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Valoración de Riesgo en Violencia de Género en el ámbito Familiar

Sandro Comba, Lic. Psicología.

Ministerio de la Mujer, Centro Integral de


Varones

1) Introducción

La violencia masculina (e intrafamiliar para nuestra intervención), es una problemática


compleja y dinámica que amerita modificaciones permanentes en los procedimientos de
intervención profesional, más aun en las instituciones especialistas como es el Ministerio
de la Mujer y el Centro Integral de Varones en situación de violencia. Para ello se
requieren diagnósticos constantes con elementos empíricos sobre las diferentes
modalidades de abordajes institucionales, a fin de adecuar las estrategias a los nuevos
desafíos. Por tal motivo es imprescindible establecer criterios y pautas de trabajo en
general, y específicamente en áreas tan sensible como es la valoración de riesgo y los
informes profesionales.

Para ello, se realiza un diagnóstico de la situación, luego de un año de trabajo con


modalidad virtual, se postulan algunos conceptos teóricos en relación a la valoración en
violencia, se presentan indicadores específicos para una valoración de riesgo y se dan
algunas pautas sobre la modalidad de informar de manera precisa y contundente. Lo
que se presenta a continuación es un conocimiento adquirido, basado en la evidencia
cotidiana.

2). Fundamentación de la valoración

La valoración de una situación de violencia es un acto, técnico, ético y legal de gran


importancia para el profesional interviniente en una situación determinada, para la
persona evaluada, los terceros involucrados y para la propia institución. De allí la
necesidad y claridad en los criterios para una evaluación integral de la situación que
estamos observando y/o escuchando, y por ende valorando; ya sea en una entrevista
presencial o telefónica.
En el caso de varones no hay instrumentos específicos de acuerdo a nuestra población
local, que nos permitan acercarnos a una evaluación objetiva, al momento de una
entrevista, y más aún cuando es telefónica. Incluso en las entrevistas presenciales, se
carece de los instrumentos precisos para una evaluación global y especifica de la
situación. Por ello, se culmina en la utilización de la experiencia profesional (experticia),
casi como la única variable a tener en cuenta para valorar al usuario y su contexto.

Los instrumentos que se utilizan son considerados inespecíficos en nuestro medio


(SARA, HCR-20), habiendo solo una construcción institucional más específica, pero aun
sin validar (distorsiones cognitivas asociadas al rol de género o ítems de genero para
valorar violencia). También se cuenta con el Urica-DV, pero solo como una guía para la
motivación al cambio del usuario del servicio, no incluyéndose dentro de las
herramientas de valoración de riesgo de situaciones de violencia. Finalmente el EVP-R
(“Echeburrua”, como se lo conoce en la jerga profesional) es necesario entrevistar
también a la persona denunciante, cuestión complicada en la actualidad y para nuestro
encuadre de trabajo exclusivamente con varones que ejercen violencia. Por ello es
necesario considerar ítems que nos otorguen seguridad y precisión cuando se valore a
un usuario determinado, teniendo en cuenta la bibliografía experta en la temática y la
experiencia de los 14 años de implementación de la ley de violencia familiar en nuestro
medio; al que se le debe añadir los 5 años de intervención desde el Centro de Varones.

La inespecificidad en los instrumentos se debe a que fueron pensados, investigados y


construidos en contextos diferentes a las intervenciones realizadas por las instituciones
actuales de nuestro medio. El HCR-20 está dirigido mayormente a los trastornos
psiquiátricos o psicopatología con una gran impronta de salud mental. El SARA está
confeccionado teniendo en cuenta la violencia, pero con personas con antecedentes de
delitos penales o cumpliendo una condena. El EVP-R es un instrumento con mayor
especificidad que los anteriores, sin embargo es condición necesaria de entrevistar a la
persona que denuncia, no dando la posibilidad en su instructivo de utilizar los datos en
las fichas técnicas, entrevistada por otro profesional. Finalmente, las Distorsiones
cognitivas, no poseen validación, como se expresó anteriormente y solo es una
construcción sociocultural, con orientación cognitiva, porque enfatiza sobre las
representaciones sociales de los entrevistados.

