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JUEVES, 12 DE MAYO DE 2022

JORDI PÉREZ COLOMÉ

¡Hola de nuevo! Aquí está una nueva entrega de la newsletter de EL PAÍS


Tecnología. Soy Jordi Pérez Colomé, periodista de la sección, y hablo de
tecnología y sus consecuencias sociales. Como casi siempre, nada de
aparatitos.

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1. El fin de las contraseñas, ahora sí más cerca

La semana pasada en el trabajo tuve que pasar por el departamento de


informática porque estaban actualizando la seguridad del ingreso remoto.
Me pidieron la contraseña de mi correo del periódico. Se la enseñé en mi
móvil. Son 18 caracteres aleatorios con cifras y letras. Algo parecido a esto:
IO8jhjgsu*¿ etc.

El primer informático no me dijo nada. El segundo, más lanzado, me


preguntó:
-¿Esto es lo que pones cada vez que quieres entrar en el correo?

-Sí [lo copipego]. ¿No es lo normal?

-Qué va, qué va. No he visto ninguna así.

La mayoría es "password11*" y sus variantes imaginables. Las contraseñas


complicadas ni han triunfado ni triunfarán. Poner la misma contraseña en
varios servicios es un problema grave: si se filtra nuestra contraseña de
LinkedIn vinculada a nuestro email, los malos pueden saber la contraseña
de otras apps (cuando sea la misma, que ocurre a menudo).

Los problemas de las contraseñas no son nuevos y no desaparecerán. Los


gestores de passwords (es lo que yo uso para mis más de 170 contraseñas)
tampoco han llegado a usuarios despreocupados, aunque deberían y son
fáciles de usar, más que tener las contraseñas apuntadas en un googledoc o
en un borrador del mail.

Esta semana Apple, Google y Microsoft han hecho un anuncio gordo. Ha


pasado algo desapercibido porque hace años que hablamos de esto. En 2014
este periódico ya publicó un artículo titulado “El final de las contraseñas” y
cada dos años hemos ido publicando uno con títulos similares. A mí me
tocó el de 2018 (no me acordaba).

Ahora que va más en serio ya lo tenemos más digerido. Un día entrar en


Facebook será como desbloquear el teléfono y ni siquiera nos daremos
cuenta de que no nos ha pedido la maldita contraseña.

Así lo explica Apple en su nota de prensa:

Los usuarios iniciarán sesión a través de la misma acción que realizan varias
veces al día para desbloquear sus dispositivos, como una simple verificación de
su huella digital o rostro, o un PIN del dispositivo. Este nuevo enfoque protege
contra el phishing y el inicio de sesión será radicalmente más seguro en
comparación con las contraseñas y las tecnologías heredadas de múltiples
factores, como los códigos de acceso de un solo uso enviados por SMS.

He preguntado por ahí y hay cierto consenso que esta vez va en serio y las
contraseñas van a perder.

2. Qué es un tuit destructivo para el mundo

Elon Musk sigue diciendo cosas y los periodistas seguimos cubriéndolas y


analizándolas por encima de nuestras posibilidades. Esta semana dijo que si
acababa cerrándose su compra de Twitter, Donald Trump podría volver a la
plataforma. (Trump ha dicho que no querrá hacerlo.)

En la conferencia donde habló, Musk fue más allá y dijo estas dos frases
sobre libertad de expresión en su futuro Twitter que entran fácilmente en la
categoría de incomprensibles:

- "Si hay tuits que son incorrectos y malos, deben eliminarse o hacerse
invisibles, y una suspensión temporal es apropiada, pero no una prohibición
permanente".

- "Si dicen algo que es ilegal o simplemente destructivo para el mundo, tal
vez un tiempo muerto, una suspensión temporal o ese tuit en particular
debería hacerse invisible o tener una exposición muy limitada. Pero creo
que las prohibiciones permanentes solo socavan fundamentalmente la
confianza".

Tengo dos preguntas: ¿qué es un tuit incorrecto y malo? ¿Y qué un tuit


destructivo para el mundo? Diría que hay muchos de los dos, pero vete a
saber.

En todo caso, es seguro que Musk está en contra de las suspensiones


permanentes. Jack Dorsey, que era el presidente ejecutivo cuando se
suspendió a Trump, también. Luego Dorsey admitió que había excepciones:
“Pornografía infantil, comportamientos ilegales, spam, manipulación de la
red”. En esa conversación le preguntaron por qué si un bar o
establecimiento en la vida real puede prohibir la entrada a alguien, ¿por
qué no una plataforma? Dorsey respondió con un tuit mágico: “Twitter no
es un bar”.

