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En Primer lugar, Persistencia de la impunidad.

Este argumento se centra en la


persistencia de la impunidad en relación con las violaciones de derechos humanos
durante el conflicto armado interno en Perú. A pesar de los años transcurridos desde
el fin del conflicto, muchas de las víctimas y sus familias no han obtenido justicia. La
falta de procesamiento y condena de los responsables crea un ambiente de impunidad
que perpetúa el sufrimiento de las víctimas y socava la confianza en las instituciones
judiciales. La ausencia de rendición de cuentas contribuye a la perpetuación de
violaciones de derechos humanos y debilita el sistema de justicia.
En Segundo lugar, Obstáculos sistemáticos para el acceso a la justicia. Aquí destaca
los obstáculos sistemáticos que enfrentan las víctimas del conflicto armado en su
búsqueda de justicia. Estos obstáculos pueden incluir limitaciones económicas,
geográficas y sociales que dificultan el acceso a recursos legales y procesos
judiciales. Además, la falta de recursos destinados a investigar y procesar estos casos
contribuye a la lentitud del sistema judicial, desfavoreciendo a las víctimas que buscan
respuestas y reparación. La inaccesibilidad a la justicia perpetúa la sensación de
desamparo y marginación entre las víctimas del conflicto armado.
Es necesario precisar este tercer punto, Insuficiencia en la implementación de medidas
de reparación. Este tercer punto muestra que, Aunque se han establecido programas y
políticas de reparación, su ejecución ha sido ineficaz en muchos casos. Las víctimas
pueden enfrentar demoras significativas en la recepción de compensaciones y
asistencia, lo que agrava su situación económica y emocional. La falta de un enfoque
integral y efectivo para la reparación impide la restauración plena de los derechos de
las víctimas y contribuye a la perpetuación de las heridas abiertas del conflicto armado
en la sociedad peruana.

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