Sumado al diagnóstico sobre los instrumentos de valoración, se halla la situación de


pandemia que provoco una mayor vulnerabilidad para algunos integrantes de la familia,
entre ellos, las mujeres, niños, niñas, adolecentes, adultos mayores y personas con
alguna discapacidad. El impacto que ha producido en las mujeres es particularmente
hacia su salud psíquica, física y sexual. En términos económicos, la pérdida o
disminución de trabajos formales e informales y aumento del trabajo doméstico, se ha
trasformado en un factor de riesgo más al momento de valorar. Por su parte los varones
también vieron afectados sus trabajos fuera de la casa, permaneciendo más tiempo en
sus hogares. Esta combinación de situaciones tiene como corolario el aumento de
tiempo de las mujeres con sus parejas agresoras, quedando expuestas al ejercicio de
la violencia, sumado a la dificultad de acceso a los servicios de salud, justicia, refugios,
etc. La ruta crítica de las mujeres en situación de violencia, es aún más crítica, que los
informes clásicos de la OMS-OPS. La situación económica actual, producto de las crisis
cíclicas del capitalismo y los impactos que la pandemia produjo en la economía, no ha
logrado aún reestablecer los ámbitos formales e informales de trabajo. Por lo tanto los
varones continúan permaneciendo mucho tiempo en sus hogares; aunque los
aislamientos sociales y preventivos se habrían flexibilizado.

La ausencia de instrumentos específicos en época de pandemia para valorar una


situación de violencia con riesgo Alto o riesgo de Feminicidio, sumados a la situación
particular que están viviendo las mujeres durante el aislamiento, nos pone en un lugar
complejo a los profesionales que intervenimos desde un seguimiento telefónico a
varones agresores, hayan sido denunciados o no. De allí la necesidad de crear
instrumentos específicos para este momento clave, teniendo en cuenta las herramientas
clásicas del paradigma clínico (Criminología, PS. Clínica, Psiquiatría y victimologia), el
acervo teórico y práctico de la perspectiva de género (Sociología, Psicología Social,
Antropología Trabajo Social, Ciencias Políticas, etc) y la experiencias locales de trabajo
con personas que sufren y ejercen violencia. Un instrumento de valoración debería
surgir del interjuego y la tensión de ese complejo debate actual.

4). Objetivos de la valoración e informe a Juzgado/Fiscalía

El realizar una valoración precisa y un informe a tiempo, se trasforma en un componente


preventivo fundamental para los profesionales que intervienen en situaciones de
violencia. Desde allí, se considera que entre los objetivos más importantes de realizar
una valoración y un informe técnico, se encuentra:

 Poner en conocimiento a una autoridad competente (Juzgado/fiscalía, policía,


Ministerio de la Mujer o de Justicia, etc.) para que evalúe la necesidad de
implementar una nueva medida de protección o resguardo en violencia, de
acuerdo a la ley de violencia vigente (9283-10400-Córdoba) u otra ley vigente en
el territorio provincial o nacional.
 Resguardar de la responsabilidad legal y ética al profesional que intervine en la
situación que da origen al informe técnico correspondiente, de acuerdo al código
civil y penal argentino. En este sentido obliga al profesional interviniente a poner
en conocimiento a las autoridades competentes, cuando se encuentra una
situación que pone en peligro a terceros o a la propia persona. Tal
responsabilidad está presente en el código penal y en los códigos de ética de las
profesiones afines.
 Estandarizar los indicadores valorados en los informes profesionales de acuerdo
a la categoría de Bajo, Moderado y Alto, con el objetivo de implementar
modificaciones en las valoraciones técnicas y lograr mayor especificidad en las
intervenciones. Este ítem es de fundamental importancia debido a la necesidad
de construir instrumentos específicos para valorar violencia en nuestro medio,
con un carácter predictivo; a sabiendas que no hay disponibilidad de tales
instrumentos en la actualidad.

