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Para la mayoría de los adultos, el consumo moderado de alcohol probablemente no es peligroso. Sin
embargo, cerca de 18 millones de adultos en Estados Unidos tienen trastorno por el consumo de
alcohol. Esto quiere decir que sus hábitos de consumo causan angustia y daños. Este trastorno puede
ser de leve a severo, dependiendo de los síntomas. En ocasiones, el tipo severo es llamado alcoholismo
Pérdida de control: Incapacidad para dejar de beber una vez que se comenzó
Un atracón de alcohol consiste en beber tanto de una vez que el nivel de concentración de alcohol en la
sangre es de 0.08% o más. Para un hombre, generalmente ocurre después de tomar 5 o más bebidas en
unas pocas horas, mientras que para una mujer es después de unas 4 o más bebidas en pocas horas. No
todos los que se dan atracones tienen trastorno por consumo de alcohol, pero tienen un mayor riesgo
de presentarlo.
Beber demasiado alcohol es peligroso. Tomar en exceso puede aumentar el riesgo de ciertos tipos de
cáncer. Puede conducir a enfermedades del hígado, como hígado graso y cirrosis. También puede causar
daño al cerebro y otros órganos. Beber durante el embarazo puede dañar a su bebé. El alcohol también
Físicos: Dilatación de las pupilas, aumento de la presión sanguínea, ritmo cardíaco y respiratorio, disminución de la
sensación de frío, relajamiento muscular, falta de apetito y anestesia local.
Psíquicos: euforia, poderosa sensación de bienestar, desinhibición, excesiva autoconfianza y aumento del nivel de
energía (deseos de estar activos/as, charlar, reir, bailar). El estrés y la ansiedad desaparecen y la persona
consumidora se siente más poderosa.
Bajón: aparece a la media hora aproximadamente y cursa con dificultad para dormir, cansancio, tristeza, gran
apetito, impotencia sexual, humor depresivo, irritabilidad, conducta violenta.
El consumo prolongado puede producir dolor abdominal, respiración irregular, taquicardia, hiperactividad,
agitación, paro cardiaco, ansiedad, angustia y depresión. También se pueden dar alucinaciones, paranoias,
comportamiento violento, pérdida de peso, impotencia e insomnio crónico. Deteriora el Sistema Nervioso Central y
disminuye el funcionamiento sexual.
Sindrome de abstinencia: puede provocar transtornos de ánimo y delirios.