De todo esto hay dos opiniones interesantes, que solo aportan algo de
contexto porque seguimos sin saber nada de lo que pasará.

• "Ver a Elon intentando recrear en abierto varias décadas del trabajo de


miles de personas en equipos de Confianza y Seguridad desde los inicios es
probable que me dé un ataque”, dice el profesor de Stanford y ex jefe de
ciberseguridad de Facebook y Yahoo, Alex Stamos. Las frases de Musk
significan menos aún si se tienen en cuenta los años de evolución en redes
que han llevado a hacer posible la suspensión permanente del presidente de
EE UU. Aquí hacen un perfil de la jefa de estos equipos en Twitter, Vijaya
Gadde, donde explican la complejidad de esas decisiones. Musk tiene que
saberlo, aunque ahora le convenga decir cosas rimbombantes.

• Esta segunda opinión es la única que trata de explicar algo de los motivos
de Musk. Puede ser todo marketing: “Esta es la forma en que Elon entró en
la fabricación de coches: un plan enormemente ambicioso para
reinventarlo a partir de los principios iniciales, seguido de dolorosas
lecciones de aprendizaje que el resto de la industria había aprendido años
antes para, en su mayoría, volver a los mismos métodos de fabricación que
todos los demás”, dice el analista de tecnología Benedict Evans. Musk diría
cosas estrambóticas para captar nuestra atención. Cuando ya estuviéramos
todos en Twitter pensando que es la gran plataforma del futuro (como Tesla
para los coches), haría lo que todos dentro de la industria ya saben: los
equipos de moderación del discurso son indispensables.

3. El peligro de tu identidad
Esta semana he vuelto a ir a “Hoy en El País”, el podcast diario del
periódico. Grabé un programa sobre el caso de Juan Luis de Soto (en la
foto), a quien un delincuente le suplantó la identidad y compró bienes por
valor de 100.000 euros, básicamente tres coches. El caso se ha cerrado con
algo más de 1 año de cárcel y la obligación del condenado a devolver el
dinero y pagar 5.000 euros a De Soto por daños, que está por ver si
afrontará.

Pero no quería comentar el tema, sino la reacción. Me han escrito varios


oyentes del podcast con casos similares, alguno mucho más complejo y
largo que el de De Soto. La suplantación de identidad no es algo nuevo, pero
la digitalización ha provocado que cada vez más criminales se hagan pasar
por quienes no son para comprar o pedir dinero. Es de esas cosas que
pasan por debajo del radar de los medios porque no son espectaculares,
pero los dolores de cabeza que crean están extendidos.
Este jueves publiqué otro caso similar, esta vez en Wallapop.

4. La ausente ciberguerra

La presunta ciberguerra en Ucrania sigue perdiendo fuelle. Esta semana las


grandes potencias han condenado y atribuido un ciberataque ocurrido una
hora antes del inicio de la guerra tradicional, el pasado 24 de febrero.

Fue un ataque contra la red de comunicación por satélite Viasat. El ataque


fue contra la comandancia ucraniana pero alcanzó decenas de miles de
terminales y se vieron afectados usuarios de internet fuera de Ucrania,
entre ellos centrales eólicas de Europa central, que fue lo más significativo
en su día.

A pesar de esta atribución de alto nivel contra Rusia, el lenguaje de


ciberguerra o ciber Pearl Harbor sigue ausente de contenido. Habrá debate
en el mundo académico de cómo llamar a partir de ahora a lo que, de
momento, no ha ocurrido.

5. Otros temas de la sección

Añado aquí un puñado de temas interesantes de la sección esta semana:

• “Bruselas obligará a las tecnológicas a revisar las comunicaciones de los


usuarios en caso de riesgo de pedofilia

• Adiós al iPod, Apple deja de fabricar su revolucionario reproductor de


música
• Las pantallas gigantes de alta definición, listas para cambiar la fisonomía
de las ciudades

• La excepción europea: ¿por qué la UE se está blindando contra las


tecnológicas?

• Trucos y claves para escribir a gran velocidad textos en el ordenador

Una última recomendación antes de terminar: si quieres, puedes seguir


toda la actualidad informativa con la newsletter EL PAÍS de la mañana, con
el análisis de la actualidad de Berna González Harbour.

Si has llegado hasta aquí, igual te interesa todo esto (hasta las contraseñas
complicadas). El mejor modo de que la siga haciendo es reenviarla a quien
creáis que pueda interesarle o pasarle este link. Hasta la semana próxima.

Si queréis dejar de recibir estos mensajes, os podéis dar de baja abajo.

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