5). Concepto de valoración de riesgo e indicadores en violencia

Una de las maneras precisas de valorar situaciones de violencia es a través de


indicadores que nos puedan brindar información para una evaluación de la situación
estudiada. El indicador de violencia “es un dato o información cuantitativo o cualitativo
que señala las características, frecuencias o intensidad de un hecho o fenómeno de
violencia, con el objetivo de acceder a su ocurrencia o comportamiento futuro”.
Un indicador en violencia debe tener las características siguientes:

 Estar inscripto en un marco teórico conceptual o paradigma reconocido por la


ciencia académica: dos Paradigma aportan, el Clínico y el Sociocultural.
 Ser específico a la problemática que trata: señalan posibles hechos futuros de
violencia.
 Ser explícitos, claros y factibles: deben designar una ocurrencia y poder ser
observables de manera clara, sin posibles interpretaciones.
 Estar disponibles en un tiempo determinado: debe tener una continuidad en el
tiempo y no ser modificable rápidamente.
 Ser relevante y oportuno: debe tener su lugar en la problemática y servir para
valorar debidamente en una intervención.

Valoración de riesgo en violencia Familiar: “Es la realización de una evaluación


relativa que combina factores o ítems pasados y presentes, permitiendo estimar,
la probabilidad que, en determinadas ocasiones, condiciones y en un intervalo de
tiempo limitado, ocurra un comportamiento violento, que afecte la integridad
física, psíquica, sexual, económica y psicosocial de una persona, integrante de un
grupo familiar, ya sea nuclear o extensa”.

6). Factores implicados en la valoración de riesgo en violencia

El valorar una situación de violencia requiere de ítems o indicadores precisos, prácticos,


viables y reconocibles en una entrevista presencial o telefónica. Para ello es de
fundamental importancia la utilización de indicadores clásicos y actuales que aportan
las grandes corrientes o disciplinas (con sus instrumentos) que se dedican al estudio de
la violencia.

En cada uno de los ítems se pondrá los indicadores y su instrumento de origen. Los
instrumentos son: SARA (Guía para la evaluación del riesgo de Violencia Conyugal),
HCR-20 (Guía para la valoración del riesgo de comportamientos violentos), Distorsiones
(Distorsiones cognitivas, asociadas a los roles de género), EPV-R (Escala de Predicción
del Riesgo Grave de Violencia), Experiencias (se refiere a la experiencia de las
intervenciones en 14 años de funcionamiento de la ley en Córdoba y los 5 años de
trabajo del Centro de Varones). La selección de indicadores se produce por los que más
se señalaron en estudios locales y la experiencia propia. Es importante considerar que
el indicador presentado no es necesariamente igual que el construido en el indicador de
origen, sino lo contiene.

Factores y/o Antecedentes de violencia:

 Antecedentes/Denuncias previas por Violencia familiar o de Género (SARA,


EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Antecedentes penales con uso de la fuerza (Experiencia, SARA).
 Historial de consumo problemático de sustancias psicoactivas (SARA_HCR-20,
EPV-R, EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Psicopatología, Trastornos mentales, enfermedades cerebrales (SARA-HCR-20,
EPV-R).
 Incumplimientos de medidas precautorias previas (HCR-20, SARA, EPV-R,
EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Vínculo Violento prolongado y acortamiento en las fases del ciclo de violencia
(EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Agresiones físicas, sexuales y psicológicas durante embarazos (EXPERIENCIA
INSTITUCIONAL).
 Fracasos en intervenciones terapéuticas u otras estrategias profesionales (HCR-
20, EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Violencia como modo de abordaje/resolución de los conflictos familiares/sociales
(DISTORSIONES COGNITIVAS/ITEMS DE GÉNERO).
 Intentos de suicidios, homicidios o Femicidio (SARA, EXPERIENCIA
INSTITUCIONAL).
 Haber sido víctima y/o testigo de violencia en la infancia/adolescencia (SARA-
HCR-20, EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Agresiones sexuales previas (SARA, EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
Factores Presentes y/o actuales:

