
hecho costra.
Alguien toca a mi puerta y me quedo paralizado.
Incluso hasta retengo el aliento.
—Kai, ¿puedo entrar? —pregunta mamá.
Su voz es suave e insegura. Espero que la perilla de la
puerta gire, pero no sucede. Se queda parada y espera.
—Mmm… claro.
Me incorporo y paso una mano por mis rizos
aplastados.
Mamá entra a mi recámara como si fuera la primera
vez que lo hiciera. Mira alrededor hasta posar los ojos
sobre mí.
Exhala.
—Tenemos que hablar.
Asiento. Ella atraviesa la recámara y se sienta junto a
mi escritorio. Sus manos descansan sobre sus rodillas y
las aprieta con fuerza. Parece nerviosa. Yo también lo
estoy. La última vez que hablamos en esta habitación no
nos fue muy bien. Retengo el aliento y espero que
empiece.
—Lo siento —dice. Me mira directo a los ojos cuando
habla—. Metí la pata y te lastimé, y lo siento muchísimo.
—Mamá sacude la cabeza—. Fui egoísta. Solo pensé en
mis sentimientos y no en los tuyos. No puedo imaginar
por lo que has pasado. Cuando pienso en esos idiotas de
tu escuela me pongo furiosa, pero luego recuerdo que yo
fui una de ellos.
Las lágrimas brotan de sus ojos y trata, sin éxito, de
retenerlas.
—Te lastimé, lo sé. Pedirte disculpas no me parece
suficiente, pero es todo lo que puedo hacer. Te fallé, Kai.
Pero te prometo intentarlo, seguir esforzándome para
que no vuelva a suceder de nuevo.
—Siento haberte decepcionado —digo.
Las lágrimas corren a chorros por mis mejillas.
—No lo hiciste, Kai. Eres perfecto así como eres. —
Mamá hunde su rostro entre sus manos—. Mi hijo es
perfecto tal como es.
Parece como si le hablara a otra persona.
Me levanto y reduzco la distancia entre nosotros.
Dudo un instante antes de abrazarla. Al instante, mamá
Lo borro.
N ?
Lo hago.
La señorita Coleman me da unos panfletos. Leo el
primero: ESTÁ BIEN SER GAY. Luego otro: MI SEXUALIDAD Y
YO. Y el último, quizá mi favorito: GAY TAMBIÉN SIGNIFICA
FELIZ.
—¿En serio?
—Claro. Revelar la homosexualidad de alguien no es
noticia, es una violación. Y es algo que jamás debería
pasar en la Academia Fairvale. Esto le ha dado una
nueva misión al club LGBTQ. —Eric balancea el peso de su
—¿Qué? ¿Cómo?
—La verdad, hacía tiempo que lo sospechaba —dice
Yazz. Se empuja el armazón negro de sus lentes sobre la
nariz—. Pero lo confirmé cuando vi un mensaje en tu
teléfono. Kelly es Keller, ¿cierto?
—¿Cómo sabes?
—Soy inteligente —responde—. Además, te conozco,
Kai. Tu sonrisa cuando leías esos mensajes te echó de
cabeza. Creo que nunca te había visto tan feliz… tan
libre.
—¿Así que lo sabías desde antes? —pregunto—. ¿Y
guardaste el secreto?
—Por supuesto. —Yazz se encoge de hombros—. Sabía
que saldrías del clóset cuando estuvieras listo. Pero me
alegraba que tuvieras a alguien como Bryson de tu lado
cuando lo hicieras.
Hojeo el cuaderno de historietas; no solo me asombra
el talento de mi hermana menor sino también su
consideración. Sin duda, este es el mejor regalo que me
hayan hecho jamás.
—Te quiero, Yazz.
—Sí, sí, sí —responde—. No nos dejemos llevar. —Me
mira—. ¿Bryson sigue siendo tu novio?
—Claro.
D I O S M Í O ! E S O E S R E A L ?
B R S O N K E L L E R E S Á S A L I E N D O C O N K A I ?
S O N H E R M O S O S ! ! !
L ó ?
B !
E ? N .
de basquetbol.
Lo veo a la distancia. Bryson está a la orilla del mar, de
espaldas a mí, mirando la puesta de sol.
No se ha dado cuenta de mi presencia. Cuando me
acerco, extiendo la mano para tocar la suya; tiene el
puño cerrado a un costado. Bryson se sorprende cuando
lo toco y voltea a verme. Mira de mi rostro hasta la mano
que sostiene la suya. Es la primera vez que yo me acerco
a él.
—¿Estoy soñando? —pregunta Bryson.
El aire marino lo despeinó. Tiene una barba incipiente
que indica que no le importó rasurarse. Quiero pasar mi
dedo por su mentón. En su lugar, me acerco más a él y lo
pellizco.
—Para probar que es real.
Hace una mueca.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a verte.
—¿Por qué?
—Porque tengo que decirte que fui un idiota.
con
Desdeel elborrador
momentoy en
te que
agradezco que
recibí tu lo hayas
primera cartahecho.
supe
que habías entendido a Kai, a Bryson y al resto de los
personajes. Que creías en esta historia con todo tu
corazón. Gracias por hacer que esta primera experiencia
sea algo que pueda recordar con mucho cariño. Gracias
por hacerme la oferta y volver realidad mis sueños.
Gracias por amar este libro tanto como yo lo amo.
A Polo Orozco, gracias por tus increíbles comentarios
y por ayudarnos a este libro y a mí a llegar a la meta.
A todos los que participan en los libros infantiles de
Random House: gracias por el apoyo y el trabajo que
han consagrado a este libro. Regina Flath, la diseñadora
de mi libro, creaste la portada y solapa más maravillosas
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432
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amor. Pero las cosas no son tan simples,
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finalmente está listo para ser un chico normal.
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compañera, con quien inicia una amistad como en
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conservar su hoja en blanco y contar toda la
verdad. De cualquier manera, teme que la opción
que elija termine la única amistad real que ha
tenido. Ambientada en la década de 1990 y llllena
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