 Uso de armas con fines intimidatorios. Posesión de armas (SARA,


EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Persona denunciante vulnerable: embarazada/Discapacidad/adulto
mayor/psicopatologías, Inmigrante etc. (EPV-R, EXPERIENCIA
INSTITUCIONAL).
 Psicopatología, Trastornos mentales, enfermedades Cerebrales en curso (HCR-
20, SARA, EPV-R).
 Consumo problemático de sustancias psicoactivas (SARA-HCR-20, EPV-R,
EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Presencia de cambios vitales: Duelo, Separación, enfermedad (EXPERIENCIA
INSTITUCIONAL).
 Ideación o Intento de suicidio/Femicidio/Homicidio (SARA, EXPERIENCIA
INSTITUCIONAL)
 Amenaza real de muerte hacia algún integrante de la familia (SARA,
EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Deseo o manifestación de incumplir las medidas cautelares establecidas
(EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Reciente escalada de agresión en frecuencia y gravedad (SARA, EPV-R,
EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Inestabilidad emocional: ansiedad, enojo, angustia, impulsividad, ausencia de
control (SARA, HCR-20, EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Negativa del usuario a la estrategia profesional planteada (HCR-20,
EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Vinculo tenso/conflictivo/agresiones cotidianas con miembro de la familia
(EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Actitudes que apoyan o aprueban la violencia de género (SARA,
DISTORSIONES COGNITIVAS/ITEMS DE GENERO, EXPERIENCIA
INSTITUCIONAL).
 Pensamiento de la pareja como objeto o propiedad personal o privada
(DISTORSIONES COGNITIVAS/ITEMS DE GENERO, EPV-R, EXPERIENCIA
INSTITUCIONAL).
 Tobillera en varón y/o Botón antipático de la persona denunciante
(EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Cercanía de las viviendas entre los involucrados o convivencia de los mismos
(EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Ausencia de redes de contención familiar y social (HCR-20).
 Retorno por la fuerza a la convivencia con la persona involucrada en la denuncia,
sin haber modificado actitudes, pensamientos y comportamientos
(EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).
 Confrontación y culminación del vínculo por parte de la persona denunciante
(EXPERIENCIA INSTITUCIONAL).

En términos generales, el mayor riesgo está dado por la diversidad, imperceptibilidad e


imprevisibilidad de las diferentes situaciones de violencia posible que pueden suceder
en el interior de una familia. La valoración debería surgir de la combinación de
antecedentes y factores actuales que surjan del proceso de intervención
correspondiente. Es importante que en el momento de la valoración se realice una
combinación y asociación de indicadores pasados y presentes, debiendo quedar
plasmado en el informe tal vínculo entre los indicadores establecidos. No es basta incluir
indicadores pasados y presentes aislados, sin ningún tipo de conexión. El profesional
experto deberá incluir los indicadores que surjan de la intervención, realizar las
combinaciones pertinentes que arriben a la valoración. El listado de indicadores que se
describen anteriormente no agota el universo, aunque son los que aparecen con mayor
frecuencia. Sin embargo pueden surgir nuevos indicadores en una intervención y son
necesarios incluirlos y combinarlos.

7). Elementos para elaborar un informe técnico en violencia

La manera correcta de un informe Alto riesgo debería ser la siguiente: “denunciado con
posesión de arma de fuego y/o denunciante con botón antipánico, combinado con
entrevistado con deseo de incumplir las medidas cautelares o negativa del usuario a la
estrategia profesional planteada”, constituyendo esto solo un ejemplo de las múltiples
posibilidades. El profesional experto podrá construir todas las combinaciones que
surgen de la realidad que está investigando y valorando in situ.

En las observaciones y apreciaciones profesional se incluirán los indicadores pasados


y presentes y en la valoración profesional la combinación, vinculo o relación causal entre
los mismos. Un informe profesional de Alto Riesgo debe contener puntualmente la
combinación o situación que lo transforma en alto riesgo y no una descripción de
indicadores aislados y sin conexión.

Un usuario entrevistado telefónica o presencialmente es alto riesgo, cuando “por


los instrumentos de valoración asignados y/o la percepción técnica dxl
profesional, se considere que en un tiempo estipulado puede incurrir en un
nuevo comportamiento violento o incumplir una medida judicial
(restricción o exclusión) hacia la persona involucrada, tenga denuncia o
no, o de un familiar; de modo que afecte a la integridad psíquica, física y
sexual u otro ámbito de su vida cotidiana”.

Es importante que en todos los informes se realicen la combinación e interacción de los


indicadores que surgieron de la intervención profesional, ya sea telefónica o presencial.
Un informe de moderado y bajo riesgo también debe incluir las mismas características,
porque es el fundamento preciso de la valoración profesional. Un informe de riesgo
moderado debería incluir los indicadores pertinentes a tal fin. Entre los ejemplos de un
riesgo Moderado puede surgir el siguiente: “El entrevistado posee antecedentes penales
por robo calificado, actualmente denunciado por su ex pareja, no mantendría contacto
con la misma, no desearía continuar el vínculo y viviría a una distancia considerable de
la persona denunciante”. El ejemplo nos invita a pensar en la necesidad de combinar
los indicadores, ya que si se toma de manera aislado antecedentes penales por robo
calificado, aumenta el riesgo inmediatamente. Sin embargo si se relaciona tal indicador
con el presente y la situación con la pareja, el riesgo disminuye considerablemente, ya
que el usuario de nuestro servicio, no desearía continuar el vínculo, no mantendría
contacto en la actualidad y viviría a una distancia considerable para incumplir la medida
de restricción y/o exclusión del hogar. Siempre es importante observar el
posicionamiento del usuario frente al conflicto y evaluar el pasado concatenado con el
presente, y no de manera aislado indicador por indicador.

Finalmente es necesario enfatizar que un indicador en violencia, es solo un predictor de


que es posible que ocurra un nuevo comportamiento violento. La complejidad del ser
humano y su contexto nos abren un abanico de posibilidades que no es posible atender
en su totalidad. Una valoración y un informe son un recorte de la realidad y del micro
universo de una persona. Sin embargo cuando los instrumentos son construidos
localmente, más allá de que no estén validado científicamente, poseen una evidencia
objetiva, con resultados positivos en los equipos profesionales. De allí la necesidad de
pensarlos, construirlos, investigarlos, rehacerlos y combinarlos para obtener una
valoración los más objetiva posible. Una valoración precisa y a tiempo se puede
transformar en la disminución de la violencia y en la prevención de un nuevo Feminicidio.

8). Reflexiones finales

El paradigma Clínico clásico enfatizó y transmitió la idea que los comportamientos


violentos son desencadenados por trastornos de la personalidad, psicopatologías
severas, enfermedades mentales o una personalidad inestable, producto de una
constitución subjetiva endeble. El paradigma sociocultural (con perspectiva de género),
hace hincapié en las creencias machistas construidas por nuestra cultura, que se
utilizarían como modelos de interpretación de la realidad, las que actuarían directamente
y determinarían las conductas violentas.

Lo evidente es que detrás de todo comportamiento violento, hay un pensamiento


misógino que lo moldea, le da la forma, lo encausa. Seguramente ese pensamiento o
cognición obra sobre la estructura psíquica del varón, diseñando de esa manera el
grado, el tipo y la virulencia de la conducta violenta. Esta categoría machista y
prejuiciosa del varón, está presente en todas las personalidades, aunque su acción es
diferentes en cada una de ellas. En cada entrevista, es necesario centrarse en esta idea
y desde allí aplicar los instrumentos y la experiencia profesional, para acceder a una
valoración precisa y certera, con el objetivo de diseñar una estrategia de abordaje al
usuario que estamos acompañando.

Bibliografía consultada y utilizada

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